Partida Rol por web

FECHA: 9 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL FUEGO.

HORA: 18:00 HORAS DE LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA: CALLES CERCANAS A LA TABERNA LA FUNDICIÓN.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRESCAS.

El enano mira a Emil, sopesando su pregunta acerca del liderazgo.

Estás oxidado- contesta finalmente- aunque supongo que todos lo estamos. Pero creo que estás capacitado para seguir al mando, y no veo a nadie más capacitado para ello. Así que no voy a cuestionar tu liderazgo.

Respecto a la segunda pregunta, sólo sabemos hacer eso, así que lo mejor investigar y ver quien nos puede contratar para futuros encargos.

FECHA: 10 DE ABADAR DE 4715 RA

HORA: 12:00 DE LA MAÑANA APROXIMADAMENTE.

LUGAR: ANTORCHA: TABERNA LA FUNDICIÓN. Y CALLES.

Una franca sonrisa apareció en los labios del elfo albino quien suspiró.

- Creo que tu opinión es minoritaria, pero gracias. Al menos, aunque ha muerto Alexa, que era uno de los temores que tenía: el enterrar a otro compañero, logramos resucitarla. Es... un mundo extraño. En cuanto a lo que temo que ha pasado es que entramos en una grieta para evitar que nos masacraran en nuestra tierra. Y terminamos aquí. No puedo decir mucho más porque, la verdad es que no se mucho más. He preguntado al resto de los camaradas, y la verdad es que nadie tiene muy claro como podemos volver. O si simplemente se puede. Además... buscábamos otro sitio. Y lo hemos conseguido. Me temo que no nos espera nadie en casa, ni siquiera esa es nuestra casa ya.

FECHA: 10 DE ABADAR DE 4715 RA

HORA: 12:00 DE LA MAÑANA APROXIMADAMENTE.

LUGAR: ANTORCHA: TABERNA LA FUNDICIÓN. Y CALLES.

Arqueó una ceja, ¿Nadie? Era extraño que ninguno de sus compañeros, ni siquiera los más listos, tuvieran siquiera una teoría.

— Pues, para mí está claro, las respuestas están en La Liga Técnica de una u otra manera. Ellos deben de tener los conocimientos y medios que necesitamos, al menos en parte. No descarto que la magia tenga un papel importante en la ecuación... Y no me gusta Emil, no me gusta la idea, ya sabes que no me llevo bien con la magia. — Bufó, molesto por la idea. Pateó una piedrecita del camino y continuó compartiendo sus pensamientos.

— La pregunta sería, ¿Queremos volver? ¿Todos? Lo único que echo de menos es el equipamiento, pero quizá podamos construir todo aquello que sea complejo y nos haga falta, con el tiempo, claro. Para eso, deberíamos tener un sitio al que llamar base de operaciones y dedicar tiempo a conocer y entender este lugar. Tenemos muchas ventajas que explotar, veo el vaso lleno. Tampoco me caen bien los de la Liga esa por lo que nos ha contado el amigo Baine, sin embargo, dime, ¿Qué opinas de todo esto? — Preguntó curioso.

FECHA: 10 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: AVANZADA LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA: INTERIOR DE LA TABERNA LA FUNDICIÓN.

CLIMA: INVERNAL. NUBLADO. TEMPERATURAS FRESCAS.

Sentado en la mesa, se encontraba descansando en la taberna de Val, disfrutando de las mieles del éxito con algo de cerveza local y queso, cuando Daeron asomó por el local. No hacía mucho de la reunión con el concejal Baine.

— Buen paseo te has dado, debería probar este mejunje, ¿Un trago? Anda, siéntate y charlemos un poco, no hemos tenido ocasión. ¿Cómo estás? — Le ofreció, señalando la zona central de la mesa, donde había varios vasos de barro cocido vacíos, quizá no muy limpios. Le llenó uno de los vasos, adelantándose a su respuesta y lo dejó frente a él.

— Tengo pensado ir de compras, ¿Qué has visto de interés por ahí? ¿Están caros los precios tras nuestra gran gesta? Me interesa renovar el vestuario por completo, también quiero ver que armamento podemos encontrar, aunque me temo que no veremos nada más moderno que aquel revolver del buhonero. — Bromeo al inicio, suspirando al final de su intervención.

