Partida Rol por web

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: POR DE LA TARDE.

LUGAR: CUEVAS COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

Abro los ojos y me desperezo como si acabara de despertar de un sueño. Es cierto que las heridas que tengo repartidas por el cuerpo siguen doliendo, pero obvio el gesto de dolor pues no quiero preocupar a nadie.

Miro a Alexa, con la mirada perdida en un punto desconocido (demostrando que sigue cegada) y la redoma de una poción todavía en la mano. Muchas gracias, mi querida salvadora. Asumo que ha sido con una poción y no con un beso, ¿verdad? digo con una risita mientras me pongo en pie.

Gracias por la ayuda, ahora supongo que debería volver con el resto. Aunque si tuvierais otra de esas pociones no me vendría nada mal.

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El sucedáneo de mago observó cómo Emil volvía en sí tras haberle proporcionado una de sus pociones y le ayudó a ponerse en pie. El elfo parecía conservar el humor, pese haber estado moribundo. Eso quería decir que estaba mejor de lo que aparentaba.

- Van a pensar que prefiero resucitarte a tener que asumir responsabilidades. Y pensarán bien. Así que en pie, elfo, y a comerte el marrón - le comentó en voz baja. Algo necesario pues aún estaban en vilo por saber qué les deparaba más adelante. Xavier se había adelantado, pero todavía no había dado señales de vida.

- Tú y Equilibrium os fuisteis a dormir un rato mientras algunos de nosotros, no me incluyo, lograron liquidar a cuatro de esos bichos, creo - informó al albino -. Xavier se ha adelantado por esos corredores a ver qué ve. Esas criaturas son traicioneras y pueden estar apostadas en cualquier lugar. Espero que el mercenario retorne sin problemas - deseó estando a la espera y observando el estado de salud de otros, muy precario en varios casos.

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Muxu escuchó el resumen de Daeron a pocos metros. Joder Callahan, te has ido nomás a jugar al lobo solitario, serás... Cuando el mago acabó, creyó apropiado agregar.

-Vicky ha explorado un poco por delante, parece ser que el jefe de los engendros está en un claro abierto donde tendríamos la ventaja numérica si avanzamos.- Ya había pasado cerca de un minuto desde que aparecieron los sucios duendecillos, y era posible que el jefe de ellos comenzara a impacientarse. -He estado atenta a ver si escuchaba movimientos acercándose, no parecía ser el caso, pero ya no estoy tan segura y sería complicado enfrentarlo en los estrechos pasillos.-

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Halberd siguió vigilando la caverna, pero sobretodo, la escotilla abierta. El acceso parecía tener un imán que atraía sus ojos y le prometía en susurros artefactos tecnológicos increíbles. Susurros en androffan.

Ya empezaba a pensar de nuevo en aventurarse por ahí cuando escuchó la voz de Equilibrium. Halberd lo miró con gran alivio al ver que estaba vivo. No sólo vivo, sino que parecía que se acababa despertar de una siesta. Un tío duro. Hacía unos segundos parecía estar fiambre...

— Me alegra ver que estás despierto, compañero. Pensé que estabas muerto... ¿Vas a volver? Puedo ir yo si no estás recuperado del todo.

Pero antes me gustaría comentaros algo... Esa escotilla, — la miró de nuevo y la señaló — esa escotilla es de una nave. Parece de un submarino, pero creo que es más bien de una nave espacial. Y me recuerda mucho a la naveta sanitaria donde nos despertamos, ¿sabéis? Creo que son más restos de esa expedición que se estrelló aquí hace tantos miles de años... — dijo pasando una mano por el metal rugoso — ¿Será esta nave lo que está detrás de la llama de Antorcha? Tal vez sea uno de los motores, que ha agotado el combustible...

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Alexa estaba ciega, pero aún así se dio cuenta enseguida de la reacción inmediata que Equilibrium había tenido al administrarle la poción. Se alegró por ello, y más al escucharle bromear.

-Pues no sé si te he besado, podría ser, estoy aturdida, no me entero de nada... ¿Te han desaparecido las ancas de rana y los ojos saltones...? 

