Partida Rol por web

Sin apenas saber muy bien como reaccionar ante aquella situación que se estaba propinando delante de mi, me pongo de pie dejando a Nanako. Intento mirar aquello que parecía un monstruo u otra especie fuera de la nuestra.

Entonces escucho las palabras que uno de ellos me decía, en cuando tenía a otro justo de detrás de mi. Con los puños cerrados y alerta de algún tipo de ataque contra mi. Les escuchaba y me quedaba serio escuchando atentamente el mensaje.

Mensaje que parecía un juego y a la vez serio. En mis manos tenía una vida que habían dado, me quedé impactado al tener algo así en mis manos.

Solo podía pensar en no querer matar ni que murieran gente a la que si me importaba, el resto me daba igual...

Entonces dije aquel nombre que tanto deseaba que dijera.

Nabuconodosor.

Primero, un video para que te hagas una idea visual de como se manifiesta una Persona.

Y ahora.... el roleo.

Las criaturas te rodean, mientras sujetas fuertemente tu carta.

Instintivamente aprietas tu puño, y de tus labios sale ese nombre.

Inmediatamente la carta estalla en llamas azules envolviendote... pero la llamas no queman, no es fuego... es poder.

Se arremolinan a tu alrededor, una pequeña parte en tu mano, y la mayoria detras tuyo.

En tu mano las llamas han cojido la forma de un arma... ¿es una pistola de 9mm? Pero no parece que funcione con balas. Tras eso te giras, y detras tuyo ves que el fuego toma forma humana, inicialmente se parece al hombre con traje de la azotea, pero despies encima de su traje se materializa una armadura de oro, y en su cabeza una corona, mientras que en su mano porta un arco. Su aspecto es una mezcla de lo moderno y lo antiguo, y lo que mas te impacta, en ese momento te das cuenta de que eso es parte de ti, siempre lo ha sido, aunque ahora no lo entiendes.

Pero si entiendes una cosa... ahora puedes combatir contra esas... cosas. 

Y ellas lo saben.

La mayoria se retiran, pero dos parecen los bastante valientes para permanecer aqui.

Se inicia el combate.

Tu otro tu te mira, con ojos amarillos y vidriosos.

-Por que no lo disfrutas, es todo en tu honor... es lo que mereces... ser la emperatriz de esta escuela.

Rie maliciosamente. Esta convencida de saber perfectamente como eres, como si fuese tu... es insultante... ¡ella no es tu!

Resumen para Zakuo.

Te encuentrabas en el dojo listo para pelear con Kensiro por tu libertad, embuelto en gentio de la escuela, ya que todo se habia vuelto la sensacion del dia.

Sin embargo, durante un momento todo se volvio oscuro y no veias nada, ni sentias nada... era el vacio.

Cuando recuperabas tus sentidos, estabas en una version retorcida del dojo reconvertida a coliseo romano, y tu estabas en el centro, al igual que Kensiro, vestido con un traje de gladiador, mientras Miaka estaba en el palco, vestida de emperatriz... y a su lado otra Miaka, vestida con el uniforme escolar. La ultima parecia discutir con la segunda, incredula.

Solo puedes entender que la Miaka "Emperatriz" pregunta al publico, compuesto por alumnos de la escuela, si desean que peleen los gladiadores o bestias. Oyes una voces que dicen "bestias", que luego se combierten en murmullo general.

Tras una explosion de humo negro, un enorme tigre aparece ante ti y Kensiro. Este tiene una expresion serena, pero por su ojos notas que estas altamente preocupado, incluso aterrado... al igual que tu.

-No se que esta pasando... pero esto es serio...Zakuo, vira lentamente a la derecha, sin probocar su atencion, yo are lo mismo hacia la izquierda... si le pillamos deprevenido... quizas salgamos vivos...

Sigues por los corredores, solo con el sonido de tus pasos... todo esta completamente silencioso. Incluso las sombras parecen evitarte.

Llegado cierto punto, te encuentras a una mujer sollozando en el centro de una sala, vestida con un kimono blanco y largo pelo blanco, se oculta la cara bajo la manga de su kimono mientras llora en un volumen muy bajo.

Las cosas se estaban poniendo bastante extrañas, entre aquel tétrico escenario y el escalofrío que recorría una y otra vez su nuca, salir de ahí se había vuelto una prioridad pero apenas notar aquellas sombras cubriendo el área deportiva algo le hizo sentir la necesidad de ir hacia ahí, quizá con suerte podría dar con la fuente de todo aquello.

