Partida Rol por web

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: MEDIA MAÑANA.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA: CUBIERTA CIENTÍFICA.

CLIMA:(EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

La verdad es que tenía un poco la mente en otro sitio, y se estaba encontrando distraído más de lo que le habría gustado al borg. Sin embargo, de momento no había pasado nada, así que no había que lamentar daños. Estaban quietos en tercera línea, esperando el curso de acción, cuando llegaron preguntas desde atrás. El alemán apenas se giró un poco y negó con la cabeza. Ningún problema. Al menos, ninguno que ellos supieran o pudieran ver.

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- No estamos solos. No estamos solos. - Repetí mentalmente con voz de crío mientras escuchaba a Emil.

Como si no fuese evidente. No habíamos estado solos ni en un puñetero tramo de la nave. Si aquello era como una puta arca de Noé. Si Noé fuese un cabrón despiadado, encargado de recolectar máquinas de matar. Orgánicas y no orgánicas.

Que yo viese, nadie nos había recibido con bombones y flores. Los únicos un poco "relajados" habían sido la panda de desarrapados de la caverna.

Y eso porque todo Cristo los había apaleado. 

- No estamos solos dice. Y se queda tan ancho. Será... - Pensé mientras seguía la ruta para indicarles el camino. 

Hice un gesto al llegar a la puerta. Nadie me seguía. 

La historia de mi vida.

Pero bueno. Una ojeadita rápida no podía hacer mal a nadie, ¿no? 

Escuché atentamente por si había moros en la costa. Moros en la costa. Que extraña expresión. No sabía lo que era un puñetero moro. Seguro que algún tipo de planta. Encajaba bien en la situación. Esperaba que ningún jodido vegano con lanza saliese a saludar. Con un poco de suerte se habían cabreado todos en la primera caga..., incursión organizada.

- Bien va. Parece que todo correcto. - Pensé mientras hacia una señal hacia Emil de todo OK. Lo cierto es que no me paré a comprobar demasiado si estaba pendiente.

- Bueno, es un jodido psíquico. Seguro que ya lo sabe. - Pensé. En el fondo rezaba por ello. Me encantaría que viese al detalle todo lo que me pasaba por la cabeza. Dios, sería una delicia.

Entré con cuidado. Era un jodido invernadero.  ¿En serio? ¿Aquellos bichos se cultivaban?

En fin. Por qué no. Peores cosas habíamos visto allí. Seguro que estaban cabreados por la falta de abono decente. Eso sería una buena explicación a su falta de cortesía.

Aquella sala era una pocilga. El jardinero no pasaba por allí hace eones. Por lo menos. Húmedo, mohoso y pegajoso. Como toda buena covacha debe ser. 

Había que esquivar una especie de raíces de una gama de color jodidamente indescifrable para mi percepción cromática.

- ¡Coño! - Solté para mí. 

¿Aquella raíza acababa de moverse?

Nah. Será la falta de sueño. Y de cerveza. Eso alteraba la mente de cualquiera. Más valía tener los ojos bien abiertos. No parecía haber más inquilinos verdes. Pero cualquiera sabía. 

En las películas siempre pasaba lo mismo. Nadie. Te distraes. Y muere el negro. El negro en este caso era yo, obviamente. Porque siempre me metían el primero en la mierda.

- ¡Zas! - escuché a mis pies.

- Pero qué...- Dije mientras tropezaba con otra "raíz". La ostia fue de campeonato. Un diez de nota. Con toda la sien. Era la putada de mi armadura. Preciosa. Pero sin airbag.

Noté al instante como perdía la consciencia. Mierda.

Ojalá no hubiese bichos.

Ojalá no me encuentre Emil así.

- ¡Oh coño! - Fue mi último pensamiento. 

Me estaba quedando KO con esa panda de desalmados a mi espalda.

