Partida Rol por web

Había llegado el día tan esperado. A falta de dos semanas para las vacaciones de Navidad, la gran final del torneo de tenis que enfrentaría a Seigaku con Shitenhouji. El torneo tendría lugar a las afueras de la ciudad, en un campo neutral para ambos equipos. Se había dado el día libre a varias clases de cada colegio para que los equipos tuvieran su apoyo, pues era un momento crucial para muchos.

Fukiyose estaba más seria que nunca, en una mezcla de concentración y nervios difícil de controlar. Tezuka, que siempre se había presentado calmado y como si realmente el equipo le diera igual, consciente ahora de que estaba en el lugar que siempre había soñado, estaba más introvertido que nunca. Quería ganar. ¡Deseaba fervientemente ganar!

Momoshiro había sido otro de los seleccionados para uno de esos cinco partidos. Los nervios le estaban destrozando. ¡No se estaba quieto! Y ello se vio en su juego. Falló muchos puntos importantes y parecía más cansado que el contrincante. Al final perdió. 1-0 en la general. Fukiyose no parecía muy contenta.

Fukiyose:- Kazehaya. Prepárate porque ahora vas tú.

El contrincante, uno de los más duros, ya estaba terminando de prepararse.

Si tenía que resumir su vida desde la vuelta de Francia hasta aquel día sólo podía decirse que nunca había estado tan cansada. Entrenaba día sí y día también durante lo que le parecían largas e interminables horas, agotándose tanto que apenas tenía fuerzas para dejarse caer en su cama al llegar por la noche a casa.

Habían vuelto a quedar con Tezuka para hacer deberes y estudiar, más por intentar vencer el cansancio con su fuerza de voluntad conjunta que por verdadera necesidad de ayudarse mutuamente. El resultado había sido que al cabo de una hora Tezuka se había dormido sobre su cuaderno, momento en que Yukino decidió tomarse un descanso de cinco minutos que acabó por convertirse en dos horas de sueño hasta que Mei los despertó con un tirón de orejas.

Por eso aquel día no sabía si llorar de puro alivio por saber que por fin podría descansar. Estaba tan agotada que deseaba más dormir que ganar, aunque claro, no era como si lo segundo estuviera muy lejos en importancia. Por eso el día anterior había intentado dormir más horas de la cuenta, para al menos sentirse fresca durante los partidos aunque por la noche volviera a caerse en la cama sin llegar a desvestirse.

Además, había algo más que sus ganas por ganar y era la importancia de aquello para el futuro de Tezuka y Fukiyose, incluso para el de Momoshiro. Apreciaba el nerviosismo de los tres, llevando el primero hacia el intrusismo, a la segunda a la hosquedad y al tercero en aquel momento a perder. Con aquel panorama cabía decir que se sentía bastante presionada e incluso intimidada, rodando la raqueta entre sus manos mientras observaba a su rival en la distancia.

- Estoy preparada - afirmó, intentando convencer a los demás ya que no podía consigo misma.

Los dos combatientes entraron en la pista al mismo tiempo desde lugares diferentes. Los rugidos de la gente del Shitenhouji eran mucho más altos que los del Seigaku después del primer varapalo que se habían llevado. Fueron hasta la red para echar a suerte quién sería el primero en sacar, pero antes de ello, el chico, alto y con aspecto bastante atlético y atractivo, extendió la mano a Yukino en señal de deportividad. A diferencia de los del Hyotei, él parecía mucho más amable. Las chicas gritaban su nombre, "kaido-sempai" , "Kaido-sempai" con fuerza, mientras había muchísimas pancartas con la cara del chico y una pose muy seria. Cuando habló, lo hizo con amabilidad y simpatía, intentando ocultar su concentración y nerviosismo interior.

- Que gane el mejor.

No estaba preparada, había mentido y ahora estaba pagando las consecuencias, andando totalmente abrumada entre un público que gritaba de forma ensordecedora el nombre de su rival. Aquello no era como cuando había jugando contra el Hyotei donde la mayoría del público la animaba, no, allí estaba en un entorno "hostil" donde gran parte de la audiencia se alegraría de verla vapuleada.

Incluso el aspecto de su contrincante era mejor. Guapo, fuerte e incluso amable, era normal que las chicas se hubieran vuelto locas por él. Estaba segura que gran parte de la audiencia del Seigaku también estaba deseando que ganara él.

