Partida Rol por web

El otoño ha llegado frio este año, y por ello, Anya es una de las pocas personas que usaría las pistas de atletismo a esa hora de la tarde, más teniendo en cuenta que tras el cambio de horario, el sol se oculta muy temprano. Pero hoy el cielo está nublado, anunciando una tormenta, así que Anya ha decidido terminar antes y se dirige a los dormitorios femeninos a darse una ducha.

Tras salir de la ducha, comprueba que está lloviendo, y con fuerza además, lo cual la hace alegrarse de su decisión de terminar antes, si no, se habría empapado. Tras buscar en su armario algo que ponerse para ir a la cena, como hoy ha terminado antes, aún queda un rato antes de la hora con la que había quedado con sus amigos para ir cenar, un tiempo demasiado largo para pasarlo esperando pero demasiado corto para ponerse a hacer nada pues lo dejaría a medias, así que simplemente se relaja en su cama mientras escucha como llueve…

Un olor fresco llega a su nariz, ¿Qué será? La duda invade su mente, pero pronto desaparece, está muy cómoda durmiendo  y no tiene ganas de levantarse a investigar. Su cuerpo se siente cálido y está en algo muy mullido, podría dormir allí durante mucho tiempo, si no fuese por el hambre… de pronto, se da cuenta de que aún no ha cenado, ¡Se había quedado dormida! Se levanta de un sobresalto y lo que ve, la deja aún más aturdida.

Parece encontrase en una especie de bosque, muy verde y cálido, a pesar de encontrarse en la penumbra, pues hay grandes árboles con grandes hojas que solo dejan pasar pequeños rayos de luz, en ese momento, se da cuenta de que en lo que estaba dormida ella, es en una de esas hojas y del sobresalto se está bajando de ella como si fuese su cama. Intenta reaccionar, pero es demasiado tarde y cae, dejando escapar un pequeño grito, el cual es corto, pues no cae más de medio metro y encima de un suelo mullido con un frondoso césped. Se incorpora, asustada y sola, en un gran bosque donde no ha estado nunca, con plantas tanto hermosas como extrañas, que nunca ha visto.

El otoño ha llegado frio este año, y el cielo anuncia una tormenta inminente que a su vez parece que nunca va a caer. Dafne se encuentra en su habitación, leyendo tranquilamente un libro y el sonido del agua golpeando con fuerza su ventana la sorprende. Había empezado a llover muy fuerte de pronto, y aunque se veía venir, no se esperaba tanta potencia.

El aire acompaña a la lluvia, dando de lleno en la ventana de Dafne y haciendo que su persiana tiemble por la potencia y suene, lo cual la termina de sacar del libro del libro que estaba leyendo. Tras mirar la hora comprueba que no falta mucho para la hora de la cena y había quedado con sus amigos y su hermano en el comedor.

No tarda mucho en encontrar un buen abrigo y un paraguas, pues tiene que salir del dormitorio femenino en el que está e ir a otro edificio que está a tan solo un par de decenas de metros, pero con esa lluvia, sin nada para cubrirse, en ese tiempo acabaría empapada. Cuando sale del edificio y abre el paraguas, comienza a luchar contra el aire y el agua, para intentar mojarse el mínimo posible, pero de pronto comienza a sentirse mareosa y que fallan las piernas… comienza a tambalearse unos metros y nota que se le va un poco la cabeza, lo suficiente para que le falle el equilibrio y caiga contra el pesado suelo, o eso esperaba ella pues comienza a caer sin llegar a tocar el suelo nunca.

Todo se ha vuelto negro y ya no hace frio, aire ni hay lluvia, solo nota la mano izquierda mojada hasta el antebrazo. Cuando Dafne abre los ojos, se da cuenta que está tumbada en un mullido césped y rodeada de unos grandes árboles de grandes hojas entre las cuales se cuelan pequeños rayos de luz, siente calidez, como si el húmedo frio de otoño no estuviese allí, menos en su brazo izquierdo, el cual lo tiene metido hasta casi el codo en lo que parece ser un riachuelo y aunque lo saca nada más percatarse de ello, ya tiene toda la manga del abrigo empapada.

A su alrededor solo ve más bosque y no ve a nadie cerca.

El otoño ha llegado frio este año, y el cielo anuncia una tormenta inminente que a su vez parece que nunca va a caer. Rinet se encuentra en la biblioteca trabajando con su ordenador y con música y solo al darse cuenta de que había movimiento a su alrededor, se percata de que la gente está mirando por las ventanas, pues parece ser que ha empezado a llover con fuerza y la lluvia viene acompañada de un fuerte aire.

