Partida Rol por web

El acuartelamiento era un edificio anteriormente usado como comisaría de policía iraquí en el distrito norte de Bagdad. Aquello no era la puta zona verde, así que las únicas médidas de protección eran unas alambradas que guardaban el perímetro, vigiladas por sistemas de cámara y por torres de vigía construidas en madera.

Aquello delimitaba una manzana, un área con la comisaría, que era algo así como el "cuartel general" de la compañía, y dos bloques de pisos que estaban por detrás de ella, de siete plantas más bajo. Allí acomodaron el material y establecieron en cada piso el lugar de habitación de los equipos de fuego. En general, los bloques de pisos tenían un aspecto bastante descuidado, y parecían las típicas moles de cemento de colores pardos, bastante antiestéticas, construidas por las inmobiliarias como solución urbanística fácil durante el desarrollo de la capital en la época en que Saddam Hussein era "nuestro gran amigo contra Irán".

El piso que les había tocado en suerte había sido habitado por otros marines. Aquello saltaba a la vista. Constaba de un recibidor con un perchero y un mueble viejo con una cristalera y un pasillo que acto seguido se ramificaba con puertas a la derecha. La primera era el váter, un sórdido cagadero que necesitaba una buena limpieza, con un mueble sobre la pila de lavarse las manos, con un cristal bastante polvoriento y una bombilla colgando directamente del techo. La bañera era de cerámica, tipica y tópica, con una alfombrilla de ventosas antideslizante y una cortina de color azul pastel bastante cutre.

A continuación, estaba la cocina. Tenía a un lado una nevera grande, y un módulo con mueble integral de cajones y portillos con encimera y fregadero, con el típico y tópico armario superior para guardar los platos. A su lado, evidentemente, la hornilla con cocina de fogones, y encima un calentador. Al otro lado, había una lavadora vieja, de esas que tienen pinta de pesar un huevo y parte del otro, haciendo esquina, y una puertecilla de madera vieja que daba a un brevísimo balcón que se prolongaba hasta la habitación aledaña.

Dicha habitación era sin duda "la de los niños". Tenía un módulo de literas con una cama suplementaria instalada por los marines anteriores, que apenas tenía un colchón pelado con unas sábanas, almohada y colcha. Las sábanas eran de franela, de esas que da regustillo ocupar en una noche fria de diciembre, y que tienen tendencia a pasarse la mitad de la noche sin calentarse. El resto del mobiliario de la habitación lo completaba un armario empotrado moderadamente espacioso y varias repisas donde quedaba algún libro moro, al que le habían añadido la típica revista porno y un manual de jardinería comprado en alguna gasolinera estadounidense. Incrustado bajo la ventana, una tabla que hacía las veces de mesita de trabajo, con una lámpara tipo flexo a la que le faltaba la bombilla.

La última habitación del pasillo era una especie de trastero, donde había guardada una oxidada bicicleta para niños pequeños, sin cambio de marchas ni nada que se la pareciera, una tabla de planchar, escoba, fregona y su cubo. Sobre ello, una repisa con productos de limpieza usuales, y algunos trapos viejos, con la presencia de un paquete de bayetas medio gastado, que parecía más nuevo que todo lo demás.

A continuación, el pasillo moría en una salita, donde había un viejo sofá que más valdría volver a tapizar, y que estaba cojo de una pata, y lo habían solucionado metiendo debajo un taco de madera. Frente al sofá, una mesa bajo una lámpara, con cuatro sillas (cinco sillas justas en la casa, contando con la de la otra habitación) y un mueble con una tele pequeña, de aspecto relativamente nuevo pero cutre, con un mando a distancia grasiento descansando sobre el mueble. El contenido del mismo era el usual: una bajilla vieja y bastante cutre (si no, la hubiera robado ya) y un juego de manteles y servilletas, con un abrebotellas y un sacacorchos en la esquina del cajón. El resto estaba vacío, exceptuando las instrucciones de uso de la tele, que estaban en varios idiomas y llenas de polvo en un pequeño cajón suplementario.

