Partida Rol por web

Buscas y rebuscas en el estante de arriba, un poco alto para que no lleguéis, pero lo suficientemente bajo como para que puedas utilizar una silla. Abres el armario y... ¡no están! ¿Cómo es posible?

Te fijas mejor y ves que no están dentro del armarito, ¡sino encima de él! Es casi rozando el techo, y con una simple silla no llegarías. Quizá con una más alta, o algo encima de la silla... eres una chica creativa e imaginativa, algo se te ocurrirá para llegar hasta él.

Parece ser que Elliot se esperaba que intentaríais coger las galletas, es un chico listo, ¿pero es más listo que tú?

-¡Cógeme ese libro de animalitos, por favor!-le pido señalando el libro.-¡Es que tiene muchas fotos de animalitos, y a mi me gustan los animalitos! Y yo soy muy bajita y no llego a cogerlo y Luka tampoco puede...

Le sonrío e intento estar atenta al silbido de Amanda.

Elliot mira hacia arriba, con tan solo alargar el brazo ya consigue cogerlo. Lo mira y luego te lo da.

-Toma.-Dice con media sonrisa.

En cuento lo hace, se dispone a bajar de nuevo. ¡Aún no ha sonado la melodía en la planta de abajo!

Tengo que darme prisa, así que abro uno de los armaritos para ir escalando en las estanterías. Pero siempre mirando por si acaso viene, y bajar corriendo pero sin caerme. Porque si me caigo, no puedo salir corriendo y me pillaría y me castigaría.

Así que voy corriendo y comienzo a escalar

Intentas realizar tu hazaña, pero es una tarea complicada y puedes tener problemas. Deberás tener cuidado, mucho.

Voy escalando y cojo el bote de galletas. Pero escucho un ruido. Me asusto y mi pie ya no está donde lo puse. Todavía tengo el bote, pero me caigo y me hago daño en el pie. Todo porque intento no caerme en el suelo, pero al pisar en la encimera, para después ir al suelo, me lo he doblado.

Duele mucho, pero cierro los ojos y parece que se pasa. Así que salgo corriendo con mi tesoro de galletitas

Caes y te haces bastante daño, pero nada que no se solucione con un poco de descanso. Cojeas levemente, el tobillo se ha hinchado un poco. Cuando sales corriendo escuchas una vocecita nasal que proviene de la cocina.

-Eso ha tenido que doler.-Dice desde un punto que no determinas cuál es.

Aún estás en la entrada, por lo que quizá, si te giras, puedes ver quién ha sido o... puedes salir corriendo y olvidar lo que has oído.

Escucho una voz, y me paro de golpe. Esa voz me da miedo. Pero me giro a mirar quién es. Pero no dejo de estar atenta por si viene Elliot y me pilla. Porque entonces tendríamos que aguantar sin galletas hasta la hora de comer

- ¿Quién eres?

¡Noooo! 

-¡ESPERA!-le digo a Elliot antes de que salga. ¡Tengo que distraerle!-¿Me lees un cuento?-le pregunto de forma dulce, con la cara que pongo para que mamá y papá me den lo que quiero.

-Poooooorfiiiii...-le pido.

Ves a una pequeña criatura en el suelo, cerca de donde te has caído. Es pequeña, y tiene cara de espanto, pero no parece alterado en absoluto. Se mueve con los brazos cerca del cuerpo, alzados como para cubrirse, y te mira con ojos llenos de terror.

-Me llamo Metus.-Responde de nuevo con esa voz nasal.-Tenía ganas de poder hablar contigo al fin.

Parece que te conoce, pero tú no recuerdas haberlo visto nunca antes.

Él te mira un poco molesto, escuchas abajo el ruido de las cacerolas moviéndose, crujiendo por el contacto con el calor. Pero ni un silbido, ¿en qué se estará distrayendo Amanda?

-Estelle, no tengo tiempo para eso. Tengo que terminar la comida.-Dice, aún dispuesto a bajar.-Luego si quieres te lo leo, ahora juega con Amanda, la vi abajo sola, bastante aburrida.

