Partida Rol por web

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Halberd movía sus pies con una velocidad y energía que no utilizaría jamás para caminar. El condenado duende vegetal estaba empeñado en ensartarle un zapato, con tanta mala leche que al final iba a acabar rompiendo la lanza contra el suelo metálico. Por pura suerte ya había conseguido bloquear otro lanzazo con la propia ballesta, y todavía a estas alturas se encontraba ileso.

Al final el enano consiguió sacar su daga, y propinarle un buen corte a la condenada planta. Equilibrium la consiguió rematar, menos mal que el tipo siempre estaba a la mano, y entonces intentó apartarse para dejar pasar a alguien más hábil en la lucha que él.

Estaba con el corazón a tope. Nunca antes había apuñalado a nadie, menos aún a una planta que quería dejarle el pie como una brocheta. Claramente prefería estar algo más lejos de estos barullos atacando a distancia, pero con sus compañeros tan machacados estaba seguro de que se vería de nuevo envuelto en otra melée en cualquier momento.

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Como guerreros no creo, pero como hortelanos, quizá nos podamos ganar la vida. ¿Serán comestibles estas cosas?

Delante de él, Emil era un obstáculo infranqueable. Sonrió con malicia y le sopló en el cuello. 

-Si avanzas, quizá pueda hacerlo yo también -le susurró. 

Aquello era un puto cuello de botella. Y es que no aprendían. O quizás eran demasiados para avanzar de aquel modo por galerías que no aceptaban más que un frente de dos personas o tres máximo. La estrategia en interiores debía cambiar. Pequeños grupos capaces de envolver al enemigo en una mordaza letal, accediendo desde diferentes direcciones. Aunque decirlo era fácil. Hacerlo, no tanto. Más cuando eran un grupo tan ecléctico como aquel. 

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Vicky había sido la unica en dejar libre la entrada. Claramente a nadie parecía importarle lo que decía pese a que fuese lo más lógico en aquella situación. EL resto del grupo seguía luchando en el estrecho pasillo, amontonados, en lugar de retirarse a la sala que era ligeramente más ancha y dónde podrían rodear al enemigo.

Vicky notó en ese instante como un gritó salía de su garganta, uno que no había planeado, pero ahí estaba. Tal vez volvía a ser aquél ambiente extraño, un conjuro o a saber qué. O tal vez era solo frustración. Intentó recomponerse lo más rápido posible y volver a la entrada de la puerta. Parecía que habían ganado algo de terreno y por fin podrían salir de aquella sala.

Sin decir nada (porque para qué), salió de la sala ballesta en mano, buscando línea de tiro con los enemigos restantes. La ballesta seguía siendo la peor opción en un pasillo como aquél cuando sus compañeros estaba de por medio, pero era lo único que tenía en ese momento. 

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Halberd se había apartado. Era muy importante que los mejores guerreros tuvieran espacio para moverse, y no quería ser un estorbo en un momento tan crucial. Recogió y guardó su ballesta observando cómo Emil apartaba los restos de uno de esos cebollinos. Pero le pareció que el elfo, como elfo que era, no lo había hecho del todo bien, pues se había dejado en medio una porción extremidad con la que podía tropezar, dando un lamentable espectáculo como líder de los Rifts Warriors.

El enano, siempre muy diligente, se dispuso a apartar del todo al hombrecillo fotosintetizador. Su intención inicial era alargar una mano para tirar de una de sus patas hacia él. Entonces se le ocurrió que tal vez pesaría demasiado y por no guardar la daga decidió utilizar las piernas, que tenían más fuerza. Bien pensado. Halberd entonces pateó con fuerza y alegría al cadáver, que fue a parar a los pies de J.T. Shidi, bloqueándole el paso en consecuencia.

— Oh... — murmuró Halberd, tratando de esquivar la mirada del ex comando.

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

La pesadilla de pequeños "arbustos" humanoides agresivos pronto había sido talada hasta convertirse meramente en una maraña desmadejada de estorbos en el suelo.

