Partida Rol por web

Después de haber escogido las armas y equipo pertinentes se os dan los caballos o mulas según vuestra elección, el viaje sigue la ruta de la costa. El diácono se muestre en todo momento distante solo os habla para dar órdenes sobre el camino a seguir, la marcha y los lugares para hacer alojamiento. Este se reserva para él y sus servidores clérigos menores los mejores alojamientos, teniendo que dormir vosotros en la sala común, en el caso de no querer gastaros vuestras mejores monedas.

De repente una furiosa y repentina tormenta os sorprende en medio de vuestra ruta, desorientando lo bastante como para desviaros ligeramente de vuestro camino. Cansado y calado hasta los huesos, no tenéis otra opción que intentar guareceros en las ruinas de una especie de torre de vigilancia que se recorta claramente en el horizonte.

El viaje estaba siendo un viaje de perros. Abandonar el castillo del barón para ir durmiendo por salas comunes era bastante molesto, ver como el diácono sólo se gastaba los cuartos en sus clérigos era hiriente. Mas non iba a ser yo el que se quejase, no señor.

  A trompicones et con el culo echo polvo de ir en la mula llegamos a un torreón en ruinas durante la tormenta. Ofrecime para fazer la primera guardia, no por desinterés, sino porque andaba sin sueño et las otras guardias las consideraba peores et sino fazía la primera me tocaría alguna de las otras. Yo haré la primera guardia. Digo sonriendo apoyándome en mi maza pesada.

 Miro por si hay maderos para fazer un buen fuego, si los hay lo hago, saco la manta de mi saco et me enrrollo en ella sentado mientras dejo pasar las horas mientras mordisqueo algo de cecina.

Durante el viaje, Grabiel ha procurado hablar poco, no tiene ni la necesidad ni las ganas, así que simplemente continuó como pudo, sin ni siquiera quejarse de las condiciones en las posadas.

Cuando el chaparrón los sorprende, piensa que debería haber traído una capa más gruesa, con la misma resignación cansada de siempre. Decide que las ruinas de la torre son tan buenas como cualquier otra, así que no opone ninguna resistencia para ir allí. Y, por si fuera poco, el sacerdote decide hacer la primera guardia. Mejor, está agotado.

Toma una cena rápida y se arrebuja como puede en sus mantones, intentando hallar un sueño que necesita.

*El tiempo que habíamos tenido en el viaje no era precisamente el soñado para mi primera misión de importancia, pero para hacerme un nombre en las Españas, tendría que soportar todo esto y mas así que me pongo la capucha que tenia cosida en la capa para resguardame al menos la cabeza de la lluvia, compruebo que mi montante esta bien colocado en mi espalda y acaricio a mi caballo, entonces terminamos la ruta del primer día ato mi caballo a un árbol o soporte similar que me sirva, y me acerco a los servidores de dios mientras les digo...

No os preocupéis, seguro que mañana mejora el día, ahora intentad descansar en el techo que nos proporciona este torreón abandonado, y haré la ultima guardia...

*Me acerco al padre Sebastian mientras le susurro..

Padre, si ves cualquier cosa o escuchas cualquier cosa inusual no dudes en avisarnos, en un ataque nocturno la rapidez de actuación es lo mas importante, voy a descansar llámame para ultima guardia vale, que sea leve tu guardia...

*Sin mas dilación me retiro a descansar en lado de la pared del torreón abandonado...

Sisisi, así lo haré  digo refunfuñando. Lo último que me apetece agora es que ocurra algo durante mi guardia. Como si no fuera ya bastante aventura tener que dormir al raso con esta noche de perros, sola faltaban salteadores, no en mi guardia.

Duerman tranquilas vuesas mercedes que non pasará nada aquí sin que lo sepa.  Le pego un trago a la bota para aclararme después de haberme comido la cecina et sigo desjando pasar las horas mientras miro el fuego et a mi alrrededor.

La torre está compuesta de una planta baja llena de charcos de agua, un piso superior con el techo hundido y semiderruido y una especie de sótano.

El diácono muestra en su rostro el desprecio por el lugar pero debido a la intensa lluvia y a vuestras ropas empapadas manda a sus fieles a que examinen el sitio. Aquellos avergonzados por tal tarea le responden mande a vuestros soldados que no somos nosotros hombres de armas, y no sabemos que puede haber escondido en esta torre de mal agüero. 

El diácono os mira por un momento a los tres y a todo esto no sabe a quién acercarse pero sale de su gaznate una voz imperiosa dirigida al viento ¡Examinad la torre! Para después recostarse en algunos de esos rincones, los dos ayudantes se quedan perplejos mirándose el uno al otro para después sentarse al lado de su señor.

Ya va,ya va digo mientras me levanto et preparo para inspeccionar la torre. Ya me había echo a la idea de aguantar un rato et despertar al matasanos et agora resulta que para su señoría non es suficiente aqueste sitio. Si no que quiere que lo registremos, Ea, que se le va a hascer.  Desjo la manta al lado del fuego, ya la usaré después. Et con la maza pesada en la diestra, apoyada sobre el hombro me dispongo a inspeccionar.

Ante la repentina orden del diácono, Grabiel abre los ojos y se lleva dos dedos a la frente, masajeando sobre los arcos supraorbitales. Con un quejido de evidente irritación y una mirada fulminante al miembro del clero, se levanta lentamente y se despereza.

 —Sea, sea, acabe nos os pronto...—Dice, cansado, mientras piensa como de grande serían los pulmones del diácono.

Se dirige hacia la planta superior, quizás allí haya mantas, o ropas secas, aunque lo duda mucho.

