Partida Rol por web

Priest anda silencioso por entre los árboles del bosque. Al fin llegó el momento de separar al grupo, y de dirigirse hacia la ciudad donde se encontrará con su mentor, Dirdo Dautero. Priest tiene bastante temor de cómo pueda desarrollarse ese encuentro, pues no tiene la certeza de que Dirdo Dautero este dispuesto a ayudarle. ¿Pues que es el, mas que un simple joven sacerdote acusado de asesinato?

Mandrin se siente impaciente por llegar a su destino. Mientras camina no hace más que pensar en su hogar: los bosques, sus seres queridos...hace tanto tiempo que los vio por última vez...
Luego pasa de la nostalgia a la rabia cuando piensa en los engaños y traiciones a los que se ha visto expuesto: piensa en Kalibus, Jeb Iklab y, sí, en Kelgor.
¿Por qué demonios será todo tan complicado? ¿Y por qué nos han hecho esto a nosotros? Estábamos en el lugar equivocado en el momento equivocado...¿o hay algo más?
Intentando borrar los pensamientos de la mente, el pequeño elfo trepa hasta la copa de un árbol para vigilar el camino.

Creo que será lo mejor...
Mandrin busca un lugar adecuado para acampar.

Si, Mandrin, la verdad es que, si no recuerdo mal, la primera vez dijiste que la caravana salía en dos días, así que tenemos hasta pasado mañana. Lo de cazar es buena idea, Chakos. Tenemos tiempo para intentarlo. Pero primero descansemos un poco...
Priest echa un vistazo alrededor, buscando un buen sitio.

Mandrin siente una oleada de frío cuando la enorme mano del troll se acerca su arco. Como un relámpago, el elfo salta y lo coge antes de que Chakos siquiera lo roce.
Ten más cuidado Grandullón...solo yo puedo tocar mi arco. Es mi más preciada posesión...
Se cuelga su carcaj y comienza a caminar atento ante una posible presa.
Sígueme...y trata de no hacer mucho ruido.

Os encaminais en busca de algo que cazar para echaros a la boca. El elfo encamina la pequeña comitiva.

Escucha eso...¿no es el ruido que hacían los felinos? Quizás no haya sido buena idea.
Mandrin trata de hacer el menor ruido posible mientras averigua la procedencia del sonido.

El pequeño elfo traga saliva ruidosamente ante el comentario de Chakos. La verdad es que no sabe si tomárselo a chiste...
Sí...será lo mejor...
Se pega a Chakos lo más que puede y comienza a caminar tras él. Mientras camina busca alguna planta comestible que les pueda servir de alimento.

- No te preocupes, no me refería a ti. - El rostro de Chakos se muestra todo lo amigable que puede pese a su fealdad manifiesta. - Con esa cara que se te ha quedado ahora pareces un apio. - Una sonrisa se deja entrever entre los herpes que rodean sus labios. Vamos.

Chakos se desplaza con la mayor cautela que le es posible. No tanto por no alertar al felino como por poder oir mejor su entorno. De hecho duda si armar ruido sería bueno para espantarlo y esa duda es la que consigue que no sea suficientemente silencioso aunque no pasan de ser simplemente movimientos cuidadosos los que realiza.

Escuchais claramente el sonido a unos 20-30 metros.
Os moveis con cautela, con la suficiente para alejaros sin oir más el ya insoportable sonido.
Parece que os habeis alejado lo suficiente, sin duda debe haber varias camadas de este animal en este bosque.
Tambien escuchais sonidos de aves las cuales no conseguis divisar hasta llegar junto a Priest.

Mandrin deja su arco y su carcaj en el suelo y se sienta apoyando la espalda contra el tronco del árbol. Es curioso lo cómodo que se siente a la interperie, lejos de la ciudad y su ajetreo caractrístico.

Una bandada de pájaros que pasa volando le hace mirar hacia arriba. El elfo cierra los ojos y deja que la agradable brisa que corre le acaricie la cara. Inspira profundamente sin abrir los ojos, como tratando de alargar ese letargo idílico en que se encuentra sumido.
Con el rabillo del ojo mira a sus compañeros y sonríe ante la pintoresca escena: un joven sacerdote, vigilando inquieto los alrededores; un pato con cara de pillo y un enorme troll negro masticando todo lo que encuentra a su paso. Se podría escribir una estupenda novela con esta introducción...

Saliendo un poco de su ensimismamiento, Mandrin apoya una pierna en el tronco del árbol y se agarra a una rama cercana que se inclina levemente ante el escaso peso del elfo. Con una habilidad felina comienza a trepar por el tronco hasta su rama más alta, donde se sienta a admirar el paisaje de forma privilegiada.

Desde su alta posición, el elfo observa el terreno.

Mandrin observa a lo lejos con mirada preocupada antes de dirigirse a sus compañeros.
Eh!!...algo ha espantado a los pájaros del bosque más o menos a una milla al suroeste de aquí. No puede ser nada bueno...
El elfo sigue atento a la zona para ver si ocurre algo más.

-Tened cuidado porque en esta tierra parece que no hay nada más que gatitos. - Chakos deambula de un lado a otro cogiendo toda clase de cosas y engulléndolas. De vez en cuando algunas las guarda.

A la media hora de buscar sigilosamente, hallais lo que define Priest como una liebre correteando entre arbustos

Priest se para al ver la liebre, y le hace una seña a Quackjohn.

[b]Cuack!! dónde está??!! la has visto??!!

Efectivamente no pasa media hora mas y ves otra liebre, o quizás sea la misma. Parece que estais de suerte