Su líder, armado con un martillo ligero a todas luces mágico, a juzgar por el resplandor que desprendía, seguía luchando y la había tomado con Xavier, a quien tal vez pretendiera usar como incubadora viviente para engendrar a más de sus "pequeños".

Xavier había entrado en la zona de descanso protegida por Muxu, y por poco no había recibido un virote disparado por la maga ex-Alcaldesa. Pronto el antiguo mercenario anteriormente apodado "Preacher" descubrió que el sofisticado campo de camuflaje de su armadura de camuflaje no era capaz de mantenerse activo si emprendía acciones agresivas. Thomas seguía en aquella misma sala, inconsciente y por ahora estable, pero muy malherido. Muxu se había encargado de protegerlo.

Shidi y Equilibrium habían emprendido un amplio rodeo por la zona norte y ambos ya estaban llegando para tratar de sorprender a su oponente. Vicky emprendía ahora ese largo camino.

Emil descargaba sin mucho éxito un hachazo tras otro mientras Briaeros acababa eficazmente con la última morralla vegetal. Aquellos seres planta soportaban muy bien los pinchazos, pero por lo demás eran relativamente quebradizos y podían ser cortados fácilmente. Daeron había recuperado su bastón iluminado, aunque desde que los Rifts Warriors reactivaran la luz en esta zona, los pasillos habían quedado ampliamente iluminados por plafones luminosos en el techo.

Halberd trataba de abrir camino apartando pequeños cadáveres enredados, mientras que Raxus se mantenía después, a la expectativa.

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Era un Rift. Eso se notaba en mi adiestramiento. En mi temple. En mi forma de saber afrontar las situaciones.

Y esta situación requería todo eso. Y más. Pero sobre todo requería ser creativo. 

En este caso, escurrir el bulto.

- A fe mía que de eso sabemos un rato chaval. - Me dije mientras me deslizaba cuidadosamente pegando el culo a la pared como temiendo que uno de los vegegremlins me abriese una nueva cañería.

Los cabrones verdes no perdieron el tiempo. Tipos prácticos, vaya que sí. Olfatearon nuevas presas y allá que fueron. Ni que decir tiene que las nuevas presas eran mis colegas Rifts.

- Mierda. - Me dije con la sensación de que esquivaba una mierda para pisar otra más grande.

Ahora no podía dejar aquello así. Una cosa era enviar a un par de esos "colegas" al grupo, porque sabía que los despacharían bien. Claro. Y otra era enviar un batallón entero.

- Como siempre Callahan, al rescate del resto. - Pensé casi suspirando.

Dejé las sutilezas y salí de la pared. El traje ya se había rozado a gusto la retaguardia. Rajé lo que debía ser el cuello. O rama. O raíz. Lo que fuera aquella parte de la fisiología del bicho. 

- Cucú. - Me sentí tentado a decir.

Fuera lo que fuese debía ser importante. Soltó una barbaridad de algo parecido a savia y se desmadejó en el suelo. Sabiduría popular pura. Si tiene cabeza, corta por debajo de ella. De toda la vida.

Por desgracia, el camuflaje demostró un pequeño detalle relevante en el peor momento. Se había desactivado al atacar al pigmeo vegano.

- ¡Venga ya! ¿¡Quién diseña estos trastos así!? ¿¡Es que no hay un mínimo de decencia!? - Me dije mientras un par de compañeros del caído se plantaron delante de mi jeta y, lo que parecía un...algo más que un pigmeo cabreado corría tras ellos.

- Ese cabrón tiene pinta de gastárselas muy, pero que muy mal Callahan. - Dije activando como loco la función de camuflaje.

En ese momento, el combate se convirtió en una partida de ajedrez en un tablero de 2x2. La putada es que las blancas tenían una reina y dos piezas prescindibles. Las negras, un peón. El juego consistía en dar un paso y provocar que los dos peones bloqueasen a la reina. Si conseguía aguantar, los rifts llegarían.

