Partida Rol por web

- Realmente lo que importa no es quién sea mejor médico, sino ser lo bastante bueno como para hacer bien el trabajo. Cuidar de los que te rodean.

Lo dicho, un so-le-te.   

Annie sonrió ante la sabia respuesta a su puya.  Aunque realmente querìa que mordiera el anzuelo y nos dijera en qué se sentía bueno, para que la minina supiera qué podría aprender de él. 

Saludó al hermano cuando se presentó.  Mucho gusto, Santino.   No he ido a ninguna fiesta pirata donde no se arme una gresca de algún tipo, así que le deseo mucha suerte y mucha serenidad.  Y cualquier cosa que necesite con el clima, no dude de venir a pedirmela.   -Así nomás.  Quizá fuera cuestión de clavar un cuchillo en el pasto y ya. 

—Bueno, qué... ¿se lo damos ya, chicos?

¡Sii, capitana!

Por su lado, no quitó el ojo del "hermano" de Mikele, no le agradaba para nada el mafioso, sabía que algo ocultaba, o esa era su impresión, de su parte, no tenía intención de presentarse, aún qué quedará cómo un maleducado, prefería que le cortaran las alas a hablar.

Miró a la capitana de reojo, no importa que dijera el ladrón, ellos siempre hacían lo que quería, y terminaban por arruinar las sorpresas, esta vez se quedó callado, se cruzó de brazos, y cerró los ojos, no estaba en un estado de ofuscación, pero si quería desaparecer, pasarían todo el día sin verle, y los evitaría cómo castigo, incluso si se tratase de una orden directa suya. 

La última vez los evitó por una semana, al único que no quiso evitar era a Bronz, por que siempre lo tenía en cuenta, no importaba cuanto trataran de capturarle o convencerle para hablar, una vez enojado, simplemente desaparecería, y cómo dice un viejo dicho "No se extraña el ron hasta que se agota el tonel". 

El médico comenzó a responder a su colega de profesión.

- Tuve buenos maestros. Además, en nuestro barco poseemos una biblioteca muy nutrida. Si quieres, no me importaría mostrártela. Seguro que te gustaría mucho.

Dice sonriendo.

- Te fías de la gente demasiado rápido.

Dice el hermano de forma tajante, pero a lo bajo, sin interrumpir vuestras presentaciones.

En esto, mostráis vuestro regalo: Elizza toma el cofrecito y lo abre ante Lyvia y Mikele. Es una brújula muy ornamentada cuya aguja apunta permanentemente a un punto lejano en el horizonte. En su cuidada ornamentación posee un nombre en una plaquita en letras de relieve que deja leer ‘TROPICALA’.

Lyvia se emociona muchísimo.

- ¡No lo puedo creer! Es una Odisea! Una Odisea que apunta a Tropicala!? a la isla Tropicala!? A ESA TROPICALA!?

Lyvia chilló.

- ¡Quiero usarla ya mismo para ir allá! ¿O esto también habrá que ponerlo en el 'tesoro nupcial'?

- Creo que también habrá que añadirlo, cariño. Pero no pasa nada, no es como si lo fuesen a robar.

- ¡Les enseñaremos el tesoro nupcial una vez saluden a tu padre!

Aunque tenía razón, las palabras del hermano me hizo enfadarme un poquito. ¿Acaso no éramos de fiar? Aun así, traté de no hacerlo notar. Por el contrario, me centré en el regalo.

—¡Digo! ¡A «ESA» Tropicala! ¿Os gusta? —sonreí e hinché el pecho de orgullo—. Nos hacía mucha ilusión daroslo.

Claro que les había gustado, ¡era el mejor regalo de todo el mundo! ¡No había otro igual!

—¡Disfrutadlo bien! jojo.

En cuanto a la familia de Mikele, tenía curiosidad por conocerles. De momento sólo conocía al hermano y a él. ¿Cómo serían sus padres? ¿Se parecerían más a Mikele? ¿O se parecerían más a Santino?

-Somos los mejores invitados a las bodas, todas las bodas se pirran por los Puño Rojo pero no todos se llevan los mejores regalos-Al menos la comida de Bronz y el regalo de bodas habían sido rotundos éxitos ¡y ningún hombrepez había intentado comérsela! Qué podía salir mal después de aquello. Nada. Nada en absoluto.

-¿A quién le importa el tesoro nupcial? ¡Vamos a esa biblioteca!-decidido. Mikele era su nuevo masmejoramigo del mundo mundial y le miró con ojillos brillantes y la cola meneándose con fuerza a la espalda-sería taaaan guaaaaaaaay

Khalan puso serio su mano sobre el hombro de Audrey negando con la cabeza. Susurrando le dijo.

— El tesoro nupcial importa poco, pero no es lo mismo con presentar nuestros respetos al señor Cannoli —

El artillero asintió y sonrío.

— Si va a suponer un problema de seguridad no veo inconveniente en no ver el tesoro nupcial. No hay duda de que será el más extraordinario que hayamos visto nosotros y casi nadie. Por otro lado, ardo en deseos de conocer al padre de tan ilustre médico —

mmm, pues, bueno, mmm, yo diría que....    pues no a la pila de tesoros, no.  Este es un regalillo, digamos que ...si alguien se lo vuela, ¡se vuela!    Mejor guàrdelo ud Dr. Cannoli, en algún bolsillo.   Mire, que no es por nada peero, -puso la mano a un lado cubriéndole a Annie un poco la boca, como hablando en confidencia y hablando más bajito-  este lugar está lleno de piratas. 