FECHA: 10 DE ABADAR DE 4715 RA

HORA: 19:00. CAÍDA LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA: CALLES CERCANAS A LA TABERNA LA FUNDICIÓN

Tentado estaba de interrumpir al elfo. Pero siempre es mejor que el que lo necesita se desahogue. Así que, cuando su discurso terminó, examiné su cara para ver si tal vez con sus dotes podíamos ahorrarnos una situación incómoda.

- Ese es parte del problema Emil. No me entiendas mal. No es un asunto personal. No más personal que jugarse el cuello cada día, vamos. - Le comenté con cierta sorna. - Pero no me conoces. De hecho, probablemente, no te conoces a ti mismo. Si es que te ha pasado lo mismo que al resto. Y, sin embargo, tomas decisiones de vida o muerte basadas en la falta de información. -  Espeté.  - Y eso es jugar con fuego Emil. - Dije levantando la mano antes de que por algún casual pudiera interrumpirme. 

- Y sí, lo sé, la situación era extraordinaria. Los medios, absurdos por momentos. Pero eso no hace más lógico ir con el agua al cuello constantemente. - Comenté. - Hemos salido bien parados Emil. Pero ha sido pura potra. Reconócelo. - Sentencié esperando la reacción del albino.

FECHA: 10 DE ABADAR DE 4715 RA

HORA: 19:00. CAÍDA LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA: CALLES CERCANAS A LA TABERNA LA FUNDICIÓN

El elfo albino negó con la cabeza, con cansancio.

- Nunca has dado ninguna oportunidad a mis decisiones, Xavier. Y únicamente está buscando racionalizar una conducta profundamente absurda. Y conste: eso no lo digo basándome en lo que sé de tí, o en lo que sé de mí, ya puestos. ¿Que la situación es excepcional? Claro. Pero tu conducta constante de hacer caso omiso a toda indicación nos ha puesto en peligro muchas más veces que las que nos ha facilitado la vida. ¿Errores?- se quedó pensando un momento Emil y, finalmente, niega.- Seguro. Ni de lejos soy perfecto. ¿Hemos sobrevivido por pura potra? No, no del todo, al menos. Hubo suerte, pero también hubo buenas decisiones. Y también buenas actuaciones de cada uno de los Rift Warriors, y como dices, todo ello teniendo en cuenta una situación extraordinaria y unos medios... escasos. Pero, Xavier, cada una de las veces que has intervenido lo has hecho pensando únicamente en tu beneficio. O, cuando no, a tu puro avío. Pero no me malinterpretes: no creo que tu problema sea con la idea de la autoridad. Creo que tu problema es conmigo. Y eso me preocupa. Pero, de todas formas, responderé tus preguntas: no, no te conozco. Conozco al que fuiste. En parte, por supuesto. Acababas de llegar a los Rift Warriors, no éramos amigos del alma. Y también reconozco que mi mente, aunque recuerda prácticamente todo, es tan sospechosa como cualquier mente racional que, siempre, manipula sus recuerdos. ¿Más en nuestro caso? Posiblemente. Pero supongo que no estás de acuerdo así que, cuéntame.

FECHA: 11 DE ABADAR DE 4715 RA

HORA: 11:00

LUGAR: ANTORCHA: CALLES CERCANAS A LA TABERNA LA FUNDICIÓN.

Emil guardó silencio a las palabras de Daeron y sintió preocupación sincera por su compañero. Daeron había sido un mago excepcional y su comportamiento en la aventura había sido... limitado. En el fondo Emil estaba convencido que Daeron seguía ahí, aunque su potencial era distinto.

- Hemos cambiado de plano. Y de cuerpo. Cada uno lo estamos llevando a nuestro modo, y a nuestro ritmo- pareció buscar unos segundos las palabras para continuar y luego rió, como si hubiera escuchado un chiste interno, para poner su mano en el hombro de Daeron.- Por si te sirve de algo: a mi me pareces simpático, y con sentido común. Y te aseguro que no a todos, ni siquiera a todos los camaradas, les digo lo mismo. Nueva vida, nuevo mundo, nuevas capacidades... nuevas oportunidades también. Distintas, seguro. Pero nuevas.

Siguió escuchándole y luego, nuevamente, asintió.

- Coincido en que es un mundo interesante, en que podemos ganarnos bien la vida, y que tenemos un nicho de mercado. En realidad me alegra que coincidamos. Pero, sobre todo, hay algo que no puedo consentirte: que te metas con mi manera de vestir.

Rió divertido pensando que Daeron debía haber visto ya tanto su ropa de monje... como su otra ropa, la de funcionario de este peculiar mundo.

