Partida Rol por web

De la neblina del Vis preguntaré -dijo Dolça- a mi amiga náyade.  

Si son corderos es que alguien ha de tener hambre.  ¿No serán los otros magos perdidos que me dicen que llegaron aquí antes?  Quizá la neblina los trae de regreso.  Dejémosles un mensaje en el siguiente cordero a llevarse.  ¿Lo del dragón mordiéndose la cola, el guijarro ese que encontró el Donat, un dibujo deso?  

Miró a los demás con solidaridad.  Luego se disculpó un poco, pero haciéndoles saber que contaban con ella. 

Yo misma no podría acompañarles todo el tiempo, pues tengo otros planes para la estación.  Ya les contaré.  Pero por lo pronto es seguro que estaré en el Cirque todo el invierno, así que no dudo que, cuando haya menester, pueda estar con ustedes para apoyarlos. 

Miró un poco preocupada a la ventana. Ojalá no sea el diablo.  Pero si fuera alguno dellos, cuente con nuestros rezos al Dió también.  -dijo al abad.  

Lo de las 77 lo saqué de la ficha que tiene la Alianza en la escena de "Características de la Alianza", ahí dice, en la parte de "fuentes de vis".   El texto en el apartado es del jugador, no de la personaje.   De lo que dice Dolça, dejé la pregunta abierta para que le dijeran que no, que no había huevos de colores como de pascua, por si servía de respuesta ;)  Pero no le hagas caso, es tantito hada, por eso se le ocurren cosas locas. :)

Ya, pero es un problema de coordinación entre los dos. Yo considero que, como máster, tengo que hacerme cargo de los detalles, de la narración y de lo que tiene que suceder, mientras que tú, como jugador ansioso, consideras que tienes que aportar y aportar y aportar, lo que está bien, pero que generalmente te deja con un pie en el apartado del máster.

Lo de las 77 lo copié de tu aportación sobre la fuente de vis, pero está claro que era una mala idea. En cuanto pueda lo quitaré, porque más que añadir detalle, confunde. La fuente de vis no tiene por qué funcionar así, ni de lejos, y prefiero que sea más abierto (que quede más en mis manos, en realidad).

Y que conste que me encantan tus aportaciones, sólo me incomoda que me usurpes mis atribuciones…

Tal y como comentó anteriormente, Tenax aprovecharía para interrogar a los pastores de uno en uno intentando averiguar si vieron u oyeron algo junto a la niebla y les haría la pregunta misteriosa por si se callan algo. Después compartiría sus conocimientos con el resto del grupo, y esperaría las noticias de Dolça y de los soldados de Sir Gregoire.

Je je, preferiría el adjetivo de jugador "entusiasta" que el de "ansioso", pero bien, ya entendí mejor.  Todo bien.  Seguimos :) 

Stricta Vallis, invierno de 1197, en algún lugar de la torre de los magos.

Buen día magos.  ¿Hace fríito, no? 

Oigan, les quería pedir un favorcito, no se si se pueda.  

Resulta que estoy leyendo material que me hice traer sobre los concilios, canon y otras cosas de la cristiandad que han puesto reglas a la convivencia entre religiones.  El caso es me gustaría entenderlos mejor, y rebatirlos mejor.  Tenax, me habías platicado que usaste un hechizo para ¿entender mejor los motivos en conflicto de la gente, era?,  ¿o era una pregunta silenciosa a lo que realmente pensaba?  Bueno, mi humilde petición a ustedes es que si me pudieran echar un hechizo de este tipo o algo similar mientras estudio.  Sería para entender mejor lo que leo y descubrir cuando escriben una cosa pero realmente los motiva otra.  O algo para encontrar la mejor forma de poner en palabras lo que siento y lo que pienso que podría traer una solución que mejorara las cosas, aquí en Occitania, y sin duda en todo Occidente.

Su cara mostraba la determinación y pasión por el tema.  Un hechizo que ayudara a esta mujer sería muy bien aprovechado.

