Partida Rol por web

DIÁLOGOS:

TRANSCURRE TODA LA NOCHE.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

HORA: ALBA.

LUGAR: PÁRAMOS SALVAJES SEMI-ÁRIDOS.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Victoria Guerrero estaba muy cansada. No solo por la noche entera en vela, sino por el añadido de los acontecimientos del día anterior. Su cuerpo aún no estaba con la forma física que recordaba de antaño, bueno, a decir verdad ninguno del grupo lo estaba, por lo que la enorme paliza que se habían dado a lo largo de aquel día y medio estaba haciendo mella en la justice ranger.

Encaró a Emil con unas ojeras abrumadoras, como dos pozos negros, párpados pesados y el rostro serio.

-Emil, esta conversación no es la que mantendremos más adelante cuando estemos medianamente fuera de peligro, así que te pediría por favor que te guardes tus chulerías y comentarios que no vienen a cuento para otro momento-. Comenzó Vicky.-Esto es únicamente una charla táctica, y no porque yo quiera, sino porque sé que no vas a quedarte callado y yo estoy agotada para discutir nada, así que quedemos claro el panorama antes de tiempo-.

Estaba demasiado cansada como para imprimir emociones en su voz, tan solo hablaba porque era realmente necesario y no por nada más.

-Raxus mató a cuatro bandidos, tú acabaste con líder, Alexa con un centinela y yo a tres, mandé a Raxus a dormir por ser nuestra mejor arma ahora mismo, lo necesitamos descansado. Alexa pasó la noche en vela curando a todos y yo hice toda la guardia nocturna. Alexa está agotada-.Omitió la parte en la que ella también estaba reventada, pero jamá lo reconocería ante Emil.-Tenemos, como has visto, varios aún inconscientes y estamos en medio de la nada, podemos ser pasto de más bandidos o de esos bárbaros, creo que algunos de los muchachos están todavía desorientados o confusos, aunque creo que con la repartición del equipo alguno se ha distraído de sus problemas-.

Se frotó uno de los ojos antes de seguir. -No sé que tienes pensado, y en el fondo me da igual, yo te daré mi opinión y decide tú, de todas maneras es lo que harás, te lo concedo por estar en la situación tan precaria que estamos. Creo que deberíamos de marcharnos lo antes posible, intentar hacer unas camillas improvisadas e irnos con los heridos, probablemente Alexa y yo seamos capaces de aguantar hasta la noche, quizás hasta mañana, así que deberíamos de aprovecharlo para salir de aquí, somos demasiados para buscar un refugio adecuado que nos oculte y protega en este paraje-.

Quizás su intención era buena, la de no discutir con Emil, pero en el fondo todo había discurrido fatal, la ranger se dio cuenta al instante, lo que iba a ser solo una charla táctica había servido para meter puñales entre frases. Se pasó la mano por la frente.-Quizás he sido demasiado vehemente, disculpa, tan solo ten en cuenta lo importante, por favor-. Esta vez sí, terminó Vicky.

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: POR LA MAÑANA.

LUGAR: ANTORCHA (TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

A Halberd le agradó la forja. Le recordaba a su taller. Era algo así como su equivalente medieval. La idea le hizo gracia. En realidad no se parecía en nada. Echó un rápido vistazo a las máquinas y otros artilugios de por allí, pero decidió centrarse en el trabajo que tenía por delante. Ya tendría tiempo de verlas con más detenimiento.

— Bien, déjame ver... — dijo Halberd haciendo apoyar el brazo bloqueado de Briaeros en un gastado yunque. El enano dejó el maletín sobre un taburete al lado y se subió a una pequeña banqueta para ver mejor. 

