Partida Rol por web

4.1. Relatos de Taberna

"Bueno. Vamos a probar esta cerveza. Ummm...! ¡Realmente exquisita! Sienta bien echarse algo por el cuello después de un par de dias de pruebas. Hoy toca algo más relajado. Me han pedido que os explique alguna historia como si fuese un bardo. Bueno...hay un problema. Soy un semiorco y algunos de los que me conocen dirían que soy un broncas. Aunque lo cierto es que me he metido en más luchas y peleas de las que hubiese querido en un principio.

La cosa es que no voy a contaros ninguna historia sobre peleas de posada. Hoy no...me pasó una vez una cosa .... Bien. Hoy ostraigo una historia de terror. Si. ¡No me miréis así! Un semiorco también puede pasar miedo. Os lo contaré...

Como ya sabréis fuí obligado desde muy pequeño a luchar en la arena para un reino tirano. Nos obligaban a matarnos entre nosotros por pura diversión de su clase aristocrática y sedienta de sangre. Pero terminamos por sublevarnos todos los de mi raza que luchábamos como gladiadores. Llegamos incluso a asaltar el palacio del déspota y estuvimos muy cerca de decapitar, y  nunca mejor dicho, al régimen para siempre. Pero el tipo que mandaba allí huyó antes de que llegásemos nosotros.

La cosa es que pronto se reorganizaron y nos vimos obligados a huir atravesando un desierto y con un ejercito pisándonos los talones. Durante semanas corrimos por el desierto escondiéndonos unos días y luchando otros contra las partidas de exploradores. Muchos de los nuestros quedaron atrás...para siempre.

La situación era límite. Tenéis que entender que llevábamos mujeres y niños entre nosotros. Fue entonces cuando llegamos a un terreno lleno de profundos cañones completamente secos. Teníamos tanta sed que por la noche chupábamos las piedras en busca de la menor humedad. Yo llegué a pensar que no sobreviviríamos otro día más. Y a la mañana siguiente...

Encontramos una ciudad justo en medio de un cañón. Una vasta muralla la rodeaba. Pero lo más extraño era que no se escuchaba ni un solo ruido, ni una voz, ni una brisa... Sin duda debía de tratarse de una ciudad abandonada. Vimos también que todo el techo de la ciudad se encontraba tapado por una vasta y extensa obra de paneles, telas, troncos y cualquier cosa que pudiese haberles servido a aquella gente para protegerse de el cruel sol del desierto. 

Era demasiado bueno para ser verdad. Hasta llegamos a plantearnos la opción de quedarnos allí. Debían de haber tenido pozos allí dentro. Tal vez un oasis, y aquellos paneles servían para retener la humedad. Eso pensamos...

Entre junto con unos cuantos compañeros para explorar el lugar. Me habían dicho que los escorpiones de fuego eran enormes por aquellos lugares y no quería exponer a las familias sin haber reconocido el lugar. Por otra parte, y esto lo supimos luego, una gran partida de exploradores enemigos estaban próximos a nosotros. Nos acechaban con sus criaturas a pocas millas de allí.

Entramos a través de una de sus puertas. Estas estaban casi podridas y tan solo se veía en  ellas un  símbolo que representaba un sol en un círculo. No nos costó mucho tirarla abajo a golpes.¡ El interior nos dejó atónitos! Imaginad una ciudad con casas de madera de varios pisos. Con su iglesia y sus calles estrechas y retorcidas. Con sus mercados y sus carteles. Y ahora imaginadla completamente solitaria. Sin un alma entre sus muros. Y , finalmente, mirad hacia arriba y ver como un techo artificial construído de forma caótica y con decenas de materiales distintos no deja pasar ni la menor claridad. tan oscura era aquella ciudad a plena luz del desierto que tuvimos que improvisar antorchas. Extraño, ¿verdad?

Caminamos por estas oscuras calles muy juntos entre nosotros. Tal vez incluso nos volviésemos locos por instantes ya que algunos de los que estábamos allí creímos ver sombras moviéndose. Diría que  acechándonos. La piel se nos erizó y alguno rugió desesperado.  Y lo peor de todo es que nos dimos cuenta que nos habíamos perdido. Uno de nosotros entró en pánico y salió corriendo. No pudimos retenerlo y se perdió entre las calles laberínticas. Le oímos gritar en la lejanía. Y creedme...reconozco un grito de muerte cuando lo oigo.

Las cosas fuera no iban mejor. nuestras familias fueron apresadas, sin lucha, por la partida de exploradores. Jarrax, un malnacido era su lider. Era un sanguinario pero no era un idiota. sabía que los varones habíamos entrado en aquella ciudad y no quería entrar por miedo a una emboscada. Se puso  a llamarnos a gritos.

Mientras, en el inetrior, vimos una mujer acercarse a nosotros. Iba sola y su figura , envuelta en sombras, era más propia de un alma en pena que de un vivo. Le hablamos , le preguntamos y hasta le amenazamos. Pero ella tan sólo canturreaba a una canción de cuna. Y seguía acercándose. Otro de nosotros, enfurecido se lanzó contra ella. Error mortal. La mujer lo atrapó en un abrazo con piernas y brazos y le mordió el cuello con unos enormes colmillos. Lo vació en menos de tres segundo. Cuando empezó a reirse como una loca vimos que no estaba sola. Tras ella decenas de seres de aquellos, putrefactos, corrompidos, de ojos rojos se movían a nuestro alrededor.

Salimos corriendo buscando entre las calles la salida de aquel infierno. Sólo entonces comprendí que aquel techo había sido construído para que aquellos vampiros sobreviviesen en su ciudad trampa. Trampa en la que habíamos caído. 

La huída fue a vida o muerte pero finalmente llegamos a la entrada. Vimos la salida y vimos lo que sucedía fuera. Jarrax tenía a nuestras familias. Por delante estaban nuestros verdugos y detrás de nosotros aquellos monstruos sedientos de sangre...

La mujer vampira y su horda nos rodeó muy alejada de la puerta por la que entraba el sol. Nos dijo que si huíamos esa noche se lanzarían a la caza y nos darían muerte a todos en el mismo desierto. Si pagábamos un tributo de diez varones nos dejaría marchar al resto. Nosotros eramos pues , su oasis. Su estanque de sangre... Y entonces se me ocurrió una idea. Le ofrecí a 25 hombres...Y zanjamos el trato.

Aquella noche Jarrax esperó nuestra rendición. Tras horas de amenazas aceptamos entregarnos aquella tarde, al anochecer. A cambio no dañaría a ninguna de nuestras familias aunque sabíamos el destino que nos esperaba a nosotros.

