Partida Rol por web

Tan pronto las llamaron para comunicar que los demás barcos habían desaparecido, se vistió y salió a cubierta. "¡No puede ser! ¿Nos hemos perdido?" exclamó con urgencia en la voz. "¡Capitán! ¡Asegúrese de que seguimos en el rumbo correcto!" ordenó de inmediato. Se llevó la mano a la barbilla para reflexionar sobre la situación en la que se habían metido. "Al final hice bien en asegurarme de que los tres barcos tuvieran miembros de las tres familias..." levantó la cabeza hacia Oga Nesson de Hellium. "Lady Nesson, os necesitamos. ¿Qué pueden las artes adivinatorias de los Oragón decirnos? ¿Están los demás bien? ¿Cómo ha podido pasar todo esto, y cómo...?" cerró la boca y agachó ligeramente la cabeza, pero sin dejar de mirarla. "Mis disculpas, estoy dejando que la preocupación y el pánico nublen la calma y el pensamiento frío. Todos tenemos muchas preguntas, después de todo... Por favor, averiguad cuanto podáis. Y si en algo puedo ayudaros..."

La campana, seguida de los golpecitos en la puerta me sobresaltaron -Se acabó el tiempo- pensé con cierta resignación. Durante toda la noche aguardé, paciente y en silencio a que sus manos me quitaran la armadura. Que desabrochara el ristre con sus dedos firmes y ansiosos mientras sus labios luchan por besarme mientras yo lo impido inútilmente apartando la cabeza, sentir su aliento en el cuello.

Así, cuando aquella hermosa mujer, Clarissa Oragón, ofreció la ayuda y los aceites no me negué. Aquella era una licencia que podía permitirme en la incuestionable lealtad que profeso a Laenor. -Si me disculpa, mi señor- Salí de la estancia y me entregué a las suaves y sorprendentemente expertas manos de Meredith y Stella.

El capitán, que durante toda la noche hubo apartado al timonel de su cargo, llevó en todo momento la carabela Victoria. Tras la noche al timón, Estuardo parecía más triste y demacrado, a punto de desfallecer. No pasó desapercibida la mirada que le lanzaron miembros de la tripulación que no eran sus marineros de confianza. -¿Qué había ocurrido?-

-No tengáis temor, bella Melissa- digo con gran dificultad. Los músculos engarrotados por toda la noche manteniendo el timón amenazan calambres en breve -No nos hemos perdido, los hemos adelantado. No hay nada más rápido que La Victoria- a medida que camino sufro una cojera que va en aumento. -Oga- pronuncio finalmente -Espero haber respondido a tus ruegos y a cambio espero que me dejéis descansar durante el día en vuestro camarote. Podréis entrar en vuestros aposentos sin necesidad de llamar pues caeré dormido en un profundo sueño...- Tras ello, me dirijo al camarote sintiendo el peso del cansancio en los hombros -Seremos los primeros en pisar esas tierras malditas-

-Estoy completamente de acuerdo con el difunto.- Comento mientras ojeo los papeles.- Veo que es usted diligente y trabajador. Aunque debería cuidar sus horas de sueño, si ya empieza a perderlas, las echará en falta cuando realmente le hagan falta. Además un soberano agotado solo es una carga para su séquito.- Ambos eramos conscientes de que había vuelto a ignorar mi pregunta, y que había evadido realizar comentario alguno sobre un posible golpe de estado. Pero lo dejaría pasar. Quería que fueramos aliados e interrogarle exhaustivamente no era un movimiento que fuera a fundamentar ninguna confianza.- Si la fortaleza tiene un diseño antiguo, para sanearla, necesitaremos remodelarla desde sus cimientos. Será una empresa cara, ardua y larga. Fures Loriet puede encargarse de planear los cambios oportunos para preparar un sistema de alcantarillado y desagüe. También necesitara un mapa geográfico de la zona en cuanto los exploradores puedan proveernoslo, un acueducto necesita de un cauce potable y el alcantarillado necesita pendiente. Así que si está de acuerdo, dejaré a mi primo político y su séquito con usted. Lo que me dejará corta de espadas a mi servicio. ¿Podrá proveerme de quince válidos que vayan a trabajar para mi? Necesitaría siervos y espadas, y como supongo que sus filas no están sembradas de eruditos, cinco exploradores podrán hacerme el mismo servicio. Si puede cubrir las sustituciones, podemos empezar a hablar de qué gano yo haciéndole el favor.

Los Acebedo controlarían el dinero, pero los Oragón habían aprendido a negociar y poner muy caro el valor de sus conocimientos desde hacía mucho tiempo.

La misión era sencilla. Zak Aeris envenenaría a Medraut y así todos los seguidores de la familia Acebedo que eran fieles a La Torre, lo serán ahora a su compañero, su hermano, Laenor. Era sencillo, sólo debía asegurarse de que Medraut bebiera el vino. Pero no fue así.