Estudió ceñudo el brazo. Una vez echado el vistazo inicial y hechas algunas comprobaciones, el enano sacó varios destornilladores de diferentes tamaños. Con ellos abrió unos pequeños accesos en la flexura del codo biónico y en el hombro, y empezó a hurgar entre los mecanismos que quedaron accesibles. Tras un buen rato trabajando con los destornilladores, con algunos resoplidos y maldiciones entre dientes, los dedos de la mano de Briaeros empezaron a moverse encogiéndose y estirándose ligeramente.

El rostro de Halberd se iluminó:

— Hmm, sí, parece que algún golpe de aquellos palurdos te ha desencajado un poco los mecanismos aquí y aquí, y por eso estaba bloqueado... ¿Lo ves? Bueno, da igual. Es algo laborioso, pero fácil de arreglar. No hay nada roto. — miró brevemente al silencioso alemán antes de centrarse otra vez en el brazo — Sería una putada que se hubiera roto algo aquí dentro, ¿sabes? No quiero ni pensar cómo sería buscar una pieza en este lugar... Habría que forjarla, creo yo, pero con la tecnología de un sitio como este imagínate cómo sería forjar y mecanizar cualquier pieza de metal... Ya te digo, una putada muy grande.

Mientras trabajaba, el enano parecía dudar si hablar o no hasta que al final se decidió:

— Briaeros, ¿tú recuerdas algo... de antes de los tanques donde aparecimos? — le preguntó mientras trabajaba. No solía hablar mucho cuando se concentraba, pero en estos momentos necesitaba charlar un poco. Aunque fuera con el que precisamente no era el más charlatán del grupo — Es una sensación muy rara... A mi me vienen recuerdos a veces, pero es como si no fueran míos, y están muy desordenados. Precisamente, a ti te recordaba, uh... bastante menos entero.  — le dijo, echando un breve vistazo al cabello rubio que poblaba su cabeza germánica.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

HORA: POCO ANTES DEL OCASO.

LUGAR: ANTORCHA (INMEDIACIONES DE LA TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Cuando el bebedizo curativo recorrió su garganta hasta el estómago, la esencia mágica empezó a actuar con rapidez en su moribundo cuerpo. La herida que había recibido podría haber dejado seco a la mayoría de los mortales, pero gracias a la gruesa armadura arcaica y la fortaleza del ex-comando, había conseguido aferrarse a la vida. A diferencia del día anterior, cuando tras ser liberado de su cápsula casi le parte el cuello a Briaeros, Shidi tardó en abrir los ojos y reaccionar. La visión se le fue aclarando, tras observar unos momentos a su alrededor, comprendió la situación y pudo ver el rostro de Callahan.

— Esto no es Darkgate. — Le dijo, devolviéndole las primeras palabras que este le dirigió en la cámara de recuperación, mientras escupía todo el líquido de la estasis. — Al menos, no será un nido de magos locos, ¿Verdad? — Aquello, bien podría parecer una chispa de humor, pero tanto el tono de su voz como los gestos de dolor, indicaban lo contrario.

De pronto, recordó algo muy importante, su expresión adoptó un rictus de preocupación mezclado con rabia. Intentó incorporar el tronco y volvió a hablar, esta vez de forma alterada. — ¿Cuántas bajas hemos sufrido finalmente? Dime que esos hijos de puta no terminaron huyendo, los perseguiré uno a uno por lo que le hicieron a Equilibrium. — Exigió. Segundos después, fue evidente que apenas podría levantar la cabeza, quedándose en la postura inicial, con los ojos bien centrados en el mercenario. — Al menos, Daeron estará bien. — Se consoló, recordando como fue apartado del asalto final.

Poco a poco, empezó a reconstruir el asalto al campamento de bandidos, hasta el punto en el que todo se volvió oscuridad.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

HORA: POCO ANTES DEL OCASO.

LUGAR: ANTORCHA (INMEDIACIONES DE LA TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Había estado soñando con su fallecida esposa, así que cuando sintió que su consciencia retornaba y abrió los ojos, ver el rostro de Callahan resultó un poco decepcionante.

