Partida Rol por web

- ¡Mierda! - grita al tocar el cuello de Santos y ver que no tiene pulso - ¡Tenemos un hombre caído! ¡Santos esta muerto, mierda! - grita al resto, por sobre el sonido de los disparos, que se hacen mas fuertes y cercanos. El lugar se vuelve un caos, y James comprende que no puede quedarse ahí lamentándose. Toma el arma con fuerza y se apoya a un lado del hueco de las escaleras. Tras echar un vistazo y ver que no hay nadie ahí, decide bajar rápidamente, aunque con cuidado, y apuntando al frente. Los demás parecen tener todo cubierto disparando desde la ventana, según le parece por lo que puede oír, así que decide ir a cubrir el piso debajo del cual están, así de paso evita cualquier sorpresa por parte de sus atacantes.

Brooks tocó el hombro de James, indicándole que le seguía hacia abajo.

Peldaño a peldaño, bajaron las escaleras, con cuidado. Cuando estaban llegando al rellano, se dieron cuenta que ya no estaba allí. De hecho, se les escuchaba correr hacia el patio, escapando, mientras en la planta de arriba seguían los disparos. Kaczinsky sintió el impulso de correr tras ellos, y comenzó a hacerlo, cuando alguien gritó tras de él.

-¡Cuidado, trampa explosiva!

Se detuvo en seco, con la pierna en alto, a punto de bajar el último escalón. Entonces se dió cuenta de que estuvo a punto de pisar el minúsculo hilo casi transparente de una trampa conectada a una mina claymore, que estaba pegada a la pared, a la vuelta de la esquina.

El Plumilla se tiró al suelo, como pudo. El intérprete hacía rato que estaba hecho un ovillo, pegado a la pared, más acojonado que una nena de salón de café en el desembarco de Normandía. El mercenario tenía buenas piernas, y se notaba que sabía moverse. Con tres pasos, estaba en la terraza, y con el cuarto se impulsó para saltar la barandilla.

Sin embargo, no había terminado de saltar cuando la ráfaga de Tyrone le jodió la pierna donde se apoyaba, y la de Maggie impactaba sobre su nuca y su espalda, lanzándolo a la piscina del patio con fuerza. Cayó allí, levantando un gran piquete de agua, como si fuera un inglés que veraneara en España y se dedicara a saltar a la piscina desde el balcón del hotel.

Cuando se asomaron, vieron que el cuerpo yacía inmóvil, pero que otros corrían en tropel en dirección a la puerta de la salida, mercenarios vestidos como el que acababan de matar. Maggie iba a disparar, cuando Tyrone se percató en el último momento de la sombra, y tiró de ella hacia atrás.

Un tipo, oculto entre las matas de jardín pegadas a la tapia, comenzó a disparar contra la ventana con un M249, gastando cargador con estrépito, e intentando cubrir a sus compañeros mientras se retiraban.

El golpe hizo caer de culo al mercenario, y le rompió de paso el tabique nasal.

Todos se giraron a mirar, incrédulos, y vieron a Kendrik con la granada en la mano, amenazándoles. Algunos eran jóvenes, poco más que él, y otros eran viejos americanos de barriga incipiente y perilla al estilo redneck. Por un momento, consideró que quería matar a gente que era como él, y que había salido del mismo sitio que él.

Pero Kendrik estaba como una puta cabra, y ellos parecían haberse percatado de ese "pequeño detalle". Por eso, y por que no les había dado tiempo a reaccionar, lo escucharon en silencio, y comenzaron a mirarse entre ellos, como calculando si era posible pegarle un par de tiros, coger la granada y tirarla por la ventanilla antes de que explotara.

Sin embargo, el copiloto se giró por primera vez, y Kendrik pudo ver a un hombre de barba blanca con una colt 1911 en la mano, que ahora le apuntaba.

El hombre comenzó a hablar, sin dejar de apuntarle con la pistola, con un marcado acento tejano.

-No vas a hacer eso, muchacho. ¿Y sabes por qué? Por que conoces el funcionamiento de una granada de fragmentación. Y sabes, muchacho, que la carga explosiva solo revienta el envoltorio de la granada, y disemina la metralla de su interior en 360 grados. Menos, considerando que estamos en un espacio cerrado.

Parpadeó, sonriendo un poco.

