Partida Rol por web

Los años van pasando y los amaneceres se agolpan por las rejadas ventanas a medida que los días se escapan de tus manos sin que puedas hacer mucho al respeto.

Te sueles preguntar que habría sido de tu vida si Kai o Chloe no se hubieran pasado por ella en esas circunstancias, ¿Vivirías feliz? ¿O se habría desmoronado todo lo que conocías igualmente?

Te encuentras en una de esas estúpidas reuniones con varios de los "pacientes" del psiquiátrico mientras un par de enfermeros robustos os observan para que no hagáis tonterías y un supuesto doctor realiza preguntas y os hace hablar por turnos, como si eso fuera a servir de terapia de algún tipo. No es mas que pura burocracia para poder decir que intentan hacer algo con vosotros aunque en realidad simplemente os encierren aquí para que no molestéis a la sociedad.

Risitas esta en su silla con los codos en las piernas y su manos agarrando su cabeza como si estuviera desesperado y al borde de una crisis.

Parece que hoy no se ha levantado de humor.

Lucas está cerca de risitas, dándole unos golpecitos de apoyo en la espalda mientras espera con una mezcla de tranquilidad y nervios para que se termine de una vez la tontería de la terapia en grupo.

Al menos tiene la compostura de aguantar las preguntas que le realizan.

El predicador hoy está especialmente callado.

Para ser sinceros el doctor estaba harto de sus interrupciones y lo ha administrado (a la fuerza) una dosis de calmantes y tranquilizantes para que esté calladito.

Sus ojos están dilatados y sus facciones algo atontadas.

Mohamed está en su silla observando las ventanas con calma y sosiego.

Parece que le resbala un poco todo lo del manicomio y se sienta un poco apartado como si le importara poco lo que pase.

El alegre conejito de pascua te está mirando ... al principio has intentado ignorarlo. Pero la verdad es que sus ojos son bastante penetrantes cuando se clavan en alguien. Por ahora no dice nada y se mantiene en su silla pero está empezado a ser molesto.

El es uno de los pocos con los que has enlazado y ... sinceramente no fue una experiencia agradable. Desde entonces el tío parece mirarte raro.

Y eso no es cómodo.

Me mantengo de brazos cruzados, poco receptivo como en casi todas las terapias y revisiones que me obligan a tener. Me siento más recostado de lo que debería en la desgastada silla de plástico y observo tan solo de reojo a los asistentes que van hablando con el ceño fruncido, como si quisiera que cayeran fulminados en cualquier momento. La verdad es que no es así, al menos no en todos los casos, pero prefiero que me vean como alguien huraño del que apartarse ya que no me siento realmente cómodo con ninguno de ellos. Lo que daría por poder compartir esta maldita condena con Chloe o incluso con Kai...

-¿Qué pasa Pascua?- espeto de repente interrumpiendo el turno actual para de paso descoordinar un poco la terapia. A veces con algo tan simple ya se revoluciona el personal aunque hoy parece que están todos relativamente tranquilos... excepto al puto seboso de Pascua que me está empezando a poner los nervios de punta.

El doctor se calla al escuchar que hablas fuera de tu turno.

Como pasa a menudo el conejo no responde y te lanzan una reprimenda por saltarte tu turno.

No le toca aún nº 118. Ahora estamos hablando con 81.

Lucas te mira medio sonriente, atisbando tu intención y sin tener muchos reparos en que lo interrumpan en esa terapia de grupo.

No obstante ...

 ... el conejito de pascua se inclina hacia adelante, lo que hace que todos lo miren con curiosidad.

Respira profundamente, como si se estuviera preparando para algo y finalmente abre la boca con una voz rasposa y de ultratumba, su saliva es espesa y enseguida se acumula en sus labios en un hilillo blanco.

Paredes blancas que son negras. Rejas de aire. Carceleros fantasmas.

A la luz de la ... locura, cuando ... - su voz se entrecorta. - ... amanece debajo del cielo estricto del orden, las ... cosas ... cambian de aspecto para .... parecer lo que no son, ser lo que .... quieren, apaciguar .... al ... débil y e n g a ñ a r ...  a l ... d ó c i l. 

