Partida Rol por web

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Con las máquinas derrotadas, los Rifts Warriors buscaron entre la tecnología rota de la Enfermería algo que pudiera salvar la vida de la agonizante Ranger Vicky.

Shidi se arriesgó en una apuesta de todo o nada con una pistola inyectora que en un lado tenía una franja de color marrón y en el otro un indicador digital con diez barritas luminosas. El aparato pesaba apenas medio kilo en su mano y parecía estar operativo, aunque con esta tecnología milenaria nunca se podía estar seguro.

Afortunadamente, Vicky Morrisona pareció reaccionar bien ante el pinchazo de nanoides marrones. Su pulso y su respiración se hicieron un tanto más regulares, su tez ya no parecía tan lívida y demacrada, aunque seguía estando inconsciente y seguramente no estaba del todo fuera de peligro.

Entretanto, Equilibrium usó la tarjeta negra del desmayado Emil para abrir la cápsula de estasis del fondo de la estancia. Dentro había un hombre que encajaba con la descripción del Concejal Baine, aunque parecía severamente dañado, tanto física como mentalmente. Sus piernas presentaban crueles incisiones quirúrgicas, era improbable que pudiera andar en breve. Su expresión era confusa y carente de inteligencia. Balbucía gemidos ininteligibles e incluso parecía babear. ¿Acaso aquel era el hombre al que habían acudido a rescatar? Algo no cuadraba.

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HORA: POR LA TARDE.

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CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Cualquier mercenario que se precie, incluso un soldado en la academia, sabe que ha cometido alguna felonía con sus compadres. Fotos comprometidas durante una borrachera. Dejar a alguien desnudo durante una helada.

Las típicas chiquilladas de la edad.

Pero al llegar a la habitación, la situación me dejó tan perplejo como un pez boqueando por respirar fuera del agua.

- Soberanos hijos de la gran... - Se me escapó por lo bajo.

Alguien, no acusaría en alto todavía a nadie, o bien era un genio, o bien era un maldito sociópata en potencia. Pero tendría que darle la enhorabuena.

- Bueno Emil, por fin sirve de algo lo estirado que eres, ¿eh? - Dije socarronamente agachándome ante el inconsciente elfo. 

Lo habían usado de tope.

¡De tope!

No sabía si reír o llorar. Lo que si sabía es que por nada del mundo volvería a dormirme o quedarme KO delante de esta panda de, de... mercenarios. A fin de cuentas es lo que eran.

- Emmm, gente. Venía a ver cómo os iba. Pero, una imagen vale más que mil palabras. - Dije mientras me incorporaba y señalaba a Emil con un dedo. - No voy a ser yo, el que niegue la utilidad práctica de "esto". Pero, ¿a nadie se le ha ocurrido que un puñetero cortocircuito, en una antigualla como esta, lo podría partir en dos? -

- ¡Mira hombre! ¿Ese de los ojos de loco no se parece mucho al que buscamos? - Comenté de pasado al pasar por encima de Emil y echar un vistazo al resto de la estancia.

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Asintió ante las palabras de Halberd y no se lo pensó dos veces. El disparo del inyector en el cuello era una apuesta. O remataba a Vicky o la salvaba. Ambas eran buenas opciones porque lo que no necesitaban era a agonizantes. 

Vamos, cabrona. Vuelve con nosotros.

Fue evidente de inmediato que aquello funcionaba. El color regresaba a su cara, la respiración se acompasaba, las heridas disminuían. Pero no era suficiente. Actuó de forma mecánica y le chutó una segunda dosis. 

-Creo que esto bastará. Ahora iré donde Emil. Halberd, quédate con ella y vigila que se lo tome con calma y no haga ninguna tontería. Sí, es una putada que abra los ojos y vea ese pelo tuyo -dijo socarrón pero evidentemente aliviado del resultado de las dosis-, pero la vida tiene este tipo de hipotecas. Espero que al que te hizo eso lo detuvieran y esté cumpliendo pena de prisión. Sí, te lo dice el que parece un flamenco rosa -unas sonoras carcajadas remataron su frase final. Dio una palmada en el hombro de su compañero y se dispuso a ir hacia Emil. 

Pero detuvo sus pasos, cuando Equilibrium logró abrir la cámara de estasis y en su interior pudo ver al hombre al que habían venido a rescatar. 

