Partida Rol por web

Al poco de salir de su escondite, las hermanas de batalla sintieron que algo iba mal, no era necesariamente un peligro inminente para ellas, al menos, no directamente, pero si era algo grande. Las alarmas se oían alejadas, amortiguadas por las gruesas paredes de los pasillos y por añadidura, las botas de cientos de pies corriendo en marcha, pocos metros más adelante llegaron a una intersección que daba a una escalera que ascendía, desde ahí les llegó un eco más claro, había una batalla naval ahí fuera ¿Tiranidos? ¿Necrones? ¿Otra flota xeno que se metía en vereda? o... ¿Refuerzos? Ojala fuera lo último, sin duda era lo que clamaban vuestros corazones.

Tras unos largos minutos deambulando entre pasillos, muy cercanos a la sección más cercana a babor del acorzado les empezaron a llegar los golpes secos y fuertes de armas impactando sobre el acorazado, la nave se quejaba por cada impacto, pero tan pronto como secciones enteras ardían o se abrían al espacio, la nave no mostraba un cese de actividad o potencia.

Pasaron diez minutos y unos pasos se acercaban a ellas, la esclusa que acababan de traspasar se cerró en el acto como medida de seguridad, se acababa de producir una descomprension en la zona y las medidas automatizadas de seguridad entraron en funcionamiento, ahora, Aurelia y Eva hacían frente a tres pares de botas metálicas que se acercaban a buen paso... no había escapatoria.

La brutal batalla naval había llegado a su climax, la intromisión de los tiranidos había desequilibrado por completo el combate quedando todo en un funesto punto muerto, pero las misiones secretas no entendían de contratiempos, adaptarse o morir, esas eran las dos opciones.
En cuanto el piloto del transporte recibió luz verde para despegue, los motores pasaron del suave ronroneo a un intenso rugido que iba "in crescendo" conforme el aparato cogía velocidad. Las enormes puertas blindadas de la popa del crucero inquisitorial se abrieron con pesadez conforme la nave de transporte iba acelerando hasta que abandonó la relativa seguridad del enorme crucero...

La situación allí fuera era insostenible, había escuadrones de cazas combatiendo con extrañas naves orgánicas de diversas configuraciones, mientras otras disparaban arpones óseos del tamaño de baneblades, otras escupían nubes de esporas que interceptaban el fuego anti aéreo enemigo, por fortuna aquello era ajeno a todos vosotros, pues tan pronto como la nave de transporte surcó el inmenso vacío sus sistemas de camuflaje entraron en acción y desapareciendo de cualquier sistema augur, cualquiera lo achacaría a que acababa de ser derribada, con semejante batalla, un contacto menos en el "aire" era irrelevante.

El vuelo duró cerca de quince minutos, el impresionante acorazado se alzaba ante vosotros, se veían daños por todo su costado de babor, pero la nave no daba muestras de estar sufriendo la incesante perdida de integridad y de tripulantes, cadáveres que llenaban en el espacio, unos abrasados, otros congelados por el espacio, muchos muertos por anoxia... pero todos muertos.
El transporte montó la abrazadera de abordaje sobre el fuselaje del acorazado y las poderosas lanzas de fusión acopladas a la misma entraron en funcionamiento. El siseo os llegaba con un tono apagado, y tras unos largos seis minutos la luz verde indicó que el pasillo estaba montado y presurizado... ya podían internarse en el acorazado.

Tomad posiciones - ordenó Malek a la escuadra a la vez que el mismo saltaba el primero, el arma sobre su hombro y apuntando a aquel almacén abandonado, los soldados pudieron ver que había restos de comida de algún pobre desgraciado que murió allí mismo ya que la cantidad de sangre seca indicaba que fue asesinado por la espalda.

El lugar estaba húmedo, sin luz pero sin enemigos a la vista - mastines - gruñó señalando la puerta cerrada - sois voluntarios, explorad los pasillos adyacentes, no hagáis tonterías - os ordenó mientras el resto de la escuadra tomaba posiciones por el almacén

Jonah gruñó, pues ya sabía que aquello iba a ocurrir mucho antes siquiera de que abandonaran la nave. Aquel maldito cobarde bueno-para-nada siempre les hacía lo mismo. Pero eran mastines, su cometido no era quejarse, era llevar a cabo la misión que tenían entre manos. Nada más. 

