Partida Rol por web

Raznal observó a sus compañeros alejarse. Instintivamente, dio un paso hacia el Hermano Torlin, saberse sin la mitad del grupo en las inmediaciones le hacía sentirse claramente indefenso en esa tierra llena de extraños y acechantes peligros.

No me siento nada a gusto separándonos todos tanto. le comento al otro sacerdote. ¿Sabes lo que debemos hacer en caso de tener que enfrentarnos a esa criatura? indicó con un leve gesto de barbilla, sin querer señalar al potencial enemigo directamente.

- A mi tampoco gustar, pero antes de combatir, suponer que lo mejor ser averiguar quienes ser los malos - El contacto con el otro clérigo fue, por un momento, un bálsamo de tranquilidad para Torlin. Probablemente deberían trabajar en conjunto si querían que tener éxito contra un enemigo del calibre del demonio.

Recordando algunos comentarios de sus maestros contestó. - La distancia es fundamental. Si se acercar, poder afectar a nosotros con sus auras de dolor. El problema ser que, si recordar bien, tener el poder de teleportar donde querer - Tras hacer algo de memoria continuó - el silencio NO ser una buena alternativa, dado que poder afectar por telepatía.

- Si nosotros usar usar armas a distancia, quizas yo poder RECHAZAR su acercamiento. No saber. Ser dificil. Ser muy resistente a la magia. Otra alternativa ser que intentar DESTERRAR, pero no se si poder conseguir - Torlín sigue pensando y descartando planes. - Probablemente poder convocar alguna criatura para que nos ayudar a luchar. Yo suponer que ser lo mejor -

Aprendices??? pensó la elfa horrorizada. A pesar de su asombró trató de mantener su disimulo y mantuvo la mirada hacia el suelo hasta que su interlocutor se hubiera marchado.

-Aptos -Eanor escupe la palabra con suficiencia, como si lo considerase una especie de ofensa-. No creo que vayan a "probar" a aquellos con experiencia propia y que vienen en busca de un saber superior; aunque seguramente sea un espectáculo interesante. ¿Es posible presenciarlas?

Un nuevo brillo aparece en los ojos del explorador al escuchar hablar de las pruebas. Siempre busca retos en los que probarse, mas este no es ni el lugar ni el momento, aunque no puede evitar que le llame la atención.

Eanor parece dispuesto a intentar seguir sacando información al mercader, aunque la última pregunta hace saltar la duda en su mente - En caso de que las pruebas puedan ser presenciadas - piensa - no podríamos estar todos juntos, y aquellos que se introduzcan en ese templo del mal, lo tendrán difícil para salir.

Aunque se encuentra un poco preocupado, intenta que ningún gesto suyo lo demuestre, mientras se gira para observar el resto del mercado.

A las pruebas se puede presentar todo aquel que quiera y que no tenga miedo al fracaso

Liam se apresuró a alcanzar a Cedric, Leah y Eanor, quienes estaban hablando con uno de los mercaderes.

-Vaya... déjame que le eche un vistazo. -Eanor repasó someramente el pergamino, aparentemente impresionado.- Interesante, desde luego; aunque reconozco que es superior a mi habilidad... Me interesaría, si puedes conseguirlo, un Horrible Marchitamiento o tal vez Olas de Agotamiento. Tenia esperanzas de encontrarlos en algún grimorio de la Academia, un conjuro de un sólo uso no es muy útil en mi línea de trabajo. -El elfo exhibió una sonrisa taimada y agregó- Y si uedes decirnos con quién hay que hablar para entrar en la Academia con buen pie te compraré una buena cantidad de polvo de diamante.

Leah seguía junto a sus compañeros callada y cabizbaja.
Horrible marchitamiento??? Olas de agotamiento???
Al escuchar eso no pudo evitar mirar de reojo al mago frunciendo el ceño con asombro. En ese momento su vista se desvió al mercader y lo observó con atención escasos segundos hasta que se dio cuenta de que estaba mostrando abiertamente su cara y deprisa volvió a agacharla.

Exclavo...esa es la palabra que realmente afecta a Cedric, y la que provoca que tenga que morderse la legua para no saltar con alguna barbaridad y así ser descubiertos.
Por suerte, el hecho de apretar las mandíbulas aún le ofrece un aspecto aún más fiero, haciendo que sea más creíble en su papel.

Esta sensación le hace olvidar por un momento que, hasta hace unos segundos, incluso se sentía atraído por el hecho de intentar realizar las pruebas de las que habla el mercader. Por suerte es Eanor quien lleva la voz cantante de la conversación, y al parecer sabe muy bien de lo que habla y cómo soltarle la lengua al hombre que tienen delante.

Eanor asintió.
-Intenta conseguirlos, me harás un favor.
Compró al comerciante un saquito de polvo por valor de 500 piezas de oro, que pagó en forma de gemas talladas.
-La cortina al final del pasillo lateral... ¿por quién preguntamos, y quién podemos decir que nos envía? -añadió con una leve sonrisa.