-Sabes que si tiras de la anilla, va a ser una lotería. Sabes que incluso tu podrás morir si la lanzas, y yo creo que te importa vivir más de lo que piensas, y más de lo que pretendes convencernos. Por eso, vas a darnos esa granada, y vas a ser un buen prisionero. Si no, te juro que antes de que puedas lanzarla, te voy a pegar un par de tiros, calibre 45 recubierto de teflón. Y sabes que tu también la vas a palmar entonces, hagas lo que hagas.

Dejó una pausa.

-Ahora, se un buen chico -concluyó.

-Ya, gilipollas. Todo eso me importa una mierda. Se que una granada dentro del coche lo volará, con vosotros dentro. Y se que, de haber querido matarme, lo habrías hecho mucho antes. Así que...- Soltó la espoleta de la granada y la dejó caer. 

-Tic tac, hijo de puta.- Sonrío. -Tienes tres segundos para salir del coche a toda leche.- 

James da un paso atrás y lentamente baja el pie hasta apoyarlo de nuevo, de manera firme, sobre el escalón, sin quitar la vista de aquel hilo fino y casi imperceptible, el cual habría pisado de no haber sido avisado a tiempo. Por poco ahora no lo estarían recogiendo en pedazos. Al apoyar de nuevo el pie en el suelo exhala algo de aire, aliviado, mientras mira por sobre su hombro a Brooks, al cual le hace un gesto, levantando el pulgar.

No se detiene mucho en esa situación, pues no hay tiempo que perder, y rápidamente, pese al alivio, el sonido de los disparos vuelven a llegar a sus oídos. No hay tiempo para ponerse a desactivar aquella trampa, y no puede hacer mas que confiar en que si alguien mas pasa por ahí no sea tan distraído como él y vea aquello, aunque no le agrade nada esa idea. Luego se encargará de aquel asunto, ahora tiene que seguir hacia delante sin perder mas tiempo.

- Bien, bien... - se dice en voz baja, como si tratara de calmarse y darse ánimos, a la vez que sigue salta el ultimo escalón, pasando por sobre el detonador del explosivo, y siguiendo el rumbo que había tomado antes de detenerse, en dirección a los disparos, y con el arma preparada apuntando al frente.

Maggie se echó para atrás aprovechando el impulso del tirón de Tyrone, y rodó por el suelo soltando el fusil.
Después, sin dejar de gatear, se lanzó hacia donde estaba Jonas mientras se quitaba el cinturón.
Llegada al lado de su compañero, le hizo un toniquete en la pierna con el cinturón, y antes de decir "Cagüentó", ya le estaba poniendo una vía, y salino a chorro. A continuación le puso un buen chute de morfina para el shock y, poniéndose en pie, le dio dos buenas patadas a la puerta de la habitación hasta derribarla.

Janet, a la voz de ya subimos a este gañán a la camilla improvisada, dijo sin perder de vista la cara de Jonas. Una, dos, ¡ya! Y a tí que no se te ocurra morirte sin mi permiso, que tenemos un polvo a medias y eso es sagrao

NOS LAS PIRAMOS DE AQUÍ, QUE TENEMOS UN HERIDO, aulló a continuación, mientras animaba a los demás (Cochran y el intérprete incluidos) a agarrar una esquina de la puerta-camilla, mientras ella recogía el fusil y el botiquín.
Después, echó una mano con la camilla y, fusil terciado por si había que seguir dejando a alguien listo de papeles, encabezó el descenso hacia el hall del hotel.

Jonas estaba hasta el culo de morfina antes de darse cuenta y siendo llevado en camilla por algunos del equipo, sin más empezó a reir y agarró su fusil:

- Heeeey nena, aqui el caballero de blindada armadura debia ser yo... Esto no es justo. - Dijo con la voz algo ida.- Dejame coger mi fusil por si esos hijos de puta de Blackwater vuelven a asomarse. Les daré una bienvenida muy "calurosa". - Dijo terciando la sonrisa.- ¿Sabes que pones tela cuando te pones a escupir ordenes?... - El resto miraban entre preocupados y divertidos por el comentario.- ¡Eh Plumilla! Te juro que si no sales vivo de aqui te pateo tu culo de chupatintas. - Dijo a modo de promesa mientras le llevaban hasta la evacuación, preparado para dejar tieso a cualquier mamón que viniese a por ellos.

¡Ese es mi chico!, respondió Maggie, no poco aliviada al ver que Jonas seguía consciente.