- Ah...hai - musitó acongojada -. Que gane el mejor.

Pero quien de los dos era el mejor difícilmente quedaría plasmado en aquella competición, si acaso quién de los dos tenía mayor control sobre sus nervios.

1-2. Yukino acababa de perder el saque. El banquillo del Seigaku aguantaba la respiración. Que su gran estrella fuera perdiendo era un duro golpe. Kazehaya Yukino, ¿podría perder también aquel partido?

Ella no era tenista ni el tenis era su ambición. ¿Que se le daba muy bien? Sí, para que engañarse, pero soportar aquella presión era desagradable, tal vez por eso no tenía madera de profesional. Iba perdiendo y por más que se esforzara por remontar a lo sumo podía empatarle pero era muy bueno, demasiado, o tal vez estaba más motivado que ella.

Dirigió la mirada al banquillo mientras iban a buscar la pelota y ella aprovechaba para secarse el sudor. ¡Tenía que ganar! ¡No podía decepcionar a Fukiyose ni a Tezuka!

3-4. Aún estaba ese break de ventaja para el rival. Los puntos eran largos e intensos. Estaba resultando bastante difícil intentar encontrar un modo de dar la vuelta al marcador. ¿Habría alguna forma? ¿Tendría Kaido algún punto débil? El chico, a pesar de la ligera ventaja, parecía serio y muy concentrado. No pensaba que el partido ya estaba hecho y estaba respetando a su rival.

Equipo del Seigaku: ¡VAMOS YUKINO!

No era suficiente. No lo había sido. Kaido merecía la admiración y el respeto más que ella pues demostró su superioridad a lo largo de todo el partido o al menos así se lo pareció a Yukino, que peleó por cada bola sin obtener el resultado deseado. Seguramente la extenuación física de las últimas semanas le había pasado factura, como cuando Fukiyose y Tezuka jugaron aquel partido mítico, pero estaba claro que su rival no tenía motivos para dejarla ganar como hiciera Tezuka y ella tampoco lo hubiera querido.

Al perder aquella última bola se había quedado quieta, jadeante por el esfuerzo mientras las gradas se venían arriba vociferando el nombre de su rival. Vaya. No había esperado sentirse tan mal por perder, no había deportividad en aquel sentimiento aunque si consiguió hacer que ésta se trasluciera en su actitud a acercarse hasta Kaido para estrecharle la mano, roja por el esfuerzo y sudando.

- Enhorabuena, creo que realmente ha ganado el mejor - acabó por decir con seriedad, cabeceando en señal de reconocimiento antes de girarse dirección a las gradas.*

El chico finalmente sonrió complacido por la victoria. Había sido duro y agotador, pero finalmente había logrado un punto más en aquella final. ¡La gran final! Estrechó con deportividad la mano de la chica:

- Gracias. Mmmm...- dudó unos instantes, mirándola, hasta que finalmente se decidió- No flexionas lo suficiente en el revés y eso hace que las bolas vayan a menos velocidad y fáciles para el rival. Con solo flexionar un poco más, lograrás la velocidad adecuada y no te podrán contrarrestar tan fácilmente el golpe.

Al no poder escuchar lo que estaban hablando, Fukiyose, Tezuka y el resto fruncieron el ceño. Había tanto griterío que era difícil ver el tono de la conversación.

"Con solo flexionar un poco más, lograrás la velocidad adecuada y no te podrán contrarrestar tan fácilmente el golpe".

"No te podrán contrarrestar tan fácilmente el golpe".

"Tan fácilmente el golpe".

"Fácilmente".

"Fácilmente".

"Fácilmente".

Cada vez que aquella frase se repitió en su mente una daga se fue clavando en la espalda de Yukino, que para aquel entonces ya no podía sentirse más humillada, a pesar de que no fuera la intención de su rival. Era muy complicado reconocer en sus palabras un consejo, aunque sabía que eso era precisamente lo que pretendía.

- H-hai, gracias - acabó por aceptar cabizbaja mientras el alma escapaba por su boca. En aquel momento se volvió hacia las gradas, viendo como todos la observaban con expresión ceñuda, posiblemente molestos por su derrota. Bueno, no más que ella misma posiblemente. Se llevó una mano a la nuca al llegar, frotándosela con una sonrisa azorada -. Vaya, perdí, lo siento - fue lo único que se le ocurrió decir.