Pero cuando salimos para entregarnos no lo hicimos solos. Una Horda de vampiros se lanzó contra los hombres de Jarrax. Estos intentaron huir pero los vampiros era más rápidos en la oscuridad. Les atraparon, les destriparon, los devoraron , les mordieron y vaciaron... Y nosotros y nuestras familias nos marchamos en paz puesto que habíamos cumplido el trato con los vampiros. Atrás quedaron los chillidos y los gritos. Y creedme, reconozco un grito de muerte cuando lo oigo..."

4.2 Cartas y dados

Martin se sentó receloso en la mesa...Desde aquello de la ruleta no le apetecía nada jugar a este tipo de juegos. ¿Cartas? Nunca había jugado a ellas. Los dados sin embargo si que los había visto alguna vez jugar a los soldados y carceleros que le tenían cautivo. Pero jamás se le pensó por la cabeza el preguntarles por aquel juego que tantas `pasiones desataban entre los hombres de armas.

Le explicaron brevemente las reglas... y entendió algo.Dejó 200 monedas de oro sobre la mesa. Y los dados empezaron a rodar...

4.3 -Lanzamiento de objetos (halflings).

Martin se levantó de la mesa de los juegos de dados no muy contento. " ¿A qué clase de idiota le debe gustar jugar con dados?" se preguntó el semiorco. 

Se acercó a la barra en busca de alguna bebida ya que había escuchado que los competidores tenían bebidas gratis durante el tiempo que durasen las pruebas. Tal vez fuese cierto. De repente tuvo que agacharse para evitar que un objeto volador le golpease en la cabeza. ¿Un objeto? No. Era un halfling...

Miró a su derecha y vió a un ogro celebrar su lanzamiento. A su izquierda el halfling había aterrizado, acrobáticamente, a no pocos metros en unos colchones dispuestos sobre el suelo y las paredes. Al levantarse saludó al público con una reverencia. Un hombre, a todas luces un árbitro del torneo, apuntaba en una tabla los metros alcanzados en el lanzamiento.

- Once metros para... ¿Rudgarehs...?¿Rudgerash? ¿Rudshera...?  ¡Para el Ogro!- concluyó para alivio del público al ver las dificultades del árbitro para pronunciar el nombre del Ogro-. ¿Siguiente competidor?

-Yo mismo- contestó Martin viendo que se trataba de otra prueba del torneo.

-Muy bien.-El árbitro le acompañó hasta una linea pintada en el suelo-. Colóquese aquí y cuando quiera puede lanzar al señor Button-dijo señalando al rechoncho halfling que ya había regresado de la zona de los colchones.

-¡Hola!- contestó con una gran sonrisa el halfling-. En dirección a los colchones, por favor. 

-Si, claro...- contestó atónito el semiorco. La prueba le parecía de lo más inverosímil.

Sujetó con sus dos enormes manos al halfling y calculó el peso. "Unos 45 kilos", pensó. Lo sujetó firmemente, miró en dirección a los colchones y tras moverlo adelante y atrás dos veces lo lanzó todo lo fuerte que pudo...

4.4 Beber

Martin se sentó frente a la mesa. Ante él reposaban varias jarras y un barril...

-¿Qué es?- preguntó al tiempo que olisqueaba la bebida de color dorado.

-Lo ha preparado uno de nuestros mejores posaderos. Es realmente fuerte- le contestó uno de los espectadores. 

Martin se puso de pie ya que las reglas de esta prueba marcaban que un competidor perdía cuando se derrumbaba por efecto del alcohol. Cogió al primera jarra y probó el líquido dorado... Sabía a muchas cosas a la vez pero era además muy agradable al paladar; fría y con un punto dulce...La bebió sin detenerse.

Nada más caer en su estómago notó como el calor le envolvía el cuerpo de los pies a la cabeza. Le tendieron una segunda jarra. Se la bebió de nuevo y al depositarla sobre la mesa le dió la risa al ver a un paisano del lugar que tenía una nariz más grande de lo normal.Le tendieron una tercera jarra pero no podía dejar de reírse.Aquel tío feo iba a hacerle perder la prueba así que entre carcajadas se fue hacia él y le puso el saco con el que se vestía en la cabeza. La gente estalló en risas. Se retorcían del dolor abdominal y señalaban al semiorco. Martin se bebió la tercera jarra entre vítores.

Martin fue a dejar la jarra en la mesa pero falló y se le cayó al suelo. Daba igual, estaba vacía. El tipo del paisano se había duplicado. Ahora eran dos con un saco en la cabeza...

-Dame...¡Tú! ...dame una jarra cuarta...una cuarta jarra... que la...que me la beba...-dijo terriblemente soñoliento el semiorco. Los párpados parecían pegársele entre ellos. Y sin embargo las ganas de reír lo eran todo en su vida.

Le pasaron una cuarta jarra. Tuvieron que ayudarle a cogerla cosa que hizo que Martin se riese a atronadoras carcajadas. la risa le daba flojera en las piernas. 

Cuando consiguió cogerla empezó a beber. Hechó la cabeza hacia atrás y pensó que había dado una vuelta de campana. Realmente no sabía donde tenía la cabeza ni los pies...y ya no recordó nada más.

4.3: Lanzamiento de Halflings

Sin previo aviso, Erstam toma por la solapa a uno de los Halflings

"Pero... si ese no es..."
"Señor Mago, mejor que lo deje, que es..."

Por toda respuesta, Erstam se jala una poción de fuerza, y... ¿Y se CONVIERTE? ¡Si señores! ¡Es lo que todos esperaban ver desde hace tanto tiempo! ¡Es la forma favorita de Erstam!

¡El Godzillasaurus! ¡Que impresionante!
 

"Pues aun no habeis visto lo mejor..." piensa, sabiendo lo que podría hacer en un poco más de años.

Cogiendo carrerilla, se tira hacia el jodio halfling de las narices ¡Y lo patea!

Erstam-Zilla ruge victorioso

6 horas más tarde... y en la quinta edición, un Halfling llega, pateado y en muy mal estado ¡Tal es el poder de un Godzilla-Saurus, que lo ha mandado a DOS ediciones más adelante!

4.4: Beber

A Erstam no le va demasiado el bebercio. De verdad que no. ¿Por que hacer esto? ¿Por que jugaría a un juego que puede reducir sus facultades mentales?
Como sea, lo va a hacer.

Y sin magia... Erstam se sabe de una buena docena de hechizos que podrían servir, pero no lo hará...
¿Por que? Pues porque ha reconocido a cierto caballero en la esquina, disfrutando de la bebida, y sabe que NO quiere insultar al espíritu del vino mezclandolo con la magia arcana.