- Mierda puta. - 

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Halberd se frotaba las manos, pensando en cómo meterle mano al asunto. Había sacado sus herramientas y la pieza en cuestión y las había preparado delante de él. La última vez que manipuló el panel le había soltado un par de chispazos. Sólo tenía que ser rápido para colocarla, y luego darle un empujoncito con un destornillador.

Miró alrededor. Los Rifts Warriors solían necesitar un rato para organizarse, así que le daría tiempo de sobra a poner la pieza. Siempre era bueno ir adelantando trabajo.

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- Tampoco lo comentaba por ti, Shidi- explicó Emil quien, sin embargo, tenía la atención en otro lugar. Porque, tal como se temía, Xavier había (y había perdido la cuenta de cuantas veces ya) hecho caso omiso de toda orden, y actuado sin pensar, como si de un puto kamikaze se tratara.

- Este tipo es de los que, luego, cuando le pasa cualquier cosa, se queja amargamente que lo han dejado solo- pensó sin tener muy claro si reírse, llorar, o dejarlo pasar otra vez. Lo miró mientras se alejaba con un hastío cercano a la incredulidad.- Quizás habría que dejarlo solo de verdad, a ver como se arregla. Aunque, claro, la última vez sus ocurrencias sirvieron para que un montón de tipos mitad planta mitad pigmeo intentaran matarnos. A saber lo que logra liar esta vez. Me recuerda aquel libro tan raro que encontré en esos almacenes, escrito en idioma arcaico... aunque no, ni de coña, esos tipos bajitos con coleta y una vara rara, ¿Chgender se llamaban?, eran sin duda mucho más majos que Xavier. Pero vamos a ver, ¿no le acabo de decir que a pesar de lo que hemos matado hay algo vivo aun en este lugar distinto a nosotros? ¿tanto le costaba esperar a que el grupo no estuviera tan disperso?

Afortunadamente no parecía haber demasiados peligros, con lo que siguió mirando como su "compañero" y "camarada" avanzaba con notable rebeldía y no poca estupidez. Pero con garbo. Reconozcamos que tenía garbo. Vio como abría la puerta que daba a la especie de invernadero donde estaban esas criaturas y... Desapareció. Pocos segundos después sonó un sonoro "GLONG"

- Mierda. No será porque no se lo he dicho- musitó en voz perfectamente audible y con un deje de desesperación Emil.- Raxus, ven conmigo y cúbreme. El resto, llegad hasta esta sala y mantened la posición. Preparados por si hay que actuar.

Y tras esas palabras avanzó hasta la posición que debía ocupar Xavier.

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El enano asiente y con el hacha preparada se dispone a seguir a Emil. 

Habrá que salvarle el culo a Xavier.

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Ya le había perdido el paso al enano, acababan de llegar a la zona crítica y ya se había descuidado en las órdenes. Frustrado Trató de avanzar todo lo rápido que pudo tras el enorme compañero al que debía de flanquear. Se escurrió entre las anchas espaldas de Shidi y Briaeros como pudo y llegó a la siguiente estancia en la que echó de menos a alguien.

—¿y Xavier? —dijo el mago mirando a los lados en busca del hombre.

Escuchó las órdenes de Emil que cambiaban el orden establecido en un principio y asintió. La necesidad forzaba la adaptación, si esas eran las nuevas directrices tocaba seguirlas.

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De nuevo por aquellos corredores lúgubres. Ensuciados por el moho, el polvo o por sangre reseca. Iluminados por halógenos de luz blanca que más bien aportaban iluminación entre grisácea y amarillenta, sin duda por el filtro que causaba la suciedad y el puro viejo que rodearían las bombillas. No era el tipo de escenario que agradaba a Daeron. A pesar de haber nacido en un planeta y en una cultura donde la tecnología estaba desigualmente desarrollada y aquellos aparatos no le asombraban en absoluto pues hasta cierto punto le eran conocidos, el joven parecía gustar más de instalaciones y lugares más tradicionales o naturales. El suelo de la taberna de Val se le hacía mucho más acogedor y agradable a la vista.