El resto de la salita lo formaba una ventana que daba al patio interior del bloque de pisos, con una persiana de corredera, un reloj de pared de los chinos, que no funcionaba porque se le habían acabado las pilas, y una bandera roja con el EGO del cuerpo de marines en la pared.

La última habitación de su "nuevo hogar" era sin duda el cuarto matrimonial, al que se accedía por una puerta que estaba detrás del sofá de la salita. No había ni rastro de la cama de matrimonio. En su lugar, dos camas de 90 con somier transportable ocupaban el centro de la habitación. El resto de la habitación lo componía un escritorio de trabajo empotrado, al lado de una ventana que daba al bloque de pisos de enfrente, y un armario esquinero grande que contenía un pijama a cuadros viejo de talla XL, un ambientador antipolillas colgando de la barra y unos calcetines agujereados en el cajón de la ropa interior.

A Jackson le dió por pensar que aquella mierda de piso posiblemente se fuera a convertir en la sede de la nueva temporada de "los problemas crecen", incluyendo en la ecuación a yihadistas con RPG-7 y moros tendiéndoles emboscadas con IED, mientras comían un kebap dentro del humvee.

Oorah.

Mientras el resto se instalaba en el piso, la presencia de Jackson fue requerida en la comisaría, para hablar con el teniente. Tuvo que bajar a pata desde el cuarto piso, porque el ascensor de su bloque era solo un recuerdo tras los saqueos de que se habían producido en la ciudad hacía muchos años.

La comisaría era el edificio más protegido, una suerte de fortín reforzado con garitas de sacos terreros y ametralladoras calibre 50. Un tanque M1 Abrahms estaba aparcado cerca de la escalinata de acceso, donde dos contratistas de seguridad fija iraquíes montaban guardia, con sus chalecos antibalas civiles y sus cascos sin pintar, sosteniendo fusiles AK-74. Ni siquiera le miraron al verle entrar con su uniforme MCUU sencillo con camuflaje urbano y sus gafas de sol puestas.

El pasillo de entrada tenía a la izquierda un recibidor tipo secretaría, con una ventanilla donde detrás había un marine aburrido, típico jockey del teclado, que le informó que el teniente estaba en la sala de control de la segunda planta, a la que se accedía por unas amplias escaleras con bandas antideslizantes típicas, y una barandilla vieja pintada de verde.

La sala de control estaba vigilada por dos marines en uniforme de combate, que le saludaron mientras entraba quitándose la gorra. En el interior, vió una sala adornada con mapas, con las ventanas tapiadas y reemplazadas por unas rejillas de ventilación. En el centro había una mesa desmontable, y alrededor de ella unas sillas plegables, algunas de las cuales estaban amontonadas en un ángulo de la pared. Alrededor de la estancia, un módulo de mesas de trabajo prefabricadas con ordenadores y equipo de comunicaciones y seguimiento, operados por marines que habían entrado por la rama técnica en la escuela de infantería.

El teniente estaba vestido con su uniforme MCUU, con un intercomunicador integral ceñido sobre su cráneo afeitado, por cuyo altavoz parecía estar hablando hasta hacía un momento. Al ver entrar a Jackson, respondió a su saludo y compuso una breve sonrisa cómplice. Aquel era el tipo de cosas que realmente hablaban bien acerca de la discriminación positiva en el ejército.

-Cabo Jackson, ¿Se han instalado ya sus hombres? -dijo, buscando entre el fajo de mapas de la mesa.

Sin esperar su respuesta, pareció haber dado con la tecla, y extrajo un mapa de su distrito.

-Sea como fuere, van a tener que ponerse en movimiento pronto. Me han informado que el ejército iraquí está comenzando una campaña para retomar el control del sector, y normalizar un poco la situación fuera de la zona verde.

Señaló en el mapa.

-Esto es la avenida Ramadi, la arteria principal de este sector. El bulevar que lo corta es el otro eje principal, y son las zonas más concurridas de nuestro sector. El nuevo ejército irakí tiene que demostrar que sirve para algo más que para enriquecer a halliburton y las empresas de armamento, por lo que el general Odierno está de acuerdo en que es necesario comenzar a patrullar el sector de noche, y establecer controles de carretera a esas horas.