Vuelve a intentar salir, esta vez parece que no se girará a menos que le des una buena razón.

"Finge que te has hecho daño" Escuchas una voz en tu cabeza. 

-Pe-pe-pero...-digo. ¿¿POR QUÉ AMANDA NO SILBA?? Se me acaban las ideas... 

Escucho una voz en la cabeza...¿Luka? Miro a mi osito, que me mira como siempre... ¡A lo mejor ha sido él! 

Entonces dejo caer el gran libro de animalitos al lado de mi pie y cuando hace ¡POM! Grito:

-¡AAAUUU!-me siento en el suelo, cogiéndome el pie y comienzo a gimotear. 
 

- ¿Hablar conmigo? - pregunto

Es un bichito algo feo, y tiene cara de miedo, casi tanto miedo como el que tengo ahora. Pero no puedo correr. Tengo ganas, pero más ganas de hablar con Metus.

- ¿Por qué quieres hablar conmigo? ¿Desde hace mucho? ¿Cuanto tiempo llevas ahí? Mi hermano está a punto de pillarme con las galletas, ¿vienes conmigo? - le pregunto, todo muy rápido, porque no tengo mucho tiempo

Tu hermano se gira de pronto al escuchar el golpe y tu grito. Se apresura a ponerse a tu lado.

-¡Eh! Venga, solo ha sido un golpecito de nada.-Te dice intentando animarte para que te levantes. Él suele decir eso muchas veces, cuando alguna se ha hecho daño.-¡Arriba!-Añade alegre dándote apoyo.

Escuchas arriba un grito de Estelle al mismo tiempo que cuando algo se ha caído. Parece que arriba las cosas aún se mantienen, pero no te queda mucho tiempo.

-No puedo responder tantas cosas.-Dice algo molesto, alejándose de ti poco a poco.-Las cosas no son lo que parecen, pequeña. Nunca lo olvides.-Se va a marchar, pero antes se gira de nuevo.-¡Ah! Deberías silbar ya, parece que ella tiene problemas arriba.

Y tras un pequeño salto y un quejido molesto, se mete en un armario de la cocina. Si vas a abrirlo, comprobarás que ya no está dentro.

Metus se esconde y ya no lo encuentro. Así que me voy al salón para esconder las galletas, mientras voy silbando la canción de Doraemon, para que Estelle entienda el mensaje. Me siento como una agente secreta, como en las películas.

Me siento en el sofá, a mirar algún libro o a dibujar en un papel sobre la mesa

Sigo gimoteando en el suelo, ¡no puedo dejar que baje! 

-Es que me dueeelee...-digo con carita de pena mientras sigo cogiéndome el pie:-Cántame "Sana, sanita"...poooorfi...duele mucho...-hago un "snif" muy fuerte mientras hago pucheritos. 

¡Amanda, silba ya! 

Finalmente lo escuchas al fin, la melodía de Doraemon. Tu hermano se ha quedado sin saber que hacer, te ha contado un rápido sana sanita que ha cesado de pronto porque ha escuchado el agua hervir. Se va corriendo hacia abajo para evitar que la comida se salga de la olla.

Suerte que ya ha silbado, si no... no habrías podido hacer nada.

"Ya deberías bajar". Vuelves a escuchar esa voz en tu cabeza, acompañada de una risa burlona.

Vas al salón y casi al momento de sentarte tras silbar, ves a tu hermano corriendo escaleras abajo. Escuchas la olla quejarse, el agua está hirviendo. Justo a tiempo, un rato más y te habrían pillado. Te sientes satisfecha contigo misma, toda una heroína. Las galletas reposan detrás de ti, listas para ser comidas.

Cuando Elliot se va, me levanto de un salto. 

¡Gracias, Luka! Pienso dándole un achuchón a mi osito, seguro que él me había ayudado. 

Bajo las escaleras dando brincos, procurando que Elliot no me vea o no se creerá que me dolía el pie. Al llegar abajo, busco a Amanda, ¡qué hambre!