Mientras pensaba en lo opresivo del lugar advirtió cómo Shidi y Briaeros, inmediatamente delante de ellos, se habían parado en seco. Una mirada interrogativa a Muxu, su compañera, sobre aquel proceder hizo que esta tomara la iniciativa y preguntara si había algún problema. Los dos luchadores parecieron negar con la cabeza. Serían órdenes de Emil. Y sin embargo creyó captar gestos del elfo, ya en la sala redonda del elevador, para que todos avanzaran y a la par cierto nerviosismo y tensión. O una posición de en guardia, junto a otros. No sabía el qué pero algo sí parecía pasar más adelante.

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Sus compañeros parecían haberse despertado y se movieron más rápido que Vicky, que se estaba tomando su tiempo viendo que la situación iba con calma. Avanzó para alcanzar a Equilibrium, situándose detrás de la medium, que parecía haber recuperado el brío.

Se asomó entre los hombros de Daeron y Muxu, un poco más adelante en el pasillo. El elevador estaba tras las siguientes puertas y no estaba segura de cómo estaba la situación ya que parecía que nadie se preocupaba de informar a la retaguardia.

Imaginaba que si encontraban algun problema avisarían. Halberd tenía a Shidi y Briaeros para ayudarle, pero Vicky aún así elevó su voz ligeramente para que llegase al grupo de vanguardia. 

- Halberd, si necesitas una mano, avisa. - ofreció la justice ranger, y tal vez sutilmente alguno del grupo más avanzado caería en la cuenta de que la retaguardia andaba un poco ciega.

Vicky mantuvo su posición cerrando la marcha, avanzando si el resto lo hacía. Mentiría si dijese que no tenía ganas de utilizar aquél cacharro, aunque sólo fuese para terminar aquella endemoniaba misión que los estaba volviendo a todos majaretas.

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- ¿Cómo habrá logrado dejarse inconsciente a sí mismo?-  al notar que no había nadie a la vista (y tampoco invisible o camuflado) el elfo albino no pudo dejar de preguntárselo.- ¿Habrá logrado tropezarse solo, golpearse en la cabeza, y quedarse inconsciente?

Bien pensado, con todo lo que estaba pasando y esa extraña energía mágica y de decadencia que parecía asaltarles, no era descartable. Emil miró unos segundos el cuerpo tendido y despatarrado de Xavier, más tranquilo al percibir que estaba vivo y respiraba.

- No hemos tenido suerte- le dijo a Raxus con una sonrisa, tirando de ironía.- Respira y juraría que las funciones motoras y la capacidad de hablar no han resultado dañadas. No noto nada vivo, aparte de él, en esta habitación. Revisemos un momento si hay algo de valor, y luego nos lo llevamos y que nuestros sanadores vean si lo pueden despertar de forma suave. No vaya a ser que el niño se haga daño.

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Halberd sonrió y puso los brazos en jarra, suspirando satisfecho. El zumbido de la maquinaria en stand-by, lista para funcionar después de tantísimo tiempo, era una sensación profundamente gratificante para el enano. Se sentía en comunión con los androffan, como si fuera un operador de la Divinidad. Radiante se giró hacia Vicky, quien le ofrecía una mano. Briaeros, como una gigantesca sombra silenciosa, estaba a su espalda. Halberd levantó un pulgar en dirección a ambos, sonriente:

— Vicky, lo hemos conseguido. ¡Está vivo! — se giró de nuevo hacia el panel luminoso. Sus ojos brillantes, emocionados, reflejaban la luz de las letras azules del panel. La línea roja que indicaba que estaba fuera de servicio había desaparecido. Halberd señalaba con el grueso dedo, sin tocar, las filas de caracteres androffan — Mirad, mirad, acercaos. Ya podemos subir a la cubierta de ingeniería, la cubierta cuatro. Ahora estamos en la cubierta número tres, que es la de ciencia. Sospecho que las otras dos cubiertas que tenemos debajo ya no son más que un amasijo de glaucita. Son, o más bien eran, las cubiertas de atraque y tripulación. — volvió a mirar a los presentes — ¿Xavier? — respondió a Thomas. El tipo desaparecía de vez en cuando. Era de naturaleza escurridiza. Se encogió de hombros. — Hum, pues no lo sé. Habrá ido a investigar a los baños, parecía bastante interesado. Lo que me recuerda que deberíamos terminar de explorar esta cubierta antes de subir a ingeniería. Si algo puede ayudar al concejal, está aquí. — o debería, que después de miles de años a saber.