Rinet decide dejarlo por hoy, tampoco estaba haciendo mucho y una subida de tensión en la red eléctrica por culpa de la tormenta podía dañar su portátil, así que lo apaga. Tras dejar el ordenador en su casillero, a buen recaudo cerrado con llave, se dispone a ir a su habitación, pero por el camino, se da cuenta de que es tarde y había quedado para cenar con sus amigos. Puede que aún le cueste relacionarse con ellos, pero aun así, les tiene aprecio y le gusta pasar tiempo con ellos.

Al pasar por la entrada del edificio se para un momento, cree haber visto algo fuera, tras fijar su mirada más detenidamente ve a Dafne,  con su abrigo y paraguas luchando como puede para llegar a la puerta… pero de pronto tropieza y cae. Rinet instintivamente corre hacia la puerta, pero para en seco cuando se da cuenta que no ve a Dafne por ningún lago, estaba allí, a punto de chocar contra el suelo y ahora no hay nadie... No entiende lo que está pasando, pero tampoco tiene mucho tiempo para intentar asimilarlo, pues comienza a marearse y cierra los ojos los cuales comienzan a dolerle, le fallan las piernas por un momento pero logra apoyarse en la pared y no caerse.

Pocos segundos después comienza a recuperarse y entonces se da cuenta de que hay algo raro… es el tacto de la pared, es como… entonces abrió los ojos y lo que vio fue árbol, un gran árbol de grandes hojas, y no era el único, había todo un bosque. La luz del sol se filtraba entre las hojas y sentía su cuerpo cálido, como si allí no estuviese ese húmedo frio de otoño… estaba allí, sola, en medio de un extraño bosque con flores tan bellas y extrañas que nunca había visto.

El otoño ha llegado frio este año, y el cielo anuncia una tormenta inminente que a su vez parece que nunca va a caer. Jean se encuentra tocando el piano tranquilamente en el aula de música, es por la tarde y con el cambio de hora ya realizado, hace ya tiempo que anocheció.

Si no fuese por el repentino sonido de la lluvia, nada hubiese sacado de la música a Jean, el cual observa por la ventana tranquilamente la lluvia, la cual es acompañada de un fuerte viento. Tras calcular mentalmente la distancia hasta el dormitorio masculino en el que él tiene su habitación, viendo la cantidad de agua que está cayendo y que no se ha traído el paraguas, llega a la conclusión de que va a mojarse y mucho.

Algo le saca de sus pensamientos, se le ha hecho ver algo fuera, pero por la lluvia y la diferencia de luz, le cuesta mucho ver a sí que apoya ambas manos en el cristal alrededor de los ojos para intentar ver mejor sin la interferencia de la luz pero de pronto todo empieza a darle vueltas y comienza a marearse, sus ojos se cierran instintivamente pero se abren de golpe al mojarse la cara…

No sabe lo que ha pasado y donde está, pero donde antes había un cristal, ahora hay un pequeño riachuelo en el que ha metido las manos y la cara, cuando antes estaba de pié, ahora está tumbado. A su alrededor hay un bosque de grandes árboles con grandes hojas entre las que se cuelan pequeños rayos de luz y allí se encuentra solo, en un lugar que no ha visto nunca donde hay extrañas y hermosas plantas y un césped muy mullido en el cual se encuentra sentado ahora mismo tras incorporarse para con continuar medio metido en el riachuelo.

Por un momento todo esta oscuro, no logro situarme, tampoco comprender que es lo que ocurre allí. Solo se que he quedado con ellos dentro de poco y si no quiero llegar tarde he de darme prisa, asique me obligo a volver a abrir los ojos y ponerme en mi sitio para continuar antes de que el mal tiempo me cause algún accidente o haga que enferme.
Abro los ojos, mi mano ya no siente la fría pared que tocaba al principio, ahora el tacto es mas rugoso, al girar la cabeza compruebo que lo que antes era un edificio se ha transformado en un árbol gigante que se alzaba ante la chica sin previo aviso. Gira la cabeza para intentar comprender que truco es ese, y una hilera de árboles se muestran ante ella, flores preciosas, de llamativos colores y elegantes formas aparecían ante sus ojos, dejando completamente perdida a la chica y produciendole una tormenta de dudas que solo conseguiría tener mayor sensación de mareo.
No sentía nada, ni frió, ni lluvia, ni viento...nada.

