Partida Rol por web

El mundo a tu alrededor no cambia, se mantiene inmutable mientras caminas. Ni siquiera puedes estar segura de estar desplazándote realmente. La neblina que te rodea no se mueve a tu paso, ni te permite ver el suelo que pisas. Solo hay más y más oscuridad, sobre más y más niebla.

Y de repente, a lo lejos, una chispa de luz.

Un chisporroteo.

Procedente de las montañas. Del interior de ellas.

Y tan pronto como apareció... se esfumó.

Y de nuevo la quietud de la oscuridad, presidida por Selene.

Es extraño, he visto algo pero tampoco estoy tan segura de que no lo sea, dejo que mi cuerpo cambie que asuma la forma del puma mientras voy caminando, mientras me alejo hacia donde he visto la luz, solo espero que el resto me siga. Olfateo en el aire por si en este mundo se huele algo extraño, me paro y vuelvo a mirar al cielo buscando algo antes de volver a mirar al frente y de seguir, se donde brillo, y se que puedo encontrarlo, si me ayudan. Espiritus guiadme en mi camino para acabar con este mal.

A unos pocos metros, cerca de lo que parece un arbusto, Jack se desviste con rapidez, dejando la ropa hecha un montón sobre el arbusto.

Rápidamente, su cuerpo comienza a cambiar, dejandose caer al suelo, sujetandose en lo que antes eran dos manos y ahora dos enormes garras. Su rostro se alarga, su espalda se ancha y sus extremidades se arquean para dejar atrás al humano y pasar a una de las formas con las que Madre le bendijo hace ya años.

Su rostro, ahora blanco como la nieve pura, se gira para observar al resto de la camada. Durante un segundo se estira completamente, casi recordando a los gatos caseros cuando les despiertan de su siesta junto al fuego del hogar.

Después comienza a avanzar, con el sigilo que su nuevo aspecto le proporciona, hacia lo que parece una posición que le permita observar mejor los vehículos que se acercan.

A veces se hace dificil encontrar su perfil contra el oscuro cielo pero en más de una ocasión se le puede ver volteando su cabeza, observando la Taklajh, asegurandose de que sus hermanos siguen bien. O quizá observando sus motivos para ver qué hacen.

Alma continúa ignorándoos, con la mirada perdida. Sin embargo, ahora parece tener su vista clavada en una dirección determinada, hacia las montañas. Poco a poco, su cuerpo va cambiando de forma, desgarrando las ropas que Chuck os había entregado al pasar por las formas mayores, y terminando por adoptar la forma felina de un joven y vigoroso puma. Comienza a caminar a pasos cortos pero decididos, alejándose de la carretera y adentrándose en el desierto. Hacia las montañas.

Voy viendo como mis compañeros van adoptando formas felinas, Alma sigue en ese estado de trance en su forma humana me acerco a ella y me decido a no cambiar de forma por si aparece algun humano que alguien pueda dar una explicación.

Si veis humanos apartaros yo me encargo... ya dificilmente podré explicar el estado de Alma como para explicar por que vamos rodeados de "gatitos".

Hay que pensar antes de actuar, no todo es pelea no me quiero imaginar en que desastre acabaría si todos los que tenemos consciencia del mundo en este momento nos trasformaramos en formas no hominidas y nos encontramos simplemente con humanos.

Me pregunto si podre tocarla para apartarla del camino o "despertarla" o sera peligroso en su estado...

Yuri comienza a perder el rastro de los sonidos aunque Chuck asegura que son varios vehiculos todo terreno, pero sus sentidos se lo ocultan.

No le parecia necesario cambiar de forma todavia, pero el no saber mas de estos vehiculos o el ambiente que les  rodeaba le preocupaba un poco.

Se miro la ropa que tenia puesta, aunque no fuera elegante, era la ropa que Chuck le habia prestado, no queria tener que quedarse en forma animal hasta volver a conseguir sus atuendos pero eso ahora ya no era posible.

Yuri Comenzo a cambiar de forma, lentamente comenzo a notarse un pelaje blanco con atigrado negro a su forma felina de Crino.

En su forma felina, Jack olisqueó la zona para poder recordar donde había dejado sus prendas, tras lo que miró fijamente la nueva forma de Habika y se dirigió hacia ella.
 

