Partida Rol por web

El grupo avanzó en dirección a los acantilados. Nacho iba caminando con mucho cuidado, prestando atención a las particularidades del terreno que Rufus o Gonzalo le iban advirtiendo. De todos modos no estaba en su ámbito: veía a Gonzalo moverse con destreza mientras él estaba haciendo equilibrio sobre el fango para no irse de culo al piso. Solo pensar que luego había que desandar ese camino lo ponía de mal humor. ¿Qué tan lejos podía haber ido esa gente?

Pepe no era un hombre de perder tiempo ante una emergencia o bueno, en realidad su cabeza no le daba para pensar bien en el peligro y por eso muchas veces lo ignoraba. Algo que servía muy bien cuando tenía que entrar a rescatar a alguien de las llamas, pero muy malo cuando de bajar con precaución se trataba. Así que con menos sentido común que un gato en un circo trató de correr para bajar más rápido. -¡Prisa es lo que...! No alcanzó a acabar la frase cuando sintió que perdía el equilibrio. 

Cuidado ahí! La advertencia le llega a Nacho justo a tiempo porque a punto había estado de meter el pie en una zona de rocas de bordes afilados.

Rufus casi podía llegar con los ojos cerrados pues llevaba ya un tiempo yendo y viniendo por esta zona. Junto a la experiencia de Gonzalo de moverse por el campo podían avisar a Nacho de las mejores zonas para llegar hasta los acantilados sin más percances. 

En el descenso hacia el embarcadero el sentido común de Pablo Chacon y Artai les hace ir con prudencia, no tiene mucho sentido hacerse daño persiguiendo a dos desconocidos que además ni siquiera está claro que vayan a estar allí. 

Pepe no piensa igual, bueno, no piensa. Directamente aprovecha el barro y el agua para deslizarse con rapidez camino abajo, al principio parece que va a acabar con sus huesos en el suelo pero caminar sobre agua y terreno resbaladizo es su día a día. En Galicia es habitual que sean los bomberos los que ayuden en riadas y reventones de tuberías y está acostumbrado a usarlo en su beneficio.

Cuando Pepe llegó al embarcadero le asustó el estado del mar. Furioso y violento golpeaba los postes que sujetaban el barco que se mecía arriba y abajo evitando los daños gracias a un fuerte amarre y los múltiples neumáticos que decoraban sus laterales.

No había señales de la pareja alrededor, pero un pequeño cobertizo en un lateral del embarcadero estaba abierto y la puerta caía sobre uno de los goznes y no era habitual que ese daño se hubiera producido por el agua y el viento.

Llegáis al acantilado y cuando os asomáis veis la violencia con la que enormes olas rompen contra las rocas llegando a salpicaros de espuma a pesar de los metros de distancia. El ruido es ensordecedor cuando se mezcla el viento, la lluvia y la furia del mar.

Desde aquí es más fácil observar a cierta distancia por la ventaja de la altura pero la oscuridad y el agua que cae sobre vuestras cabezas impiden ver más allá de unos pocos metros. 

Al llegar a los acantilados, y verlos en pleno temporal, a Gonzalo sintió un nudo en la tripa; aquello era como uno de esos poemas del romanticismo, con la naturaleza indomable y fiera, que había estudiado en clases de lengua en la escuela. Había estado en lugares así antes, pero nunca dejaban de impresionarle como la primera vez.

El campo visual era muy abierto, pero la oscuridad y el agua no dejaban ver mucho más allá. Sin embargo, había que tomar una decisión de hacia donde seguir - Después de lo que habían pasado para llegar no iban a volver sin más - Así que Gonzalo entrecerró los ojos y trató de atisbar algún signo de movimiento en la oscuridad en alguna dirección, o algo fuera de lugar en ese ambiente rocoso que le diera una idea de hacia donde seguir.

_Gracias, señores. De no haber sido por ustedes vaya uno a saber qué habría sido de mí.

Es que realmente ellos se movían incluso con gracia por allí, mientras Nacho parecía estar al borde de la caída en cualquier momento. Sin embargo con ayuda pudieron llegar a destino sin mayores percances.

