Partida Rol por web

-Me gustaría declarar acerca del asesinato de... -Las memorias no estaban del todo claras- Jonathan Cole. Su hija, Eleanor Rigby Cole le ha asesinado en el motel. Dentro de la habitación está también Madison Montgomery, la cual me comentó que Eleanor la había invitado a ir, de hecho Tessa Turner también me dijo que Eleanor la estaba invitando a ir también al hotel. ¡Para más inri la propia Eleanor me ha mandado fotos del interior de la habitación!.

Tras decir esto, Morat mostró las fotos y quien era el destinatario.

Morat se mete allí, y aún así no puedo creer que todo el mundo le crea a Madison y no se planteen siquiera el hecho de que ella estaba ahí. 

Indignada, decido ir al lago a encontrarme con Mark. Estoy comenzando a odiar a todos. 

El recepcionista miró a Morat con cara de "Oh no, otra vez el loco este". - Sí... Las fotos esas las tenemos ya. Las han pasado a todo el mundo en apenas unos minutos. De hecho gran parte del cuerpo ha ido allí. Tenemos orden de buscar a Eleanor también, para interrogarla, pero no sabemos donde está, aunque la que está completamente manchada de sangre es Madison así que... Blanco y en botella.

-Semen -Comentó Morat a la cuestión de "Blanco y en Botella"- Sí, he visto a Eleanor entrar y salir de la habitación de la víctima, con un arma manchada en sangre. Luego posteriormente he visto entrar a Madison al mismo lugar, lugar que Eleanor le había invitado a ir, según me comentó.

¿Y no llevaba ningún disfraz? - preguntó atónito el policía al escuchar la declaración de Morat. - Si es cierto lo que dice, las cámaras del parking debieron grabarla saliendo con el arma del crímen, así que caso cerrado. Ya se encargará el inspector Wayne. - decía mientras ojeaba una revista.

Al parecer ese hombre, mujer o incluso peor, funcionario no iba a hacer absolutamente nada, por lo que decidió moverse a otro lugar, en concreto a junto Tessa. A fin de cuentas, ella también iba a ser víctima de la trampa de Eleanor, por lo que probablemente ella supiera algo, aunque sea minimamente de todo eso.

Arthur encerró a Madison en una celda privada. - Aquí va a pasar un buen tiempo, señorita Montgomery. Ahora que estamos solos vamos a hablar enserio ¿por qué el ladrón quería que supiera sobre el juicio de su madre y el señor Cole? ¿Cree que su madre mintió en el juicio? - preguntó mientras se encendía un cigarrillo.

Estúpido inspector de pacotilla de la patrulla canina.

Me llevó a una celda, a mí. Con ese horrible olor a mamarracho por todos lados…No podía creer que fuera a dotar de tanto lujo a aquella comisaría. Pero para mi desgracia y en contra de mi nariz, así era.

Le miré un tanto atónita. ¿Cómo sabía que me había dejado el “cuchillitos” una nota? –mire holgazán, yo no sé nada de esos juicios de los que me habla. Mi madre, la cual ha sido enterrada hoy, nunca me ha contado nada- formé una risa burlona –además, le informo de que está interrogando a la persona equivocada, por si no lo sabía, aunque supongo y espero que sí, (al menos por la “ciudadanía”)- bueno, en verdad la gente me importaba menos que el brócoli cocido. Me crucé de piernas y de brazos -Si alguien estaba en contra de daddy Cole y mi madre, es porque esa persona es la culpable. Y usted lo sabe.

Formé un gesto mucho más normal –debería hacer algo bien por una vez, como mandar policías para custodiar mi casa. Pues le envié un mensaje al sospechoso principal, a Mark, pidiéndole que fuera esta noche para hablar- hice un movimiento con las manos, como enseñando las cuatro y escupidas paredes en las que se había dedicado a meterme –y estoy aquí, gracias a ti; así que tanto mi padre como toda mi propiedad están en peligro, pues cuento con que no va a ir sólo, ya que se lo dirá a su secuaz, Eleanor. De hecho han pinchado mi teléfono, espere...¿qué digo? ¿geo localizar? ¡pero si es una palabra que todavía no la han encontrado en su diccionario versión australopithecus, qué barbaridad!

Miré el reloj que tenía en la muñeca al ver que la mañana comenzaba a ser un incordio -¿aquí no hay recreo o qué? Bueno, escuche: exijo hablar con mi padre.

Negó con la cabeza. - Sé que no es culpable, señorita Montgomery, pero la he metido aquí sobretodo por su seguridad. No sé si lo sabe, pero las denuncias suelen ser privadas, pero como su mala leche me recuerda a la mía, le diré que quien delató que tenía la foto del orfanato fue el señor Porpra, al igual que el que ha mentido sobre el cuchillo ensangrentado de Eleanor. - admitió.