Al acercarse a ella la olisqueó sin ningún disimulo, impregnando sus fosas nasales con el olor característico de su marronácea hermana, dejñandose llevar por los instintos primarios con los que Madre le había regalado.

Una vez a su altura, miró en dirección a los lejanos ruidos, elevando una de sus blancas orejas en su dirección.

Ruidos, ¿de qué se tratará? Tengo que averiguarlo. Pensó.

Un leve gruñido, casi parecido al ronroneo de uno de esos gatitos que habitan los hogares humano, y una indicación con su cabeza en la dirección de la que provenía el sonido le indicó sus intenciones.

Acto seguido, comenzó a trotar bajo el manto de la luna en la dirección de los vehículos, mirando cada poco hacia atrás para comprobar si Habika le seguía.

Observo a mi alrededor bajo un punto de vista muy distinto al anterior, todo parece mucho más nítido y los olores me ayudan a distinguir cada elemento que nos rodea, aunque aún así la oscuridad entorpece nuestros pasos, eso está claro.
Dirijo una última mirada de reojo a Alma indecisa, pero finalmente opto por no hacer nada cómo todos los demás. Ella sabrá lo que está haciendo, comunicándose con los espíritus se supone, aunque ese trance parece algo peligroso... Aún así, y dado que no parece que haya nadie excesivamente próximo a nosotros, de momento será mejor que "diga lo que tenga que decir".

Jack decide adoptar la misma forma que yo, o al menos parecida, así que me muevo hasta quedar frente a él pero a unos metros de distancia que él mismo se encarga de recortar.

Muevo ligeramente las pequeñas orejas ante los muchos ruidos que se producen en la lejanía. Si estuvieran más cercanos podrían tener lógica incluso para mí a pesar de haber sido mermada en esta forma pero en las montañas...
Mi compañero empieza a husmear sin disimulo para memorizar bien mi olor y poder reconocerlo de ser necesario, lo cuál me parece buena idea así que "tomo asiento" y dejo que la brisa me traiga la suya. Tras esto muevo la cabeza en señal de asentimiento y le sigo de cerca lo más silenciosamente posible ya que nuestra líder también se dirige hacia allí, aminorando el paso según nos acercamos a la zona para evitar ser vistos.

Es la hora.

Los mininos comienzan a ponerse en marcha. Nerviosos, inquietos, sin saber muy bien que hacer. Incrédulos ante lo que se avecina. Yo no estaría aquí si no hubiera visto lo que está por llegar. Es lo único que me hace sobreponerme. Lo único que me arrastra a seguir adelante.

Pero ellos siguen sin rumbo, moviéndose descompasados. No hay unidad, y el motivo es evidente en cuanto pongo mis ojos en Alma. Su mirada no ve lo que yo estoy viendo, y por eso no hace lo que es evidente que tiene que hacer. Es el problema de alargar la vista a mundo de los espíritus, que uno no es capaz de dejar de contemplarlos. Como un gato viendo al pájaro a través del cristal de la ventana, sabiendo que no puede cazarlo pero sin dejar de vigilarle.

• ¡¡Alma!!

Me acerco a ella rápidamente, antes de que se dispersen más ¿Soy brusco? Claro que si. El mundo no está hecho para melindreces. No le protegeremos con eso, al menos. Pongo mi mano, casi una zarpa, sobre el hombro, y comienzo a sacudirla. Ahora no me oye, no me ve. Solo el tacto la traerá de vuelta para atenderme.

• ¡¡A ver, niña, deja ya de mirar el otro mundo y vuelve a éste, que tenemos que ponernos en marcha!!

Todo es tan bonito y tan cuando noto una mano y como todo desaparece, me giro para mirar al que me ha tocado y estoy en una posicion menor, creo que me he transformado sin darme cuenta o dandomela no estoy segura de ello. Miro al resto, estan algunos transformados y otros en forma humana, solo me queda la ropa interior, bueno menos es nada pero a ver como lo explico luego. Miro a los demas y lanzo un rugido para que no sigan y se acerquen antes de hablar con mi voz de puma, que les traduzca Chuck si hace falta.