Pero no estaban para cuentos ni chistes, el tiempo apremiaba, y había otros en peligro. 

-Por lo que he oído, Emil también está mejor. Me alegro, Daeron le ha dado una de las pociones. Y yo ya no tengo ninguna, Equilibrium, lo siento. 

Escuchó entonces la explicación de Helberd acerca de la cercana escotilla.

-Tiene sentido, sí. Habrá que explorar más en cuanto acabe la pelea allí delante...

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Vicky se alegraba que sus compañeros se estuviesen recuperando y reuniendo, pero no podía evitar ese nudo en el estómago (no confundirse on la puñalada en el vientre) que le decía que debían darse prisa. El último comentario de Muxu añadió leña a esa sensación de intranquilidad de la justice ranger.

- En serio, creo que debemos acabar con él cuanto antes. Algo no me cuadra con las explicaciones que nos dieron y con el hecho de que este sólo ahora... Puede que sea paranoia, pero prefiero deshacerme tanto de la sensación como de la criatura cuánto antes.  - miró entonces a su alrededor. -  ¿Y dónde está Callahan?

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- ¡Señooor dame paciencia! Debo estar volviéndome viejo. - me decía mientras manejaba los diminutos resortes de aquel cachivache del diablo. 

Lo malo de las trampas hechas con materiales endebles es que son condenadamente difíciles de manipular. El metal y el cable es sólido, reacciona cuando debe y obedece al diseño. Las mierdas fabricadas con madera, correas y cáñamo saltan a la mínima. Lo que las hace especialmente inútiles en campo abierto, problema inexistente allí, y especialmente jodidas de manipular.

Aquella, especialmente, requería unas manos o bien muy pequeñas o unos dedos finos y largos. Nada de eso iba con mi anatomía.

- Menuda m... Dichoso disparador. No hay forma de desenredar el cordel. - me dije frustrado mientras pensaba en la necesidad real de manipular el cacharro y no marcarlo para avisar al resto y seguir adelante.

No estaría haciendo el idiota, si no fuera por las brillantes dotes de sigilo y escalada del grupo. Los pedruscos que rellenaban todo el túnel estaban tan resbaladizos y sueltos que cualquiera podía dar un mal paso y provocar la de Dios Nuestro Señor para avisar a toda criatura viviente.

- Porque claro. Probablemente alguien diría... ¡Eh equipo!, ¿por qué no avanzamos por los dos túneles completamente oscuros y angostos para evitar una emboscada y atacar a la vez? Eso sí, a la par y cantando villancicos. ¡Claaaro! Había funcionado de puto lujo. - pensaba para mí recordando.

Aquello ya tenía mejor pinta. Quedaban unas pocas vueltas para desenredar el cordel y destensar la ballesta. Era jodidamente complicado porque necesitaba usar las dos manos en una postura forzada y tensando el cordel principal del disparador cada vez que desenredaba una vuelta más.

- ¡Plac! - una nota sorda como una cuerda de guitarra rasgo el aire. - ¡Joder! - alcancé a decir en el momento en que la ballesta se disparó.

- ¡¡¡¡Mierd.......!!!! - exclamé con un dolor que atravesó la mano de parte a parte. - ¡Mierda, mierda, mierda! - grité con todo el volumen de la voz de mi mente.

Quería patear las piedras y Mier todo a mi alrededor. Me lo pedía el cuerpo para calmar el dolor. Pero si metía ruido les dejaría la faena lista para los hijos de la madre que habían fabricado el mecanismo del diablo.

- ¡Por los putos clavos de Cristo como duele jodeeeeeerrr! -  me dije viendo las similitudes. La herida parecía que no había pillado ningún tendón. Al menos completamente. Pero sangraba de la leche. Y dolía a rabiar. Los clavos que al principio parecían de piedra eran de frío y oxidado metal. Pero con toda la basura musgosa que tenían encima cualquiera lo veía. Uno había atravesado de parte a parte mi carne.

Ahora tenía una mano inutilizada y además una preciosa autopista para los microbios. Costaba horrores quedarse quieto y calladito. Y salir de allí por patas era llevarle la fiesta al resto. Como para oír a Muxu. Pero tenía que moverme. Ya. Así que aguanté el dolor y extraje la mano del clavo incrustado en la cincha de cuero de la ballesta.