"En fin, sólo se es joven una vez" piensa
[Color=#7F2D04]"Vamos, Mago"[/color] responde el caballero [Color=#7F2D04]"¿No vas a honrarme con coraje y con alcohol?"[/color]
"Usted bien sabe que yo soy más de Redención, Honestidad y de Curación" dice el bueno de Erstam a este misterioso hombre, el cual una jarra que cuyo contenido no acabarse, y que también va armado un exquisito estoque en la cintura
[Color=#7F2D04]"Pues bien que sepas... que esta mujer aqui al lado mia anda un poco mosqueada, por eso de convertirte en dinosaurio para patear Halflings, eh! Asi que mejor nos honras ¡Y bebes!"[/color]

"Glubs!" Yep. Al lado del caballero que disfruta de la bebida, hay una mujer con una cimitarra enfundada, y con aspecto de redentora... "¿Pero que harán ellos dos aqui?"

[color=#FF0000]"BEBE"[/color] ordena ella, no dejando lugar a dudas. Parece que aun a ELLA, no le falta ni el humor ni las ganas de reirse. Eso... o es que ha hecho una apuesta con el espadachín misterioso-

Como sea, Erstam bebe, y bebe, y beeeeeebe....

La primera copa entra perfectamente
La segunda le cuesta un poco más, y hace que se pregunte cosas
La tercera en cambio le ha hecho encontrar el paladar, y la disfruta. Le dedica el trago a los dos señores tan especiales de la esquina... que han desaparecido misteriosamente
La cuarta copa cae con Erstam preguntandose donde han ido estos señores...

Y sabe que la quinta le mandará a dormir. Es imposible que la resista. Ya siente cómo sus higadillos están pensando en hacer un "Cambio de Plano: Mundo sin Alcohol" y se pira, por primera vez en su vida, carente de equilibrio.

Pero nada puede evitar que el hombre del estoque, conmovido por el coraje de este tirillas, decida hacer algo especial, ¡y le hace beber de su misma jarra!

"Chi... pòrque yo me ze que..." ¡Pumba! Erstam cae derrumbado. Eso si, con una expresión embelesada. Como si el néctar de los mismos dioses fuera el que le hubiera embriagado

[color=#FF0000]"Eso último sobraba, C."[/color] dice la mujer de la cimitarra
[color=#7F2D04]"Es de mi mejor colección, Lady S. Cerveza Bugman, traido de Bretonia en El Viejo Mundo."[/color] dice el caballero, guiñando el ojo a su acompañante femenina.
[color=#FF0000]"¿¿¿ DE VERAS ??? ¡¡Trae P'acá!"[/color] dice la mujer de la cimitarra, arrebatandole la jarra. Yep. 

Y de esta forma, es como estos dos señores se llevan a Erstam a su habitación, le quitan las botas, y le ponen al lado del cabecero un cubo para la pota.

[color=#7F2D04]"¡Se lo ha ganado!"[/color]

la mañana en la taberna estaba sumamente movida en la taberna, su pobre escudero tuvo que pasar por las duras y las maduras para conseguir algo de comer, pero le informo de la primera prueba del cuarto día.

el caballero sabia que ese seria un día sin peleas ni espadazos por lo que descanso de su armadura, usando una mas ligera, al entrar en la sala de estar las palabras emocionadas de los que pretendían ser juglares por un día le indico que podría conocer de diferentes lugares y quizá al final del torneo escoger algún paraje lejano que explorar.

por un segundo echo de menos a la voluptuosa barda que con sus canciones había iluminado el torneo aunque fuese fugazmente, quizá debería seguirla y ver como ayudarla en su gesta, si no lo casaban con la hija del señor de estas tierras primero, ensimismado por sus pensamientos comenzó la historia de la vida de martin y el caballero sentía que muchas personas entre ellas el daban por sentadas muchas libertades, desconociendo el sacrificio y lucha que algunos debían librar para sentir el viento en sus caras y sentirse dueños de su destino, sin embargo la suya era una historia de miedo, era bien sabido que los vampiros era criaturas crueles y poderosas, sin duda alguna el brawler había tenido muchísima suerte de que estos hubiesen cumplido su palabra, de lo contrario jamas habrían podido luchar en la arena.

finalmente llegaba su momento de pasar y al haberse dejado fascinar por las historias de los otros, no había pensado que decir realmente, así que hecho mano de lo que conocía, en su infancia una vieja nana llamada Dorothy le cuido y le trato de inculcar el bien, así que haciendo uso de su sabiduría decidió contar una de sus historias.

el caballero marcha hacia la tarima, toma una butaca y una pinta de jugo de arándanos, debía reservar su estomago para la contienda de bebida, el caballero eleva un poco la voz y comienza el show:

buen día pueblo de esta hermosa ciudad, algunos de ustedes me han visto derramar sangre y competir con honor por la gracia de esta ciudad, hoy vengo en condición de un juglar improvisado que trata de ganar sus corazones por el don de la palabra.

la historia que compartiré con ustedes me fue transmitida por un bella mujer que con sentimiento y cariño siempre trato de guiarme por el buen camino, ella era una contadora de historias excelente y por esto les confiare su historia favorita. el caballero toma un sorbo del jugo y refresca su garganta mientras mas de uno de los espectadores se acomoda placenteramente.

Vasalisa

Había una vez y no había una vez una joven madre que yacía en su lecho de muerte con el rostro tan pálido como las blancas rosas de cera de la sacristía de la cercana iglesia. Su hijita y su marido permanecían sentados a los pies de la vieja cama de madera, rezando para que Dios la condujera sana y salva al otro mundo.
La madre moribunda llamó a Vasalisa y la niña se arrodilló al lado de ella con sus botas rojas y su delantalito blanco.
—Toma esta muñeca, amor mío —dijo la madre en un susurro, sacando de la colcha de lana una muñequita que, como la propia Vasalisa, llevaba unas botas rojas, un delantal blanco, una falda negra y un chaleco bordado con hilos de colores.
—Presta atención a mis últimas palabras, querida —dijo la madre—. Si alguna vez te extraviaras o necesitaras ayuda, pregúntale a esta muñeca lo que tienes que hacer. Recibirás ayuda. Guarda siempre la muñeca. No le hables a nadie de ella. Dale de comer cuando esté hambrienta. Ésta es mi promesa de madre y mi bendición, querida hija.
Dicho lo cual, el aliento de la madre se hundió en las profundidades de su cuerpo donde recogió su alma y, cuando salió a través de sus labios, la madre murió.
La niña y su padre la lloraron durante mucho tiempo. Pero, como un campo cruelmente arado por la guerra, la vida del padre reverdeció una vez más en los surcos y éste se casó con una viuda que tenía dos hijas. Aunque la madrastra y sus hijas siempre hablaban con cortesía y sonreían como unas señoras, había en sus sonrisas una punta de sarcasmo que el padre de Vasalisa no percibía.
Sin embargo, cuando las tres mujeres se quedaban solas con Vasalisa, la atormentaban, la obligaban a servirlas y la enviaban a cortar leña para que se le estropeara la preciosa piel. La odiaban porque poseía una dulzura que no parecía de este mundo. Y porque era muy guapa. Sus pechos brincaban mientras que los suyos menguaban a causa de su maldad. Vasalisa era servicial y jamás se quejaba mientras que la madrastra y sus hermanastras se peleaban entre sí como las ratas entre los montones de basura por la noche.
Un día la madrastra y las hermanastras ya no pudieron aguantar por más tiempo a Vasalisa.
—Vamos... a... hacer que el fuego se apague y entonces enviaremos a Vasalisa al bosque para que vaya a ver a la bruja Baba Yagá* y le suplique fuego para nuestro hogar. Y, cuando llegue al lugar donde está Baba Yagá, la vieja bruja la matará y se la comerá.
Todas batieron palmas y soltaron unos chillidos semejantes a los de los seres que habitan en las tinieblas.
Así pues aquella tarde, cuando regresó de recoger leña, Vasalisa vio que toda la casa estaba a oscuras. Se preocupó y le preguntó a su madrastra: —¿Qué ha ocurrido? ¿Con qué guisaremos? ¿Qué haremos para iluminar la oscuridad?

