Partida Rol por web

-Vestidos combinados estarían di-vi-nos.- Dije a las chicas, avanzando con seguridad... Hasta que vi a quienes entraban en la tienda.

-No me lo creo...- Sisié. Aún las negociaciones de paz estaban en proceso, pero la presencia de Caroline Montesco en la tienda no hacía más que empañar mi día. Sin embargo, el chico Dave Paris estaba también, y seguramente contaría cualquier desacuerdo que viera entre nosotros. Forcé entonces una sonrisa.

-Caroline, querida, qué inesperada y agradable sorpresa.- Dije. -Ted, siempre un placer coincidir. Aunque quizás no sea ésta la tienda a la que vienen, ¿no? Verán, mi querido Fulgencio ha cerrado la tienda para nosotras hoy, y me temo que no podrán atender más clientes. Seguro puedes encontrar ropa más... acorde a ustedes en otra calle.-

Luego me giré a mi hija. -Mira Julieta, si es Dave Paris. ¿Hace cuanto que no se ven? Sería todo un placer que vinieras a visitarnos un día de estos a cenar, Dave.- Terminé por decir esta vez mirando al muchacho.

-Gloria, querida... tú también por aquí - la hipocresía era un don natural -. Si no te conociese bien, diría que me estás echando... y ya sabes que eso no va a pasar. No dudo de que tu maridín haya comprado favores, es algo a lo que nos tiene acostumbrado. Es solo que mi cielito no se queda atrás, y si el dueño de la tienda no es tonto sabrá que A MÍ no se me cierran las puertas. Darling Gloria, cerremos las dos la tienda a la plebe si gustas, pero yo de aquí no me moveré hasta que encuentre algo que me satisfaga -miré alrededor-... y eso puede llevar tiempo, visto lo que ofrecen.

-Oh, y también está tu hija y su séquito... está claro que esta jovencita también ha de encontrar su estilo, la noto un poco... desubicada estilísticamente. Julieta, espero que encuentres algún vestido que te haga brillar esta noche, querida.

 Como si no hubiese más comercios en toda Verona Beach, nos adentramos en la tienda de Fulgencio Capuleto. Sí, ya sé que es el diseñador de moda más importánte de la ciudad, pero aún y así... como era de preveer, dentro nos encontramos con Gloria, su hija, su sobrina y la dama de compañía de la hija. Saludo con cortesía a tanta belleza.

 Estimada Gloria, le haré un hueco en mi apretada agenda, sin duda. dije a la madre de Julieta mientras besaba su mano, a las más jóvenes les dirigí sólo una sonrisa, al fin y al cabo, eran chicas casaderas y no quería confundir las cosas Tal y como Carolina dice, estamos buscando la máxima elegancia para la fiesta que mi padre, el gobernador, va a dar en honor de las dos famílias más importantes de Verona Beach, y eso es algo que, a pesar de las rencillas del pasado, todos sabemos que sólo podemos encontrar aqui, en la tienda de Fulgencio...

 Esperaba poder limar asperezas con un poco de adulación. Entonces vi que Baltasar entraba en la tienda, lo cual me tranquilizó y me dirigí a él especificamente para preguntarle:

 ¿Ya habéis concluido vuestro cometido anterior? quería saber cómo estaba ese tema.

 Finalmente, ya que Gloria me habia dado pie a ello, me dirigí especificamente a Julieta.

 Julieta, tu madre tiene razón, ¿cuanto hace que no nos vemos? le tendí ambas manos pero sin acercarme realmente ¡Fíjate! ¡Cuanto has crecido! ¿No es maravilloso ver florecer a una joven hermosa?

Y allí estoy, con una sonrisa dedicada a mi prima y otra a mi madre. Pero lo que jamás imaginé es encontrarme a tanta gente, en especial a mi querida suegra. Si, esa mujer que me adora y me quiere a su lado. Nótese la ironía. Igual no sé que es peor, si Gloria con sus intentos de quedar bien y meterme a la fuerza a Dave o las venenosas palabras de aquella mujer que no se contiene y alienta a que le des una bofetada para dejarla sin dientes. 

No obstante, eso no corresponde a una dama y por esa razón, sigo el hilo de la conversación de mi madre. Ella es una leona en estas situaciones y adora ser lo que es, no por nada es la esposa de el líder de los Capuleto. 

- ¡Caroline! Que placer, es enorme la alegría que tengo de encontrarla y que usted comparta esa sensación. - ironía pura y dura. - Gracias, seguramente mi madre es la que escogerá un vestido a mi altura. Aún así, estoy dispuesta a aceptar su venerable consejo. - respondo y le sonrío. 

Pero en medio de ello, es Dave quien se acerca con un halago que me golpea no al corazón, sino a la incomodidad. 