He visto en el otro mundo algo en aquella direccion señalo hacia donde estan esas luces de coches iremos hacia alli, transformados tardaremos menos y ademas podremos ocultarnos mejor. Movamonos camino con paso suave al principio y luego comienzo a trotar para luego correr, tengo que llegar pronto y averiguar lo que ocurre como que era esa otra luz en el cielo.

Chuck despierta a Alma de una forma un tanto brusca, supongo que sabe lo que hace aunque yo no la habría "despertado" así.

Adopto mi formo chatro cuando lo indica Alma y echo a correr detras de todo el grupo, aun no se si sera la mejor opción si lo que nos encontramos es tan solo un grupo de humanos haabremos metido mucho la pata pero supongo que no hay tiempo para sutilezas.

 Escucho las palabras de Alma, la cual habia estado perdida en el otro mundo hacia ya un buen rato y vio como todos sus compañeros adoptaban una forma mas adecuada para correr, Yuri siguio su ejemplo y todo su cuerpo comenzo a cambiar a la forma de un gran tigre blanco

Cuando se encontro listo, comenzo a seguirlos a gran velocidad.

Talves de esta forma si algun humano nos ve, solo crea que somos unos simples animales que salen de noche.

Joder con la niña. Nos ignora todo se tiempo, sumida en un trance espiritual que aún no controla, y cuando se la obliga practicamente a regresar tiene prisas.

Bueno, parece que al menos la hacen caso. El grupo comienza poco a poco a adoptar sus formas felinas, lo cual me recuerda que tengo que hacer algo antes de seguirles. Una cosa es ser incapaz de hacer desaparecer este temblor y este nerviosiso, y otra bien distinta es estar tan descentrado que olvide las cosas importantes.

Camino hacia la camioneta y abro la puerta del conductor, introduciendo el brazo en la cabina. Cuando surge de nuevo, tiembla un poco menos, aunque solo durante unos segundos. Siempre me ha reconfortado sentir el tacto de rugosa madera de la culata de mi rifle en mis manos. Es en estos momentos algo más que una simple baratija, es un ancla que me recuerda mis logros pasados ¿Cuantas veces te he disparado, pequeña? ¿Cuantos lo han sufrido? Muchos, sin duda. Es un pensamiento reconfortante, que me ayuda a sobrellevar ese duro momento.

Apoyo el arma sobre mi hombro derecho, y comienzo a caminar tras los cachorros. Aún en esta foma semihumana, de momento. Con paciencia, tratando de no contagiarme de esas prisas que disfrutan los jóvenes y sufrimos los más curtidos. Necesito relajarme, necesito paz. De lo contrario, sucumbiré.

Alcanzáis la base de las montañas tras una larga caminata por el desértico paraje. Al contrario de la imagen arquetípica del desierto, las noches son bastante frías en este lugar. Sin embargo, vuestro pelaje felino os bendice con protección para temperaturas como éstas. La arena del desierto, eso sí, os deja un extraña mezcla de olores en el hocico, que comenzáis a sentir ligeramente embotado.

Apenas habéis comenzado a pisar las primeras rocas con vuestras patas acolchadas. Las luces que solo con los sentidos que que os bendijo Selene se veían desde la lejanía, ahora son cercanas y claras. Así como los sonidos de los motores. Los oís con claridad, y véis los vehículos asomando en ocasiones entre las rocas más elevadas, a cierta distancia. Discurren por caminos escarpados, dando saltos y tumbos. Son vehículos todo terreno, pero extremadamente ligeros. Boogies, según os parece.

En un de las curvas en que uno de esos vehículos se muestra más abiertamente, un destello os muestra algo que hace erizarse el pelaje de vuestros lomos:

Un arma de fuego. Un fusil.

Todos corréis a ocultaros entre las rocas, alertados del peligro. No es probable que puedan veros en la oscuridad, pero es sabido que los felinos no son amigos de correr riesgos innecesarios. Al buscar refugio, quedan a la vista de vuestros grandes ojos las grandes grutas de la zona. Hay a menos dos cuevas, o dos entradas a la misma, cerca de donde os encontráis. Una bastante grande para que entre un camión pequeño y otra apenas del tamaño justo para que pase un hombre.

