Partida Rol por web

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO

Abro la puerta y me aparto para permitir el paso de los guerreros. Allí al fondo una enorme sombra se alza amenazante.

Doy un pequeño rodeo buscando que no me vea, pero para mi fortuna parece demasiado ocupada con mis compañeros. [i]Esta es la mía, ser impío que no debería existir.[/b]

Consigo llegar hasta su costado y entonces me lanzo a apuñalar dónde estaría su pulmón. Sin embargo noto una extraña resistencia a la daga y cuando la saco parece que ni siquiera se ha enterado. Por desgracia la mirada de reojo que me dedica me indican que ya sabe dónde estoy.

Pues mi situación no es precisamente sencilla para estar en primera línea. Trago saliva pero no dejo que mis nervios se apoderen de mí. Me lanzo nuevamente al ataque.

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CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO

Vicky había escuchado las órdenes de Emil y pretendía seguirlas al pie de la letra... Mientras sus órdenes habían sido de básicamente esperar a que el resto avanzase para cerrar la marcha, el único problema había sido tener paciencia. El grupo avanzaba lento y aparentemente sin coordinación alguna. Vicky no era la única que parecía perder la concentración con aquello. Y de algún modo cuándo quiso darse cuenta se había quedado atrás.

La ranger corrió para alcanzar al resto, especialmente cuándo los ruidos delante suyo le decían que el grupo no estaba de paseo pero se había encontrado con algo. Por suerte o desgracia para la ranger, cuándo llegó a la altura del resto, todo había terminado. 

- ¿Qué ha pasado?  - preguntó en general.

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CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO

Empezaba a sentirse cansado. Muy cansado. No sabía si se debía tanto descoordinación a la maldad de los dioses, a un defecto en su forma de expresarse, a un defecto en la forma de comprender de sus camaradas o, sencillamente, a la descoordinación que a todos les afectaba tras haber sido "resucitados".

Ahora que el ser de ultratumba había caído, tomó aliento unos segundos mientras meditaba. Sí, sus órdenes habían sido claras: entrar en la habitación con una determinada forma y manera. La habitación era, obviamente, de la que venía Equilibrium. Pensó en lo ocurrido. Halberd, incomprensiblemente, se había equivocado de puerta. La primera en la frente. Luego todo se había desarrollado... de forma extraña. Como poco. De una forma tal que, en vez de tener todos los Rift Warriors dentro, y combatiendo, habían quedado solos ante el peligro, como en una de esas viejas cintas holográficas de entretenimiento, Raxus, Shidi, Equilibrium, y él. Venga, e incluimos a Xavier que, al menos, estaba cerca y que luego había dado el golpe de gracia al engendro. Cerró los ojos ante la pregunta de Vicky y contó, mentalmente, hasta cinco.

- Raxus, Shidi, Equilibrium, Xavier, buen trabajo. Hemos eliminado la amenaza sin prácticamente sufrir daño. Lo que nos hemos enfrentado era algún tipo de no muerto desconocido, de los que parece hay muchos en este plano, o dimensión, o lo que sea. Creo que sigue activo de alguna extraña manera. Daeron, comprueba si los abalorios y la capa son mágicos. Voy a examinar concienzudamente la habitación, si alguien más se apunta, bienvenido será: creo que hay más cosas de interés aquí. Raxus, como pudiera ser que este ser se rehaga o se forme nuevamente, o ataque convertido en espíritu, o algo, encárgate de montar guardia. Todos... tenemos que intentar estar más atentos a la hora de llevar a cabo los planes. Creo que en esta ocasión fui bastante claro. Tened en cuenta que al estar en la posición que estamos, en unos corredores estrechos, a veces los más rápidos deben esperar a que los más lentos actúen... pero intentando hacerlo justo a continuación. Y también debemos estar focalizados en lo que estamos para evitar confusiones potencialmente mortales.

No había mucho más que decir, y nuevamente Emil se dispuso a usar su tamizar para hacer una "batida" en toda la habitación, en busca de objetos potencialmente útiles.

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Halberd había avanzado hasta llegar a la sala, justo para ver que ya estaban zurrándole a alguien. No lo había visto muy bien, pero le parecía que era como los esqueletos del desierto pero con algo más de carne. Sabiendo que con su pequeño dispositivo de lanzar proyectiles tenía más puntería de la que nunca hubiera sido capaz de imaginar, apuntó y disparó. Pero la cosa de cuatro brazos simplemente se tragó la energía de sus dardos mágicos como si nada. Estupefacto, sacó la ballesta y la cargó, pero antes de que pudiera apuntarla el objetivo ya no era más que polvo en el suelo.

En ese momento llegó Vicky. 

