Partida Rol por web

Krath-Tk decidió bloquear la puerta con toda la fuerza que pudo sacar de su interior. Ya escuchaba los pasos apresurados de los hombres bestia que se encontraban tras las puerta cuando escuchó la voz de Redrick Barber, aquel joven que decía ser arcano y que hasta el momento no les había servido de demasiado.

- ¡Apartad de la puerta! - Exclamó. - ¡Si lo que queréis es bloquear la salida, yo me encargo!

Acto seguido metió la mano en una bolsa que colgaba de su cinturón y sacó un pequeño frasco quitándole el tapón. Alzó las manos y se preparó para conjurar en el momento en que el ser insectoide que viajaba con ellos, aceptara apartarse de la entrada al templo.

-  Aenean vulputate eleifend tellus. - Pronunció unas extrañas y arcanas palabras y entonces una enorme telaraña empezó a cubrir toda la zona anexa a la entrada enroscando sus pegajosas hebras a todo a su paso.

De forma inmediata se abrieron las puertas del templo y todos pudieron contemplar como del otro lado se encontraba una gran cantidad de hombres medio bestia, medio humanos y con rostro de hiena, los cuales al ver la pegajosa telaraña que lo cubría todo, decidieron no moverse del lugar y empezaron a hablar entre ellos nerviosos.

Mientras todo eso sucedía, Glÿnmaer, que estaba sobrevolando las inmediaciones, pudo escuchar casi tan claramente como si lo estuvieran hablando a viva voz, los pensamientos de los gnolls. Al parecer estaban planteándose la idea de salir por algún tipo de puerta trasera o por las ventanas y de esa manera poder atrapar a los intrusos y... bueno hacer con ello todo tipo de atrocidades que a ninguno de ellos iba a gusatarles.

El mago que hasta el momento parecía tan inútil hace un sorprendente trabajo a la hora de contener al ejército acampado en el interior del templo. Sin embargo, parece que la amenaza todavía no ha sido neutralizada totalmente.

—Desplegaos alrededor del edificio —indico a mis camaradas—, puede que haya otras salidas y que intenten sorprendernos si nos quedamos aquí.

Predico con el ejemplo, batiendo mis alas con fuerza para ganar altura y conseguir una mejor perspectiva aérea. Así estaré preparado para identificar la puerta trasera en cuanto el primero de nuestros enemigos asome por ella.

- Bien... - Intervino el mediano. - Iré con Xaod por el flanco zurdo. - Les dijo al resto. - Si os parece bien, claro. - Añadió agarrando con ambas manos su espada larga, que debido al tamaño del mediano, le servía como mandoble.

- Iré con vos conde Nurn. - Aceptó Xaod. - Nuestros filos, codo con codo, podrán con esas alimañas que se esconden tras los muros de la antigua fortaleza de Rottenheim. - Dijo frunciendo el ceño. - ¡Los caídos serán vengados! 

- Por mi bien... - Dijo Redrick. - Iré contigo... - Señaló al enorme ser insectoforme. - Te cubriré las espaldas, pero en lo que se refiere al cuerpo a cuerpo, poco o nada podrás contar conmigo.

- No creo que sea conveniente que os mováis de aquí, Baronosa Astrid. - Intervino de nuevo el paladín. - Recuperaremos la fortaleza de Rottenheim para vos, mi señora. - Hizo una leve reverencia ante Redrick. - Pero no os pongáis en peligro. Nosotros podemos con cualquier peligro. - Miró entonces a Glÿnmaer. - Lorence, escudero de sir Galahad, cuidará de vos. - Le dijo al pixi oscuro. - ¿Verdad?

No tengo ni la más remota idea de qué es lo que dice el viejo caballero senil pero le aseguro que tiene toda la razón en todo. Después de verle pelear, lo mejor que podemos hacer es seguirle el juego y no contrariarle. Ahora mismo no nos sobran manos precisamente como para enfrentar la amenaza que se nos viene encima.

En cualquier caso, yo continúo ganando altura para tener el templo a vista de pájaro y poder localizar cuanto antes por dónde va a salir la aullante horda del interior.

