Partida Rol por web

No ha sido nada - respondo a Emmaline - Perdone usted por el zarandeo. Me pilló un poco... desprevenido - Desvío la mirada de ese dobladillo roto en cuanto me doy cuenta de que si eso es lo más incómodo que vamos a sufrir esta noche tendremos mucha, muchísima suerte.

Peor parado que Emmaline ha salido Alexey, quien todavía parece conmocionado por el asunto. Francamente, estoy por abortar la misión y marcharnos. No estamos preparados para esto ¿Se puede estar preparado para esto? - ¿Se encuentra usted bien, señor Popov? - pregunto acuclillándome junto a él - ¿Puede continuar?...

El ruso respiró agitadamente mientras apretaba la improvisada luz de la botellita contra su pecho y sus ojos desorbitados miraban en la dirección de lo que fuese que había intentado atraparle. Sentía el ardor de la pantorrilla y el cálido reguero de sangre.

Las palabras de Klaus y Terry no eran mas que un zumbido en sus oídos mientras el latido de su corazón hacía contrapunto al de sus sienes.

Y...yo...- tartamudeó antes de inspirar profundamente -...creo que estoy bien, puedo continuar caballeros. Sólo...- a medida que su cerebro le enviaba información fue calmándose -...sólo asegurénse de permanecer cerca de mi, cerca de la luz, nos protegerá.

La calma de su voz contrastaba con la fuerza con la que apretaba la botellita como si temiese que se cayese o se la arrebatasen.

Algo sucede en mi, siento que una sensación me recorre y el miedo atenaza mi mente. No lo puedo controlar, y miro el entorno un poco acojonado. No obstante mientras coloco una de las manos en el bolsillo para controlar esos temblores, pero mi estoicidad es la que mantengo. 

- Bueno, hay que mover. No nos quedemos más tiempo aquí. - digo con énfasis. 

El señor Knight se alejó junto con la señorita Grant un poco de sus otros dos compañeros en busca de la linterna en la dirección en que la vio rodar. Parecía que se había mellado levemente, y parte del aceite se había esparcido en el suelo. Podía intentar encenderla de nuevo, pero nada le aseguraba que fuera a durar mucho.

Se encontraban ubicados frente a la exhibición romana, habiendo corrido hasta allí buscando de donde había provenido el grito. Luego de aquel momento, el cual no podían definir lo que había ocurrido, había una leve tensión en el ambiente. La música ahogada que habían escuchado al principio continuaba, con sus destonos y destiempos, pero a la vez muy lejana, como si la escucharan a través de un grueso cristal. ¿Por dónde seguir?

Marcas rojas: Investigadores

Marca morada: Cuerpo de Paxton

Marca verde: Última ubicación del guardia (según Knight)

La exhibición 2 es el Salón Egipcio, ya que ya estuvieron allí la he señalado con una X. En el hilo de Mapa pueden ver el resto de las ubicaciones.

Además, según Knight y Popov, todas las exhibiciones de la parte sur (desde 5 a 13) están descartadas.

Creo... apostaría por comprobar qué está pasando en el escenario del concurso - propongo sin mucho convencimiento - ¿Por qué suena así la música? Además no sé ustedes, pero yo me encontraría bastante más cómodo en compañía de más gente. Sea lo que sea lo que haya aquí, no estamos preparados para enfrentarlo - Le tiendo mi mano libre a Emmaline - ¿Puede caminar, señorita Grant?...

- Totalmente de acuerdo con usted, caballero. - respondo un tanto traumado. - No sé qué diantres sucede aquí, pero si estoy muy seguro de que no es nada bueno. Sea como sea, evitemos exponernos más de lo que ya lo hicimos, no quiero que alguno de nosotros caiga. 

Tras decir aquellas palabras, aguardo un tanto impaciente a mis compañeros y espero que nos dirijamos hacia el lugar que ha sugerido Knight. 

-Me da igual a dónde vayamos, siempre y cuando salgamos de aquí...- Aparto el pañuelo del tobillo, y a darme cuenta de que no soy capaz de que pare de sangrar termino atándomelo alrededor de los cortes lo más fuerte que puedo. Termino de romper el jirón del dobladillo, que al fin y al cabo sólo me estorbaba y me pongo en pie ayudándome de la mano que me están tendiendo. Una vez estoy incorporada la suelto.- Muchas gracias de nuevo, señor Knight. Puedo caminar, y creo que es buena idea ir a ver qué sucede con esa música. Suena escalofriante... 

Entre las distintas lecturas que el señor Popov ha tenido en su vida, había unos escritos provenientes de Ladakh, India. Este era un manuscrito escrito por los monjes del Monasterio de Likir, que hablaban sobre una criatura, una monstruosidad de otro plano, al que llamaban "La Villa de los Guerreros Hambrientos". La criatura era presentada como presencias "humanoides" que vive y atrapa desde las sombras, llevando a su presa al "otro lado"; aquellos que los habían visto decían que al mirar a las criaturas estas se mostraban siempre de espaldas. Otros decían que usando un espejo negro eran capaces de ver las fauces y los ojos de las criaturas, ansiosos...

Para evitar que esta criatura cruzara hasta este plano de existencia, los monjes utilizaban tres objetos de poder, relacionados a muchos cultos y rituales: Cristales de rubí, planchas de jade, y espejos negros. Con estos objetos decían que se podía realizar un ritual capaz de atrapar a las criaturas de nuevo en su plano, no para siempre, pero al menos contenerlas, "hasta que el mundo entero pudiera ser cubierto por luz".