*Apunto de acostarse escuchó los gritos del diacono, a si que suspire y mire a mi coracina y negué con la cabeza...[i]No creo que haya peligro así que no me la pondré, iré simplemente con mi espada y iremos a echar un vistazo..[/b]

*Me estire un poco los brazos y la espalda y cogí mi montante, apoye la parte plana en mi hombro, mire al diacono, sonrio mientras le digo...

No se preocupe señor, no creo que halla nadie, pero echaré un vistazo por si acaso...

*Tras decir esto, me fui arriba con decisión para explorar la torre..

Al explorarla un poco, no hay otra cosa que una planta baja llena de charcos de agua, un piso superior en el techo hundido y semiderruido (no hay nada que ver) y una especie de sótano con algunos huesos humanos, restos de comida podrida, algunas armas herrumbrosas y restos de algunos muebles. Entre la basura se encuentra un vejete andrajoso y mugriento, a todas luces enloquecido, que nada más veros recita con voz chillona:

" Habéis perturbado mi profundo sueño:

de haceros daño ahora soy dueño.

Elegid entre dar una respuesta

a la pregunta que tengo dispuesta,

o enfrentaros a la muerte,

sin que podáis contar con la suerte"

Pero....¿qué hasce aquí abajo omne de Dios? tenga un trago de vino rebusco entre mis ropas a ver si tengo algo de comer, pero paresce que non llevo nada.Venga con nos buen omne et le daremos de comer, mañana sera otro día et podrá ir hasta algún pueblo cercano. Hago una pausa para pensar un momentoQue quier jugar a los acertijos,ea, non le diré yo que nones que a mí me gustan mucho et podremos pasar la noche. ¿Se sabe aquesta? "No es león et tiene garra,non es pato et tiene pata"
 

Grabiel frunce el ceño, bastante sorprendido y además, molesto. Era lo último que faltaba para terminar de culminar el viaje, un anciano demente que les lanzaba enigmas y maldiciones. En cuanto se lo presenten a los sacerdotes, seguro que le permiten dormir con ellos... Qué desagradable...

 —Pater Sebastian, perdonad me un momento. Quizás antes de presentar gelo al prelado, deberiede mos oír ca dizi el viejo. Pudie ser un loco.

Paparruchas, cualquiera aquí encerrado acabaría loco perdido. De buenos cristianos es socorrer al prójimo et claro está que aqueste omne necesita ayuda. Sigo ofreciéndole la bota al viejo, mas las palabras de Grabiel han calado en mi, et tampoco es plan presentarse al prelado con un chalado sin que aqueste vaya debidamente atado.Oigamos pues la adivinanza,non estoy de humor para enfrentarme a la muerte. Digo con una media sonrisa y un ja resignado.

Ante la respuesta del Padre Sebastián que accede a contestarle la dichosa pregunta de marras, el viejo os dice:

He aquí la pregunta dispuesta:

decidme presto la palabra

que nombra la respuesta

en la que no se dice palabra.

Retiro la mano del viejo con la bota, me aparto un par de pasos no vaya a ser que entre en cólera si non adivinámos el acertijo. Con la siniestra me meso la barba et con la diestra sujeto la maza.La palabra en la que se nombra la respuesta en la que no se dice palabra.hummmf pienso un poco et disjo a mis compañeros. ¿Qué dicedes vos?¿tenedes alguna idea? A bote pronto se me ocurren dos opciones, la muerte et el silencio, aunque me decanto por el silencio.  Hago una pausa     ¿Alguna otra idea?

Yo iba a decir lo mismo Padre, Silencio, aunque... no tengo tiempo para tonterías saquemos a este anciano de este lugar para poner comodo a nuestros invitados, quiero dormir cuanto antes, el camino ha sido duro y mi paciencia mengua a medida que sale la luna

*Digo esto mientras me voy acercando al anciano para levantarlo...

Grabiel se encoge de hombros y resopla.

—Pues el silençio ha de ser. Dizid le al vieyo la razon e quiza calmede

Aún habiendo dicho eso, no es menos cierto que todo el asunto del viejo chiflado está comenzando a enervar al médico, y comienza a pensar que quizás no sería tan mala idea entregarlo al prelado y que se ocupare de él.

El "Silencio" pues. Digo esbozando una sonrisa de satisfacción.Agora si tiene a bien el acompañarnos vuesa merced.......La verdad que todo aqueste asunto del viejo me estaba entreteniendo, et pensar que agora era el mio tiempo de guardia también ayudaba. Agora quedaba ver la reacción del viejo a la respuesta et la del prelado al ver a un viejo medio ido en el refugio que hemos improvisado.

El viejo os responde:

Habéis respondido con tino.

De todos modos os he de castigar,

hablándoos de vuestro Destino:

En vuestro peregrinar

serviréis a un mal amo,

el cual os ha de hacer gozar,

su hospitalidad con su propia mano.

Huyendo de su lado iréis a dar,

con corte de tullidos y enfermos,

y a la reina de éstos tendréis que agradar,

si salir queréis de sus campos yermos.

Vuestro camino luego os hará errar

por desiertos de locura y muerte

y para con un santo varón poder hablar,

deberéis confiar en vuestra suerte

Pero vuestro destino es terminar

en el tenebroso Reino del Diablo

entre los condenados habréis de andar

¡A no ser que yo no me sepa lo que hablo!

Tras esto, y con una enloquecida carcajada, el viejo desaparece.

Santigueme repetidas veces al ver al viejo desaparecer Válgame Dios, ¿vistéis acaso lo que yo ví? Ya non estaba divertido y la cara pálida por el terror, mas cuando tuve un segundo de reflexión pensé en algún truco de "mago" itinerante et comenzé a buscar por la sala a ver dónde se había escondido el condenado viejo. Buen truco dije al aire, agora ¿queredes vos salir do quiera que  estéis?