La pareja no podía estar allí. A menos que ambos tuvieran la habilidad de Rufus o Gonzalo, era altamente improbable que hubieran podido llegar hasta ese lugar, sobre todo considerando lo alterados que estaban. Sin embargo valía la pena intentar ver desde las alturas por si lo habían intentado y había caído en ese intento.

Mientras Nacho intenta ver si hay algún detalle en las vallas que protegen el acantilado o en el propio límite de las rocas al que se acerca poniendo en peligro su propia integridad, Gonzalo busca algún brillo, reflejo... en la distancia. Ninguno es capaz de encontrar nada.

Rufus camina arriba y abajo mirando hacia el suelo también intentando encontrar alguna señal de que alguien haya pasado por allí pero después de unos minutos vuelve enseñando las manos vacías indicando su fracaso.

Nacho tenía razón, en plena persecución resultaba difícil pensar que esa pareja hubiera llegado tan lejos por un camino como el que acabábamos de pasar. Lo cual se veía claramente en que no había rastro de ellos allí.

Como grupo, nos tocaría ir hacia el interior según lo que dijo Nacho. Pero el interior suena demasiado amplio, y si no les hemos encontrado en un sitio pequeño, podríamos pasarnos la noche dando vueltas por la isla y eso sería coger frío a lo tonto. Quizá sería mejor volver hacia el embarcadero con los demás, y buscar en conjunto los caminos más transitables. Yo votaría por eso pero si tenéis alguna otra idea es bienvenida.

_Esperemos que los otros estén teniendo más suerte -comentó Nacho al ver que el resto había tenido tanto éxito como él en la búsqueda-.

Luego Gonzalo aportó algo en lo que podía tener razón... o no. Ellos no eran los indicados para evaluar eso, no conocían la isla. Sí Rufus.

_Creo que lo mejor es que lo diga Rufus, quizás no haya muchos puntos por donde ingresar "al interior" desde el pazo. Lo que tenemos que hacer es intentar ver lo más probable. Aquí era posible que hubieran llegado, pero muy poco probable. Por otro lado... Rufus, quise venir contigo porque quería hablar contigo sin todo el grupo encima. Noté que no quisiste dar la opción del interior. ¿Qué ocurre ahí?

¿Qué? esto... la isla es todo rocas sueltas y... y... a mi me da miedo estar por ahí de noche con eso de los espíritus de los muertos que se ahogaron y luego está la historia de la sirena convertida en piedra y ... que andar por esos sitios no es buena idea.

Gonzalo tiene razón, vayamos con los otros que seguro que la pareja loca fue hacia el barco porque es lo único que conocen... vamos, vamos...

Sabes que Rufus está acostumbrado a mentir y a hacer que los demás se crean esas mentiras porque utiliza partes de algún tipo de verdad.

Algo de lo que dice seguro que existe, pero también tienes claro que ninguno de esos es el motivo real por el que os está desviando de esa opción. Por tu experiencia profesional también te das cuenta que de nada servirá preguntarle directamente, no te debe nada y le bastaría con mantener su mentira y tienes claro que tú solo y tal y como está la noche no vas a ir a investigar a saber qué secreto más o menos importante.

Nacho asentía a las palabras de Rufus, sin que sus gestos transmitieran nada más que interés por lo que estaba escuchando. No demoró su réplica.

_Rufus, con más razón deberíamos ir ganando tiempo y adentrarnos un poco mientras esperamos al resto. Solo un poco. Imagínate que si es peligroso para nosotros, más lo debe ser para una mujer que posiblemente haya entrado sola, con el marido atrás. Mientras nosotros tres estemos juntos no pasará nada. Y no nos adentraremos demasiado, solo lo suficiente para dar tiempo al otro grupo a que regrese. Así si ellos tampoco los encuentran habremos ganado tiempo y podremos regresar cuanto antes al pazo. Que además no quiero que tengas problemas en tu trabajo si les ocurre algo porque no buscamos los suficientemente bien.

Nacho utilizó dos tipos de reforzamiento distintos para su pedido, basados en la técnica llamada DEAR MAN desarrollada por la Dra. Linehan. De esta manera buscó predecir un refuerzo positivo ("antes los encontramos, antes regresamos") y uno negativo ("si los encontramos sanos te ahorras problemas laborales") para convencer a Rufus de acceder a su pedido. Además utilizó como medida de seguridad que iban a estar los tres juntos.

