Partida Rol por web

El astro Sol aún iluminaba los bosques y el camino por el que transitaba a lomos de su caballo, pero ya quedaba menos para que éste se ocultase y dejase paso como cada noche, a la Luna. Ludovico no conocía el lugar donde se encontraba esa posada en la que le habían citado hace días, de hecho no conocía aquella región, únicamente había seguido las indicaciones de las gentes que por la zona se había ido encontrando y lestaba por tantop, preocupado por el hecho de llegar tarde o no llegar ni tan siquiera a la cita y que su Parens quedase en mal lugar, defraudarlo a él era lo que menos deseaba.

El largo camino recorrido le había dado para pensar mucho, incluso en aquella carta que había recibida justa antes de separarse de su parens y aunque era consciente que tomar un camino en una dirección era igual a tomar una decisión, era igualmente posible que encontrase una encrucijada y nuevamente tuviese que decidir.......

Y mientras cabalgaba perdido en sus pensamientos al igual que en el mundo real, encontró frente a él lo que aparentaba ser una gran posada, llevaba un buen rato cabalgando en linea recta y no la había visto. Pensó que debía ser la posada del cruce de la que le habían hablado, pues todas laas indicaciones y referencias coincidían, así que una vez se detuvo frente a la posada, arbió su mano izquierda mostrándose a el mismo la palma de la mano para descubrir la carta que había portado durante un largo trecho en su puño, con la otra mano se ayudó a adecentarla, para seguidamente doblarla y guardarsela.

A continuación desmontó del caballo y se acercó caminando los últimos pasos con éste cogido de las riendas hasta llegar a unas ramas de matojos próximas a la puerta de entrada, donde ató las riendas del caballo provisionalmente hasta que el mozo de aquella posada u otro sirviente se encargase de llevar a la bestia a un lugar apropiado para ella.

La puerta de la posada se abrió y apareció un hombre de aspecto joven con el pelo rubio oscuro, corto y una barba bien recortada y adecentada, al igual que las ropas que vestía, que pese a no ser pomposas, tejidos exóticos y no ir a la moda con las ropas alargadas y afeminadas, denotavan ser de alguien relacionado con la nobleza, podría ser perfectamente un caballero venido a menos que estaba de paso y al que le quedaba un duro y largo camino por recorrer, sobretodo por la espada larga que colgaba del cinto y que se apreciaba gracias a asomar la empuñadura de esta a traves de la capa verde que tan bien colocada tenía.

Observó el hall de aquella posada intentando recordar algunas cosas de las que le mencionó Fildebrand y sin dar más de dos pasos dijo al hombre que había en la barra seguro de si mismo y de que se hallaba en el lugar correcto.

-(en bajo alemán)Posadero, si esta es la posada de los Gastgeber, tengo hay fuera un caballo que espera ser conducido hasta la cuadra o cualquier otro sitio que tengais adecuado para que descanse..... lo necesito listo para partir mañana a primera hora y mientras tanto podríais servirme una copa de vino.....por cierto, a la vuelta podríais hacer que trajesen mis pertenencias, pues pretendo quedarme ésta noche aquí si es que hay alguna habitación libre.

La forma de hablar y de tratar con el posadero no hacía sospechar que se tratase de un Mago, tal vez fuese un miembro de la casa Mercere, pero un mago con el don no, era incluso más probable que se tratase de un caballero venido a menos.

Bastian sonríe al notar que la maraña de magos presente empieza a hacer algo con sentido. Decir que es lo que saben hacer bien... aunque han omitido comentar lo que hacen mal, claro.

Dejando en la mesa los restos de una manzana roída bastian se hace sitio y alza la voz. Su aspecto es casi animal, su olor y la imagen que proyecta no es que hablen bien de él pero su porte a la hora de hablar demuestra que tiene potencial. Tal vez pasando más tiempo entre humanos y perfeccionando sus dotes de mando así como su forma de hablar podría llegar a ser un buen líder, al menos entre los humanos.

¡Bien! - su grito resuena en la sala y el resto de personas se vuelven hacía él. ¡Yeah! Por fin hacemos algo útil en lugar de tanto cacarear como gallinas. Veo muchos magos aquí, demasiados me parece a mi. ¿Quien saldrá con las huestes cuando todos vosotros estéis ocupados con vuestros estudios? Pues lo haré yo.
No seré el mejor de los magos, mis conocimientos se centran en animal, pero nunca respondo no a una aventura o a una oportunidad de ver lo que hay más allá del bosque.

-Por supuesto, señor -dice el posadero, sonriente- Me encargaré ahora mismo... ¡¡Hijo!! ¡¿Qué haces que no atiendes el caballo del caballero?! -y el chico recibe una colleja de refilón, medio-encogido al pasar rápidamente junto a su padre para dirigirse a atender el dicho caballo.