—Qué estúpida eres —le contestó la madrastra—. Está claro que no tenemos fuego. Y yo no puedo salir al bosque porque soy vieja. Mis hijas tampoco pueden ir porque tienen miedo. Por consiguiente, tú eres la única que puede ir al bosque a ver a Baba Yagá y pedirle carbón para volver a encender la chimenea.
—Muy bien pues, así lo haré —dijo inocentemente Vasalisa.
Y se puso en camino. El bosque estaba cada vez más oscuro y las ramitas que crujían bajo sus pies la asustaban. Introdujo la mano en el profundo bolsillo de su delantal donde guardaba la muñeca que su madre moribunda le había entregado. Le dio unas palmadas a la muñeca que guardaba en el interior del bolsillo y se dijo:
—Es verdad, el simple hecho de tocar esta muñeca me tranquiliza.
A cada encrucijada del camino, Vasalisa introducía la mano en el bolsillo y consultaba con la muñeca.
—Dime, ¿tengo que ir a la derecha o a la izquierda?
La muñeca le contestaba, "Sí", "No", "Por aquí" o "Por allá". Vasalisa le dio a la muñeca un poco de pan que llevaba y siguió el camino que parecía indicarle la muñeca.

De repente, un hombre vestido de blanco pasó al galope por su lado montado en un caballo blanco e inmediatamente se hizo de día.

Más adelante, pasó un hombre vestido de rojo montado en un caballo rojo y salió el sol.

Vasalisa prosiguió su camino y, en el momento enque llegaba a la choza de Baba Yagá, pasó un jinete vestido de negro trotando a lomos de un caballo negro y entró en la cabaña de Baba Yagá. Enseguida se hizo de noche. La valla hecha con calaveras y huesos que rodeaba la choza empezó a brillar con un fuego interior, Iluminando todo el claro del bosque con su siniestra luz.


