Partida Rol por web

Sangrientas Navidades 5: capítulo final

Grupo de terapia

Cargando editor
10/03/2022, 20:01
Dra. Louella Marcus

Mientras esperaba la llegada de todos, Louella sacó su diario y comenzó a escribir en él.

No entendía el interés en ir todos a despertar y a ver a David levantarse, por lo tanto optó por quedarse al margen y así acabar lo que no pudo hacer anoche. Poco tiempo después estaban todos reunidos y tuvo que dejar la escritura para otro rato, no sin antes anotar que Adam no les acompañaría a su experimento.

Louella se sentía mal con sus compañeros. Se les veía a la legua que admiraban su belleza pero que sabían que había sido hombre y eso les tiraba para atrás. Quizás debería enseñarles que ya no tenía tiburón entre las piernas para que se decidiesen de una vez en probar a una mujer de verdad, no una que necesitaba a todos y cada uno de los hombres para subir su autoestima. Al menos Louella se había quedado tranquila al saber que su hermano no había hecho nada con aquella salida y que no tenía intención de hacerlo jamás.

La psicoanalista miró a Livenau. - ¿De verdad que no nos va a acompañar? Es usted quien ha tenido esta fantástica idea. Debería ser el primero en ver los resultados iniciales en David. - Le dijo con una cálida sonrisa por las recientes palabras de su hermano más que por otra cosa.

- Así al menos tendré a alguien inteligente con quien charlar, a parte del joven David, claro. Pero no quisiera agobiarle más de lo que lo harán mis colegas. - Expresó al director del psiquiátrico. - Espere, no diga nada. - Soltó a continuación extendiendo su mano con un gesto para que no hablase.

- No me lo diga, debe quedarse por el bienestar de los demás pacientes. Al menos me marcho tranquila sabiendo que Daniella no se queda aquí también, de lo contrario no subiría ni me uniría a esto, que le quede bien claro. - Aún tenía en su cabeza aquellas palabras sobre separarla de su hermano y encima gemelo. Por una vez pensó que quizás ellos eran los enfermos, no Peter. Pero ya pelearía por ello a su vuelta.

- Sabe que me marcho a Birchmond y no le ha sentado muy bien que digamos, pero le he prometido que tendrá su hora de consulta igualmente, aunque sea a las once de la noche. Espero que eso no sea un inconveniente y si lo es me da igual. Pet me necesita a mí, no a dos globos aereostáticos... El resto de mis pacientes los puede delegar a otros médicos mientras dure esto, pero mi hermano se queda conmigo. - Le dijo muy seria al director. - Y no es negociable... es eso o no me subo al coche, así de simple. Creo que no pido tanto.

Era el momento de empezar a presionar y a ganar pequeñas batallas, que juntas harían que ganase la guerra o eso esperaba Louella. Y si no, pues cumpliría con su idea de sacar a su hermano de allí y llevarle a otro sitio o incluso viendo como había mejorado, montar su propia consulta y tenerle a él en recepción, para que se fuese acostumbrando poco a poco a la gente extraña y que supiese que ella siempre estaría al otro lado de la puerta.

Cargando editor
11/03/2022, 11:27
George Warren

George optó, como ya venía siendo una práctica habitual, por ignorar la pantomima de Louella, que ya desde primera hora de la mañana parecía tener ganas de guerra. ¡Qué largo iba a ser el día! Por un momento, deseó que Adam la cortara por fin, se negara a sus exigencias con su gemelo y ella, en un arranque de ira, no se subiera al coche; con suerte, para cuando regresaran de la visita a Birchmont, la doctora habría recogido sus cosas, habría sacado a su hermano y se habrían ido los dos, devolviendo la paz al lugar. Que bonito sería... Y que claro tenía que, por desgracia, no iba a pasar. Al final se saldría con la suya y todo aquello se repetiría una y otra y otra vez. Suspiró y, sin poder hacer nada al respecto, simplemente dejó de pensar en ello y se centró en lo que tenían por delante, que no era poca cosa. Para más inri, no es que las palabras del doctor Livenau le calmaran precisamente.

¿Para qué necesitamos hablar con el sheriff? —preguntó—. David no ha mostrado conductas violentas hasta ahora. ¿Prevé algún cambio en su dinámica? Si fuera así, vuelvo a recomendar no seguir adelante con este experimento, será suficiente shock como para, encima, añadir un choque con las autoridades locales.