Stricta Vallis, invierno de 1197, con los pies metidos en el agua fríisima que aun queda líquida al pie de la cascada.

Hada querida, hada adorada, ¿puedes venir tantito, que necesito tu ayuda guardada?

Dolça aplicaba el ritualcito que entre ella y la náyade habían quedado en hacer cuando se quisieran buscar mutuamente.  Su intención era llamarla a que les ayudara a los magos, con dos peticiones específicas.  La primera es que espiara el Vis cuando se formaba esa rara neblina; esa que pasaba en los días en que se robaban los corderitos.  Sin exponerse al peligro claro, pero dándole luego información a Tenax y los demax sobre lo que pasaba.   Su otra petición de información sería sobre historias que hubiera oído sobre las extrañas piedras esas que eran como monolitos, dolmenes, menhires o así, y sobre alguna torre de magos que hubiera habido en el Cirque, mostrándole la piedra con el dragón mordiéndose la cola, para ver si había oído algo de esto alguna vez, algún rumor sugerido, algún susurro rebotando por los cauces del río.  

Le llevaba pescado salado, un poco de miel, y alguna cosa que le gustara.  También le diría cual de los magos estaba casado y cual no, por si alguno le gustaría para marido, lo mismo diciéndole de los otros habitantes en edad de merecer.  No sería fácil buscarle esposo, pero comenzar por saber quién le gustaba a ella dentro de los habitantes de Stricta Vallis sería un buen comienzo.  Una sadchan es y será siempre una sadchan.

Vuestro mago especialista en lectura de mentes se pone manos a la obra rápidamente, acompañado de vuestro buen abad (para tranquilidad de los interrogados) y todos aquellos interesados (incluyendo a Orrin), para intranquilidad de los representantes de los pastores, que aguardaban fuera impacientes y atribulados.

Tras la ronda de preguntas y hechizos una cosa está clara: no saben nada a ciencia cierta excepto que les han desaparecido 6 corderitos, que las ovejas están asustadas y que las desapariciones *sienten* están relacionadas con la niebla. Oh, y que el chico encargado de la custodia del rebaño la primera noche sintió como el hocico frío de un perro, que le despertó.

Dado que, de momento, no hay mucho más que hacer, se organizan las guardias para la noche, que deberán llevar a cabo los soldados de Sir Grégoire, resultando elegidos unos "voluntarios" poco favorecidos por la Diosa Fortuna en una fatídica partida de tabas(1).

Mientras tanto, a la caída de la noche, Dolça hace uso de su nuevo vínculo con la náyade del río Vis para convocarla. La susodicha se muestra rezongona, tardando cierto tiempo en aparecer, lo que hace que los pies de Dolça (sumergidos en las aguas del gélido río para cumplir con el pequeño ritual que le impuso a Dolça para acudir a su llamada) estén ya amoratados por el frío cuando el hada se decide a emerger de las aguas en respuesta a su convocatoria. Cuando lo hace su carácter e incluso su aspecto ha cambiado: Aliénor, en verano cálida y agradable es ahora un hada invernal que no reprime su sonrisa al ver los maltratados pies de su "amiga" mortal. Su respuesta a la pregunta de Dolça, aunque escueta y fría, resulta reveladora:

-No es necesario que pierda mi tiempo en eso que me pides, *querida*, os enfrentáis a los perros del gigante Larzac, que vienen a reclamar el diezmo para su señor. Si sois inteligentes no os pondréis en su camino...

Sin decir nada más, el hada simplemente se sumergió en las aguas de las que había surgido, dando la espalda a Dolça y a sus posibles nuevas preguntas.

Stricta Vallis, invierno de 1197, en algún lugar de la casa de los magos

Orrin fue en esta ocasión el que atendió a Dolça, con la que gustaba de hablar porque ninguno de los dos encontraba fuera de lugar al otro y ambos hablaban bien y educadamente, compartiendo ciertas ideas que otros encontrarían difíciles de digerir (como la existencia de las hadas, sus costumbres o el hecho de que judíos y cristianos eran personas del mismo rango).

