Partida Rol por web

Seguí corriendo, sin saber donde iba, sin saber donde estaba... o si? todo estaba distorsionado , borroso, y por una extraña razón, no podía dejar de correr

Ansgmar cogió otro de los huevos de los demás nidos, luego bajo lentamente y con cuidado. Una vez llegó hasta donde estaba el anciano sonrió y le ofrecio el tercer huevo.

Para ti, has sido muy amable. A fin de cuentas si el anciano no les hubiera hecho caso no hubieran conseguido llegar. Muchas gracias

Pero ahora que tenían los huevos y el pájaro ¿Ahora que?

Mira Harkon, avías visto alguna vez unos huevos como estos, tienen el mismo color que los brazaletes que regala el Jarl a sus aguerridos guerreros, verdad que son extraordinarios, mientras Ulf hablaba con Harkon no dejaba de observar como su compañero de aventuras descendía con el Charrán, y ahora que hacemos?, yo le quitaría esa pluma dorada y dejaría suelto al Charrán, quien sabe si el destino o los mismos dioses nos lo ha puesto en el camino...

Dante se había quedado petrificado ante la situación que se le presentaba, aunque por instinto salió detrás de la chica para localizarla y detenerla, pero lo único que consiguió es perderse sin encontrar rastro de ella, ahora no sabía que hacer, se había metido en algún lío? que debía hacer? Sus pensamiento no dejaba de preguntarse esas cuestiones, si quería volver a casa, como lo haría? estaba preocupado por la chica y en su desánimo pegó un grito de impotencia... AHhhhhhh!!!!!!

En Tintagel:

Nemain siempre iba con su abuela a buscar hongos, fibras y moras al bosque, y ella le había enseñado como encontrar su camino de regreso, cómo fijarse en los arroyos y tener su ruido como guías, en saber por la luz que entra en que parte de una cañada se encontraba.  Y cómo le fue útil en este caso, suspiraría su abuela, benditos espíritus que me la cuidan. 

Se calmó, se agachó, miró la luz y aunque tenía tintes verdemorados, sabía que no había pasado por ahí, sino por aquel otro lado.  El ruido de las olas batiendo sobre los acantilados de Cornwall estaba a su izquierda, los líquenes crecían de sólo un lado del árbol. Se guió por estos signos y vio a lo lejos al niño faerico y luego a su vecino.  Jjaja, allá estaban.  Echó a correr hacia ellos cuando la empezaron a rodear un montón de zumbeantes hadas, caras de insectos, vestidas de ropas como hechas de fibras translúcidas.  Le empezaron a decir en un idioma que cada vez le quedaba más claro:

Noo, ¡no te salgas!  ¡Quédate aquí!  ¡Quédate aquí con nosotros!  ¡Quédate para siempre!  Era entre molesto y tentador.  Una de ellas se le paró en la nariz; no era más grande que una bellota y aun así le salía una voz clara y fuerte como de cantante de pueblo.  Escoge, escoge algo de esto.  Parecía una rima infantil.  Dragón, agua, joya, sombra, luz, corazón o árbol; Dragón, agua, joya, sombra, luz, corazón o árbol; Dragón, agua, joya, sombra, luz, corazón o árbol.  Se repetía una y otra vez, insistiéndote.  Aun así, caminabas y te dejaba la nube de hadas pasar hacia donde se veía el claro de bosque donde estaba aquel chico que llamaban Dante. 

En Tintagel:

Vernemetton había visto lo faérico, sabía de lo que se trataba esta diferencia de los mundos, y aun no podía encontrar el camino de regreso a casa.  Arcadia era tan grande.  Quería llorar.  Había dado una vuelta en círculo y estaba ahora contemplando el mar y a ese niño raro de pelo corto y una trenza delgada.   Tendría que buscar donde dormir de este lado del mundo.  

En vez de las hadas robarse una niña, parece que los mundanos se habían robado un hada.... 

En los fiordos:

Jjaja, ¿dorado?  Si tu dices.  Se reía de las gracias de ese niño que de tanto gusto que tenía por los huevos conseguidos que los veía más valiosos que el oro.  Si que lo son mi niño.  

Gracias, le dijo amable al niño cristiano.  Quizá no sean tan malos. Finalmente son nuestra gente también, sólo confundidos con dioses de fuera.  

Vengan, los llevo de regreso que debo llevar este pescado a la casa.  Y miren que hoy los nietos podrán comer un delicioso huevo de charrán.  ¡Crecerán fuertes como robles!

Harkon remó con fuerza y ritmo tranquilo, reflejando sus años en los barcos y los fue a dejar a la orilla.  De ahí los niños caminaron un poco hasta llegar a una bifurcación.  De un lado iba al centro del pueblo, donde vivía Ansgmar.  Del otro se iba hacia la colina, donde vivía la maga que había adoptado a Ulf. 

Estaba claro que por alguna razón aquél hombre no podía ver lo especial de aquél pájaro, aunque su actitud indiferente al color de aquél ave lo dejaba intuir ahora lo sabían.