— Pues... no lo se muy bien. Me ha parecido ver que estaban pegándose con un bicho de cuatro brazos, pero de un momento a otro lo han hecho polvo. Literalmente... — se rascó la cabeza con la ballesta, mirando pensativo cómo esturreaban por el suelo el montoncito que había quedado.

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Shidi apoyó la espalda contra el mamparo y se secó el sudor de la frente con el antebrazo. A sus pies yacía el montón de polvo que instantes antes fuera esa criatura de cuatro brazos que había intentado ensartarles con una lanza. Tal vez acabaran de nacer, pero se sentía demasiado viejo para esta mierda...

—Tenemos un punto ciego en retaguardia, elfo... —gruñó incorporándose—. Esa habitación que dejamos atrás... Deberíamos registrarla antes de seguir adentrándonos en esta tumba subterránea.

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El elfo albino asintió a las palabras de James mientras, tras sus palabras de hacia unos instantes, invocaba nuevamente su truco de percepcion y, tras unos instantes, encontraba una tarjeta de acceso, de color negro, que guardaba.

- Cierto, Shidi. Tan pronto repasemos bien este lugar y comprobemos que no dejamos nada atrás, retrocederemos a la habitación que hemos dejado atrás. Esto seguramente debe servir para abrir alguna de las puertas. En cuanto al idioma, no lo conozco, ni la verdad, creo haberlo visto este tipo de escritura y pictogramas nunca. Daeron, si me das los abalorios, los guardaré con el resto de botín para luego proceder a su reparto. Echa un vistazo a la capa, sí. Cuando termines todos iremos a la habitación que hemos dejado atrás y que mencionaba James.  

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Las palabras de Emil no son precisamente halagüeñas. Sin embargo quedo pensando y llego a la conclusión más obvia. Quizás si separamos todo ese polvo, tarde más en reconstruirse o incluso sea incapaz de hacerlo.

Uniendo los gestos a las palabras, voy tomando porciones de el polvo y dejándolas en distintas zonas alejadas tanto de la habitación cómo del pasillo que teníamos atrás.

Mientras estoy en esto escucho a Shidi y miro hacia la puerta por la que entramos.

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Avanzar por los pasillos estrechos tanta gente apelotonada no fue fácil. Avanzaban y se paraba un rato. Avanzaban y de nuevo volvían a detenerse y esperar, sin saber claramente qué hacía la vanguardia. Repentinamente, tras unos susurros y murmuraciones entre los más adelantados que no llegaron a los de más atrás, varios de los más adelantados avanzaron con rapidez hacia lo que luego, los que estaban en retaguardia, descubrirían que era una habitación. Y no vacía.

Emil debió de dar instrucciones al respecto, pero para entonces la mayoría de los miembros del grupo ya estaba en otros actos, luego posiblemente llegaron tarde y a destiempo, causando una descoordinación notable entre todos ellos.

Daeron avanzó todo lo rápido que pudo desde su posición atrasada, adelantando incluso a otros que debieran haber tenido posiciones más avanzadas. No importaba pues se oía reyerta más adelante y apremiaba llegar para apoyar a los compañeros. Y el pseudomago se pasmó al ver a la criatura de cuatro brazos y dos espadas liándose a golpes con el grupo. Su cuerpo decaído y roto por muchos lados venía indicar que ese ser no estaba vivo, aunque daba una idea de cómo debía ser la apariencia de esa extraña raza, complicado de imaginar solo desmontando sus esqueletos.

Vaya, es un bicho realmente extraño, pensó por un instante antes de espabilar y acercarse para observar la dura piel que poseía la criatura no muerta y lo molestas que eran sus espadas y garras.

- Fuera espadas - murmuró el joven, recitando una receta mágica que hizo que una de sus espadas se tornara incandescente y saliera humo de ella. Para sorpresa del arcano, el bicho no soltó el arma y tampoco pareció afectarle lo más mínimo.

Vaya. Interesante, pensó mientras el ser era apaleado hasta reducirse a polvo, dejando tras de sí unos abalorios y una capa.

- El ser aguantaba excelentemente bien el calor - informó antes de murmurar una receta sencilla, lograr que sus ojos brillaran violáceos y observara los restos del "cuatrobrazos" y la habitación. La capa llamó su atención, al igual que los abalorios aunque a estos últimos su magia se extinguía. Tras contemplar un rato la capa no supo identificar sus capacidades, solo saber que poseía un aura protectora débil.

- Protege de alguna manera, aunque no he sido capaz de saber cómo - admitió dándosela a Emil junto a los ornamentos que portara el muerto.

Había notado que el golpe era bueno, llevaba fuerza.  Lo sentí desde el momento en que mi brazo trazó el arco hacia bicho multibrazo.

¿Pero convertirse en restos de cigarrillo?

Miré la daga con extrañeza y la sacudí de restos del polvo.

