Partida Rol por web

Los largos escalones hacia la entrada están vacíos, incluso en el epicentro de la capital. La entrada esta vigilada por la guardia imperial, dejando solo entrar aquí a los aristócratas romanos.

Los pilares del templo se alzan hacia el infinito, blancos como perlas y tallados de forma divina. Ya a medio camino, el dulce olor de flores secas y aceite te golpea la nariz.

Cruzas las largas cortinas purpuras que marcan el sagrado lugar, para revelar la cámara principal, con una gran estatua de Venus observando de forma benévola a todos los participantes, teniendo a sus pies una gran piscina, decorada con un mosaico dorado y negro. Esta piscina solo cubre hasta los tobillos.

Cuando observas a tu alrededor, puedes ver pocos patrones, un par de hombres mayores, quizás viudos, que estén buscando consuelo en Venus.

Parece que la estatua te observa sonriente.

Helena contempla la casa de su patrona. Aspira los olores del templo, los olores de su corona de rosas y arrayan. Hace una señal al esclavo que porta las jaulas con palomas blancas como ofrendas para que las deje en el suelo. Me dirijo a los hombres mayores con una sonrisa y les susurro. 

Pediré a Venus que escuche vuestras plegarias

Me arrodilló ante la estatua - Venus, protectora de mi casa. Madre Venus que velas por tu hija. Venus Victrix concede la victoria a Roma. Venus Obsequens, perdona mis faltas. Venus Genetrix, madre de Roma. Venus Erycina, haz fértil mi vientre. Venus Felix, protege a tu favorita. Madre Venus, escucha nuestras plegarias. 

Te ofrezco incienso. Dejo polvo de incienso en un brasero y espero que humee. Con las manos atraigo el humo hacia mi. 

Te ofrezco rosas, te ofrezco arrayan.  Me quito la corona, suavemente la pongo a flotar en la piscina y la empujó en dirección a los pies de la estatua. 

Te ofrezco palomas blancas. Indico al esclavo que lleve las palomas a las sacerdotisas para que las sacrifiquen.

Escucha nuestras plegarias. 

Tras permanecer en silencio unos minutos me levanto. Hago una reverencia a Venus. Vuelvo a acercarme a los orantes. Sonrió y poniendo la mano en el antebrazo de uno de ellos, aprieto ligeramente, en un gesto de consuelo

- Venus ha escuchado.

Salgo del templo. Bajo la escalinata con seguridad. Roma está ante mi y soy una favorita de la fortuna. 

Tus plegarias han sido, seguramente, escuchadas.

 - GRAN VICTORIA -

Miércoles, el día de Mercurio. Accedo temprano al templo. El. Sol apenas se eleva. A la sombra del Circo Máximo, Mercurio decidirá mi fortuna. 

Saludo la estatua de Jupiter, padre de Mercurio y me acerco en actitud humilde a su imagen. He entregado cuatro cabritillos y cuatro gallos negros para el sacrificio. Los gallos estaban inquietos.. Quizá sea un mal presagio. 

Me arrodilló en actitud orante. Indico al arpista que puede empezar a tocar. Las notas del arpa de tortuga son suaves y melancólicas. 

- Mercurio, patrón del comercio. Padre de los dioses lucrii.. escucha mi plegaria. 

Cogo un puñado de monedas de plata, formado un cuenco con mis manos y las dejó caer poco a poco tintineando ante sus pies. 

-Bendice mis negocios.. 

Colocó las cuatro lenguas de Buey ante mi. -Dame astucia y elocuencia, aparta de mi los ardides y los engaños. 

Cogo las ojas de laurel y las mojo en agua de la fuente. Después lavo lentamente la imagen. 

-Quemó incienso para que me des prosperidad. Acepta mis ofrendas satisfecho. Cuatro cabritillos blancos y cuatro gallos negros. Cuatro, tu número elegido. 

Me retiró de la estatua, y permanezco en actitud orante. Dame tu favor Mercurio. 

-

Otra vez perdón. No podía hacer un reroll, era derrota automática..

El Augur se me acerca con rostro serio. Un gran temor me atenaza. 

-Unos de los gallos descabezados corrió. Las entrañas de uno de los cabritos eran negras y fibrosas. Son auspicios nefandos. 

Me cubro el rostro con la manos. - Oh Dioses, tened piedad con vuestra sierva.. -