Necesitare una tirada de Conexiones.
Tirada oculta
Motivo: Conexiones
Tirada: 1d100
Resultado: 48 [48]
Tirada oculta
Motivo: Conexiones
Tirada: 2d10
Resultado: 14 [9, 5]
Por error he hecho la tirada oculta. Espero vuestro juicio
Te pierdes por el mercado de joyas, en el, principalmente, hay mercaderes que vienen del otro lado del mediterráneo. Te trae memorias de Egipto.
No puedes evitar pararte delante de lo que parece ser un mercante Numídico, que está colocando, con mucho cariño y tesón, joyas de brillante ámbar, con cadenas de fuerte plata, en su tenderete.
Miras a los lados de este tenderete, y te das cuenta de que está defendido por matones, probablemente de contrato privado.
El hombre lleva un vistoso pañuelo de seda, decorado con metales brillantes y anillos, en la cabeza. Es un personaje peculiar
Empate (+0)
Admiro las joyas. El ámbar es mi tentación preferida. El oro amarillo.
Observo si tiene imperfecciones, pequeñas motas en su interior que le resten calidad. ¿Parece su tallado y engarze delicado?
Y anillos.. Siempre he deseado un anillo con un ámbar de perfección absoluta. Un óvalo perfecto y con el amaño adecuado, ni muy grande ni muy pequeño...Me pasaría el día contempladolo todo...
-Saludos...
He hecho el inicio de la escena pública por si alguien quería tener un encuentro. ¿Esta permitido indicárselo en una conversación en marcha? "Nos vemos mañana en el foro"
Caminaba ensimismada por las calles tratando de no parecer tan entusiasmada como realmente me encontraba internamente. Aunque esa era mi intención, sonreía continuamente y no podía evitar girar mi cabeza para quedarme mirando todo aquello que me llamaba la atención, cosa que era muy habitual.
Había venido con un par de sirvientes, tal y como me lo había sugerido mi amada prima con la que buscaba reunión, y con mis mejores galas para ello. Debía estar impecable y bella para Roma, mi prima y para todo aquel que me reconociera como una Diberna. El poder de la visión era muy fuerte para crear impresiones, así que había que tenerlo en cuenta.
Con cierto desparpajo y felicidad, reflejos en mi rostro alegre, iba a reunirme con la preciosa Helena.
Miro ensimismada las piezas que ofrece el numida.. haciendo y deshaciendo en la cabeza mil y una combinaciones de colores; quizá ese collar con la túnica esmeralda y una mitra con hilo dorado... O ese anillo con el brazalete de nudo de hércules... Oh..unos pendientes de lámina de plata con lágrimas de ambar..
La voz del criado me saca del ensueño.. Domina.. La noble Valeria.. Al otro lado de la vía..
Me doy la vuelta y miro entre la multitud.. -Valeria!.. Camino hacia ella... -Valeria Querida.. El día no hace más que mejorar-
La cojo de la mano. - Estás radiante.. Ven, tienes que ver esto..
Saludé efusiva a Helena. La diosa Fortuna me brindaba su bendición al hacer que ella me hubiese visto, ya que yo iba bastante distraída con todo el espectáculo que hacía de Roma la mejor.
-¡Me vas a lograr sonrojar, querida prima! --exclamé ligeramente tímida al oírla.
Al guiarme para contemplar unas joyas, me quedé completamente hipnotizada sin poder pestañear. Mi boca se abrió amplia para generar una sorpresa total. Eran una obras de arte exquisitas y me había encandilado con ellas.
Observé a mi prima todavía en cierta estupefacción, imaginando lo bien que se verían en ella a modo de complementos para su perfecta belleza. Acertado era su nombre, Helena, la que en la oda griega había sido la más preciosa de las mujeres.
Volví a mirar una pieza de ámbar, extendiendo mi mano sin darme cuenta pero sin llegar a tocar la joya. No se debía, así lo constataba la guardia del mercader.
-Dioses, qué maravilla. Me encanta.
Había podido dar voz a mi pensamiento, aunque seguía sin parpadear observando todo el género del numida.
A pesar de no ser muy partidaria de usar complementos, era imposible no gozar de esas piezas.