Sangraba bastante. Me las tendría que arreglar. Traté de pensar con el intenso dolor como librarme de la monumental cagada de situación. Recordaba tener una poción de esas en la mochila.

- Bendito sea el que las repartió. - pensé gimiendo de dolor. Pero no podía perder tiempo en curarme. Ahora no. Tendría que sangrar como un cerdo un poco más. Lo primero era desaparecer. Fingir que la trampa había saltado por culpa de algún bichejo desafortunado que ahora estaría arrastrándose moribundo hacia la oscuridad.

Por suerte tenía una ayudita cortesía de Dios sabe quién que todavía no había tenido necesidad de probar. Activé como buenamente pude la configuración de camuflaje y con sigilo me desplacé hacia un rincón oscuro y apartado del pasillo para dejar paso a cualquier visitante.

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Mientras esperaba que Equilibrium se recuperase gracias al curativo y místico líquido alquímico, volvió a buscar el mango de su martillo de guerra al sentir la mano diestra desnuda. No había nada como empuñar un arma, por escaso o ridículo que fuese el potencial ofensivo que aportase, para sentirse un poco más seguro; La situación invitaba a ello. Por otro lado, esperaba alguna noticia reveladora sobre las pesquisas que su curioso compañero enano estaba llevando a cabo, cualquier información nueva sería vital para idear el próximo paso.

La voz del justiciero caído volvió a escucharse, el muy hijo de perra había estado cerca de estirar la pata y lo primero que se le ocurría decir era una payasada. A James se es escapó un murmullo ininteligible, muy seguramente algún improperio o maldición. La afirmación de Alexa sobre Emil, que aportaba la certeza de una mejoría en el estado del elfo, le hizo olvidar el comentario anterior. < Magnífico, al fin buenas noticias, ¡Joder! > Pensó. Se giró hacia Halberd, pese que sus ojos no verían la silueta del tecnomante aún, escuchando la reveladora noticia. Si había una nave relativamente bien conservada enterrada bajo toneladas de piedra, quizá hubiese la posibilidad de que atesorase armamento y equipamiento aprovechable que dejase los primitivos recursos que tenían ahora a la altura del betún. Segundos después de aquel pensamiento que le separó levemente los pies de la tierra, aceptó la realidad; Esos restos estarían saqueados, con total certeza.

Aparcó a un lado el asunto de la escotilla y la posible nave, centrándose en el problema actual, tenía claro que directrices dar, pero, ¿Esperaría Equilibrium o cometería el error de salir pitando como un resorte? Esperaba que no, en su precaria situación.

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Miro a Hallberd y me inclino de hombros. La verdad es que tiene más sentido que vayas tú. A mí me duele ahora mismo todo el cuerpo, y temo que en caso de conflicto apenas pueda aportar nada salvo quizá un bonito cadáver. Así pues, compañero, ve tú y yo me quedo haciendo de lazarillo.

Dicho eso me dirijo donde están los dos ciegos y busco un sitio para sentarme.

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Lo cierto es que Emil coincidía con Vicky. Tras agradecer con un gesto la pócima a Raxus, hizo un gesto a este, indicando que siguiera a Briareos, que había echado a correr tras el grito de Xavier. Había creido oir el susurro cercano de Vicky, indicando la conveniencia (o eso pensaba) de atacar.

Si era así, estaba de acuerdo. No parecía sentir más presencias, e hizo otro gesto a Vicky y Muxu para que avanzaran por el corredor que las chicas tenían delante.

- Te sigo Raxus. Sígueme Daeron- dijo mientras miraba el otro corredor, por el que se había movido Briareos.

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Apenas hubo tiempo de reacción. La había cagado con mis quejidos y ahora se me venía encima la replica. Sin pararme a comprobar lo bien que funcionaba el camuflaje apresuré el paso todo lo que el instinto me decía que podía hacerse para pasar desapercibido. No era mucho. Y estaba seguro de que lo que fuera aquel ruido había llegado antes de yo poder alcanzar la cobertura. La armadura tenía que haber hecho su trabajo.

