Partida Rol por web

La rubia se mantiene siguiendo de cerca los pasos de su Padre, no desea perder la distancia por si llega a descompensarse y debe atenderlo. Al margen de ello, toda la información revelada le permite contemplar el cuadro desde otra óptica, quizás una que se guarda para sí con la intención de encontrar alguna explicación que le sirva para entender todo esto. 

Sin embargo, sus pasos siguieron aquel camino entre sombras, sangre y desolación hasta que un hombre aparece allí en medio de aquel siniestro escenario. No dijo palabra alguna, prefiere que su Padre atienda aquel asunto y haga las preguntas pertinentes, Jules no está para la labor y James conoce las reglas de este juego demasiado bien. 

La Doctora se encuentra ataviada con un pantalón con la parte de abajo más ancha de jeans, una camiseta negra y una chaqueta de color gris. Su cabello es rubio, manteniendo una seria expresión en su rostro que delata tensión y misterio. 

El Otro Mundo es la quintaesencia de las pesadillas de sus habitantes, de los que se aventuran a sus entrañas también. Adicionalmente el Otro Mundo es la voluntad de los temores y de todo aquello que mora en los rincones de la mente de todos y que los deseos involuntarios o los miedos involuntarios acaban materializados; porque al fin y al cabo es el castigo justo para los deseos prohibidos. La necesidad de expiación es el combustible del Otro Mundo.

Quien sabe… quizás el deseo de la pelirroja es la semilla de las entidades que comienzan a pulular por el techo de la prisión en dirección al grupo. Quizás sea un producto de sus temores actualmente infundados. Solo hasta que la verdad sea presentada ante ella y que el momento de la aceptación llegue. O tal vez es solo coincidencia.

Durante los tiempo de la plaga sobre Silent Hill los cadáveres llegaron a apilarse por centenas en la prisión Toluca, donde los cuerpos de los presidiarios de la guerra de sucesión se mezclaban con los pueblerinos por igual. Después de todo la muerte nunca tuvo prejuicios sobre las almas que cosecha.

Todo ese dolor y horror quedó impregnado en los huesos de la prisión, siempre en el limite para regresar al mundo cuando sea necesario. Por consiguiente desde las sombras, los rincones y donde la visión no llega es por donde las aberraciones emergen para ir en busca de los visitantes, gimiendo y aullando a veces.

Instantes previos el sonido de la radio portátil de Harry anuncia el advenimiento de las criaturas y poniendo en alerta a todos los presentes, los cuales alcanzan a distinguir las simples sombras de las verdaderas criaturas horripilantes que alguna vez fueron los prisioneros infectados por la plaga.

Y desde el techo las aberraciones reptan con gran agilidad en búsqueda de la sangre y la carne de sus nuevas victimas.

La conversación con el recién llegado se vio interrumpida por la llegada de aquellas criaturas. Al oír su llegada, James extendió un brazo intentando proteger a Jules. Retrocediendo intentó hacerla retroceder a ella mientras que con la mano derecha, sostenía el revólver. Se movían rápido y cuando las vio aparecer supo que no había más opción que dispararles.

La presentación de Trevor se vio interrumpida por al aparición de varios de las monstruosidades que aquel asqueroso sitio les tenía reservadas al grupo de infelices que se atrevían a visitar... o más bien en el caso de Sophie, a ser... "invitados", Silent Hill. Así pues la pelirroja miró el tejado con horror ¿Es que aquello estaba infestado de bestias asquerosas? ¿Que demonios pasaba, no les daban de comer? Maldijo su suerte al acertar a contestar la respuesta... si les daban de comer, eran ellos...

La joven Stark desesperada miró a su alrededor en busca de algo que le pudiera servir de utilidad, ni tenía pistola, ni katana ni un mísero palo... que tampoco solucionaría gran cosa, puesto la muy divina lo que sabía manejar mejor la lima de las uñas y tampoco se la había llevado consigo... Entonces se le iluminó la bombilla ¿Y si corro? o... ¿me pongo detrás de las hermanas? una tiene una katana y otra lo mismo sirve para cubrirse y luego salir corriendo...

