Estamos en los primeros días de Mayo de 1940, Francia está en guerra, pero todo el mundo parece haberlo olvidado, no hay muertes, no hay ataques, nadie da el primer paso. Pero tú estás en España, colaboraste con los republicanos y los anarquistas en los finales de la guerra civil española, no eras más que una chiquilla de 17 años por aquel entonces y ahora llevas ya casi un año encerrada, maltratada y cosas que mejor no pensar.
Estabas en aquella fría celda, algo te había llamado la atención en cuanto abriste los ojos, se había caído un pequeño pedazo de la pared durante la noche, debido a la humedad, un tropo de dura roca y de forma puntiaguda, un arma quizás si se empleaba bien y justo hoy.
Los domingos os llevaban a misa, no era opcional, os subían a las mujeres a la vieja camioneta, encerradas como perras para que el sacerdote se quedara a gusto al ver vuestras almas curarse de pecados o eso es lo que pensaba.
Quizás era el momento de aprovechar la oportunidad, los guardias se confiaban al ser vosotras mujeres y en la camioneta 10 o 12 mujeres contra un guardia y el conductor, no se esperarían algo así, había que aprovechar el factor sorpresa.
Si salía bien habría que refugiarse en las montañas y buscar a los maquis, los maquis son la guerrilla anti franquista, restos de combatientes que se resisten a ser dominados por los nacionales, podrías intentar unirte a ellos y por las montañas volver a francia, tan sólo una posibilidad y había que hacerlo todo muy bien.
- ¡El desayuno, princesa! – se escucha una risa del guardia y algo metálico golpea en la puerta y la puerta se abre, ahora hay que ir al comedor, con el resto de prisioneras, dentro de tres horas os dan ropa limpia para ponerse y os harán formar en el patio, demasiada vigilancia aquí, hay que hacer algo cuando la camionera ya esté en marcha y de camino.
Sólo una matización a tu ficha, la resistencia francesa aún no existe ^^
Fuente imagen: http://es.123rf.com/photo_14367387_prision-de-fondo-de-celda.html
Fuente portada: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Maginot_lin...
Estar en un país extranjero, hacía aún mas difícil aquella situación. Poco entendía el idioma, aunque estaba segura que era español, pero sentía impotencia al no poder expresarse en su totalidad y no entender por completo, aunque en ocasiones sentaba bien aquello de no entender, pues estaba casi segura que las palabras de los guardias no eran del todo propias para una señorita.
Su instinto la llevó a guardar aquel trozo puntiagudo debajo del viejo y maloliente colchón al escuchar la voz del guardia.¿Sería aquello una esperanza para lograr salir de allí? Debía planearlo muy bien; la hora de la misa, el desayuno, estar fuera de la celda... era una buena oportunidad.
Miró por encima de su hombro hacia la reja. Su rostro se mostraba frío y su mirada dura. Sin duda necesitaba una buena ducha. Sus manos cubiertas de polvo, cortadas, al igual que sus piernas, rostro y pelo. Esperó unos minutos. Los pasos del guardia se alejaban y fue allí donde tomo aquel trozo puntiagudo y lo introdujo dentro de su vestimenta.
Sólo tenía una oportunidad y podría fracasar e incluso llevarla a un abuso mayor o quizás la muerte, pero no temía, hoy sentía fuerzas como siempre y quizás, Dios mismo, en su infinita misericordia, había escuchado sus plegarias y le había dado aquel arma, aquella oportunidad.
No sería fácil, sabía que tendría que someterse a una situación difícil, de rebajarse ante esos hombres... pero por su libertad, lo haría.
Se puso en pie y comenzó a limpiarse un poco, a peinar un poco su enredado pelo y una fingida sonrisa, se dibujó en su rostro.
-Que Dieu m'aide...- murmuró
Hoy tendrías también la oportunidad de ducharte, una vez por semana y justo antes de la muda limpia de ropa, sin duda, los Domingos eran el mejor día, hasta se comía mejor, pero tu tenías otros planes distintos a sonreír y dejarse llevar.
Quizás por el idioma, pero el caso es que no te relacionabas mucho con las otras prisioneras, bueno, había una con la que te hacías un poco más y con la que habías aprendido algunas palabras en español, se llamaba Clara Campoamor, había luchado en las filas de los republicanos y ahora pagaba por ello.
Después de acicalarte el guardia te apremió de nuevo para que salieras y acudieras al comedor - ¡No tenemos todo el día! – masculló
Por lo que tuviste que dejar lo que traías entre menos, con tu afilada piedra escondida en tus ropas, lo complicado sería ducharse y pasarlo a la ropa nueva sin que se dieran cuente, pero ahora tocaba comer sin llamar la atención.