-Pues me temo que lo que nos pides está más allá de la magia hermética, Dolça, la capacidad de incrementar el aprendizaje, de mejorar nuestra aptitud lectora es algo largamente deseado pero nunca conseguido con nuestra magia. Aunque es posible incrementar el intelecto de una persona utilizando para ello un poderoso ritual, tiene sus riesgos y son muy costosos, a parte de estar ahora mismo completamente fuera del abasto de nuestros pobres poderes. Por otro lado, conseguir el entendimiento más preciso de lo que tratas de decir por parte de un auditorio sería también muy complicado de conseguir, aún con una sola persona como objetivo de nuestros hechizos. No imposible, no, pero sí muy difícil y costoso. En cambio, lo que sí sería posible sería provocar admiración o respeto en otros, se diga lo que se diga, o bien mejorar el tono del discurso, la luz y demás "adornos" que la gente juzga sin saber en el discurso de las personas. Incluso se puede conseguir que los oyentes den pábulo a las palabras de uno, reconociéndole como una autoridad. No sé si alguna de estas posibilidades, más realistas para nuestras capacidades arcanas, pudiera convencerte...

Stricta Vallis, invierno de 1197, en algún lugar de la casa de los magos*

- Temo que debo oponerme. Quiero decir... estoy de acuerdo en intentar conseguir mayor convivencia, pero no deseo que se lance, salva extrema necesidad, magia alguna contra nuestros vecinos para modificar sus pensamientos y percepciones. Eso sería como engañarlos, ¿no?, o como usar la magia para convencerlos. No, no me gusta. ¿No os parece que suena... mal?- interviene finalmente el abad que ha estado escuchando- Es mejor dejar en nuestras propias facultades para convencer el convencer a los que queremos, a aquellos con los que debemos convivir.

Stricta Vallis, invierno de 1197, en algún lugar de la casa de los magos

Dolça saludó amable al abad también, a quien no había notado que estaba ahí calentándose las manos junto al fogón.  Le respondió a su comentario, y luego a la explicación de Orrin. 

Si, quiero que sea convencimiento genuino, ese cambia de más profunda las cosas.  El convencimiento con magia sólo sería necesario usarlo en una emergencia.  

Por lo que me dices Orrin, me gusta lo de mejorar el tono del discurso, darle mejor luz.  Saber escribir para transmitir mejor lo que pensamos es un arte, y si la magia me ayuda a ser mejor en transmitir estas importantes ideas, ahora que soy novata, yo feliz.

Pensó un poco más en lo segundo, a lo que le pareció concluir-  Y lo de que nos perciban como autoridad no lo descarto. -sus labios de achicaron, con una mezcla de enojo y estrategia.  Si un obispo abusa de su aura de autoridad para azuzar a la gente contra unos inocentes, o un académico abusa de su título para decir cosas que inflamen el odio, pues me parecería justo que la magia me contrarrestara esto dándome a mí, mujer y de otra religión, un piso más parejo con una percepción mágica de autoridad. 

Pero bueno, por lo pronto la primera idea sería por la que optaría.  Si me echan el hechizo a la hora de escribir, ¿ese mejor fluir de palabras sería también un mejor fluir de palabras de tinta?  ¿Podría con ello poner mis argumentos yo ante una mejor luz, una luz de lógica y sentimiento y organización de ideas?

Stricta Vallis, invierno de 1197, regresando con los pies morados de frío a la casa de los magos, quienes acababan de platicar con los pastores.

¡Tenax, Orrin! ¡Abad!  -entró, tratando de recuperar el viento de sus pulmones.  La náyade cruel del río de invierno la había espantado un poco.  Habría de escribir sobre eso.  Su amiga, si, pero en versión cruel.  Como el río.

¡Se ya quien está detrás de lo de los corderos!  Se guardó de que no hubiera pastores que sobre oyeran esto, no sin antes hacer estrategia con sus compañeros.  Mejor bajó la voz.