- Y espera que siga gastando.

FECHA: 10 DE ABADAR DE 4715 RA.

HORA: 21:00 HORAS. CAÍDA LA NOCHE.

LUGAR: ANTORCHA: POSADA SIEMPREVELAS.

CLIMA: INVERNAL. NOCHE ESTRELLADA. TEMPERATURAS FRESCAS.

- Por los Rift Warriors - contestó al brindis con una sonrisa. La verdad es que el detalle era agradable, después de arrastrarse por aguas cenagosas, luchar entre excrementos de animales y demás lindeces, pensar que la vida podía seguir siendo así de placentera era como un salvavidas arrojado a alguien en medio de una tormenta. Y Alexa había pasado hace bien poco por la peor de su vida. Sospechaba que aquel gesto del Corsario tuviera algo que ver con ello, pues, de todos los Rifts, era al que conocía mejor y desde hacía más tiempo. De hecho le conocía tan bien que esperaba que no fuera uno de sus ardides para con las damas, no caería en algo así...le conocía demasiado bien.

- Soy toda oídos Emil - trató de relanzar la conversación una vez hubo besado su copa, impregnando sus delicados labios con el brebaje con el que su compañero le agasajaba, era de corte dulzón pero dejaba un regusto amargo - como muchas de las cosas de la vida - pensó ella.

FECHA: 10 DE ABADAR DE 4715 RA.

HORA: 21:00 HORAS. CAÍDA LA NOCHE.

LUGAR: ANTORCHA: POSADA SIEMPREVELAS.

CLIMA: INVERNAL. NOCHE ESTRELLADA. TEMPERATURAS FRESCAS.

Emil observó la sonrisa de Alexa y eso le reconfortó, y no se molestó en ocultarlo. Tampoco ocultaba muchas cosas, la verdad fuera dicha. No ocultaba sus bromas, ni su punto perverso. No ocultaba tampoco su aprecio por las formas femeninas. Ni tampoco que consideraba a los Rift Warriors unos mercenarios, sí... pero también su familia. Y tras servirse otra copa de vino, y hacer lo propio con Alexa, decidió empezar por ahí.

- Me alegra verte sonreír, Alexa. Esta pequeñez...- dijo mientras extendía sus manos abarcando la mesa, la luz de las velas, la comida y la bebida- ... es parte de lo que este nuevo mundo nos puede ofrecer. Y tras tocar solo lo malo, quería darme el lujo de probar lo bueno. Y quería, también, que fueras parte de ello. Quiero que sigas siendo parte de los Rift Warriors. Y quiero, también, aclarar algunos aspectos. Es verdad que ambos nos conocemos desde hace tiempo. Es verdad que nos apreciamos. Yo, desde luego, te aprecio. Me importas. Y eres tan Rift Warrior como cualquiera. Nunca he pensado otra cosa. Pero claro, hay un problema. Yo soy yo- dijo como si fuera la mayor obviedad del mundo, encogiéndose de hombros, y tomando algo más de comida, antes de volver a mirar, apreciativamente, a Alexa, y luego continuar.- No pretendo molestarte, Alexa, ni con mis insinuaciones, ni con mis miradas, ni con mis palabras muchas veces subidas de tono. Son, en realidad, un reconocimiento a tu belleza, y un cortejo. Nada quitan ellas a mi sincero aprecio, ni a mi estima. Es verdad: no te amo. Pero sí te quiero mucho. Eres familia, y una amiga. Y, por supuesto, me encantaría acariciarte, y besarte, y hacerte el amor. Simplemente por sexo, por cuerpo, por deseo. Y eso probablemente no cambiará. Pero, si lo deseas, en presencia de otras personas puedo tragarme la bromita, la palabra más caliente, y el cortejo canalla. Me molestará, por supuesto. Me costará, claro. Incluso puede que me ponga algo triste. Pero si lo otro te molesta a ti, no tiene sentido mantenerlo. Eso sí, las miradas y los pensamientos temo que no hay nada que hacer. 

Le miró entonces. Divertido, guasón, canalla, y se volvió a encoger de hombros.

- Me encanta que estés viva, amiga. Aún cuando no tengas ninguna intención de disfrutar de un rato íntimo ambos. Y aunque te enfaden estas cosas. ¿Acaso es malo o perverso que piense que eres preciosa y quiera, si tú quieres, disfrutar contigo? Yo la verdad es que creo que no.