No, no, no, no, no. ¿Que es esto, que ocurre aquí?. A ver Rinét piensa, esto pueden ser varias cosas asique respira.
Después de la biblioteca decidí salir de allí, porque me aburría como una ostra y no hacia nada de interés. Fui hacia la calle y recordé la cena con mis amigos. Vi a Dafne caer por la calle en medio de la lluvia y sin pensármelo acudí en su ayuda. Dafne...¿desaparece?. Luego viene un gran mareo y aquí estoy, así que esto puede ser...
Puede ser que estés soñando
Puede que cayeras inconsciente y estés en la calle o en el hospital.
Puede que te quedaras durmiendo jugando a un videojuego y acabes de despertar....No, eso lo veo difícil.
¿Que mas, que mas...?
Empiezo a girarme para todas partes buscando...¿respuestas? ¿lógica? ¿situarse?, ni ella misma lo sabe.

http://www.youtube.com/watch?v=7NaqDIXO4os

Jean aún tenía aquella melodía sonando en su interior mientras observaba por el cristal de la ventana, aquella melodía que hacía tan solo unos segundos provenía de sus dedos y del firme golpear de los macillos sobre las cuerdas del piano y que ahora solo era evocado como un simple aunque preciado recuerdo. Una melodía trágica y evocadora en la tonalidad de Do sostenido menor.. Jean adoraba aquella obra, su madre solía tocarla cuando él era tan solo un chico que vivía su infancia entre juguetes.. Es por ello que escucharla o tocarla siempre le traía como recuerdos aquellos tiernos momentos.

Sin embargo, ahora la lluvia caía fuertemente sobre aquel lugar y aquello, sin duda, era una mala noticia. ¿Por qué no se habría traído su paraguas como solía hacer? La distancia entre el aula de música y los dormitorios no era excesivamente amplia, aún así tal como llovía.. lo más probable era que acabase empapado. Con mala suerte quizás incluso cogiese un resfriado para el día siguiente..

Con un leve suspiro molesto Jean pensó que lo mejor sería dejar ya el aula y esperar en el porche del recinto al mejor momento para salir, cuando la lluvia cesase levemente. Sin embargo, justo cuando iba a volverse para cerrar la tapa del piano y abandonar el aula le pareció ver algo moverse en el exterior. Su atención volvió a centrarse en la visión que tenía a través del cristal.. aún así, por más que escudriñara aquel lugar nada fuera de lo normal podía ver.

Hmm, ¿qué habrá sido eso?

Con gesto cansado se llevó la mano a la cabeza y cerró suavemente los ojos.. Empezaba a encontrarse mal, su mente no era capaz de concentrarse ya ni en aquella melodía que había interpretado hacía solo unos minutos ni en mirar a través del cristal. Tenía mareos.. quizás fruto de la fatiga del largo estudio.. Aún así, en ese momento sintió el suave y frío contacto del agua en su rostro.

Bastante sorprendido, Jean abrió los ojos para.. incomprensiblemente, encontrarse tumbado frente a un riachuelo y rodeado de árboles y flores de una belleza extraordinaria. ¿Cómo había podido llegar hasta allí? En esos momentos no comprendía nada.. se sentía estupefacto y, por más que intentara pensar, no podía darle una explicación clara a aquello.

¿Dónde estoy? Debe tratarse de un sueño.. ¿cómo he podido llegar hasta aquí si no?

Sin embargo, por más que pasaran los minutos, él seguía allí.. sin lograr "despertar". Al menos no llovía, pero aquello le sobrepasaba. Cansado de esperar decidió moverse, nada haría si se quedaba allí parado, pero.. ¿adónde ir? Quizás seguir el río fuera la mejor opción, siempre había oído decir que donde hay un río hay un pueblo.. así que si el dicho no le fallaba en esta ocasión.. algo lograría encontrar.

Se levanta frotando su dolorido trasero y mira a su alrededor, buscando una explicación de por qué está ahí, en un lugar en el que nunca ha estado antes. Repasa mentalmente que día es....

-¡Vaaaale! ¡Salid ya! ¡Esta broma no tiene gracia! - pero parece que nadie responde. Tampoco es que sea el día de los inocentes, que ella recuerde, y tampoco es que a sus amigos les gusten hacer ese tipo de bromas, eso es más cosa de ella... la mente pensante en cuando a cosas divertidas.