Hizo una señal con la cabeza a Locken y Fireheart, y se colocó a un lado de la puerta, esperando a que la tuvieran cubierta para avanzar. 

Edgar bajo con "Sally" cargada bajo el brazo derecho, el peso de su lanzallamas se le hacía ya llevadero, se había adaptado a ella perfectamente. Aún seguía pensando en aquella moribunda oleada de tiranidos, por mucho que los quemara siempre salían mas y mas feos... estúpidos xenos.

Pero Malek tenía otras ideas para nosotros y Jonah ya nos daba la orden, llegue hasta aquella puerta apuntando el lanzallamas hacía ella, si algún bicho se encontraba dentro o salía, acabaría achicharrado, al menos que fuera algo con un escudo lo suficiente grande para cubrirla entera.

De acuerdo, era la hora de los mastines y de demostrar una vez más que nosotros y solo nosotros hacemos el trabajo de Malek -pensaba Locken mientras aseguraba los cargadores. 

Una vez listo y con Jonah y Edgar en posición asentí hacia Jonah, me coloqué el rifle infierno en posición de ataque y me introduje por el pasillo con cuidado y sigilo. Era sencillo, yo avanzo y les cubro mientras avanzan. Así hasta que no quede ni un solo posible enemigo por abatir.

¿Qué era eso? ¿Pasos? Alguien se acercaba y a juzgar por el sonido que iban haciendo al menos eran dos personas...

El stormtrooper indicó con un gesto a sus compañeros que guardaran silencio, y con otro que se ocultaran. Procedió a esconderse, o como poco conseguir algo de cobertura, detrás de unas tuberías fijadas a la pared. Y aguardó en silencio, con el rifle en la mano y el corazón sereno, para ver que les deparaba su primer encuentro. 

¿Aliados o enemigos?

Locken se quedó quieto al ver la señal de Jonah, apoyado en la pared y con el rifle preparado. La adrenalina comenzaba a correrle por las venas y eso le encantaba.

Contuvo unos instantes la respiración para poder escuchar mejor mientras intentaba fijar la vista en si aparecía por algún sitio algún enemigo.

En breves comenzaría la diversión.

Edgar buscó una posición cercana donde pudiera apoyar a "Sally" y ocultarse, dejando el suficiente tiempo para poder lanzar una llamarada de ser necesario y lo suficiente cercano a la puerta para no herir a sus compañeros, aunque "Sally" nunca decidía a quien matar, eso era cosa del emperador.

Eva desenfundó sus dos pistolas bolters con un rápido y silencioso movimiento, miró a su superiora y asintió. En un salto, la sororita busco cobertura y apuntó al lugar de donde provenían los resonantes pasos. Trago saliva mientras el zumbido de sus armas  llegaba debilmente a sus oídos, mas ocupados en  descubrir cuantos podían estar llegando. Sus ojos se entrecerraron intentando vislumbrar alguna sombra que le indicase  a que se enfrentaban. Sin embargo, no pudo mas que sentir el ruido y el extraño tumulto que se les acercaba...

Se permitió el lujo de intentar localizar a su hermana superiora  por el rabillo del ojo, mas  se había posicionado  de tal manera que  su rango de visión no acertaba a visualizarla....

Los dedos de los gatillos  acariciaban dichos resortes mientras Eva se humedecía los labios agrietados ,dispuesta a responder como es debido a los posibles enemigos del Emperador que se acercaban...

Las alarmas de la nave sonaban con fuerza y algo no marchaba bien, no para los renegados y los traidores, pues esto despistaría cualquier seguridad que le hubieran puesto al Mariscal, concentrando sus esfuerzos en la batalla. Los pasos acelerados de técnicos y soldados por las cubiertas hicieron extremar la precaución a las sororitas que, al oír la exclusa adyacente y las pesadas botas no tuvieron mas remedio que esconderse y esperar a tenderles una emboscada.
Ya fueran soldados de infantería o marines renegados, la suerte estaba echada. Oculta tras un panel de ceramita, Aurelia no podía ver a Eva y no se arriesgaba a asomar la cabeza poniendo en peligro la ventaja táctica de la sorpresa. Los pasos se acercaban cada vez más, su mano derecha se aferraba con fuerza a su espada de energía preparada para cortar de arriba a abajo y la mano izquierda sujetaba la pistola bolter sobre el pecho. Los segundos parecían horas, estaban cerca, muy cerca....