FECHA: 10 DE ABADAR DE 4715 RA

HORA: 11:00 DE LA MAÑANA APROXIMADAMENTE.

LUGAR: ANTORCHA: TABERNA LA FUNDICIÓN.

Halberd asentía a Emil sin dejar de trabajar.

— Desde luego eso es lo que parece. Nadie parece ni capaz ni dispuesto de mover un dedo. Y lo entiendo, ¿eh? Esa Liga Técnica de la que nos habló el concejal parece muy peligrosa... pero a pesar de todo les hemos hecho frente, aún sin saber quiénes eran. Los Rifts Warriors, héroes de Antorcha. — se detuvo un momento con aire soñador. — ¿Quién sabe hasta dónde más podemos llegar, Emil?

FECHA: 10 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: AVANZADA LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA: INTERIOR DE LA TABERNA LA FUNDICIÓN.

CLIMA: INVERNAL. NUBLADO. TEMPERATURAS FRESCAS.

Daeron dio un paseo por los comercios de Antorcha, buscando diversas cosas de utilidad personal en el mercado y captando otras de utilidad para sus compañeros. El resultado final resulto algo amargo para el joven: poco y caro. Aunque algunas cosas sí que pudo obtener, como la pequeña pala en miniatura que le serviría para alguno de sus conjuros, hasta entonces bloqueados. Con la idea hecha de qué poder encontrar allí y qué no, retornó hacia la taberna.

Conforme fue llegando recordó que quizás debería mejorar su indumentaria. Vestía un buzo de artesano estropeado. Algo poco digno para un mago de Dweomer. Recordó haber pasado por delante de un establecimiento de ropas y telas. Quizás allá encontrara algo de estilo más... arcano.

Meditando sobre esto último traspasó la entrada de la taberna y una voz llamó su atención, sacándole del ensimismamiento. Era Shidi, invitándole a compartir una bebida con él.

Daeron miró a sus lados y se cercioró que se refería a él antes de avanzar ante el comando y tras dudar unos instantes, aceptar.

- Hola, James. Sí, he estado echando un vistazo por el mercado. Poca cosa o prohibitivo en precio - opinó -. ¿Un trago...? No lo sé. ¿En Tierra solía beber? - preguntó inseguro. Había tantas cosas que no recordaba y ninguna imagen venía a su mente sobre si bebía alcohol, si le gustaba o si le sentaba bien. Finalmente se encogió de hombros y asintió -. Probaré. Lo que no te mata te hace más fuerte. O eso dicen - comentó un dicho que sí recordaba. Probó el líquido que su compañero le daba y chasqueó la lengua no teniendo muy claro si le gustaba o no. Tendré que acostumbrarme, pensó bebiendo un poco más. La pregunta sobre cómo estaba hizo que el joven no respondiera de inmediato. Se tomó largos segundos antes de contestar, como si estuviera evaluándose y preguntándose cómo estaba realmente pues no estaba seguro.

- Creo... que bien. Sí. Estamos todos vivos. Hemos tenido éxito en la misión encomendada. Gozamos de unos momentos de tranquilidad y paz. Supongo que a eso se le puede llamar estar bien - admitió mirando al líquido contenido en el pichel que tenía, teniendo bien claro que el haber perdido una parte de sí mismo, de sus recuerdos, experiencias y habilidades no podían anularlo y hundirlo para siempre. Debía adaptarse.

- Como te he comentado en el mercado no tienen ni demasiadas cosas ni a precios asequibles - dijo el mago -. No al menos con el dinero que tenemos. Las armas, puedes hacerte con algunas de ellas. Pero son arcaicas, medievales. Ni sueñes comprar algo tecnológico, pues está fuera de nuestras posibilidades. En precio y si lo encuentras - matizó, recordando lo que él había visto -. Aunque quizás con una búsqueda más exhaustiva... - dejó caer para no desanimar al combatiente -. Ropas y atuendos creo que sí podrás obtener, al igual que algunas armaduras propias de este mundo. Pero me da que Antorcha no es un gran enclave donde encontrar mucha variedad o cantidad de cosas - dijo dando su parecer.

