Partida Rol por web

Bajásteis el altillo donde os encontrábais. La carretera volvía a serpentear y contenía bastante gravilla, por lo que fuísteis despacio. Una vez abajo comprobásteis que la gasolinera parecía más pequeña de lo que era: en realidad había una sala en la parte posteror bastante grande (un edificio anexo). Toda ella estaba justo la lado de la via de la Ruta, sin llegar a asfaltarse su posición (construida en plena tierra polvorienta).

Nada más aproximaros y aparcar, en la entrada, os quitásteis las gafas y vislumbrásteis un aspecto bastante poco propicio: pese a que el informador de precios de la gasolina parecía actualzado, la gasolinera dejaba mucho que desear; era una especie de casa prefabricada ataviada vagamente con el logotipo de la ruta y la bandera de Oklahoma. En su entrada ondeba una bandera estadounidense. Las paredes exteriores estaban muy mal cuidadas y la pintura blanca (lo que un día fue blanco) de la misma estaba como roída por el sol y el paso del tiempo.

A un lado y a otro había algunos coches desguazados, a modo de chatarrería prácticamente, y numerosos árboles no muy bien cuidados (muchos de ellos secos) se acumulaban en la parte posterior de la gasolinera, junto a la sala anexa. Había matorrales por doquier.

Al menos os cerciorásteis que las máquinas repostadoras funcionaban.

Otros dos tiros escuchásteis en la lejanía.

Finalmente pareció que todos se pusieron de acuerdo, algunos con más ánimo que otros por acceder a aquella gasolinera.Troy comenzaba a crujir sus huesos y calentar sus brazos por si se daba la casualidad de que se encontraba con el tipo o la tipa que había colocado esos pinchos en medio de la carretera, pues le gustaría devolverle el favor muy amablemente.

Conforme se acercaban a la gasolinera, la mirada de Troy se encendía más y más a la par que apretaba sus puños y los dejaba duros como piedras.No se percataba practicamente de lo que le rodeaba, solo estaba centrado en llegar a la gasolinera.Es cierto que el aspecto de esta, una vez se encuentra más próxima a ella, le impresiona durante unos breves instantes, pero no se lo piensa dos veces y abre la puerta de golpe de aquel mini destartalado local, entrando en él sin temor alguno dispuesto a analizar todo aquel espacio y cerciorarse de la presencia de alguna otra persona.

-Vamos chicos, el tiempo es oro- animaba con su particular voz a sus compañeros a que le siguieran por mucho temor que tuvieran en adentrarse en aquel localucho de mala muerte.

Pese a la falta de cuidados por fuera, la gasolinera, una vez que entrásteis en ella, presentaba un cuidado más prolífico en su interior. Nada más acceder al local os recibió con una sonrisa un tipo joven, con barba, pelo largo y cierto sobrepeso. Estaría en torno a los treinta, pero su aspecto denotaba menor edad.

Éste estaba tras un mostrador leyendo unas revistas de automovilismo; sobre éste (el mostrador), en uno de los lados, había un teléfono, y en el centro de la sala se distribuían toda clase de estantes metálicos con todo tipo de comestibles y alguna nevera que albergaba bebidas frescas. Más al fondo había un apartado para revistas y discos de música, y en un lateral había unos estantes dedicados a los "souvenirs" de la famosa ruta, entre los que pudísteis apreciar numerosos pins, llaveros, postales, tazas de café, juguetes, e incluso camisetas (algunas extendidas y clavadas en la pared). Casi todas eran de color fucsia con un logo flameante y lleno de llamas, que incluían el logotipo y slogan de "ROUTE 66"...

Hola, bienvenidos -dijo el tipo-. ¿De ruta, verdad? Pocos moteros se paran en aquí... Pueden repostar ahi fuera ustedes mismos, señores.