- Ni que me hubiese recargado las pilas con el chispazo. ¿Tendré superpoderes? - Pensé jocosamente recordando las antiquísimas novelas de superhéroes que tanto me encantaban. - Venga va, chaval. Tú y yo sabemos que ha sido un golpe de suerte. Pero que nos quiten lo bailado. Al menos le hemos quitado uno, por una vez, al enano y al búfalo de metal. - 

Enfundé la daga y recogí la ballesta.

La sala era de lo más funcional. Casi parecía una sala corporativa. Si quitabas las pinturas tribales y desquiciantes que recorrían todas las paredes. Mientras miraba las pinturas, Halberd escuchaba su discurso pseudoantropológico.  

- ¿Así que este colega se quedó aquí encerrado y se volvió majara de verdad? Mal asunto tíos. Mal asunto. No me gustaría seguir sus pasos. -   

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La cosa ya no estaba, convertida en polvo aparentemente. Y, para rematar, habían sacado algo y no parecía haber caído ninguno de los suyos... Así que suponía que la cosa había ido mejor de lo que se esperaba. Briaeros había esperado tranquilamente la llegada de nuevas órdenes, y se mostró listo para moverse cuando tocara. 

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Halberd se pasaba distraídamente la mano por la cresta, pensativo, con la mirada perdida en las imágenes.

— Sí... — respondió a Xavier — Algo así, creo. Si es que fue esa cosa la que dibujó y escribió todas estas tonterías, aunque yo supongo que sí. Y desde luego si llevaba tantísimo tiempo dando vueltas por aquí, que es lo más probable viendo lo que ha quedado de él, no me extraña que estuviera como una regadera. A mi tampoco me gustaría quedarme atrapado en este sitio...

Pensó en el reloj de arena que marcaba el tiempo que les quedaba. Qué agobio.

— Vamos bien de tiempo, ¿no Daeron? — le preguntó al mago — Oye... ¿y dices que el tipo ese aguantaba bien el calor? Qué curioso... Cuando yo le he tirado un par de, hum, ya sabes, pum pum, — hizo el gesto de disparar con un dedo, incómodo — los ha aguantado como si nada. Me pregunto si ha sido cosa de la capa...

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- Algo así, Xavier- dijo Emil quien había aprovechado estos momentos para repasar con escaso disimulo a Muxu, Alexa y Vicky y quien, tras hacerlo, parecía haber recuperado el buen humor.- Aunque temo que bastante más desagradable. Estaba muerto, después de todo. Ese es uno de los motivos por los que temo que pueda recomponerse. Hay varios no muertos que pueden hacer ese tipo de cosas... y juraría que este tiene todas las papeletas de ser de ellos. Pero bueno... a saber. Seguro, seguro, no lo tengo. Ah, y apostaría a que esos escritos indescifrables eran una especie de conversación con su dios. Estaría bien poder traducirlos, la verdad, aunque solo fuera por echarse unas risas, y tal, y tal.

Tras las explicaciones, Emil avanzó hasta la puerta que había dejado atrás y observó como la misma estaba averiada.

- Rota, claro. Y cerrada. Bien...- sacó la tarjeta negra que acababan de obtener y la pasó por el lector con curiosidad por lo que fuera a ocurrir a continuación.

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A Vicky no me gustó nada la reacción de Emil ante su pregunta. Sí, que todo se había descontrolado ya lo tenía claro, pero su actitud no ayudaba. El elfo se jactaba de ser un caballero, pero ignorarla de aquella manera era maleducado. Por no añadir que siendo el líder del grupo lo más lógico era poner al tanto a los rezagados de lo que la vanguardia se había encontrado. Puramente cuestión de informar y adaptarse a lo que estaba por venir. Vicky estuvo a punto de soltar algo poco agradable cuando Halberd sí que le contestó. Respiró hondo y centró su atención al enano, dándole la espalda deliberadamente al elfo.

- Cada vez nos encontramos con enemigos más variados... - le contestó al enano lanzando una ojeada al montón de polvo a los pies del grupo de guerreros.

Vicky decidió unirse al resto investigando la habitación, los escritos y posibles salidas. Mejor centrarse en algo productivo que en fricciones personales.

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Caminó hacia la puerta que habían dejado detrás, dejando que los más duchos en el combate cuerpo a cuerpo fueran delante, y atendió con curiosidad para ver qué habría detrás de ellas. No obstante parecían no abrirse. Averiadas o necesitadas de un llave muy concreta. Durante la espera Halberd le realizó varias preguntas. El joven se encogió de hombros.