- James, tenemos algunos objetos tecnológicos. Quizás buscando encuentres algunos más. Pero no me haría ilusiones de poder obtener nada parecido a lo que tuvimos en Tierra. Poco, menos fiable y escasísimo en reposición. El buhonero puede tener un revolver. Bien. ¿Y cuantas balas? Apostaría a que no demasiadas. Y una vez las gastes obtener otras puede llegar a ser una tarea muy complicada. Ve mentalizándote en adaptarte a los usos y costumbres más habituales de este mundo. Armas y armaduras medievales - recomendó con una leve resignación, volviendo a mirar a los reflejos del mejunje en el pichel que apenas bebía. Tras unos momentos silenciosos miró directamente a su interlocutor -. Oh, ¿Y qué tal está James T. Shidi? - preguntó con una suave sonrisa sardónica.

FECHA: 10 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: AVANZADA LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA: INTERIOR DE LA TABERNA LA FUNDICIÓN.

CLIMA: INVERNAL. NUBLADO. TEMPERATURAS FRESCAS.

El rudo joven escuchaba a su amigo mientras mostraba indiferencia al sabor y textura de lo que estaba bebiendo, como si estuviese acostumbrado a ello, incluso se sirvió más durante el tiempo que duró su réplica. Cortó un pedazo de queso con el cuchillo y comió.

Se hubo reído levemente cuando observó al mago mirar alrededor, como si fuera raro que le estuviese llamando. En el fondo, le comprendía, pues cada cabeza es un complejo mecanismo al que le afecta de manera distinta el mismo suceso. Para Shidi, estar vivo y en otro mundo era un puto milagro con algunas consecuencias de costo, un nuevo comienzo entre caminos de cabras y polvo, sí, pero nuevo al fin y al cabo. Habían dejado atrás todos sus problemas, ya no había que huir ni esconderse para vivir otro día más, ahora, sencillamente podían empezar de cero. Había notado como algunos, Xavier y Equilibrium por ejemplo, parecían estar pasándolo mal, su actitud distante y solitaria le tenían algo preocupado.

Acercó el queso y el cuchillo al mago, con la intención de tomar la palabra — ¿Y qué más da eso? Prueba, come, son tiempos de descubrimiento. Estos recuerdos que tenemos, pueden bien ser los nuestros, sin embargo, quizá alguno se haya colado o mezclado y es posible que nunca lo sabremos. Creo que lo mejor es aceptarlos, guardarlos en el baúl de la memoria y fabricarte unos nuevos, quien sabe lo que nos puede ofrecer esta tierra extraña. ¿Sabes?, siempre me gustó Conan, El Bárbaro, un personaje de cómic y películas, tal vez conozcamos algún primo suyo por aquí. Quien sabe, me puede favorecer el taparrabos aunque Raxus domina ese arte mejor que nadie, es de sobra sabido. — Bromeó, con la clara intención de animar a Daeron.

Propuso un brindis — por no haber tenido que lamentar bajas reales —. No pudo evitar pensar en ello, era un gran choque cultural para cualquiera el asunto de la resurrección, su mera concepción implica tintes morales, religiosos y muy personales. ¿Querría volver él? ¿Tendría motivaciones suficientes para ello? ¿Es justo que unos puedan volver y otros no por mera cuestión económica? Lo tenía claro.

— Nos hemos enfrentado a una prueba durísima, nuestras circunstancias eran totalmente adversas, sin tiempo para adaptarnos lo suficiente. Creo que lo hemos hecho lo mejor que podíamos en ese momento, nos servirá como experiencia de cara al futuro — comentó. Se hizo un silencio natural, casi de agradecer, mientras se recostaba sobre la silla para acomodarse con el pichel de cerveza bien sujeto y apoyado sobre la mesa. Le echó una mirada y disipó aquella paz repentina con un sincero ofrecimiento — me salvaste la vida, en un par de ocasiones según he recordado, sea o no verdad, así me consta. Si me necesitas, aunque solo sea para hablar, aquí me tendrás, no se te ocurra encerrarte en esa cabecita tuya de "hechicerucho" pomposo como hacen otros, ¿Entendido? — le advirtió. Pareció quitarse un peso de encima cuando hubo dicho aquello. Bebió otro trago, largo esta vez.

— Gracias por tu informe de compraventa, me vendrá bien. No espero que me cueste mucho lo que necesito, aunque no tengo una idea clara, ropa, como no. Aunque no me queje como Thomas, habiendo dinero, me gustaría deshacerme esta ropa de muerto que ha visto días mejores. También compraré unas buenas botas, con una funda para guardar una daga, me gusta tener argumentos de sobra en una pelea, ya sabes —. Shidi continuó enumerando su pequeña lista mental de artículos, como una tienda de campaña personal, un cinturón con más compartimentos pequeños para guardar objetos, un capote para la lluvia y como no, útiles de aseo personal además de un kit de mantenimiento para sus armas y armadura.