-El ámbar es mi perdición.. -
Miro divertida la reacción de Valeria. -y parece que será la tuya también.. Vamos a curiosear.. -
Indicó al siervo que se acerque.. - Dile al mercader que deseamos ver sus piezas-
-Pasaremos un día para regalarnos los sentidos..después iremos a las termas. Un baño caliente y un masaje._
Aplaudí suavemente con mis dedos los planes de Helena al mismo tiempo que una risita de gozo me salió de los labios. Me congratulaba enormemente la agenda que había dispuesto, y así se lo hice ver con tal reacción.
-¡Suena a fábula, Helena! -dije entusiasta.
Volví a mirarla para sonreírle con gentileza antes de volver a ser hipnotizada por la orfebrería.
-El ámbar haría un maravilloso juego con tus ojos, piel y cabello. Aunque, siendo sincera, creo que tú eres tu mejor joya.
Con diversión, mirada viva y rostro lleno de alegría miré al numida, de nuevo, a mi prima y retorné a la joyería. Era magnética para mis ojos.
Mientras espero al numida, hago una seña a uno de los criados para que se acerque.
-Ve a la Rostra. Consigue el nombre de un buen Nomenclátor.. Después a la Curia. Pide una copia del último discurso de Lucio Cornelio al Senado
El criado asiente y marcha.
El mercader se gira y os mira con ojos negros, rasgados. Empieza a hablar con siseo.
- ¿Bienvenidass, mujeress libress de Roma. Oss interessa algun objeto de mi presiado negosio?
Necesitare conexiones para ver si consigues una copia.
[Para Cneo]
De camino al centro del Forum, te encuentras a dos mujeres exhuberantes, comprando joyas. No son simples ciudadanas.
Miro al numida. Minerva, ¿cuántos indescifrable acentos deben existir?. Señaló los pendientes de lámina, y un collar, discreto pero delicado, de tres finos cordones de plata y pequeñas piezas de ámbar.
-Los pendientes y ese collar. ¿Cuanto pides?.
Motivo: Conexiones
Tirada: 1d100
Resultado: 16 [16]
Motivo: Conexiones
Tirada: 1d10
Resultado: 10 [10]
6 sobre 35
Lucio aparece, volviendo de la puerta oeste de la ciudad.
Espero a que el numida acabe de calcular cuanto de más piensa que puede obtener por sus piezas, cuando veo aparecer a Lucio Cornelio. No sería decoroso llamarle a voces. Espero que su vista sea tan ágil como su lengua.
Los marineros salen de Roma por la puerta oeste, así que doblo por otra esquina y regreso al foro, pensando en la pérdida de tiempo que ha sido esto.
Todavía con la cabeza centrada en la mala espina que me produjeron esos tipos y en la peor suerte que me acompaña desde entonces, que casi no alcanzo a divisar a la joven Helena. Afortunadamente, ella destaca sobre el sombrío panorama del foro, así que trato de componer mi semblante y me acerco.
- Salve, Helena. Veo que mi suerte ha mejorado. - la saludo sonriente - Un placer encontrarte tan pronto.
Y luego, acercándome más para casi susurrarle:
- ¿O acaso me estas siguiendo?.
-Apreciado Lucio, Fortuna nos sonríe hoy a ambos. ¿Acaso os preocupa algo, que necesitéis su ayuda?.
Una pequeña risa responde al susurro..-¿Debería seguiros? Pensaba que con mandaros recado sería suficiente para que acudierais a mi.
-
Me estaba fijando en las piezas que había señalado mi prima cuando escuché una voz familiar que me sacó de la extraña influencia ejercida por las joyas.
Al girarme para observar mejor esa voz reconocida, sonreí amable al senador y realicé una reverencia con la cabeza ante él. Era maravilloso el tener la oportunidad de volver a ver al representante de los Cornelio sin los problemas de no haber tenido tiempo para arreglarme adecuadamente.
--Salve, buen Lucio -pronuncié con tono amable y suave --Es verdaderamente agradable cruzar nuestros caminos y que la suerte os haya guiado aquí al igual que a nosotras, como ha dicho Helena. Me alegra veros de nuevo.
Con el pequeño saludo emitido, observé a Helena a los ojos para saber si deseaba un momento para ellos dos solos sin tenerme rondando por las cercanías.