- Hola Dave, tú también has crecido. Me alegro mucho de encontrarte. ¿Qué tal las cosas? ¿Todo bien por tu lado? - pregunto y acepto que me coja de las manos, sino mi madre me deshereda. - No sé si es maravilloso, pero es bonito ver que también ya eres todo un hombre.

 Tras un ligero apretón de manos, que tampoco tenía previsto por otro lado, dejo ir a Julieta. 

 Bueno, Julieta, yo soy algo mayor que tú... sonrío a la ocurrencia de la joven. Sé que lo hace para molestarme, pero no pienso entrar al juego ¿No es genial? Que ocurrencias tiene la juventud, siempre tan rebelde, con tantas ganas de cambiarlo todo...

 Entonces me aparto para volver a mi conversación con Gloria Capuleto. Sin embargo, al acercarme a ella físicamente, también dirijo mi mirada a Carolina Montesco.

 Es por esa fogosidad que yo siempre he preferido a las mujeres maduras... con experiencia ... coqueteo algo descaradamente ante ambas, pero sin perder los papeles. No deseo indignar a ningún marido y aún menos al que está presente Sólo bebiendo directamente de la fuente de la experiencia se puede mejorar y mi mayor deseo es satisfacer a las mujeres bellas, por supuesto...

 No me interesa enzarzarme en una pelea de gatas y menos aún con Julieta. Seguramente sería ella la que saldría mejor parada. Mi deseo, al contrario, es agradar y hacer vibrar de deseo a aquellas matriarcas por fortuna tan hermosas y elegantes que había dado Verona Beach en aquella época de esplendor.

Ted al ver dónde han ido a parar y después del comentario de Gloria Capuleto, voltea para todos lados como tratando de buscar la marca familiar de su antagonista competencia.

Luego sin disimular el coraje que torna rojo su rostro asiente con la barbilla más por compromiso que por educación devolviéndole el saludo a la matriarca Capuleto. Luego se dirige a su amada Carolina.

-Amada Carolina no te desgastes ante este pequeño altercado, que este lugar no está a nuestra altura, no estamos acostumbrados a este tipo de mercancía tan... tan... Bha!- El Don le extiende su brazo a Carolina para que se cuelgue de él y levanta la barbilla indignado.

-Salgamos de este lugar querida, que Romeo debe estar esperándonos afuera de este... este bazar... ¡Baltasar! adelanta el paso a por el coche y avisad a Romeo que nos alcance en otro centro comercial que para su querida madre no acabará el día sin haber adquirido algún vestido acorde a su deslumbrante belleza... ¡Ala, ala, date prisa!...- casi empuja a su guardaespalda para que avance.

-Dave, hijo, despídete de tu prometida y nos alcanzas afuera...-

Sin borrar la sonrisa, acostumbrada ya a este tipo de amistosas diferencias entre aquellos con los que el trato jamás podría llegar a ser más que cordial.

-Puesto así, y escuchando también las verdades en las palabras del inteligente y apuesto Dave, no me queda más que aceptar tu propuesta, querida. Y ahora que lo pienso, será una excelente mejora para tu guardarropa: no me lo perdonaría que no pudieras llevar galas adecuadas para tan importante evento.- Hice un gesto hacia el interior de la tienda, mientras esperaba a que empezara a andar para que entráramos, si era posible, al mismo tiempo. No pensaba entrar de primero, como si precediera a alguien de importancia, ni de última para parecer una sirvienta.

Me complací al escuchar al joven Paris saludar educadamente y dirigir sus atenciones hacia mi hija. ¡Si tan sólo ella decidiera a aceptar sus galanterías! Pero tengo esperanza en que tal cosa se dará pronto. Sí, este baile cambiará la vida de mi hija para siempre.

- ¿Rebelde? Vaya, gracias. - respondo a Dave sonriendo. - Lástima que hablas en plural, y prefiero exclusividad... 

Luego se dedica a ofrecer halagos a las damas, no puedo con tanta galantería y desvío la mirada hacia Christine para evitar reírme en su cara por ello. No puedo creer que sea tan caradura y encima quiere mi madre que me comprometa con él. No es Romeo, ni por asomo llega a serlo. 

Luego hablan los mayores y me quedo pensando en mis suegros, es tan diferente mi amado a ellos. ¿Cómo puede ser? Pero no digo nada, les permito que se retiren con toda su actitud de todo lo puedo y lo tengo mientras me quedo con las chicas y mi madre. 

- Disfruten, que terminen bonito el día. - me despido. 

 Ted es bueno, es muy bueno. Me ha devuelto la jugada con total elegancia.

 ¿Prometida? oh, no, no... detengo mi gesto de rechazo, no quiero parecer descortés ante tan importantes damas Como creo que ya he dicho, prefiero a mujeres con más edad que yo mismo, no con menos.

 Esto debería descartar a la díscola Julieta, que tras comentar mi comentario se pone a hablar con su prima y el haya. Mejor para todos.

