Partida Rol por web

El grupo se dispone a partir de Fornost Erain. Les han dado víveres y raciones, las heridas sufridas en Annúminas están curadas o curándose. Se han despedido ya de Rashat, Alerian y Benaldamat. Y han tomado la decisión acerca del camino a tomar. Comienza una nueva etapa.

En el patio de armas de la ciudadela, el recién nombrado Caballero Capitán de los Montaraces Reales, Telchrist de la Casa Emerya. Pero no había acudido como uno de los artatan del reino, ni como el líder de los Faradrim Aran. Simplemente quería desearles lo mejor a un grupo de personas a los que consideraba amigos. Juntos habían podido desmantelar una compleja red de conspiradores, y salvar la vida al mismísimo rey. Además, de alguna forma habían contribuido a restablecer la unión entre la Casa Real y los Faradrim Aran. De hecho, el Príncipe Arveleg era ahora el protegido de Telchrist en los Montaraces.

-¿Así que Rhudaur? Os deseo lo mejor, dice Telchrist y a continuación les cuenta algunas cosas que le han llegado de la región. La historia de Rhudaur está plagada de guerras y conflicto, y las distintas facciones parecen estar inmersas en un conflicto cíclico que avanza cual las estaciones del año. Los montaraces oscuros son herederos de la facción dúnadan que se unió a Angmar. En el trono de Cameth Brin está el Rey Ermegil al que llaman “Brazo de Piedra”. Pero la fuerza más importante de la región son los nueve clanes de montañeses, liderados por un caudillo supremo quien no se lleva nada bien Ermegil. Los dúnedain que se mantuvieron fieles a las antiguas alianzas con Cardolan y Arthedain se han ido replegando hacia el sur, sobre todo en el Ángulo. Ahora son principalmente nórdicos, descendientes de los mercenarios que acudieron en oleadas en siglos pasados. Se defienden de las ocasionales ofensivas de los enemigos en las torres vigía que construyeron los dúnedain en sus tiempos de grandeza. También hay clanes de dunlendinos. Jinetes orientales. Incluso orcos en el norte, donde muchos pueblos y feudos directamente son súbditos de Angmar. Y mercenarios de Cardolan financiados tanto por los gremios de Tharbad y príncipes cardolanii para mantener el comercio como por Angmar para apoyar a Ermegil.

Los poderosos reinos de alrededor miran con interés lo que sucede en Rhudaur. Arthedain, Angmar, Cardolan, incluso Khazâd-Dûm y los elfos de Rivendel. Pero procuran no intervenir para no provocar a las otras fuerzas. Al final, los habitantes de Rhudaur están a su suerte.

En el corazón de Rhudaur está el Bosque de los Trolls. Las bestias que allí habitan no saben de política ni de alianzas. En algunas épocas son más numerosos, otras veces menos. Pero siempre traen caos, violencia y muerte, llegando a formar parte de esos extraños ciclos de Rhudaur...

-De vez en cuando, hay un movimiento más importante en el continuo conflicto. Hace unos diez años, un poco antes de la Gran Plaga, Ermegil Brazo de Piedra forjó una alianza con los montañeses e invadieron el Ángulo. Llegaron hasta Fennas Drúnin, y de allí a Cardolan. Finalmente fueron rechazados de forma temporal, gracias a los esfuerzos de los Cantones de Feotar y otras fuerzas de Cardolan hasta el año siguiente. Ermegil iba a continuar la invasión, pero llegó la Gran Plaga, y arrasó en Eriador. Este mismo año, Ermegil ha retomado su antiguo plan de invasión, y a principios de verano lo intentó con mercenarios orientales, pero sin la ayuda de los montañeses. Sufrió una dura derrota en Harnalda. Es lo último que sabemos, concluye Telchrist.

-Hay una zona neutral. La Última Posada, junto al puente que cruza el río Mitheithel. Allí podéis intentar establecer contacto con una pequeña unidad de montaraces que está desplegado en el Ángulo. No sabemos nada de ellos desde el asedio de Harnalda hace ya muchos meses. Allí luchó vuestro compañero Thelran, por cierto. Fue él quién nos trajo las últimas noticias.

A continuación, Telchrist les da la contraseña para establecer contacto en la Última Posada. Un cazador cuya identidad puede variar, pero que entra portando tres conejos o alguna otra pieza de caza menor. La clave que hay que decirle es: "A pesar del invierno vemos que hay buena caza", a lo que él contestará: “pronto llegará la primavera y será peor”

Telchrist les comenta la posibilidad de atajar por el sendero militar de las Colinas del Tiempo, la frontera de Arthedain con Angmar. Con el eclipse, las hordas de orcos se lanzaron a un ataque espontáneo que no logró superar la fortaleza de Arthedain. Es un camino seguro, aunque fuertemente custodiado en estos tiempos. El grupo pasaría por portar las espadas que les fueron entregadas. No obstante, prefieren el camino real, viajando primero al sur a Bree, y de allí por el Camino del Este hasta la Última Posada.

Con todo aclarado, el grupo parte de Fornost. Antes de partir, Nurg visita algunas tiendas de Fornost. El camino a Bree es seguro, y bastante transitado en esta época. La fiesta de la cosecha ha terminado, y hay gente regresando a sus pueblos y hogares. En Bree también se nota alegría, aunque el extraño suceso del eclipse sigue pesando en los corazones de la gente. Anatir y Nurg se toman alguna cerveza en el Descanso del Rey, y están atentos a novedades de Rhudaur. No hay viajeros que hayan pasado por esas tierras en los últimos meses, pero sí hay otros que están sopesando los peligros y las enormes posibilidades de llevar mercancía desde Eriador hasta Rhovanion, cruzando las Montañas Nubladas. El tiempo apremia, porque los pasos de las montañas se vuelven imposibles a medida que se acerca el invierno. Y ahora, con las noticias de las guerras de Ermegil que encima coinciden con los temidos Tregtagan, o “Días de Trolls”… Un lugareño les contó que unos meses al año, en otoño, cuentan las leyendas que los trolls enseñan a sus vástagos a cazar. Sea cierto o no, son más activos. Muchas caravanas están buscando hombres para protección, pero el grupo decide seguir su camino. Primero, porque quieren llegar antes. Y segundo, porque su destino de momento es la Última Posada, en la entrada de Rhudaur pero no saben si siguen hasta el vado de Bruinen, que es el tramo peligroso. No les iban a pagar por acompañarles únicamente por Cardolan hasta el Último Puente.

Así que siguen el viaje hacia el este. Establecen turnos de guardia para las noches. Aunque es el Camino del Este, los tiempos son complicados en el norte de Cardolan. El primer turno lo hacen siempre Anatir y Hrom quien aprovecha para preparar bebidas en su alambique, el segundo Nurg en soledad, y el último Durandar con Dywern.

El segundo día después de salir de Bree, Anatir avista una manada de nueve lobos al sur, al otro lado de la muralla de setos de Cardolan. Dan un rodeo para evitar un enfrentamiento innecesario. Pasan la Cima de los Vientos, el punto más meridional de la frontera de Arthedain con Angmar, y donde antaño se erguía la atalaya de Amon Sûl, la más importante de las fortalezas defensivas de las Colinas del Tiempo. De allí quedaba ya poco, y por fin pudieron ver a lo lejos el salvaje río Mitheithel, o Fontegris. Y el Último Puente, protegido por soldados de Arthedain. Al otro lado, les esperaba Rhudaur.