Se sentó en una silla y en la mesa puso los pies. - Y no se preocupe por su casa, que está llena de policías de arriba a abajo, la estamos registrando para ver si no encontramos nada más. Por otra parte su padre está demasiado borracho como para venir, a diferencia del señor Jonathan Cole, se ha tomado muy mal la muerte de su esposa. Aunque según nos dice envió al señor Davis a por usted y que cuando este le llamó este, se preocupó un montón, aunque se vio incapaz de cogerlo.

Bajó los pies de la mesa y apoyó los codos, mirando con seriedad a Madison. - Ahora bien, la he encerrado aquí por dos motivos, para que esté segura y para que cuando ocurra algo más, usted tenga una coartada intachable, ahora mismo tiene demasiadas pruebas en su contra como para que nadie confíe en usted, porque no sé si se ha dado cuenta, pero está bastante sola. - se relajó un poco, se echó para atrás. - Sus amigas se fueron enseguida de la habitación, su amigo al que considera su salvador la ha metido en líos dos veces seguidas. Todo el mundo la está dejando de lado, señorita Montgomery. Así que tiene dos opciones, dejar de verme como a un enemigo e intentar colaborar conmigo, diciéndome el por qué cree que dejó el asesino esa lista ahí, un traje en su casa y un todo lo que se le ocurra o puede quedarse refunfuñando dentro usted sola hasta que la saquemos.

Suspiró. - También tiene derecho a una llamada, pero debido al estado de su padre y a mi desconfianza por parte de casi todo el mundo, preferiría que no la hiciera.

Eso de "mi salvador" (Morat) y lo que dije del disco de Miguel Bosé (sobre nuestro, no puedo decirlo, pero empieza por a, de asco) había sido una ironía enorme. Tan enorme como un menú de los concursos esos de gordos donde engullen y engullen hasta que no les queda otra que darle un infarto por el bien de su engrosada y celulítica carga estomacal.

Sin embargo y al parecer, Wayne no se había percatado de que, aunque le creí (a Porpra), también le tenía una aversión enorme. Como a los W.C. de los restaurantes.

El guillado de morado me la había jugado, pero por última vez. El problema fue Seth. El estúpido y escuálido de Seth. Tenía que hacer algo que me beneficiase, como por ejemplo advertirle que me había equivocado. De mi error, que bueno, rectifiquemos:  yo no había errado en nada, las cosas que hiciera, bien hechas estaban, pero quizás podía llamarlo como confusión. Sí, mejor.

-Vale, supongamos que colaboramos. Necesito fiarme de usted yo también. Así que quiero pedirle algo: que me traiga a Seth Summers como visita. Creo que corre peligro, ya que es amigo de Eleanor y se dejaría destruir- más aún si cabe- por creerla y protegerla. Así que quiero que venga –debía dejarla (a la macabra Cole) sin ayudantes que le aligeraran la carga. 

Aunque para mí, lo de estar sola no era de extrañar. La envidia poseía a más mentes que las promociones de Mediamarkt.

-El escogerme puede ser por lo de siempre: rabia, envidia, celos, lujuria…demasiadas variables. ¿Hay mucha mente perversa, lo sabe? Mi cuerpo no es capaz de procesar eso –traté de descansar un poco la espalda en aquel asiento tan usado. El cual debía tener más chicles pegados abajo, que fotos tenía una carpeta de adolescentes en plena primavera –lo mismo es un modo de meterme en su juego para culparme, simplemente- dije sin creérmelo siquiera.

-No tengo ni idea. Pero trata de guiarme a lo que pasó hace unos años. La relación que puede haber en esa mujer que escapó y, su inútil descendiente -crucé las piernas hacia el lado opuesto -Seguro que en sus documentos hay información con nombres y apellidos. Sacándolos, o investigando, tendrá algo. Es la única relación que hago, ya que no veo sentido a que mi madre repartiera ni tan siquiera tantísimos trajes. Ella tenía más glamour- si yo era su hija. Con tener ojos en la cara bastaba para darse cuenta de que lo que comentaba era realidad.

Mmm... - dijo dubitativo. - Está bien, traeré al señor Summers. Pero respecto a los documentos... Al ser algo judicial y confidencial, no hubo parte a la policía, por lo que no tengo ni idea de quien puede ser el nombre de la madre, por eso le insistía señorita Montgomery. - con eso dicho, se marchó a hacer la llamada.

Cae la noche y el inspector viene con cara larga. - Le hemos llamado, de verdad que sí, pero no contesta al teléfono. Hemos llamado a sus padres y nos contactan que está en su casa, sano y salvo... Aunque algo ocupado con una... Amiguita. - suspiró. - Dios sabe por qué los padres de su amigo saben que está haciendo tal acto.

Me parece que está sola, señorita Montgomery, así que póngase cómoda. Le puedo traer algo, eso sí, pero no abuse de mi hospitalidad. - bromeó, aunque con una cara demasiado seria.

Estuve dando vueltas, vueltas y más vueltas por toda la infectada habitación. Primero me fui a la esquina de la derecha, luego a la de la izquierda. En un momento de impaciencia me quedé mirando fijamente las manecillas del reloj y, finalmente me senté en la silla –sobre la cual me tiré un rato pensando sobre si mirar lo que había abajo-. Qué malo era el aburrimiento, de lo más mundano.