Se dirigió raudo a la puerta para ingresar al edificio sin embargo en cuento sujetó el picaporte de la puerta esta se abrió de par en par con brutal fuerza, para fortuna del joven sus reflejos parecían haber mejorado e instintivamente su cuerpo se retiró esquivando por poco aquella embestida utilizando aquel bastón para equilibrarse y evitar así caer al suelo. Intrigado por aquella acción propia tardó bastante en notar lo que emergía desde dentro del edificio.

Ahí, bloqueando el umbral de la puerta se hallaba una criatura por demás extraña, de un aspecto ya de por sí atemorizante, armada con una inmensa guadaña; ante aquello Nomura dio un par de pasos hacia atrás optando por una posición defensiva, el arma que el monje le había dado minutos atrás le daba cierta ventaja al permitirle atacar a distancia pero su oponente poseía mayor alcance dado su gran tamaño.

No tenía mucho tiempo para estudiar a su oponente, se había visto en situaciones similares en el kendo pero al tratarse de un combate real no quería arriesgarse. Un par de pasos más hacia atrás…si podía alejarlo de la puerta quizá podría salir corriendo pero nada le aseguraba que no habría más como esa cosa esperándole dentro, pronto las dudas le inundaron hasta que una voz familiar comenzó a resonar en su cabeza, ya no era la vez del anciano pues esta vez hablaba con mayor fuerza.

Tenkai, pensó el joven sujetando su lanza con mayor fuerza, aún sentía dudas pero no tenía intenciones de morir en aquel lugar. – Tenkai – gritó con fuerza avanzando hacia aquella criatura, esperando que su tamaño fuese su mayor debilidad al hacer sus movimientos más lentos.

Sus ojos se cerraban cada vez más con rabia, más aún bajo las carcajadas de la artífice de tan extraño sueño. La presión que ejercía verse atrapada aumentaba por momentos y la joven Miaka parecía llegar al límite de su impotencia. Aún siéndolo no disfrutaría de la muerte de mis compañeros. Dio un paso al frente dejando a la falsa yo a sus espaldas, seguidamente ejerció toda su fuerza del brazo que la agarraba para derribarla y proyectarla hacia la arena. ¡Tigre! ¡Inténtalo conmigo! ¡Aquí! ¡UAA! ¡Aquí! Comenzó a gritar para llamar la atención del asustado animal, intentando darles una oportunidad, pues lo difícil sería llegar a tiempo para salvarles.

-¿Desprevenido?, este animal tiene pinta de querer tumbarse a dormir, es como si me viera a mi mismo en un espejo en forma de animal.- Respondio Sashiki a Kensiro, dandose la vuelta para ver a Miaka gritando como una loca.

-No creo que eso sea necesario, es mas creo que no ayuda para nada.- Grito a Miaka Zakuo, cuando se dio cuenta, los gritos podian asustar al tigre y un animal de ese tipo asustado, era una mala idea, giro lentamente la cabeza hacia el tigre para ver si su teoria era correcta mientras se preparaba para intentar apartarse si lo era.

 Seguía corriendo por el laberinto infernal escuchaba mis pasos y los gritos de mi amiga, no quería que me entrara el pánico, me hacia la valiente pero a la vez está un poco acojonada, porque era la primera vez que está ocurriendo una cosa como esta.

Avanzaba lo más rápido que podía pero estaba un poco cansada de buscar cuando llegue a una zona que entendía que había llegado al centro… había un chica sollozando y tenía la cara cubierta con sus manos. No podía lograr de ver si era Mary pero supuse que era ella por intuición. Fui lo más rápido que pude hacia donde estaba ella, y mis piernas me fallaron y me quede de rodillas y la abrace. Y decía – Mary, ¿Estas Bien? Que te ha pasado, tranquila cuéntamelo, ya estoy aquí.
 

Sin dejar de apretar los puños, empiezo a ponerme serio. E intentar controlar la situación que se me venía encima, todo parecía sacado de un cómic o de una película. Las cosas empezaban a tomar forma sobre aquello que parecía imposible que fuese verdad.

Entonces es cuando empecé a temer un poco, pero a sacar mi fuerzas desde el interior al ver aquel fuego que era una pistola. Me daba la vuelta y tenía a uno que se había convertido del fuego un hombre vestido elegantemente.