Al notar aquellas presencias, Jules se coloca en posición de ataque mientras nota como su Padre intenta protegerla. Ya con la katana en su mano, decide girar sobre sí misma para colocarse espalda con espalda, manteniendo la cercanía con él pero desde una actitud meramente ofensiva. 

- Padre... ¿Existe alguna forma de salir? ¿Es una especie de prueba? -  pregunta un tanto seria. 

Es que sin conocer en demasía el entorno, al menos quiere saber a qué debe atenerse para mantener con vida a los que tiene a su lado. Al ver que Sophie se encuentra un tanto perdida, Jules decide chistarle y llamarla, es mejor que esté a su lado para protegerla mejor. 

- No grites, tranquila entre nosotros. - sugiere entre susurros a Sophie. 

Trevor quiso haberle enseñado quien era a aquella rubia del remo que cojones es eso, ¿un puto remo?, pero no le dió apenas tiempo a comprobar quienes acompañaban a aquel viejo que, en una rápida ojeada no parecían otra cosa que un pequeño grupo de chicas de "muy buen ver" como diría el viejo Chuck, pensó.

Pero no pudo deleitarse mucho en la belleza de aquellas jóvenes porque tenían más compañía, pero que clase de seres eran aquellos que les acechaban.

-¿Que cojones son esas cosas?- Entonces cayó en la cuenta de que aquella gente con la que se había topado tenían armas, el viejo un revolver y dos de las chicas una katana "pero esta que se cree, ¿un ninja?" y un remo.- Joder viejo, no tendrás otra pipa por ahí.- Dijo al ver que les cercaban hasta por el techo. Por supuesto, Trevor echó mano de la única arma con la que contaba, sus puños. Así, comenzó a repartir golpes sin saber muy bien contra qué estaba peleando ni si les estaba dando donde debería. Sabía combatir, buscar puntos débiles así que con aquellas criaturas se dejó llevar por su instinto. 

Por desgracia, antes de que aquel viejo contestase a mi pregunta se vio interrumpido por la llegada de… lo que quiera que fuesen aquellas sombras que se arrastraban con rapidez por el techo hacia donde estábamos.

¡Os dije que teníamos que salir de aquí, joder!- grité al resto, furiosa porque me hubiesen arrastrado a aquel maldito infierno mientras aferraba el remo lista para arremeter con él a cuanto se me pusiese a mi alcance -¡No tendríamos que haber entrado!- añadí.

Con lo nervios y asustada que estaba la pelirroja, los gritos de Jane lo único que conseguían era ponerla peor y que de paso se acojonase todavía más... por lo que podría resultar contraproducente para todo el grupo, y Sophie sabía que tenía que tratar de estar tranquila ¡Pero es que no podía! 

Lo único que evitó que saliese en estampida chillando cual pollo descabezado, fueron las palabras de Jules.

- No grites, tranquila entre nosotros. - sugiere entre susurros a Sophie. 

- Vale...- le susurró agradecida por aquella muestra de protección con una lagrimilla surcándole el rostro, pegada a la rubia de la katana.

Seis monstruos horripilantes, que antes fueron prisioneros fulminados por la plaga, saltan sobre los invasores, cayendo desde el techo sobre ellos.

Quien reacciona de inmediato es Jules, cuya habilidad con la espada oriental es sublime. La joven al mismo tiempo que se inclina para evitar los zarpazos del monstruo ataca con un corte sobre la cabeza de la aberración. El tajo corta limpiamente la parte superior de la criatura, dejando expuesto el cerebro nauseabundo de este, donde algunos zarcillos comienzan a crecer. El corte y la perdida de masa cefálica no es suficiente para acabar con la criatura, requiriendo medidas drásticas.