Cargando editor
12/03/2022, 16:59
Doctor Adam Livenau

El doctor Livenau iba a contestar a Louella, pero ésta no le dio oportunidad y soltó toda su retahíla de condiciones centradas en su hermano, pero Livenau, en lugar de replicarle que su labor le comprometía no solo con su hermano sino también con los otros pacientes, y con David concretamente para aquel día, terminó concediendo que Louella visitara a su hermano a su regreso. Aunque sí quiso responder después a lo que impedía su presencia en el experimento.

—Confío en ustedes. No me gusta ser paternalista con mis doctores, además el consejo del hospital requiere de mi presencia. Me temo que la parte burocrática de la medicina es la más tediosa, pero igualmente necesaria —respondió cuando por fin le fue posible hablar.

Después Livenau se apresuró en calmar las preocupaciones de George.

—No, por supuesto que no, David no tiene porque mostrar ninguna conducta violenta. Pero me parece adecuado avisar al sheriff de que vamos a estar por su territorio, por cordialidad antetodo. Además, si la visita de hoy sale bien espero que nos dé permiso para visitar algunas de las zonas donde se produjeron los incidentes. Oh, no se preocupen, el instituto donde ocurrió todo ha sido demolido y se ha construido uno nuevo. Pero tal vez visitar esos pasillos, aunque sean diferentes, ayuden en el tratamiento de David. 

Cargando editor
12/03/2022, 19:30
Daniella Salerno

La noche había resultado... interesante. Después de relajarnos tomando unas cervezas y hablando sobre algunos puntos oscuros que tenían los pacientes que todos trataban, y permitir que los "chicos" demostraran sus dotes para moverse entre las mesas con unas cuantas copas de más, Daniella regresó a sus habitaciones y comprobó por última vez sus notas. Tuvo la tentación de salir para dar una última vuelta y revisar a sus pacientes, aunque en el último momento, se contuvo... salvo con Peter. Él requería de sus atenciones más especiales.

Así que se deslizó en el pabellón, buscó su cuarto y se fijó en que estuviese perfectamente. Nadie se percató de que la doctora entraba y salía discretamente unos cinco minutos más tarde, frotándose las manos como si se las hubiese lavado.

A la mañana siguiente, cuando salió del hospital, ya estaba allí el coche esperándoles, y también Louella y David. 

-Doctor Livenau. Buenos días, David. Espero que hayas dormido bien. Usted también, doctora Marcus. ¿Cómo... se encuentra su hermano esta mañana, ha ido a verle?

Daniella se volvió después hacia el doctor Livenau. Estaba proporcionándoles las últimas instrucciones.

-Entendido, doctor -le respondió, a pesar de las protestas de Louella -. Doctora Marcus, es vital que el doctor permanezca alejado de esta situación para poder valorar objetivamente sus resultados. Claro que usted, que se empeña en tratar a su hermano, difícilmente entenderá esa postura.  Y no se preocupe por mí, ya he hecho con Peter todo lo que debía hacer.

Mi último comentario fue seguido de una gran sonrisa que esperaba la dejase intranquila lo suficiente como para enfurecerla. Después de todo, qué sería de aquel viaje si no se divertía. El placer también debía formar parte del trabajo, si era posible.

George también se mostró dudoso a la hora de contactar con el sheriff, algo inesperado, pero al menos lo estaba preguntando con cierto sentido.

-Doctor Warren, al tratarse de un paciente psiquiátrico, el protocolo indica que se debe advertir a las autoridades locales. Si por ejemplo se perdiese o simplemente ocurriese alguna desgracia, serían ellos quienes tendrían que intervenir y no sería ético ni tampoco profesional no haberles advertido previamente de la situación. No se preocupe, doctor Livenau, avisaremos a las autoridades locales. En cuanto a su idea de visitar el antiguo instituto, creo que es una gran idea. Puede suponer la revelación de recuerdos ocultos.

Cargando editor
12/03/2022, 20:45
George Warren

¿Acaso importaba si volvía a poner alguna pega a todo aquél plan? Seguramente no, además de que alargar aquello solo serviría para que las dos mujeres volvieran a enzarzarse (era primera hora y ya empezaban a sacar los puñales), así que se rindió a la evidencia de que iban a hacer exactamente lo que les decía el doctor Livenau y, simplemente, resopló.

Está bien, pues vámonos. Conduzco yo mismo.

Al menos centrarse en la carretera le dejaría evadirse un poco del gallinero que, como se descuidaran, iba a formarse en el coche durante el viaje hasta Birchmont.