Decir hombre es mucho decir.

Realmente no parecía más que un guiñapo babeante, incapaz de articular sonido coherente alguno. 

-Daeron, ayuda a Equilibrium, por favor. Equilibrium, haz que se incorpore. Sin duda está desorientado y bien jodido. A saber qué le han hecho ahí. Y si lo veis oportuno, tumbadle en una de las camas -negó con la cabeza. Ellos eran varios y las habían pasado canutas. No quería imaginar lo que habría sido pasar por aquel infierno a solas y expuesto a todos aquellos horrores-. Briaeros, registra la mochila del concejal. Vacíala si hace falta y mira a ver si hay algo útil en ella. 

Continuó su camino hasta Emil a cuyo lado se acuclilló. Una dosis bastaría para devolverlo al mundo de los despiertos y volverían a tener a su líder operativo. Alzó la mirada y la fijó en Callahan.

-Eh, reina de las sombras. Hazme un favor. Ve donde Muxu y dile que en unos minutos me planto allí con la cura para Thomas. De fijo que está desesperada a estas alturas y nos queda la opción de desquiciada o hablando con sus lucecitas de colores. Y no sé cuál de las dos posibilidades es peor. 

Volvió a centrarse en Emil.

-Papi Shidi va a darte tu medicina, orejotas. 

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Cuando aquel que parece el concejal sale de la cámara, no puedo evitar ver en él mis máximos temores. Y es que muchas veces he tenido pesadillas con convertirme en algo parecido fruto de los implantes que tengo en el cerebro. Por supuesto nunca lo voy a reconocer, pues lo considero una de mis debilidades.

Lentamente, intentando no hacer movimientos bruscos, busco acercarme a quién parece el concejal Baine. Ssshhh... Tranquilo, maese Khonnir. Nos ha enviado lady Val, su hija... ¿la recuerda?

El concejal tiene suerte; si sus conciudadanos estaban dispuestos a utilizar un pergamino de Resurrección para salvarle, seguro que reparar una mente rota es menos costoso. Y nosotros también estamos de suerte porque al no estar muerto Alexa acaba de subir al primer puesto en objetivos para ese pergamino.

Intento llegar hasta el concejal y ponerle un brazo por los hombros mientras miro a los demás. Si tenemos una manta para taparle, creo que en cuanto aquellos que puedan se pongan en pie deberíamos marcharnos lo más rápido posible.

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Halberd había dejado a Shidi utilizando la pistola inyectora y se había adelantado para ver la esperada salida del concejal. Sería muy interesante ver cómo los nanoides trabajaban. Bueno, obviamente no los nanoides, sólo sus efectos visibles. Pero justo en ese momento Equilibrium iba a abrir la cápsula, y no podía estar en todas partes. Se trataba nada menos que de la liberación de Konnir Baine. Había estado trabajando en su forja y viendo la cantidad de aparatejos que allí guardaba y que había fabricado él mismo. Tenía muchas ganas de conocerle y poder hablar con él acerca de todo eso, tanto que se había convertido en una especie de ídolo para Halberd, y como tal casi esperaba que saliese de esa celda como una estrella del rock. Luces, una máquina de humo, ovaciones...

Pero cuando vio el estado del concejal cuando fue liberado de la celda, si es que realmente era él, la admiración que sentía se desplomó. Por lo que sabían, el señor Baine era mago e inventor. Hasta había diseñado la maquinaria levantada a las orillas del lago. Verlo destruido mentalmente sencillamente no le encajaba. Al menos parecía estar vivo, y eso le daba más posibilidades a Alexa.

— ¿Es Baine? Pues no lo entiendo... — comentó incrédulo, decepcionado al ver el despojo de hombre. Al escuchar las indicaciones de Shidi, y viendo que Equilibrium y Daeron ya se disponían a ayudar al concejal, Halberd volvió sobre sus pasos. Se iba pasando una mano por la cresta, echando algunos vistazos a Baine a sus espaldas. — ¿Qué? Es un corte moderno. Creo que favorece la forma de mi cabeza. — respondió a Shidi con una sonrisa cuando éste le palmeó el hombro. Le dijo la sartén al cazo. Desde luego que parecía un flamenco. Cuanto más lo miraba más rosa lo veía.