Le miró un momento.

-Como ya sabrá, sospechamos que los insurgentes aprovechan la noche para mover armas y material en los barrios de la ciudad, y para reunirse a preparar sus golpes. Hace unos años, esta ciudad era un auténtico caos por la noche, y la situación solo se ha comenzado a revertir tras las operaciones de 2006. Pero los atentados del último mes demuestran que los yihadistas extranjeros están introduciendose en el país junto a irakíes entrenados en bases extranjeras de Al-Qaeda y la Yihad Islámica, y un rebrote de la violencia a gran escala no es imposible.

Señaló un punto.

-Usted y sus hombres colaborarán con una patrulla del nuevo ejército irakí cortando una intersección del bulevar que cruza con una calle secundaria de cierta importancia, la que lleva al extrarradio. El resto de su pelotón, al mando del sargento O'Rourke, que ahora mismo está de patrulla en los alrededores, se situará a lo largo de la calle, estableciendo también controles con ayuda de otros elementos de apoyo del ejército irakí. Para esta operación no usaremos a los contratistas, ya que al parecer los periodistas se dejarán caer en algún momento de la noche para redactar mañana algún titular que hable bien sobre la cooperación entre ambos ejércitos, y el aumento de la seguridad en distrito norte.

Le miró, parpadeando.

-¿Alguna pregunta, cabo?

Una letrina. Puede que hace tiempo - un siglo o dos - esta mierda de edificio fuese un lugar funcional, incluso puede que hasta alguien con cierto optimismo lo hubiese encontrado cómodo. Ahora era una ruina olvidada enmedio de una urbe asquerosa. Era evidente que su pasado como comisaría todavía resultaba palpable en los detalles de su estructura y distribución de estancias. La policía de Saddam, igual que la Guardia Republicana, eran instrumentos de opresión y control; y esta antigua comisaría, como muchas otras, eran el país de Nuncajamás en el que los desgraciados que se atrevían a abrir la boca en contra del régimen eran silenciados para el resto de sus putas vidas.

El pasillo olía a cerrado, el aseo a meados de cabra y las habitaciones parecían la jodida cámara de los horrores. Era evidente que otros Marines habían reposado sus traseros en este antro, pero a partir de ahora esto iba a ser nuestro hogar, dulce hogar. Nos instalamos, dejando nuestro petate tirado cerca de los camastros. Algunos intentaban convertir los armarios en algo útil para poder dejar nuestras escasas posesiones, limpiando de polvo y cucarachas muertas los rincones de los mismos. Era evidente que las expresiones de mis compañeros no poían diferir demasiado de la mía: el sitio era una puta basura, pero era nuestra basura.

Dejé a los demás peleándose por un colchón y bajé hasta la parte propiamente reconocible como la comisaría. Las paredes desconchadas, el suelo gastado y el austero mobiliario contrastaba con toda la tecnología de comunicaciones que habían dejado allí los Marines. Finalmente encontré al teniente Brown. "Un hermano con galones - pensé - No empezamos tan mal..."

Saludo formalmente al presentarme. El teniente me devuelve el saludo y va directo al grano. Me informa de que no vamos a tener mucho tiempo para ponernos cómodos y que Bagdad nos espera con los brazos abiertos. Con la ayuda de un mapa me pone en antecedentes, me aclara nuestra situación y el objetivo de nuestra misión. No pinta mal.

Solicito una copia del mapa de la ciudad en el que se ubica nuestro perímetro de acción y regreso a nuetra guarida. Voy llamando a mis compañeros y les hago ir a la salita del final del pasillo. Va a servirnos de centro de operaciones improvisado. Cuelgo el mapa en la pared con unas chinchetas y espero a que lleguen todos.