La tal Baba Yagá era una criatura espantosa. Viajaba no en un carruaje o un coche sino en una caldera en forma de almirez que volaba sola. Ella impulsaba el vehículo con un remo en forma de mano de almirez y se pasaba el rato barriendo las huellas que dejaba a su paso con una escoba hecha con el cabello de una persona muerta mucho tiempo atrás.
Y la caldera volaba por el cielo mientras el grasiento cabello de Baba Yagá revoloteaba a su espalda. Su larga barbilla curvada hacia arriba y su larga nariz curvada hacía abajo se juntaban en el centro. Tenía una minúscula perilla blanca y la piel cubierta de verrugas a causa de su trato con los sapos. Sus uñas orladas de negro eran muy gruesas, tenían caballetes como los tejados y estaban tan curvadas que no le permitían cerrar las manos en un puño.
La casa de Baba Yagá era todavía más extraña. Se levantaba sobre unas enormes y escamosas patas de gallina de color amarillo, caminaba sola y a veces daba vueltas y más vueltas como un bailarín extasiado. Los goznes de las puertas y las ventanas estaban hechos con dedos de manos y pies humanos y la cerradura de la puerta de entrada era un hocico de animal lleno de afilados dientes. Vasalisa consultó con su muñeca y le preguntó: — ¿Es ésta la casa que buscamos?
Y la muñeca le contestó a su manera:
—Sí, ésta es la casa que buscas.
Antes de que pudiera dar otro paso, Baba Yagá bajó con su caldera y le preguntó a gritos: —¿Qué quieres?
La niña se puso a temblar.
—Abuela, vengo por fuego. En mi casa hace mucho frío... mi familia morirá... necesito fuego.
Baba Yagá le replicó:
—Ah, sí, ya te conozco y conozco a tu familia. Eres una niña muy negligente... has dejado que se apagara el fuego. Y eso es una imprudencia. Y, además, ¿qué te hace pensar que yo te daré la llama?
Vasalisa consultó con la muñeca y se apresuró a contestar:
—Porque yo te lo pido.
Baba Yagá ronroneó.
—Tienes mucha suerte porque ésta es la respuesta correcta.
Y Vasalisa pensó que había tenido mucha suerte porque había dado la respuesta correcta.
Baba Yagá la amenazó:
—No te puedo dar el fuego hasta que hayas trabajado para mí. Si me haces estos trabajos, tendrás el fuego. De lo contrario... —Aquí Vasalisa vio que los ojos de Baba Yagá se convertían de repente en unas rojas brasas—. De lo contrario, hija mía, morirás.
Baba Yagá entró ruidosamente en su choza, se tendió en la cama y ordenó a Vasalisa que le trajera lo que se estaba cociendo en el horno. En el horno había comida suficiente para diez personas y la Yagá se la comió toda, dejando tan sólo un pequeño cuscurro y un dedal de sopa para Vasalisa.
—Lávame la ropa, barre el patio, limpia la casa, prepárame la comida, separa el maíz aflublado del maíz bueno y cuida de que todo esté en orden. Regresaré más tarde para inspeccionar tu trabajo. Si no está listo, tú serás mi festín.
Dicho lo cual, Baba Yagá se alejó volando en su caldera, usando la nariz a modo de cataviento y el cabello a modo de vela. Y cayó de nuevo la noche.
Vasalisa recurrió a su muñeca en cuanto la Yagá se hubo ido. —¿Qué voy a hacer? ¿Podré cumplir todas estas tareas a tiempo?
La muñeca le aseguró que sí y le dijo que comiera un poco y se fuera a dormir. Vasalisa le dio también un poco de comida a la muñeca y se fue a dormir.
A la mañana siguiente, la muñeca había hecho todo el trabajo y lo único que quedaba por hacer era cocinar la comida. La Yagá regresó por la noche y vio que todo estaba hecho. Satisfecha en cierto modo aunque no del todo porque no podía encontrar ningún fallo, Baba Yagá dijo en tono despectivo:
—Eres una niña muy afortunada.
Después llamó a sus fieles sirvientes para que molieran el maíz e inmediatamente aparecieron tres pares de manos en el aire y empezaron a raspar y triturar el maíz. La paja voló por la casa como una nieve dorada. Al final, se terminó la tarea y Baba Yagá se sentó a comer. Sepasó varias horas comiendo y por la mañana le volvió a ordenar a Vasalisa que limpiara la casa, barriera el patio y lavara la ropa.
Después le mostró un gran montón de tierra que había en el patio.
—En este montón de tierra hay muchas semillas de adormidera, millones de semillas de adormidera. Quiero que por la mañana haya un montón de semillas de adormidera y un montón de tierra separados. ¿Me has entendido?
Vasalisa estuvo casi a punto de desmayarse. —¿Cómo voy a poder hacerlo?
Introdujo la mano en el bolsillo y la muñeca le contestó en un susurro:
—No te preocupes, yo me encargaré de eso.
Aquella noche Baba Yagá empezó a roncar y se quedó dormida y entonces
Vasalisa intentó separar las semillas de adormidera de la tierra. Al cabo de un rato la muñeca le dijo:
—Vete a dormir. Todo irá bien.
Una vez más la muñeca desempeñó todas las tareas y, cuando la vieja regresó a casa, todo estaba hecho. Baba Yagá habló en tono sarcástico con su voz nasal: —¡Vaya! Qué suerte has tenido de poder hacer todas estas cosas.
Llamó a sus fieles sirvientes y les ordenó que extrajeran aceite de las semillas de adormidera e inmediatamente aparecieron tres pares de manos y lo hicieron.
Mientras la Yagá se manchaba los labios con la grasa del estofado, Vasalisa permaneció de pie en silencio. —¿Qué miras? —le espetó Baba Yagá. —¿Te puedo hacer unas preguntas, abuela? —dijo Vasalisa.
—Pregunta —replicó la Yagá—, pero recuerda que un exceso de conocimientos puede hacer envejecer prematuramente a una persona.
Vasalisa le preguntó quién era el hombre blanco del caballo blanco.
—Ah —contestó la Yagá con afecto—, el primero es mi Día.
—¿Y el hombre rojo del caballo rojo?
—Ah, ése es mi Sol Naciente.
—¿Y el hombre negro del caballo negro?
—Ah, sí, el tercero es mi Noche.
—Comprendo —dijo Vasalisa.
—Vamos niña, ¿no quieres hacerme más preguntas? ——dijo la Yagá en tono zalamero.
Vasalisa estaba a punto de preguntarle qué eran los pares de manos que aparecían y desaparecían, pero la muñeca empezó a saltar arriba y abajo en su bolsillo y entonces dijo en su lugar:
—No, abuela. Tal como tú misma has dicho, el saber demasiado puede hacer envejecer prematuramente a una persona.
—Ah —dijo la Yagá, ladeando la cabeza como un pájaro—, tienes una sabiduría impropia de tus años, hija mía. ¿Y cómo es posible que seas así?
—Gracias a la bendición de mi madre —contestó Vasalisa sonriendo. —¡¿La bendición?! —chilló Baba Yagá—. ¡¿La bendición has dicho?! En esta casa no necesitamos bendiciones. Será mejor que te vayas, hija mía —dijo empujando a Vasalisa hacia la puerta y sacándola a la oscuridad de la noche—. Mira, hija mía. ¡Toma! —Baba Yagá tornó una de las calaveras de ardientes ojos que formaban la valla de su choza y la colocó en lo alto de un palo—. ¡Toma! Llévate a casa esta calavera con el palo. Eso es el fuego. No digas ni una sola palabra más.
Vete de aquí.
Vasalisa iba a darle las gracias a la Yagá, pero la muñequita de su bolsillo empezó a saltar arriba y abajo y entonces Vasalisa comprendió que tenía que tomar el fuego y emprender su camino. Corrió a casa a través del oscuro bosque, siguiendo las curvas y las revueltas del camino que le iba indicando la muñeca.

Vasalisa salió del bosque, llevando la calavera que arrojaba fuego a través de los orificios de las orejas, los ojos, la nariz y la boca. De repente, se asustó de su peso y de su siniestra luz y estuvo a punto de arrojarla lejos de sí. Pero la calavera le habló y le dijo que se tranquilizara y siguiera adelante hasta llegar a la casa de su madrastra y sus hermanastras. Y ella así lo hizo.
Mientras Vasalisa se iba acercando a la casa, la madrastra y las hermanastras miraron por la ventana y vieron un extraño resplandor danzando en el bosque. El resplandor estaba cada vez más cerca y ellas no acertaban a imaginar qué podía ser. La prolongada ausencia de Vasalisa las había inducido a pensar que ésta había muerto y que las alimañas se habían llevado sus huesos y en buena hora.
Vasalisa ya estaba muy cerca de su casa. Cuando la madrastra y las hermanastras vieron que era ella, corrieron a su encuentro, diciéndole que llevaban sin fuego desde que ella se había ido y que, a pesar de que habían intentado repetidamente encender otro, éste siempre se les apagaba.
Vasalisa entró triunfalmente en la casa, pues había sobrevivido al peligroso viaje y había traído el fuego a su hogar. Pero la calavera que estaba contemplando todos los movimientos de las hermanastras y de la madrastra desde lo alto del palo las abrasó y, a la mañana siguiente, el malvado trío se había convertido en unas pavesas.

el caballero se incorpora y hace una pequeña venia a su publico mientras agradece.

el mal sabor de boca que dejo el segundo dia de apuestas preocupaba al caballero que se preparaba para competir en las cartas, ya algunos de los aventureros estaban en el oficio de apostar dinero por ganar el reconocimiento del mejor apostador, en esta materia la suerte era un factor significativo pero los sentidos agudos y la experiencia también contaba bastante bien. el semielfo toma asiento y pone sus 200 monedas de oro sobre la mesa, en compensación le entregan un manojo de fichas y comienzan a repartir las cartas, el guerrero hecha ojo a su juego y de inmediato comienza una danza inmóvil de blofeo y fanfarroneo, cada uno busca la manera de saber que tiene el otro. las manos van y vienen, algunas se ganan otras se pierden pero la mañana se esfuma entre carcajas, chistes verdes y mucho jugo de arándano solo el tiempo diría el resultado de la prueba.