- Mierda, mierda. ¿Qué coño está haciendo el resto? - Pensaba. Porque por desgracia prefería no revelar la posición de algo tan sensible como los órganos que rodeaban mi boca. 

Tanto pensar no fue bueno. 

- ¡¡¡Joder!!! - Maldije mientras la lanza del primer atravesaba aire donde hacía unos instantes estaba mi cabeza. Bendito camuflaje. Había sido el único responsable de la salvada.

El segundo envite no fue tan afortunado. El bicho pincho en hueso. Literalmente. En la cadera. 

- ¡¡¡Ugggh!!! Pequeños cabrones. - Pensé mientras me mantenía absolutamente en guardia llevándome una mano a la herida. 

Y eran unos cabrones astutos. Debían conocer el ajedrez. Porque, mientras uno me mantenía ocupado, el otro retiraba el cadáver del compañero caído para hacerle paso al grandullón.

- ¡Qué desfachatez! ¡Ya no se respeta ni a los colegas caídos! - Me dije mientras un martillo con un brillo muy poco halagüeño osciló en dirección a mi cuerpo. 

Por suerte el camuflaje volvió a ayudar. Debía ser una putada atinarle a algo que se vía muy malamente. A Dios gracias. Tres lanzadas seguidas. Tres. 

Los bichos no me daban tregua. Lo segundos goteaban como en un desierto. Otro paso más atrás.

- Atráelos. Atráelos joder. - Pensé hasta que mi espíritu soltó un suspiro silencioso. Los bichos habían cometido un error fatal. 

Se habían fijado en Briaeros. El bicho lo intentó. Como amable contrapartida Briaeros podó la mala hierba.

- ¡¡¡Sí, joder!!! ¡¡¡Equipo Briaeros, yujúu!!! - Salté de alegría en mi interior.

Emil también recibió su ración de pigmeo. Esquivó hábilmente.

- ¡Bien elfo! -

Pero su contraataque murió en el intento. 

- ¡¡¡ALBINO, eres un puto pufo!!! - Maldije a Emil con todas mis fuerzas.

El jefe volvía a la carga. Pero el camuflaje seguía haciendo su magia. Y como buen mago, yo no pensaba revelar mi truco. Así que activé el panel de la puerta para salir de la sala.

- ¡Voilá! - dije introduciéndome por la abertura para poder rodear a los bichos entre todos.

La celada estaba tendida. Nuestra posición era tácticamente superior. Ya me podía sentir orgulloso. Imaginaba las felicitaciones de los demás tras el combate. 

- ¡¡¡¡PANNNNGGGG!!!! - Sonó el metal al lado de mi cabeza.

- ¡¡¡Jodeeeeerrrrrrr!!! ¿¡Pero queeeeé coño¡? - Despotriqué mentalmente.  

Un virote. Un puto virote.

Muerto por fuego amigo.

Ya podía ver la lápida. Casi notaba la sonrisa de Emil en la cara en el panegírico.

La puñetera Muxu tenía mala leche. ¿Pero también gatillo fácil? No sé de qué me sorprendía.

Ahora la cuestión era la siguiente. ¿Desactivaba el camuflaje para que Muxu no hiciera prácticas a mi espalda? ¿O me la jugaba a seguir defendiendo la posición frente al jefepigmeo?

¿Qué podía salir peor? 

- Puta vida. - Dije resignándome a revelar la posición mientras atacaba al cabrón, se desactivaba en campo de camuflaje y, mi preciosa daga salía volando de mi mano, para dejarme con cara de subnormal frente a frente , desarmado, contra un bicho que me tenía ganas de verdad.

- Glups. -

Si es que algunas veces soy un genio.

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Había perdido la noción del tiempo. Solo escuchaba en su cabeza las palabras de Emil ordenándole llevar al inconsciente Thomas hasta esa sala. Y ahí se encontraba ahora. En una sala que no tenía nada, pero que parecía mucho más higiénica que todos los lugares por los que había ido pasando hasta el momento.