Me dijo Alienora que nos enfrentamos a los perros del gigante Larzac, que vienen a reclamar el diezmo para su señor. Que si somos inteligentes no nos debemos poner en, en, en su camino.

A la espera de ver si los centinelas de Gregoire encuentran algo más, Tenax daría la respuesta de la Ondina por buena.

Si es así, haría falta intentar negociar con el gigante para minimizar los daños e intentar que a cambio de comida realice alguna labor para la Alianza (algo en lo que pudiera usar su gran fuerza como tala de árboles o similar).

Creo que la mejor negociante es Dolça aunque se podría ir en grupo a esto (no sea que el gigante viéndola sola se la coma y nos deje sin un miembro importante de la Alianza). De todas formas, entiendo que siempre que no nos maten o hieran no sería algo que requiriera de una estación. Sólo una noche de bruma y una buena negociación. ¿Qué opináis? (¿Y qué opina el Director?)

Stricta Vallis, invierno de 1197, en algún lugar de la casa de los magos

-Me temo una vez más que lo que pedís no es posible, jovencita. Tan imposible es para nuestra magia el mejorar la capacidad de entender las cosas (salvo con rituales de poder que no está a nuestro abasto) como conseguir una capacidad para escribir mejor y más claro. Os garantizo que si existiera, ya habría dado con ella, pues escribir e iluminar manuscritos es mi vida -dijo algo pesaroso el medio-enano abriendo sus desproporcionadamente grandes manos en expresión de pesar.

No estaba inventándose nada, aunque tampoco decía toda la verdad. Lo cierto es que se podían crear rituales de gran poder para incrementar las capacidades físicas y mentales de las personas, pero era muy complicado y sólo unos pocos podrían hacerlo en la Orden, unos pocos fuera de su abasto. Tal vez, si la Alianza creciera y se enforteciera, y sus magos con ella, acabaran pudiendo hacer algo así, pero desde luego no ahora. Por otro lado, sí se podían conseguir un sinfín de pequeñas ayudas mágicas para mayor comodidad y efectividad del escribano, pero ninguna de ellas mejoraba la calidad de sus escritos, eso estaba más allá de las artes mágicas convencionales.

-Un hechizo para mejorar el aspecto general de alguien, modular su timbre, su olor... eso no es difícil. Costaría un peón de vis el fabricarlo y una estación de nuestro tiempo. ¿Sería adecuado como pago de este año? Luego decidiremos quién se encarga, compañeros... -dijo refiriéndose a los otros magi- Dejaríamos pues, el aura de autoridad para más adelante, que además es un hechizo más difícil... y caro.

Si algo es cierto es que nadie de los presentes en el Concilio de Stricta Vallis sabe quién es ese gigante. De hecho, la mayoría tiene una idea muy brumosa de qué es un gigante, más allá de su colosal tamaño. Incluso algunos podrían pensar que tiene que ver con Arcadia, por sus afinidades, pero no, los magos creen (tampoco al 100%) que debe ser una criatura del Reino Mágico. La verdad es que ninguno de vosotros se interesó en su momento por las criaturas fantásticas... hasta que una de ellas ha venido a tocar a vuestra puerta, metafóricamente. Tal vez fuera este un buen momento para empezar a poner remedio al asunto.

Por otro lado, el nombre de Larzac, liberado de la relación con un gigante, sí cobra sentido en aquellos que conocen algo las tierras circundantes: es el apelativo con el que se refieren a un altiplano del macizo montañoso cercano (1), del que, de hecho, el valle de Navacelles dista menos de 20 millas.

Finalmente hay que considerar qué hacer. ¿Dejarán los fundadores de la Alianza que los soldados se enfrenten solos a los perros? ¿Podrán enfrentarse a ellos? ¿No habrá nadie para respaldarlos o al menos de testigo para tratar de frenar el robo? ¿Se permitirá el robo? Lo que se decida podría ser fundamental para el futuro de la Alianza. ¿Acaso no podría tener que ver ese gigante con la caída de la anterior Alianza del valle?