"-Muy bien queridos niños y niñas. Tenemos nuestra primera misión. - anuncio - Al parecer el ejército iraquí está intentando retomar el control del sector para normalizar un poco la situación fuera de la zona verde - digo señalando con el dedo en el mapa -Esto es la avenida Ramadi, la vía principal de este sector, y el bulevar que lo corta es el otro eje principal. - guardo una pausa, recordando las palabras del teniente - Son las zonas más concurridas de nuestro sector. - añado con una mueca mientras me separo del mapa - El Mando considera que es necesario comenzar a patrullar el sector de noche, y establecer controles de carretera a esas horas. - digo con especial énfasis a lo de patrullar de noche.

"-Al parecer los insurgentes aprovechan la noche para mover armas y material en los barrios de la ciudad y para reunirse para preparar sus golpes. Los atentados del último mes invitan a pensar que los yihadistas extranjeros están entrando en el país y se están uniendo a iraquíes entrenados en bases extranjeras de Al-Qaeda y de la Yihad Islámica. El Mando considera que un rebrote de violencia a gran escala es posible."

Me acerco al mapa y señalo con el dedo un punto concreto.

"-Nuestra misión es colaborar con una patrulla del nuevo ejército iraquí cortando una intersección del bulevar que cruza con una calle secundaria de cierta importancia, la que lleva al extrarradio. - les aclaro a los demás - El resto del pelotón, al mando del sargento O'Rourke, se situará a lo largo de la calle, estableciendo también controles con ayuda de otros elementos de apoyo del ejército iraquí. Para esta operación no usaremos a los contratistas, ya que al parecer los periodistas se dejarán caer en algún momento de la noche para redactar mañana algún titular que hable bien sobre la cooperación entre ambos ejércitos, y el aumento de la seguridad en distrito norte."

Nuevamente me alejo del mapa.

"-Bien, queridos niños y niñas. - añado a modo de conclusión - Nos toca hacer de niñeras del ejército iraquí, nos toca quedar bien delante de los periodistas y es una tocada de cojones siendo ésta nuestra primera misión. Pero no estamos aquí para sentirnos cómodos, ¿verdad? - aguardo y observo los rostros de mis compañeros - Aprendeos ese mapa. Las calles, las intersecciones, todo... Iremos de noche y no quiero a nadie despistado si algo no sale como debiera. Y si alguien olvida traer las gafas de visión nocturna, le cortaré las pelotas. Recordad las norma de enfrentamiento y recordad que puden aparecer periodistas a meter la nariz. ¿Dudas?"

Cita:

Yo tengo alguna.

- ¿La RdE nos obliga a esperar a que nos disparen, o cuando aparezcan los jihadistas (que aparecerán) podemos empezar el rock'n'roll?
- ¿Quién lleva el SDR?
- ¿Nos mezclamos con los locales en una sección doble, para que empiecen a aprender algo, o vamos en dos grupos separados?

Y, no creáis que soy una mojigata pero, ¿cómo lo hacemos para dormir aquí en este apartamento con vistas?

La Cabo 1º Fitzgerald hace unas observaciones referidas a la misión y a la cuestión del acuartelamiento. Me tomo unos instantes y le respondo:

"-Las Reglas de enfrentamiento, tal como se reflejan en el manual, indican que está autorizado el uso de fuerza letal solamente en caso de que la integridad de las tropas estadounidenses corra peligro de manera clara, o éstas sean atacadas en primer lugar por fuerzas hostiles  - aclaro, aunque tras esa frase de manual hago una reflexión - Lo que no quiero es que por ese montón de mierda teórica cagada por políticos que están a 4000 millas de distancia de la bala de un jodido insurgente exista falta de agresividad entre los nuestros. Y esto va para todos - añado mirando en general a los presentes - Tenemos unas Reglas de enfrentamiento, pero esto es Bagdad y nosotros pertenecemos a una fuerza de combate. Si tengo que escoger entre devolver a uno de vosotros a casa en una bolsa de plástico o tener que dar explicaciones por un puto iraquí muerto, lo tengo bastante claro. A vuestra madre le importan un comino las Reglas de enfrentamiento y la pantomima que se montan los políticos para no denominar claramente lo que nosotros sabemos que es una guerra. Somos Marines. No somos hippies pacifistas ni el puto Papá Noel. Ante la duda, no hay duda. Les pegáis un tiro y luego preguntáis. Si la jodemos, que nos tiren de las orejas."

