Partida Rol por web

¡Crrrrrrrrrrrrrrrrw!

Un sonido absurdamente fuerte y breve hace vibrar tus tímpanos. Volves a la realidad con el mismo dolor y sufrimiento que con el que te desconectaste de ella hace quien sabe cuanto, cómo y dónde. Abrís los ojos y das la primera inhalación al viciado aire para despertarte en una pesadilla, una pesadilla real.

Notas rápidamente que estás encerrado en un cuarto donde jamás has estado antes, con siete personas que no habías visto en toda tu vida, dos contra cada pared. Mirás perplejo lo que te rodea, para darte cuenta que tu entorno es una sucia y maltratada habitación de no más de 8x5. La humedad y el polvo hacen al piso asqueroso y al percibir sus mosaicos negros y blancos te consideras parte de un juego de ajedrez macabro.
Mientras recorres con tu vista las idénticas paredes blancas del mismo mosaico del suelo, en las que crece ese moho verde y peludo, reconocés que hay una pequeña rejilla de ventilación para esta cárcel. Su techo no es tan alto: esta a tres metros del suelo y pobremente iluminado con cuatro focos verdes que le dan una tonalidad enferma y desesperante al ambiente.

Volvés a mirar a tu alrededor, como buscando una salida. Pero hay cuatro: En cada pared hay una puerta blindada que esta cerrada: En la primera pared de ocho metros existe una puerta blanca, en la pared de en frente una negra. En la primera pared de cinco metros hay una puerta roja, en la pared idéntica pero opuesta hay una azul. Al ver esta última notas que a su derecha hay un teléfono público pegado a la pared, con el tubo del teléfono colgando. El silencio te hace escuchar su tono: Tuuuuuut. Tuuuuuut. Tuuuuuut.

Te empapas de sudor apenas comenzas a caer en la cuenta de lo que esta pasando. Mirás a los que te rodean: El miedo te paraliza el cuerpo, te hiela la espalda y te llena de lágrimas los ojos. Todos tienen un incómodo y mortal collar en el cuello. Es bastante ancho y de metal. En él están soldados ocho cartuchos de escopeta, con su respectivo gatillo detrás. En el centro de esta máquina de muerte hay una lucecita roja que parpadea. No querés hacerlo. No querés mirar tu cuello. Pero los hombros te pesan y sentís a tu corazón a punto de sufrir un infarto: Tenes el mismo collar.

Transitas con tu vista en otro segundo el lugar y ves algo oscuro en el centro: un revólver, un pequeño artefacto de plástico y a su lado una llave negra. Y ves que a su costado está escrito en un solo mozaico blanco, con letras negras hechas con no sabés que: Nadie puede salir limpio de esta habitación.

Antes que reacciones, las luces se apagan y aparece una proyección sobre la puerta, proveniente del objeto de plástico:

Hola.
Quiero jugar un juego. Las reglas son sencillas:
Durante años su enfermo corazón se alimentó de la cobardía y el miedo. Hoy les propongo valentía a cambio de sufrimiento, cura a cambio de sangre.

Algunas cosas no son secuenciales. El bien no lleva al bien, ni el mal al mal. Hay quien roba con total impunidad, viven como reyes, otros mienten, engañan, y les votan, otros se paran para ayudar alguien en la carretera y un camión los atropella en un descuido. No hay explicación para eso. Como juegas tus cartas es lo único que importa.
 

El collar que lucen es un arma mortal. Solamente se activara si intentan quitárselo o cometen un error fatal. A su costado tienen un sobre con sus nombres y las reglas de sus juegos, o las de sus compañeros. Cada sobre es diferente, pero todos están entrelazados. Cuidado: la victoria de tu compañero significa tu derrota. La información es valiosa y la verdad vale oro.

Tú tiempo se agota. Aprecia tu vida. Lucha por ella. Tienen una única oportunidad.
Vivir o morir: Tú decides.

Que comience el juego.

Dunietska "Dunia" Raskolnikova 

Reglas del Juego

• Tu juego es simple, pero arriesgado: Debés eliminar a Tres o a Cuatro.