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Hacía calor y humedad. Una agradable tarde de verano en los cayos.

- Podía ser peor. - Sonó mi mente tan amortiguada que mi conciencia no le prestó atención.

Sonidos de voces. Pelo blanco. Una cierta ternura cínica.

Algo peleaba contra la gravedad en mi nombre. Unos brazos suaves. Como de mujer.

- ¿Mami? - Creo que me llegó desde el fondo de mi oscuridad.

No hubo respuesta.

- Pobre, que vieja está. - Respondió algo en mi lugar - Sólo un poquito más mami, por fa. - Dijo la voz del niño.

La oscuridad protestó y siguió a lo suyo. Movimiento. Arrastre.

Y nada más.  

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Parecía estar despertando de algún extraño sueño, sus sueños siempre habían sido un lugar extraño y confuso pue, dadas sus habilidades, al despertar nunca estaba segura de si lo vivido había ocurrido simplemente en su cerebro o había tenido algún tipo de experiencia extrasensorial. Llevaba un rato entre dos mundos, parecía despertar, estaban avanzando, seguía al grupo.

Comprobó que Vicky, que había permanecido a su lado al parecer, les alcanzaba tras una breve pausa, Equilibrium cerraba la retaguardia con ellas. Esperaría a tener noticias de la vanguardia, parecía que había ocurrido algo pero no llegaban sonidos de combate por lo que supo permanecer en calma, terminando de separar lo onírico de lo real, terminando de despertar por ahora.

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Halberd había cerrado los ojos dejándose llevar por el zumbido del elevador. Cuando escuchó la puerta abrirse y el pataleo de los que llegaban, abrió los ojos y se fijó en que Raxus había traído a Xavier inconsciente sobre los hombros, pero no había escuchado combate ni nada. ¿Se habría tropezado y golpeado la cabeza? No, no podía haber sido eso. Seguramente le había caído algo sobre la cabeza y no había podido evitarlo. Xavier era un tipo ágil, sabía caminar sin caerse.

— Anda. ¿Qué le ha pasado a Xavier? ¿Está bien? — se acercó preocupado.

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- Aunque parezca sorprendente creo que se resbaló y se ha quedado inconsciente solo. En su descargo, estaba todo lleno de raíces, plantas, y bueno... Supongo que le puede pasar a cualquiera. Sobre todo si se desobedecen órdenes y se va a tu puta bola, claro. Pero gracias a los dioses no había enemigos cerca. ¿Cómo van los preparativos aquí, Halberd? En todo caso, creo que debemos revisar las dos últimas zonas de este lugar. En una de ellas me consta que hay al menos alguien. Iremos allí primero.

Y tras esto Emil, una vez despierte Xavier, irá hasta la puerta descrita con C6 en el mapa.

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A Muxu le soprendió mucho ver a Xavier inconsciente cuando le trajeron. Lanzó una mirada interrogativa a Daeron, pero como Emil y el resto que le acompañaban venían tan tranquilos, la ex alcaldesa se relajó un poco. La explicación de Emil acerca de que Xavier se había tropezado no sonaba muy convincente, quizá por ridícula... pero podía ser plausible. ¿No?

Resopló un poco y se aguantó las ganas de ir a comprobar el estado de Xavier. Después de todo sus conocimientos en sanación eran como mucho escasos. Así que finalmente se decidió a esperar órdenes. No sabía si iban a acabar de registrar todo aquel nivel, o si tomarían todos juntos el ascensor.