Observaba serio y amenazador al dependiente, no estaba para tontería después de lo ocurrido, y se notaba en la vena que recorría su calva llegando hasta su cuello.Sus brazos se alargan y agarran el cuello de la posible camiseta o camisa que llevara este, y tiando hacia él para comenzar a hablar como si en cualquier momento fuera a reventar.

-Escúchame gordito, no estamos para tonterías, me entiendes.Acaso ves que traigamos algún vehículo.No me jodas culograsa, dime que coño pasa aquí.Así es, tu también has escuchado esos tiros en la lejanía, no creo que tengas tanta grasa como para tener taponados tus oidos- mientras hablaba sus ojos se inyectaban en sangre y sus dientes se rozaban entre si, pareciendo rechinar entre palabra y palabra.Esperó la respuesta del joven para soltarlo o seguir con las amenazas con tal de conseguir alguna respuesta entre aquel mar de dudas y confusión.

Samantha se alegro de ver que el lugar no estaba abandonado pero Troy se echo encima del pobre chico que solo estaba tratando de ser amable.

La peliroja reacciono.- ¡Sueltalo!.- dijo tirando de su brazo.-Vamos, todos estamos nerviosos pero este chico no tiene la culpa de nada.- dijo tratando que se calmara. Despues miro al muchacho.-Alguien a tirado pinchos en la carretera, casi nos matamos y nuestros vehiculos van a necesitar una grua. ¿Tienes un telefono, por favor?.- pregunto la joven intentando manejar el tema de un modo mas sensato y adulto que a guantazos. Solo queria llamar a la policia y que se ocuparan ellos del asunto.

El furioso Troy suelta al dependiente tras notar como Samantha tira de su brazo.Quizás se había pasado, pero no descartaba que hubiera sido ese el tipo de los pinchos.Se da la vuelta soltando una buena bocanada de aire y sacudiendo ligeramente sus hombros, y comienza a pasear por la tiendecita en busca de algo interesante.

-No me van a joder, seguro que ese gordo ha sido el culpable de todo, no hay nadie más por los alrededores...- murmuraba refunfuñando, ahogándose en sus pensamientos.Cuando encuentra un gran frigorífico que contenía bebidas bebidas alcohólicas entre otros productos.Mira a un lado y a otro cerciorándose de que nadie le miraba, y abre la puerta para coger una birra y guardársela bajo la sudadera.Tras esto sigue paseando por la tienda cagándose en toda la familia del dependiente.

Phil sacude con la cabeza ante la escena. Cuando ve que Samantha se las ha apañado para calmar la situación, se concentra en llenar los depósitos de las Harleys.

¡¡Eh, joder, Troy, para!! ¡Déjale! -Steve se acercó a su compañero y le pasó el brazo rodeando su espalda, le cogió del pecho y le empujó hacia atrás, sobre sí, antes de que hiciese alguna locura.

Cuando escuché a Samantha preguntar por un teléfono me alejé, cogí una bolsa de patatas (levantándola al aire para que el dependiente me la apuntara) y salí afuera.

Voy a llenar los depósitos, muchacho, ahora vengo.

El dependiente logró zafarse de Troy no sin darse un buen susto; su aspecto enfadado era altamente amenazador. Sin embargo tragó saliva y no sin perder la vista de éste, respondió a Samantha.

Si ssssi...uff... -aún resoplaba del susto-

En esos momentos, una voz de la parte trasera, del local anexado a la gasolinera, invadió la escena.

¿¿Ocurre algo?? -dijo una voz de mujer a lo lejos.

Estoo...no. ¡No es nada! -respondió el chico restando importancia al asunto. Luego tomó el teléfono que había a un lado del mostrador, lo levantó sujetándolo por detrás y lo puso delante de la chica. También le acercó una guia de teléfonos estatal.

¿Unos pinchos dice? ¿Pero unos pinchos... cómo? ¿Alguna trampa de furtivos o algo así? En fin... ¡tenga, tenga!

Samantha tenía ahora el teléfono frente a sí. De afuera resonaba el rugido de los expendedores de gasolina de los que Steve estaba haciendo uso.