— ... Lo llevo mal, te lo confieso, tanta suciedad me saca de quicio. Tengo que lavarme cada dos por tres, más vale que tengan algo similar aunque tenga que reunirlo poco a poco — terminó refunfuñando.

FECHA: 9 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL FUEGO.

HORA: 21:30 HORAS. CAÍDA LA NOCHE.

LUGAR: ANTORCHA: POSADA SIEMPREVELAS.

CLIMA: INVERNAL. NOCHE ESTRELLADA. TEMPERATURAS FRESCAS.

¿Una pregunta en serio? Pues claro que lo era. Qué mejor que dejar que el elfo expresara a su manera, y con palabras, los impulsos que sentía cada vez que veía a una mujer atractiva. Era demasiado evidente y Muxu, al igual que el resto de sus compañeras en los Rift Warriors, lo sabía.

- Así que mis caderas, ¿eh? - Preguntó con una sonrisa. Emil no se andaba con rodeos. También era cierto que podía permitirse ese lujo. El elfo era muy apuesto.

Deslizó los dedos por el borde superior de su copa. - Nadie ha hablado de amor. - Confirmó. - No creo que ninguna fuéramos capaces de amarte... O no en ese sentido. - Afirmó. - Todas sabemos cómo eres. Y pese a ello nos gustas. Lo sabes, y eso también te agrada. -

Ladeó un poco la cabeza sin hacer desaparecer su sonrisa. Mezcla entre traviesa y seductora.

- ¿Disfrutar del placer, o placeres? Por supuesto. Soy la primera que desea eso... - Dijo lentamente saboreando cada sílaba. - Pero la llegada a este mundo. Descubrir lo que somos... explorar esa nave, todos los ataques. La muerte, la resurrección. Es como... no sé. Es demasiado. - Dijo finalmente. 

Negó un poco con la cabeza. - Quizá hayan sido demasiadas emociones para mí. Quizá solo tenga que dejarme llevar ahora, o quizá sea mejor que espere un poco y nos dé un poco más de tiempo en este mundo... Solo para asegurarme de que nos adaptamos bien. Si te soy sincera, ahora mismo mi cabeza no sabe qué le vendría mejor a mi cuerpo. - Dio un trago largo al vino y volvió a depositar la copa sobre la mesa.

FECHA: 11 DE ABADAR DE 4715 RA

HORA: 11:00

LUGAR: ANTORCHA: CALLES CERCANAS A LA TABERNA LA FUNDICIÓN.

Daeron no quiso discutir sobre cómo lo llevaba cada uno con su nueva reencarnación. A lo poco que había visto el mago, la mayoría parecía cómodo con su nuevo yo... porque resultaba enormemente similar a su antiguo ser. Él por contra había perdido toda su esencia mágica. Se le había otorgado otros poderes, pero con una diferencia: seguía reteniendo las aptitudes físicas y mentales de su antigua magia, no de la nueva. Tenía que reaprender. Aparte en su mente parecía haberse borrado selectivamente los recuerdos y conocimientos de sus antiguos conocimientos arcanos, y con ello muchos recuerdos no necesariamente mágicos. Su cuerpo y su mente no estaban hechos para su nuevo sistema de hacer magia. Podía hacerla, sin duda, pero enormemente limitada. Sencillamente no daba más de sí.

- Si la simpatía y el sentido común ganan batallas, entonces seremos invencibles - se forzó a bromear -. Sí, nuevo y distinto destino del que parecíamos tener en Terra - admitió. Su mermada situación no le iba a impedir continuar. Sencillamente debía acostumbrarse a que ya no podía hacer muchas de las cosas que antaño era capaz de realizar y las que podía... palidecían cómo las hacía en el pasado.

Ay, un anciano de 20 años. Pues a meter guerra, abuelo, se animó.

- Lo lamento Emil. Si algo aún me queda de mi antiguo ser, es mi buen gusto. Y tu modo de vestir es una afrenta a él - río con ganas -. Perdona, es solo una pequeña broma a tu costa. La necesitaba. Y no será la última - avisó aviesamente.

- He estado mirando tiendas en Antorcha y quizás lo más llamativo sean las tiendas de indumentarias. Lo demás es pobre en género o prohibitivo en precio. Así que siéntete libre en gastar en ropa. Me darás alas para criticar tu estilo y agradeceré el poder volar por momentos - dijo con media sonrisa. Tras unos momentos de elevar el ánimo volvió a tomar la palabra.