Cargando editor
17/03/2022, 02:33
Dra. Louella Marcus

- Buenos días doctora - por llamarla algo, - Salermo. Sí, le prometí que iría a verle después del desayuno. Estaba nervioso por mi marcha a Birchmond. El pobre piensa que vivo en el hospital. Si le dijese que vivo en el pueblo le daría algo. Está más tranquilo pensando que estoy allí siempre. Mi pobre Peter... ¿Sabe? Hoy tuvo un sueño muy bonito... no me gustaría analizarlo como Freud porque la conclusión en este caso sé que sería errónea. Esta vez es su subconsciente dejándole las cosas claras. Me dijo que los dos vivíamos juntos en una casa amplia, en un pueblo tranquilo... que teníamos muchos niños con nosotros y que éramos felices como una familia de verdad. Ojalá pudiese hacer que ese sueño se cumpliese. Si es lo que le hace feliz... tendré que encontrar la manera de que se haga realidad.

Y la idea de irme y montar mi propia consulta y sacar a Peter de aquel lugar donde querían hacerle tanto mal, para tenerle en casa bajo mis cuidados, se acrecentó más. - Esta noche podría hablarle de eso... seguro que dándole un sueño que se pueda realizar mejora antes... y no tiene que pasar por las manos de esta... ladrona de sables.

Tras aquellas palabras me senté en el asiento delantero. No quería tener los airbags de Daniella tan cerca. Tenerlos yo sería lo máximo, pero verlos en una mujer que no fuese yo me daba asco. La pena es que Warren se ofreció a conducir, de lo contrario lo hubiese hecho yo y me hubiera equivocado alguna vez con la palanca de cambios... aunque el coche era automático.

Cargando editor
17/03/2022, 19:00
Director

Se montaron en el coche junto a David y se pusieron en marcha. Desde el hospital a Birchmont no había mucho más de media hora conduciendo en circunstancias normales, pero las nevadas de los últimos días habían vuelto peligroso el trayecto y George conducía con precaución para evitar cualquier posible susto. El pueblo se localizaba a orillas del río Bemidji, y estaba colmado de pequeñas casas unifamilaires con jardín que tenían el techo cubierto de nieve y la fachada adornadas con luces navideñas. Aunque no todas, curiosamente las casas más antiguas del pueblo no lucían ningún adorno. El pueblo contaba con un nuevo instituto, un viejo centro comercial y una oficina del sheriff entre los edificios más destacados.

Conforme se acercaban a Birchmont, David se mostraba cada vez más agitado y nervioso. Se frotaba las palmas de las manos contra el pantalón y tragaba saliva inquieto. Miraba a las casas como si buscara cuál era la que había aparecido en su sueño, aunque era difícil distinguir a unas de otras, pues todas eran bastante parecidas.

Cargando editor
19/03/2022, 09:58
George Warren

A George no le extrañaba que el espíritu navideño brillara por su ausencia en aquél pueblo; muchas de las casas estaban desnudas de decoración, ajenas en apariencia a las fechas, aunque, sospechaba, sus propietarios las tendrían más presentes que muchos otros. Esos que no iluminaban sus hogares eran, casi seguro, aquellos que habían perdido a alguien en las sucesivas matanzas que habían tenido lugar en época estival, empezando por la más famosa de todas y, después, las causadas por imitadores a los que sin duda les debía faltar un tornillo. Vamos, un lugar idílico allá donde los hubiera. Y en las mejores compañías, pensó con irónico derrotismo, mirando de reojo al asiento del copiloto.

Con un suspiro, volvió a prestar total atención a las calles heladas cubiertas de nieve y condujo hasta la oficina del sheriff, deteniéndose frente a la puerta y aparcando ahí mismo, sin importarle demasiado si era lugar reservado o no.

¿Vamos todos o con que baje uno vale? —preguntó; de hecho, miró a Louella y fingió una sonrisa—. ¿Por qué no va usted, Doctora Marcus? Es obvio que le encanta hablar y explicará genial la situación.

Cargando editor
19/03/2022, 12:55
Sunil Phadanis

Sunil se levantó temprano, lamentando la ligera resaca que le acompañaba, pero lamentando aún más que la farmacología no hubiera encontrado todavía una pastilla para solucionarla fácilmente. "Agua, anti-inflamatorio y más agua" se repetía a sí mismo mientras se ponía en marcha. Se abrigó mucho, odiando el frío de aquella zona casi tanto como el embotamiento en su cabeza.