Llegaste al gris comedor, en un extremo tus compañeras hacían cola a por un plato, en medio multitud de bancos, en uno de ellos ya se encontraba Clara.
Se sobresaltó un poco, reacción ante el cierto malhumor en el que hablaba el guardia. Antes de salir, aseguró su nueva arma y quizás, su única oportunidad de salir de allí.
Caminaba hacia la salida, con la cabeza en alto, no deseaba llamar la atención del guardia, aunque en ocasiones era imposible, por lo tanto, salió con paso un tanto rápido y al salir, caminaba tranquila, deseando llegar al comedor. Sentía hambre, era un hábito normal desde que estaba presa. ¿Cuántos días llevaba allí? Había perdido la cuenta...
Sonrió a Clara al tiempo que caminaba hacia ella. Con un movimiento de mano la saludo y deseaba aquel día aprender unas cuantas palabras mas. ¿Sería seguro enseñarle su secreto? Sabía que odiaba aquel lugar y quizás en su compañía su plan sería un éxito.
Suspiró y se puso detrás de Clara. Intentaba tranquilizarse, pero le costaba un poco. -¡Buenos días, Clara!- se apreciaba su entusiasmo hasta en su voz.
Me encantaría postear los dialogos en frances, pero no domino ese idioma XD así que cada vez que Juliette hable en negrilla y cursiva, será frances ¿Te parece?
Una vez te pusiste en marcha dejaste de llamar la atención del guardia, al menos ya no tanto, la ovejita iba con las demás, al fin y al cabo más o menos era como os trataban, como un rebaño, como al ganado, casi como animales.
Después de recoger tu bandeja, o de lo contraría te quedarías sin desayuno y no es que os dieran comida en exceso te sentaste en la mesa en la que estaba Clara.
- Buenos días – Su rostro era bastante más apático que el tuyo, pero bastaba con mirarla para saber que le pasaba, estar tantos días juntas había conseguido ese nivel de compenetración.
Estaba hastiada de estar aquí y odiaba los domingos, el tener aparentar estar agradecida por las duchas, por la ropa y por tener que soportar el sermón del cura, Clara era así, y hoy no era un Domingo diferente, al menos hasta el momento.
- En fin... Otro domingo, otro día que toca hacer de niña buena, que asco... – Dijo sin apenas levantar su mirada del plato.
Oki, yo tampoco sé apenas francés xDDD
Intuía que Clara no estaba de muy buen humor y era comprensible. Examinaba su rostro, sus expresiones, para entender un poco que había dicho por completo.
Al igual que clara, fijó la mirada en su plato y comenzo a comer lentamente. Pensaba en su secreto, en si sería buena idea contar a Clara sobre ello. Debía confiar en ella, no? Por lo que entendía estaba allí por rebelde, así que estaban casi en el mismo bando.
-Secret...- susurró, alzando la mirada hacia su compañera. ¿Comprendería lo que trataba de decir? No quería comentar mas detalles sobre ello, pues, no sabía si las personas que la rodeaban entendían francés.
vale :P
La comida prosiguió en silencio, el comedor ya estaba repleto de mujeres y el volumen de ruido en la sala aumentó, Clara seguía sin ver la chispa que iluminaba tus ojos, al menos hasta que pronunciaste aquella palabra.
Sus ojos se abrieron un poco y te prestó más atención, frunció levemente el ceño tratando de comprender, había captado que ocurría algo, pero no el qué. Pero sabiendo como eran estas cosas no dijo nada en voz alta, mejor esperar a un momento más seguro.
Pero al menos el echo la animó a hablar - ¿Crees que se emocionará el cura si le enseño el escote? – Y una sonrisa asomó por primera vez en su rostro.
Juliette soltó una risa de complicidad. Había entendido lo que había dicho su compañera. La palabra "cura" la entendía y la mirada hacia el escote, lo había dicho todo.
Asintió a Clara varias veces, estaba de acuerdo con ella, quizás necesitarían algo como eso para escapar de allí. Ahora su rostro lentamente se tornaba serio. Había pasado el momento gracioso y era hora de comenzar a pensar en un plan.
-Escapar, plan- susurró a Clara, levantando un poco la mirada de su plato, esperando la reacción de la chica española -¿Entiendes lo que quiero decir?- suspiro un tanto frustrada, por su diferencia de idioma, pero aquello no le impediría a continuar con su plan.
