Partida Rol por web

Sean suspiró.

Es agua, no mierda, pensó mientras alzaba la vista al cielo viendo la lluvia.

- Bueno, votemos entonces - propuso. - Yo voto seguir y meternos en el bosque. Somos cinco así que no habrá empates. Emmeline quiere buscar refugio. ¿Qué queréis el resto?

- Estoy de acuerdo con Sean. - afirmo decidida a seguir mientras me acerco mas a él esperando la respuesta del resto.

Claro que estaba de acuerdo con Sean... Como que Adrian estaba convencido de que habían sido una misma persona al nacer a la que separaron en dos y por eso estaban siempre juntos diciendo y haciendo lo mismo.

- Yo estoy con Emmeline -dijo mirando automáticamente a Devi, de quien todo dependía.

Si después de la lata que había dado con las huellas ahora no quería seguirlas...

-Evidentemente, he dicho que seguiría a Emm. Así que si esto es una votación, no nos meteremos en el bosque mientras dure la tormenta. Busquemos refugio -dije entonces, caminando en por de la portadora de la carta. 

- Muy bien - respondió con un tono de voz neutro y el rostro serio, - desviémonos y busquemos refugio.

Se quedó atrás de forma deliberada con Sophie mientras seguía a los otros tres, siguiendo sus pasos.

Emmeline observó que Sean y Sophie no parecían muy conformes, así que procedió a explicarse. No iba a cambiar de parecer, pero no le gustaba dar órdenes solo porque llevase la carta encima.

Yo tampoco soy partidaria de detenernos y no avanzar. Pero entrar en un bosque durante una tormenta es bien peligroso. Los árboles atraen los rayos como la miel atrae a las moscas. No me gustaría que nadie acabase chamuscado.

La esbelta joven comenzó a caminar en dirección a las huellas que habían pasado hacía poco. El agua le disgustaba profundamente. 

Tras haber tomado el grupo una decisión me quedo junto a Sean explorando visualmente la zona aledaña, buscando algún refugio para quedarnos a pasar la noche o solo la tormenta. No me apetecía tener más conflictos o diferencia de opiniones, era innecesario aunque si disfrutaba mucho de la lluvia y me parecía hasta un poco chocante tener que escondernos para salvarnos del agua. 

Sujetando la mano de Sean, le dedico una mirada de absoluta complicidad, ambos disfrutábamos de esto y era una pena no coincidir con las decisiones del grupo. - Estoy buscando algún lugar, una casa abandonada nos serviría. - comento en general en tono neutral. -Aunque merece la pena disfrutar de la lluvia. - le digo en un susurro a Sean.

Lo único que ves para refugiarte son los frondosos árboles del bosque...

Os encamináis a pesar de la lluvia a seguir las huellas, antes de que se borren. El rastro os lleva a un leve descenso de tierra. A lo lejos veis un par de guardias distraídos. Parece que a su vez están siguiendo algún rastro. Llevan un caballo cada uno, aunque están desmontados en este momento y lo llevan agarrados mientras observan el terreno. No hay mucha vegetación, pero sí algunos árboles algo apartados. La tierra se comienza a convertir en barro.- Vámonos de este lugar maldito, ya encontraremos a esa infiel.- Dice uno al otro mientras se montan en los caballos.- Pronto arrasaremos este lugar...- parece que hay órdenes del rey de arrasar ese lugar porque se esconde gente infiel y bruja. No se han dado cuenta de vuestra presencia.

-Shhh... -hago una señal a los otros para que se agachen y no hagan ruido, mientras señalo a los guardias. 

Mi puño se cierra con fuerza, inconscientemente, cuando escucho sus palabras, me hierve la sangre. Esos son el tipo de personas de las que yo trato de salvar a los magos y brujas. 

-¡Malditos muggles! -susurro- están persiguiendo a una bruja, deberíamos ayudarla. Ellos cesan en su búsqueda por lo que parece... ¿nos escondemos cuando pasen y luego la buscamos? Podría estar en problemas...

Mi vena justiciera ha hecho que se me olvide momentáneamente por qué estamos aquí. Suele pasarme. 

Sean no estaba muy conforme con el tiempo que estaban perdiendo pero no lo dejaba entrever.

Iba caminando el último, junto a Sophie, con gesto serio y sin hablar. Pronto encontraron a una pareja de guardias a pie llevando unos caballos. Al parecer hablaban de una bruja que estaban buscando.

Pero fue al escuchar la palabra infiel cuando su mente hizo un cortocircuito. Apretó los puños con fuerza y su rostro se contrajo en una mueca de ira. Su respiración se agitó, entrecortadamente, y dio un paso al frente.

Sintió un impulso de destrozar a aquel muggle pero sabía que sería demasiado suave y benevolente. Algo le decía que aquello no sería suficiente.

- ¡Locomotor mortis! - exclamó apuntando a uno de los guardias mientras salía de su escondite. No quería que escaparan. Tampoco que hablaran o confesaran sus planes. Quería que sufrieran, que suplicaran clemencia. Y luego quería que murieran.

Al ver esos guardias y la reacción de Sean, frunciendo el ceño al sentir como la oscuridad me irradiaba al igual que en presencia de un dragón cuando deseo controlarlo, saco la varita de la túnica pronunciando con voz firme. - ¡Sectum!- apuntando directamente al cuello del guardia, no deseaba otra cosa mas que matarlo, conocía la historia de Sean y era consciente de su estado al verlos. 