Enseguida Glÿnmaer se elevó en busca de la salida por la cual los gnolls acabarían saliendo al exterior y atacando al grupo. Enseguida localizó en el lateral derecho, por el que habían ido Krath-Tk junto a Redrick, como uno de los ventanales se quebraba entre estruendo de vidrios rotos, algo que también escuchó el resto, y como empezaban a salir gnolls del interior del antiguo templo. Ahora sí, el combate estaba servido y poco podían hacer para evitarlo, salvo quizás, si Redrick tenía otro truco como el anterior, podrían cuanto menos postergarlo.

—¡Aquí, están aquí! —llamo a voces a los compañeros que se han ido por el lado opuesto del templo, aunque temiendo que también por ese extremo los gnolls estén saltando por las ventanas.

No tiene sentido esperar a que vengan los refuerzos porque cuanto más esperemos, más de estos humanoides abandonarán el interior del edificio, así que le lanzo un rayo al que se encuentra más próximo a la ventana para que obstaculice la salida de los demás.

Aquellos perros no eran un problema, él problema realmente radicaba en la cantidad que parecían haber. La telaraña del mago obstaculizó la entrada del templo obligando a los enemigos a buscar otras salidas que no demoraron mucho en encontrar. El insectoide y el mago no habían terminado de dar la vuelta a la esquina del templo cuando el sonido de vidrios rotos llegó a sus oídos y pese al grito de advertencia del pixi, Krath-Tk no logró reaccionar a tiempo.

Enseguida tres de los gnolls corrieron hacia Krath-Tk enfurecidos y esgrimiendo peligrosas hachas de batalla. El ser insectoide logró esquivar dos hachazos, pero un tercero se incrustó en su exoesqueleto abriendo una dolorosa becha. Por su parte, el último de los gnolls agarró un arco corto y disparó sobre Glÿnmaer, quien por suerte pudo esquivar el flechazo.

Redrick agarró su ballesta y se movió rápido hasta situarse contra la espalda de unos de los gnolls que peleaba contra Krath-Tk. Redrick parecía asustado, pero aún así no salió corriendo a la primera de cambio y trató de ser útil. Tras apuntar apretó el disparador y un virote salió disparado contra la espalda de aquella criatura incrustándose en su lomo.

- ¡Bien! - Alzó la voz victorioso.

Cuando oigo la flecha silbar junto a mi cabeza, me reprendo a mí mismo por haber sido tan confiado como para mostrarme delante de estas bestias. Pensaba que ninguna de ellas sería capaz de empuñar un arma a distancia con la puntería que eso requiere pero tal vez yo estuviera equivocado.

Tardo un parpadeo en volverme invisible y otro en atacar al tirador con un nuevo rayo. Pero esta vez, sin miramientos. Tienen que aprender que atacar a pixi es una idea espantosa.

Su reacción tardía hizo que lo rodearan rápidamente y entre tantos ataques al unísonos, uno logró filtrarse de sus defensas quebrando parte de su exoesqueleto, haciéndole derramar su característica sangre verdosa. El dolor era punzante y el ardor le hacía por momentos perder la concentración sin embargo, mantuvo sus ojos saltones enfocados en los tres gnolls que tenía delante, sin hacerse esperar descargo con fuego y furia todos sus ataques intentando reducir la numerosa ventaja que tenían en contra de él.

La brutalidad con la que Krath-Tk reaccionó tomó a todos por sorpresa, sobre todo a los propios gnolls que se vieron sobrepasados ante tal despliegue de golpetazos y mordiscos. Dos de ellos de hecho, acabaron en el suelo agonizantes tras la violencia desplegada por aquel ser insectoide. No obstante, dos de ellos siguieron de pie y dispuestos a luchar por sus vidas. A éstos se sumaron otros tres combatientes que acababan de salir por la ventana rota del templo.

El gnoll que quedaba junto a Krath-Tk lanzó un hachazo contra el mismo incrustando de nuevo su hacha en su exoesqueleto. La herida no era grave, pero la acumulación de hachazos si que empezaba a ser algo preocupante para el Thri-Kreen. El otro de los gnolls, al ver como desaparecía aquella pequeña criatura se vio sorprendido. Dejó caer su arco y cargó mientras agarraba su hacha para golpear a Redrick y abrir una herida sangrante en su hombro.

- ¡Auuuch! - Gritó Redrick cuando fue herido por el hecha del gnoll.

Acto seguido dejó caer su ballesta y sacando su daga propinó un ligero corte, o más bien un rasguño sin importancia al ser con rostro de hiena que acababa de atacarle.

- ¡Vienen más! - Dijo alzando la voz presa del pánico.