Un nuevo vehículo pasa por el camino sobre vosotros. Según vuestros cálculos, podrían ser cuatro o cinco boogies haciendo la misma ruta constantemente. Probablemete procedentes del otro lado de la cordllera montañosa.

Nuevamente sentís malestar en vuestro sentido del olfato. Pero el olor ya no parece una rara mezcla desértica. Sencillamente huele mal.

Huele a algo...

Tóxico.

Miro un momento hacia atrás para observar como el resto de hermanos felinos nos alcanzan con rapidez, por lo que seguimos aproximándonos hasta las múltiples luces hasta poder observar con relativa nitidez a ése extraño grupo de supuestos humanos.
Entrecierro parcialmente los ojos, agazapada entre las numerosas rocas del lugar que nos brindan suficientes sombras y lugares en los que ocultarnos de su vista, pues ensegudia queda claro que el silencio no resultará del todo necesario con lo ruidosos que son.

Me sorprende un poco percatarme de que no dejan de hacer el mismo recorrido de ésa forma tan llamativa, lo cuál me lleva a pensar que probablemente están esperando que "algo" acuda hasta ellos y obviamente me pregunto si ése "algo" somos nosotros mismos pues el olor que inunda el lugar es del todo antinatural.
Observo el pequeño colmillo incrustado cerca de una de mis patas de reojo, pero sigo sin moverme pues creo que eso es lo que quieren y no veo imperativamente necesario hacerlo o descubrirnos, así que me limito a mirar a Alma esperando que decida.

¿Fusiles? ¿Boogies? ¿La misma ruta? Casi pareciera que están haciendo la ronda, como los agentes de seguridad que siempre patrullan por el mismo recorrido... las orejas de Jack no paraban de moverse, levantándose una u otra según los ruidos proviniesen de un lado u otro.

Sus ojos parecieron brillar cuando las dos entradas quedaron a la vista. Las dos cuevas que no se sabía hacia donde daban pero parecían claramente diferenciadas entre ellas.

Esas cuevas... Jack estiró todo su cuerpo pegado contra el suelo en dirección hacia las cuevas.

Esas cuevas... sus hocico se encogía sin parar, tratando de captar los olores de la zona, buscando algo que le diese alguna pista sobre lo que allí ocurría.

Esas cuevas.. ¿qué serán? Jack, bajo la blanca forma con que Madre le había devuelto a la vida, se levantó ligeramente, su estómago a escasos centímetros del suelo, y, sin esperar a que llegasen el resto de sus hermanos, se dirigió encogido hacia la entrada de mayor tamaño, tratando de que los boogies no le viesen...

Hay un olor desagradable en el ambiente y cinco booguis haciendo una ruta para proteger lo que haya dentro de esas cuevas. Es muy posible que que lo que busquemos este ahí dentro tendremos que entrar sin ser detectados lo que no sera sencillo con un numero tan númeroso y sobretodo con el tamaño de alguno de mis compañeros.

Adopto mi forma felina, bastante pequeña en comparación con la de los demas bastet.

¿Me cuelo dentro? pregunto en un ronroneo a Alma, no estoy acostumbrado a pedir permiso para esas cosas y mi curiosidad innata me esta pidiendo a gritos que vaya a ver lo que hay dentro.

Observo como se mueven los vehiculos, es un camino establecido, cuento lo que tardan en recorrerlo y las posibilidades de poder entrar dentro en uno de esos intermedios. Mi pata cuenta en el suelo con suavidad como si la arañara

El olor del ambiente no me gusta, me embota y ademas....miro a Arthur y levanto levemente uno de los labios antes de volver a mirar hacia delante.

Iremos los dos, no voy a dejar que pases solo digo con un gruñido casi en un susurro tras haber echo cuentas para pasar hacia el otro lado.

Es hora de poner en practica lo aprendido en la taghairma cuando pasa un boogi aprobecho las sombras para salir de mi escondrijo camino la entrada grande a las cuevas recuerdo las instrucciones para que mis pasos no hagan ruido y me concentro en ello un paso detras de otro un poco duditativo al principio pero ganando confianza segun noto que va funcionando. Me voy acercando a la entrada agazapado sin importar si me siguen o no.