Retrocedió para llegar hasta donde yacía Vicky. Conforme se acercaba pudo observar con alivio que el inyector curativo debía estar funcionando efectivamente, porque la paciente ya no tenía tanta cara de muerta. Aún así se quedaría a su lado hasta que se despertara. Conocía a la ranger y sabía que a veces tenía mucho ímpetu. Era capaz de querer levantarse de un salto y abrirse las heridas que los nanoides habían cerrado y que por poco se la llevan al otro barrio.

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Vicky abrió los ojos sin saber muy bien qué ocurría.  Sin embargo, en cuanto intentó incorporarse, el dolor le aclaró la mente. Recordó al instante como su suerte se había terminado y los brazos mecánicos de aquella cosa le habían rodeado. Recordaba notar el dolor en el pecho, como si le explotase, y el sabor de la sangre en la boca. Hasta creía recordar el sonido de algo partirse que probablemente eran sus costillas, columna, o ambos.

Debería estar muerta. Pero no lo estaba.

Vio entonces a Halberd a su lado mirándole preocupado e instintivamente utilizó el sarcasmo como mecanismo de defensa ante la gravedad de la situación. 

- La próxima vez deberé dejar claro que no me gustan los abrazos.

Vicky miró a su alrededor. Los enemigos habían caído, pero no creía haber visto quién se encargó del segundo. Los Rift Warriors que habían llegado tarde a la fiesta estaban allí ahora, con un invitado extra que no parecía coherente. Por último,  Emil seguía inconsciente. Iba a preguntar cómo seguía viva, escuchó a Shidi decir que tenían la solución para Thomas mientras inyectaba algo en Emil. Vicky asumió que aquello era lo que le había salvado la vida.

Intentó incorporarse poco a poco, recogiendo sus cosas, mientras gruñía entre dientes.

- Creo que dormiré tres días cuando volvamos...

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- ¡Ey! ¿Qué ha pasado? - Preguntó Muxu en cuanto Xavier entró por la puerta. Los ruidos de combate habían cesado hacía relativamente poco, y estando Xavier de vuelta solo podía significar que los Rift Warriors habían ganado.

- ¿Han encontrado al concejal? Muero de ganas por salir de este condenado sitio de una maldita vez. - No solo estaba cansada, y había estado agobiada, ahora además estaba aburrida de estar en el mismo sitio sin nada que hacer salvo vigilar unas puertas. Por suerte no había aparecido ningún enemigo, dado que dudaba de que hubiese tenido muchas oportunidades de pararlo... como mucho frenarlo un poco.

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El alemán empezó a registrar la mochila de forma metódica, ayudándose del mobiliario cercano para ir depositando las cosas conforme las iba sacando, exponiendo el contenido de la mochila.

-Tres pociones, una de ellas creo que antitoxinas... Tres pergaminos... Una varita, dos viales de ácido, una daga, un amuleto, una antorcha extraña, una estera, ropa de abrigo, yesca y pedernal, raciones para cinco días, una muda, un pellejo con agua, una manta y un monedero-fue listando, antes de devolver todo a la mochila. 

-¿Cómo le vamos a sacar de aquí?

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¿Y cómo cojones voy a saberlo?

-Cada batalla en su momento, Briaeros. Intentad que recobre la cordura. Y quizá no fuera mala idea darle una de sus pociones curativas. Si hace falta, con embudo. 

Miró a Emil. El chute había funcionado. 

-Buenos días, bella durmiente -le dijo-. Tómatelo con calma. Respira y no te precipites. La batalla ha acabado. Están pasando muchas cosas. Tenemos ahí al concejal, aunque no parece estar en su mejor momento. Todos los de esta habitación están más o menos operativos y me dirijo ahora donde Thomas para sanarle con lo que hemos encontrado aquí. Volveré en seguida. 

Dicho aquello se encaminó a la posición en la que aguardaban Callahan y Muxu junto al cuerpo inconsciente de Thomas. No medió palabra  al margen de un guiño a los presentes y acercó la pistola al cuello del herido. Un disparo y pudo apreciarse un leve parpadeo, una mejoría del color y una respiración pausada. Pero no había bastado. Un segundo disparo y Thomas volvió con ellos. 