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Fukiyose le puso un hombro en la espalda, muy seria, ya metida en el próximo partido. A partir de ahora cada partido sería una única final. No podían perder.

- No pasa nada, Kazehaya. Descansa. Has luchado bien.

Cogió la raqueta cuando anunciaron que ahora tendría lugar el dobles. ¿La capitana iba a participar en el dobles? Eso significaba que estaban en alarma. No podían permitirse fallar y Seigaku iría con sus mejores armas a partir de ese momento. ¿Pero quién sería el compañero de la capitana?

Tezuka sonrió. Cogió su raqueta y se quitó la sudadera antes de unirse a Fukiyose para entrar en la pista, ahora convertida en auténtico campo de batalla. ¡Aquel sería un partido histórico! ¿Estarían bien compenetrados?

La pregunta quedó respondida con tan solo los primeros diez minutos de juego. 3-0 para Seigaku. No había lugar en la pista descubierto y si uno corría hacia un extremo el compañero ya estaba cubriendo ambas zonas. Los golpes eran fuertes, precisos... no tenían rival. Los intercambios resultaban durísimos pero siempre el ganador era el mismo. La ambición de Tezuka y Fukiyose era demasiada como para perder aquel partido. Ambos se jugaban mucho, ambos llevaban años soñando con aquel momento. Lucharían hasta el final. 

¡Punto! ¡Punto! ¡Punto! ¡Juego!

4-0. Los contrincantes estaban desesperados. No obstante, no todo sería perfecto. Quizás pocos se dieron cuenta de un detalle, pero Yukino sí lo hizo. En el último remate que Fukiyose hizo, ganando el punto, un asomo de dolor se mostró en su cara, rápidamente disimulado. En el siguiente punto los golpes de Fukiyose iban con menor potencia. Con cada golpe, un asomo de dolor se veía en las facciones de la capitana. 

Con el 4-1 se disculpó ante Tezuka, a sabiendas de que él lo había estado haciendo perfecto. Le tocaba sacar a ella y... se cambió de mano la raqueta a la izquierda.

Cualesquiera que fueran sus sentimientos quedaron inmediatamente dejados de lado cuando empezó aquel partido épico, aquel duelo entre gigantes que encabezaban Tezuka y Fukiyose. Su compenetración era tal que llenaban la pista al completo, sin que nada se les escapara; no había pelota capaz de franquear su barrera.

Sin embargo un mal gesto por parte de Fukiyose empezó a complicar la situación, con la chica esbozando muecas de dolor de tanto en tanto. Era la muñeca, o eso le pareció a Yukino, que a partir de aquel momento tenía la atención fijada en su capitana, observando el declive de sus potentes golpes hasta que finalmente falló.

Hizo una mueca. Tenía que dolerle, lo sabía. Pero entendía por qué no pedía un cambio. Su futuro dependía de aquel juego, tenía que demostrar que era capaz de ganar contra viento y marea. Fue entonces cuando cogió la raqueta con la mano izquierda, dejándola boquiabierta. ¡No! ¿acaso su dominio sería lo bastante bueno?

Pronto lo sabrían.

Hasta los del equipo contrario se miraron entre sí, notando el cambio de empuñadura ante la que iba a sacar. Botó la bola tres tres, se concentró, alzó la pelota y la raqueta y le dio. 

Árbitro:- ¡NO!

La bola no había pasado la red, pero Fukiyose no parecía molesta por ese detalle:

Fukiyose:- Gomé, Tezuka. 

El chico no respondió, echándose hacia atrás. Nuevo bote, nueva preparación, alzamiento de pelota, movimiento, golpeo y... ¡Punto directo! 

¡Fukiyose controlaba las dos manos! Si bien, lanzarse la bola con la mano derecha le costaba. Se lanzaba la bola bastante mal y debía repetir varias veces. El revés le costaba porque debía cambiar la empuñadura y tenía que apoyarse con la derecha. Pero al final. ¡6-1! 

La grada tronó en aplausos. Había sido increíble. Y aunque Tezuka había brillado, la que se había llevado la gloria había sido la capitana. Se acercaron para chocar la mano, y cuando su mano chocó con la del primero de los rivales, de nuevo aquella mueca de dolor intensa. Después se acercaron hasta el banquillo:

Fukiyose:- Si no estás cansado, deberías echar el siguiente partido, Tezuka.

