Partida Rol por web

Cuando Byte pidió a Ryuka que le guardara no-sé-qué-cosa, Ryuka ya estaba noqueada en el Material, y escuchándola desde el Astral, ni siquiera se había dado cuenta que la elfa estaba tirada a su lado.

Hay que ver cómo les sorben el coco los ordenadores... Sacudió la cabeza y empezó a perseguir al rover, a una distancia y altura seguras, pero sin pasar por encima de los edificios, no fuera que algún otro mago vigilante la viera.

A ver a dónde vais, chiquitines... a la Interestatal, supongo. No van aquí al lado, eso está claro

Ryuka los seguiría, pero si la persecución se alargaba demasiado tendría que desistir, o sus compañeros se marcharían de la casa con su cuerpo inerte (esperaba) en cuanto llegase la policía a causa del alboroto. Con suerte iban a toda leche y llegarían pronto a algún lugar, luego ella podría volver incluso más deprisa que el Rover a su cuerpo.

Esto es un coñazo...

Kayla dobla su codo, dejando el cañón de su revólver apuntando al cielo. No tenía sentido seguir gastando balas, aunque el suyo fuera un Rugher Superhawk, el revólver más potente del mercado, capaz de reventarle la cabeza a cualquiera de un tiro, para poder hacerlo tenía que impactar y estaba claro que los runners objetivo de sus disparos estaban demasiado dopados como para que cualquiera de sus disparos no fuera esquivado.

-¿Alguien me pone al dia?

Dice entre dientes, a media voz.

Los runners deciden dejar marchar al Rover. Tendrían que dividirse y está claro que ello dejaría vulnerables tanto a los perseguidores. Al fondo del piso, la shaman orka sigue inconsciente y emanando un tufo importante a pelo quemado.

Incluso cuando el grupo intenta realizar una buena obra, su suerte se tuerce. El piso de Silver está destrozado. El poco mobiliario que poseía ha sido ametrallado hasta quedar irreconocible, y los restos de la puerta destrozada cuelga de sus bisagras. Mientras los últimos restos de humo escapan por las ventanas, algo más que el aire del exterior hace que un escalofrío les recorra la espalda. Si no quieren averiguar si otro grupo de cazadores de cabezas va a pasarse por el piso para rematar el trabajo, quizás no deban tardar mucho tiempo en salir de allí. Deberían buscar algún sitio donde tomar aliento, averiguar qué coño está pasando y por qué la demanda de cilindros llenos de porquería verde está tan alta esta temporada.

Cualquier cosa que tanta gente esté buscando tan desesperadamente tiene que valer algo. Pero cuánto, para quién y lo que es más importante, por qué, está por determinarse.

Al lado de la puerta de entrada, Silver gime, intentando incorporarse. Finalmente, el dolor hace que se lleve uno de los brazos al abdomen y se quede sentanda con la espalda apoyada en la pared.

-Mierda, al parecer me quedo sin cobrar esta vez. Al menos sigo viva, gracias a vosotros.

Ruyka consigue seguir al Rover sin incidencias hasta una zona que no conoce de los Puyallup Barrens, cerca de la zona conocida como la Cocina del Infierno de Seattle. Una vez allí, el Rover desaparece dentro de un edificio en torno al cual se ha erigido una barrera mágica permanente que la shaman es incapaz tanto de penetrar en su forma astral como siquiera echar un vistazo astral a su interior.

Maldita sea- pensé mientras “veía” por los sensores de Bull como el Rover se alejaba, tras lo cual me desconecté de Bull y volví a mi propio cuerpo.

Oh, Zap, mira cómo te han dejado- dije cuando abrí los ojos y vi el aun humeante cuerpo de este -Espero que el fuego no haya atravesado todo el blindaje- murmuré mientras me acercaba a pegar un vistazo -Tranquilo, seguro que puedo arreglarlo- añadí -Tal  vez pueda aprovechar las piezas de sus drones- murmuré para mis adentros.

Estaba claro que, una vez había acabado el tiroteo, mi principal preocupación, más que Silver, el frasco, el resto del grupo o quienes quiera que nos hubiese atacado, eran mis “niños”.