Otra criatura cae pesadamente sobre la pelirroja, tumbándola al suelo con el monstruo sobre ella. El monstruo en su caída entierra sus filosas garras en los hombros de Sophie, provocando un sufrimiento jamas experimentado hasta el momento, y sus fauces intentan por todos los medios morder el rostro de la joven. Tampoco le sirvió protegerse detrás de la rubia…

El tercer ataque es para Trevor, quien literalmente detiene en el aire a la aberración que se abalanza sobre él con un buen golpe de puño. La criatura aterriza a un costado, parcialmente sorprendida por la veloz reacción de su oponente, quien la espera con los puños alzados.

Luego Jane es quien atiza con el remo al monstruo que acaba de noquear Trevor con su puño derecho. El remo aplasta el cráneo de la criatura, que sin mayores efectos aun continua con su no-vida, tan amenazante como poco antes. Es difícil saber el estado de salud de estos monstruos, los cuales soportan grandes cantidades de daño en sus cuerpos sin disminuir su actividad.

Los últimos dos monstruos caen directamente sobre Harry, quien cubre la retaguardia y es sorprendido en el ultimo momento al recargar su arma. Sus reflejos no son los mismos que en aquella isla cuando un peligro similar estuvo a punto de acabar con su vida. Entonces fue rescatado por los soldados de la Orden y por Sara, la reciente encarnación de su fallecida esposa.

Ahora, forcejeando con las fieras que amenazan con devorarlo, Harry es empujado hacia la baranda de la escalera junto a sus atacantes. Todo sucede muy rápido, al punto que nadie se percata de la fugaz lucha hasta que es muy tarde. Finalmente el avejentado investigador privado y padre adoptivo de Jane es arrojado por el hueco de la escalera junto a sus enemigos en un abrazo mortal hacia la oscuridad perpetua.

A continuación las bestias atacan a sus victimas sin éxito, unicamente hiriendo a Sophie momentos antes. Sus zarpas y afilados dientes solo tocan el aire cuando se trata de dañar a Jules, Trevor y Jane.

En ese momento James reacciona, saliendo de su letargo luego de ver caer a su amigo al abismo, para disparar al monstruo que ataca a su hija. El disparo abre la cabeza de la criatura como una piñata, desparramando el pútrido interior de esta por doquier. Finalmente la primera aberración es abatida, reduciendo la suma a tres.

Un tanto perturbada por la situación en sí, Jules arremete contra aquel engendro haciendo un corte limpio mientras ese líquido espeso se pega en su rostro, al igual que en el cabello. Pero mucho más no puede hacer cuando todo se tuerce a favor del enemigo, entre ataques que surgen por doquier y resultan complejos a la hora de abarcarlos. 

- Mierda. - protesta al ver como Sophie es atacada, no sin antes agradecer a su Padre por defenderla en medio de tanto lío. 

Y de esta forma, inundada por una determinación que irradia por los poros, decide atacar al bicho que la pelirroja tiene encima con la intención de cortar su cabeza o realizar una herida profunda para inhabilitarlo. No le pasa por alto lo de Harry, pero es que tampoco tiene demasiado para pensar cuando la cuestión es liquidar al enemigo. 

-¡Ooooh!- Grito Trevor, estaba asqueado y asustado -¿qué... ¡cojones!... son estas cosas? ¡Mierda!- Trevor soltó un puñetazo al monstruo en cuanto lo vió avalanzarse-  ¿A donde crees que vas trozo de mierda?

Creyó haberse vuelto loco, pero aquellas cosas estaban atacando y hacían daño no era un buen momento para perder la cabeza. -Joder, yo solo con un viejo y tres tías contra estos demonios deformes,- dijo para si. Pero entonces vió a Jane repartir remazos a diestro y siniestro mientras que Jules se convertía en una letar samurai.- ¡Vaya tías! sabéis como despachar a estos bichos- Sonrió agradecido de tenerlas luchando de su lado.