Camina un poco entre los árboles pero está claro no sabe donde está y tampoco le suena nada ese lugar. Comprueba la altura de los árboles y donde están las primeras ramas y si serán capaces de sostener su peso. Cuando ha evaluado todo eso y está segura de poder escalar, comienza a trepar por el tronco para tratar de llegar a lo más alto de la copa y ver donde se encuentra realmente y hacia donde debe ir.

-Va, que esto no es nada para ti, Anya...

El otoño ha llegado frio este año, y el cielo anuncia una tormenta inminente que a su vez parece que nunca va a caer. Damon se encuentra en su habitación dando vueltas por internet sin mucho con lo que entretenerse, pronto ha quedado con sus amigos y su hermana para cenar todos juntos pero hasta entonces esta tarde tiene poco que hacer.

El estruendoso sonido que suena en la ventana, anunciando que ha empezado a llover y que un fuerte aire piensa acompañar a la lluvia, sacan a Damon de sus pensamientos y llama su atención, haciendo que mire por la ventana, que al estar su habitación iluminada solo por la pantalla del ordenador, es capaz de ver a pesar de la lluvia un poco las calles y la cantidad de agua que las recorre y… ¿Esa persona le está mirando? Damon ve una silueta alta y negra en la calle, que parece mirarle fijamente, reflejando una luz en lo que parecen algún tipo de gafas que es incapaz de discernir de donde viene.

Del susto Damon tropieza y cae de espaldas al suelo… o donde tendría que estar el suelo pues comienza a caer y todo se ha vuelto negro a su alrededor... todo le da vueltas pero no tarda mucho en caer, en lo que parece ser una hoja muy grande, está algo aturdido y parece que ha perdido parte de la caída el conocimiento, así que no sabría cuánto ha caído y mucho menos, desde donde, pero ahora se encuentra en una hoja gigante en la cima de un gran árbol en medio de un gran bosque lleno de esos árboles, con un cálido sol brillando en el cielo, haciendo lejano el húmedo frio de otoño.

Me incorporo como buenamente puedo agarrándome a lo que puedo para no escurrirme, ¿esto está pasando realmente? Me recuerda a la historia de "Alicia en el país de las Maravillas" ...

Tapo los ojos con el brazo, el Sol me ciega por un momento. Cierro los ojos con fuerza y los abro poco a poco para acostumbrarme. La verdad es que en todo este sitio parece que vaya de camuflaje... ¿pero qué estoy pensando?, ¿Cómo bajo de aquí?, ¿me tiro a lo guay?

Miro hacia abajo para ver la distancia y vuelvo a ver tooooda la vegetación que se extiende a mi alrededor. Todo esto es muy raro... ¡YO QUIERO CENAR!

-Pfff seguro que me he caído de la silla y me he pegado un buen golpe... estoy alucinando- hablo para mí mismo, parezco loco, pero así por lo menos no me siento solo. Me rasco la parte de atrás de la cabeza -¿Y ahora qué?- intento deslizarme poco a poco hacia el tronco o lo que sea mientras sea más estable que la hoja.

Anya comienza a trepar el árbol sin problemas, tiene hojas hasta el final y hay suficiente para agarrarse sin problemas. No tarda mucho en llegar hasta casi la cima, parece ser que terminan en seco, sin volverse más estrechos por encima, siendo más bajos de lo que dan la impresión, pero aun así, el que ha trepado Anya medirá alrededor de 10 metros, que tampoco es poco y caerse desde ahí sería muy peligroso.

Detiene su camino al ver algo verde asomando por una de las hojas mirando hacia abajo, por un momento se sorprende, pero luego se alegra al reconocer el rostro, se trata de Damon.

Damon se acerca tambaleante hacia el borde de la hoja, todo lo que le rodea es nuevo, lleno de una gran y vistosa vegetación. Lo arboles son anchos y acaban en seco, sin volverse más estrechos por arriba de lo que parecen ser por abajo, dándoles un aspecto similar al de un cilindro decorado con grandes hojas desde el suelo hasta arriba.

Al acercarse más al tronco para estar más estable, diviso algo subiendo por el tronco y tras el susto inicial, reconoce a Anya.