-¿Querrá también el señor algo para comer? Podemos matar una gallina para usted y hacer un estupendo caldo para quitarse el sabor del polvo del camino... -ofrece, eludiendo hábilmente el asunto de la pernoctación.

Y de repente repara en algo, su aguda mente recordando un detalle significativo.

-¿El señor no será conocido de Flindebrand el Afortunado, por un casual? -inquiere Gastgeber con voz melosa al recién llegado.

Entretanto en el interior de la posada se escucha la llegada de un nuevo visitante, o más bien los gritos al joven Gastgeber, en el interior del reservado prosigue la conversación entre los magos.

Excelsius, aguantando de mala manera los, para él, improperios sobre su pater y lo útil o no de sus investigaciones, consigue sosegarse lo suficiente para que, incluso, haya podido intervenir otro mago. Eso ha contribuido a relajar un poco la tensión, pero no lo suficiente como para que el Bonisagus no haga su réplica:

-Los dragones no sólo son el animal mítico más poderoso y conocido, sino que su intervención no se considera relacionada con los magos y se ha demostrado que ellos mismos son capaces de generar auras mágicas. No sabemos, todavía, cómo se produce dicho fenómeno, pero en este mundo en el que las Auras mágicas sólo menguan o desaparecen por acción de los mundanos, unos cuantos dragones más en el mundo podrían mejorar algo las cosas para nosotros... –razona sin preguntar vuestra opinión al respecto- Y sería mejor no tocar más ese tema. Es MI investigación y cuando la acabe tendré el reconocimiento de la Orden, lo que seguramente SÍ encontréis útil... –añade levantando un poco la cabeza, altivo como un gato contrariado.

El ocaso estaba aproximándose y los tonos anaranjados del cielo se reflejaban en el lomo de la mula que tiraba del carro.

¿Cómo será esta posada? ¿Se tratará de una Mercer House o simplemente un lugar de confianza de Flindebrand? ¿Quién más habrá? ¿Qué quiere un archimago de Merinita de mi?

Un bache en el camino sacude el carro y hace despertar a Oina de sus cavilaciones. 

(En bajo alemán) - ¡Vaya! Parece que ya hemos llegado, chicos.

Un sencillo y pequeño carro de mercancías de dos ruedas habilitado para transportar a unas pocas personas se acerca al cruce de caminos tirado por una mula. En el carro hay un palanquín de calidad media de madera de roble muy vagamente ornamentado. En él está sentada una joven de aspecto extraño, con cierta actitud ansiosa por llegar a su destino. Acompañando al carro y dirigiendo a la mula caminan dos jóvenes forzudos de manos toscas. Uno de ellos lleva barba poblada y boina, el otro lleva el cabello recogido en una cola a la altura de los hombros. Ambos visten pantalones, camisa y pieles de abrigo.

Detienen el carro en la entrada de la posada y la joven con una amable sonrisa en su rostro hace un gesto a los chicos con la cabeza, ellos se acercan al carro y cargan el palanquín con sus manos llevándolo por debajo de la cintura con los brazos extendidos, uno por delante y el otro por detrás. Se dirigen a la puerta del local, el que va por delante llama a la puerta con la punta del pie.

Cuando el muchacho abre la puerta el palanquín, con su carga y sus porteadores entran en la sala.

- (en bajo alemán) Buenas tardes amable tabernero. Vengo en busca de Heir Findebrand ¿Sabe dónde puedo encontrarlo?

Ante el ofrecimiento de comida no pudo negarse, pues esa misma mañana se había levantado bien temprano para asegurarse de que llegaría a tiempo a su destino, con lo que el cansancio y el hambre se habían acumulado durante el trayecto para expresarse justo en ese momento de ofrecimiento.

La voz melosa del posadero le hizo mostrarse en alerta durante un instante, pues así se comportaban la mayoría de los "lameculos" que había visto en la corte y en las recepciones de la nobleza, esas actiutedes solían guardar intereses ocultos y éste no aparentaba ser distinto al resto, pues motivos suficientes podría tener para llevarse bien con un mago como Flindebran, pero se relajó nuevamente y le respondió con el mismo tono con el que había iniciado la conversación al entrar en la posada, pues Flindebrand no le pidió que fuese especialmente discreto, así que no había motivo alguno para alarmarse.

-Pues no os diré que no a ese plato caliente, así tendré algo con lo que acompañar ese buen vino que me vais a servir y podré hacer algo de tiempo hasta que Flindebrand aparezca por esa puerta.

Se apoyó en la barra mientras observaba y esperaba a que el joven saliese por la puerta con el objeto de atender a su caballo.

