Partida Rol por web

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HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

-No vi nada útil-respondió escuetamente, ante la mención del fondo de la cueva-aunque tuvimos que retroceder cuando esa cosa surgió de la nada en retaguardia. Dejaré a Alexa con Thomas, a la vuelta puedo avanzar en vanguardia-informó, antes de ponerse a ello.

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Bueno digo, mirando de reojo al cyborg, tampoco es que tuviéramos mucho tiempo para investigarlo. Pero en una vista preliminar yo tampoco vi nada, solo que cuando estábamos llegando al fondo de las cueva pasó lo de Alexa y luego emprendimos el camino hasta aquí, con lo que tampoco investigamos a fondo.

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- Bien. Entonces nos ceñiremos al plan. Muxu se queda con Alexa y Thomas. El resto acabamos de registrar todo este complejo. Cuando acabemos, nos reunimos de vuelta con Muxu, y vamos todos a la zona de curación. Una vez allí analizaremos nuestros siguientes pasos. - Dejó de apoyarse en la pared. Pese al cansancio, físico y mental, tenían que continuar.

- En marcha. - Conminó a todos con un gesto de la mano y se dispuso a avanzar para continuar con la exploración. 

- Vamos, por esas puertas. - Dijo señalando en dirección al sur y comenzando la marcha.

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- Es un buen plan si no quieres volver a ver Thomas. - Increpé al elfo. - Está pendiente de un hilo. O recibe tratamiento en breve, y digo en menos de una hora, o preparara otro panegírico. - Escupí pensando cuánto le gustaba al elfo componer letras.

- Necesita extracción. No hay más. Luego ya puedes decidir sobre los demás. Yo incluido. - Sentencié.

- Sobre mis actuaciones. Cuando tengamos tiempo, daré cumplida parte, Líder. - Dije irónicamente.

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Halberd había terminado de limpiar el martillo de las esporas de moho rojizo de las zarpas de su antiguo dueño y ya no lo quería soltar. Se lo acercaba para mirar sus detalles, lo movía de un lado a otro para calcular su peso o cerraba los ojos y se lo ponía cerca de la oreja para intentar percibir alguna vibración mágica.

— Daeron, qué buen ojo tienes. Este martillo es estupendo. — comentaba — Perfecto para trabajos de herrería, y siendo mágico estoy seguro de que aguantará lo que se le eche. Me pregunto de dónde lo habría sacado la cosa esa.

Por cierto, me ha parecido escuchar algo que habéis comentado algo acerca de un ascensor averiado. Cuando despejemos esta cubierta me gustaría echarle un vistazo, algo rápido. Es posible que pueda repararse y que funcione de nuevo. Sería interesante, porque si no encontramos ningunas escaleras es muy posible que sea la única manera de seguir explorando. — sus ojillos empezaron a brillar ante la posibilidad — Fascinante, ¿verdad? Esta nave tiene que ser muy, muy grande. Estoy seguro de que todavía tiene un montón maravillas escondidas esperando a que las descubramos... — miró a sus compañeros mientras hablaba. Una de esas "maravillas" había destripado a Raxus hacía un momento y ahora andaba tambaleante tras él con una cara peor que de costumbre. Alexa había muerto ante sus ojos y Thomas a ese ritmo pronto tendría el cuerpo peor que cuando estaban en la Tierra de las Grietas. Si es que no empeoraba y palmaba también. Y el resto de Rifts Warriors estaban igualmente heridos, enfermos o ambas cosas. Carraspeó incómodo. — Quiero decir, en todo caso cuando resolvamos lo que tenemos entre manos. Lo primero es salvar a Alexa y a Thomas.

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Fue cuando el combate finalizó y los presentes comenzaron a hablar, que supo de la muerte de Alexa por parte del grupo recién llegado. No en estado gravísimo, como Thomas. Muerta. El joven arcano suspiró con dolor contenido tapándose los ojos con una mano y presionando sus sienes, suavemente, con los dedos, haciéndose a la idea de la tragedia pero sabiendo que había una posibilidad: encontrar al concejal y recibir el pergamino mágico que la reviviría. Debían continuar a toda costa. En ese momento Xavier increpó al elfo su orden de continuar, aduciendo que Thomas estaba en estado crítico y podría no sobrevivir. El arcano suspiró sonoramente por las narices y se giró al mercenario.