- Gracias - agradeció de todos modos al comprender que le había proporcionado un bebedizo curativo. Quiso saber qué había pasado y donde estaban, pero Xavier deseaba acostarse de una vez, deteniéndose solo para hacer beber a Shidi uno de esos frascos y logrando que este también retornara a la consciencia. El ex-comando tomó la palabra y quiso saber también sobre la situación. De sus palabras Daeron pudo comprender que, después de combatir contra los salvajes bárbaros donde él perdiera el conocimiento, el grupo debió continuar y vérselas con unos bandidos, sobreviviendo también.

- ¿Magos locos? ¿En este mundo existe la magia? - preguntó el que creía que había sido un arcano (o eso le habían asegurado sus compañeros) pero le habían borrado casi todo conocimiento sobre ella.

- ¿Los dos grupos se encontraron antes o después del segundo combate con esos bandidos? - inquirió adicionalmente el joven mientras se llevaba la mano a la cabeza por el dolor que aun sentía por el martillazo que recibiera y que casi le parte el cráneo. Miró a Shidi pero este parecía hablar sobre lo acontecido y supo que el primer grupo había recibido una paliza por parte de los bandidos esos y que con la oscuridad de la noche el grupo suicida se había vengado de ellos.

- Oh. Buen trabajo - admitió -. Una lástima no haber estado allá, aunque tampoco hubiera podido hacer nada - admitió, carente de habilidades de combate y las mágicas que sus compañeros le presuponían. Entonces recordó algo. Era un recuerdo confuso y difuso, durante el combate con los bárbaros. Trató de recordar por qué uno de ellos abandonó el cuerpo a cuerpo con Shidi y Raxus, ignorándolos, y cargó directamente hacia él, más atrasado.

No tiene sentido. Total yo no hice nada... espera. Sí que hice algo, pensó forzándose a recordar. Entonces se vio a sí mismo haciendo un gesto en el aire, como si golpeara la nada, y que este se tradujo en un impacto invisible, en la distancia, que rompió la nariz al bárbaro que se giró hacia él para vengarse. ¿Yo hice eso?, se preguntó mirándose las manos. Quizás, después de todo, sí que había algo sobrenatural en él.

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: POR LA MAÑANA.

LUGAR: ANTORCHA (TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

El hombre se limitó a sentarse mientras su compañero trabajaba, perdido en sus pensamientos y asintiendo quedamente ante las indicaciones de su compañero. Era su brazo, pero al final era un trozo de metal, un trozo que ni sentía ni padecía, así que perfectamente podría estarle metiendo un taladro que no notaría la perforación, aunque puede que sí la vibración en los anclajes con su cuerpo. 

Su cuerpo... Aquello seguía siendo muy raro. Según algunos de sus recuerdos, hacía años que no tenía cuerpo. Y, sin embargo, allí estaba. Teniendo que comer, beber, y todo el resto también. 

-Recuerdo algo, creo-contestó, con la mirada perdida, probablemente lejos de allí mientras respondía-me recuerdo también menos entero. El dolor... Es una sensación que ya no conocía. Aunque a mi llegada a este lugar se me reconcilió con esa sensación, generosamente. 

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: POR LA MAÑANA.

LUGAR: ANTORCHA (TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

Halberd asintió a las palabras de Briaeros.

— Sí, ya debe ser raro... Pero, eh, sentir dolor es buena señal de estar vivo, ¿no? — dijo con una sonrisa algo triste. Nada más renacer habían estado a punto de morir. Aún recordaba el dolor del primer virote alojado entre las costillas. El segundo ni lo notó. El enano sacudió la cabeza y siguió trabajando en silencio.

Trabajar le venía bien para la mente. No estaba seguro si antes era así, pero desde su reconstrucción sentía su cabeza tremendamente inquieta. Orientar la atención al trabajo manual le sosegaba.

