Partida Rol por web

El primer tendero, un hombre anciano de aspecto afable te mira y al ver que eres un elfo dice -oh, un elfo señor. Siempre es un placer ver a uno, o a dos claro, jejeje. ¿Cabris dices? Ah si... el viejo Cabris, ¿en mis tiempos ya daba guerra a los orcos de la zona sabíais? ¿Quien sabe cuantos años tendrá? Oh si, yo ya soy viejo, lo siento en los huesos, pero él... y es extraño porque no es un elfo, por mi vieja madre os juro que no lo es.

Se fija en vosotros, parece que se había olvidado y dice -ah... pero estoy divagando y no tenéis los siglos que hacen falta para escuchar a un viejo chocho como yo. El viejo Cabris tiene una casa excavada en la piedra justo a la salida del otro lado del pueblo, no sois los únicos que le visitáis, vaya que no.

Parece que se va a poner a divagar pero entonces dice -pero... ah si, ¿por qué no compráis algún libro? Este es muy valioso "De los Artefactos imaskari" o este que narra la historia de Illefarn, o por lo menos eso dice. A los elfos os gustan los libros serios, ¿no? También tengo uno "Poemas picantes de Olov Olsarfonn". Son 20 oros cada libro, una auténtica ganga eh.

El segundo, un hombre calvo y musculoso con aire huraño te espeta -compra o lárgate, no tengo tiempo para alfeñiques elfos que no aguantarían ni siquiera medio trago de una de estas botellas.

Sí que son una ganga, dice Camthalion como si 20 monedas de oro las tuviera cualquiera a modo de calderilla. Pero sería una pena llevar estos libros durante el viaje, quizá a la vuelta, de camino a casa, pueda pasarme otra vez por vuestro puesto, con un poco de suerte esa obra de Olov Olsarfonn seguirá esperándome.

Al segundo tipo simplemente le hace una reverencia de despedida.

-La casa de Cabris está en esa dirección -le comenta a su compañera en común y en tono lo suficiente alto para que le oiga el de los vinos- y el vendedor de vinos no quiere oro de los elfos, así que a la vuelta me comprare tres o cuatro libros de muy buen aspecto que he visto.

Se encaminaran hacia la casa de Cabris, repitiendo sus palabras en elfico para Llharandhäe.

Contesta en élfico -¿los tel'quessir no somos apreciados aquí?

Observa todo con curiosidad, evidentemente no parece que haya estado nunca en una ciudad humana y la intensidad de su mirada desmiente la impasibilidad de su semblante.

Se nota la ausencia de un mythal que proteja las comunidades. Siempre me he preguntado si los humanos serían capaces de dominar una magia así.

Tuerce ligeramente la vista ante un semiorco pero no hace ningún comentario al respecto y en general no parece en absoluto impresionada, aunque si interesada en lo que ve.

Debo apresurarme, los drow no esperarán a que yo llegue para avisar.

Camthalion le quita importancia al asunto. La gente no vive en armonía, cuando no la toma con las orejas de los elfos, lo hacen con la piel de los semiorcos o con el color de pelo del vecino humano. Es imposible no caer en el grupo odiado por alguien. Nuestro pueblo sufre algo de rechazo, fruto (en mi opinión) de la envidia a nuestra longevidad y el temor a la muerte. Pero bueno por cada ciudadano antipático suele aparecer uno feliz y alegre.

Si claro, no nos entretengamos y vayamos a esa casa. ¿Desde cuándo te están persiguiendo?

Camina a tu lado y no puedes evitar maravillarte por la gracia con la que se mueve. Incluso entre los elfos su forma de moverse es excepcional, tu siempre has sido un elfo excepcionalmente ágil, pero la forma que tiene ella de moverse parece que es como si bailase, como si siguiese un ritmo que solo ella puede escuchar encontrando en todo momento el movimiento mas eficaz y de menor resistencia. Ignora totalmente tu comentario de las razas y te resulta difícil saber si está de acuerdo contigo o no, su rostro una máscara dorada de imperturbabilidad, aunque esta se resquebraja un poco al contestarte.

No me persiguen a mi Camthalion, nuestros adivinos indican que están dirigiendo un ejército a la ciudadela de Felbarr. Mi cometido es avisarles y después... después no se que hacer...Kahlianty lo sabía pero el tel'kiira no lo registró...