Ante la entrada asombrosa e inesperada de aquella muchacha en palanquín, no pudo evitar sorprenderse y aunque ya había conocido a algunos otros magos bastante más excéntricos, esa chiquilla que llevaba bordado en su vestido sendos emblemas de la orden de hermes, parecía necesitar que la llevasen en brazos constantemente, quiza por un defecto de nacimiento o por simple atrofia de los músculos al no querer hacer esfuerzo alguno, pero era demasiado joven como para que se le hubiesen atrofiado tan rápido los músculos, en cualquier caso y al apreciar que se trataba de una maga, no dudó un instante en ofrecer a la muchacha asiento junto a él en una mesa que indicó al dirigirse a ella.

-(bajo alemán) Señorita, si teneis a bien conceder, podriamos esperar juntos a Findelbrand, seguro que nos sirve un buen vino con el que amenizar la espera.

Tras el último comentario del "bonito" mago bonisagus, bastian responde con sinceridad:

Sodalis, a mi entender es igual de peligroso un dragón que un leproso o cualquier otro enfermo. Cuanto más lejos de ellos, mejor.

- (en bajo alemán) Por supuesto amable caballero será un placer cenar acompañada de tan gentil caballero que parece que busca a la misma persona que yo. -Ahora dirigiéndose a los hombres que la acompañan, sacándose unas monedas de un saquito que cuelga por la parte interior del palanquín y con una amplia sonrisa las entrega a uno de los chicos- Herman, Norbert, acomodad el carro y luego tomaros algo para cenar y reponer fuerzas, buen trabajo el de hoy, chicos. 

Los criados asienten, dejan el palanquín en el suelo, encarado hacia la mesa donde se encuentra el caballero y salen a recoger el carro.

- Y bien, ¿de quién se trata el que también busca a Findelbrand? - Miro de arriba a abajo al caballero por si encontrara algo que lo pudiera relacionar con la Orden.

Con una leve reverencia de cortesía hacia la joven dama respondió a esta -(bajo alemán)Mi nombre es Ludovico, de la casa Jerbiton... y a su noble disposición me encuentro joven dama, a tenor de los escuchado por sus labios y en vista de lo que se apreciaba, era dificil pensar que podía tratarse de un mago, ya que ni vestía blasones herméticos algunos, ni olía ni hablaba como los magos solían hacer, de hecho parecía tan mundano como el posadero que les estaba antendiendo, aunque tal vez un poco mejor vestido, tanto como se podía permitir un noble venido a menos, aunque tampoco era algo extraño entre los miembros de la casa Jerbiton, que se fundían muy bien con la sociedad humana, lo raro era que este se mezclaba demasiado bien.

.....- (bajo alemán)Y tengo la fortuna de compartir tiempo y mesa con......

Ultramontano mira a Bastian, fijamente, con una sonrisa en los labios.

- Si mañana venís con el brazo cercenado por un cepo para que os lo vuelva a pegar al cuerpo, o un virote emponzoñando vuestras visceras gracias a un desalmado cazador de los que nunca dicen que no a una aventura, os recordaré lo de manteneros lejos de los leprosos, amigo. Luego os curaré, porque es lo que haría cualquier humano, claro, pero antes os recordaré vuestras sinceras palabras de hoy. Por educación, ¿sabéis?

- Y, ya que estamos... a quién demonios hay que sobornar en esta establecimiento para que a uno le sirvan algo de comer? O acaso tenemos que esperar a que venga el bueno de Fildebrando para que nos pague la dieta?

(ahora en latín)

- Con Oina ex Bonsigaus, es un gran placer. ¿También ha recibido la carta de Fildebrando? ¿Conoces el interés que tiene este archimago de Merinita por convocar a dos jóvenes magos? ¿Has hecho el viaje tú solo? Pregunta extrañada al ver un Jerbiton sin su hueste habitual...

Al posadero, en bajo alemán:

- ¿Puede también servirme un plato a mi? El viaje me ha dejado agotada. 

Mientras espera su comida se apaña el pañuelo que lleva por cofia para que no moleste al comer.

¿Mmpmff? -digo con la boca llena de almendras y arándanos.  Pfeffdón, ¿quirs uns Uftramontnnno?  Le extiendo el trapo cuadrado que he tomado de la mesa con los tentempiés que nos dejaron mientras esperábamos.  Trago rápido y digo:  Si quieres voy con el posadero a preguntar, para que nos traiga algo más.  ¿Que es tu preferencia? ¿Chamorro,sopa?  Les digo a todos:  Voy y regreso para que nos traigan. 

