Partida Rol por web

-Ese no era muy bueno -dice nada más llegar hasta vosotros al dar la vuelta al campo de justas, una vuelta que normalmente llevaría a otro lance- pero me gustaba su caballo. Una lástima que esto fuera una justa y no un torneo, me quedaría con ese animal con gusto. -Obekin, por lo que os viene comentando, prefiere el campo abierto a las justas, cerradas, pues ahí puede desarrollar tácticas y moverse más libremente, recibiendo la ayuda de aliados y cazando a los que el jefe de equipo designe. Mucho más entretenido. Pese a todo, ha dejado claro que su maña con estos lances no era sólo boquilla.

Jan no espera a vuestro señor, sino que avanza directamente hacia el noble barrigón, temiendo que éste se echara atrás en su promesa, acabada la diversión. No lo hace y como buen noble, tal vez por la cantidad de amigos que le rodean y que han sido testigos de su oferta, le entrega la moneda de oro. Sin perder un instante, Jan va hacia las autoridades para inscribir al Caballero Negro.

Cuando regresa, todo sonrisas, ya comenta con vosotros:

-Muy bien, Caballero Negro, ya estás inscrito. Habrá justas toda la mañana. Me han dicho que te batirás con aquel de allí -dice señalando despreocupadamente hacia un caballero de armadura reluciente desmontado y tomándose algo algo más allá del campo de justas, arropado por sus sirvientes. Sus enseñas le delatan como un caballero francés, así como su piel blanca y cabellos oscuros.

-No tengo ni la más remota idea de quién es. Yo no me puedo mover sin levantar muchas sospechas. ¿Podéis averiguar algo? -solicita con su voz metalizada por al armadura ficticia de Kalonymus.

Bastian recoge el escudo y la lanza de obekin para inspeccionarlos rápidamente. Carecen de recursos y es poco probable que puedan conseguir más pertrechos sin llamar demasiado la atención o buscarse un patrocinador.

Tal vez más adelante pueda acercarse a hablar con alguno de los criados del señor francés y averiguar algo más sobre él pero ahora mismo su prioridad es comprobar el estado del animal y los útiles de obekin.

-Se me ocurre algo, Bastian, ¿serías capaz de aumentar la potencia de lo que está bebiendo el caballero? Mientras tanto yo trataría de entretener a sus hombres -dice el Mercere, conocedor de trucos mágicos diversos, aunque no sea un verdadero lanzador de sortilegios.

Bastian era un mago muy rudimentario con conocimientos más bien básicos en materias fuera de las habituales así que respondió con un gesto negativo con la cabeza a la pregunta de jan.

- Mis conocimientos son diferentes. Tal vez podría intentar amansarlo, para que fuera más fácil vencerle. Y sino a él, a su montura.

Las sugestiones podrían pasar porque el jinete no pudiera controlar el caballo durante la liza haciendo que vaya trastabillando de izquierda y derecha para luego frenar. ¿Algo así?
Otra opción sería que el caballo se fuera a toda velocidad contra el publico y que lo descalifiquen, no se...

En silencio pero con gran concentración, Bastian invoca el poder de su magia de Animal y se introduce en los pensamientos del caballo, todos básicos y de animal doméstico, sencillos de alterar. Con la magia de su parte sugestionar a una montura no debería ser difícil y no lo es. Una a una las ideas, las sugestiones más bien, se iban colando una a una en la mente del animal. Pronto habría una montura comportándose de manera extraña y un jinete sorprendido que poco podría hacer para cambiar la situación...

Ya con una sonrisa de satisfacción en la cara, Bastian se coloca junto a Janos y Obekin a esperar que sea el momento en que que el Caballero Negro entre en lidia. Es difícil reprimir esa sonrisa burlona pensando en lo que pasará de aquí a un rato en el campo de justas.

Pero he aquí que la situación, sin comerlo ni beberlo, se tuerce un poco: una mirada al duque le revela cuchicheando con alguien tras su silla de presidencia, con lo que este pasa de gesto de entretenido a fastidiado y pronto a molesto y decidido. Se levanta de su silla haciendo algunos gestos e indicando algo a un cortesano, que asiente, y él abandona la silla. Parece que se va a dirigir al castillo.

Bastian observa a la persona que le ha cuchilleado algo al duque. No lo conoce pero pregunta a la gente que hay cerca suya si alguien sabe quien es esa persona.

No hay tiempo para reaccionar, el duque se ha levantado y ha dejado al cargo a un cortesano. Si el duque vuelve a la torre antes de tiempo, que es lo que está haciendo en estos mismos momentos, el plan de Kalonymus puede estallarle en la cara. Preocupante es un adjetivo que se queda corto.

No hay tiempo para reaccionar de una forma sensata, hay que hacer algo ahora. Tal vez por eso bastian vuelve a lanzar su magia, de forma burda sobre uno de los caballeros que esperan para combatir, intentando forzar a que su caballo se encabrite y lance a su jinete al suelo.

La tensión se acumula sobre Bastian, invocando de nuevo las energías mágicas para afectar a otro de los caballos, uno que pueda llamar la atención al señor del castillo antes de que se dirija hacia la torre. Aunque el esfuerzo deja fatigado al seguidor de Bjornaer, el hechizo funciona y el animal, de repente acomplejado por su propia sombra, pasa rápidamente de calmado a nervioso y de nervioso a desbocado, encabritándose y obligando a la gente alrededor a apartarse o bien aplicarse a tratar de controlarlo. Que cosa más extraña... pero nadie parece haber visto el causante real del cambio de actitud del caballo.

El duque, pese a lanzar una mirada hacia atrás, avanza todavía decidido hacia la torre. Y os lleva una buena ventaja. Obekin no puede abandonar el campo, pero Jan sí, y es lo que hace, lanzándose al trote tras el gran señor.

Bastian observa a obekin y a jan, no tiene claro que hacer, y ahora mismo esta respirando con celeridad tras el esfuerzo realizado para nada. Debería haber intentado otra cosa pero confiaba en que si le ocurría algo a alguien importante se acercaría a ver que ha pasado.

Finalmente bastian avanza detrás del duque.

Cuando recobra la visión completa del duque, tras haber rodeado el estrado en el que se encontraba y evitado a la gente que pulula por el torneo, Bastian observa preocupado cómo éste se encuentra ya en el patio, ha avanzado a buen paso. No sólo eso, además dos enormes soldados le acompañan... y para colmo de malas noticias en un momento dado hay algún tipo de alboroto y los soldados sacan las espadas de sus fundas. Algo pasa, algo grave.

Jan, por su lado, no llega a poder apreciar todo eso, pero siendo el único a parte de Bastian que puede moverse con cierta libertad sin llamar la atención, se ha desplazado hasta medio camino entre el "caballero negro" y el seguidor de Bjornaer, de manera que pueda hacer señas a uno u otro y no perderse detalle. Dentro de lo posible, claro.