- Pero mejor guarda algo. Nos hará falta equiparnos adecuadamente para el futuro. Si vamos a dedicarnos a meternos en líos, necesitaremos estar bien pertrechados - indicó.

FECHA: 10 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: AVANZADA LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA: INTERIOR DE LA TABERNA LA FUNDICIÓN.

CLIMA: INVERNAL. NUBLADO. TEMPERATURAS FRESCAS.

Daeron asintió al ánimo que infundía el antiguo comando, probando diversas cosas que posiblemente en el pasado ya había degustado, pero ahora no recordaba algunas de ellas. Volver a aprender. Escuchó en silencio lo que el hombretón purpúreo tenía que decirle y mientras lo hacía, recostó una mejilla sobre su puño y con la otra mano tamborileó la mesa. Repentinamente se detuvo y miró su mano, sus dedos. Sí, él acostumbraba a adoptar esa pose, a dar golpecitos suaves con la yema de sus dedos cada vez que escuchaba o meditaba algo. Era... gratamente curioso que aquella costumbre había emergido de nuevo. Como por acto reflejo. Sonrió.

Asintió con la cabeza a Shidi, cuando este relató la situación complicada en la que los Rifts habían estado y cómo habían prevalecido, sin bajas. Tan solo la de Alexa, pero la magia divina de aquel mundo había logrado un milagro, devolviendo la vida a su compañera. Entonces algo golpeó su mente, sus recuerdos.

Yo, en el pasado... ¿Devolvía a alguien a la vida?, se preguntó. Tenía la impresión que sí lo hizo. Que realizó, o estuvo presente, en un ritual en el que un compañero caído retornó del más allá. O que realizó el milagro de crear una vida nueva. La de su esposa Indira. Oh, amor mío, rememoró con pesar. En Terra la magia milagrosa también era posible, aunque al parecer era algo mucho más excepcional que en el nuevo mundo en el que se hallaban. Mas no dijo nada, observando a su interlocutor, asintiendo eventualmente y tamborileando con sus dedos.

- Sí. Estoy de acuerdo - dijo finalmente -. No sé los demás, pero soy de ese parecer: esto se nos da bien. Deberíamos continuar con esta actividad, al igual que hacíamos en Tierra: tratar de deshacer entuertos. Ganarnos la vida con ello - opinó el joven. Las siguientes palabras de James hicieron que Daeron enarcara levemente la ceja, mirándolo fijamente. Durante unos segundos no contestó nada. No sabía qué contestar. Shidi afirmaba que él le había salvado la vida en varias ocasiones... y lo triste era que él no lo recordaba. Quizás empleó su magia para ello y por eso era una parte confusa o borrada de su memoria.

- James, no recuerdo aquellos sucesos, como no recuerdo muchas otras cosas. No voy a soltarte la perorata de que no sientas obligación alguna pues tú hubieras hecho lo mismo, pues es evidente. Pero recordaré este momento en el que mostraste una gratitud y una predisposición propias de un buen amigo. Eso no lo olvidaré - aseguró el arcano, cogiendo la jarra y brindando por ello, bebiendo un poco del líquido -. No negaré que parte de ese encierro ya existe. Es todo muy... confuso. Mis recuerdos, mi nueva magia, mi cuerpo y mente no adaptados ni preparados para esta, sino para la antigua. Pero no es lo suficientemente fuerte como para hacer de mi un retraído, descuida - aseguró con media sonrisa -. Y lo de pomposo, creo que te equivocas de individuo. Pronto verás a alguien con pompa y lo sabrás. Oh, sí - aseveró con sonrisa sardónica.

Le hizo gracia la manía de Shidi de sentirse limpio constantemente. Al parecer su nuevo yo parecía sentir una nueva fobia. Bueno, unos perdían parte de su memoria y su magia y otros se volvían morados con necesidades perentorias de higiene. Cada uno tenía lo suyo.

- Eso me recuerda que quizás debería mirar mejor por los vendedores arcanos. Trucos mágicos de bajísimo poder podrían ayudar a, por ejemplo, que tú te sintieras menos incómodo - aseveró.

FECHA: 9 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL FUEGO.

HORA: 21:30 HORAS. CAÍDA LA NOCHE.

LUGAR: ANTORCHA: POSADA SIEMPREVELAS.

CLIMA: INVERNAL. NOCHE ESTRELLADA. TEMPERATURAS FRESCAS.