- Thomas ha recibido el mejor tratamiento que teníamos disponible - afirmó recordando que el mago ya había ingerido una poción curativa tras ser abatido-. ¿A caso tienes un plan mejor? ¿Acaso tienes un equipo quirúrgico y habilidades para tratarlo? ¿Acaso algún recurso que lo sane o haga esa extracción que propones? Porque si es así, hágase. De lo contrario tus palabras solo es comprensible frustración, pero que no aportan soluciones, Xavier. Quizás avanzando localicemos algo que sirva para lo que indicas - dijo apoyando la idea de Emil. Era un plan desesperado pero, con la información que tenía, no sabía de otro mejor. Continuar y tratar de encontrar algo o alguien que solucionara su dramática situación.

Asintió someramente con la cabeza a las palabras de Halberd. Si el enano podía darle buen uso para sus fabricaciones, perfecto. Después respondió a una de sus opiniones.

- Sí, en la sala circular central de esta planta está el ascensor. Pero no me pareció que estaba nada operativo. Arreglarlo podría llevar a niveles superiores o inferiores... si es que aún existen - admitió.

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Una vez terminemos de revisar la siguiente sala, si seguimos sin encontrar al consejero, propongo que yo junto a alguien me lleve el cuerpo de Thomas y el de Alexa para que Thomas reciba tratamiento y el cuerpo de Alexa pueda ser conservado de la mejor forma posible. Pero por ahora concentrémonos en lo que hay delante.

Una vez dicho eso me adelanto a Briareos. Déjame comprobar esa puerta, no sea que nos llevemos alguna sorpresa. Dicho esto empiezo a trastear un poco con la puerta y el panel de apertura.

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La puerta que daba acceso a la estancia más al Sur de la Cubierta Científica debía ocultar algún secreto, pues al contrario que las otras no se abría simplemente tocando un panel.

De hecho el panel estaba bloqueado con una brillante franja de luz blanca.

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Halberd observaba la compuerta cerrada pasándose una mano por la perilla, pensativo.

— Vaya, parece que esta puerta se resiste. No creo que se pueda abrir a martillazos tampoco... Ni siquiera aunque se empleasen a fondo Raxus o Briaeros. ¿Cómo lo ves, Equilibrium? — preguntó con la mirada fija en el metal — ¿Será que se abre desde otra parte?

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Vicky observó en silencio la tensión entre Emil y Xavier. Al parecer no era la única que empezaba a tener problemas con el proceso de decisión del grupo, aunque no estaba segura de si era cosa de aquél lugar o no. 

En aquella trifulca, sin embargo, debía apoyar la idea del elfo. No quería dejar atrás a Thomas o Alexa, pero no tenían más opciones. Tal vez Xavier no le había oído desde su posición, pero ninguno tenía material para tratar heridos. La única opción del grupo era proseguir y rezar por encontrar una de tres cosas, o las tres en el mejor de los casos:

1. El concejal.

2. Una salida más rápida y menos peligrosa que el río, ahora que transportaban heridos. 

3. Material para tratar a Thomas y a quien lo requiriese cuanto antes. 

Vicky viendo que el grupo avanzaba, se puso a la retaguardia. Sin embargo, apenas unos segundos en marcha y ya tenían otro problema: aquella puerta no se abría.

Vicky se asomó como pudo entre sus compañeros para ver algo, y después miró a su alrededor. Si aquella puerta no se abría, tal vez había otra manera de avanzar. Algo que se les hubiese pasado. Una compuerta de servicio, respiraderos... Si algo sabía Vicky era que todo laberinto tenía una salida, aunque a veces uno tenía que ser creativo para encontrarla.

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El elfo no había querido discutir en aquel momento con Xavier. Le indicó con un gesto que se quedara con Thomas y Muxu si así lo deseaba, y luego continuó la marcha hasta toparse con la puerta.

Esperó a que Equilibrium revisara que no hubiera trampas, y luego rebuscó entre sus pertenencias hasta sacar una tarjeta.

- Voy a probar con esto. Atentos en cuanto se abra la puerta por si hay más de esas criaturas. - Advirtió a todos.

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La tarjeta negra que había sacado Emil no parecía estar funcionando en aquella puerta. Observó el código de color del cierre y masculló para sí. Luego se giró hacia sus compañeros.