Stricta Vallis, invierno de 1197, en algún lugar de la casa de los magos

Bien, pues no es un ser faérico el gigante entonces.  Y con los perros no se podrá negociar.  Así que veo dos posibilidades:  -hablaba Dolça con esa voz que le sale cuando deben decidir la ruta de la caravana o cuando discuten hacer con un noble que quiere abusar con el impuesto en el mercado una vez que llegaron allá. 

La primera es mandarle un mensaje en el siguiente cordero que se lleve.  Pidiéndole parlamentar.  Cuando alguien pide un "diezmo" es que hay contraparte o causa común, ¿no?  Averigüemos cuál es, o cual podría dar.

La segunda es tender una trampa para atrapar a los perros, digamos, un cordero con una red abajo y lanzas con algún hechizo paralizador o hierbas desmayantes, algo así. 

No podré encargarme mucho, lo siento, pero cuenten todo con mi apoyo en el idear la trampa o en el mensaje negociador.  -dijo con claridad solidaria.  Esta era su Alianza y la defendería ante todo.

Stricta Vallis, invierno de 1197, en algún lugar de la casa de los magos

-No veo tan claro ni que no se pueda negociar con los perros (aunque a lo mejor hace falta más dominio del arte de Animal del que tenemos), ni que haya una contrapartida real por el diezmo. ¿El mero hecho de estar en sus tierras no cuenta? O sea, si tú tienes una propiedad y dejas que viva alguien en ella, ¿no tienes derecho a cobrarle algo por estar ahí? Bah, no sé, a mi esas cosas mundanas me lían un poco. Tal vez Phillipe (ya que es un diezmo como el de la Iglesia) o Sir Grégoire (ya que es un noble) puedan echar un poco de luz en el asunto... -sugirió el pequeño mago.

Otra cuestión es qué tan parecido podía ser ese diezmo del gigante a los diezmos más mundanos, ya eclesiásticos ya feudales.

-También estás suponiendo que sabe leer y como bien sabrás eso no es tan común. O que quiera parlamentar. ¿Qué somos para un gigante? ¿No seríamos como insectos? Y con lo de las trampas nos la jugamos. Podría funcionar, claro, pero si lo hace podríamos atraer la ira del propietario de los perros. Y creo que ya nos podemos imaginar cómo acabó la última Alianza que se estableció aquí.

Lo que planteaba Orrin no era ninguna tontería. En realidad los fundadores de Stricta Vallis no sabían bien qué había ocurrido o por qué, pero la idea de que un gigante tirara abajo una torre no parecía nada descabellado. Lo que faltaba era la causa y el método exacto, eso sí.

-En cualquier caso, gracias por tu apoyo y tus ideas, Dolça. ¿Alguien más tiene algo que decir? Tendríamos que decidirnos lo antes posible...

- No se temas de magia, ni de gigantes- dijo finalmente Phillipe- aunque supongo que deberíamos parlamentar, caso de ser posible. O si no, habrá que compensar a nuestros pastores por sus ovejas. Por no hablar de prepararnos para actuar si en vez de ovejas lleváranse otras cosas. Algo debe hacerse, eso está claro. Quizás al menos intentar hablar con él, y con el que lo dirija.

Stricta Vallis, en el huerto del monasterio, unos días antes de lo del gigante, inicios del invierno 1197.

Abad, que la mañana le sonría.

 Dolça se acercó a donde los hábitos monacales pasaban del blanco de la pureza al café-ocre del trabajo. 

Se ve que van muy bien con el huerto, enhorabuena.  

Mire, le presento a mi prima Licoricia.  El abad Philippe.  -dijo, presentándolos según las costumbres de finales del siglo. 

Oiga, venía a platicarle de las clases que pensamos dar, y de un par de cositas más. ¿Tiene un tiempito? 

Quería saber si pudiera usted hablar a favor de las clases de leer, escribir y matemáticas que pensamos dar a los niños y jovencitos de las familias de  Stricta Vallis. Queremos que puedan asistir juntos judíos y cristianos.  Así se harán más amigos, expulsando a los demonios de los prejuicios antes de que se anden queriendo introducir en sus tiernas almas. 