- Quizás sea la capa la que le aportaba aguante al calor, ya que no he logrado averiguar que protección confiere. O quizás, sencillamente, esa criatura tenía resistencia a dicho elemento, como otras lo tienen - comentó. Después se echó un vistazo al reloj de arena que portaba y caviló oscilando suavemente la cabeza hacia un lado y otro.

- Yo diría que nos queda algo más de tres horas - opinó mientras asintió con la cabeza a Vicky. Nuevo mundo y nuevas criaturas.

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Chicos digo tras examinar la habitación, no estoy completamente convencido de que no haya trampas pero creo que no hay ninguna. Pero lo malo son las maquinarias.

Algunas están en tan mal estado que seguramente cualquier golpe haría que soltarán una descarga antes de apagarse en el mejor de los casos o explotar en el peor. A mí modo de ver tendríamos que evitar esta habitación, pero si alguien entra digo mirando especialmente a Hallberd, lo mejor sería intentar no tocar las máquinas. O al menos hacerlo lo más suavemente posible.

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Pues salvo que alguno tenga un gran interés en entrar porque va a sacar algo de interés, yo optaría por dejar esta habitación de lado- dice el enano ante las palabras de su compañero Equilibrium.

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Emil asintió a las palabras de Equilibrium y miró a Halberd.

- ¿Y bien? ¿qué opinas? ¿conforme con lo indicado por Equilibrium o piensas que sí que hay algo que pudiéramos llevarnos de este lugar o que podríamos usar para conseguir algún tipo de mejora o beneficio?

En todo caso, y mientras esperaba la respuesta del tecnólogo enano usó su truco para ver si había algo más de interés en la nueva sala.

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— ¿Evitar esta habitación? — preguntó, sorprendido — Oh, no no no... Estoy seguro de que aquí podemos encontrar algunas respuestas. No podemos evitarla así sin más. Hay que echar un vistazo... — dijo entrando en la habitación, apartando descuidadamente a quien estuviera en medio, para mirarlo y remirarlo todo con el peculiar brillo de la ilusión en los ojos.

¡Era fantástico! Qué increíble y maravillosa tecnología, que después de tantos años seguía en stand-by, al alcance de sus dedos. Fascinante, fascinante...

— El sistema está en espera. Algo estropeado, sí, pero no va a explotar ni nada por el estilo... — dijo sacudiendo una mano, como si fuera algo descabellado — Al menos, no lo hará si nadie da un golpe a lo que no debe, como dice Equilibrium. ¡Así que tened cuidado! Veamos... — se pasó la mano por la barbita, continuando con sus indagaciones — Vaya, qué interesante es todo esto. Mirad, podemos restablecer la energía en todo el complejo de la cúpula reiniciando el sistema, que bastaría simplemente con darle a este botón de aquí. — acercó su gordito dedo al botón, como para pulsarlo. Pero no lo hizo — Botonazo, y se reinicia todo. Estoy seguro de que sería, uh, seguro. Volvería la energía y veríamos el domo al cien por cien. Seguro que aparecería un cielo... — dijo con tono soñador — O tal vez incluso algunas nubes. ¿Os imagináis que se pusiera a llover ahí dentro? Sería increíble, ¿verdad?

Miró a los demás sonriente, pero en lugar de compartir su ilusión lo miraban con cara de no estar muy convencidos del todo. Torció el gesto. Ah, no lo entendían. Tendría que buscar otras palabras...

— Si restablecemos la energía, todo funcionará más o menos y habrá luz. El sistema de descontaminación también funcionará, y es posible que lo necesitemos. Y otra cosa, ¿y si hay más... cosas escondidas en la arena? El domo es muy grande... Pudiera ser que volviéramos a toda prisa y nos esté esperando lo... que sea. En cambio, ahora tenemos tiempo, más de tres horas por lo que dice Daeron. Podríamos explorar el domo, ver que es seguro, y tal vez encontremos algo escondido que nos pueda servir. Puede haber información, o tal vez equipo... Es muy grande, ¿quién sabe? — esperó que su explicación les convenciera esta vez — ¿Pulso ya el botón?

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- Es cierto que vamos a necesitar la descontaminación...- reconoció Emil, pensativo- Y también que pudiera implicar que abriera la puerta averiada que hemos dejado atrás, justo antes de entrar en el domo. Y como Halberd tengo curiosidad por ver qué pasa si este lugar se pone a funcionar. Tal vez eso arregle el problema de contaminación que Antorcha está sufriendo. No es algo descartable- A pesar de las palabras era evidente que a Emil pulsar el botón le causaba dudas y que no las tenía todas consigo. Pero, finalmente, se encogió de hombros y tarareó una de esas viejas canciones obtenidas en sus saqueos a las que era tan aficionado- Que será, será. Whatever will be, will be. The future's not ours to see. Que será, será. What will be, will be.   Bien... procede, amigo. Que se haga la luz. Quizás.