Ya oculto baje la mirada a mis brazos.

- ¡¡Este cacharro es la leche!! - dije para mí. Fascinado como estaba con el efecto de camuflaje, casi me había olvidado de la herida y la sangre que manaba de la palma de la mano.

Era brutal. El nivel de definición que emitían las micropantallas flexibles era tal que me costaba pensar la ingente cantidad de datos por fracción de segundo que tenía que procesar la unidad de computación. Movía la mano y la imagen cambiaba. Pero no a tirones, sino de forma fluida y elegante, sin "lags", ni distorsiones. Además, tenía que haber varios núcleos que se coordinasen en 360º para que el efecto fuese así de realista. Por no decir que apenas se notaban las microranuras que separaban aquellas escamas de proyección repartidas por todo el mono. Era una delicia. Una sinfonía.

- ¿Y cómo narices se yo todo esto? - pensé para mi extrañado. Bueno daba igual.

¡Era mía joder! ¡Yujuuu!    

Pero bueno, ya tendría tiempo de explorar más mi juguetito. Lo primero es lo primero. O paraba de sangrar o mejor meterlo en mi testamento. Hurgué en mi mochila hasta encontrar la pequeña redoma de líquido ambarino. Ya no recordaba quien me la había dado, pero le debía una.

Abrí la pequeña rosca y olisqueé un poco el contenido. Agrio, como no. Bueno, a fin de cuentas, era medicina, ¿no? Las buenas siempre saben mal. Solo esperaba que no me creciera un brazo de más, me hinchase como un globo o cualquier otra sorpresa. Con esas cosas nunca se sabe. Pueden ser útiles, pero desde luego son menos fiables que la medicina moderna y la tecnología. 

- Adentro. - dije torciendo el gesto.  Menudo calorcillo que daba. Parecía un trago de aguardiente del fondo de barril. - Ufff... rasca bastante. – me dije mientras el calor se propagaba del estómago por todo el cuerpo, hasta concentrarse allí donde sabía que tenía heridas y en otras zonas que ni recordaba haberme herido.

- A ver que hace esto. - me dije mirando la mano atentamente. La sangre adquiría un ligero brillo anaranjado. O eso me pareció a mí. Casi al instante empezó a dejar de manar y la herida empezó a cicatrizar de dentro a afuera. Pero el efecto se detuvo enseguida.

- Vaya castaña. – me dije. Un truco de salón bonito, pero me esperaba más. Supuse había magia, y “MAGIA”. Al menos había parado de sangrar y ya no veía a través de mi mano. Pero todavía quedaba una herida muy profunda en la que podía meter el dedo por uno u otro lado de la palma. Cicatrizando sí, pero sería bueno echarle antisépticos y vendarlo. - Nota mental. Menos magia y más botiquín de campaña. –

Pero tendría que bastar. No quedaba otra.

Me atreví entonces a echar un vistacito a ver que veía.

- ¡¡¡Venga ya!!! – exclamé mentalmente al divisar a Briaeros asentado en la intersección como un monolito. Bien visible. – Señor, Señor, ¿¡pero por qué se empeñan en hacer tanto ruido!? -

Ganas me dieron de tirarle una piedra para avisarle a su estilo. Paciencia. Paciencia. Solo me quedaba una opción.

- Psst…Psssst… aquí, aquí, jod…. Sileeenciooo…. – traté de susurrarle a Briaeros  lo más alto que pude para delatarme y no delatarme al mismo tiempo.

Menuda incoherencia por Dios.

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Había oído un grito de Callahan, de eso estaba seguro. Un grito no muy distinto del que dio cuando Agrio y el resto de cretinos le fulminaron, y por eso avanzó estoque en mano, aunque por desgracia no logró ver nada. Aquel lugar estaba desierto, y solo le pareció dar con una trampa y algunas gotas de sangre, hasta que escuchó aquel susurro. ¿De dónde puñetas venía? Al menos estaba vivo, que ya era más de lo que se temía, así que volvió a adoptar la postura defensiva para guardar el pasillo, a la espera de más instrucciones. 

