Partida Rol por web

Madison, que había visto las noticias y se consideraba mucho más lista que el resto de los habitantes de aquél pueblucho de mala muerte, acudió a la comisaría aprovechando que estarían vigilando y cercando el bosque, además del lago.

Al llegar, se dio cuenta de que, como no podía ser de otra manera, tenía razón, solo tres policías estaban en la comisaría, uno de ellos vigilando e interrogando a la prisionera Leslie Regine, otro en la recepción y el último, bastante distraído haciendo papeleo en su mesa.

Montándome en el coche tras salir del hospital que no habían reformado desde su construcción en el siglo pasado, me dispuse a hablar por teléfono con Nathan.

-No te preocupes, ¿acaso no recuerdas que soy Madison Montgomery?- le iba diciendo mientras me retocaba el pintalabios mirándome al espejo –Tú céntrate en tenerlo todo preparado cuando vuelva- pues necesitaría un plan de relax con el quiromasajista más famoso que les robé a las de Hollywood. Porque yo me merecía su total disponibilidad.

Tras pulsar el botón de colgar sonó de nuevo y, casi al instante, el móvil. Indicando que un nuevo mensaje me acababa de llegar.

¡Normal que me admires! pensé, resumiendo la amenaza bajo los halagos. Si es que la generación de ahora no vale ni para que los maten, recriminé mentalmente girando la llave del contacto para arrancar al coche y llegar de una vez hacia la comisaria.

Bajándome del vehículo con el sonido de los tacones anunciando mi llegada, me acerqué hacia el policía que había en recepción. ¿Acaso no han puesto aún ningún ambientador? Desgraciadamente olía igual a cuando tuve que permanecer retenida con uve doble Ayne –Me han llamado al despacho del jefe de departamento- dije convencida de que estando sola sería imposible pasar desapercibida por la entrada. ¿Quién no se giraría a mirar o preguntarme que a dónde iba?

Efectos de mi naturaleza.

-Tengo prisa- añadí esperando que me indicara cómo llegar para meterme y rebuscar por mi cuenta.

¿Eh? - preguntó nervioso ante la gran presencia de Madison el policía de recepción. - Pero la jefa está... Bueno, cuidando de sus críos, que son un desastre, además de que andan todos liados con lo del bosque, las autopsias, los interrogatorios... - su voz estaba medio quebrada de puro nerviosismo. - Jope, no quiero sonar borde pero ¿a qué tiene que entrar en el despacho?

El nerviosismo del policía generó una sonrisa ladeada en mi cara.

Me gustaba que la gente descubriera el impacto que les creaba. Aunque eso no amortiguaría la respuesta.

-Supongo que no debo contarle lo que significa la confidencialidad- dije cruzándome de brazos –Si quiere la puedo llamar para explicarle que está cuestionando la decisión de un superior – ¿Sería igual de inepta que Anthur y su eterno cigarrillo barato?

-Algo que no creo que le haga demasiada gracia porque…- levantando el brazo enseñé la muñeca, donde tenía un reloj Gucci. Última temporada y con diamantes de Swarovski. Lo que se llama un detalle –Me han pedido ayuda en el caso. Pero no dudaré en irme si me obligan a perder tan sólo un minuto más de mi tiempo.

Yo, eh... - no parecía muy bien que decir, ni que hacer, la figura impositiva de Madison lo dejó sin palabras. - ¡Está bien! Vaya al despacho de la jefa, está al final del pasillo a la derecha. - le indicó.

Madison llegó sin ningún tipo de problema allí ¿pero qué tipo de archivos buscaría exactamente? Habían de todo tipo. Autopsias, crímenes variados, casos sin resolver...

Sonreí de medio lado al escuchar cómo el policía me indicaba el pasillo por el que debía continuar.

-Perfecto- solté bajando el brazo que puse en alto para mostrarle el reloj en forma de cuenta atrás. Y es que la presión solía funcionar bastante bien. Igual que incluir un “edición limitada” en la “fachada” de los productos.

Veremos qué información guarda la imitadora de Wayne en esa ratonera; me dije girándome con predisposición hacia el despacho y avanzando directa en mi cometido: saber qué ocurrió con Eleonor y el mini gótico. 

Pues por muy desafortunado y poco relevante que hubiese sido su nacimiento... algún tipo de documento debía constar en un cajón polvoriento de aquellos.

Rebuscando y rebuscando a Madison le costó muchísimo encontrar algo que pudiera estar relacionado con Eleonor, de hecho lo único que logró encontrar fue que hace más o menos nueve años, llamaron del hospital porque una tal "Elena" había llegado en unas condiciones deplorables al hospital, sin documentación de ningún tipo y a punto de dar a luz.