*Click*

Había transcurrido una hora aproximadamente cuando Halberd consiguió encajar la última pieza de los "tendones" mecánicos que hacían funcionar el brazo biónico de Briaeros. No eran exactamente tendones, claro, pero él, que no sabía nada de anatomía supuso que tenían más o menos la misma función. 

— ¡Bueno, parece que esto ya está! — dijo sonriente y satisfecho — A ver, prueba a mover el brazo... ¿Lo notas igual de fuerte que el otro?

Habían terminado antes de lo previsto. Eso era estupendo, así todavía le daría tiempo a limpiar bien la armadura de Briaeros, aunque no las abolladuras. Pero al menos podría trastear, limpiar y engrasar todas las partes móviles.

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: POR LA MAÑANA.

LUGAR: ANTORCHA (TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

-Grmf-replicó Briaeros al enano, sin parecer muy de acuerdo en aquella visión positiva sobre el dolor-juraría que la última vez que me convirtieron en borg, lo hicieron con anestesia, pero sí quieres verlo así...-añadió, mientras esperaba pacientemente a que el mecánico terminara. La verdad es que apenas se movió, aparentemente relajado mientras la operación se iba desarrollando. Finalmente, todo conectó como debía, y primero movió los dedos para después empezar a mover el brazo.

-Todo parece estar bien, gracias. 

— ¡Estupendo! No hay de qué, compañero — respondió alegremente el enano limpiándose las manos en los calzoncillos blancos, un gesto más de costumbre que por que estuvieran realmente sucias de arreglar el brazo biónico — Pues si te parece, me gustaría echarle un vistazo a tu armadura. Tiene algunas abolladuras... Habría que dar un montón de martillazos, me parece a mí. Pero con las prisas que tenemos creo que te tocará ir un poco abollado a las cuevas. Pero sí podemos limpiar un poco la sangre y la mugre que se le ha metido en las juntas.

Hablaba entusiasmado. Era evidente que trastear con sus fabulosas herramientas le había puesto de excelente humor.

La limpieza del blindaje fue mucho más rápida. Con manos veloces y diestras, a pesar de sus dedos cortos y rollizos, apenas le llevó unos minutos limpiar las superficies y los recovecos de la armadura. Lo hizo con extraña facilidad, y luego engrasó las partes que lo necesitaban.

— Vaya, no está como nueva pero sí mucho mejor... — dijo incorporándose al terminar — Bueno, creo que podemos volver a la taberna, pero si no te importa, voy a mirar un poco lo que ese hombre tiene por aquí antes de irnos... Será un momento.

Halberd anduvo por la fundición curioseando los cachivaches que habían aquí y allá. De tanto en tanto se detenía, miraba algo extrañado, y luego murmuraba un "ah..." o un "interesante...". Cuando pareció que hubo terminado, indicó al cyborg que ya podían marcharse.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

HORA: POCO ANTES DEL OCASO.

LUGAR: ANTORCHA (INMEDIACIONES DE LA TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Sacudió la cabeza, esbozando una sonrisa divertida pese al cansancio y el dolor de sus propias heridas. Era normal que quisieran saber qué había ocurrido y tenían derecho a que su curiosidad quedara satisfecha.