No obstante, Zak no es hombre de dejar las cosas a medias. Mata a Medraut valiéndose de un ataque sorpresa que deja a La Torre incapacitado. En su estado, Zak lo lanza por la borda. Desgraciadamente hay varios testigos que lo delatan al capitán quien, a su vez, avisa a Rodrigo del Hierro.

Como en el Galeón el capitán es ley, jurado y verdugo, efectúan un juicio. Determinan a Zak culpable y es ejecutado. Pero afortunadamente no lo relacionan con Laenor. Es un despojo de la sociedad que quería sabotear la operación.

-Encuentro razonable su propuesta y ciertamente puedo cubrir las sustituciones, dejaré a mi vasallo Gerald, y a su séquito para que le protejan- ciertamente esto no saldría barato, le pedía que pusiese a disposición una gran cantidad de recursos y personal, pero, si todo llegaba a salir bien, saldría rentable -agradezco el consejo, aunque, si se preocupa por como llevamos las veladas, bien podría acompañarnos a la próxima...- repliqué un poco a aquella dama con un tono divertido, aunque algo lisonjero, ciertamente no pensaba que aceptase la invitación, pero aún si lo hacía... al menos sería interesante -Ahora, con respecto a su precio... que desea ganar?- directo al grano, esta mujer no se andaba con frivolidades y en este punto, ya tampoco merecía la pena que yo lo hiciese

-Necesito un barco pequeño y ligero que pueda cubrir rápidamente la distancia entre nuestra madre patria y el territorio a conquistar. Basta con que pueda transportar a una veintena de personas para hacer el viaje. Un velero con suficiente eslora como para hacer el viaje de alta mar.-  Ese hombre me había caído bien, ojalá todos fueran así de dóciles.- Solo tendrá que financiar el proyecto, Jamil Boreas se encargará de su diseño. Así que o bien pone mano de obra a mi servicio para sacar madera de los bosques del norte para montar un astillero y mi barco, o manda el recado al Reino y paga allí para que me lo hagan.  Al fin y al cabo, su familia se caracteriza por tener la bolsa llena ¿No?

-No habrá problema, y pensando a largo plazo, convendrá tener un astillero en condiciones en estas tierras nuevas, podré hombres a disposición para obtener los recursos y su barco lo antes posible, no será problema- aquella mujer no parecía importarle demasiado lo que pasara en la corte mientras no le afectase directamente, lo cual me convenía, sería posible llegar a un acuerdo provechoso, y, tal vez, duradero.

Satisfecha le dedico una sonrisa abierta.

- Es un trato entonces. Estoy satisfecha de realizar negocios con vos. Tengo la sensación de que va a ser placentero trabajar codo con codo-recojo los papeles desperdigados por la mesa antes de levantarme.- Ahora, como médico, debo ordenarle descansar y dormir. Con su permiso, me llevaré sus planos de construcción para ver si puedo aportar algo o veo algún error destacable. Al final, nuestros ojos se acostumbran a nuestros propios errores, y sin otro mirando somos incapaces de percibirlos. ¿Algo más que quiera tratar conmigo antes de que me vaya? ¿O prefiere esperar a que venga a una de sus reuniones nocturnas?

-Ciertamente lo será, ahora, supongo que necesitará el resto de los planos, deme un momento- pesadamente volví hacia la cama, donde aguardaban el resto de los documentos, planos geográficos e instrumental, tomé todo lo que me pareció útil y tras acomodarlo un poco, volví para entregarlo a Lady Oragon, muchas de esas páginas contenían solo vocetos sin terminar de algunos diseños que había visto en otros lugares, castillos o poblados que aunque eran buena idea, no siempre habían sido ejecutados de la manera más adecuada -Se que mucho podría ser basura, pero siempre ayuda tener un panorama más completo, en cuanto a las reuniones nocturnas... le estaré esperando...- le mencioné antes de dedicarle una sonrisa más bien taciturna para luego reparar en mi propia armadura, ciertamente tenía razón, el cansancio acumulado comenzaba a hacer mella en mi, así que sin el menor reparo, comencé a quitar la coraza de acero.

-Permitame.- Dejando los materiales de estudio a un lado, ayudo a Laenor a quitarse las piezas de armadura. Los cierres de la espalda se resistieron un poco, aun estando bien engrasados. Su cabello me hacía cosquillas en el rostro. Quitando los guantes se rebelaron sus manos, quitando los antebrazos nuestros dedos se rozaron. Le siguieron las piezas hasta las hombreras. Mientras él se quitaba el gorjal, quité los cierres de su zona lumbar para quitar la pechera. Tenia un cuerpo fibrado bajo la camisa sudada que se escondía en la armadura. Su olor era fuerte y embriagador.- Debería sentarse para que le quite las grebas.