También quería saber si -miró un poco preocupada a los atareados monjes que removían mojones de tierra- si alguno de sus monjes quisiera hacer yunta con nosotros en dar algunas clases.  ¿Algunos saben escribir, verdad?  -miró un poco dudosa, no era cierto que todos los cristianos tuvieran la misma actitud hacia las letras que su propio pueblo, pero bueno.    Los que fueran serían bienvenidos, no sólo para aligerar la carga de las clases, sino que el vernos trabajar juntos diría más que mil palabras de paz y tolerancia. 

-discutieron un poco sobre el tema, y ya más al final, cuando el abad le había respondido afirmativa o negativamente a su petición, le dijo lo de la idea de Licoricia. 

Mi prima es aprendiz de alquimista, y le salen muy bien los destilados.  Como hemos traído en las caravanas un buen tonel de manzana, quería ella montar allá mismo -señaló un lugar no lejos de la huerta, al lado del camino y de donde se podía sacar agua fácilmente, una su humilde cidrería y destilería.  

Mi padre le financió sus pertrechos y alambiquerías, además de una carga más de manzanas a llegar pronto.  ¿Quisieran ustedes unirse aquesta empresa?  Se que uno de los jóvenes monjes -que corte de pelo tan rarito se hacen- le sabe al asunto.  ¿Quisiera que trabajaran juntos?  Además de fomentar la cooperación interreligiosa, podríamos elevar la producción para venta en primavera; ya ve que nuestra Alianza necesita de alguito de oro para su buen mantenimiento.

¿Que le parece la idea?  Licoricia asentía entusiasmada a todas las palabras de su prima. 

Invierno 1197, en algún lugar de la Casa de los magos.

-Un hechizo para mejorar el aspecto general de alguien, modular su timbre, su olor... eso no es difícil. Costaría un peón de vis el fabricarlo y una estación de nuestro tiempo. ¿Sería adecuado como pago de este año? Luego decidiremos quién se encarga, compañeros... 

Gracias Orrin.  Estaría bien.  ¿Pero, y si lo juntas con el peón del próximo año y para finales de la próxima primavera tuvieran listo ese amuleto ese del que hablaba mi padre, ¿el Compassio Veraque era?  ¿Se podrá?  

Si no se puede, está bien lo que dices.  Se lo podrías poner...¿hechizar?... en uno de los colgantes tan bonitos que están haciendo los orfebres del taller de Bonjulief. 

Invierno 1197, en algún lugar de la Casa de los magos.

-Veamos, ¿cómo lo expreso para que quede claro?, porque me parece que los términos de nuestro acuerdo no fueron entendidos completamente por su parte: encantar objetos cuesta vis. El tiempo de los magos cuesta vis. Accedimos graciosamente a cobrar tan solo un peón de vis por nuestros servicios, pero eso excluye el coste del objeto, de manera que el más insignificante objeto que fabriquemos costará un peón por el propio objeto y otro por nuestro tiempo... Por fortuna para usted, mejorar la imagen y sonido de una persona es un hechizo fácil de conseguir, así que con un solo peón podríamos fabricar el objeto. Otra cuestión es la de las estaciones de trabajo de los magos... Así que su objeto estaría liso el año que viene y costaría los 2 peones que tendría. Espero que no se ofenda con la aclaración, pero es importante que no haya malentendidos o estaría usted abusando de nuestras capacidades, tiempo y magia -aseveró el pequeño hombrecillo en tono serio, sin atisbo de broma en su discurso.

¿Estaba mercadeando el Merinita? Bueno, tenía sangre de elfos, tampoco sería tan disparatado. No obstante el tema parecía que no había quedado exento de dudas la última reunión en la que se habló de él, así que era apropiado ponerlo en términos más comprensibles.

-Por otro lado, el colgante estará bien. Sólo dánoslo cuando tengáis oportunidad y lo hechizaremos convenientemente.