Sin embargo había dos puertas. En extremos casi opuestos. Dos salidas pero a la vez dos puntos de acceso por donde podían colarse enemigos. Y Muxu juraría haber oído ruidos de combate. De hecho, cada vez más cerca. 

La puerta al sur se abrió y Muxu creyó ver algo semi transparente moviéndose. Disparó sin dudarlo, no era un Rift Warrior. El virote falló por poco, pero Muxu ya estaba acabando de cargar el siguiente.

Fuera lo que fuera la cosa transparente, en un parpadeo dejó de ser así y se transformó en Xavier. Muxu entendió y contuvo su siguiente disparo. Gritó a su compañero:

- ¡Retrocede y déjame hueco para ayudarte! -

Esperó a ver si Xavier seguía sus consejos y empezó a hacer mientras gestos con una de las manos mientras con la otra apoyaba la ballesta en el suelo. Una especie de salpicadura de ácido salió de su mano y voló por el aire en dirección al ser o seres que trataban de entrar por la puerta para atacar a Xavier, pero el ácido no alcanzó a nadie.

¿Qué eran esas cosas? ¿Qué estaba pasando? Los ojos de Muxu se dirigieron por un momento al inerte cuerpo de Thomas. No podía huir. No podría huir cargando con su compañero. Tendría que quedarse y defenderlo hasta la muerte. Eso haría.

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Finalmente el último de los seres vegetales, el que parecía su líder, termina cayendo. Lo cierto es que no tenía mucho futuro rodeado como estaba, pero el maldito dio guerra hasta el final. Miro alrededor, observando los desmadejados cuerpos de esas cosas vegetales. Quizá fue una suerte poder enfrentarlos en un pasillo.

Luego miro a los que estaban aquí antes. ¿Habéis registrado algo? ¿Qué queda por registrar? ¿Alguna pista del consejero? Esta última parte es lo más importante, es la última opción de nuestra compañera. Tenemos que encontrarlo y tiene que estar vivo.

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Finalmente, el último de los seres planta, el que iba armado con un martillo encantado, cayó bajo un certero martillazo de Shidi.

Xavier se había alejado hasta situarse detrás de una asustada Muxu, aunque no sin antes recibir un doloroso martillazo de refilón al moverse. En el cuarto al que había entrado, sobre una mesa reposaba el inconsciente Thomas, en estado muy grave aunque por ahora temporalmente estable. De todos modos, su estado no se mantendría así indefinidamente y tal vez en cuestión de una hora empezaría a empeorar.

Emil observó a la última criatura vegetal mientras Daeron corroboraba que el martillo era mágico. Briaeros le cortaba la cabeza a la criatura para asegurarse mientras Equilibrium se frenaba en seco, a punto de cortarse su propio pie de un hachazo.

Halberd observó con detenimiento el cuerpo, observando el inquietante moho rojizo en sus garras. Por suerte la criatura tenía fijación por usar su martillo mágico, pero de haber utilizado esas zarpas infectadas hubiera sido doblemente peligroso.

Vicky avanzaba por el Norte de la Cubierta Científica, mientras que Raxus, obediente de las órdenes recibidas, aguardaba quieto a recibir nuevas instrucciones.

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Halberd husmeó los restos del último de los seres planta, un arbusto en esteroides con un martillo. Se preguntó cómo se habrían desarrollado por aquí seres así. Con los años que llevaba la nave enterrada, a saber. 

— ¿Estáis todos bien? No os ha llegado a tocar con esas garras, sólo, uh... con el martillo, ¿verdad? — miró a los combatientes. Parecían estar todos bien, dentro de que estaban todos hechos polvo. Ahora que los miraba bien... ¿tenían algo en la piel? — Tiene moho rojizo, parecido al que encontró Muxu. No lo toquéis con las manos, por si acaso.

Dicho eso empezó a limpiarse las manos en la ropa con insistencia. Había estado moviendo alegremente a los seres arbolito que sus compañeros habían matado, y lo que le faltaba es que pillase ahora el moho rojizo o cualquier otra guarrería.

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Faltó poco. Muy poco. 