Esta especie de árbol parece el típico dibujo mal hecho de los niños pequeños...
Llego a lo que parece el tronco y veo una especie de ardilla gigante subir a toda velocidad. Pego un chillido y me echo hacia atrá casi instintivamente. Cuando la tengo frente a mi veo que no es ninguna ardilla mutante, es Anya.
-Ehh! Este es mi sueño no el tuyo! Que haces aqui?- le miro medio perplejo y hablo en tono de broma inflando de manera cómica los mofletes.
Dejo escapar una gran bocanada de aire y pongo los brazos en jarra con una sonrisa despreocupada en la cara
-Cómo es que está tú también aquí?- la imagen de la sombra del hombre con gafas se cruzó un momento por mi cabeza -dónde está Dafne? Y los demás?- mi tono de voz muestra ahora preocupación, no puedo evitarlo...

Estiro la mano para ayudarla a llegar donde estoy.

Rinét mira a su alrededor, algo perdia, y se da cuenta de que una planta ¿La está mirando? Cuando se fija mas, ve que es una especie de niña de alrededor de un metro y una piel verdosa con flores y hojas en su cuerpo.

La chica la miraba, curiosa, medio escondida entre la vegetación y al darse cuenta de que habia sido vista, se quedó allí, muy quieta, parecia asustada, entonces escondió un poco mas y dijo algo demasiado bajo para que Rinét la escuchase.

Jean comienza a caminar al lado del riachuelo mientras observa más detenidamente el bosque. Los árboles son extraños pues parece ser, que no pasan a ser más estrechos por arriba, si no que no siempre igual anchos, con hojas y ramas por todos lados, acabando hasta tocar el suelo prácticamente. Las hojas son tan grandes que Jean podría tumbarse en una de ellas y probablemente aguantaría su peso.

El resto de plantas también es muy extraña, hay unas especies de amapolas de múltiples colores, enredaderas que parecen formar puertas en algunos árboles y otras que no sabria con cual comparar que haya visto. Lo que no ha logrado ver ha sido algún animal, aunque si ha escuchado de lejos algún que otro pájaro.

Pero su esfuerzo no tarda mucho en dar sus frutos y ve a Rinét, que se encuentra a unos metros bosque adentro, y parece no haberle visto, es más, es como si estuviese mirando algo, aunque desde su posición no sabría decirle

De entre toda la vegetación, logró distinguir un par de ojos, al fijarse mas vio a un ser extraño, pequeño y verde que la observaba con el mismo miedo que estaba sintiendo Rinét en ese momento. Se quedo paralizada y muda en ese instante. No sabia que hacer, como reaccionar, que decir, o siquiera clasificar a ese ser en alguna raza concreta, asi que hizo lo primero que le vino a la cabeza.
Cuando Rinét anda por las calles y ve algún gato actuando de la misma manera que aquel ser, ella da un paso hacia atrás y se agacha, intentando no mirarla directamente a los ojos, pero mostrandole que no le va ha hacer nada.

Parece una chica, y parece que este mas asustada que yo.

Y era cierto, pese a todo lo que estaba ocurriendo ella no sentía apenas miedo, mas bien curiosidad por descubrir que era aquel lugar, que hacia allí y quien era esa...chica-planta. Esperaba que de esta manera ella sintiera curiosidad por ver que hacia o que era, de todas formas no creía que ella conociera su idioma.

Mientras caminaba siguiendo el río, Jean observó de forma curiosa aquellos extraños árboles que poblaban todo el bosque. ¿Dónde estaría? Jamás había visto nada igual, y en aquellos libros que de pequeño solía leer buscando conocimientos del mundo exterior nunca vio nombrado nada similar a aquello. Podría ser un sueño, sin embargo el muchacho había decidido dar como improbable esa opción.. Si era un sueño ya se despertaría, hasta entonces buscaría la manera de conocer algo de ese lugar y volver a la academia lo antes posible.

En ese momento observó que había alguien situado a escasos metros de donde se encontraba. Por las apariencias creyó reconocer a Rinét, aquella joven algo tímida que conocía de la academia.. Un suspiro se escapó de sus labios, aún así pronto adoptó el porte serio y autónomo que tanto le caracterizaba mientras se acercaba hasta donde se encontraba. Al menos no estaba solo y, por fortuna, aquella chica que tenía delante suya era Rinét. Si hubiese sido otra persona quizás hubiese tomado la decisión de seguir por su cuenta, pero debía admitir que esa chica le caía bien, quizás por el hecho de que era una persona discreta que rara vez preguntaba cosas que no debía.