-Arme...- susura y mira ahora su escote, luego mira a su amiga y a su alrededor, no quería que nadie estuviera escuchando.
Básicamente parecía entenderlo todo pues puso un dedo en sus labios cuando dijiste aquellas palabras que le hicieron abrir sus ojos.
Pero aquello suscitó su inquietud, sus ganas de salir de allí hicieron el resto - ¿Cuándo, hoy? – Lo que no sabía era si necesitabas un plan o tenías un plan – Necesitaremos algo que usar como arma, conozco esta zona y podemos llegar cerca de donde vivo a través de los montes, como los ciervos, nadie podrá seguirnos... – Te dijo con la esperanzas de que entendieses la mayoría de sus palabras.
Es desayuno ya terminaba y las presas comenzaban a levantarse – Hablemos en el patio, mejor que aquí – Se levantó para dejar su bandeja esperando que la siguieras.
Juliette mantenía sus ojos fijos en la boca de su compañera, intentando así comprender un poco. Todo se dificultaba aún mas por la diferencia de idioma, pero aquello no la detendría para huir de aquel deprimente lugar.
El rostro de Clara se mostró al principio emocionado, por lo tanto aquello la entusiasmó ¿Le habría entendido? Si, sin duda y todo lo confirmó por el dedo que Clara posó en sus labios.
Juliette asintió, no hablaría mas al respecto. Entendía que no era un buen lugar para dialogar y planear sobre su fuga. En su interior sentía cierto hormigueo; estaba nerviosa y a la vez una esperanza crecía en su interior.
Libertad... soñaba con ella a cada minuto del día. Caminar por las calles, estar con su familia, luchar por sus ideales ¿Estaría a punto de lograrlo?
-En el patio- asintió e intuyó que allí era mucho mejor hablar sobre ello. Al igual que las demás presas, comenzaba a prepararse para salir de allí al lado de su compañera, su cómplice. De forma sigilosa, organizó delicadamente su vestido, asegurándose de que "todo estuviera en su lugar".
El patio era el mejor lugar para hablar con cierta privacidad, allí se hacían grupitos y cada uno se juntaba con el suyo, en esta ocasión tu tenías un tema que tratar con clara.
Después de dejar la bandeja la acompañaste hasta afuera, este descanso no iba a durar mucho más de media hora, luego tocaban las duchas, cambiarse y salir, tu compañera intervino - ¿Y bien? ¿Tienes alguna idea concreta o es que te has despertado demasiado emocionada? – Era una forma como otra de comenzar a sonsacarte.
En ese momento paso uno de los guardias que os miró con cierto desdén pero sin interrumpir su ronda, Clara guardó silencio hasta que de nuevo se aseguró que nadie escuchaba prosiguió con emoción contenida – No es fácil ¿Sabes? Aunque si alguien lo intenta yo quiero participar.
Juliette asentía sin estar muy segura de lo que Clara decía. Miraba a su alrededor y aún le parecía una lugar inseguro para mostrarle lo que había caído encima suyo al despertar.
-No es fácil...- repitió en un castellano un tanto confuso. Torcía su boca, parecía estar confundida. Tenía muchas ideas en la cabeza, pero se sentía insegura al hablar sobre el tema. Si perdía aquella oportunidad por planear mal, su vida sería el precio de su traición.
El tiempo se acortaba y debía actuar -Arme, afilada- y su mirada se filtró por su escote. Deseaba mostrarle aquello, pero llamaría la atención.
Miraba a cada instante a su lado, en busca de guardias.
¿Guardias presentes? ¿A que distancia?
Estabais cerca la una de la otra lo que os permitía hablar en susurros - ¿Arme? ¿Armada? – Dijo pensando en la armada militar, hasta que cayó – Aahhh Armaaa
Tu mirada hacía los alrededores lo decía todo, y fue ella la que por impaciencia te cogió del brazo hasta llevarte a un lugar donde en estos momentos no había ningún guardia, hasta que llegara el que patrullaba por la zona, pero aún tardaría en volver - ¿Te has hecho con alguna pistola? ¿Algún cuchillo quizás?
Ahora tienes al menos 30 segundos seguros
Juliette no pudo evitar sobresaltarse ante el repentino arrebato de Clara.
Su adrenalina recorrió su cuerpo por completo y dejó escapar un ligero jadeo. A pesar de lo valiente que se sentía, en aquel momento sintió miedo. Sabía que estaba poniendo su vida y la de su compañera en juego.