Estaba claro quién era la responsable.

Muxu. Siempre Muxu. En más de una ocasión y, de un sentido, esa mujer hacía que estuviese a punto de perder la cabeza. Ya sea por virote, ácido o un martillo en la cabeza por una distracción...eeeeh...digamos más mundana.

Pero la sensación de dolor constante en la maltrecha cadera, pues ahí se habían cebado todos los golpes, dejó paso a un pánico cerval al oír a Halberd.

- ¿Moho? ¿Qué moho? ¿Alguien ha dicho moho? - Pensé con elocuencia.

- Mierda, mierda, mierda. - Dije saltando de un lado a otro ignorando el dolor y haciendo aspavientos como queriendo espantar una nube invisible de mosquitos.

- Espera. Espera. ¿Sólo en las garras? - Comenté al aire. - ¡Joder! Eso se dice antes. No está bien ir acojonando a la gente así. - Dije frenándome en seco para dejarme caer de culo al suelo resoplando y gimiendo, no de gusto, por el dolor que se propagó en la maniobra.  

Saqué la redoma que debía contener la poción. Estaba más vacía de líquido que mi cerebro de ideas. Ahora lo recordaba. Puñetera trampa de las cuevas.

Para que luego digan que un número arriba o abajo no es importante.

- Bueno, ¿y ahora qué? Tenemos un helecho, dije señalando a Thomas, una baja y, yo mismo estoy...Cof, cof, cof... mierda joder... - Digo para terminar tosiendo un buen esputo sanguinoliento mientras mi riñón suplica clemencia. - ¿Alguien tiene una tirita? Jajaja...¡ay!, ¡ay!, ¡ay! - Comento jocosamente tratando de mantener la calma.

- Ahora en serio gente. Puedo ayudar con el tratamiento de choque, pero más vale que alguien tenga material. Una mala brisa y tendréis otro ficus más para acompañar a Thomas. -

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Por fin se había acabado. Briaeros había cortado, una y otra vez, con su daga. El temor de perder a otro compañero, después de lo ocurrido, le espoleaba a darlo todo, y agradeció haber recibido aquel aparentemente nimio cuchillo, pues sin él parecía que aquello se le podría haber hecho más difícil. Ahora, con todos los enemigos abatidos, paseó su mirada por todos, comprobando que nadie había perdido la verticalidad. No había bajas que lamentar.

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Muxu todavía estaba en tensión. El combate había acabado y ella no paraba de mirar alrededor por si alguno de los enemigos todavía se moviera. No fue hasta que los Rift Warriors comenzaron a hablar que por fin pudo relajarse un poco y bajar la ballesta.

Miró a Xavier y frunció el ceño.

- La próxima vez avisa. Estuve a punto de ensartarte la cabeza con un virote. - Le regañó. Verle aparecer con aquel dispositivo de camuflaje que impedía que cualquiera que le conociera supiera que era él, era como llegar gritando con una diana en el pecho.

Luego negó con la cabeza. - No tengo nada para tratar heridas. - Admitió a regañadientes. Lo suyo le había costado arrastrar a Thomas hasta aquel lugar. Y suerte que era mucho más higiénico que el resto de áreas circundantes.

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Puesto que era inútil ayuda con unn ballesta en un lugar tan estrecho si sus compañeros no retrocedían, Vicky había decidido dar la vuelta y atacar por el otro lado. Se había asegurado de apartar los cadáveres lo suficiente por si sus compañeros necesitaban espacio antes de irse, y después había corrido en dirección contraria. Aquella carrera tenía además una función extra: recuperar su daga.

Sin embargo, una vez hubo conseguido su arma y alcanzado al grupo, todos los enemigos habían caído.

Se tomó un momento para recobrar el aliento cuando llegó y logró captar tan sólo las últimas frases de la conversación.

- Me temo que teníamos el mismo problema con Shidi y Raxus. Nadie lleva material encima para tratar heridas, y la ropa de la mayoría está tan llena de zumo alienígena que sería peor el remedio que la enfermedad...