-¡Cuidado, granada! -voceó alguien.

Todo lo demás ocurrió con mucha rapidez. El tipo más cercana a la puerta la abrió, y su compañero se tiró en plancha, con las manos por delante, buscando sacar la granada de la furgoneta, lanzándola afuera. El hombre de la barba blanca efectuó dos disparos. El primero, cuando Kendrik se acercaba saltando sobre el que había cogido la granada, y que le impidió finalizar la maniobra, y el segundo, que le dió en el casco, lanzándolo hacia atrás como si le hubiera empujado un tren de mercancías.

Una fracción de segundo después, la granada explotó, sembrando de metralla el interior del vehículo, e impulsando con la deflagración un poco más a Kendrik, fruto del impacto de la metralla en su chaleco.

Cuando abrió los ojos, se sintió aturdido y torpe, muy muy torpe. Se dió cuenta de que estaba tumbado boca abajo sobre el asfalto, a menos de medio metro de la furgoneta, y que en ésta solo sonaban lamentos y el sónido insistente, casi rallante del cláxon, que al parecer se había jodido, junto al resto de la máquina.

Tenía que recibir asistencia sanitaria, o estaría muy jodido.

James fue el primero en salir al patio.

Se fijó en la escena: mercenarios replegándose a sus vehículos, casi fuera de la vista, uno que cayó desde la habitación del plumilla en la piscina, como si fuera una gorda lanzándose en bomba, más muerto que la música disco. Entonces, se dió cuenta de que se produjo una detonación en uno de los coches de los mercenarios, que no podía ver por estar tras la tapia, y que éste comenzaba a emitir un rallante y monótono sonido de un cláxon averiado. ¿Aliados? ¿Alguien había disparado con el lanzagranadas quizá?

Sea como fuere, tuvo el tiempo justo para ver a un hombre emboscado al otro lado del patio, tras los setos, con una ametralladora M249, que se había descolocado por la explosión, y que había intentado dispararle. Sin embargo, ahora luchaba con la palanca de amartillado, intentando desencasquillar el arma.

Con mucho tino, Maggie consiguió controlar el flujo de sangre, aunque siendo la femoral, era tremendamente dificil detenerlo por completo sin instrumental quirúrgico apropiado. No obstante, la pérdida de sangre se había ralentizado mucho más, y ahora era muy ténue, como de herida de menor entidad.

Janet le ayudó a cargarlo, y juntas descendieron a la planta de abajo, donde el grupo de fuego de Brooks estaba posicionado para salir al patio. Había ya alguien allí, parecía que era el polaco. Afuera, de repente, se escuchó el eco lejano de una explosión, quizá una granada de fragmentación, seguida del cláxon insistente de un vehículo averiado, y ruido de chatarra dañada caer al suelo.

El plumilla se levantó cuando él y el negro se quedaron a solas en la habitación, aunque todavía estaba medio agachado, como recelando de ofrecer blanco a un posible tirador que apuntara a la ventana. Afuera, se escuchó una explosión, en la zona de la calle, donde estaban los vehículos enemigos. Parecía una granada. Luego, se escuchó un cláxon averiado que no paraba de sonar.

-¡Por Dios, llame de una maldita vez a la central de operaciones! ¡Que manden a la caballería antes de que consigan escaparse!

-Me cago...- Tosió un par de veces. Le había explotado la granada en la cara, y varios fragmentos de metralla le habían impactado en el pecho. El chaleco le había salvado la vida, de eso no cabía duda. Sin embargo, sentía un dolor lacerante en el pecho, y le dolía la cabeza, mucho. Todo daba vueltas, era difícil ver nada con claridad. Su alrededor parecía algo borroso, y distante... -...En la puta.- Negó con la cabeza. Se palpó el chaleco, buscando el comunicador. Lo encontró, y seguía intacto. Parece que realmente la suerte estaba de su lado. Activó el comunicador. 

-Aquí Kendrik, a cualquiera que siga de una pieza ahí fuera. Han entrado unos mercenarios, creo que pretenden capturar al plumilla... En cualquier caso, me he cargado su furgoneta, así que de aquí ya no salen. Estoy en el exterior del hotel, jodido, pero entero.- 

Intentó levantarse, buscando un arma. En realidad, buscaba a su querida Molly, pero cualquier cosa que disparara serviría. 