Poco a poco sentí sus manos quitar las partes de la armadura, se notaba que tenía experiencia en ello, lo cual no me sorprendió, muy probablemente hubiese atendido a varios hombres heridos, lo que si me sorprendió fue la suavidad de sus manos, eran pequeñas y con un tacto muy distinto a las de Ariadne, estas eran suaves, no ásperas, pero mi lucidez terminó allí, el cansancio estaba por terminar conmigo así que solo obedecí cual cordero las indicaciones, sentandome en el borde de la cama.

Quitando los cierres de las grebas, trepo por sus piernas hacia sus caderas, arrodillada frente a él. Mis ojos encuentran los suyos, es un caballero apuesto. Mis dedos rozan su piel bajo la camisa. Tiro del metal, desnudando sus piernas, primero una y después la otra.

- No debería dormir sudado...- Una vez quitado el metal desnudo su cuerpo. Recuerdo toda mi formación como médico, para mantener las formas y desviar la mirada de su desnudez.- Deberíais acostaros, mi señor.- Aconsejo mientras abro la cama.

Él sería fiel a su amada, pero nada me impedía disfrutar de las vistas.

Una vez retirada mi armadura sus manos comenzaron a asearme, era una sensación agradable, y pese al cansancio, había reflejos corporales que no podían simplemente ser controlados del todo, aún así, no pareció prestarle atención a esos detalles, o al menos lo disimulaba bien, mientras tanto yo agradecí tener una cama cómoda cerca -Tiene bastante práctica en esto, Lady Oragon...-

Arropando al lord, planto un beso en su frente.

-No es el primer guerrero al que atiendo. Deje que el mar le meza hacia sus sueños.- me aparto de él para recoger los papeles - Que descanse.- Me despido antes de irme. 

Fuera del camarote, me arrugo la parte de abajo del vestido, me pellizco las mejillas para sonrosarlas y me desordeno el pelo. Tal vez Lady Ariadne estuviera segura de su lealtad a su señor, pero no estaría tan segura de la fidelidad que éste le profesaba. Quería a la mujer unida a mi causa, y el odio común une más a las personas que el amor.

No le diría nada y con bastante certeza de que Laenor se masturbaría para conciliar el sueño, debería unir las ideas de una forma errónea. Entre el olor a sudor y a semen y mi apariencia descocada, el olor de mi perfume en la ropa y la cama de Laenor, aunque no consiguiera que dejase de amarlo, introduciría la sombra de las dudas y los celos en su relación. 

Además, cuando tuviera algo de soledad, revisaría los planos de Laenor, para encontrar los pasadizos que quiera incluir e introducir los míos propios en el diseño, o en su defecto le encargaré a Lord Furiet que incluya vías rápidas para infiltrarse y huir de la fortaleza. 

Parecía que todo marchaba según mis planes, y que el primer Acebedo había mordido el anzuelo.

no tardé mucho en sentir el peso de mis párpados al caer, la comodidad de la cama aumentada por el movimiento de la embarcación facilitaron las cosas, aún así, no me terminaba de relajar, en más de una ocasión había participado o había sabido de gente que dormía y no despertaba más, era algo relativamente común, por lo que siempre dormía con una daga bajo la almohada más valía estar prevenido, aunque sabía que Ariadne no estaba muy lejos, y, por consiguiente, yo no estaría solo en el lecho durante mucho tiempo.

- Es verdad mi Señora, lo siento por no haberle informado a tiempo.

Luego de que el hombre se retirara a descansar le informe a Melissa de que habia pedido al Capitan de que acelerara nuestro viaje para llegar primero. No sabia cuanta ventaja teniamos pero era suficiente como para tomar ventaja a cualquier escena que encontraramos o incluso regresar e informar a los demas si el peligro que acechaba era demasiado.

Confiaba mas en la parte de la ventaja.

- Creo que estaremos bien Señora y cualquier cosa siempre puede echarme la culpa de todo. Despues de todo no creo que mi fama mejore, que si nos va bien podiamos tener oportunidades sobre los demas y eso siempre es bueno.

Luego pedi que nos trajeran alguna bebida caliente mientras observabamos el horizonte. Hacia frio, pero era normal en esas tierras. Todo estaba tranquilo …. Aun.

¿Había oído bien? Melissa se quedó parpadeando, boquiabierta por unos instantes. Después tosió, y esperó a que Oga terminase de hablar, de exponer sus razones. Controlando sus emociones, se llevó su mano enguantada a la frente. "Está bien... está bien." suspiró. "Valoro la iniciativa, Lady Nesson. No dejéis nunca de tenerla. Pero, por favor... consultadme la próxima vez. Esta es una empresa conjunta, a bien de su éxito os pido que no lo olvidéis."