• Si Tres o Cuatro mueren por su propio descuido o son víctimas de alguien más, serás eliminada.

• Quemá esta carta con el encendedor que tenés en el bolsillo derecho.

Henry McRoy

Reglas del Juego

• Tenés un aparato celular en tu bolsillo izquierdo. No te sirve nada más que para hacer un total de dos llamadas con un número. El número que elijas quedará eliminado. Elegí con sabiduría.
• La vida de Cuatro podría serte útil, pero también podría condenarte.
• Quemá esta carta con el encendedor que tenés en el bolsillo derecho.

Jessica Hayden

Reglas del Juego

• En tu bolsillo izquierdo hay una llave blanca.
• La llave negra es una trampa. Si se usa, Seis queda eliminado.
• Las balas no atraviesan tu corazón, tenés puesto un chaleco.
• Quemá esta carta con el encendedor que tenés en el bolsillo derecho.
 

Marina Franklin

Reglas del Juego

• En la parte izquierda de tu cadera tenes un revolver con ocho balas. Usalo con sabiduría.
• Tres o a Cuatro tienen que ser eliminados por otro número. Este número sera eliminado si Tres o Cuatro mueren por su propio error o alguien más los elimina.
• Quemá esta carta con el encendedor que tenés en el bolsillo derecho.
 

Dr. Moises 

Reglas del Juego

• En tu bolsillo izquierdo hay una llave azul.
• Debés lograr que un número se autoelimine.
• Número Dos puede serte útil.
• Quemá esta carta con el encendedor que tenés en el bolsillo derecho.

Christian Rivas

Reglas del Juego

• Dos puede eliminar a quién lo desee, así que tenés que eliminarlo.
• Cuidado, más de uno tiene un as bajo la manga.
• En tu bolsillo izquierdo hay una llave roja.
• Detrás, en tu espalda, tenés enfundado un cuchillo de combate. Usalo sabiamente.
• Quemá esta carta con el encendedor que tenés en el bolsillo derecho.

Aturdida y angustiada miro a mi alrededor desolada. Toco con cuidado lo que tengo sobre mi cuello, se siente pesado y frio. Todavía no recuerdo como llegué aqui. Tomo el sobre y leo su contenido. Me siento aterrada. Inmediatamente busco un rincón, la angustia y el miedo me invaden y comienzo a llorar desconsolada lo más invisible que puedo.

cuando despierto me arrastro hasta la esquina veo a todos en el cuarto y de primera vista lo unico que noto es que hay mucha gente enj el cuarto -quienes son? que hago aqui?-

por desesperacion trato de quitarme el collar pero mis forcejeos no sirven para nada y el video me interrumpe.

cuando termina el video me acerco discretamente al revolver, aun no estoy seguro que tengoq ue hacer, pero se que muchos deben morir

Luego de ver detenidamente el video y de leer muy atentamente la carta,saco el encendedor del bolsillo derecho y quemo la carta.Por suerte para el poseia una memoria extraordinaria que con solo leer una vez las cosas ya quedaban grabadas en su memoria y no necesitaba releer para entender,al ver que los demas estan bastantes intranquilos les dice:

-Tranquilicemos todos por favor,de seguro que hay una explicacion logica para todo esto,por lo que pude entender del video,esto es alguna clase de juego,muy enfermizo pero un juego al fin y al cabo,creo que lo mejor que podriamos hacer es intentar ayudarnos los unos a los otros,y de esta manera tal vez aunque sea minima tendriamos una oportunidad de sobrevivir.

Luego de decir esto espero las respuestas de todos los presentes.

Me despierto en una sucia habitacion, no se que hago aqui, tampoco se porque IIevo tan extra;o y aI mismo tiempo aterrador coIIar, despues de terminar de ver eI video trato de buscar razon aIguna para estar aqui, en ese momento veo que es reaI dicho sobre, con caIma decido IeerIo, aI terminar un temor recorre por mis venas, aI parecer este "juego" sera mortaI, decido sacar eI mechero de mi boIsiIIo derecho y Io uso para quemar Ia carta, despues escucho a uno de Ios "jugadores" decir:

-Tranquilicemos todos por favor,de seguro que hay una explicacion logica para todo esto,por lo que pude entender del video,esto es alguna clase de juego,muy enfermizo pero un juego al fin y al cabo,creo que lo mejor que podriamos hacer es intentar ayudarnos los unos a los otros,y de esta manera tal vez aunque sea minima tendriamos una oportunidad de sobrevivir.