Doy unos pasos, con las manos a la espalda.

"-Segunda cuestión - añado - Las fuerzas iraquíes estarán con nosotros. Colaboración, sí. Pero no somos sus niñeras. En lo que a mi respecta, y siendo ésta nuestra primera misión, nosotros vamos a lo nuestro y ellos a lo suyo. - digo haciendo una mueca de desaprobación por tener que asumir esa carga - Si el Sargento o cualquier otro oficial nos indica de forma expresa un mayor grado de interacción, ya nos lo harán saber.- finalizo señalando con el pulgar hacia la puerta, como si alguien tuviera que entrar para informarnos de algo más"

Me quedo quieto, tras deambular por la pequeña estancia.

"- En cuanto al uso del SDR no tengo predilección alguna al respecto. - respondo mirando a Maggie- Si no estoy equivocado la Cabo 1º y yo tenemos la calificación adecuada para el uso de ese tipo de armas. - aclaro a los presentes - Si tú la quieres - le digo a Maggie - es toda tuya. Si no, me encargaré yo. Creo que alguien del grupo tiene que asumir esa responsabilidad y esa función..." 

"-Y por último, la cuestión de los camastros. Para evitar malos entendidos y que tenga que acabar cortándole las pelotas a alguno de vosotros, creo que la Cabo 1º, siguiendo las directrices del Cuerpo de Marines, se merece mantener su intimidad separada del resto de soldados del sexo opuesto.- una pausa - Eso significa que dormirá en un camastro en una habitación distinta y en ausencia de personal masculino. Y el uso del aseo, siendo ella la única mujer, se le facilitará siempre que precise. - aguardo para asegurarme de que nadie hace ningún comentario jocoso - Aun así, ya habéis visto que esto no es el Hilton. Instalaos lo mejor que podáis y que la Cabo 1º decida dónde quiere ubicar su camastro."

- Bien, pues por mi está todo claro... - suspira con una media sonrisa - Antes de estudiar el mapa y las directrices, me gustaría preparar el humvee. - explica ojeando la lista de utiles que le llegaron - Solicité mucho material para todos nosotros, municiones, un arma de precisión... - relata mientras lee - Cable de arrastre; y cosas más banales, como un cajón-cagadero, - mira al frente doblando el papel - sé que no es muy util ahora que ya está la ciudad "sometida", pero mas vale prevenir que cagar de puntillas... - sonrie abiertamente bromeando mientras guarda la lista - Señora, si necesita ayuda, pidala. - dice levantandose y observando a ambos cabos, a la espera de que le dén permiso para ir a equipar el humvee o a ayudar a la joven.

Maggie retoma la palabra, con voz profesional.
Gracias Tyrone, trataré de acomodarme para evitar que infrinjamos las directrices del Cuerpo en cuanto a dormitorios se refiere, sin perjudicar a nadie.

Por lo que al SDR se refiere, como tú mandas la sección, lo más lógico es que la lleve yo y así te descargo de un peso... nada metafórico.

Más cosas: odio decir esto porque odio fregar, pero habría que darle un baldeo con abundante lejía a este garito, sobre todo al baño, a menos que queramos pillar de todo, o sea que pensemos en cómo conseguir lejía. Si baldeamos antes de salir de patrulla y dejamos las ventanas entreabiertas, para cuando volvamos el aire ya será respirable.

Hace una pausa y continúa, ya en tono más relajado.
Chicos, quiero que sepáis que soy consciente de que tener una mujer en la sección os representa una serie de condicionantes que no tendríais si todos fuerais hombres; por mi parte, procuraré no poner las cosas difíciles. Ya os he dicho que no soy mojigata, me crié en una casita minúscula en Missouri y tengo cuatro hermanos, todos varones, así que entenderéis que compartir dormitorio, baño y retrete con vosotros me preocupa bastante poco.