"¿Quien podría decirles que hacer con el ave?" se preguntó Ansgmar, se sentía como quien no sabía que hacer con un tesoro enorme, ahora que lo tenían ¿qué?

Vayamo nos. dijo angsmar que aún guardaba al ave con ambas manos procurando no dañarlo. ¿Que hacemos del pájaro? preguntó a su nuevo amigo

Ulf miro extrañado a Harkon, acaso no se daba cuenta de que tanto el Charran como los huevos eran especiales, tras varias miradas de complicidad con Ansgmar continuaron el camino de regreso sin volver a mencionar el tema, mientras regresaban a la orilla Ulf no paraba entre risas de elogiar a Harkon por la ayuda prestada, yo me encargare que los mismos Dioses te tengan en cuenta y te reserven un sitio en el Valhalla, tras llegar a la orilla tanto Ulf como Ansgmar  caminaron juntos camino de sus hogares, durante un trecho no hablaron sumergidos cada uno en sus propios pensamientos, intentando comprender lo que les había pasado, por fin llegaron a la intersección que separa sus hogares y sus diferentes mundos, para Ansgmar era el camino hacia su familia y el poblado junto con los otros chicos, para Ulf era el camino hacia su casa, con su madre y los animales del bosque, sin saber que hacer ni que decir su quedo parado, cuando estaba a punto de dar la vuelta y decir adiós Ansgmar tomo la iniciativa.

Quizás mi madre pueda decirnos algo, Harkon parecía que no podía ver lo especiales que son los huevos y el Charran, los Dioses han tenido en gracia solo enseñárnoslo a nosotros, mi madre puede hablar con ellos, seguro que sabrá que hacer con ellos y con el Charran, ven acompáñame...

Angsmar miro raro al muchacho durante un instante... 

¿Habla con los dioses? dijo al fin algo aturdido y con tono interrogante por su inseguridad pero tenía en la mano un charran de plumas doradas y había dos huevos de color de oro en las manos de su amigo Bien, vayamos a ver que dice.

En los fiordos...

Ulf y Ansgmar fueron hacia la casa en las colinas a enseñarle lo encontrado a la völva, la madre adoptiva del primero.

Al verlos llegar y mostrarle los niños emocionados aquellos tesoros que traían en la mano, efectivamente la mujer reaccionó como si fueran tesoros.  ¡Oh, oh, lo que veo!  ¿Que cosa tan maravillosa encontraron Ulf?  ¿Donde lo encontraron?  Ahh, un charrán vivo y con la pluma dorada.  Sonreía casi bailando.  ¿Saben lo que es esto?  

¡Es vis! ¡Vis puro, crudo!  Y muy bueno. 

Ya no hablaba para con ellos, más como para si misma, explicándoles, pero igual podría estar hablando con los espíritus del bosque o con sus maestros en un examen.   Tomó al pájaro con destreza, como quien fuera a desplumar una codorniz o tomar a su bebé de la mano.    Por ejemplo, este es obviamente vis de vind (auram) o de animal, dependiendo de cómo lo quitemos.  Le arrancó la pluma y puso al pájaro en una jaulita de las que tenía apiladas.  Quedate aquí precioso... Vind es lo que necesitaba ahora...

Y los huevos, 2, ¡ven que dorados!   Al asentir los niños, miró de sorpresa a Ansgmar, como si fuera de primera vez.  Niño, tu eres hijo de Björn el malhablado, ¿verdad?  Reconozco su nariz en tí. jajjaj, -se rió- jajja, el gusto que le daría saber al converso más -se contuvo de decir algo más, por respeto al niño-  Bueno, no, nada.  

Miren, -regresó a examinar los huevos- esto podría convertirse en magia para crear o para cambiar, impresionante. ¡Maravilloso!  ¿Donde lo encontraron? 

Ulf le llevo con su madre, sin duda daba miedo aquella mujer, con aquel aspecto y la forma en que actuaba. Tampoco l ehizo mucha gracia la forma en que habló, por lo que dijo no por como lo dijera, pero aún así parecía de buen humor.

Puso mala cara cuando la mujer llamo mal hablado de su padre, y supuso que no fue mucho mejor conforme seguía hablando, por fortuna, se dio cuenta y calló.

Pero dijo algo que le llamo la atención 

¿Magia? Pregunto sin estar seguro de haber escuchado bien del todo, en un susurro más para si mismo que para la mujer. 

"Pero la magia no existe" fue a decir pero una voz en su cabeza le dijo que tampoco existían los  huevos dorados ni las plumas de oro.

¿Que le tiene que hacer gracia a mi padre? Inquirió cautelosamente a la mujer, con cara de desconcierto y suspicacia.