Fue a recoger a David a su cuarto y se sorprendió de verlo tan animado, aunque era mejor una actitud positiva que una mala predisposición, eso por descontado. Caminó con él mientras comentaban qué tal había pasado la noche, hasta que llegaron al coche y Livenau. Sunil no se sorprendió al oir que no les acompañaría, así se lo dió a entender su forma de exponerles el experimento, aunque no por ello le parecía bien. Sabía, sin embargo, que gastar más saliva con quejas al director sería deshidratarse sin motivo, y Sunil no podía permitirse perder más agua. Se removió dentro de su abrigo y abrió una de las puertas traseras, para que Daniella, David y después él pudieran pasar.

Un paseo en coche y una botella de agua más tarde, la imagen del pueblo les dió la bienvenida, aunque no del mismo modo a todos. David estaba reaccionando al lugar, tenían que ir con cuidado.

- Tranquilo, David. -dijo con tono calmado.- No tienes que ponerte a ello aún, ¿de acuerdo? Vamos a avisar que estamos aquí y nos damos una vuelta, sin prisas. Si notas cualquier cosa, dínoslo enseguida.

Una vez frente a la oficina del sheriff, Sunil tomó su libreta mientras echaba una ojeada a su alrededor. Era una lástima que un lugar tan tranquilo y pequeño como aquel hubiese sufrido tales desgracias. Pero volvió su atención rápidamente al interior del coche ante la sugerencia de George.

- Iré yo también. -se apresuró a decir mientras quitaba el cinturón de seguridad.- ¿Le parece, doctora Marcus?

Sin esperar más respuesta, bajó del coche y se enfrentó al frío de Birchmont mientras avanzaba hacia la puerta de la oficina. Esperando que aquel fuese el comienzo de un día muy corto.

Cargando editor
20/03/2022, 11:48
Daniella Salerno

La llegada de Louella hizo que Daniella esbozara una mueca de disgusto. Aquella... "mujer", como le gustaba considerarse, no solo no era profesional sino que tenía un único interés en aquella profesión y era estar cerca de su hermano, o encima de él, lo cual constituía un serio problema para su tratamiento.

Al final, Daniella sabía que sus "herramientas" podían "extraer" lo mejor de cada paciente pero dudaba que Louella tuviese el mismo éxito que ella. No había más que mirarla a la cara.

-Buenos días -respondió educadamente, notando como había hecho una pequeña pausa antes de decir su apellido, pero ignorándolo. Después se puso a hablar sobre su hermano, como si de verdad confiase en ella, y de un supuesto sueño que hizo a Daniella sonreír -. Sí, desde luego es un sueño, o casi sería mejor decir una pesadilla, pero supongo que no volverá a repetirse porque no es muy conveniente que se hunda en esa clase de ideas, totalmente carentes de realidad. Después de todo, es imposible que usted tenga niños, ¿verdad?

Además, Daniella dudaba que todavía tuviese algo que echar después de sus visitas y por lo que le constaba, solo por eso prefería mantenerse alejado de su "querida y plana hermana".

Finalmente todos se montaron en el coche. Daniella se colocó en el asiento de atrás, junto a Sunil, con sus enormes pechos quizás demasiado cerca del rostro del doctor Phadanis, que estaba ligeramente aplastado en el centro.

-Si necesita más sitio no tiene más que decirlo, doctor Phadanis. Puedo "correrme" hacia un lateral -le dijo, mirándole sin sonreír, como si lo hubiese dicho completamente en serio.

El trayecto fue relativamente corto, pero David se mostró cada vez más nervioso a medida que estaban más cerca de Birchmont. Se notaba que poco a poco su mente iba asociando pesadillas y realidad y eso significaba que la posibilidad de que sus terrores cobrasen vida se hacían más claros.

-No tiene por qué preocuparse, David. Es solo una ciudad como tantas otras, y también como tantas otras tiene casas parecidas. Muchos de estos modelos se repiten en nuestros sueños una y otra vez porque son con los que estamos familiarizados. Además, no estás solo, recuérdalo.

Cuando llegaron a la oficina del sheriff, Warren sugirió a Louella que fuese a presentarse. En ese caso, Daniella tenía muy claro lo que no iba a hacer.

-Yo permaneceré aquí con David. Será mejor que se quede alguien a su lado para evitar que se ponga nervioso -dijo, colocando una mano sobre el muslo de David, peligrosamente cerca de su ingle.

Cargando editor
21/03/2022, 10:20
Dra. Louella Marcus

Louella se giró para mirar con mala cara a Daniella. - ¿Acaso la felicidad de dos hermanos es una pesadilla? ¿Y quien dijo que fuesen mis hijos? Soy consciente de mis limitaciones como mujer, no necesito que una "profesional de medio pelo" me lo recuerde y que acabe machacando el sueño de mi hermano. Al menos él no ha escuchado esto, ¿o hubiese preferido que en lugar de ser yo hubiese estado usted en su sueño?