A pesar de todo, cuando los médicos la ayudaron a dar a luz y antes de que llegara la policía, logró escabullirse con su hijo, al que llamó "Jack", haciéndose así un sinpa y evadiendo la ley, demostrando la incompetencia de las fuerzas de la ley de aquél lugar, además de la incapacidad de retener a alguien de los médicos del pueblo.

También se comenta en el informe que estuvieron rebuscándolos por todo el pueblo, pero no encontraron ninguna casa en la que pudieran estar viviendo dos indocumentados.

¡Menuda cuadra destartalada! pensé quejándome de lo que tardé en poder conseguir información relacionada con la tétrica y el tal Jack.

Jackdefesio según yo.

Cerrando de golpe el último bloque de papeles que tenía entre las manos, opté por no buscar más acerca de esos dos. Vivirán de ocupas en cualquier chabola. Si es que ya se le veía de lejos cuando iba al instituto con aquellos rotos en los vaqueros, añadí lanzándole un vistazo al reloj.

Me da tiempo a mirar los papeles de la psicópata pirómana pastillera _{(Dana Scully)}, solucioné al intentar aprovechar un par de minutos más. Y sólo eso. No fuera que la inutilidad se pudiese contagiar por medio del ambiente. 

Madison revisó quienes asistieron al funeral de Dana... Y solo fue gente que quería asegurarse de que estuviera muerta y enterrada. Pero algo le llamó la atención a Madison y es que la policía descubrió que Dana había donado óvulos de forma anónima a clínicas de fertilidad de pueblos cercanos, aunque no se investigó más, ya que al ser de forma anónima, era imposible que nadie supiera que el óvulo era de Dana Scully ni Dana Scully podía (en principio) saber si sus óvulos habían sido usados.

Pero poco más pudo mirar, pues el chico que estaba en recepción entró al despacho. - Di... Disculpe, tenemos que cerrar la comisaría, reclaman a todos los agentes fuera porque ha ocurrido un ataque y... Bueno no podemos dejarla aquí. - decía con la voz algo temblorosa, pero sin embargo, seguía siendo policía y podía seguir metiéndola en problemas, por lo que Madison, aprovechando que no tenía nada más que mirar allí, decidió hacerle caso y abandonar la comisaría.

Al salir vio que habían soltado a la chica que tenían prisionera, la supuesta asesina de la fiesta, Leslie Regine, aunque parecía muy cansada.

¿Óvulos? ¿Es que le han dado licencia a la gente psicópata y fea para pasarle su genética a otros? La sociedad no dejaba de asquearme, y al igual que con diecisiete años, a los veintisiete seguía horrorizándome con que hubiese personas que desafiaban la selección natural expandiendo cualidades que debían de exterminarse. ¿No podían centrar sus esfuerzos en irse a una clínica de estética para ponerse pecho o arreglarse la nariz, por ejemplo?

Terminando de dejar los informes de la asesina asesinada _{(Dana Scully)}, llevé los ojos a la puerta. Desde la cual se asomaba el anterior policía, el que se puso nervioso tanto en recepción, como ahora.

-Por supuesto agente. ¿Quién soy yo, aparte de la chica más rica, sexy y con mayor reputación para negarme ante la ley? – dije llevando la mano hacia mi pecho con una sublime teatralidad. Pues si me iba de allí era por haber terminado mi labor de infiltración en aquel maloliente despacho.

-Espero que atrapen pronto al sospechoso- añadí marcando de nuevo con mis tacones la firme decisión de dirigirme al coche.

No obstante... en mitad de este trayecto vi algo que me hizo pararme en seco.

Vaya, vaya, vaya, no sabía su nombre, ni me importaba. Una amargada. Encuadré fijándome en la solitaria adolescente _(Leslie). Hubieras sido válida atándome los cordones. Pensé dando por hecho que, desafortunadamente para ella (debido a nacer en otro momento de la vida) la chica se había perdido una oportunidad de oro: servirme como lo hicieron Sophie, Ginny y Eli –Parece que la han tomado con quien menos debían, ¿verdad? - le pregunté con una sonrisa de medio lado, tratando de manipular sutilmente su depresivo cerebro.

–Soy Madison Montgomery, encantada. Y tranquila, yo no creo que seas sospechosa. Es más, comprendo tus sentimientos. En su día tuve que pasar toda una fatídica noche ahí dentro- lo llamaba captación de séquito y fieles a la reina (que por supuesto, era yo).