-Vaya, veo que no soy el único que está por aquí - Dijo de forma espontánea mientras esbozaba una sonrisa y se acercaba hasta ella tratando de comprobar qué era aquello que estaba observando su compañera - ¿Sabes qué es este sitio? Imagino que te habrá ocurrido como a mí.. de repente un fuerte dolor de cabeza, cerraste los ojos y.. cuando los volviste a abrir te encontrabas ya aquí.. ¿no?

En ese momento volvió a mirar a su alrededor. En realidad no le desagradaba aquel lugar, es más.. podría decirse que incluso le atraía. Las flores, los extraños árboles, aquel liviano y fluido riachuelo, el sonido de los pájaros.. Toda una escena llena de encanto y exotismo que no pasaba inadvertido a los ojos de Jean.

En medio del proceso de comunicación visual que intentaba mantener con ella, con pocas expectativas escuche una voz a mi lado cerca de mi que me sobresalto de tal manera que no pude evitar pegar un pequeño bote. Me gire con los ojos como platos hacia esa voz. Era Jean, lo recordaba de la academia, parecía que estaba igual de perdido que yo, y que le ocurrió exactamente lo mismo que a mi, pero eso no era lo que me preocupaba ahora mismo, estaba intentando que aquel ser se nos acercara y descubriéramos que es. Me tape un poco con la capucha para que no viera que me puse roja enseguida por el comportamiento que acababa de mostrar, le enganche de la parte de abajo de la camiseta y como si fuera una niña pequeña le tire un poco para indicarle que había algo que nos observaba y que debía ser discreto, cuando el chico se agacho le indique que mantuviera silencio con mi dedo y le señale hacia donde debía fijar su vista..

Baja del árbol al ver a alguien conocido y no ver nada más que árboles extraños y mal cortados. Sin duda, se están trabajando la broma bastante bien... aunque parece que su principal posible autor tampoco se cree que eso sea algo real.

-¿Qué dices de un sueño? - le pellizca el brazo para que le duela y vea que no es un sueño.

Están en un sitio bastante real que desde el suelo se ve bastante bonito al no ver que los árboles parecen raros y de otro mundo. Es el único de sus amigos que ha visto así que no sabe si Dafne está ahí... ¿y si solo les han secuestrado a ellos? ¿Y si no vuelven a ver a los demás? ¿Y si tiene que estar todo lo que le queda de vida con Damon? Bueno, tampoco es tan malo eso último, aunque seguro que se acabarían cansando.

-No he visto a Dafne... tampoco sabemos si está en esta especie de bosque feo.

Al chico le pilló de imprevisto ese leve agarrón de Rinét, aún así no opuso resistencia e hizo lo que parecía querer decirle con aquellos gestos. Debía ser algo importante y quizás el silencio fuera vital en aquel momento, así pues, observó aquello que le señalaba sin emitir ni una sola palabra más. ¿Qué sería lo que pretendía la chica? Ya tendría tiempo para adivinarlo. Mientras tanto la observaba de reojo y de la forma más disimulada posible.

Debía admitir que Rinét era una chica extraña, sin motivo alguno un ligero rubor había aparecido en sus pálidas mejillas y parecía querer disimularlo ajustándose aquella capucha que solía llevar a menudo. Sin saber por qué, a Jean se le vino a la mente uno de los famosos preludios de Debussy, precisamente "la chica de los cabellos de lino" (http://www.youtube.com/watch?v=ctFJhC-WMXo).. ¿El por qué? Quizás por ese tímido rubor, quizás por aquel extraño y onírico paisaje que tanto concordaba con la música impresionista de Debussy.. Realmente no había una razón aparente en esta ocasión.

-¡Ah! Vale vale...- me acaricio el brazo dolorido -queda claro que no estoy durmiendo, no hace falta que me estampes una piedra en la cabeza ni nada por el estilo-
Miro a mi alrededor -¿hace mucho que estás aquí? No entiendo lo que pasa... pero tampoco entiendo por qué deberíamos estar solo los dos aquí...- doy un pequeño salto y me siento de nuevo con las piernas cruzadas mientras me cojo la barbilla con la mano pensativo
-mmmm... creo que deberíamos ir a explorar el lugar. Quietos no haremos prácticamente nada. ¿Por dónde has pasado tú ya?- al parecer Anya lleva algo más de tiempo que yo en este sitio. No parece extrañada para nada por las cosas que nos rodean.