Al terminar de bajar las escalera y encontrarse con aquella imagen, James no puede hacer mas que apuntar a toda dirección en la cual ve a un posible enemigo, pero no abre fuego. Ve que cualquier posible objetivo ahora esta huyendo, por lo que no abre fuego y tan solo observa, agachando la cabeza al sentir la detonación de uno de los coches en los cuales escapaban aquellos mercenarios, dándole a entender que sus compañeros estaban haciendo bien su trabajo, y que no necesitan demasiado de su ayuda.

Pero es entonces cuando puede ver a uno de los mercenarios escondidos. De no haber sido por aquel golpe de suerte, oír aquel M249 descuidado y sin el mantenimiento necesario, James habría terminado como un colador ahí mismo. Sin embargo, al abrir los ojos nuevamente, ya por no escuchar ninguna ráfaga de disparos, sin sentir nada, y encontrarse con aquel tipo luchando con su arma para hacerla funcionar, la resignación que había inundado a James al encontrarse frente a frente con una muerte segura desaparece.

Levanta el fusil apuntando en dirección a su atacante, y de manera instintiva, como un animal luchando por su supervivencia, sin pensarlo dos veces, dispara una ráfaga contra aquel sujeto.

- Hijo de puta... - dice mientras presiona el gatillo.

Tyrone, preguntó Maggie. ¿Qué queda más cerca, la base o el hospital? ¿Tienes enlace con los de Medevac? ¿En cuánto tiempo nos pueden mandar un pájaro de los que tienen en standby?

En la duda, vamos a subir a Jonas al blindado y a salir zumbando de aquí, plumilla incluido, ¿OK?

El mercenario cayó como un saco de tierra tras recibir los disparos que Maggie y yo le propinamos. Aunque traté de acertar a sus piernas para mantenerle vivo e interrogarle, Maggie le acertó en la nuca, y por su forma de caer por el balcón, supuse que poca infromación nos iba a dar. En todo caso, la cosa no había terminado. Seguían sonando disparos y explosiones y en el patio sin duda se entablaba combate con otros mercenarios que seguramente cubrían la retirada de los cabrones que querían hacer la incursión.

Por lo menos, los chicos de Brooks habían reaccionado adecuadamente y estaban haciendo lo propio con los capullos de Blackwater.Y no hizo falta preguntar para saber que Santos había causado baja y Jonas estaba herido. Me acerqué a Maggie y vi como le colocaba una vía y preparaba suero para Jonas. Le hice un gesto con la cabeza, para saber cómo se sentía, y tras unos instantes, soltó una de las suyas descojonándose mientras tratábamos de colocarle en una camilla. Bendita morfina.

"-Me importa un huevo lo que esté más cerca- le respondí a Maggie - Tienen que sacar a Jonas y a Santos de aquí para ayer. Y lo mejor sería un helicóptero, por si todavía quedan cabrones ahí afuera. Voy a buscar una radio y a contactar con el centro de mando, y si a algún imbécil de esos se le ocurre ponerme excusas para un MEDEVAC, nos lo llevamos nosotros en el Humvee al hospital. Y luego ya pataeré el culo de quien haga falta...

Por otro lado, el plumilla seguí ahí agazapado, pero entero, voceando como una nena.

"-Capullo de los cojones... - susurré mordiéndome la lengua mientras me dirgía hacia el plumilla - ¿A quién coño le has tocado los cojones para que quiera montar toda esta mierda y mandarte a la tumba? - añadí mientras le agarraba y empezaba a sacarlo de la habitación. ¡¡¡Y ni se te ocurra decirme lo que tengo que hacer!!! ¡¡ Tengo dos putas bajas en mi equipo por salvar tu culo !! Y mantenerte entero, para mis jefes, prioriza sobre todo, y eso incluye la captura de esos mercenarios mamones!!! Así que deja de tocarme los huevos, mantén la boca cerrada y haz lo que te digamos. ¿Queda claro?".

Llevé al plumilla junto a Janet, y señalándole con el pulgar le dije a ella : "-No le quites la vista de encima. Necesitamos refuerzos y una evacuación inmediata."

-"¡¡La zona no está asegurada!! - grité - ¡Mantened las posiciones y disparadle a cualquier cosa armada o con pasamontañas que veáis. Puede que eso cabritos sigan ahía afuera, así que necesitaremos un perímetro para evacuar a los heridos!."