Sin pensarme ni un momento más empecé atacar. Y disparé una bala de energía a mi primer enemigo.

Tu disparo atraviesa sin problema a la criatura, que se desvanece, en volutas oscuras. La segunda criatura se acobarda, no esperando que reaccionases asi.

Te queda solo con Nanako, que respira con dificultad. Mirando por las ventanas, tambien percibes que la energia que recubre el institute converge hacia un mismo sitio... el gimnasio.

La chica agarra tu mano, es calidad, pero esta temblando. Aun asi, te percatas de que no es Mary. Temblando, responde.

-No.... no soy Mary...

El aspecto de la chica casi parece de la mitologia japonesa, piel palida y fina, pelo negro y sedoso, rasgos aristocraticos...

-Quiero.... quiero irme a casa...

Es lo unico que parece poder articular.

El tigre rugio a Miaka, agresivo, pero la Miaka oscuro lanzo una mirada asesina al tigre... este agacho la cabeza y la ignoro, mirando a Kensiro.

Podeis ver que no es un tigre normal, si ojos emiten un brillo rojo... y podeis "sentir" oscuridad palpitando en el.

La Miaka oscura chasquea lo dedos, y Miaka vuelve a aparece en el palco.

-Eso no esta bien, ponerte en peligro asi... tu y yo somo las misma persona. No se por que te pones asi, solo te estoy dando lo que quieres... mira. Tiene un grupo de gente que te idolatra, incluso mueren por ti.

En el acto, el tigre se lanza rapidamente contra Kensiro, que se pone en guardia.... no le dara tiempo....

Para Zakuo, todo parece ir mas lento de repente. Algo en su cuerpo, en todo su ser, le dice que el puede ser lo bastante rapido para salvar a Kenshiro. Una voz vibra en su cabeza, una voz masculina que le dice.

-¡Actua!

Un fuego azul te envuelve al pronuncia el nombre... pero no te quema... es energia que emana de tu interior.

Una carta, con el dibujo del hermitaño se materializa ante ti, y se rompe en mil pedazos. Estos se expanden, formando un gigantesco hombre con una armadura roja, y armado con un baston como el tuyo. No es igual, pero le reconoces... es el monje de antes. Grita con voz profunda.

-¡Luchemos juntos!

Haciendo un giro con tu arma, que ahora te parece algo instintivo, Tenkai, alza la mano en señal de horacion, y una oscuridad rodea a tu enemigo.

-Mudo...

El enemigo es envolvido por oscuridad, y explota en mis fragmento de sombra, mientras Tenkai desaparece.

El paso hacia adelante esta listo, y algo te dice que debes darte prisa en llegar al fondo del asunto.

Me sentía con fuerzas y seguro de lo que estaba haciendo en cada momento. Al ver mi ataque con aquella criatura había sido un éxito no dude en ningún momento el volver a repetir si hacia falta con la otra criatura.

Cuando veo que esta se acobarda y se va del lugar. Me dirijo hacia Nanako, a la que observo como sigue respirando pero con dificultad.

Mis pensamientos de la cabeza, decían que la dejase allí...pero en realidad no había sido culpa suya todo esto. Por lo que no podía dejarla aquí tirada. La cogí en brazos y cargué con ella.

Cargué con ella hasta el gimnasio,ya que desde la ventana parecía que el lugar donde algo me decía que podía ser fiable...

Llegué al sitio de donde estaba la chica.. Dudosa mirando si era Mary. Pero no era ella no se donde estaba.. Y me contesto una voz de una chica llorosa porque quería salir de este sitio. Era un rostro que desconocía, pero me acerque a la chica y le dije. -¿Como te llamas? Y como has llegado hasta este sitio... Le doy mi mano para que pueda levantarse. Y le digo con firmeza.. Tranquila saldremos de a qui, yo me llamo Misaea.. Le sonreí para que viera que estaba tranquila... Y confiaba en la chica.

Rugió con gran frustración en cuanto regresó al palco, ¡Joder! Dedicando su peor mirada a su propia distorsionada imagen. Qué sabrás tú lo que quiero, no tendrías entonces que obligarme a regresar a este estúpido palco una y otra vez, me importa una mierda la gente, tú, todo el mund. Sus inmaduros quejidos se interrumpieron en cuanto el tigre se lanzó a por su compañero. ¡Cuidado Kenshiro! Sus manos acudieron a su boca asustada, consciente de que era demasiado tarde para poder hacer algo.