Su voz vuelve a teñirse de dolor durante unos instantes, para luego controlarse mediante un esfuerzo consciente.

Seguís caminando siguiendo las indicaciones y ves como las paredes en el lado norte del pueblo se van volviendo mas verticales, hacia el final del pueblo está el muro y justo detrás del muro ves en la pared varias tallas y ornamentos, incluso unas estatuas, aunque no puedes ver la puerta aún presumes que esa es la casa de Cabris.

La escucha, por fin sabe el objetivo de su misión, aunque la habría seguido igualmente. No solo por ver el movimiento de sus caderas, que es un añadido interesante, sino porque desde el minuto uno intuyó que aquí hay una historia digna de dedicarle unas canciones.  Y así era, la defensa de una ciudad. Prefiere no recordar lo que un sitio significa, prefiere pensar en el viaje que les espera y en la nobleza de su causa.

Bueno, en tal caso deberías hacer lo que vuestra conciencia os dicte que debéis hacer, que es la única cosa correcta que se puede hacer.  (En élfico adquiere rima y un tono más musical)

Antes de perderse con ella en un debate sobre que hacer o no hacer o si es mejor estar guiado o tener libertad total, levanta el llamador de la casa del druida y llama. No es un acto de descortesía, simplemente quiere que sus palabras sean como un refrán, no como una opinión personal.

Una voz grave y rota por la edad se escucha desde el interior de la casa -Jared tenemos visita, ve a abrir la puerta. Dos elfos si no me equivoco.

Escuchas el sonido de pasos y la puerta se entreabre mostrando a un joven humano que habrá alcanzado la edad adulta hace pocos años e increiblemente bello. Pocas veces has visto un humano así y el joven os hace una reverencia antes de abrir del todo la puerta y decir -pasad, no esperábamos visitas. O por lo menos yo.

Entráis en un recibidor en el que las paredes están adornadas con tapices y el suelo con una alfombra, todos de colores verdes y azules y con motivos de enredaderas o floreales recamados y el joven os pregunta con tono amable -¿que os trae por aquí? ¿Sois aventureros? Yo soy Jared, supongo que querréis ver a tío Cabris, todo el mundo quiere verle.

Antes de entrar en la casa lanza un conjuro muy sencillo pero en tu distracción no logras ver bien los movimientos y no reconoces de que hechizo se trata.

Entra mirando todo con curiosidad y, como ya has podido ver, siempre que no estáis solos se pone una máscara de imperturbabilidad adicional que la hace parecer fría y distante, sin duda no confía en los no elfos ni un ápice.

Os lleva por una serie de habitaciones que se internan cada vez más en el interior de la montaña, pero a pesar de ello el aire parece fresco, como si os encontraseis en un claro en plena primavera, aunque el olor está teñido con el de algo salvaje, un animal seguramente que por lo visto campa por sus anchas en la casa.

Todas las habitaciones están amuebladas con alfombras, tapices, cuadros y varios muebles de madera pulida que parece que esté creciendo directamente del suelo, con curvas sinuosas que ningún cuchillo sería capaz de conseguir.

Siempre es un placer tener invitados, mi tío pocas veces admite que alguien cruce la puerta, ¿sabéis? Y en este pueblo no hay mucho entretenimiento la verdad.

Camthalion observa la casa con curiosidad, denota un estilo, una personalidad, una forma de ser. Desde luego el vino no es una buena opción con un vendedor tan simpático. Por desgracia tenemos algo de prisa y no podre deleitarte con todo mi repertorio de canciones y cuentos, aunque desde luego podre interpretar un par de ellas, alguna de las más nuevas de Argluna que espero que no hayan llegado aún aquí. Por cierto Jared, mi nombre es Camthalion. Le sonríe, mientras hace una pausa para que Llharandhäe  se presente si quiere.

Io sum Llharandhäe, piacere.

Ves que mira con interés las paredes y los muebles, como si algo de sumo interés atrayese su atención, algo que no puedes ver.

Os lleva por un pasillo mas largo, en las paredes ves varias armas y escudos sujetos, todos de aspecto bastante tosco y chabacano, en ambos lados hay varias puertas de madera cerrada y finalmente llegáis a lo que asumes que es un comedor, con una mesa redonda dispuesta con cuatro sillas y unos platos de madera ya dispuestos.