-Sois unos putos yonkis de lo que sea que tiene esto -el marcador señalaba la presencia de cinco dosis aún. Preciadas y preciosas. Estuvo tentado de probarlo sobre sí mismo, consciente de que estaba al filo de sus fuerzas. Pero si no había pelea, era mejor racionar aquel valioso recurso. Herido y débil, sería capaz de regresar al campamento base. Ya habría tiempo para recuperarse. Miró a sus colegas-. Emil ya está despierto. Deberíamos regresar con ellos. Muxu, Thomas, parece que hemos dado con el concejal -les informó sucintamente-. Mejor reagruparnos y plantearnos el regreso. Tampoco sería mala idea recoger el cuerpo de Alexa. ¿Podríais encargaros de ello? Yo llevaré a Thomas con el resto de la gente.

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- Tranquila pequeña, la caballería viene en camino. - Comenté a Muxu.

- Aunque la cosa se ha desmadrado un poco. - Le digo levantando un dedo por cada dato. - Emil está, digamos, algo descolocado. Vicky a recibido bien. ¡Ah! También hemos encontrado al concejal ese. Con un poco de coña estaremos fuera de aquí a tiempo para bebernos parte de la recompensa. - Resumí rápidamente.

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Halberd sonrió cuando vio a Vicky de vuelta. Bromeaba, pero las ojeras delataban que estaba hecha polvo.

— Hola Vicky. Me alegro de que estés de vuelta. Vaya, qué susto nos has dado. Tenías, eh... mala cara. — comentó mientras trataba de ayudarla a levantarse todo lo que la ranger se dejaba — ¿Cómo te encuentras? ¿Has visto qué maravilla? Creo que son nanoides. Shidi te los inyectó y ahora deben estar reparando tus tejidos. Es increíble que haya funcionado tan bien, teniendo en cuenta que deben tener unos cuantos miles de años, ¿eh?

Se fijó en sus compañeros. Parecían tener todo en orden y se preparaban para la vuelta. Entonces recordó el trabajo en el elevador.

— Ah, acabo de acordarme que tenía algo pendiente. Voy al elevador. Me fijé que tiene una pieza estropeada, y creo que si logro repararla en la forja podríamos hacerlo funcionar de nuevo. Para cuando volvamos. Interesante, ¿verdad? En fin, no os dejéis las cosas de encima de la mesa. — dijo ya encaminándose hacia la puerta.

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Emil despertó y parpadeó algo aturdido en lo que se incorporaba y recuperaba la consciencia.

Se llevó una mano a la cabeza y miró alrededor mientras escuchaba las explicaciones de James.

- Bien... - Eran buenas noticias. - ¿Habéis registrado todo esto? Si no queda nada de valor, reunámonos todos y preparémonos para irnos. -

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Daeron suspiró aliviado al ver cómo la inyección del producto médico que proporcionaba Shidi a Vicky, funcionaba. El rostro de la mujer, pálido y mortecino, recuperó color y mejor presencia. Finalmente la ranger abrió los ojos y reaccionó. No teniendo que temer por su vida, el joven movió hacia Equilibrium cuando este lograba abrir una cápsula de grandes proporciones con una tarjeta magnética... y de ella emergía un hombre en deplorable estado. Por la descripción, pareciera que era el concejal Baine, el principal objetivo de la expedición que habían realizado. Pero al verlo, desastrado, con la mirada entre aterrada y perdida, cubierto de sangre, balbuceando cosas inconexas, el arcano notó que algo no iba nada bien en él.

Emil recuperó la consciencia entonces, gracias a otra inyección sanadora, y comenzó a dar indicaciones.

- ¿Prepararnos para irnos? - preguntó con cierta incredulidad -. Pues a este como no lo carguemos a hombros no va a salir por su propio pie - declaró -. Parece totalmente ido. Creo que han hecho experimentos con él, con su cerebro, a juzgar por lo que asoma por sus oídos - dijo con tono pesimista, indicando por la sangre y una masa gris que salían por sus orejas -. Además, sus piernas parece que tienen algunas heridas serias. No creo que pueda caminar - añadió.

Ni contarnos qué ha pasado aquí.

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Yo también observo al concejal y finalmente afirmo. Este tipo está muy grave. Sin embargo está vivo, pero tardarán en recuperarle a su anterior estado si es que pueden. Coincido con Daeron en que han jugado con su cerebro, y puede que nunca más vuelva a ser el mismo.