al ver los pequeños humanoides volar por aires el caballero se cuestionaba sobre si era correcto, pero las carcajadas de lo pequeños parecían muy sinceras, incluso escucho el grito demandante de uno de esto a uno de los fuertes competidores, vamos tío lanza de nuevo, siiiii? al ver a los pequeños uno podría suponer que se tratara de un niño, pero la verdad era que sus raza era cosa seria, en ocasiones demasiado bromistas para subestimarlos.

el caballaro se acomoda junto a los lanzadores y un pequeñejo jala del pantalón del caballero con voz aguda y mirada picara este demanda, es mi turno, es mas es nuestro turno en es momento uno de los jueces le indica a sir jozan que pase a la posición de lanzada, el caballero toma al pequeño halfling por los cintura, a pesar de ser tan pequeño y vestir ropas tan holgadas tenia un peso considerable, el caballero gira sobre si mismo y proyecta al pequeñejo hacia los cojines, el caballero suspira aliviado al ver que este cae con buen tino sobre un enorme saco de plumas de ganso, sin embargo ni de lejos fue lo que podría llamarse un buen tiro.

ya había pasado el medio día cuando los dueños de la taberna comienzan a sacar los barriles de su preciada cerveza, podría jurarse que mas de una docena de enanos echaron baba solo de saborearse, era evidente que habían traido solo lo mejor, jozan se acomoda junto a la mesa, este se despojo de una armadura de cuero finamente adornada, si el trago le pasaba una mala tanda podría arruinarla con su vomito, al dejar ver su cuerpo bien trabajado algunas doncellas sonrieron sonrojadas, al entregarla a su escudero le previene, cuídala bien.

¿así que solo es llenarnos de todo el trago que podamos verdad? pregunta el guerrero que se arremanga la camisa y se prepara para la contienda, el cantinero pe pone enfrente una jarra bastante mas grande a las normales por lo menos unas 3 veces mas honda, el caballero no se deja intimidar y levantándola comienza a beber, su sabor era increíble, el tiempo de fermenta había sido el justo y los saberes de la cebada se combinaban perfectamente con el pino del barril, a medida que el trago bajaba por su garganta, el caballero se sentía eufórico, al terminar azota con fuerza copa contra la mesa mientras recordando sus antepasados demanda, OTRAAAAA, de pie el caballero aplaude y el cantinero encantado por su entusiasmo le pasa la siguiente, ya estas alturas del torneo se escuchaban algunos partidarios cantar arengas a favor del caballero de casilius.

la senguna jarra entra en la boca del semielfo como un rió de sabores, el cual emite un fuerte sonido mientras traga el contenido GLUP, GLUP, GLUP., el caballero nunca se había sentido mejor, al terminar este coloca la jarra boca abajo y ni una gota cae, aplaude y chifla, mientras el cantinero ya preparaba la tercera, sir desea otra copa, con la mejillas ligeramente rojas el caballero respondo, si fuese tan gentil, toma la copa con firmeza y comienza el proceso de ingesta de nuevo, un calor sin precedentes comenzó a invadir su cuerpo, pero este se mantenía firme y con una enorme sonrisa de confianza.

en la cuarta copa el caballero sentía como el alcohol caminaba por su cuerpo, el hormigueo en su frente y nariz comenzaba sentirse cómico, pero de manera diligente se había acabado el contenido de su copa, este se acaricia el cabello y sacude su cabeza buscando aplomo al tiempo que le dice al cantinero, otro trago, que aun tengo sed el cantinero sonríe pues las mejillas del caballero y la nariz del caballero están cada vez mas sonrojadas
y se ve visiblemente afectado por la bebida, este sujeta la jarra de madera y hierro con las dos manos inahala una buena bocanada de aire, y comienza a tomar, el contenido del baso se consume rápido mientras mas de uno de los asistentes se cubre la boca al pensar en la cantidad de alcohol que llevaba sir jozan, al terminar el contenido este entrega el baso tambaleándose, y levantando su dedo indice pide otro vaso, el caballero escuchaba el ajetreo como si se tratase de un mundo distante y ajeno, para el solo importaba otro trago mas.

LLEVA 6 exclama emociona del escudero que miraba atónito a su mentor que se mantenía en pie, jozan depositaba el contenido en su interior y este a su vez parecía sacar de el cualquier rasgo de conciencia, al vaciar el sexto recipiente este le da la vuela y ni una gota cae entonces lo estrella con fuerza contra la mesa haciendo saltar los vasos vacíos, mmmmmmm, eeeeee, uuummmm, uno massss dice siseaste mientras se mantiene erguido, el cantinero pregunta atónito, ¿seguro que no tienes algo de enano, amigo? el comentario hace reír a mas de uno pero los enanos no parecieron sentirse complacidos con aquel comentario, jozan toma el ultimo de los vasos y lo pone en su frente, como si tratase de convencerlo que se convirtiera en agua, luego lo posa sobre sus labios y comienza beber, y a beber, y a beber. todos aguardan en silencio, el caballero baja el vaso y el cantinero dice: y son siete acto seguido el caballero se desploma y su escudero lo alcanza agarrar.

luego de tamaña borrachera jozan se alejo de los tragos por algunas horas.

Ajedrez Enano- Goblinoide

La cabeza le dolía horrores a Martin... Ha bían pasado horas o años; no lo sabía. Ni siquiera sabía si le habían dado algún remedio contra la borrachera o si le habían lanzado algún conjuro para hacer que se recuperase antes.

-Me alegro de verle de nuevo por aquí Sir Jozan- dijo al acercarse a saludar al noble caballero-. Me alegro de no tener que recibir ningún golpe por lo que queda de día. Tengo un dolor de cabeza horroroso...

El árbitro de la prueba lanzó una moneda al aire para determinar con que piezas empezaría cada uno. A Martin le tocaron los goblins. Le habían dicho que eran buenos para partir con cierta ventaja pero que se "agotaban" rápido.

