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Sangre y Oro en Venecia -Sueño de una noche de Carnaval

Stevani Faliero

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27/07/2010, 18:22
Director

Al vivir habitualmente fuera de Venecia, eres alguien que está siempre a caballo de dos ciudades y dos culturas vampíricas distintas: la francofona y la italiana. Eso te hace estar algo alejado de las intrigas de "palacio", cuando estás en Bruselas se te considera uno de esos "degenerados vampiros venecianos" y cuando estás en Venecia se te tilda de "extranjero" o "vendido" y nadie parece acabar de confiar demasiado en ti. Aún así, eres completamente conscientes de que si no se te repudia es por tu buena posición, adquirida a lo largo de los años, especialmente por tu acceso al mundo exterior. Venecia a veces es demasiado pequeño, y más para un vampiro.

No eres un habitual de la Corte Vampirica de Caesarius pero has tenido algunos negocios con éste y con Vincenzo, el Secretario de la Camarilla. Te respetan y tu les respetas, es una relación a pie de igualdad. O casi. Sabes muy bien que son dos de los personas más importantes en el organigrama del funcionamiento de Venecia y que por ello, jamás deberías cabrearlos, de hecho, has oído algunas habladurias acerca de los pocos inconscientes que se han atrevido a ello. No fueron finales agradables. Ni bonitos. De hecho, muy espeluznantes.

 

Notas de juego

Has comprado el recurso criado así que tienes a Jean-Pierre, un chico joven de 23 años, belga, que no ha salido nunca de su país. Es poco ambicioso pero muy avispado, sobretodo se le da bien improvisar e ingeniarselas con todo tipo de situaciones. No es especialmente talentoso, ya que es un chico normal sin apenas estudios (sólo acabó la secundaria), pero es tremendamente leal y de confianza. Aunque siente algo de terror por los vampiros, sobretodo cuando supo de tu naturaleza y de lo que son capaces de hacer, sigue manteniéndose a tu lado, imperturbable, y hará lo que sea por ti.

Pero ojo! que tengas esa lealtad en tus manos no quiere decir que te puedas comportar de forma irresponsable con él: al igual que él hará lo que sea por ti, tu deber como su Amo es protegerle y cuidar de él en todo lo posible, especialmente porque es tus ojos, tus oídos y tus manos bajo la luz del Sol, donde ningún vampiro consigue alcanzar. Y todos sabemos que no hay nada peor que un criado cabreado, podría llegar a putearte de formas inexplicables...