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Al parecer iban tarde, pues Callahan se había adelantado por su cuenta y se había metido en algún lío. Vicky suspiró, aceptando lo inevitable: que ya era tarde para un ataque sorpresa. Pero al menos se estaban moviendo y con un poco de suerte terminarían con aquél ser antes de que se multiplicase de algún modo. 

Ballesta en mano, siguió a Briaeros con cuidado mientras veía que se dividían de nuevo. Al menos esa parte de su plan inicial parecía haber calado hondo, aunque la justice ranger temía que ahora era tarde. 

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Raxus aún estaba bastante tocado por el combate anterior, y se pensó mucho si debía avanzar. Al fin y al cabo, el grupo estaba bastante herido. Sin embargo, sus reflexiones se vieron interrumpidas cuando vió como le dejaban solo en aquel lugar y Emil y compañía avanzaban en busca de lo que quedaba de enemigos en aquellos túneles. Negando con la cabeza y agarrando su arma con fuerza, fue en pos de ellos. 

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A pesar de sus órdenes Raxus se había detenido, probablemente para recuperar el resuello o, tal vez, agobiado por las dudas. De lo que no había duda era que estaban todos muy lejos de ser la engrasada y perfecta máquina de combatir que habían sido. Al otro lado al menos Muxu y Vicky habían avanzado... aunque en la formación incorrecta. Sin duda era Vicky quien debía haber ido primera y Muxu segunda. 

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Mierda. Un grito que parecía ser de Callahan hizo movilizar al grupo, con Briaeros a la vanguardia. A la mierda en plan.

Muxu siguió al Borg, presta a lanzar la sutil custodia protectora para ayudar en la defensa se la primera línea, pero Thomas se frenó en seco y le obstruyó el paso. -¿Que pa... La ex-alcaldesa vió al supuesto jefe de los engendros. Por los dioses de hierro. La situación estaba lejos de ser la ideal, no podían hacer uso plenamente de la ventaja numérica, pero al menos no habían trabado combate en un totalmente estrecho pasillo.

El aspecto del duendecillo era fiero, parecía muy peligroso y su contextura muscular marcaba que poseía una gran destreza, a pesar de que iba sin armadura sería extremadamente difícil atinarle.

-¡Chicos, consideren hacer fintas!- El bicho parecía ágil y con enormes reflejos, la maga creía conveniente intentar engañar en cada ataque con tal de tener más chances de conectar a realizar una mayor cantidad de golpes destinados a fallar.

¿Qué hago yo? Podría esperar a que Thomas se moviera y atacar prestando ayuda a Briaeros. Vicky... Ella es la mejor a distancia. ¿Podría ponerme en cuatro y hacer de plataforma para que tenga mejor disparo? La maga aún no se decidía.

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Tras escuchar el alarido que antecedía al combate se apresuró a ponerse en marcha. Agarrando la ballesta como un naufrago a una tabla en mitad del mar, echó a andar tras Briaeros. Las amplias y metálicas espaldas del alemán le daban una aparente seguridad.

Por lo que sabía de sus nuevas habilidades y del combate en el primitivo mundo en el que se encontraban, debía mantenerse alejado de la primera línea y para eso era esencial tener localizado a alguien que se prestara a combatir en esa primera línea. Briaeros a falta de Raxus y Shidi era la opción más evidente.

En busca de Xavier estaban cuando un gremlin más feo que los anteriores les salió al paso con gran agilidad. Thomas sonrió nervioso y dejó que Briaeros se hiciera cargo de la peor parte. Él tenía que repetir los siguientes pasos: respirar, abrir los ojos, apuntar y rezar.

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El enano asintió a Equilibrium:

— Voy a intentar echar un cable por allí... Si pasa algo gritad fuerte. Ahora vuelvo.

Y dicho eso caminó hacia el corredor que ya conocía. Escuchaba sonidos, pero no llegaba a distinguir nada... Esperaba que los compañeros hubieran podido avanzar a un espacio más ancho. Era agobiante hasta para él, ver el barullo que se formaba por los pasos tan estrechos.