-Eh, tranquilos. Acabáis de despertar y estáis más activos que mi vieja abuela cuando se ponía a limpiar la casa. No, no es Darkgate -no rió porque sabía que aquello haría que sus costillas se quejaran y con razón, pero no porque no le faltaran ganas-. Estamos en Oz, donde sí que existe la magia y brujas perversas y todo tipo de maravillas y artilugios mágicos -ahora sí rió pero su primera carcajada se trocó en tos y acabó doblado sobre sí mismo-. Argh, está visto que no puedo ni bromear. En fin, os diré lo que sé que no es ni poco ni mucho pero es lo que hay. Y contaré la misma historia para ambos. Tras la teletransportación fuimos atacados por un grupo de bandidos que, en otras circunstancias, hubiéramos barrido con facilidad. En esta ocasión, la suerte no estuvo de nuestro lado. Fuimos cayendo unos tras otros. Yo de los primeros. Y mi inconsciencia me llevó a lagunas que otros tuvieron que resolver como ahora hago yo con vosotros. Desperté al día siguiente, -joder, parecía que había pasado un mes- y supe que el segundo grupo pudo llegar a tiempo para darle la vuelta a las tornas. Se cepillaron a toda la troupe y no contentos con ello y pensando que podía haber una recompensa por sus cabezas, se las cortaron y decidieron que sería buena idea pasearse por estos páramos con ellas. En fin, resumo. Desperté, varios estábamos muy jodidos, pero pese a todo, improvisamos unas camillas y a los peor heridos os trajimos hasta aquí. Afortunadamente no hubo que enterrar a ninguno de los nuestros. Ah, las cabezas os las pusimos de almohadas y en los pies para que estuvierais más cómodos en el viaje -les guiñó un ojo pícaro-. Al llegar, nos encontramos con una vieja, la alcaldesa del lugar o algo así. Discretamante se le preguntó por una posible recompensa por la banda de Agrio que es como se llamaba su líder y dijo que nanainas. Que eran unos gualdrapas que por no merecer no merecían ni una mala moneda a cambio de sus vidas. Hay gente que nace estrellada hasta para eso. Comentó más cosas, como la desaparición de un local, el padre de la chica que nos ha dejado estar en esta posada -hizo una pausa-. La chica. Se llama Val. Cuando llegamos gritaba como una posesa. Bueno, eso lo supimos después. El caso es que alguien gritaba como si se le fuera la vida. Algunos fueron y otros nos quedamos con vosotros, más que nada para no os comieran los coyotes o las ratas. Puede parecer una tontería pero por cómo olía Briaeros, su hedor habría atraido a cualquier bicho. Vale, voy a lo que importa. La cosa es que había una especie de autómata que se debió cortocircuitar  y volverse loco atacando a la chica, un trozo de metal al que Raxus dejó hecho fosfatina y que debió ser encontrado por el padre de la chica en alguna expedición que llevó a cabo. Después, y en agradecimiento y con el encargo de dar con su progenitor, nos dejó dormir aquí. Más cosas. Bueno, hemos comprado pociones curativas y son las que han hecho que os recuperéis. Hubiera estado bien que cogiéramos más, pero algunos de los presentes y no diré quién, son un poquito ratas y agarrados, pero al menos lo que teníamos lo hemos usado y bien. Las pociones las cogimos trocándolas por parte del botín que les saqueamos a los bandidos. Y entre su equipo había algunas cositas que , sin duda, tienen carácter mágico. Así que sí, Daeron. Hay magia. Cuánta o su fuerza, lo ignoro pero haberla, hayla. Y eso es todo, chicos. Así que salvo que tengáis más preguntas, colorín colorado este cuento se ha... -dejó en suspenso la frase para que ellos la acabaran si les salía de las narices.

La verdad, en cierto modo dolía ver su cuerpo en aquel estado tan lamentable... Aunque realmente no era su cuerpo, ya no, era solo una armadura. Una armadura que muchos recordaban más de lo que nadie le recordaba a él, lo que no dejaba de tener su gracia. Al menos podría ir limpio dentro, aunque hasta que esas deformidades no desaparecieran, no sería todo lo cómodo que debería. 

Por lo demás, esperó con calma al enano. No le corría prisa por volver, y cuando fueran a partir, tendría que instalarle la armadura.

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: MEDIODÍA.

LUGAR: ANTORCHA (TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

ANTES DE PARTIR A NUESTRA MISIÓN.

Antes de ponerse el grupo en marcha, el enano se dirige hacia Muxu y le hace un gesto con la cabeza, dando a entender que quiere hablar con ella a solas.