Lyvia grita al ver el regalo y os abraza, dando saltos de alegría.

- ¡Pero esto es demasiado chicos! ¡No puedo creer que hayáis conseguido esto!

Mikele, por otra parte, se enzarza con Audrey a hablar de libros.

- Será un placer enseñarle la biblioteca a alguien que vaya a poder apreciar todo ese conocimiento.

Se quedó pensativo.

- Pero supongo que antes hay que cumplir con las pocas tradiciones que tenemos. Saludad a padre y luego podréis deambular con toda la libertad del mundo.

- Cierto. Acabemos con eso. Y luego dejemos esto en el ‘Tesoro Nupcial’.

Dice antes de que comencéis a andar de nuevo.

- Ojalá pudiese ponérmela YA mismo en la muñeca, pero es otra estúpida tradición. Se supone que hay que dejar el tesoro a la vista y nadie lo robará por respeto o miedo a las tripulaciones que organizan todo esto. Cuando saludemos a Rossio os lo enseñaré, es una pila enorme! Os váis a caer de espaldas cuando lo veáis.

Váis avanzando y llegáis a una tienda que se estructura directamente desde el barco-fortaleza de los Cannoli.

Mikele os da la entrada y, al fondo, entre un corro de personas trajeadas y arregladas que le brindan sus respetos, se encuentra Rossio Cannoli.
 

Khalan entró después de la pareja de novios y la capitana. Observó el lugar y esperó a presentar sus respetos a que fuera presentado por Lyvia y a que su capitana hablara en primer lugar. Entonces dijo:

— Enhorabuena señor Cannoli, y muchas gracias por permitirnos ser partícipes de esta fiesta —

Pero pero. Levantó un poco la cabeza, para mirar a Khalan y dobló las orejitas hacia los lados asintiendo. La biblioteca tendría que esperar aunque al menos Mikele estaba de acuerdo con ella en que había que disfrutar de los libros que los Cannoli tenían a su disposición.

El cabeza de familia de los Cannoli tenía más en común con su hijo Santino que con Mikele, los dos tenían esos ojos de loco frenético que solo la conspiranoia más profunda podía otorgar pero, claro, siendo una de las familias de más peso de todos los mares habidos y por haber, como para no ser un poco paranoico.

¿Y cómo se le saluda? Audrey se enfrentó a un problema de protocolo y miró a su alrededor como si esperase una pista hasta que sus ojos se encontraron a Elizza, bien resguardada por la pareja de novios y encontró la solución. ¡Solo tenía que esperar a que la capitana se presentase y lo que hiciese ella repetirlo! ¿Qué podía salir mal?

otra estúpida tradición. Se supone que hay que dejar el tesoro a la vista y nadie lo robará por respeto o miedo a las tripulaciones que organizan todo esto. 

Bien, entonces, como buena y agorera predictora del clima, he visto ya que no será la huída de la novia el escenario del que habría que preocuparse, pues estos dos se aman, con razones claras como agua de costa caribeña, y otras insondables y profundas como sólo lo es el amor.

Lo que hay que planear ahora es qué hacer cuando -si es que- alguien rompa la tradición y se lleve el tesoro nupcial. 

Bué, un tesoro y piratas en fiesta; como diría nuestra médica: ¿Que cosa puede salir mal? 

Acompañó, con estos pensamientos rumiándole, a la comitiva hasta el lugar de Don Cannoli.   Ahí, guardó su lugar, en triángulo alrededor de su capitana, como siempre, para mostrar unidad y fuerza, con los brazos cruzados, eje del cuerpo en 45 grados al mafioso central y su grupo, y la espalda recta, pero la cara sonriente volteando a verlo a él y los suyos.  Claro, dada la amistad y cordialidad al presentarlos, no sería reto tenso, sino dos grupos de poder convergiendo a una celebración mutuamente acordada. 

Una convivencia pacífica ,y esperamos pronto, de fiesta. 

Buen día y buena fiesta, señoras y señores de la familia del novio.   Somos las y los Puño Rojo.  

Alegría y Paz. 

Esos ojos, los ojos de un hombre que inspira terror, los conocía bien, parecidos a los de su padre adoptivo, era en esos momentos cuándo más temor tenía, hacia parecer a su hijo mayor cómo si fuera un muchacho dulce e inocente, esa es la mirada de alguien que a tomado muchas vidas a lo largo de su historia, si la madre de Lyvia inspiraba respeto y temor con su cuerpo, el señor Cannoli lo hacía solo con la mirada.

-Es... Es un honor conocerle al fin Señor Cannoli, venimos a honrar las nupcias entre... Lyvia y su hijo Mikele, espero que nuestra presencia no sea un problema para vuestra persona 

Grajo ocultaba en su voz el miedo creciente, sus amigos toman todo a la ligera, está situación alteró el estado impávido, causando que tiemble, realmente temblaba, sutil, pero aquel que le viera con cuidado, se daría cuenta del temblor. 

Esto hacia que el muchacho estuviera a la defensiva, atento a cualquier situación adversa que pueda ocurrir.