¡Spark! Ven aquí y échame una mano- le dije al pequeño dron esférico -Seguro que podemos salvar varias piezas de estos pequeños- dije mientras me acercaba al primero de los drones enemigos para ver cuánto de él podía aun utilizarse -El resto, vigilad la zona, no quiero más sorpresas- añadí.

Restauro mi cyberdeck a su configuración por defecto y, antes de volver al mundo de carne, trato de comprobar la posición de Red Lana a través de las marcas que he puesto en su interfaz. Cuando Oshii termine su búsqueda sobre ese defoliante biológico le encargaré monitorizar constantemente esas marcas.

Abandono la realidad virtual para retomar el control de mi cuerpo, aunque me mantengo en una realidad aumentada, mucho más colorido que el triste mundo de carne. Echo un vistazo alrededor mientras guardo mi subfusil. Vuelvo al salón y observo a Ryuka y a la chamán.

- Yo guardaré eso - le digo pidiéndole el commlink de la orka. - Cuando lleguemos a un lugar seguro crackearé toda la información de la terminal. Es posible que aún podamos encontrar a esa gente - ahora mismo me da igual el agente D4ST, pero el hijo de la grandísima puta del rigger me las va a pagar.

Asiento mirando a Silver, sin dar más importancia a su agradecimiento.

- ¿Cómo te has metido en esto, chica? - pregunto. - Y, ¿quién coño era esa gente? - Miro a la orka, no lo va a pasar muy bien cuando despierte y Dox se ponga a interrogarla.

Después de comprobar que Silver se encontraba bien, Dox cruzó sus brazos sobre su enorme pecho blindado y apoyó su considerable cuerpo contra la pared del salón.

Su postura podía parecer indolente, pero le permitía tener una visual perfecta del destrozado apartamento y vigilar ante cualquier otro posible ataque.

No creía que los runners que habían salido huyendo fueran a volver a por más, pero era posible que otros grupos fueran tras la pista de aquel líquido contaminante y era mejor no arriesgarse a más sorpresas.

Byte parecía muy dispuesta a ir tras aquellos tipos, pero la verdad es que Dox no tenía ningunas ganas. Aquellos Runners no tenían honor y habían huido sin importarles dejar tirada a una de los suyos en el proceso. Eso para él era algo de lo más repugnante y no tenía pensado perder su tiempo persiguiendo a esa "gente".

   - Deberíamos hablar del tema en otro lugar donde no estemos tan expuestos... - Intervino circunspecto. 

El agente de Byte completa la búsqueda poco después, para añadir a la información ya obtenida al depositar la muestra en el AutoDoc lo siguiente:

La compañía Hawkshorne Chemical manufacturó el D4ST hasta 2048, cuando el famoso abogado de causas civiles y antiguo candidato a la presidencia de los UCAS en 2056 Arthur Vogel consiguió que la compañía tuviese que acatar la prohibición de fabricar la sustancia como parte del acuerdo de conformidad como parte de una demanda civil colectiva.

Tras ello, el agente comienza a rastrear la posición del vehículo y de Red Lana por la Matriz.

Como os he dicho antes, un Johnson para el que nunca había trabajado antes me contactó hace un par de días para recuperar un compuesto químico  de una pequeña corporación fallida llamada Hawkshorne Chemical. En mi mochila hay un datachip que contiene la localización donde tenía que encontrarme con el Johnson para entregarle el compuesto.

Juro por el Gran Fantasma que no sé quiénes eran esos, pero por la pinta eran shadowrunners profesionales, contratados por alguien para recuperar el cilindro. Podría ser el Johnson para el que trabajo o una tercera parte interesad....coffff, cofffff... Maldición dice la experta en adquisiciones a la pregunta tanto de Kyla como de Byte antes de escupir un esputo de un color verde poco tranquilizador.

Por su parte, Watchmaker comprueba que como suele pasar, la electrónica y los componentes valiosos de los drones enemigos destruidos en combate son inútiles, salvo que necesite pisapapeles nuevos.

En la parte trasera de la casa, la shaman orka suelta un profundo quejido de dolor antes de abrir los ojos. Mirando hacia abajo, se ve atada con uno de los cables con extremos quemados que abundan en el piso de Silver. Luego mira alrededor, como intentando averiguar dónde está y ve al resto de los runners rodeándola.