» Como es el único al que no se ha tirado de todo el hospital... creo que está obsesionada con él precisamente por eso. Y que sepa, que se pueden adoptar o ser hijos de Peter y otra mujer. Yo solo quiero el bien para mi hermano, que se cure y pueda tener una vida saludable y feliz, en cambio usted solo quiere sexo y sexo, esa es su forma de tratar a todos... el día que haya un brote de sífilis, herpes o algo así en el hospital, creo que me voy a divertir y mucho. - Dijo con una sonrisa mordaz, sabiendo que al menos se tiraba a uno de los dos profesionales del interior del vehículo. Pero era lo que tenía ser una facilona que lo buscaba ella solita... que al final todos caían, menos Peter, su hermano, pero que iba de mano en mano, como una falsa moneda y nadie se quedaba con ella por ser así, estaba claro que se lo había ganado ella solita.

La pobre debía tener la autoestima por los suelos para comportarse así. Estaba claro que lo necesitaba para reafirmarse como mujer y sentirse deseada.

Louella se volvió hacia adelante, esperando que la conversación hubiese quedado zanjada por una vez y arrepentida, en parte, de haberle contado el sueño de su hermano y que esta hubiese demostrado lo poco profesional que era aprovechando el momento para meterse con ella y su condición. Claro que si los demás tenían al menos dos dedos de frente, verían claramente el desprecio de aquella mujer hacia mi colectivo. Algo que por su profesión y Louella pensaba en la de "doctora" no podía permitirse. En la prostitución ya era otra cosa.

Al llegar a la comisaría, Louella suspiró y miró mal a Warren cuando "la invitó" a ir a hablar con el sheriff. Sabiendo como eran, estaba segura de que la dejarían allí tirada. Pero bueno, una llamada desde la comisaría al hospital y problema terminado. Ella volvería a sus consultas y ellos que siguiesen jugando con David, que ya les tocaría hablar con el director del centro.

Pero para sorpresa de Louella, Sunil se ofreció a acompañarla.

- Gracias doctor Phadanis. Está claro quien es un compañero aquí. - Dijo antes de bajarse del coche y abrocharse bien el abrigo, para luego caminar hacia la entrada de la oficina del sheriff, rezando por dentro que no estuviese allí aquel mismo que hubo cuando ella y su amado esposo vivieron allí. No tenía ganas de incómodos encuentros.

Cargando editor
21/03/2022, 14:54
Director

Mientras Louella y Sunil salían del coche y se dirigían al interior de la oficina del sheriff, David preguntó si podían bajar y estirar las piernas. El viaje en coche no había sido demasiado largo, pero estaba tan nervioso por estar allí que necesitaba moverse un poco. No fueron muy lejos, simplemente se movieron alrededor del coche mientras David miraba con preocupación las casas de Birchmont, como intentando adivinar cuál era la de su sueño. Las palabras de Daniella lograron calmarle un poco a ese respecto. Todas se parecían, y no estaba solo. Se repitió a sí mismo. 

Louella y Sunil entraron al edificio, donde uno de los agentes del sheriff les recibió y les dijo que esperaran mientras avisaba al sheriff de su llegada. Estaban en una pequeña salita donde apenas había gente, a la vista saltaba que aquel era un pueblo tranquilo donde no solía ocurrir gran cosa. Incluso uno de los oficiales llevaba un gorrino navideño puesto, aunque había otros que lo miraban con cierta hostilidad por ello. Al igual que el pueblo, los agentes del sheriff se dividían también entre quienes habían vivido las matanzas y quienes no lo habían hecho. Por lo demás no había gran cosa, un borracho detenido por alteración del orden público dormía la mona en una de las sillas sin siquiera estar esposado, una mujer mayor insistía en que el sheriff Seabert en persona debía investigar la desaparición de su gato. Y poco más. 

Cargando editor
21/03/2022, 15:11
Jonathan Seabert

Poco después apareció el sheriff. Era un hombre joven con una bonita mata de pelo rubio en la que, a pesar de su juventud, empezaban a aparecer algunas canas junto a las orejas. Era un tipo apuesto, y seguramente uno de los chicos populares en su época del instituto. Pero ahora gastaba un humor de perros. Les atendió bastante malhumorado y dejando claro que no veía con buenos ojos aquel experimento suyo. 