Apresuradamente, sacó de su vestido viejo y desgastado, el trozo de pared afilado. Levanta al mismo tiempo la mirada hacia Clara, expectante y esperando comprender sus palabras.
Clara vio el objeto y comprendió – Está bien, déjalo en mis manos, tú encárgate de esconderlo bien para que no te lo encuentren, cuando nos lleven en la camioneta a misa daremos la sorpresa, se lo diré a otras chicas, pero no te preocupes, sólo a las de confianza – Otra ligera sonrisa asomó en sus labios y frunció el ceño esperando a que hubieses entendido algo – Tu esconde bien y llévalo cuando salgamos de aquí ¿Vale?
La hora del patio ya daba a su fin, tocaba prepararse para las duchas, cambiarse de ropa y llegaría el momento decisivo, tu libertad y tu vida estaban en juego.
¿Acaso había mencionado otras personas? siente un escalofrío intenso en su cuerpo ¿Sería una buena idea? ¿Y si su plan fracasaba? Ahora su rostro se muestra sombrío y dudoso.
Inspira unas cuantas veces, para recuperar la calma, de lo contrario, levantaría sospechas. Tras unos minutos, recupera lentamente la calma y asiente tímidamente a Clara.
Guarda nuevamente el trozo de muro afilado y comienza a pensar de que forma quitaría la vida al guardia o los guardias. Sus sentimientos son una mezcla de entusiasmo y miedo. Recuperar la libertad... Un sueño que anhela a cada minuto de sus largos días.
Conseguiste esconder el arma hasta que pasara el episodio de las duchas ya que allí te iba a resultar difícil de esconder. Estabas nerviosa y el tiempo pasaba lentamente, pero a cada segundo más cerca del momento crucial.
Pero todo llega, estabas ya en el furgón se puso en marcha y salió de la penitenciaría, había ciertas miradas de complicidad entre algunas presas, pero no sabías quien estaba de tu parte y quien no, menos Clara que si sabías que estaba al tento del todo.
Dentro del furgón un guardia con una escopeta en el ragazo, estaba sentado, mirandoos pero en posición relajada, con los ojos entrecerrados.
Venga, mójate, a ver que se te ocurre ;)
Hasta ahora todo había salido bien, pero los nervios seguían ahí. Miraba a los presentes, con una mirada llena de preguntas ¿En quienes podría confiar? Ojalá hubiera tenido unos cuantos segundos de conversación con su compañera. ¿Quienes están de su parte? Suspira y siente un vuelco en el corazón.
Me percato de que el guardia comienza a luchar contra el sueño. Su boca se tuerce un poco, pensativa ¿Qué hacer? ¡Este es el momento!
Necesitaba deslizarme hasta el guardia. Llevar mi arma hasta su cuello, de forma amenazante. ¿Quitarle la vida? No estaba muy segura de ello. ¿Amenazarlo para entregar su arma y cubrirle su boca? Podría funcionar...
¿A que distancia esta el guardia de Juliette?
El furgón sigue su camino, de vez en cuando algún bache hace que todo de un pequeño salto, esto a su vez es lo que mantiene despierto al adormilado guardia.
Este se haya con la espalda contra la puerta, sentado en un pequeño taburete de madera, habían un par de bancos para las presidiarias, uno en cada lateral, el furgón no es muy grande y se encuentra a metro y medio de ti, en previsión de que ibas a hacer algo te sentaste la primera de la fila, tu amiga Clara se había sentado también en primera fila pero justo enfrente tuyo, te miraba fijamente esperando el momento de actuar.
Si vas a hacer algo hazlo ya :P Y tira 1d100 le pondré una dificultad en función de lo razonable que sea lo que vayas a hacer y lo bien descrito que esté ^^
El tiempo se acababa y debía actuar enseguida. Esperaba que el furgón no diera mas saltos inesperados, pero aquello era incierto. Era ahora o nunca.
Miraba a sus lados, a las demás chicas que la acompañaban. Esperaba que todas la apoyaran y no le dieran la espalda y al final se convirtiera en una lucha y en un mar de sangre.
Había llegado el momento. Su corazón palpitaba con tantas fuerzas que un vacío se produjo en su estómago y unas intensas náuseas, producidas por la incertidumbre y nervios.
Con un movimiento ágil o eso creía ella, se desliza de su asiento, saca de su vestido el trozo de pared afilada para luego apuntar el cuello del guardia y su mano libre se dirige a la boca del hombre somnoliento.
Una punzada atraviesa su corazón, su cuerpo... ¿Fracasó en el intento?
Motivo: Amenzar al guardia
Tirada: 1d100
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