Martín empezó a pensar en una estrategia que le sirviese para derrotar a quien sin duda era más versado en estrategia que él. Y movió la primera pieza...

jozan estaba sentado mientras su cabello aun goteaba del baldado de agua que le había echado su escudero para despertarlo de la borrachera, estaba ligeramente desorientado y aun sentía el sabor del alcohol quemandole la garganta, al ver como se acercaba el brawler este saluda en la medida de sus disposiciones.

como siempre un placer, menuda cantidad de cerveza la que tiene que soportar este dia, no puedo estar mas de acuerdo, menos mal hoy no hay ninguna pelea o estaríamos par resurrección sacra. el caballero nota como su colega se encuentra luchando con la resaca.

el juez lanza la moneda y lo goblins que se caracterizan por su velocidad y numero, sin embargo los enanos se caracterizaban por férreas defensas y acciones muy eficientes de ataque, en cuanto le asignan enanos mira a su colega y mira el tablero, de manera eficiente se desperdigan la finchas y en movimientos de ofensiva las tropas goblins hacen el primer movimiento, el caballero no tocaba el ajedrez desde hace años, pero recordó las incontables partidas con sus hermanos y la manera de sobrevivir a las oleadas de los bichitos de piel verde, aunque la ofensiva inicial resultaba un despliegue de fuerza significativa, los peones lograron su cometido dando tiempo para crear una defensa solida, los siguientes ataques resultaron menos efectivos, lo que permitió mover una vanguardia hasta el campamento enemigo, con toda la fuerza ofensiva en la fortaleza enana, las defensas goblins cayeron antes de que llegaran refuerzos, la partida habia tomado casi 40 minutos y sin duda tuvo sus momentos criticos.

el juez indica a jozan que es el vencedor y este a su vez estrecha la mano del héroe frente a el, fue una partida agradable, gracias por el juego. ya para ese momento el caballero se encontraba mas repuesto y con mejor semblante.

4.2 -Dados

Erstam anda bastante disgustado.

Ya está que no aguanta más el tema de los juegos de azar. Siempre igual... es como si siempre ganase la banca. Y el juego son "Dados de Póker". Apuesto de mala gana 50 Pó

Y encima, le toca delante suya ¡Un HALFLING! Si es que... Estos seres tienen fama de tramposos ¡Y los apestosos Kenders que se encontró en un viaje planar son buena prueba de ello!

"Me llamo Maese Cuernadilla. No sea despiadado conmigo" dice el halfling con una sardónica sonrisa. Mi rival no oculta lo más mínimo que está intentando hacer alguna trampa.

El lanza los cuatro dados. Un Doble, un Triple, y... Y entonces me doy cuenta ¡Son dados CARGADOS! Lo he visto... pero no puedo hacer nada por demostrarlo
¿O tal vez si?

¡Mis dados tambien sacan un Póker! Los cuatro dados iguales. Pero por toda respuesta, es un Cuadruple de un valor más alto. El suyo son un grupo de Sotas. El mio son una familia de Reinas. Sep. Dos saben jugar a este juego.

"¿Sabe que, Maese Cuernadilla? Se me ocurre una idea ¡Que vengan estas dos señoritas!" dice llamando a un par de jovenes mozas que están por la taberna "¿Que tal si ustedes tiran los dados por nosotros? Elijan a quien quieren representar"

Para disgusto de Erstam, las dos quieren representar al Halfling "Maldito bonus racista..." piensa. Sin embargo, se acerca una joven niña, que se ha escapado de los protectores brazos de su madre.

"Yo quiero tirar por usted, mago!" dice ofreciendose a ser mi campeona.

Ante la mirada furibunda del Halfling, las mozas agitan el cubilete. Los dados han sido mezclados, y ellas no saben como "usarlos" Aun así, las mujeres rien un poco cuando sacan una buena tirada.

"No te preocupes, pequeña. Sólo tienes que tirar por mí" le digo calmándola

"¿Sólo tirar? Vale"

Mi protectora saca... Repóker de ases. La tirada más alta en los dados.

El Halfling se retira a su habitación. Furibundo... mientras que felicito a mi campeona, y le ofrezco a su madre que se quede con las ganancias

"No hace falta. Verdad... Mommy?" dice la niña.
Parece que ha sido algo más que suerte...

Ajedrez Enano

Mi rival en el ajedrez enano parece reconocerme.

[color=#777777]"Le esperaba, Maestro Erstam"[/color] Me dice un anciano (Un mago sin duda) vestido de gris

"¡Pero por las almorranas amputadas de Urgathoa! ¡Usted es...!"

[color=#777777]"Un simple anciano, que se apoya en un bastón y quiere retarle a un juego de sabios"[/color] me dice el anciano. ¡Como para no reconocerlo!

"¿Desea jugar al ajedrez enano contra mi, pues?"

[color=#777777]"¡Ajedrez enano! ¡Habrase visto! ¡Ese es un juego tan antiguo y obsoleto, que caballeros como nosotros no deberiamos ni dignarnos a tocarlo! ¡En su lugar le reto a lo que juegan la gente como nosotros!"[/color]

"Quiere decir que me reta usted a..."

[color=#777777]"¡Al Age of empires 2, por supuesto!"[/color]

Yep. Sacamos nuestros terminales (Todo mago que se precie tiene uno... escondido) Mi anciano rival elige el bando del Imperio Romano (Los Goblins) y yo elijo el de los Aliens (Enanos) ¿Cómo es que vosotros no podeis usarlos cuando jugais? Fácil. Estos dos bandos no están disponibles para los Muggles. Fijo que Jozan, si quiere, puede usar también esos ejércitos... de hecho, ¡Dicen que hay un bando especial (Los Dinosaurios) que sólo pueden ver los Magus!

Tras un combate intenso, en el que NADIE sabe que estamos haciendo, al final se decide el ganador...

[color=#777777]"Buen combate, Maestro"[/color] me dice

[color=#000000]"El honor ha sido mio. Gran Maestro"[/color]

4.1 -Relato:

Tras escuchar los relatos de mis compañeros, me pongo de pie y tomo mi lugar junto al fuego.

Señores, vuestros relatos son impresionantes, pero yo también tengo una historia que narrar, ahora prestad atención nobles caballeros:

En una tierra lejana, existe una casta de guerreros elegidos por la luz, ellos se hacen llamar "Los Guardianes de la Luz", maestros de la espada y la mgia, el mejor de ellos era Artemis Silvermoon, gran "Que Hegan" del consejo de Guardianes, jinete de dragones y asesino de demonios.

Artemis dedico toda su vida al servicio de su orden, para luego ser llamado por Izbaal, señor de la luz para dirigir los ejércitos celestiales.

Esta es una de sus historias, las cuales son consideradas leyendas en Terra.

Poco antes del inicio de la guerra del Caos, Artemis y sus compañeros debieron embarcarse en una muy peligrosa aventura, debían acabar con la vida de un poderoso hechicero llamado Morbuntar.

Morbuntar era un ser siniestro capaz de sembrar el caos y la destrucción por donde sea que pasara.

Su ansía de poder lo llevo a Morbuntar a manipular fuerzas más allá de su control. El cristal de Zardonis, una fuente de poder más allá de lo imaginable.