—Seré franco con ustedes, no me hace ninguna gracia que los loqueros anden con sus jueguecitos en mi ciudad. Así que díganme, ¿por qué no debería mandar una patrulla que les escolte de vuelta a su hospital, o directamente meterles a todos en el calabozo? Bastante tengo ya con los turistas que vienen en busca del morbo de pasar estas fechas en el pueblo de las Sangrientas Navidades —añadió señalando al borracho que dormía la mona. 

Cargando editor
21/03/2022, 18:58
Sunil Phadanis

Mientras se acercaban a la puerta, Sunil echó una mirada al coche y a David.

- Doctora Marcus, creo que tiene tan pocas ganas como yo de estar aquí. -se giró hacia Louella.- Y no soy nadie para decirle qué ha de hacer, pero intente no dejarse llevar por su animosidad con la doctora Salerno. Si usted sabe que tiene razón, eso debería bastarle. Centrémonos en David y terminemos este asunto cuanto antes. -echó un último vistazo al muchacho.- Nos necesita más que nunca. -miró a Louella, sonriente.- Cuente conmigo si necesita cualquier cosa.

El interior de la comisaría resultó sumamente interesante. Estaba clara la división que existía sobre las navidades, incluso entre agentes, así que Sunil decidió ahorrarse cualquier "felices fiestas" que se le ocurriera decir. Y de todos los presentes, el sheriff parecía ser el más avinagrado. Ante su clara falta de aprecio hacia ellos, Sunil respiró hondo y se esforzó en ser todo lo diplomático que pudo.

- Entendemos su postura, sheriff. Nosotros también hemos tenido nuestras reticencias con la idea de venir, pero... -volvió a tomar aire profundamente, con la esperanza de que esa bocanada hundiera sus ganas de despotricar sobre Livenau.- David se encuentra en un estancamiento, en un extraño limbo. Piénselo, él no existe para sí mismo. Es incapaz de recordar quién es o cómo era su vida hasta poco antes de ingresar en nuestro centro. ¿No cree que merece una oportunidad especial? Si podemos traerlo aquí, si de algún modo su vida estaba relacionada con Birchmont, ¿no cree que debemos hacerlo por él? Nuestra labor -señaló a Louella y a sí mismo.-  no es otra que la de socorrer a otros, y en eso creo que podrá entendernos. Todos, tanto usted como nosotros, estamos aquí por el bien de los demás. Nosotros no venimos a hacer daño, venimos a enmendarlo. -sonrió y se encogió de hombros.- No pedimos más.

Cargando editor
25/03/2022, 08:34
George Warren

George, que de reojo vio el gesto de Daniella con David, colocando su mano peligrosamente cerca de un punto que resultaría del todo inapropiado, y sobre todo incómodo, carraspeó y asintió.

Si, salgamos a estirar las piernas —dijo apagando el motor y desabrochándose el cinturón. Vamos, mejor que nos de un poco de aire fresco mientras estiramos.

Notas de juego

Ahora se vuelve loco, sale corriendo, y ya la hemos liado jajaja

Cargando editor
25/03/2022, 08:43
Daniella Salerno

Daniella siguió con la mirada las figuras de Louella y Sunil mientras se dirigían a la oficina del sheriff. No es que le interesara mucho lo que ocurriese allí dentro, pero teniendo en cuenta como era Louella, la doctora casi sentía lástima por el pobre del sheriff, viendo lo que le esperaba.

David había conseguido relajarse un poco, pero seguía mostrándose inquieto por estar en aquel lugar.

Preguntó si podía bajar... y Daniella buscó a Warren con la mirada, que tras sentir mi mano, carraspeó incómodo.

Estos hombres y sus inseguridades, pensó, pues cuando una mujer tomaba la iniciativa, siempre tenían problemas para gestionarlo.

-Doctor Warren, asegúrese de no perder de vista a David. Podría... ponerse nervioso -le dijo, dejando claro que si salía huyendo, sería su responsabilidad. Daniella tenía muchas virtudes físicas, pero ninguna de ellas tenía algo que ver con persecuciones a través de las calles.

En situaciones de intimidad... eso ya era muy diferente.

Cargando editor
25/03/2022, 12:38
Dra. Louella Marcus

- Gracias por sus palabras, doctor Phadanis y su paciencia. Pero es que yo veo lo que esa mujer está haciendo con todos ustedes y no se dan cuenta porque solo ven sus dos enormes pechos. Encima se permite insinuar que quiero a mi hermano de una manera incestuosa, cuando... por Dios. ¡Es mi hermano! Y sí, de él si sospecho que me mira de otra manera desde que me operé... ya sabe... Yo quiero que se sane y si ese problema que creo que tiene es cierto, quitárselo también, pero no metiéndole a esa enferma que un día les cotagiará cualquier cosa a todos, pacientes y médicos, celadores, enfermeros... porque no sabe controlarse y por supuesto que la quiero lejos de Peter.