Emmeline iba a asentir ante las palabras de Devi, dispuesta a seguir su plan: esconderse y cuando los guardias se fuesen, buscar a la bruja que se escondía. No solía dedicarse mucho a la protección de magos y brujas, pero admiraba a quienes lo hacían y estaba dispuesta a prestar tanta ayuda como pudiese. En un segundo, su mente pensó que podría darle la dirección de su casa y pedirle a sus padres que escondiesen a la bruja. No se negarían a ello.

Sin embargo, sus planes quedaron rotos en un segundo cuando Sean, en un arrebato de locura, se dispuso a atacar a los guardias. Emmeline observó con rostro perplejo cómo la pareja se disponía a agredir a aquellos muggles, y una expresión de horror cruzó por su rostro.

¿Se puede saber qué demonios estáis haciendo? siseó, mientras su rostro se oscurecía. Por primera vez su expresión calmada desapareció. Aquello era un error. Aquello estaba mal. Emmeline consideraba inferiores a los muggles, pero no era partidaria de ir matándolos. No le gustaba la violencia gratuita. La joven sacó su varita, dispuesta a intervenir si hacía falta. No parecía nada contenta.

Todo ocurrió muy rápido. Mientras yo trataba de controlarme a mí misma, de pronto vi cómo Sean y Sophie tenían ya las varitas en la mano y apuntaban con ellas a los dos guardias. Estaba de acuerdo con Emmeline y estaba a punto de hacerlos entrar en razón cuando, de pronto, vi sus caras. En los ojos de ella cruzó una sombra de oscuridad que nunca había visto antes en mi amiga y Sean, simplemente, estaba fuera de sus casillas, me di cuenta entonces de que ni con la mejor de las persuasiones podría hacerlos entrar en razón... a ninguno de los dos. 

Tuve que pensar rápido. Al escuchar ambos hechizos me percaté de que, obviamente, el más letal era el de Sophie así que saqué mi varita y, sintiéndolo en el fondo de mi corazón, traté de detenerla, al mismo tiempo que rezaba para que la cada vez más ingente cantidad de lluvia hiciera a Sean fallar su tiro y que no nos detectaran*. Confiaba en que, después de ese primer arrebato, Emmeline y yo (y con suerte Adrian que aún no se había pronunciado) pudiéramos convencerlos de no actuar así. No era sólo que estuviese mal ir asesinando muggles por la vida, así porque sí, sino también que nuestra misión era más bien una de incógnito y no deberíamos llamar demasiado la atención, pero de explicarles eso ya me ocuparía después. 

-Expelliarmus -musité, por tanto, apuntando al hechizo que asomaba ya por la varita de Sophie. 

Con la rapidez con la que tuve que hacerlo todo, pareció que no iba a dar resultado mi hechizo, pero finalmente logré que me saliera bien y salió de mi propia varita. 

Devi tira su conjuro contra Sophie, mientras Sophie intenta dirigir su encantamiento a aquellos hombres. La varita sale volando unos metros, hasta caer al suelo, por lo que no le da tiempo a lanzar el hechizo.

Emmeline sacó su varita pero confusa, no supo cómo reaccionar.

Mientras tanto, Sean tira su Locomotor Mortis y logra impactar a uno de los dos soldados, provocando que sus piernas se pegaran y cayera al suelo, al intentar moverse. El otro soldado, aterrorizado, comenzó a correr dejando a su compañero atrás.- Dejadme demonios.- Decía mientras corría dejando incluso al caballo atrás.

Sean sonrió para sí.

Ya os tengo.

Ni se fijó en que Devi había saltado para defender a aquellos muggles. Ni que había realizado un expelliarmus contra Sophie. Parecía no tener otro objetivo que abatir a aquel soldado que huía, presa del pánico. Decidió realizar el mismo hechizo para así tener a los dos en las mismas condiciones.

- ¡Locomotor mortis! - volvió a exclamar mientras apuntaba al segundo soldado. 

Adrian se quedó mirando en un primer momento. Muggles… Se suponía que debían evitarlos y centrarse en el asunto de la carta. Se tiró del cuello de las ropas mojadas intentando cubrirse algo más de la lluvia sin demasiado éxito cuando sus compañeros empezaron a soltar hechizos. Se giró hacia ellos algo sorprendido pero con una media sonrisa. Sean resultaba mucho más divertido y útil a la hora de la verdad. Devi, en cambio… era sólo palabrería.

- Ahora no podemos dejar que se vayan. Están demasiado cerca de la aldea. Tenemos que hacer que parezca un robo… o un ataque de animales.

Si los encontraban y veían rastros de magia seguro volverían con soldados.

Una vez que regreso a buscar la varita voy directo a Devi muy enojada.- Eres patética, te jactas de que salvas brujas y atacas a tu compañera, ni eres capaz de matar un bicho que lo tuvo que hacer el maestro y ahora me lanzas a traición un Expelliarmus a mi. Al final, no te creo nada y cada decision que tomes te diré que no. Por una simple razón hoy has defendido a un muggle. Eres de lo peor.- tras esto dejé que Sean se divierta con los guardias mientras caminaba sola por el sendero.

No salté ante su provocación. Con calma y mientras me levantaba de donde estábamos escondidos para ir hacia los dos guardias inmóviles, murmuré, mirándola a los ojos:
-No estoy defendiendo a ningún muggle, el maestro dijo que no llamáramos la atención, además, quería intentar que no asesinárais a nadie a sangre fría. No tienes ni la más remota idea de lo que implica matar personas, ya sean magos o muggles.
Dicho esto corrí hacia donde los hombres miraban con pavor a Sean, haciendo infructuosos intentos de moverse.