En cualquier caso tenemos que marcharnos ya de aquí. No estamos ni mucho menos en condiciones de iniciar ninguna otra pelea, así que mejor si nos vamos. Yo mismo puedo llevar al concejal, y Briareos puede llevar el cuerpo de Alexa. Así que si os parece bien iniciemos el camino de regreso ya termino casi en una súplica para que no nos eternicemos.

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HORA: POR LA TARDE.

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El elfo accedió a la sugerencia de Equilibrium y asintió. 

- Bien, cargad con ellos. - Indicó a Equilibrium y Briaeros. - Cuanto antes salgamos y regresemos, más posibilidades habrá de que lleguemos de una pieza. -

Por un momento Emil reflexionó sobre algo que le rondaba la cabeza. Miró a todos los presentes y expresó sus dudas.

- No hemos acabado de explorar todo esto, y quizá haya algo que nos pueda ayudar con Alexa. Pero no estamos en condiciones de entablar un nuevo combate. - La última frase parecía lamentarla. - Nos vamos a ir, para poder luchar un día más. Pero si alguien tiene una idea mejor que hable ahora o calle para siempre. -

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HORA: POR LA TARDE.

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Halberd recorrió el pasillo de vuelta hasta el elevador y se situó frente al panel y la pieza a extraer. Previamente se le había ocurrido pedir la ayuda de algún compañero, pero dado que todos estaban heridos en mayor o menor medida y él se encontraba en perfectas condiciones le pareció feo exponerlos a un chispazo.

Observó la pieza de glaucita y el grueso cable chisporroteante conectado a ella. Alargó los dedos varias veces, pero se detenía antes de tocarla. Se tocaba la perilla ceñudo, volvía a acercarlos y retrocedía, indeciso. Si no era lo suficientemente rápido le daría una buena descarga. Miró alrededor, comprobando que estaba solo. ¿Tal vez fuera prudente llamar algún compañero por si se quedaba pegado? Nah, podía hacerlo. Si tenía que esperar a los otros...

Se dispuso a agarrar la pieza vacilante, pero nada más que su dedo tocó el metal un latigazo eléctrico recorrió todo su brazo hasta el hombro.

— ¡Ay! — exclamó quitando la mano bruscamente, moviendo los dedos para recuperar la sensibilidad. Demasiado lento.

Resopló y volvió a intentarlo, esta vez agarrando la pieza con más decisión. Los dedos se cerraron con fuerza en torno al metal electrificado y Halberd empezó a convulsionar electrocutado, incapaz de extraer el componente. Cuando pudo soltarse, la cresta se le había erizado y un ligero humo blanco salía de sus orejas.

— Uf, uf... — parpadeó varias veces, pasándose la mano por la cara un poco desorientado. Esa descarga había sido algo más fuerte. — Pues sí que está agarrada...

La maldita pieza se resistía a salir del sitio. Pero si la pieza era tozuda, Halberd lo era más. El enano no era de dejar las cosas a medias, y si había decidido extraer la pieza para repararla, eso iba a hacer. No le importaba recibir más descargas; aquello se había convertido en un asunto personal entre la obstinada pieza y él.

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HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Vicky se tomó  un minuto para centrarse e intentar acostumbrarse al nuevo dolor de su cuerpo. Necesitaba movilidad si quería salir de allí. 

Halberd le comentó con aquella ilusión típica suya cómo habían conseguido estabilizarle y Vicky le sonrió asintiendo. Sí que era algo increíble. Demasiado. Se les había gastado la buena suerte con aquello, estaba segura, ya que aquello era equivalente a un milagro. No quiso decirlo en alto ya que ya tenían suficientes problemas.

Se acercó al concejal , a quien Rquilibrium y Daeron intentaban ayudar sin mucho éxito. Dudaba que ella tuviese más suerte, sobretodo en el tema de lo que le hubiesen hecho en la cabeza. Pero a lo mejor conseguía hacer algo con las piernas... o al menos detener aquella hemorragia interna que le salía por las orejas. 

Briaeros había extendido las pertenencias del concejal sobra la mesa. Tal vez con la tela podían hacer vendas, aquello podría evitar que siguise chorreando el cerebro fuera de la cabeza. Tal vez fijar las piernas para evitar aún más daños.