La chica estaba realmente apenada, como si se le hubiera caído el alma al suelo. - La verdad es que sí. - contestó al primer comentario que hizo Madison. - Parece que tengo un imán para los problemas. Me han acusado de intentar asesinar a mi ex, de molestar a un chico del instituto en el baño, de asesinar a dos personas en el bosque. - suspiró, mirando al infinito. - Y yo no he hecho ninguna de esas cosas, no sé porque no me creían los policías. - negó con la cabeza. - Al menos ahora me han soltado, eso sí, porque ha ocurrido otro ataque... Espero que no haya muerto nadie.

Fue cuando escuchó el nombre de Madison cuando sus ojos y su cuerpo en general, se giraron hacia la rubia. - ¿Esa Madison? - dijo con cierta emoción. - Eres toda una leyenda por aquí, de hecho en el club de arte todos aspiramos a tener tu nivel de vida y en general suelen envidiar tu belleza. - admitía. - Es un verdadero placer conocerte. - su forma de hablar, tan depresiva, ahora se había iluminado con cierta chispa de esperanza, a pesar de que no estuviera tan animada como siempre.

Estaban tan perdidos en ese entonces como ahora por lo que veo. - admitió tras escuchar las declaraciones de Madison. - La verdad... Es que la policía es muy incompetente. -suspiró. - Pero... ¿Qué te trae por aquí? ¿No te habías mudado? - preguntó curiosa.

Como ya os predije (gracias a mi amplio e innato conocimiento), esa chica cumplía con el perfil perfecto para llamarla “secuaz” (seguido de un número clasificatorio).

-Por favor, ¿Cómo han podido creer eso de ti? – empatizar fue demasiado fácil – Si lo de matar a los ex está híper visto. Ya no se estila. O bueno... sólo en las pelis del medio día. Esas de antena tres- datos que denotaban cómo la actualización del personal policiaco debía estar anticuado hasta en la versión de su segundón móvil, de marca android.

Respecto a lo de que otros alumnos hubieran o no muerto… ni lo referí. Pues estaba claro, alguno más habría caído. Y con suerte, seguramente más de uno.

En la rueda de reconocimiento no se vieron espabilados.

Eres toda una leyenda por aquí, de hecho en el club de arte todos aspiramos a tener tu nivel de vida y en general suelen envidiar tu belleza

Dime algo que no sepa, pensé poniendo una sonrisa de medio lado bastante amplia –Entiendo tus preguntas. ¿Qué puede hacer una Montgomery en medio de este pueblucho, cuya importancia reside en la historia de una loca escondida detrás de una careta del chino? - en mis palabras se reflejaba asco –Sé que no se lo merecen. Pero alguien debe –sacar partido – acabar con esto.

-Vengaré a mi madre- resolví haciéndole una pregunta que afianzaría en vistas a un futuro próximo si podía contar con la información que obtuviera ella -¿Quieres colaborar?

¿Antena tres? - preguntaba confusa la joven Leslie. - ¿Eso que es? ¿Una cadena televisiva exclusiva de algún país exótico? - la joven americana no parecía tener ni idea de a que se refería Madison, después de todo, tampoco es que la cadena de televisión española fuera famosa fuera del propio país.

La joven Leslie parecía un poco reacia al principio, después de todo, meterse a buscar a un asesino no solía acabar bien, pero por otra parte, quería limpiar su nombre, nadie la iba a contratar como actriz si habían dudas de que fuera una asesina. - Está bien. - aceptó un poco a regañadientes con sus conflictos internos. - Te ayudaré... Pero ¿para qué me necesitas?

Olvidaba que lo más lejos a donde habéis viajado fue a la granja escuela con seis años –Sí, es una referencia a la televisión de otro país… ¡Podrás viajar conmigo cuando demos con el nuevo maniático! - dije incentivando a la chica, pese a la convicción interna de que esto no sucedería. ¿Alguien me veía cara de niñera?

–Y por favor…- ahí podría insertar su nombre. Aunque... sólo en caso de sabérmelo.

¿Sería Anna, Sarah, “la Mary” (con artículo delante)? Ni idea. Sólo me vino: secuaz sin número - ¿Cómo te llamabas? – le pregunté mirándole un breve instante antes de mover la mano a ambos lados restándole importancia –Bueno, da igual, la cuestión no es en qué me puedes ayudar; sino en qué te puedo ayudar yo a ti- ¿alguna vez estilé necesitarla? -Porque está claro que ninguno estáis libre de recibir una visita del enmascarado- Te falta mucho por aprender.