Emil miró unos segundos a Muxu, sin contestar. Luego extendió su mano, con naturalidad, acariciándole la cara (si es que ella no se apartaba), demorándose en el cuello y en el lóbulo de su oreja derecha, mientras le observaba con intensidad.

- No soy yo quién para responder eso, Muxu. Tú eres quien gestiona tu tiempo, y tu deseo. O interés. O lo que desees gestionar. Es, al final, lo único en lo que verdaderamente elegimos: lo que hacemos con nuestro tiempo. Lo que dejamos para hoy, y para mañana. O lo que no haremos nunca-  salvo que Muxu hubiera apartado la cara, en cuyo caso Emil había tomado su copa y hablaba mientras daba pequeños sorbos al vino, el albino siguió acariciando la cara de la ex alcaldesa, pasando el pulgar por los labios de esta con lentitud.- No soy quien para decidir, ni sobre tu cuerpo, ni sobre tu mente. Ni sobre tus pensamientos. Solo es una cena, y una copa. Placeres, los placeres son numerosos, y tienen cada uno su propio apellido. Es tu decisión elegir uno, o varios, o ninguno. Y elegirlos hoy o, por el contrario, confiar que habrá un mañana, y otra cena, y otra copa. Que ojalá sí. Que espero que sí. Que puede que sí.

La miró un instante más, memorizando con el escrúpulo del ávaro la mínima reacción de Muxu hacia las caricias, demorándose, si es que era posible, si es que no se apartaba, en donde parecía sentirlas con más placer. Mirándola. Y esperando.

FECHA: 10 DE ABADAR DE 4715 RA

HORA: 19:00. CAÍDA LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA: CALLES CERCANAS A LA TABERNA LA FUNDICIÓN

Miro al elfo de hito en hito mientras habla, casi deseando que pueda oír en mi mente la tormenta que estoy por desatar. Una tempestad de recuerdos, compromisos, lealtades y ante todo confabulaciones.

- Ese es, precisamente, el problema Emil. No me conoces. Ni a mí, ni puede que a los demás de los que te rodeas. - Sentencio. - No tienes información. Has dejado que la situación marque la mecánica que nos ha traído hasta aquí y hasta este momento. - Le explico. - Y mientras tanto Emil, las grandes preguntas, siguen sin responderse. - El digo con cierto aire de perplejidad. - ¡Joder Emil, para ser un psíquico estás en baja forma! No eres el primero que conozco, así que puedo asegurarlo coño. -  Digo casi con gusto.

- ¿Sabes acaso quién soy? ¿Lo sabes realmente Emil? - Le digo retándolo a tratar de arrancar las respuestas de mi mente. - Me conoces como Xavier Callahan. Claro. Pero antes de eso he sido otros Emil. Muchos otros. El Agente Special Spinakker. El Sargento Michael Preacher. Tantos nombres y personalidades como han hecho falta elfo. Siempre que la misión lo requería - Le confieso.

- Y aunque me tienes por camarada y he luchado a tu lado. Solo eso debería bastar para hacerte pensar en una única idea. -  Le indico llevándome el índice a la cuenca del ojo. - Cruzaste la grieta por necesidad. Sí. La cruzaste porque no había elección. Es exacto. Pero, ¿con quién la has cruzado realmente? ¿Ha sido realmente tu elección, Emil? - Le indico esperando cualquier tipo de reacción tensando los músculos. 

FECHA: 10 DE ABADAR DE 4715 RA

HORA: 11:00 DE LA MAÑANA APROXIMADAMENTE.

LUGAR: ANTORCHA: TABERNA LA FUNDICIÓN.

Halberd se sintió súbitamente empoderado. Recordaba que en otro tiempo había estado retirado de los Rifts Warriors. Había querido una vida tranquila, lejos del peligro. Ahora tenía serías dudas al respecto. La sensación de no reconocerse a sí mismo, o al menos a su yo del pasado, empezaba a diluirse.

— Sí. Tienes toda la razón, Emil. Y mi apoyo, también. — el enano sonrió. Fue una sonrisa sincera, como la que se le dedica a un buen amigo.

Quién lo diría. Después de todo, se alegraba de haberlo votado. Su función como líder había sido tan buena como la de tope de puerta. En ninguno de los dos casos Halberd podía dudar que el elfo no cumpliría como era debido.

Nada mal para ser un orejas picudas guaperas galán repelente al que, por encima de todo ello, apreciaba.