Aunque no es eso lo que mas te llama la atención, en una de las sillas se sienta un humano vestido con una sencilla túnica de color grisáceo que se levanta, sus ojos transmiten una edad mucho mayor de la que demuestra, ya que parece ser un hombre de mediana edad.

A sus espaldas un inmenso oso está recostado e incluso así es casi tan alto como vosotros, os mira con unos ojos dorados y husmea el aire en vuestra dirección. En su pelaje puedes ver numerosas cicatrices.

Bien, hemos llegado, os presento a mi tío Cabris.

Se levanta con agilidad e inclina la cabeza en vuestra dirección. Habla en un élfico con cierto acento humano, pero mucho menor que lo normal.

Camthalion y Llharandhäe, ¿no es así? Es un placer acoger a dos tel'quessir en mi humilde morada y más aún, he oído que tenéis un mensaje que llevar y tenéis prisa.

Camthalion se ríe. Exactamente, así da gusto exponer las situaciones y peticiones de ayuda.

Hace un gesto hacia las sillas y dice -sentaos por favor. Que no os sorprenda mi conocimiento, tengo ojos y oídos a millas de distancia de este pueblo y cuando he sabido que dos elfos venían traídos por sargento de Argluna he sentido curiosidad por saber que podían desear de este pequeño pueblo.

Mientras habla Jared se sienta a su lado y os observa con una sonrisa amable.

Aún así mis animales no son capaces de transmitirme toda la información que yo desearía, así que, ¿por qué no me contáis exactamente que ocurre y como puedo ayudaros? Creo que esa será lo mejor para todos.

Camthalion se sienta con un Gracias. Tras acomodarse expone los hechos: Tenemos que dar un aviso, lo antes posible, a una ciudad que esté preparada contra una catástrofe que se le viene encima. Cuanto antes lleguemos, más tiempo dispondrán para prepararse. La dama Llharandhäe, mira a la elfa, es la portadora del profético aviso, yo solo soy un acompañante que se ha unido a su viaje.

Se mesa la barba pensativo y dice -si, aunque sin duda no me contáis que el problema son los drow. Pero yo tampoco confiaría en mi mismo después de un minuto de haberme conocido. ¿Tu lo harías Blosgor?

El enorme oso levanta la cabeza y suelta un gruñido, antes de volver a dejarla donde estaba, su respiración pesada se escucha en toda la habitación, rítmicamente.

Mira a Llharandhäe y dice -decidme mi dama, ¿qué pensáis hacer una vez avisados a los enanos?

Mantiene la mirada del hombre y contesta -les ayudaremos en todo lo posible, los drow son un enemigo difícil y es responsabilidad de los tel'quessir impedir que sus acciones causen perjuria a los enanos.

Con toda la confianza de un noble dice -les avisaremos y les instruiremos en las tácticas de los drow.

Mira a la elfa con sorpresa y luego susurra en común -enseñar... ¿a los enanos?

Vuelve a mirarla y después te mira a ti, entonces se entromete, su élfico es mucho mas burdo que el de su tío pero aún así tiene un buen nivel para ser humano.

Disculpad mi intromisión. ¿Habéis encontrado a algún enano?

Mmmhhh, yo conozco a un par de herreros y a un maestro alquimista que daba clases de metalurgia… Creo recordar que mi madre y mi prima tenían una cruenta guerra sin cuartel con él, académicamente hablando, por un asunto de densidades y conductividad eléctrica.

Creo que la técnica que término empleando mi madre era pedirle que por favor le hiciera las aleaciones exactamente como ella decía, muy bien documentado, para que cuando se demostrara que estaba equivocada, quedara constancia firme y nadie más siguiera esa línea de investigación. Fue una década muy divertida, ¿Saben que es lo mejor? Que ambos estaban equivocados… Camthalion recuerda con cariño a su madre y al enano bebiendo ante las pruebas irrefutables. Y les deleita con una imitación del enano hablando en común “eso es ser imposibre, eso saber hasta niño de tres añors en ciudar enanar”. Al menos mi madre se salio con la suya, todo quedo bien documentado. (sonríe)