 Gloria parece dispuesta a buscar algun "trapito" para su rival, así que, aunque en un principio iba a acompañar a Ted y Carolina por Verona Beach, me quedo para ver que está dispuesta a ofrecer.

 Además, casarme no entra en mis planes. Adoro mi soltería. digo dirigiéndome hacia Ted Montesco, aunque una vez más, me aseguro de que su esposa me oiga. No tengo planes de formar una família, la verdad, espero que mi primo Mercutio pueda perpetuar nuestro apellido. Aunque no sea tan ilustres como los suyos...

 Me deshago en gestos de cabeza y pequeñas inclinaciones, tanto a Ted, como Gloria, como, por supuesto, Carolina.

Observo el despliegue de hostilidades como quien ve un partido de ping-pong, preguntándome quién va a ser el primero en perder los nervios.

Cuando mi prima me mira no puedo evitarlo y le hago un gesto de alzar mis ojos al cielo. Tanta galantería empalaga, sobre todo cuando es fingida. Y lo que dice de las mujeres mayores es bastante insultante. Sólo para los ojos de mi prima levanto las cejas varias veces, señal de mis esfuerzos por evitar soltar una inconveniencia.

Lo último que dice Paris hace que mire con disimulo a mi tía Gloria, temerosa de que haya sido demasiado. La verdad es que repetirlo tantas veces podría considerarse como un gesto de mala educación y de desplante hacia mi prima, que oficialmente se supone que es su prometida al parecer. Al final sonrío para aligerar el ambiente. Supongo que los Montesco van a marcharse, así que hago un gesto de saludo respetuoso con la cabeza para despedirme de ellos.

-Estas conversaciones son demasiado complicadas para mí, me temo. - Con gesto suave cojo a mi prima del brazo. No dudo que Dave le importe un cuerno, pero que le haya hecho un desplante semejante delante de los Montesco...¡Ni que nadie se hubiera ofrecido voluntaria!- Gracias al cielo lo único que tenemos que hacer ahora es escoger unos vestidos para la fiesta. ¿Combinados, habías dicho?.

Vi como Ted Montesco tomaba una decisión más que sabia para alejarse del lugar, y sonreí cual gata complacida. Los comentarios de Paris no caen por completo en tierra seca, sacándome una sonrisa por sus comentarios que en el respeto sugieren ideas malintencionadas. Incluso reí a sus palabras, mientras él hablaba de la juventud como si no fuera él también aún un niño. Sin embargo, siempre es bonito oír un piropo...

-Una pena verlos partir.- Dije, sin nada de pena en mi voz. -Ya nos veremos en el baile, Caroline, Teddy.- Sonreí entonces a las chicas y al joven Paris. -Dave, querido, no estaría mal contar con ojos masculinos que nos digan lo hermosas que nos vemos con tal y cual vestido, ¿nos harías el honor?- Pedí sonriendo, y avanzando hacia los vestidores con las chicas para buscar nuestros atuendos de la noche.

Asiento a Christine mientras pongo los ojos en blanco, si ese era el hombre indicado, prefiero hacer incesto y estar con mi prima. Es un desperdicio de humanidad y mi madre se empecina a tenerlo entre nosotras. Evidentemente mi padre tendrá que trabajar en los halagos, así Gloria no necesita de ellos con tanto descaro. 

- Vamos Christine, Madre...- iba a decir algo, me corto. 

Cojo de la mano a la rubia mientras le indico a Aya que entraremos a la tienda. No tengo ganas de escuchar como un tío halaga a mi madre, paso de ello. Aunque sería divertido comentarle al patriarca esto, sería un lindo ajuste de lugares. Ja. 

-Seguidme, señoritas. -Comentó ante la ligera incomodidad de su Julieta.

Baltasar no dirige palabra alguna y sólo acompaña a la señora Montesco hasta que quede satisfecha de su atuendo, y tal vez darle alguna recomendación si es requerida.

 Me dirijo a Ted y Caroline una vez más.

 ¿Entonces nos quedamos o nos vamos? si bien Ted había dicho de ir a otro lugar, luego Gloria se había ofrecido a atenderlos.

 No quedaba muy clara cual era la postura de los Montesco. En todo caso, había venido con ellos y me marcharía con ellos.

 Quizá es un buen punto de partida, si Gloria está dispuesta a darnos un trato preferente... sugerí, pero sin imponer mi opinión.

 Al fin y al cabo, Verona Beach estaba llena de Boutiques con increíbles vestidos.

La tarde transcurre tranquila hasta que escuchan un par de disparos luego gritos y un alboroto de gente movilizándose afuera de la tienda.

Afuera del establecimiento yace Ted Montesco en el suelo en medio de un enorme charco de sangre.

El móvil del capitán vuelve a recibir una llamada, es uno de sus oficiales de policía.

-Capitán Escala... Señor, necesitamos su presencia en las tiendas de moda, han asesinado a Ted Montesco...-