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A este no le pegaron lo suficiente de pequeño.

Miraba el cuerpo inconsciente de Callahan y negaba con la cabeza a un tiempo. Se volvió hacia Emil.

-Quisiera comentar algo y creo que todos hemos sido conscientes y víctimas de ello. Cuando tenemos una confrontación con el enemigo, formamos unos cuellos de botella que nos perjudican. Estamos apelotonados, cae uno, los demás tienen que pasar por encima o rodear la zona. Se convierte en un caos que nos perjudica. Y la mayor parte de estos sitios tiene dos entradas o accesos por diferentes sitios. Es algo que deberíamos comprobar antes de entrar en ningún lado y quizá formar dos grupos de entrada, Emil. Uno por un acceso y el otro por el otro. De haber un enemigo, tendríamos la opción de rodearlo. Y conste que solo es una propuesta. 

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Que el hombre del grupo que debía de infiltrarse en los lugares más complejos y escabullirse sin ser visto hubiera sido derrotado sin paliativos por un suelo con raíces que le hicieron perder el equilibrio, les dejaba en un lugar harto complicado. Era similar a que Halberd se hubiera autolesionado apretando un tornillo o que Briaeros se hubiera intoxicado con un bote de tres en uno. Por suerte Callahan estaba bien, así que no había motivo por el que preocuparse más allá de lo evidente.

—La sugerencia de Shidi me gusta, si estamos divididos aunque juntos puede que a mí se me hiciera más fácil emplear según qué hechizos.

Añadió el mago, por si eso podía servir al elfo para tomar alguna clase de decisión. Ya la vez pasada había detenido su mano a la hora de usar sus poderes mágicos, por miedo a dañar a algunos compañeros.

—Por cierto, ahora… ¿por dónde?

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Halberd miró incrédulo a Emil y luego a Xavier de nuevo. Pues vaya, sí que era capaz de tropezar él solo y caerse. En fin, suponía que a veces uno podía tener un mal día y tropezar con sus propios pies como un inútil. Incluso un mercenario curtido como Callahan.

— Vaya, bueno, al menos no parece que esté muerto. — vio que Raxus lo sujetaba a lo bruto y le daba un buen par de tortazos a juego que giraron la cabeza de Xavier de un lado a otro como un muñeco de trapo. Con las manazas y delicadeza que tenía su deforme congénere, si no se despertaba es que de verdad estaba más cerca del otro barrio y harían falta medidas más contundentes. Se encogió de hombros y luego sonrió, cambiando de tema — Pues la reparación ha sido todo un éxito. El elevador vuelve a funcionar después de... no lo sé, pero por lo menos unos cuantos miles de años. — dijo dando unas cariñosas palmadas a la pared, orgulloso del elevador — Es una maravilla que vuelva a estar en marcha, ¿verdad? Así podremos subir cómodamente a la cubierta de ingeniería sin necesidad de trepar por el hueco. Que me imagino que es como subieron los otros, qué disparate... Y bueno, por otro lado, también comentarte que la cubierta de ingeniería será el único sitio al que podemos ir, porque las cubiertas bajo nosotros no son más que escombros. Una pena, la verdad, pero qué le vamos a hacer.

Halberd asintió a la intervención de Shidi y se preparó para seguir al grupo. Como él no iba a abrir brecha ni mucho menos se colocaría más bien atrás.

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Habían traído el cuerpo de Xavier inconsciente de vuelta a la zona del elevador en la que nos encontrábamos, no es que estuviera muy unido a él, pero el hecho de que ocupara la cabeza de la vanguardia le convertía en un activo importante per se. Se escurrió entre el resto de Rift Warrriors hasta que pudo alcanzarlo.

Revisó sus constantes vitales mientras Shidi y Emil intercambiaban opiniones acerca de cómo ejecutar el reconocimiento de las instalaciones. Escuchó su nombre, así que aceleró su procedimiento para dejar a Xavier en el mejor estado posible antes de que sus caminos se separaran.