Es una pena que en Parris estuviéramos segregados por sexo, porque no tuvimos ocasión de conocernos durante el entrenamiento. Allí hubiérais comprobado que no suelo quejarme, ni acepto trato de favor por ser mujer. Ah, y otra cosa, que espero no tener que poner en práctica: tengo entrenamiento de paramédico así que procurad no haceros pupa, acaba con una sonrisa.

James había permanecido bastante callado en los últimos días, aun mas que desde cuando había bajado del avión. En parte era por el estado en el que había visto a su madre durante la teleconferencia... pero hay algo mas que le incomoda, que le hace estar divagando en su mente siempre que puede y que no sabe definir que es, como aquella sensación que tiene uno cuando se esta olvidando de algo pero no puede recordar de que se trata.

De todas formas, durante aquellos días trata de disimular, aunque durante el viaje hacia Bagdad permanece en silencio y apenas pronuncia una palabra, tan solo observa por la ventana hacia fuera mientras entre manos lleva “Heart of Darkness” abierto, mirando fijamente el paisaje, como si se tratara del mismo Marlow mirando hacia la espesura de la selva en medio de su embarcación.

El lugar que les han asignado para hospedarse no es un hotel cinco estrellas, ni mucho menos, pero James encuentra el lugar bastante confortable. Deja sus cosas sobre una de las literas y se acerca a la ventana, echando un vistazo.

Escucha los detalles de su próxima misión, ante lo cual no tiene nada que agregar. Parece que tan solo irán a hacer algo de ruido para la prensa, o eso logra entender, aunque su hermano le a contado cosas sobre los puestos de control... suelen ser los blancos preferidos de la resistencia, una manera de “arriesgar el culo por nada” solía decirle. De todas formas, ya a esa altura James puede objetar poco acerca de sus deberes.

- Al menos la vista es bonita – dice de manera irónica, cortando un poco el tono "formal" que se venía presentando hasta el momento en toda la conversación, luego de escuchar todo, y ya sin nada que acotar, aunque la idea de ponerse a fregar baños no le agrade del todo... en peores lugares se a hospedado.

Tras instalarse en aquella mierda, a la que querían llamar "alojamiento", Kendrik trata de relajarse. Trata de no pensar en que todos los jodidos oficiales del jodido ejército son todos negros, en el hecho de tener que meterse de cabeza entre toda aquella multitud de moros de mierda al lado de aquella panda de gentuza a la que querían dar el nombre de soldados, o en el hecho de tener que cuidar de las nenas del regimiento (y no solo se refiere a las chicas). Fantástico. Simplemente, se acomoda en una de las literas, la que sea, e intenta poner la mente en blanco. Y cuando al fin lo consigue, tras unos minutos, Jackson les llama, para darles las instrucciones. Suspira, por cansancio, no físico, sino más bien emocional, y se pone de nuevo en pie. Permanece unos segundos meditabundo, y finalmente se dirige, junto a sus compañeros, a la salita al final del pasillo, donde el cabo les dará la información, acerca de su primera misión. Bueno, algo es algo. Al menos tendrán un poco de acción. Empezaba a pensar que en aquella guerra no luchaba nadie. 

Kendrik escucha los detalles, y a medida que los van mencionando, el poco entusiasmo que se había despertado en el sureño se desvanece. "Menuda mierda" piensa "hacer de niñeras de los moros, montando guardia en medio de la calle, y esperando a vengan. Eso, si es que vienen, que está por ver." Aunque está tentado de preguntar si los iraquíes saben como se dispara un arma, se lo calla, y simplemente contesta un breve. -No. Todo claro.- A Jackson. La cabo si parece tener algunas preguntas, y Jackson se las contesta. "Reglas de enfrentamiento" piensa. "gilipolleces". A la que se le acerquen a más de dos metros, le volará la cabeza sin pensárselo demasiado. Y en cuanto a la prensa, probablemente cuatro capullos demócratas pro derechos de los moros, siempre y cuando no se le acerquen, o le haga preguntas incómodas, todo irá bien. 