» Después de su respuesta al sueño de mi hermano, del cual quería realmente la opinión de alguien que fuese experta o supuestamente experta en ello, pues me ha demostrado lo que es y ustedes lo han visto claramente, no he tenido otra opción que defenderme. No elegí ser una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre y creo que usted por sus estudios debería saber lo traumático que puede ser eso en una persona y lo duro que es llegar al punto donde estoy, en el cual me siento casi completa. Solo necesito la cirugía en el pecho, quizás era la más reacia a hacerme hasta que apareció ella con sus dos boyas acuáticas en el hospital y sentí por primera vez ganas de verlas de verdad, de tocarlas, para ver como quedaban... pero cualquiera le pide eso, así que opté por empezar con el tratamiento básico antes de la cirugía y con mi altura y espaldas... ya se verá que talla es la mejor. - Le confesó Louella a su compañero. Algo que no había hecho nunca antes con ninguno, pero quizás sus buenas palabras hicieron que dejase salir aquello que se guardaba y más aún con el reciente daño hecho por Daniella hacia su persona y su sexualidad.

- Y no se preocupe, no necesito medicación alguna, solo a mi hermano y mis sesiones con él, pues es casi el único momento del día donde estamos juntos y tranquilos y podemos contarnos todo. Él sabe perfectamente todo sobre mí y yo todo sobre él. - Le aseguró al doctor y tras estas palabras, acabaron entrando en la comisaría. Allí fueron recibidos por un bastante enojado sheriff quien dejó a Louella boquiabierta.

- Buenos días a usted también, sheriff. No sabía que el anterior ya no estaba... - Lo que era un alivio para Louella. - Espero que simplemente se jubilase y no le ocurriese nada malo. - Le indicó haciendo caso omiso de sus palabras. - Le conocí años atrás, cuando usted aún era un chiquillo seguramente... pero no hablemos del pasado y por favor, relájese. Le diré porque no puede mandarnos de vuelta al hospital con nuestro paciente y es simplemente porque no estamos haciendo nada malo. No es ningún delito que cuatro médicos los cuales trabajan donde seguramente algún familiar o amigo suyo tuvo que acudir hace años, salgan con un paciente el cual tiene permiso por el director del centro para visitar la ciudad.

» De hecho, es frecuente que a los pacientes que se encuentran bien, se les de permisos de día para que puedan salir del hospital y pasear por Birchmond o pueblos cercanos y que vuelvan por la noche y no hay obligación alguna de avisar a las autoridades de ello. De hecho, esto se está haciendo como un acto de cortesía hacia ustedes, sheriff. Como bien ha dicho mi compañero, no queremos molestar y menos aún verle enojado. Con lo apuesto que es le queda muy mal estar así igual que recibirnos de esta manera. - Louella se encogió de hombros. - Pero me temo que quien puede relajarle se ha quedado fuera esperando en el coche. - Dijo refiriéndose claramente a Daniella.

- Como he dicho, no estamos incumpliendo ninguna ley, por lo tanto podemos movernos por la ciudad sin problemas hasta que causemos alborotos y si el paciente se descontrola, llevamos un sedante para él y regresaremos al hospital de inmediato. Lo último que queremos hacer es causarle más problemas a nadie. Este lugar ya ha sufrido mucho. - En todo momento Louella mantuvo una voz templada, tranquila y serena a parte de amigable, aún cuando le replicó al sheriff por sus modales y palabras. - Por lo tanto, ya hemos cumplido con nuestro cometido, que era el de notificarle de buena voluntad que estábamos aquí y el motivo de nuestra presencia. - Louella miró a su compañero.

- Doctor Phanadis, creo que podemos marcharnos ya y seguir con nuestro trabajo. - Luego Louella miró al sheriff. - Y por cierto, la próxima vez que nos desacredite o trate de humillarnos llamándonos loqueros o bien con amenazas sin fundamento, me encargaré de que mis abogados hablen con los suyos por insultos, discriminación y amenazas, puesto que hemos venido de manera cordial y sin faltar el respeto a nadie en ningún momento. Y no, no es una amenaza, es un aviso pues como le dije, no queremos líos con las autoridades locales. - Y le sonreí como si aquello no lo hubiese dicho nunca.