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

— Creo que sí, sólo tienen moho rojo en las garras...  — respondió a Xavier — Aunque si han estado manipulando sus armas, quizás las hayan impregnado y entonces... — hizo una pausa empezando a preocuparse seriamente, comprendiendo — Oh, oh... Vaya. Esto... Xavier, ¿estás seguro de que no te han arañado? Verás, no quiero acojonarte, pero es posible que de la herida te empiecen a brotar hombrecitos vegetales. Como estos de aquí, pero pequeñitos.

Halberd estiró su corto cuello intentando ver a Xavier, pero el compañero estaba en otra sala. Intentó abrirse paso entre los compañeros, pero se había formado un tapón una vez más. Normal por otro lado, con el montón que eran.

— Un momento, que voy a verte. ¿Estás con Muxu?

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Daeron suspiró aliviado al ver que los hombrecillos verdes caían bajo los ataques de sus compañeros y no a la inversa. Tras unos momentos de tensión cuando cayó la más fornida de las criaturas, como a la espera de que apareciera algo más, solo sobrevino el silencio, roto pronto por las conversaciones de los Rifts.

El tema de que los bichos tuvieran garras con moho venenoso, era algo hizo crecer el temor, mirándose todos posibles heridas que durante el caos del combate hubieran podido recibir. Luego alguien añadió sobre el crecimiento de esporas dentro de la piel de los heridos, sumado a que no poseían material médico para tratar dichas heridas. El joven suspiró de nuevo.

- Siempre... siempre se puede tratar a las bravas, quemando la herida pero causando daño - comentó el mago cuando una ocurrencia se formó en su mente -. Puedo dejar caer gotas ácidas mágicas desde mi dedo como última opción - propuso a falta de más ideas.

- Y por cierto, ¿De donde salieron estos bichos? - preguntó, no teniendo ni idea de cómo habían aparecido, repentinamente, de la nada.

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Tras el combate, Emil se apoyó en la pared, dejando que por unos momentos la tristeza y el abatimiento desplegaran contra él toda su fuerza. ¿Alexa muerta? ¿Acaso no les había pedido a todos los que iban en el segundo grupo que evitaran enfrentamientos? Sin embargo, no dijo nada. Él era el líder, y todo error se debía, en última instancia, a haber tomado una decisión errónea. Demasiado optimista. Se frotó, primero, los ojos. Y luego las sienes. Aprovechó para tomar aire.

- Bien... no. No hemos localizado aun al objetivo de rescate. Con lo que a pesar de estar en un cuadro, y heridos, no tenemos más remedio que seguir buscando. Espero que cuando terminemos de revisar todo este lugar podamos pasar por la zona de curación que encontramos. Tal vez pueda quitar cuantas enfermedades hayamos podido tomar en este pútrido lugar, y tal vez, incluso, mejore el estado de algunos de nuestros heridos más graves. Incluso tal vez pueda limpiar cualquier herida infectada que nos hayan causado nuestros últimos enemigos.

Hizo una pausa y luego continuó.

- Xavier, me gustaría saber donde estabas, y como has aparecido trayendo a estos simpáticos seres tan majos ellos. También me gustaría saber si vuestro grupo, Halberd, encontró algo de utilidad. Tan pronto me respondáis, opino que deberíamos dejar a Alexa y al incosciente Thomas en la sala en donde ahora esté este último. Idealmente, el que se considere más herido o en peor situación podría quedarse cuidándolos. Pero no podemos permitirnos, ni dejar a nadie atrás, ni tampoco parar o retirarnos. Dado lo que estamos viendo, hacerlo sería tanto como renunciar a la vida de Alexa. Y no estoy dispuesto- se pasó la mano por la frente y continuó señalando la puerta enfrentada justo a aquella que ocupaba Thomas.- Según mis cuentas tan solo restan unas pocas habitaciones. Yo empezaría comprobando esta que tenemos enfrente, para luego ir a la que colinda con la enfermería/matadero y seguir desde la más al este a la más al oeste. Noto muy pocas presencias mentales ya en este lugar. Ojalá no encontremos muchos más enemigos, y quieran los dioses, espíritus y demás que el concejal esté en alguna de ellas. ¿Xavier, Halberd, me contestáis a mis preguntas? ¿alguien se ofrece voluntario para quedarse protegiendo a Thomas y al cuerpo de Alexa? El resto debemos avanzar.