Tezuka:- Lo haré. Bebió un poco y de nuevo a la pista.

Fukiyose era sencillamente ¡increíble!. Parecía increíble pero a pesar de las grandes dificultades que mostraba, perdiendo su fluidez habitual, acababa de demostrar la superioridad frente a sus rivales aún usando la mano mala, la desacostumbrada para ella. Estaba segura de que Sakura debía estar admirándola desde algún lugar del público llena de orgullo por lo que la capitana del club de tenis estaba logrando.

Al terminar prorrumpió en aplausos junto a la mayoría de personas, abrazándola al llegar y dirigiéndole una mirada intensa a Tezuka que enseguida apartó para centrarse en Fukiyose.

- Bueno, qué prefieres, ¿hielo o vendas?

Se sentó poniendo la toalla encima de las piernas, mirando hacia la pista para atender al sorteo, pero no dudó en responder a Yukino en cuanto le hizo aquella pregunta.

- No tengo ni idea de qué me estás hablando.- ¡Lo había notado! ¿Era por haber cambiado de mano o lo habría adivinado desde el principio?

Levantó una ceja con suspicacia antes de inclinarse un poco más hacia ella con tal de hablarle en un entorno más confidencial, pensando que tal vez era mostrar debilidad ante los demás lo que le impedía hablar con libertad.

- Fue en aquel remate. Hiciste un mal gesto con la muñeca - puntualizó antes de acercarse más a su oreja y susurrar sin mirarle siquiera la mano, totalmente al azar -. Se te está hinchando. Así que iré a por hielo - acabó por decir felizmente antes de levantarse en dirección al botiquín.

No dio objeción ninguna y esperó pacientemente. La verdad es que si en caliente ya le dolía horrores, ahora mismo no podía ni mover la mano. Era verdad que se le estaba hinchando y ello le preocupaba. Si Tezuka ganaba quedaría el partido más importante y como capitana debería jugarlo.

Cuando Yukino regresó con hielo, Tezuka ya iba ganando 2-0. Estaba fresco, concentrado y muy motivado.

- Arigató, Yukino.- admitió por lo bajo cuando ésta volvió.

Espero que todos miren a Tezuka y no se centren en mi mano. No me gustaría llamar la atención precisamente por esto.

3-0. Estaba preocupada. Bastante. ¿Qué haría si Tezuka ganaba?

Cuando llegó con el hielo se quedó de pie junto a Fukiyose, mirando a Tezuka que se movía con su gracia característica y una habilidad mortal. Sin despeinarse devolvía el golpe con fuerza y certeza. Podría haberse quedado admirando sus movimientos durante horas. A quien quería engañar, nunca se cansaba de mirarle.

Pero en aquel momento le preocupaba más la muñeca de Fukiyose y la posibilidad, cada vez más elevada, de que tuviera que volver a jugar, algo que se hacía improbable en aquellas condiciones. Torció el gesto, preocupada.

- ¿No crees que tendrías que buscar un relevo?

Al parecer su preocupación debía de estar traspasando las fronteras de su interior. Miró a Yukino unos segundos, pensativa antes de acercarse a ella y contestar:

- ¿Ves a toda esa gente de ahí?- señaló a las gradas donde público y posiblemente más de un ojeador miraban el partido atentamente.- Esos esperan que el último partido sea el más épico de todos. Esperan que los líderes tomemos responsabilidad y esperan una batalla donde primarán más los sentimientos que la técnica. No puedo fallarles, Yukino. 

En el partido de clasificatoria contra Hyotei peleó bajo condiciones adversas, viendo cuatro pelotas cuando debería de ver tan solo una, ahora había luchado hasta vencer con una muñeca en penoso estado, ¿podría tomar responsabilidad también de aquello en esas condiciones?

Escuchó las palabras de Fukiyose con atención, con una fina arruga surcando su frente como única muestra de que algo estaba enturbiando su tranquilidad. Mientras, el público seguía clamando a Tezuka, que no sólo cautivaba a las chicas con su aspecto sino también a los chicos con su habilidad.

- Creo que si te vendo bien la muñeca te dolerá menos con los saques, aunque tengas un poco de rigidez pero al menos con la contención no lo sufrirás tanto - musitó pensativa.

Por supuesto que era consciente de que habría ojeadores pero después de su último partido, ¿cómo iban a opinar mal de la habilidad de Fukiyose?