Se me ha pasado decirte lo siguiente. Agradezco lo de la armadura, pero ten en cuenta que en caso de que te veas en una situación muy complicada, no dudes en echártela a ti mismo para defenderse. En esas circunstancias ya me buscaré la vida ya para salir del paso- Raxus sopesaba que su única salida sería destrozar la cabeza del enemigo rápido y fácil para salir del paso, todo dependería de lo que se dejase el rival por hacer.

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: MEDIODÍA.

LUGAR: ANTORCHA (TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

ANTES DE PARTIR A NUESTRA MISIÓN

Muxu escuchó a su compañero y no pudo sentir otra cosa más que agradecimiento por la preocupación que aquél le mostraba.

-Desde luego, Raxus, gracias por tu preocupación. Tengo otro conjuro de escudo que solo puedo lanzar en mí misma que me servirá para tener algo de protección. Si uso los dos en mi creo que sería demasiado ya que pienso ir en medio del grupo, si la cueva es como las que conocemos de seguro vamos apretados y los que más riesgo correrán serán los que vayan a la vanguardia y retaguardia, ¿no? Me sentiría más protegida si la primera línea va lo más segura posible.-

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: MEDIODÍA.

LUGAR: ANTORCHA (TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

ANTES DE PARTIR A NUESTRA MISIÓN

Como veas- responde el enano- yo encantado de tener esa protección- a falta de una armadura, un hechizo mágico siempre viene bien- pero no dejes de protegerte a ti misma por protegerme a mi. Simplemente eso quería decir- dijo, por su parte finalizada la conversación. 

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA (TABERNA LA FUNDICIÓN).

CLIMA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

No se sumó a la algarabía de opiniones que se estaba comenzando a formar en torno a la forma más correcta de proceder con el barril, el equipo y todo lo consideró una distracción. Apenas había prestado incluso atención alguna al mercader con el que se cruzaron, pese a que el revolver sería un arma interesante de adquirir, más letal en manos de otros, desde luego. James ya estaba concentrado en la misión, no se permitió en ningún momento distracciones de ningún tipo, tenía una cuenta pendiente consigo mismo; No volver a fallar y resarcirse del combate anterior.

Tomó la decisión de llevar el equipo esencial de batalla, ajustando cada elemento bien para no perderlo en un descuido. El resto, su mochila con el resto de sus pertenencias bien enrolladas en la manta, fue depositada en el interior del barril. Tenía la esperanza de que la antorcha que guardaba permaneciese seca cuando tuviese que sacarla, si es que nadie había logrado conseguir lo mismo con la suya.

Una vez más, debería confiar en la magia, por partida doble esta vez. Volvieron a emerger de sus falsos recuerdos, fragmentos inconexos de una educación que la rechazaba abiertamente el uso o aprovechamiento de esta. ¿Hasta qué punto esto era así? ¿De verdad un poder así era merecedor de tanto odio y temor al mismo tiempo? Las preguntas no asomaron por ningún lugar, Shidi no se permitió el lujo de esperarlas.

Una vez estuvo listo, se acercó al resto del grupo de vanguardia y espero que dicho sacerdote cumpliese lo que supuestamente prometía.

FECHA: 4 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL SOL.

HORA: POR DE LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHAb (CAMINO AL ESTANQUE DE LAS LÁGRIMAS)

CLINA: INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO.

Tras el encuentro con el vendedor ambulante, Halberd seguía caminando mirando a su alrededor. Tras el intercambio de impresiones con sus compañeros, decidió que no tenía nada más que decir al respecto y se acercó a Muxu para caminar a su lado.

— Eh... Hola Muxu. — dijo como si hablara con una extraña que en realidad no era. ¿O tal vez sí? — ¿Cómo estás? Han pasado muchas cosas desde que, bueno, desde que salimos de las cápsulas de reconstrucción. Y todo ha ocurrido tan rápido que no he tenido tiempo siquiera de hablar contigo. — mientras caminaban el enano lanzaba miradas de preocupación a la antigua alcaldesa— ¿Cómo te encuentras?

FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.

HORA: POCO DESPUÉS DEL OCASO.

LUGAR: ANTORCHA: INTERIOR DE LA TABERNA LA FUNDICIÓN.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.

Era ya tarde cuando Shidi escuchó a Muxu preguntar. — Hola, me alegra veros a las dos de humor, Muxu. Todo ha ido bien, en el almacén encontramos al malnacido de Garmen rodeado de imberbes muchachos, todos muertos salvo uno, puesto a disposición de las autoridades. Tenían un aparato muy ruidoso dentro que les condenó, no nos oyeron llegar, ningún herido de gravedad. Mañana te daremos detalles, ahora toca descansar. Te deseo buenas noches. — Explicó brevemente, palmeando su hombro izquierdo hasta en dos ocasiones. No tenía ganas de extenderse, habría tiempo para hacerlo con detalle al día siguiente.

FECHA: 10 DE ABADAR DE 4715 RA

HORA: POCO DESPUÉS DE COMER.

LUGAR: ANTORCHA: CALLES CERCANAS A LA TABERNA LA FUNDICIÓN.

Emil había buscado a Equilibrium tras la comida y, tras pedirle que le acompañara, habían salido a pasear unos momentos por las calles del asentamiento. El albino, a esas horas del día, todavía con luz, no estaba en su mejor momento. Era evidente que en su paseo evitaba los lugares con más luz solar, intentando estar casi siempre a la sombra.

- Los seres del mal, ya sabes- comentó a su camarada, divertido, antes de observarle con más preocupación.- Quería hablar con todos, Equilibrium. Pero prefería hacerlo uno por uno, y prefería hacerlo sin la urgencia de los combates, la rabia, la necesidad y todo el calidoscopio de mierda al que venimos enfrentándonos. Es un día de celebración. ¿Sabes que hace menos de una semana que volvimos a la vida en esa especie de tinas de regeneración? Estamos ahora vivos, con algo de dinero, con algo de prestigio y con mejor armamento. Y todos, creo, en mayor o menor medida, con algunas de nuestras habilidades recuperadas. Aunque distintas, claro. Muy distintas. Todo es distinto en este plano. 

Hace una pausa antes de continuar, mirando a su compañero.

- Esta conversación puede ser muy larga, o muy corta. Depende sobre todo de ti. Quería saber tu opinión sobre mi actuación como líder y quería, también, saber como estás. No soy ciego. Alternas estados casi de euforia con una especie de depresión. ¿Puedo ayudarte? ¿quieres mi ayuda?

FECHA: 9 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL FUEGO.

HORA: ENTRADA LA TARDE.

LUGAR: ANTORCHA: CALLES CERCANAS A LA TABERNA LA FUNDICIÓN.

CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRESCAS. CAÍDA DE LA TARDE

Emil había regresado hacía poco de ver a los miembros del Concejo y buscó a Thomas con la mirada. Llevaba tiempo deseando hablar con él y nunca parecía ser el momento más adecuado. Finalmente ambos salieron a las calles cercanas a la taberna. Hacía ya algo de fresco y el sol no daba directamente. Como siempre ocurría en estos casos el elfo parecía sentirse mejor, y su piel parecía de alguna manera, revitalizarse.

- Quería hablar contigo, Thomas- dijo de repente el líder (al menos por el momento) de los Rift Warriors, cortando, quizás, el rumbo de los pensamientos del mago.- Creo que de todos los Rift Warriors eres el que en más ocasiones ha pasado por... digamos problemas con reencarnaciones, cambios de cara y de plano. ¿Qué piensas de nuestra situación aquí? ¿es estable nuestra presencia? ¿crees que podemos terminar viviendo aquí? ¿alguna idea sobre lo que supone nuestro viaje en el tiempo y en el espacio además de la evidente situación de confusión por la que atravesamos en mayor o menor medida todos?