Nadie de la sala parece saber de que está hablando.

Tu voz no existe ... tu no eres quien pretendes fggk ser ... cambias de mente ... crees saber ... brfld... pero no sabes ... hay ... blobbg

Sus palabras pasan paulatinamente a un balbuceo a medida que su voz se vuelve baja y sórdida, su vista baja a sus manos, so voluntad desaparece.

Y vuelve el silencio en el grupo.

Emm ... - el doctor no sabe muy bien que decir al respeto, tampoco es que le haga mucha gracia el 145.

Arqueo una ceja irremediablemente tras las palabras del 145. La verdad es que no esperaba esa reacción y me sorprende comprobar que alguna de las cosas que dice llegan a tener sentido para mí. Quizá es que estoy volviéndome demasiado loco después de tantear con mentes ajenas sin conocimientos.
Sacudo entonces la cabeza y recuerdo a Elliott. Me he maldecido muchas veces por no haberle hecho más caso, aunque es cierto que resultaba difícil porque desaparecía en cuanto te dabas la vuelta, pero aún así eso me enseñó una valiosa lección.

No tengo que dejarme llevar por las apariencias y los prejuicios, aunque no me guste la compañía ni las miradas del grandullón intentaré hablar con él cuando nos dejen un rato libre. Quizá sepa más de lo que él mismo es consciente... o sencillamente confirme que está demasiado loco. El miedo a recibir algún golpe por su parte por suerte no me quita el sueño, antes de eso nos sedarían a los dos como si fuéramos simples animales.

-¿A quién le toca doctor?, ¿hemos terminado?- le pregunto sin disimular una sonrisa entre maliciosa e irónica. Es evidente para cualquiera de los mínimamente despiertos en la sala que no sabe mantener el control.

Aún dudoso, el doctor termina diciendo.

Por hoy terminamos ... - lanza una mirada concentrada en el conejo y luego anota algo en las hojas.

Se levanta de sus silla y la deja contra la vieja pared que tiene mas aspecto de abandono que de un lugar habitable.

Un par de enfermeros se dedican a recoger las sillas a medida que cada uno de los reclusos se levanta y toma otra posición en la sala (una especie de comedor con mesas simples con pata de tubo metálico y sillas antiguas y desmejoradas). Luego os encienden el televisor donde salen imágenes de paisajes y lugares paradisíacos con música relajante, como si eso fuera a tranquilizaros.

Risitas se sienta en una silla y hunde su cara en los brazos. 

Lucas y Mohamed se ponen a charlar mientras miran por una de las rejadas ventanas y el predicador vuelve a su habitación para rezar un poco.

El conejo se queda sentado en un rincón de la sala con unos lapices de cera y papeles, haciendo garabatos.

La verdad es que el panorama es desolador, las luces que apenas dan luz, las paredes en las que hay marcas de humedad, grietas o la pintura se cae ... el olor a lejía y a esterilidad, al menos no huele a mierda es lo único positivo que puedes llegar a pensar del lugar.

Detrás de la reja el doctor se da prisa en desaparecer, cerrando las puertas detrás de si.

Enseguida me levanto de la silla estirando un poco los brazos y observo con resignación como nuestros supuestos "cuidadores" se afanan por alejarse lo antes posible de nosotros dejando tan solo a alguno de ellos vigilando por los alrededores. Resulta bastante deprimente darse cuenta siempre de que incluso los médicos nos temen, sin excepciones. No estoy seguro de qué pretenden en esta institución... supongo que simplemente ganarse un sueldo sin acabar ellos mismos encerrados.

Observo finalmente alrededor con poco interés, pues me conozco la sala mejor de lo que querría, y tras echar un vistazo rápido al exterior acabo por sentarme junto a la mesa del conejo pero guardando cierta distancia. Si vuela algún manotazo quiero tener la posibilidad de esquivarlo.