Tenía ya en mente lo que le diría a Seth cuando entrase, pero tras el crujido de la puerta sólo pasó Wayne. Por unos segundos esperé a que me dijera algo positivo, como que me habían traído mi maquillaje o que iba a poder usar mi ropa de calle, pero nada por el estilo -y esa era la palabra exacta, sin estilo-. Sólo se limitó a decirme que Seth estaba entretenido, jugando al parchís con Emily Baker- una lectura entre líneas que mis neuronas y yo hicimos-. Sí, neuronas, muchas.

-¿Quién es Nathan Snider?- solté optando por centrarme en cosas menos traumáticas –ceo que debería sacar el nombre de todas las trabajadoras del hospital que coincidieron con mi madre en el año 2003- miré hacia el inspector formando un irónico semblante –por pedir, quiero una suite, ya que tengo que estar aquí –y es que vaya suerte, no iba a volver a jugar al monopoli en los restos de los eones del universo para que no volviera a tener que leer de nuevo la palabra cárcel (aunque, como si en alguna ocasión me hubiera hecho falta jugar, teniendo dinero de verdad).

El inspector volvió a reclinarse sobre la única silla disponible en el exterior. - No tenemos registros de todo el mundo, señorita Montgomery, si alguien no comete un delito, no podemos seguirle la pista. Para mí Nathan Snider es un superviviente del incendio y nada más. No ha cometido ninguna locura más, a diferencia del otro chico, el niño diablo. - comentó refiriéndose al desaparecido.

Por otra parte, ya tenía pensado conseguir dichos registros, pero son privados del hospital, tardará en llegar una orden en este pueblucho perdido de la mano de Dios, pero los señores del hospital ya me han avisado que casi todas las enfermeras eran escogidas por el propio Jonathan Cole, el médico jefe. - admitió con cierto disgusto.

No podemos, no podemos... ¿Pero cómo que no?

-¿El niño diablo?- vaya nombre más cutre. Qué poca originalidad -¿Sabes quién es?- pregunté como si hubiera encontrado el esqueleto de un dinosaurio al más puro estilo de dora la exploradora –mentira perros, yo era Madison, mi semblante era perfecto, único e implasmable-. Ya quisiera la extranjera esa.

-Aparte, ¡da igual el hospital! Que les den a esos vagos informáticos. Rebusquen en la casa de los siniestros Cole. Allí tienen que estar los documentos- expresé cruzándome de brazos al darme cuenta de que tenía que haber sido una espía, pues era buena. Buena para eso y para todo lo que me propusiera. Y sin proponérmelo también. Qué cosas decía.

Pensaba que sabría que me refiero a Mack Floyd.  - admitió el inspector. - Respecto a investigar la casa de los Cole, no parece tan mala idea, pero dudo que hayan tantos archivos como en el hospital, después de todo ¿quien guardaría tantísimos ficheros en su propia casa?

Se levantó un segundo cunado otro policía le llamó. Y volvió a la habitación de la celda. - Parece que su amiguito no va a venir, acaba de contestar con esto.

Gracias por el aviso pero no comprendo bien porqué me reclama así que no creo que mi presencia allí deba ser necesaria.

Buenas noches.

 Le he especificado que era porque quería verle, pero aun así parece hacerse el tonto. Digamos que tiran más dos tetas que dos carretas, señorita Montgomery. - se encendió otro cigarro, ofreciéndole uno a Madison. - ¿Fuma?

Menudo mocarreras. A decir verdad no me sorprendió la respuesta de Seth. ¿Qué se podía esperar de alguien que pensaba con su bragueta en lugar de con su cabeza? Siempre había sido así. Un incauto que a lo más alto que puede aspirar es a no atragantarse con su propia saliva. Si moría o acababa mal, se lo merecía.

-Sí, fumo desde esta mañana- comenté aceptándolo –lo del Mckfly ese pues...se puede decir que lo había leído en la lista, pero no he tenido tiempo de aprendérmelo o memorizarlo- y es que retener tantos nombres, era una matanza más real que la del propio Ghostchiflado.

Respiré sin apreciar ya apenas el mal olor de la celda –algo que hasta me estremeció. Matadme antes de perder mi sentido del olfato, por favor -, pensé en otra cosa. Del verbo pensar rápido, es decir, una idea repentina -¿puedo poner una publicación en instagram sobre mi madre? Es la moda. Quedaría como una rica sin alma si no lo hago- que lo soy, pero la falsedad gana más- Mis seguidores estarán como locos- y era de entender, una realidad –al asesino le llamará la atención. Posiblemente hasta comente.

Dejé que Wayne me encendiera el cigarrillo -¿Y qué saca en claro del Mackaco? ¿Qué tiene que ver con nosotros? ¿Acaso consiguió una segunda identidad, fue adoptado o algo por el estilo? Porque no conozco a nadie de la clase con ese nombre- ni esperaba tener que hacerlo.