Una vez acabadas las preguntas y respuestas, Maggie busca a Tyrone en un aparte y le dice: Tyrone, se me ha ocurrido una idea algo marciana, a ver qué te parece. He leído que los ingleses, en Bagdad, han comprobado que patrullar a pie haciendo contacto visual con la población civil mejora bastante las relaciones con ella, y que quitarse el casco y llevar simplemente gorro también baja bastante el nivel de alarma. El problema, es que para un hombre árabe verme a mí o a otra de las chicas así, si es muy religioso, le va a dar cien patadas. Por eso he pensado, si el sargento lo aprueba, y en las situaciones en que no haya que llevar casco, sustituir el gorro cuartelero por un pañuelo como el que llevan las mujeres de aquí. Creo que lo llaman "pashmina". De esa forma mostraremos respeto por sus costumbres. ¿Se lo comentas tú al sargento?

Medito unos instantes sobre el planetamiento de Maggie. Ésta va a ser nuestra primera misión y todavía no sabemos qué nos vamos a encontrar, y francamente, me la trae floja la integración y la confianza que podamos desprender hacia la población civil. No sé exactamente que lazos genera que una Marine se disfrace con un trapo en la cabeza mientras sostiene un M16...

"-Pues.... no sé.... mientras estemos haciendo controles no creo que sea buena idea quitarse el casco de kevlar - le respondo a Maggie - Y tal como han planteado la misión, se nos encomienda un control nocturno para interceptar integristas que pretendan transportar armamento y explosivos o vayan a reunirse para organizar sus células terroristas... - añado - A pesar de que tengamos que colaborar con el ejército iraquí, a mi personalmente me importa una mierda que se sientan mal por ver a una mujer Marine equipada como tal. Si alguien es tan iluso como para pensar que desplazar al ejército es un sinónimo de integración social y respeto hacia la población, es porque es un hipócrita de mierda o un político... - hago una mueca y suspiro - Si el sargento considera adecuada tu propuesta, no voy a decir nada al respecto. Pero no le voy a transmitir nada porque no comparto tu particular visión sobre nuestro papel aquí. Tú eres Cabo 1º y tuya es la sugerencia. Díselo tú y que él decida.... - aguardo un momento y concluyo - Si de mi dependiera ese kevlar no se separaría de tu cabeza. Y ni hablar de jodidos pañuelos. Falta poco para Navidad, pero los Marines no somos el puto Papá Noel..."

Me giro, dispuesto a regresar junto a los demás y acabar de ultimar los detalles...

"-Escucha Maggie.... esos iraquíes a los que pretendes caer bien, por el mero hecho de ser mujer, te consideran poco menos que una mierda. Si te capturaran fuerzas yihadistas.... ¿qué crees que te harían? - reflexiono - Este conflicto obedece a razones políticas. Los Marines no lo empezamos, pero nos han mandado aquí para que lo terminemos. - hago un gesto de resignación - No nos vamos a ganar los corazones de lo iraquíes. Somos una fuerza militar invasora. Con "pashmina" o sin él, esta gente sigue viendo a un extranjero armado paseando por sus calles."

"-Lo único que pretendo es que todos y cada uno de vosotros regrese entero a casa. Hasta el imbécil de Kendrik se merece regresar de una pieza... - añado - Para mi ésta es una situación de guerra. Por eso estamos aquí. No pretendo caerle bien a nadie, no tengo intención de ser paternalista con los iraquíes ni se me dan bien los discursos grandilocuentes. Voy a desempeñar la función para la que me han adiestrado y no me planteo cuestiones filosóficas. Eso se lo dejo a los políticos. Lo que más me importa de ti es que no termines en una bolsa negra y tus chapas de identificación en mi bolsillo. Todo lo demás me importa un carajo, y eso incluye el uso de trapos en la cabeza..."

Te agradezco que te preocupes por mí, pero no estaba pensando concretamente en la misión de esta noche, pensaba en otras ocasiones menos perentorias. La única manera rápida de que nuestra misión aquí acabe rápida y satisfactoriamente es capacitando a las fuerzas locales para que se hagan cargo de sus propios asuntos, y eso no lo vamos a lograr mirándoles desde lo alto de un Abrams o desde el lado bueno de un SDR, con un puntito láser centrado en su cara.