Entrelazo las manos sobre la mesa y tras limitarme a contemplar lo que dibuja durante unos segundos, la verdad es que aquí dentro nadie tiene prisa, me decido a decir algo.
-Así que... ¿eso que dijiste antes tiene algo que ver contigo o se te ocurrió de repente?- pregunto empezando a tantear el terrerno sin demasiados rodeos.

El viejo te mira como de reojo y tímidamente como si algo en ti lo perturbara.

Continua con sus dibujos sin prestarte atención y concentrado.

Pues al fijarte te das cuenta que dibuja bastante bien.

Parece estar dibujando una sala limpia sin decoraciones, hay una serie de mesas y sillas bien ordenadas y 3 personas en ella, una parece estar gesticulando al aire y es de piel oscura, de las otras dos una está en el suelo en una esquina haciendo algo en el suelo y la ultima lo está mirando desde encima, como hurgando en lo que hace.

Se parece bastante a ti.

Y aunque la habitación que dibuja se parece a la que estáis, las ventanas no tienen rejas y las paredes no están hechas un asco.

Le devuelvo la mirada un tanto impasible y me extraña discernir en él cierta incomodidad al observarme. Quién diría que algo es capaz de amedrentar a esa pedazo de mole... y además todos los residentes que llevamos aquí algo de tiempo sabemos de lo que es capaz aunque esa máscara consiga absorber misteriosamente su fuerza destructiva. Todavía no he conseguido encontrar un motivo lógico a eso... aunque supongo que en ese sitio eso no tiene mucho sentido.

Recuerdo entonces la vez que conseguí enlazar con él. Fue muy infructuoso y de hecho sus ideas y su mente en general estaba tan enmarañada que poco pude sacar en claro entre salpicaduras de asesinatos y palizas que me revolvieron tanto el estómago que junto con el mareo del enlace consiguieron hacerme vomitar.
Me pregunto si él vió algo sobre mí, si en cierto modo sabe que aquel día pasó algo raro entre ambos. De momento no me ha pasado nunca así que no sé que pensar al respecto pero supongo que podría ser.

Mientras me limito a recordar y pensar observo su dibujo con cierta fijeza. Tiene dotes artísticas, quién lo diría. Arqueo una ceja según los trazos se van definiendo y creo que tanto él como yo estamos representados pero no estoy tan seguro de quién es el tercero.
-Dibujas muy bien, seguro que podrías dedicarte a ello si quisieras- en verdad es poco probable que se lo permitieran pero en la realidad de verdad quizá no estaría en un psiquiátrico y entonces... Joder, a veces ni yo entiendo lo que pienso -¿Me regalarías alguno?- pregunto intentando emplear el tono más suave que puedo, aunque no se me da muy bien.

El predicador aparece de su habitación.

Hoy parece un poco abatido y no se ha levantado para lanzar sermones, sin embargo se acerca a Moha y Lucas para advertirlos un rato sobre el fin del mundo y si ya han rezado hoy por sus almas.

Los dos parecen jugar con el y el tema, burlándose descaradamente de el pobre hombre que bajo los efectos de los narcóticos no sabe muy bien si lo dicen en serio o no.

El conejo no te contesta aparte de balbucear un poco y que unas gotas de su saliva manchen el papel, sin embargo de improvista empieza a añadir una nueva figura en el dibujo, con lo que parecen ser dos linea en el rostro y que parece hablar con el de piel oscura.

Aparte de eso el edificio sigue tan silencioso* y aburrido como siempre.

A simple vista me resulta un tanto frustrante y contraproducente intentar comunicarme con él, quizá por eso conseguí entablar al conexión mental aquella vez, quién sabe. Me responde con balbuceos inteligibles y no puedo hacer otra cosa que limitarme a suspirar con cierta resignación.

Después compruebo como añade a nuestro nuevo "personaje" al dibujo y queda claro que somos nosotros, sin embargo falta alguien.
-Éste eres tú, yo, Mohamed, el chalado predicador... Falta Lucas- voy señalando según nos nombro y al final le observo algo expectante aunque después de comprobar su dificultad de comunicación no creo que pueda sacar nada en claro pero no me apetece volver a meterme en su cabeza. Al menos no hasta que sea estrictamente necesario.