Ie respondo:

-tienes razon, se que unidos podemos saIir de esta situacion-

  Despues con suma discrecion sacare eI objeto secreto de mi espaIda, y Io posicionare dentro de mi pataIon con cuidado de no hacerme da;o, Iuego esperare a Ios testimonios de mis compa;eros, no sin estar atento a cuaIquier movimiento brusco, y si eI gordito ese que se mueve raramente se acerca mucho aI revoIver, antes que Io aIcanze gritare se;aIandoIo

Miro la carta ¿Qué esta pasando? ¿Porque yo? Maldita sea....a mi edad debería estar tranquilamente disfrutando de mi merecida jubilación...Suspiro y quemo el papel con mi mechero con automatizada obediencia. En la madre Rusia nos enseñaban bien.

-Черт ублюдок-suelto un exabrupto en ruso.

-Hay cuatrro puergtas-comento. Mi fuerte acento restalla en la silenciosa habitación. Debe significarg algo

Pienso en recostar mi cabeza contra la pared para pensar, pero algo algo más útil. Comienzo ha hacer estiramientos y a calentar. Siento las miradas de los demas miembros de la habitación clabandose en mis ojos. Estos niños mimados hijos de un país permisivo y capitalista no han visto seguramente a nadie de mi edad hacer estos ejercicios. Probablemente ellos mismos sean incapaces de hacerlos a pesar de ser jovenes y sanos.

-Hace mucho que no hago depogte. Si hay que escapar no me gustaría tener un tirón en el momento menos adecuado

Una vez terminado el video se persignó, tomó la carta y la leyó con paciencia. Se tomaba la barbilla y pensaba, navegando por los mares de las posibilidades y las dudas. Movía la cabeza y volvía a mirar a sus vecinos. Al terminar de leerla dobló suavemente el papel y lo encendió muy de a poco. Antes de que la llama llegara a sus dedos lo lanzó, para que terminara de consumirse.
-Hermanos. Estamos ante una prueba. Quiero escuchar sus nombres, y sus posibles opiniones.

Aterrada escuché el vídeo, y aterrada busqué el papel que estaba a mi alcance. Una vez leído, miré a mis compañeros. Algunos habían quemado ya su papel.

Busqué mi encendedor, tal y como se me recomendaba, y lo guardé en mi mano.

-No sé qué hago aquí, ni de qué va esto. No sé quién es ese tipo, ni lo que quiere.. Pero me imagino que todos tendríais en el papel una serie de pistas para memorizar, ¿no?

Apretaba el encendedor en mi mano, dispuesta a seguir las reglas del juego. Si todos lo habían quemado, también yo lo haría. Además, eso mantiene la información más en privado como la del resto.

Observé el collar del que estaba más cerca de mí.. Daba escalofríos sólo el pensar que podía dispararse..

veo el papel y dice que lo queme, la verdad no confio mucho en mi memoria, solia olvidar la lista del super de camino a el, aaunque todos lo queman, yo lo guardare, a fin de cuentas si alguien lo quiere leer me matara, quien sera el que quiere matarnos, me sorprende que todos esten tan tranquilos, sera que es una trampa? sera que todos quieren matarme? por que juegan conmigo?

me mantengo cerca del revolver, pero no lo tomo, eso seria pelogroso para mi, solo desearia que las rodillas no me temblaran tanto.

despues de meditarlo un rato me doy cuenta de que no he revisado todo lo que tengo, efectivamente esta todo lo que dice ahy, me gustaria comprobar loq ue dice, pero si lo hago puede que pierda mi oportunidad, cada vez es mas comfuso esto