Enhebrando mi brazo con el suyo eché a andar –Empezaremos por compartir información. Pero para eso vamos a una cafetería que hay cerca. Necesito un café latte descafeinado sin espuma con extracto de calabaza, extra caliente. Junto a su respectivo y preciso chorreón de leche condensada para que lo endulce- gustos selectivos desde los diecisiete –Mientras tanto a ver, dime, ¿Hay algo importante que creas que debes contarme?

Al llegar a la comisaría, acompañados de Jodie Jones, Allison les recibió, muy preocupada al ver como traían a Matt.

Tras tomar testimonio a todos, llamar a una ambulancia para que llevaran al pobre Doe a la morgue y poner a buen recaudo a Eleonor Rigby, los reunió a todos para hablar con ellos. - Lo que habéis hecho... Ha sido una gran estupidez. Que hayáis capturado a una de los asesinos de hace diez años y actual delincuente reportada, no ha merecido para nada la pena si ha costado una vida. - suspiró, si bien estaba decepcionada de aquello, también estaba contenta de haber atado aquél cabo que se les escapó hace años.

Igualmente, debo agradeceros que hayáis cuidado de mi pequeña y que hayáis demostrado que existe el tal Jackie... - miró a su hija. - Lo siento Jenn...

Tenemos mucho papeleo que hacer, pero puesto que Jodie Jones ha dado testimonio a favor vuestro... _Creo... Quedáis libres y fuera de toda sospecha de lo que haya podido pasar en el bosque. - se cruzó de brazos. - Pero no hagáis más estupideces por hoy, por favor.

Si bien cualquiera podía irse, agarró a Samantha y le susurró algo al oído.

Gracias por cuidar de mi pequeña, necesitaba centrarme y ahora, siento que he vuelto en mí. Me encargo yo a partir de ahora. - dicho eso se separó y asintió, con una mirada cómplice hacia la delincuente juvenil, a la que normalmente, solía mirar con decepción.

Allison, Jackie, Jennifer y Jodie, se quedaron en la comisaría, haciendo así que los jóvenes y no tan jóvenes pudieran marchar donde quisieran, pues aún quedaba algo de tiempo hasta que comenzara el festival de la luna sangrienta al que, en principio, deberían acudir, aunque no ir siempre fuera una opción.

Tampoco habían llegado aún las noticias de la noche, por lo que el padre de Diana aún no había anunciado lo que había pasado en el bosque y por ende, se podría decir que seguía siendo un secreto.

    No iba a mentir, me sentía ligeramente incomodo dentro de una comisaría por razones que no competen a lo ultimo vivido, por lo que luego de escuchar a la Sheriff, ver que algunos iban a tener sus charlas intimas, pues hice lo que toda persona normal haría luego de taclear a un asesino en disfraz de la parca.

   cleo que necesiT'o un baño - mientras olisqueaba ligeramente mis ropajes - sooo... nos vemos mañana... - miraba por encima a uno o dos de los presentes y largarme como si no hubiera pasado un asesinato, o uno falso como lo repetía la grandota con cara de mala ostia.

Elba Ginaso decidió seguir a aquellas patitas que era Matt Doe, al parecer todo aquel que se llamaba Matt no tenía demasiada suerte en aquel pueblo. Su objetivo era ir a la morgue, quizás con una motivación oscura detrás o simplemente hacerle una foto al pene del chaval como había dicho que necesitaba y nadie le daba... a saber...

-Adiós.-se despidió de Jackie, apenada por lo rápido de la separación. Había supuesto que el niño seguiría con ellos, y ahora seguramente le esperaría la misma tortura de preguntas y esperas que ellos habían sufrido tras cada asesinato. Así que apuntó su número de móvil en un papel y se lo pasó en un momento en el que los adultos no la vieran, junto a un billete pequeño por si acaso.-Por si necesitas algo.

Pero debía admitir que no se arrepentía de haber ido a la comisaria. Aunque al principio no lo había pensado, así se asegurarían de que Eleanor estuviera a salvo, y que tampoco resultara una amenaza para ellos. Ahora solo quedaba... bueno, el resto.

-Deberíamos hablar del resto del plan para que salga bien. ¿No te quieres apuntar?-le preguntó a Lazlo, invitándole a unirse a sus planes como solía hacer con todos. Lo que dijo de la ducha le hizo darse cuenta de que ella también debería darse una. Llegaba un punto en el que mojarse con agua y jabón los sobacos y otras partes en un baño público no podían sustituir una buena ducha. Pero había otra cosa que corría más urgencia.

-Que por cierto... ¿de quién más sacáis la maría, aparte de mí? Es para un... ah... amigo.-preguntó con una sonrisa de fingida inocencia, tras asegurarse de que ningún poli andaba cerca. Bueno, otras dos cosas corrían urgencia.