Samantha descolgo el telefono y escucho si habia linea mientras buscaba el numero del departamento del Sherrif

-Alguien salto delante de nuestros vehiculos y tiro una ristra de pinchos, hemos estado a punto de matarnos porque apenas los pudimos esquivar.- explico la chica.

Había línea.

Joderr... -dijo el tipo sorprendido. Bueno, pues ahí tenéis botellas de agua y gasas, hielo, nose, cosas en el estante del fondo que quizá os vengan bien. ¿Quién haría tal cosa?

Phil dejó que steve se ocupara de la gasolina y entró en la tienda con tono calmado. Muy despierto, echó un buen ojo al local. Casi se sentía en el trabajo, en medio de aquella situación descontrolada.

Samantha marco el numero del departamento del Sherif local y espero intentando no apretar el auricular demasiado. Estaba tan nerviosa que creia que podia llegar a partirlo si no se controlaba.

- No lo sabemos, nosotros solo estabamos haciendo la ruta, no nos hemos metido con nadie, nisiquiere una discusion en la carretera.- respondio al hombre que le habia dejado el telefono tan amablemente.

Cuando el tipo os señaló un lateral donde había vendas, apósitos y demás productos para hacer alguna cura improvisada, girásteis la cabeza para ver donde estaban. Al hacerlo contemplásteis de nuevo las camisetas allí colgadas de la pared (algunas) y otras dobladas o extendidas en algún perchero. La mayoría eran rosa fucsia con un logo de llamas y un rótulo...

***

(Escena 1): (...) Al abrir la puerta completamente, pudísteis apreciar claramenten un cadáver en el interior, en el asiento del conductor. Tenía un brazo en cabestrillo y una bonita camiseta fucsia con un logo flameante y lleno de llamas que ponía "ROUTE 66" (manchada obviamente, de sangre, igual que los cristales). El tipo tenía además... un tiro en la cabeza, la cual le había reventado el maxilar inferior y gran parte de la zona lateral (por el oído) (...)

Se bebe la cerveza prácticamente de un trago, tirando la lata a un lado mientras sus compañeros hablaban con el dependiente.Su mirada de nuevo recorre la tienda mientras caminaba y la recorría con paso pausado.Se vuelve a fijar de nuevo en aquellas camisetas, para él bastante cutres, y a pesar de ellos su mente le decía que las había visto en algún otro lugar.Se para y se queda pensando sin dejar de mirarlas, totalmente absorto.

-¡Claro que si joder! Una de esas llevaba el fiambre del coche- comentó sabiendo que sus compañeros también se fijarían y la reconocerían al igual que él.

-¡Oye tu!- se acerca a ritmo violento señalando al pobre dependiente.

-¿¿¡Ha pasado por aquí algún tipo y ha comprado alguna camiseta de esas??!- le preguntaba ahora señalando las camisetas con tan llamativa decoración.

Phil también se dió cuenta del detalle de la camiseta pero sabía que no tenía por que haberla comprado aquí. Probablemente las tuvieran en la mitad de las gasolineras de la ruta 66. Decidió dejar a Troy a su aire y prestar atención a la llamada de Samantha a la policía. 

De vez en cuando chequeaba a Steve allá afuera con las motos.

Joder muchacho, mira cómo me he puesto -dijo Steve al entrar limpiándose con un pañuelo la chupa mientras entraba en el local-. Vigila ese surtidor, la goma está picada, asi que... ¡Troy!

Steve se sorprendió al ver de nuevo a su cliente increpando al tipo del mostrador.

Samantha esperaba respuesta, los chicos se mostraban tan nerviosos como ella solo que estos optaban por la manera violenta de resolver las cosas.

Miro la camiseta y se volvio para no verla, no queria nada que evocara aquel recuerdo terrofico, bastante le costaba mantener la calma ya por si misma.

Ainss!! Perdón Raiza!! No vi tu post!! FALLO MIO. En breves retomo esa parte y la actual.