-Tengo porr costumbrrge presentarrme a los que se prresentan prrimero. Perro es tipico de la rreligión exigirr y no hacerr. De todos modos me presentarre: Soy Duniestka Rodiona Raskolnikova, pero supongo que no os sea facil prronunciar mi nombre. Dunia me llaman en este país. En cuanto a mis teorias, probablemente esto sea cosa de algun psicopata de esos que tanto abundan en este país

Por fín habia terminado mi calentamiento. Mis músculos sexagenarios no eran lo mismo, pero la ferrea disciplina a la que fui sometida en su día fue beneficiosa para mi cuerpo. Miro las cuatro puertas y me acerco a observar una de ellas ignorando por completo el arma que hay en el centro de la habitación. Me acerco (como no) a la puerta roja. Rojo fuego, rojo sangre...rojo Rusia

-Yo soy Jessica.

Dije secamente. Ésto no era una convención social. Sólo mirar hacia abajo y ver las armas que nos podrían volar la cabeza me hacía estremecer.

-Está claro que tenemos que complementar los mensajes, aunque supongo que serán secretos. Completar una especie de puzzle con ellos. Al menos si los vuestros eran igual de crípticos que el mío.

Veo cómo la rusa se levanta a examinar la puerta, y le pregunto

-Dunia, ¿ves algo especial en la puerta?

Doctor Moises suspiro y luego dijo:

-Disculpe señor que exige nuestros nombres sin decirnos el suyo primero,usted podra ser muy cura y todo pero yo soy budista y no me van las figuras como usted,en realidad me chocan,pero tiene razon,el voto de confianza exige que todos nos presentemos,mi nombre es Jose,y soy de Argentina,aunque hace muchos años que vivo aqui.

Luego de decir un poco de informacion personal,empezo a observar las puertes y se acerco a una distinta a la puerta roja y comenzo a analizarla por fuera por un momento.

Recordaba lo que estaba en su papel,y al pensarlo dijo:

-Haber hay algo que no cierra mucho aqui,solo hay 4 puertas para los 7 de nosotros,incluso si lo dividimos en dos nos da que solamente tres podriamos en dos puertas.

Dejo este pensamiento para que todos los demas lo pusiesen a consideracion,y sabia que debia hacer que un numero se autoelimine,pero para eso tenia que hacerlos hablar y engañar  a uno de ellos y rodearlos con palabras hermosas para que esa persona se suicide. la pregunta era ¿como realizarlo sin que los demas se diesen cuenta?. Despues de todo los muertos no hablan.

Mientras revisaba la puerta maldecia mentalmente de todas las formas posibles ¿Por que estaba allí?¿Cobardía y miedo? Se me podía acusar de muchas cosas pero jamás de ser una cobarde. Yo que me había arriesgado por mis compañeros, habría sufrido incluso dolorosos castigos por atreverme a ayudar a un miembro de mi equipo.¿Cobarde? Cobarde era aquel que no se mostraba ante nosotros y nos hacia jugar a aquel malevolo juego ¿Y que era eso de que tenía que matar a tres personas o cuatro? ¿Matar? La palabra exacta era eliminar...¿querría decir matar? Maldito psicopata...

Encima si moría gente tenía que ser por mis manos, vamos, que tendría que hacer de niñera de esa gente y vigilar que no se hiciesen daño o me mataría a mí....Además ¿Como matar a alguien sin que se diesen cuenta de lo que hacia el resto?

-Mierda-pensé- no me he pasado 30 años de mi vida en el mejor comando del mundo donde me enseñaron a eliminar a media docena de hombres armados sin disparar una pistola para estar ahora aqui.

Empecé a manosear la puerta roja en busca de algún mecanismo o algo que la abriera

Las puertas eran de algún metal bastante grueso, a juzgar por los golpes que les dieron. Eran todas iguales: refuerzos en el mismo lugar e incluso la ranura de la llave estaba en la parte derecha de cada una y sus picaportes también eran iguales. Por lo tanto su única variable era el color. Las puertas eran muy firmes, semejantes a las de las cámaras frigoríficas y no parecían esconder ningún tipo de mecanismo especial. Al apoyar su oído en ellas tampoco escucharon sonido alguno. Frustrante y desesperadamente cayeron en la cuenta de que las puertas no escondían nada visible.