Al ponerme la capa de lana color hojarasca para ir saliendo, le voy diciendo a Excelsius:  A mi me parece una razón suficientemente buena el proteger las auras mágicas. (Aunque Intelego-Mentem me diría que aquí hay hilos de vanidad entremezclados con el propósito mayor, pero pssque importa.)   Así que sí, yo sí haría una Alianza donde ese fuera uno de nuestros propósitos -afirmo con fuerza-

A mi me está preocupando mucho lo que estamos perdiendo, especialmente aquellas auras de faerie en los bosques que se van cuando los siervos los cortan para cultivar para sus señores, ¿verdad Wulf, Saeros?  

Si crear un dragón es una buena forma de hacerlo, yo feliz de ayudar, aunque no se si sea lo más efectivo; al menos seguro sería divertido.  ¡Que se pudran Siegfried y todos los nibelungos!  

-Por Merinita, si lo hacermos necesitaremos harta guardia y muy sanos Bjornaers para defendernos... pienso en voz alta mientras salgo por la puerta-

con jarra de vino en mano y despues de haber saboreado el vino respondió cordialmente a la muchacha que se acababa de presentar como Oina de la casa Bonisagus -(en latín)Pues he de confesaros que estoy aqui principalmente por el deseo de conocimiento y aprendizaje, y la lealtad a mi parens, pues fue este quien me aconsejo y alento principalmente para que acudiese a la llamada de Findelbrand, poco conozco del asunto, mas que se trata de una nueva alianza que puede ayudarme a progresar en mi necesario aprendizaje.... nuevamente y tras hacer una pausa para dar un nuevo trago se acomodo sobre la silla y prosiguio resolviendo algunas de sus dudas tanto cuanto podia... -La verdad es que no estoy acostumbrado a viajar con servicio al igual que vos, ademas de que es bastante dificil encontrar gente que acepte con normalidad el mundo de la magia, la mayoria en cuanto se enteran le observan a uno con una mezcla de sentimientos, como si uno fuese un bicho raro, algo a lo que temer o esperando que realice una funcion de espectaculo de colores, jajajja, asi que si no se encuentra la compañia adecuada, quizas es mejor viajar solo, no creeis? ademas, yo mas que un sirviente, necesito un compañero con el que jugar algunas partidas de ajedrez y conversar.

... y vos? conociais a Findelbrand antes de esto?

Bastian se sento en una silla cerca del fuego y empezó a comer. Sin prisa, saboreando la comida mientras la masticaba y la saliva goteaba por sus labios ajeno a lo que el resto de sodalis decía mientras se deleitaba con uno de los placeres humanos más habituales, la gula. Bueno, mejor dicho la comida.

Al acabar su plato se sirvió otro, de igual tamaño, como si haberse zampado un plato que alimentaría a un hombre normal para todo el día fuera solo un pequeño temtempie en su barriga.

Esta bueno - es lo único que dijo, al fin y al cabo realmente no necesitaba decir más.

Saeros seguía en su forma felina que era cómo más cómodo se sentía, su mareo se había pasado por completo, pero durante ese tiempo se había quedado dormido después de que llegará el jinete del bello caballo, había oído hablar de él, pero no sabía mucha información sobre éste.

Saeros volvió a su forma normal de aspecto descuidado y con rasgos felinos, era la primera vez que mostraba su verdadero aspecto a los magos aquí reunidos, a excepción de Wulf y Kalonymus. Se levantó y se rascó un poco la cabeza a la vez que bostezaba, no le gustaba hablar pero se había perdido toda la conversación y podrían haber dicho cosas de utilidad

Disculpad que me haya dormido, pero el mareo del transporte prácticamente no me dejo hacer otra cosa, ¿De que habláis?.

Saeros seguía risueño e incomodo ante tanta gente que apareció de repente.

Desheret, que tras su respuesta había estado observando atentamente a sus compañeros, vio cómo el animal del suelo se transformaba. Sin mostrar incomodidad ante la desnudez del hombre, sonrió al escuchar su pregunta, y le contestó con una sonrisa amigable:

- Parece ser que el sodal Excelsius ha intentado organizarnos a todos y  ha empezado preguntándonos nuestras habilidades, aunque la mayoría le han hecho poco o ningún caso, y al señor tytalus - señala a Ultramontano - le ha entrado hambre, y Kalonimus, o Findebrand, no lo tengo muy claro, ha conseguido un poco de comida. Hay algunas discusiones o malentendidos más, pero ya los notarás por la tensión ambiental.

Saeros coge su vestimenta que estaba en el suelo y se la pone. Todos os humanos sois iguales, discutiendo sobre temas estúpidos, por eso prefiero el bosque, para no tener que entrar en tantas sandeces. Saeros no le importó lo más mínimo decirlo, es un mago sincero.