- Sí no conseguimos llevar al concejal de manera pacífica, tal vez no es mala idea dejarle inconsciente... No sé qué ocurrirá si encontramos más enemigos y decide salir corriendo. O si decide rebotar y atacarnos si se siente amenazado. ¿Por casualidad alguien del equipo mágico sabe mandar a alguien al país de los sueños? - preguntó esperando no tener que utilizar la violencia con el concejal.

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HORA: MÁS AVANZADA LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA Y HACIA ANTORCHA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Con Emil y los demás inconscientes más o menos recuperados, los Rifts Warriors emprendieron una retirada más o menos ordenada de regreso al pueblo de Antorcha.

Xavier exploraba y avanzaba de vanguardia a retaguardia, ayudando a sus compañeros. Thomas seguía bastante desorientado y a menudo se quedaba un tanto rezagado. Shidi se aseguró de que Halberd recogiera de la Enfermería los aparatos tecnológicos. Él volvió a guardar el contenido de la mochila del Concejal de vuelta a su interior y cargó con la misma hasta la superficie.

Raxus y Equilibrium cargaron con el Concejal, que no podía moverse por su propio pie, mientras Vicky le cuidaba para que no empeorase durante el duro trayecto, y Daeron vigilaba que todos estuvieran bien.

Briaeros llevaba en silencio el cadáver de Alexa.

Halberd, además de recuperar los aparatos de la Enfermería, también había recuperado la pieza rota del Elevador de la naveta. Estaba seguro de que si conseguía repararla en una forja, podría arreglar el Elevador, lo que daría acceso a los Rifts Warriors a una nueva Cubierta desconocida hasta ahora: la de Ingeniería. En tiempos había otras cubiertas, pero todas habían quedado destruidas cuando la naveta se estrelló contra Numeria, milenios atrás. El enano había recibido algunos chispazos, pero con todo estaba más que satisfecho con el trabajo realizado y con lo descubierto hasta el momento.

Muxu acompañó a sus compañeros, atenta a todo y vigilante con su ballesta.

Al pasar por el Bio-Cierre todavía operativo, a la salida del falso desierto, Halberd pudo activar su plena funcionalidad para sanar todas las enfermedades contagiosas y las infecciones fúngicas y biológicas que estuviera sufriendo el grupo.

Al fin, tras prácticamente una hora de camino, los Rifts Warriors dejaron atrás ruinas metálicas y humedas cavernas, cruzando el lago contaminado para retornar así a la superficie, al pueblo de Antorcha.

TRANSCURREN VARIAS HORAS.

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MEDIA MAÑANA.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA: CUBIERTA CIENTÍFICA.

CLIMA:(EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

El grupo de aventureros, los Rifts Warriors, se preparó lo mejor que pudo para el descenso de vuelta a las profundidades, a las ruinas metálicas situadas bajo las cuevas enterradas en las profundidades de la Colina Negra de Antorcha, más allá de un estanque de aguas contaminadas y ligeramente radiactivas.

El trayecto fue seguro, pero sucio y fatigoso. Finalmente unos noventa minutos después de salir de la Taberna la Fundición, volvían a estar en el mismo sitio que habían abandonado días atrás.

Emil no tuvo problema en convencer al clérigo Joram Kyte de que siguiera usando sus conjuros y su varita metamágica para proporcionar a los doce aventureros la capacidad de respirar bajo el agua durante cuatro horas al día. El clérigo, sin embargo, les avisó de que le quedaban cargas para tres usos, contando este. Después de eso, su magia no potenciada sólo permitiría cubrir a la mitad de aventureros y durante tres horas solamente.

TRANSCURREN VARIAS HORAS.

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MEDIA MAÑANA.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA: CUBIERTA CIENTÍFICA.

CLIMA:(EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

El tacto de la ballesta en su mano le transmitía cierta sensación de tranquilidad. Muxu se internó en los restos de la nave junto a sus compañeros, y no tardó en ocupar la posición que Emil le había asignado durante la planificación de futuras incursiones.

Sus ojos miraban con nerviosismo los alrededores, volviendo a fijarse en los techos, paredes y suelos el entorno, para finalmente soltarle un comentario a Daeron, que era su compañero más cercano.

- Este lugar sigue poniéndome los pelos de punta. -