Ulf se quedo fijamente mirando a su madre mientras inspeccionaba minuciosamente al Charran y a los huevos, en todo momento no perdía de vista a Ansgmar, no quería que saliera huyendo, no ahora que parecía que había encontrado alguien con quien hablar y poder jugar, madre, Harkon nos ayudo a conseguir nuestro tesoro, pero hubo una cosa extraña, o se reía de nosotros o sus ojos ya han perdido la lucidez de días antiguos ya que no conseguía ver lo maravilloso que son estos huevos y la plumas del Charran, Ulf se quedo unos segundos meditando sobre lo que acababa de decir, es extraño madre yo estaba descansando tumbado sintiendo como el Sol me calentaba cuando el Charran voló sobre mi cabeza, como si quisiera que viera lo peculiar que era.

Entonces madre que debemos hacer con el Charran y los huevos....nos otorgaran algún poder como a los héroes de antaño....

Dragón, agua, joya, sombra, luz, corazón o árbol,...Dragón, agua, joya, sombra, luz, corazón o árbol - repetía incesantemente el pequeño Hada mientras intentaba abrirse paso y llegar hasta donde el niño que venia con ella.

Mas la curiosidad fue mas fuerte que la pequeña Nemain - Luz - Contestó de repente y sin pensarlo, mirando a la pequeña Hada que se posaba sobre su nariz , Luz , repitió para asegurarse que la pequeña Hada la había oído.

En Tintagel... 

La cara de Nemain empezó a brillar.  Al salir hacia Dante tenía una luminosidad adicional a su pelo, sólo visible al capturar éste los rayos del sol, era por un momento nomás pero llevaba magia, eso era claro.  Y enredada en el pelo: un hada.  El pequeño bicho trataba de zafarse de su trampa de cabellos cobrizos.    ¡Jjaja, y ahora nos debes un favor!  Sus patas insectoides se enredaban, cada vez que sacaba una se le atoraba la otra...

En los fiordos...

La völva se volvió hacia el niño cristiano.  Tu padre se cambió a adorar a los dioses de fuera, pero tu saliste con el don de los dioses de siempre.  Irónico para él, esperable para mi.  Tu madre te diría que si puedes venir aquí a aprender, pero tu padre no.  Está con el rey y el bispo que quieren más bien convertir o matar a quien no lo haga.  Era ruda, directa, como todas las mujeres de los fiordos.  Lo tendrás que mantener en secreto, entre tu madre y yo. -sus palabras cargaban tal peso que hasta un niño tan chico entendería que tenía que ver con muerte si no le hiciera caso. 

Vengan pues.  Coman algo.  Los llevó a la cocina. 

Prepararé esto y ustedes podrán comer los huevos que trajeron. jajjaj.  Se rió de buen gusto.  Estaba contenta por el hallazgo.  Pero tu, amigo, volarás de regreso, que te queremos con nuevas plumas doradas y nuevos nidos.  Soltó al charrán por la ventana, el cual presto salió volando como una saeta. Mira Ulf -le dijo a su crío- todavía tiene tiempo de volver a poner huevos.  Si cuidas, si cuidan- aclaró- el secreto y a los charranes de esas paredes, siempre siempre tendremos un poco de vis.  Para la casa, para hacernos más fuertes. 

Fue al cuarto del fondo. Ahí tomó un par de collares de cobre que tenían unas runas grabadas en una pieza mayor al centro.  Eran a la vez sencillos y bien hechos, toscos pero interesantes.   Pasó a la mesa.  Quebró ahí los huevos y movió las manos como si virtiera de ellos un contenido invisible sobre los collares.   Puso luego en un sartén propio las yemas y claras. Los niños empezaron a salivar del antojo.  Pero antes de cocinar, la völva machacó los cascarones hasta que quedaron piezas muy pequeñas.  Los estudió unos segundos y diciendo unas palabras en un idioma antiguo abrió un pequeño compartimiento cerrado de la pieza central del collar poniendo ahí todos y cada uno de los pedacitos de cascarón, divididos equitativamente  

Estos serán suyos.  Nadie más que gente como yo podrá ver que tienen, y aun así.  Son sus amuletos de protección.  Muy poderosos, como corresponde a cuidar a gente como ustedes.  Les revolvió cariñosamente el pelo con un gesto brusco. 

Vengan, comamos.  Pásame las hierbas Ulf....

Y así comenzó.  Los siguientes 5 años se verían los niños con frecuencia.  Sus madres también.  No para aprender magia, quizá otras cosas si.  El tiempo para aprender a manejar las fuerzas del vis y las palabras vendría luego, aunque no de la manera en que ninguno de ahí lo esperaba...

shh! Calla- digo risueña al pequeño Hada atrapada en mi pelo.

Veo al niño que venía conmigo y le saludo con la mano mientras me acerco con paso ligero 

Dante estaba perdido, no sabía donde se encontraba, había tratado de perseguir y encontrar a la chica, pero sin éxito y ahora el estaba... no lo sabía....

Estaba mirando a uno y otro lado desesperado hasta que se le iluminó el rostro cuando desde lejos vio aparecer y acercarse a la niña con paso ligero, Dante hizo lo propio y fue en su busca, con medio sonrisa medio preocupado, no sabía que había sucedido...

- estás bien? Te perdí... saliste a todo correr.. por que?