Partida Rol por web

El hombre lagarto decide irse por su cuenta y riesgo a investigar alejándose del grupo que ha quedado en las puertas de la cueva. No escucháis nada proveniente de la cueva, por lo que por unos pequeños momentos os sentís aliviados. Aunque esos minutos de paz se acaban rápido. Lo que algunos habían interpretado como el viento entre las hojas se vuelve un inquietante siseo rítmico acentuado por oscilaciones de ramas que van y vienen por el peso que "algo" ejerce sobre ellas. Aquello que parecía estar contenido se ha vuelto completamente activo al acercarse Nakai hacia la zona.

Durante una breve paz entre los susurros del bosque Odnan se dirigió a sus compañeros para comunicarles un hallazgo: "He percibido un aura mágica que afecta el bosque, alguno de vosotros tal vez con mayor conocimiento de las artes mágicas tal vez pueda saber algo mas."

Progresivamente el susurro fue incrementándose tras internarse Nakai de nueva cuenta en el bosque "Hay algo, en los árboles ¡que ingenuo fui al creer que la naturaleza se iba a sobreponer por si misma de este maleficio!"

Abrió la bolsa, sacó la ballesta y la cargo, gritó: "¡Nakai!, intentemos atraerlo hacia el claro" desenfundó su songblade y se dirigió hacia el bosque intentando divisar entre los árboles lo que los amenazaba.

Zanc, inquieto por las palabras del juglar y viendo la destreza con la que cargaba su ballesta supo que era algo grave lo que ocurria junto al hombre lagarto Nakai, asi que trato de averiguar que es lo que estaba sobre la copa de aquel arbol y que no conseguia identificar, mas alla del sinuoso silbido que le hacia intuir quizas un origen ofidio a tal ser.

Sin mas demora y presuponiendo el origen malefico de la criatura, con la preocupacion de que pudieran herir a Nekai Zanc rebusco rapidamente en su memoria la palabra arcana que activaba un poderoso conjuro y se dispuso a lanzarlo.

Vio como lanzaba el pequeño dardo imbuido en magia, que brillaba mientras surcaba el aire hasta impactar en el ser que estaba sobre el arbol.

Sorprendido por la eficacia del conjuro dijo animosamente...."¡¡ Si, si, le di ¡¡"...

Después de la despedida temporal entre ambos grupos, el hombre lagarto, de nombre Nakai, decide explorar solo a pesar de los riesgos que conlleva tal acción temeraria. Aún así no le pierdo un ojo de encima, más que nada como medida preventiva. Mis pensamientos son interrumpidos de forma abrupta ante las palabras de Odnan, y el movimiento de las hojas me advierte que el peligro está más cerca de lo que en un principio había pensado.

Utilizo mis conocimientos para intentar averiguar que está pasando, y sin dudar un disparo de mi ballesta sale a toda velocidad hasta el origen de la amenaza que aún es desconocida. Mi intención era que se asustara y saliera de su escondrijo sea la criatura que sea.

Lo que tenía claro es que no pensaba quedarme al margen, si pudiera ser de ayuda, eso haría. Después de todo, para eso vine. Solo cabría esperar que este pequeño grupo no sea disfuncional, al menos no demasiado, porque si se llega dar el caso tendríamos más complicaciones de las deseadas.

- Hay que hacerle salir sea como sea, y no os separéis, pero tampoco os juntéis demasiado. No vaya a ser que tenga la capacidad de usar algún conjuro o habilidad de área. - Advertí con voz severa. Toda precaución es poca y más cuando no sabemos con certeza quien o que nos podemos encontrar.

La flecha de Zanc tiene tanta precisión como un tigre intentando cazar un ratón en un montículo de paja. Va bien encaminada hacia las ramas pero no sabéis con certeza a qué ha golpeado, pues ni él mismo ha vislumbrado lo que allí aguarda. Alainnheïn piensa lo mismo y se dispone a lanzar un proyectil al vacío entre las ramas. 

Aguardáis unos segundos y la respuesta no tarda en llegar. Una oscuridad sobrenatural envuelve los árboles de aquella zona. Primero afecta a un sector y luego parece extenderse a otros circundantes dejando una única vía libre sin estar afectada por ella. Nakai no es consciente de dónde queda pues está inmerso en la oscuridad, desorientado. Ninguno excepto el propio lagarto sabéis que es lo que está ocurriendo allí.

Mientras se aproxima, percibió el silbar de 2 proyectiles arrojados por sus compañeros hacia las copas de los árboles, casi de inmediato vio como una sombra empezaba a cubrir el bosque, dejando descubierta tan solo una brecha, se dirigió hacia la brecha para internarse a través de ella de nueva cuenta en el bosque. Aguzó su oído para de ese modo intentar ubicar la fuente de la amenaza que enfrentaban.

Percibe un sonido desde las copas y dispara su ballesta en dirección a la fuente.

Comprobado de primera que mi ataque no resultó, y que la situación parece complicarse por cada segundo por culpa de aquel ser de no muy buenas intenciones, preferí en esta ocasión, recurrir a la magia que me concedía Ílmater para así ofrecer apoyo al grupo.