-Oh, mierda es lo único que alcanza a decir.

Byte observó como el commlink de la samurai callejera de rojo seguía el trayecto de la interestatal camino del sur de Seattle. Por seguridad, y sabiendo que su confrontación con el ciberpiloto enemigo ha hecho bastante "ruido digital" vuelve a cargar su programa Baby Monitor y descubre con horror que su GOS es 36...

Asiento mirando a la orka y descargo mi frustración en ella.

- Sí, mucha mierda... - le digo con tono sádico. - Sobre todo cuando te empecemos a sacar información a golpes... - le digo flexionando un par de veces el brazo cibernético - ¡ahí sí que vamos a dejar todo perdido de mierda!

Me vuelvo hacia mis compañeros. - Sus colegas han ido hacia el Sur - digo en voz baja para que no me escuche. - Si alguien ha recibido daño de esa escoria y tenéis un medikit, puedo echarle un ojo a vuestras heridas. - Añado. Luego miro a Dox. - Si, estaría bien largarnos de aquí... Seguro que los disparos han atraido más atención de la que nos gustaría tener ahora mismo.

La orka parece genuinamente confusa ante las amenazas de Byte.

-Esto... no nos pongamos nerviosos. No hay por qué recurrir a la violencia. Sólo hacíamos nuestro trabajo, que era recuperar el cilindro. Tenerme a mi como prisionera no cambiará eso. Torturarme no cambiará eso. El resto de mis compañeros son suficientemente profesionales para entregar la mercancía.

Rae revisa su taser. Y camina arriba y abajo. Claramente no está contenta. Gruñe un poco. Se acerca a la orca y gruñe un poco. Tiene una sonrisa amigable, pero tiene el tono de alguien que si respondes mal igual te arranca la tráquea. just because. Auqnue tambien podria lamerte la cara si le das lo que quiere. No parec eimportarle mucho cual de los 2 caminos tomar. 

¿Recuperar la mercancía? ¿Para quien? Cuéntanos más, belleza. Igual podemos tener una buena conversacion. Como bien dices, todos somos profesionales. 

-Sólo sé que un usuario con el nombre de TierraQuemada posteó en un foro hace tres horas más o menos una oferta de trabajo. Necesitaba recuperar ese cilindro y Wheels, nuestro piloto, aceptó el trabajo. Hemos usado esa vía para conseguir trabajos antes.

Se supone que debíamos llevarlo a una central geotérmica abandonada en Puyallup, al sur de Seattle. Mis compañeros ya deben haber llegado.

   - De momento tus compañeros solo han demostrado en que son todo unos profesionales en salir corriendo. Tal vez han cambiado las cosas desde mis tiempos de juventud, pero un profesional no habría dejado tirado a un compañero de equipo en medio de un trabajo.- Gruñó con claro tono despectivo.

Dicho aquello Dox optó por mantenerse al margen.

La orka estaba cantando toda la información sin necesidad de tocarle un pelo, pero de todas maneras por su parte no había intención alguna de seguir la pista de sus cobardes atacantes.

Interesante... Murmura para sí al ver la barrera. No parece fácil de atravesar, ni seguro hacerlo, pero la cuestión es... ¿Es esa central la base de esos runners, un punto de encuentro para entregar el paquete, o la base del comprador?.

Solo había un modo de obtener alguna pista más, y era quedarse de guardia.

Como odio estar de guardia... Maldijo mientras flotaba alrededor del lugar, buscando accesos y posibles salidas, otros vehículos aparcados cerca, o rodadas que indicasen que más gente había estado por allí. Si era un punto de entrega, el comprador no tardaría en salir.

Maldita suerte la mía- pensé tras confirmar que los drones enemigos habían quedado completamente destrozados. Tal vez con algo de tiempo y suerte lograse sacar alguna cosa útil, pero ahora no eran más que un montón de chatarra inservible, así que me acerqué a donde estaba la maldita orca, quien parecía bastante dispuesta a hablar sin necesidad de incentivos… lo cual tampoco es que me importase demasiado.

Si crees que con decir cuatro cosas vas a librarte después de quemar a mi pequeño, es que no me conoces- le espeté bastante cabreada con Spark revoloteando a mi alrededor y soltando una retahíla de pitidos y chispazos.