De todas formas, una vez veamos cómo funciona este show en el que nos han metido, ya le plantearé el tema al sargento.

La columna de vehículos abandonó la base con cautela. Tomaron una ruta secundaria por callejas, intentando evitar los IED que solían emplazarse en las principales rutas. Calles desiertas, algunas de ellas sin iluminar, eran la nota dominante. Algún iraquí paseaba de noche, o volvía de algún sitio en vehículo. Fueron infrecuentes los cruces con ellos, y siempre que sucedía, ambas partes se miraban con una mezcla de odio, temor y desconfianza.

En el humvee del grupo de fuego de Jackson, Maggie conducía con las gafas de visión nocturna puestas y una braga de cuello, mascando chicle. El sargento le había dicho textualmente sobre lo de la pashmina: "Estamos aquí para enseñar la democracia a estas personas. Si no les gusta que las mujeres vayan sin un puto burka, que se jodan y se acostumbren".

Kendrik miraba la noche desde el puesto del artillero, sintiendo el frio en el rostro casi totalmente cubierto por la braga y el gorro de lana, el casco y las gafas de visión nocturna, empuñando la calibre 50 con fervientes deseos de que surgiera algún moro hijo de puta que pagara por todo lo que estaba sufriendo desde que se alistó. A ambos lados, sentados y mirando por las ventanillas, Kaczynski y Fendrew, en silencio.

Jackson estaba comprobando los códigos de radio en el asiento del copiloto, cuando llegaron a una ancha avenida de cuatro carriles con una mediana decorada por palmeras y festoneada por pasos de cebra. Allí se funcionaba la luz de las farolas. Entonces, sonó la radio principal del coche.

-Aquí 2-2 principal*. Hemos llegado al bulevar Kashir. Parece que nuestros amigos no han llegado todavía. Tomemos las posiciones preestablecidas a lo largo de la calle. 2-2-4, corte el acceso por la calle Bakr y espere llegada de refuerzos.

La calle estaba a tiro de piedra. En ella, se veía a la izquierda una especie de edificio gubernamental de dos pisos. Luego había una plaza donde existía un tobogán y un columpio para niños pequeños, ya oxidados. Justo a la derecha, un muro de hormigón de unos tres metros de alto que daba a un solar vacío. Más allá, a ambos lados, bloques de pisos de 10 o más plantas.

No se detectaba movimiento, y apenas unas cuantas luces estaban encendidas en los bloques de pisos. Al final de la larga calle, al parecer existía una rotonda que conectaba con un polígono industrial situado al lado de una circunvalación que rodeaba la ciudad.

Durante el trayecto compruebo las frecuencias y códigos de radio, asegurándome de tenerlos apuntados de forma clara y accesible. Y lo mejor que se me ocurre es coger un rotulador negro de los que se usan para escribir en cristal y plástico y apuntarlo todo en la esquina inferior derecha del cristal delantero del Humvee.

El sonido a estática de la radio rompe el continuo traqueteo de las supensiones del vehículo y el ronroneo tedioso de su motor.

"-Aquí 2-2-4. Estamos a dos minutos del punto de encuentro - digo examinado con atención el mapa y calculando nuestra posición respecto a nuestro objetivo - Cambio y corto."

No tardamos en llegar a la calle designada. La recorremos con lentitud. No dejo de mirar a un lado y a otro, atendiendo a que los muros y ventanas estén limpios y no haya nada asomando. Llegamos a la rotonda y el Humvee se detiene, aunque permanece con el motor en marcha.

"-Echad una ojeada por las ventanas - les digo al resto de miembros del equipo - Si véis algo fuera de lugar la indicadle la posición a Kendrik."

Cojo el mando de la radio y pulso para abrir el canal: "Aquí 2-2-4. Estamos en posición. Cambio y corto."

Me giro, mirando hacia donde se ubica el puesto de artillero. "-Kendrik, ¿ves algo raro ahí afuera?"