Busco una buena posición para que el hombre lagarto, de nombre Nakai si no recuerdo mal, también pueda beneficiarse, es decir, que todos los presentas ganen las ventajas que concedía mi conjuro sin entrar en el área de aquellas esferas negras a ser posible. Toda precaución es poca.

Unas palabras de oración salen de mis labios, era la forma que como servidor de mi dios usaba mi magia.

Zanc pensaba a la velocidad del rayo, no le gustaba que uno de sus nuevos compañeros se encontrase en mitad de la "linea de tiro", la oscuridad lo estaba rodeando todo y no podian ver al emisor de dicha oscuridad.

Sin mas demora, recordo las palabras de su maestro cuando le hablaba de aquel poderoso conjuro que todo mago o encantador temian por sus devastadores efectos y penso que era la mejor manera de actuar contra esta magia oscura de la que parecia inmune a su proyectil magico en el que tanto confiaba.

Invirtio un segundo en concentrarse nuevamente en la palabra llave que liberaria aquel conjuro y apuntando con sus manos hacia la copa de lso arboles comenzo a recitar la complicada letania con el intrincado juego de manos, para acabar con la orden final .... ¡¡ Magia desaparece, yo te lo ordeno ¡¡.....

Ok, por la marca en los conjuros.

Te hago las tiradas, empiezo por las dos que abarcan a Nakai y despues la tercera, luego el 4º conjuro que supongo sera la bendicion.

Alainnheïn concentrado en su devoción empieza a recitar una oración a su dios esperando que él les asista. Su benevolencia hace acto de presencia y todos os veis influenciados por ella. Os sentís más diestros, más fuertes de voluntad y por supuesto agraciados por la magnificencia de aquel que se hace llamar Ilmater. Pero no es si no pocos segundos después cuando Zanc lanza su magia disipadora que Alainnheïn siente que su poder se eleva por encima de todas las cosas, ni un mago diestro como es el gnomo ha podido disipar el efecto que cubría a Nakai. 

La magia arcana si logra disipar dos de las tres esferas oscuras que cercaban al hombre lagarto. Nada más disiparlas veis varias de las temibles criaturas, si es que alguien puede tener miedo de estos pequeños seres. Una mezcla entre ardillas y ratas de ojos rojos y pelaje oscuro que se parecen a sus hermanas pero de un tamaño mayor. Dos de ellas han quedado al descubierto en el centro exacto de los circulos de oscuridad disipados.

Otra de ellas se abalanza sobre una gema oscura que desprende una luz azul, para volver rápidamente a subir a un árbol y buscar con ello cobijo. No satisfechas con el conjuro que acaba de lanzar Zanc vuelven a lanzar nuevas esferas de oscuridad para envolver a Nakai, que sospechosamente sigue inmovilizado en la esfera aún activa. Así como otras tantas que ahora se interponen entre vosotros y los árboles. Centrándose sobretodo en cubrir a Zanc al cual consideran ahora su principal amenaza. 

Aunque todos sufren como si mil agujas heladas entraran en su piel al caer las esferas, sólo Zanc y Odnan se ven afectados por una debilidad inmersa en la segunda esfera de oscuridad. Estos dos entienden ahora que había algo más oculto en esa oscuridad sobrenatural.

Plano actual del combate:

La sorpresa del gnomo viendose rodeado por tal oscuridad fue absoluta¡¡, como unos seres tan pequeños podian poseer tanta fuerza magica era algo que le sorprendia y aunque se fascinaba cada dia con las nuevas cosas que aprendia, en este caso su fascinacion se transformaba en desafio. No iba a dejar que esas criaturas magicas aun por mucho respeto que le tuviese a la naturaleza, acabaran succionando nuestra fuerza vital.

Tenia que recurrir a lo que mejor se le daba y eso era inventar, rapidamente ideo el plan y se dispuso a ejecutarlo, pero lo primero que necesitaba era volver a ver la copa de los arboles donde se encontraban las criaturas y aunque el recelo de no querer dañar al hombre lagarto paso por su mente entendio que el mismo riesgo de morir tendria con aquellas criaturas si no intentaba algo.

Asi que recordando su situacion y la entrada a la cueva avanzo unos metros hasta encontrarse fuera del efecto de la magica oscuridad, mientras avanzaba ya iba rebuscando con sus agiles dedos en su bolsa del cinto el componente de su proximo hechizo y pronunciando las ultimas silabas del poderoso conjuro.  Cuando vio la luz y la copa del arbol lanzo su conjuro apuntando con sus dos manos hacia su copa y de sus dedos se propulso un pequeño trozo de telaraña que conforme avanzaba se iba transformando en un enorme manto de color grisaceo de cuyas hebras supuraba una sustancia sebosa.

Los ojos de Zanc ya solo estaban atentos a la majestuosa transformacion de aquel pequeño material en tan magnifico resultado aunque su mente ya sabia cual era el siguiente paso.....