El poderoso cristal estaba custodiado en un templo olvidado por el paso del tiempo.

Cierta noche un misterioso caminante llegó a las puertas de aquel templo y los monjes, siguiendo el dogma de la luz, abrieron sus puertas a aquél viajero, compartirton el pan con él y a la mañana siguiente, él único superviviente era Morbuntar, quien tras robar el cristal de Zardonis, incendió el lugar con el poder de las llamas infernales, reduciéndolo a cenizas.

Durante los siguientes meses Morbuntar manipuló los oscuros poderes del cristal liberando toda clase de horrores y demonios sobre Terra.

Es aquí donde inicia nuestra historia.

Cierta tarde, Artemis y sus amigos se encontraban en el pueblo de Nfurat rastreando la pista del nigromante Nerolly, cuando los demonios atacaron el pueblo, Artemis y sus amigos los repelieron con suma facilidad.

¿De dónde rayos salieron estás cosas? - pregunto Xellmes Urulocke, el mago del grupo mientras convertía a los demonios en estatuas de hielo.

A quién rayos le importa, sólo sigue matándolos hasta que dejen de venir. - respondió Kaz Turum, el clerigo del grupo mientras partía el cráneo de uno de los demonios con su pesado martillo de guerra.

Vamos, sáquenlos del pueblo todas esas personas cuentan con nosotros. - bramó Artemis mientras mientras usaba su magia para convertir a tres demonios en simples cenizas.

Luego de una cruenta lucha que duro casi tres horas, el grupo logró expulsar a los demonios del pueblo.

Gracias señores, pero me temo que esto es sólo el inicio, desde hace unos meses hemos oído rumores sobre hordas demoniacas que saquean los pueblos cercanos. - dijo el alcalde mientras le ofrecía un saco de oro a los aventureros que estos rechazaron sin pensarlo dos veces.

¿De dónde vienen esos demonios? - pregunto Gaelle, la Tifling exploradora del grupo

Dicen que provienen de la torre de Morbuntar a unos seis días al norte de aquí. - respondió el alcalde.

Muy bien nosotros nos haremos cargo, le aseguro que muy pronto esos demonios no serán más que un mal recuerdo. - dijo Gerard, un habilidoso halfling que siempre ayudaba al grupo con las trampas.

Es así que tras casi ocho días de viaje, combatiendo demonios, el grupo finalmente llego a las puertas de la torre, el lugar despedía un siniestro olor a muerte y putrefacción.

¿Lo sientes verdad Artemis? Alguien ha liberado una terrible maldad en este lugar. - pregunto Kaz mientras el grupo se acercaba a las puertas de aquél maligno lugar.

Esto apesta a oscuridad, sea lo que sea que este ocurriendo allí dentro, debe ser detenido. - respondió Artemis mientras se disponía a tumbar la puerta.

Espera amigo mío, no es necesario usar la violencia, yo me encargo. - dijo Xellmes mientras salmodiaba un conjuro que desactivo las defensas de la torre. - Ya ves.

Eso le quita lo divertido ala sunto. - protestó Artemis fingiendo indignación.

La torre era un lugar muy peligroso, lleno de trampas mortales, diseñadas para acabar con la vida de cualquiera que osara ingresar en los dominios del poderoso Morbuntar.

En más de una ocasión el grupo debió detener su marcha para que el habilidoso Gerard pudiera hacerse cargo de los complicados mecanismos creados por Morbuntar para defender su hogar.

Pero lo más peligroso del lugar no eran las trampas, sino los demonios que habitaban el lugar quienes en más de una ocasión estuvieron a punto de acabar la vida de Artemis, Kaz y Gaelle.

Tras casi tres horas de evadir trampas mortales e infinidad de guerreros demoniacos, Artemis y sus amigos llegaron a la cima de la torre de Morbuntar, en donde Morbuntar aguardaba.

Grandísimos idiotas, como se atreven a interrumpirme, justo cuando estoy por lograr la inmortalidad. - dijo el mago mientras empezaba a salmodiar unn conjuro.

¡No lo haras maldito! Voy a acabr contigo antes que culmines tu conjuro. - gritó un muy maltrecho Artemis mientras cargaba contra el mago con la espada en alto, sólo para ser repelido por una barrera mágica.

No será tan fácil insensato. Acaso crees que puedes venir a mi torre y desafiarme, ahora muere. - gritó el mago mientras lanzaba un peligroso conjuro que fue neutralizado por Xellmes, al tiempo que Gaelle disparaba una de sus mortales flechas contra el mago hiriéndolo de gravedad.

¿Oye Morbuntonto, no estás usando esto cierto? - dijo el Halfling mientras aprovechaba la confusión para deslizarse hasta el escritorio del mago, para luego destrozar el cristal de Zardonis con el martillo mágico de Kaz.

Pagaras por es..... - fueron las últimas palabras del mago mientras Artemis aprovechaba su arrebato para lanzarle su espada a la espalda acabando con su vida.

Es así como luego de un ardua lucha, los aventurteros pusieron fin alos planes y a la vida de Morbuntar.

4.2 Cartas y dados

Eladamri se sentó en la mesa y tras dejar 20 po en la mesa, miro a mis compañeros de juego.

Vamos reparte mi amigo que no tengo todo el día. - digo mientras espero que el crupier me entregue mis cartas.

Finalmente tras casi cuatro rondas de juego logró obtener la jugada ganadora.

Vaya, esto sí que se me hizo largo.

4.3 -Lanzamiento de objetos (halflings):

Lanzamiento de Halflings, al parecer llego la hora de usae la fuerza y para ello necesito mejorar un poco mis posibilidades.

Tras conjurar fuerza de gigante, y agrandar persona sobre mi me acerco al lugar en donde se encuentran los halflings y busco al más pequeño y ligero de todos.

Lo siento maese bolsón, creo que es hora de que realice un ligero viaje. - digo con una sonrisa mientras cojo al pequeño Halfling y lo hago girar sobre mi cabeza para hacerlo volar realmente lejos.

Diablos se me paso la mano. Ya voy pequeño resisite. - digo mientras salgo corriendo a toda velocidad para ayudar al pobre halfling.

4.2 Cartas y dados

El vanara se cento en la mesa de juego con la esperanza de recuperar algo de dinero, pues ya había agotado en algo sus fondos en esto de andar apostando.

Pasaron varias partidas, la cosa no mejoraba para Bwana, se preguntó si alguien o algo le estraba trayendo mala suerte, esto de jugar le era habitual, pero nunca le había ido tan mal. Acaso era una especie de "señal" para que dejara este mal habito? seguramente lo averiguaría después de que se quedara sin nada.