Estrechos como la escotilla. Le lanzó una nueva mirada. Tenía que haberse colado... Por lo menos haberse asomado un poco... Pero al pasar por el lado del Skulk se acordó de las palabras de Emil. Menos mal que a pesar de que ganas no le faltaban, no se había pasado el trato con los tipos esos por el forro... Eso sí que habría sido un lío.

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Instantes después de tratar de apartar a Briaeros de una zona de lo más desafortunada, se desataron los acontecimientos.

Sin mayores precauciones, lo que debía ser los "restos" del grupo avanzaron por el pasillo. O al menos debía ser así cuando note como un, muy recuperado Emil, sobrepasaba mi posición seguido de Daeron. Ninguno de los dos llegó siquiera a reparar contra el saliente rocoso en el que me había fundido gracias a mi nueva adquisición.

Si Emil volvía a la zaga, es que se volvía al cuento de avanzar en grupos separados. Otra vez. Estaba claro que nadie había pensado que, si una idea no funcionaba a la primera, podía perfectamente no funcionar a la segunda. Sobre todo, si lo que tenías delante era la misma maldita cosa. O en este caso bicho.

Pero no podía culparles. Seguramente Briaeros había entrado en estampida por mi berrinche y había arrastrado al resto. Poco se podían imaginar mis compañeros que, aun cometiendo un error, tenía la capacidad de sobreponerme y seguir actuando en perfecto silencio hasta cumplir la misión.

En fin. Mi cagada, mi responsabilidad. Tocaría avisar al grupo de los riesgos. Si había una trampa podía haber otras. Quién sabía. Esos bichos habían demostrado astucia e inteligencia suficiente como para ponernos en jaque. Estábamos en su terreno, sí. Y nuestra táctica brillaba como un trozo de plomo. Pero es lo que había.

Lo cierto es que la trampa demostraba demasiada inteligencia. Me había asaltado la duda durante el forcejeo con el cachivache. Aquella trampa, ¿estaba para evitar el paso más allá o para evitar que algo saliese? Básicamente. ¿Quién había dejado aquellos regalitos? Tenía serias dudas en mi interior. El tema iba a requerir un "tranquila conversación" con alguien tarde o temprano.  

Aparqué el tema en la lista de "pendientes" de mi cerebro y me dispuse a llamar sutilmente la atención de Daeron y Emil.

- Eeeey, eeeey...Vosotros dos, a vuestras seis. En la roca. Replegaos un momento por Dios Santo. Hay trampas más adelante. En el pasillo norte. Dejadme ir primero. - les susurré mientras con un movimiento deliberado de mi mano traté de que esta fuese visible. Como emergiendo de la propia pared de roca para avisarles de que retrocediesen momentáneamente.

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Daeron arrugó la nariz y frunció el ceño cuando Emil le conminó a continuar. No es que no quisiera avanzar, que no quería, ya que al final tenían que hacerlo para limpiar aquella zona, lo que no le agradaba era lo oscuro, opaco, estrecho y de difícil práctica que eran aquellos laberínticos túneles. Le daba la sensación que avanzar sin más era llamar a todo tipo de emboscadas y trampas que aquellos monstruitos podían tener preparados. Y sin capacidad de respuesta. No obstante Briaeros avanzó, Emil avanzó y Daeron, tras suspirar, avanzó. Era la impotencia de saber que no hacían algo bien, pero no veía manera alguna de cómo mejorarlo dadas las circunstancias.

Un poco más adelante, repentinamente, escuchó ruidos de refriega. Al parecer el androide germano había encontrado oposición, aunque con las estrecheces de los corredores era difícil ver nada. Lo que sí oyó fueron los susurros de Xavier, oculto entre sombras, y cómo les hacía gestos al elfo y a él. Daeron se detuvo y se acercó a su posición, tras de él.

- Nos tenías preocupados. Así qué estás bien - dijo el arcano, escuchando lo que Callahan advertía -. ¿Trampas? Por qué será que no me extraña - murmuró el joven que asintió con la cabeza ante la oferta del mercenario de ir en cabeza -. Claro, todas para ti - asintió haciendo un gesto de educada invitación para que avanzara en cabeza -. Los mercenarios primero.