¡Claro! ¡Estamos en un museo!- exclamó casi histérico Alexey -yo si se lo que ocurre- dijo mientras se podía ver una gran parte de blanco en sus ojos iluminados tenuamente por su lámpara improvisada.

Los seres sombra nos han llevado al otro lado, para sobrevivir necesitaremos encontrar unos cristales de rubí, planchas de jade o espejos negros. Pues son los únicos objetos que esos seres temen y, por Dios que no deben acercarse a ellos por mucho que les den la espalda.

Miró a sus alrededores y dijo con cierta ansiedad -aquí podría haber algo de lo que he dicho, ¿alguna idea de donde? ¿Lo ha visto quizá alguien en alguna habitación ya visitada? Hagan memoria caballeros y señorita, nos va la vida en ello.

No recuerdo haber visto nada de eso - admito con pesar - Tal vez haya jade en el salón chino, que esa cultura lo utilizaba mucho... - lo único que tengo claro a estas alturas es que no quiero estar en el mismo sitio que esos... lo que sean - Aunque si nadie recuerda haberlo visto en otro lado, sugeriría irnos de aquí cuanto antes...

Escucho al anciano con los ojos como platos, intentando recordar si he visto algo como lo que dice.

Al final mi mente obnubilada recuerda algo medio a trompicones.

-¿En la exposición egipcia no había una especie de espejo de color negro metido en una de las cajas…?

Efectivamente, la señorita Grant había visto entre las cajas de la habitación egipcia un pequeño espejo negro. No solamente eso, sino que además en el espacio en el que se encontraban había visto un tenderete donde había una colección de objetos de jade.

Cuando la señorita Grant hizo el comentario, el señor Popov recordó también que había visto entre las cajas de la habitación egipcia un pequeño espejo negro. No solamente eso, sino que además en el espacio en el que se encontraban había visto un tenderete donde había una colección de objetos de jade.

Lentamente, el grupo comenzó a movilizarse en dirección de la puerta por la que habían entrado al ala norte de Crystal Palace. Sus pasos producían un sonido constante parecía acompañarlos como un compañero más, invisible, que los seguía a sus espaldas. La música discordante se hacía más suave o más intensa por momentos, los sonidos de algún modo alienígenas, como voces en un lenguaje desconocido por todos los presentes, que les ponían los vellos en punta.

Quien parecía más nerviosa era sin duda la señorita Grant, que no dejaba de mirar por encima de su hombro, como si esperara que alguien o algo les saltara encima en cualquier momento. El señor Popov aferraba con fuerza su botella fluorescente improvisada, única fuente de luz además de la lámpara del señor Von Falkenhorst. El señor Knight apretaba en su mano el revolver, sin estar seguro si le sería de utilidad para lo que fuera que les estuviera rondando.

La luna seguía brillando en el cielo, y las sombras que su luz creaba parecían hacerse más sólidas por momentos...

Klaus miraba sin poder evitarlo en dirección a los cristales una y otra vez, intentando encontrar el reflejo que estaba seguro de haber visto cuando estaban en la exposición egipcia. El temblor en su mano era por momentos incontrolable, pero sus compañeros no parecían haberlo notado. ¿O quizás era él quien se imaginaba temblar cuando no era así?

De pronto, pudo ver una luz en uno de los reflejos, y de inmediato miró en esa dirección. Allí estaba, de nuevo, el reflejo del guardia, golpeando insistentemente el cristal. Pero esta vez lo acompañaban otras figuras, vestidos de distintas formas, algunos con trajes muy pasados de moda. Todos parecían intentar llamar la atención del grupo, señalando insistentemente hacia el anfiteatro.

Estamos caminando por aquel lugar y todo me resulta demasiado escalofriante, tanto que no paro de observar mis manos o iluminar con la lámpara a todo rincón que me encuentre o crea sentir algo que llame mi atención. Y como se suele decir: el que busca encuentra. Allí estoy. 

Es que en medio de ese andar tan temeroso de mi parte, uno que intento ocultar con expresiones y un silencio abrumador, hacen que desvíe la mirada hacia un sector especial de aquel pasillo. Ese juego de sombras reflejados en el vidrio, desatan un escalofrío y siento como una gota de sudor cae por la sien. 

Estoy por decir algo pero me tiembla la voz, es pánico lo que siento por momentos. 

- Mi... Miren... - indico con el dedo. 

Yo veo figuras, varias... ¿Verán lo mismo? ¿Estaré loco?

La cara de Alexey se iluminó con un esbozo de sonrisa nerviosa, la sonrisa de alguien en medio de un peligro mortal que finalmente veía la luz.

Venid conmigo caballeros, deprisa - dijo casi a la vez que Klaus y tardando un instante en reconocer lo que dijo tembloroso. El propio Alexey desdibujó su sonrisa en una mueca torcida y dijo -corran pero no les den la espalda, vayamos a la sala egipcia. Allí vi un espejo negro y objetos de jade.

No esperó respuesta sino que empezó a aplicar sus propias palabras, daba cortos pasos hacia atrás mirando el camino brevemente antes de volver a fijar su mirada en las figuras. Paso, paso, mirar atrás, mirar figuras, paso, paso. Sentía el corazón desbocado y jadeaba a pesar de no estar realizando un gran esfuerzo físico.