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

- Yo me quedo. - Replicó Muxu a la pregunta de Emil, mientras asentía en dirección al líder del grupo. Lo cierto era que no tenía la cabeza para muchos trotes, y aun no sabía si estaba recuperada del todo. Pero si les dejaban en aquella sala y conseguía algo para poder preparar un parapeto en ambas puertas, se veía capaz de proteger a sus compañeros caídos en lo que esperaba el regreso del resto de los Rift Warriors.

La ballesta seguía en sus manos con el virote cargado y preparado. Casi ni se había percatado de la tensión con que sujetaba el arma, como si su cuerpo aun no fuera consciente de que el combate había finalizado.

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Halberd se estaba abriendo paso por las estrechuras que se generaban mientras respondía:

— Bueno, es posible que no haga falta el ácido, Daeron. Como dice Emil, la esclusa de descontaminación debería limpiarnos de toda la porquería que hayamos cogido, aunque me parece que tardaría unos días en cargarse de nuevo. Y puede que incluso sea capaz del moho rojizo que... — dijo mirando el martillo que llevaba el líder de los hombres planta Y entonces se detuvo, y sus ojos centellearon con la emoción. Ese martillo era una verdadera maravilla como herramienta, con el tamaño perfecto para usar en una forja. Ah, si hubiera tenido ese martillo tan magnífico cuando estuvo arreglando la armadura de Briaeros seguramente hubiera terminado mucho antes. Y a unas malas era mucho mejor que la daga — Hum, muchachos, no toquéis ese martillo, ¿vale? Está claramente impregnado de moho letal. Pero no os preocupéis, yo me encargaré de limpiarlo bien.

En cuanto a lo que vimos, Emil... — intentó dejar de pensar en aquel precioso martillo para centrarse en lo que estaban — pues no encontramos nada útil, lamentablemente. Vimos unas pinturas rupestres en las paredes de la cueva y objetos muy antiguos que debían usar los esqueletos de cuatro brazos cuando, bueno, cuando tenían algo de carne. Parecía que le estaban rezando a algo. Creo que Briaeros y Equilibrium consiguieron ver mejor lo que había al fondo de la cueva. Pero no nos entretuvimos mucho allí, porque apareció el molusco gigante y entonces Alexa... — el enano se interrumpió. Maldición, el elfo por una vez tenía razón. Él tampoco estaba dispuesto a renunciar a Alexa. Y seguir dándole vueltas al asunto no servía para nada. Había que ponerse en marcha y salvarla. Y para eso necesitaba herramientas. Y claramente la mejor a la vista era el martillo mágico.

Se acercó a él arremangándose la camisa, cargado de determinación.

— Dadme un momento y vamos a terminar con esto.

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Vicky escuchó con atención las palabras del resto, asintiendo ante lo que decía Emil aunque no sin un sabor amargo en la boca. Hacía unos minutos ella había sugerido lo mismo y nadie le había hecho caso. Cierto que no era ella el líder elegido, pero ser líder no te hacía omnipotente. Cualquiera podía tener una buena sugerencia.

No llegaba a ver a Muxu pero la había oído a través de la puerta, así que asumió que por suerte la maga había vuelto en si y había buscado un lugar más salubre para llevar a Thomas. Le alegraba saber que volvían a tener a alguien capaz en el grupo. A Vicky no le había gustado nada ver como la alcaldesa deambulaba cómo si se le hubiese perdido el alma el la razón. Era bueno saber que había sido algo temporal. Todos parecían haber estado afectados en algún momento por aquél lugar y Vicky contaba los minutos para salir de allí.