- Creo que las tarjetas están codificadas por colores, - dijo mostrando la tarjeta negra, y otra marrón que también tenía, - esta puerta con el cierre blanco debe tener un nivel de seguridad mayor. Esta habitación probablemente sea importante, pero tiene que haber otra forma de entrar. Busquemos otra puerta con un cierre negro. -

Emil empezó a retroceder por el mismo pasillo que habían venido. - Regresemos a la sala circular, y de ahí al sur hasta que demos con una forma de entrar en esta sala. -

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Debemos encontrar la tarjeta blanca. Igual podríamos revisar en los sitios en los que hemos estado por si acaso nos la hemos dejado atrás, pero eso será si no la encontramos en alguna de las otras salas que no hayáis investigado.

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— Vaya... — Halberd echó un ultimo vistazo a la puerta cerrada, con algo de decepción. — Tendremos que encontrar esa tarjeta, sí. — lo que no dejaba de ser un problemilla. Una tarjeta de acceso en un lugar que llevaba miles de años bajo tierra. Esperaba que al menos no estuviera enterrada en el desierto.

Se dio la vuelta y siguiendo a Emil llegó al elevador. Las puertas se abrieron dando paso al amplio y asombroso elevador circular. A ver, que al final era un montacargas, pero no era un montacargas cualquiera. Era un modernísimo ascensor androffan, y además con un panel que podría dar información muy valiosa acerca de... bueno, suponía que de algo. Y además en una nave, para poder subir y bajar por las cubiertas. Sólo con eso ya era interesante, y Halberd empezó a imaginarse las dimensiones que debía tener la nave originalmente y cómo viajaría por el espacio.

— Pero qué ascensor tan fascinante. ¿Cómo funcionará? ¿Será magnético? No creo que se mueva por medio de cables y contrapesos... Sería, hum, algo cutre... — iba murmurando mientras husmeaba desde fuera — ¿Habéis visto? Hay una pantalla aquí. ¿Qué dirá?

Levantó la vista para mirar a los compañeros, pero no parecían compartir el mismo interés por el elevador. Ah, menos mal que estaba él para poder valorar estas maravillas.

— Seguid, seguid. — les dijo haciéndole señas con las manos para que siguieran, algo que harían de todos modos — Voy a echarle un vistazo a esto y ahora os alcanzo, ¿de acuerdo? Sólo será un momento y estoy con vosotros...

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La luz del panel de control se reflejaba en los ojos de Halberd, brillantes por la curiosidad insaciable. Sus anchos dedos acariciaban la pantalla mientras leía los caracteres alienígenas. Luego estudió el racimo de tubos que había junto a la pantalla, y no tardó en identificar la pieza a reparar, asintiendo. Entonces se dispuso a extraerla, pero un nuevo chispazo repentino hizo retroceder su ávida mano.

Movió los dedos, ansioso por extraer la pieza. Tal vez pudiera hacerlo rápidamente, pero sería más fácil si pedía ayuda. Pensó en Briaeros y en Equilibrium. A Raxus y a Shidi directamente los desechó, dado que estaban en un estado bastante lamentable. Podían quedarse fácilmente pegados a los cables, fritos. Pero el alemán y el Crazy seguro que eran capaces de sacarla sin grandes dificultades y, también importante, sin que les pegara un corrientazo.

Alzó la vista, buscándolos. Vaya, ¿dónde se habían metido?

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El tiempo en aquel lugar, en aquella caverna de metal que bien pudiera haber sido en un pasado remoto una nave espacial, o parte de una, parecía chicloso, en parte inabarcable e inasumible.

Muxu y Xavier se habían quedado atrás, en una sala de descanso, custodiando el cuerpo de Thomas, cuyo estado seguía siendo muy grave. Shidi montaba guardia distraído cerca del elevador averiado, el cual estaba siendo minuciosamente investigado por Halberd.

Los demás avanzaron hacia la zona donde Emil creía que podía haber otro acceso a la cámara situada más al Sur de aquella cubierta, la Cubierta Científica. Finalmente llegaron a una puerta bloqueada mediante tarjeta negra, y por suerte el psíquico elfo poseía una, que utilizó para desbloquear el acceso.

El lugar parecía alguna suerte de enfermería, aunque los restos de sangre en las camas no parecían augurar nada bueno. Hacia el fondo había una estructura que podría haber sido una pequeña cámara de estatis para preservar a los pacientes más graves, pero que muy bien podría utilizarse como jaula improvisada. De hecho unos débiles gritos de socorro parecían proceder de allí.