Cargando editor
25/03/2022, 17:49
Jonathan Seabert

El sheriff se mostró más confiado con respecto al grupo de extraños con las palabras de Sunil. Eran lógicas, fundamentadas, conformaban una petición razonable y cordial. Apelaban a la empatía de un hombre que había tenido que tragar con mucho, aunque eso ellos no lo sabían. Hicieron que el sheriff asintiera, comprendiendo incluso por qué estaban allí.

Pero entonces habló Louella...

Al principio las palabras de Louella parecían igual de correctas que las de Sunil. Pero luego la cosa empezó a torcerse para resignación del doctor Phanadis. El sheriff Jonathan Seabert se quedó anonadado ante la contradicción entre el tono de voz tranquilo y calmado de la doctora y la hostilidad que encerraban sus palabras, especialmente cuando amenazó con demandarles. Al finalizar Louella su perorata, el sheriff tardó en reaccionar un par de segundos, luego se le frunció ostensiblemente el ceño, y Sunil hubiera jurado que pudo escuchar el silbido del humo que le salía por las orejas cual tetera con el agua hirviendo. Adiós al permiso para visitar el instituto, adiós a la cortesía profesional...

Seabert llevaba años lidiando con la prensa, con los turistas morbosos, con los indeseables que se acercaban a perturbar la tranquilidad del pequeño pueblo, y con asesinos navideños de los que había salido con vida a duras penas. Era un puñetero héroe en Birchmont, si la gente del pueblo hubiera escuchado aquello se los hubieran merendado, pero es que a demás al sheriff se la sudaban completamente los abogados de Louella, el hospital Stevenson y el paciente de aquellos doctores, y prácticamente medio mundo. Con una ira apenas contenida se giró hacia Sunil mascando las palabras.

—Pero ¿qué clase de circo...?

Antes de que pudiera decir nada más el ayudante del sheriff, un hombre moreno de la misma edad que Seabert, se dirigió a él interrumpiendo su estruendoso ataque de ira justo antes de que fuera a empezar.

—Ha ocurrido otra vez, jefe. Me cago en la puta...

No necesitó decir más. A Seabert se le dibujó el terror en los ojos. De inmediato se olvidó de los dos doctores y se giró hacia su ayudante horrorizado. Sabía muy bien a qué se estaba refiriendo.

—Joder, ¿dónde? ¿Quién?

—En casa de los Cooper. Toda la puta familia.

—Mierda...

Olvidándose completamente de los doctores, Seabert fue corriendo hacia su oficina, se puso su chaqueta rápidamente y comprobó que el revolver estuviera bien cargado. Cogió una llave del manojo que llevaba en su cinturón y abrió una vitrina de la que sacó una escopeta. Movidos por algún extraño resorte, el resto de agentes hizo lo mismo y armados hasta los dientes salieron en tropel de la oficina dejando solo al recepcionista, la anciana, el borracho y los dos doctores. Casi parecía un chiste.

Cargando editor
25/03/2022, 18:18
Director

Daniella y George esperaban junto a David a las puertas del edificio de la comisaria. Habían salido a estirar las piernas aunque temían que, de algún extraño ramalazo, a David le diera por salir corriendo. Pero el paciente no hizo ninguna locura. Se quedó allí junto a ellos, observando a su alrededor y sonriendo nervioso.

Daniella estaba compadeciéndose del sheriff, preguntándose en qué lio le iría a meter Louella y cómo reaccionaria el pobre hombre, quizá fantaseando un poco con la idea de que la dejara encerrada en una de las celdas, cuando de pronto se abrieron las puertas de la comisaría violentamente y un tropel de agentes armados hasta los dientes salieron corriendo de la comisaría para subirse a los coches patrulla, encender las sirenas y salir pitando de allí. La primera idea que se cruzó por la mente de los dos doctores fue que Louella la había liado. Casi temieron que fueran a echarlos del pueblo a punta de pistola con su peculiar compañera por delante, pero los agentes pasaron olímpicamente de ellos y continuaron su camino dejándoles con la pregunta de qué habría pasado.

Cargando editor
27/03/2022, 20:45
Dra. Louella Marcus

Miró a Phadanis cuando el sheriff comenzó con aquella pregunta. - Y lo pregunta el payaso. - Soltó Louella sin miramientos mientras le informaban de algo grave al sheriff. Por lo poco que dijeron sonó a que algo malo le había pasado a una familia entera y a Louella le vino algo a la cabeza.

Quizás...

Debía intentarlo y salió disparada detrás del sheriff, dejando a su compañero allí plantado.