Gonzalo miró a Nacho extrañado. Sentía que estaban pasando cosas y él no estaba captando ni la mitad.
¿Peligroso por fantasmas y sirenas? Que lo creyera el supersticioso barquero podía ser, pero había aprendido a confiar en el criterio de su compañero y no tenía sentido que le estuviera dando oído a eso.

De todas formas, la actitud de Rufus había sido extraña, como si ocultara algo. Decidió darle un voto más de confianza a Nacho, aunque se acumulaban las preguntas sin respuesta y pronto tendría que hablar con él para que le explicara un poco, que ya era la segunda vez que actuaba como si supiera cosas que a Gonzalo se le escapaban.

Es importante que vayamos todos juntos. Si crees que es mejor solución adentrarnos, Nacho, te sigo en esta. - Mientras se encontraban de camino hacia el interior le dijo de cerca, aprovechando que el otro compañero no le oiría con el estruendo del temporal - Ahora que no nos oye Rufus, me gustaría si voy a seguir apoyándote que me explicaras el motivo de que nos estemos internando, y de que no hablaras con el hombre de la pareja que se quedó con Irina... Hay cosas que creo que se me están escapando aquí, que tú pareces controlar, y me gustaría una explicación.

Podéis ver como frunce el ceño y después sonríe. Vamos, si tanto interés tenéis en adentraros en la isla no seré yo quien os lo impida. Avancemos hacia el norte. ¿Queréis seguir por la costa o volvemos al pazo y desde allí subimos?

_Supongo que será mejor volver hacia el pazo. Quizás de camino nos encontremos con los otros y ya hayan encontrado a la pareja, y nos ahorraríamos la pasada. Además si se adentraron, lo habrán hecho ni bien saliendo de allí. ¿Les parece? ¿Y nos podrías contar mientras tanto sobre esas historias de espíritus de muertos y de la sirena? No estaba al tanto yo de ello.

Mientras caminaban, Gonzalo se le acercó. Más allá del ruido de la tormenta, Nacho no se expondría a que Rufus los escuchara. Simplemente en un momento en que se les había adelantado movió los labios diciendo "esconde algo", que no sabía si Gonzalo llegaría a entender, e hizo un gesto con la mano a la altura de la nariz, como si algo le oliera mal. Esa fue toda respuesta a lo primero. A lo segundo sí respondió en voz alta, sin preocuparse si Rufus escuchaba algo.

_No hablé con ese hombre simplemente porque no corresponde, porque no es ético. Para bien o para mal ellos eligieron a Irina. Imagina que tú estás comiendo con una amiga en el pazo. Llega alguien y te empieza a decir que te vayas de ahí, que la comida de ahí no es buena. Imagina que a ti mucho no te gusta, pero tu amiga está muy contenta con la comida. ¿Cómo se sentiría? ¿Y cómo se sentirían Anne e Iago, si llega alguien ajeno al pazo y empieza a criticar la comida del lugar? Es algo que como psicólogo no puedo hacer.

Tienes razón, supongo... Aunque quizá no estaría de más hablar con él, dejarle que él mismo nos cuente lo que piensa y, si tiene dudas y las comparte, apoyarle con nuestra impresión... ¿O a ti no te parece que esta mujer se comporte como la líder de una secta?  - Gonzalo comprendía las reticencias de Nacho y sus precauciones, pero su espíritu joven se rebelaba a no hacer nada. Al fin y al cabo, esa pareja podrían haber sido él y Elena. ¿Qué habría hecho él si Elena se hubiera quedado prendada de la gurú, como le había pasado a la mujer de la pareja?. Difícil de saber, pero probablemente seguir adelante, con tal de no pelear. Y quizá le hubiera venido bien un poco de ayuda externa para salir de ahí. Podríamos pasar por el pazo y pedirle ayuda con la búsqueda, así podríamos hablar con él a solas. Algo más de información sobre los métodos de esa señora nos daría, seguro, después de toda la tarde escuchando sus chapas.

Ya que estaban de conversación abierta, se dirigió a Rufus - ¿A ti que impresión te da esta "señora" Irina, Rufus?