Sin embargo, entre medias, se activaba ahora una sustancial amenaza, la de dos máquinas, sin duda las supervivientes del grupo que había derrotado a la última expedición del Concejal Konnir Baine en este lugar subterráneo.

Originariamente debieron ser más, pero los aventureros y el Concejal derrotaron a unos cuantos, y los propios Rifts Warriors vencieron a un Dron Médico-Torturador en el laboratorio médico poco tiempo atrás. Si bien uno solo se había bastado para derrotar a Raxus y a Shidi. Ahora se veía otra máquina de ese mismo modelo, junto con una voladora-levitadora con un aspecto incluso más amenazador.

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Mierda. Mierda, mierda, mierda. El solo hecho de divisar de nuevo otra de aquellas máquinas, acompañada esta vez de otra diferente, hacía que toda la piel del elfo se erizara. Al escuchar los gritos del fondo aumentó su esperanza de que fuera el concejal y que siguiera vivo.

- Desplegaos. Que nadie haga frente a esas cosas solo. - Ordenó Emil mientras se hacía a un lado para dejar espacio a más compañeros y afianzaba su hacha dispuesto a lanzar un golpe demoledor en cuanto uno de los enemigos se acercara lo suficiente.

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Vicky avanzó junto al resto rodeando la habitación y así llegando a una puerta por la que si podían entrar. En cuanto se abrió la compuerta, estaba claro que una nueva batalla empezaba. Para evitar el mismo maldito problema de todas las batallas que estaban teniendo, Vicky no lo dudó e intentó adentrarse en la sala de manera que dejaba espacio para los que iban más rezagados, pero también le daba la ocasión al grupo a flanquear a sus enemigos.

Justo después de eso, Emil ordenó que se desplegasen, a lo que la Ranger pensó que iba unos segundos tarde. Lo irónico fue que los tres Rift Warriors que habían entrado en la sala se arremolinaron juntos frente a un solo enemigo, y como guinda del pastel, en las puertas de la sala. La mujer se preguntaba cuántas veces debía ocurrir lo mismo hasta que cambiasen cómo hacían las cosas. 

Por si no fuese poco, ahora que sí que tenía un tiro limpio con su ballesta, había optado por ir armada con su daga.

Definitivamente no era su día.

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Al levantar la vista Halberd comprobó que allí sólo estaban Shidi, vigilando con expresión ausente, y Daeron, caminando con su característico aire derrotista. Los demás habían continuado pasillo abajo. Se encogió de hombros. Mejor, así podría seguir estudiando la avería más tranquilo

Pero la calma le duró poco. Halberd no había llegado a retomar el hilo cuando escuchó los sonidos inconfundibles de un nuevo combate. Caray, así no había forma de revisar nada. Prestó atención a los sonidos con la esperanza de que el conflicto estuviera en vías de resolverse, pero desde luego que no se lo parecía. Miró una vez más la pantalla y chasqueó la lengua, fastidiado por tener que interrumpir el trabajo.

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Apenas había empezado la batalla, estaban a medio posicionar, y Emil caía a su lado. Aquello era grave. El elfo era el único que usando sus poderes podía estabilizar a los heridos de gravedad en aquel momento. Si el elfo caía, perdían un pilar fundamental. 

Viendo que el segundo enemigo podía acercarse a rematar a Emil o atacar a Equilibrium por la espalda, la ranger no dudó en situarse en su línea de tiro, preparada para bloquear lo que fuese que viniese en su dirección. Por suerte, su instinto la había empujado a tomar la decisión correcta. El ataque que el extraño robot lanzó en su dirección no consiguió dar con su objetivo, y la justice ranger se tomo un segundo para tomar aire.

- ¡Una ayudita por aquí! - gritó esperando que el resto del grupo se uniese pronto, o lo iban a tener complicado. 

El enemigo tenía una ventaja que ellos no, pues levitaba y evitaba cualquier tipo de restricción de movimiento. 

Vicky no podía arriesgarse a cambiar de arma, pues aquella cosa podría aprovechar para acortar distancia y pillarla con la defensa baja. No era su lema precisamente, pero en aquella situación sólo le quedaba una opción: la mejor defensa es un buen ataque.