Pudo ver como otros bichos se tiraban con alguien por el hueco de las escaleras, no se había fijado en él. -Vaya, creo que ese no la cuenta- Entonces el viejo hizo un uso efectivo de su revolver -¡Buen tiro, viejo!

Pero la lucha no había terminado, una de las chicas lo estaba pasando mal de verdad y al monstruo que le estaba atacando el puñetazo solo lo había empujado un poco.

-Vaya ¡quieres mas! ¡genial, estoy buscando un buen sparring!- Tenía disparada su verborrea, a veces le pasaba mientras peleaba, le tranquilizaba a la vez que incomodaba al rival. En este caso aquellos bichos no parecían ni siquiera entender lo que se les decía pero el no se callaba. E intentó seguir repartiendo puñetazos.

Un dolor insufrible en el hombro de Sophie le indicó que una de las bestias espantosas del tejado había conseguido herirla, los dientes se le clavaron con violencia en su pálida piel desgarrando músculo y liberando el preciado líquido carmesí que fluía por las venas de la joven Stark, quien incapaz de defenderse gritó de dolor, asco y angustia... ¿aquel iba a ser su destino? ¿Ser devorada por un monstruo de pesadilla? ¿Pero, que cojones había hecho ella? Todo a su alrededor se tornó rojo, pensó que iba a perder el conocimiento y si lo hacía, sería devorada por esa cosa... NO... NO POR FAVOR

Maldiciendo a gritos al ritmo que agitaba el remo, fui golpeando con fuerza a aquellas criaturas, aplastando el cráneo de una por completo… sin que eso pareciese tener efecto alguno sobre ella.

¡Os dije que teníamos que habernos ido!- grité una vez más mientras las bestias saltaban sobre Sophie y haciendo brotar una buena cantidad de sangre de esta, la bastante como para que dudase si seguiría viva, mientras que el resto solo aguantábamos a duras penas… y entonces, un ruido, una fugaz imagen, o tal vez el simple instinto, me hizo girarme hacia donde se encontraba Harry solo para ver cómo se precipitaba al vacío junto con dos de aquellos engendros.

¡¡¡NOOOOOOOOOOOO!!!- grité sin tan siquiera ser consciente de ello, con un dolor en mi voz que jamás hubiese imaginado que la perdida de Harry me pudiese llegar a provocar. Al fin y al cabo, nuestra relación no era precisamente la mejor, cuando no discutíamos, solo nos soportábamos e incluso me negaba a considerarle mi padre… pero lo era, y tras la pérdida de mi madre, aquel nuevo golpe fue demasiado -¡PAPA!- grité, llamándolo como hacía años que no lo había llamado y corriendo hacia el lugar por el que había caído sin tan siquiera pensar en que le estaba dando la espalda a aquellas bestias- O tal vez, lo pensaba pero no me importaba, no después de perderlo todo.

James observó con satisfacción como el cuerpo del ser al que había alcanzado caía al suelo inerte mientras que su hija se deshacía de otro con un letal ataque de su espada, para casi como si se tratase de un solo movimiento, continuar su ataque sobre otro de los monstruos, el que se estaba despachando con Sophie. Le habían enseñado bien.

Sin embargo, casi le da un vuelco al corazón cuando observa como en tan solo una fracción de segundo, otras dos criaturas se despachaban con Harry arrojándose con él al abismo. Se habría lanzado detrás para compartir su suerte, fuera cual fuera, de no ser porque el motivo de que estuviesen aquí era otro: las niñas. No había tiempo para lamentaciones. Era un lujo que solo Jane se atrevía a permitirse.

El recién llegado parecía que sabía lo que se hacía. Nunca había visto a nadie despacharse con los puños de aquella manera con una criatura como aquella.

Así que haciendo acopio de la situación, levantó de nuevo su pistola y la dirigió contra otra de las criaturas, abriendo fuego.
 

Jules corta las piernas del monstruo que tiene a Sophie atrapada contra el suelo. El ataque cercenador parece no inmutar a la criatura que amenaza con arrancar el rostro de la joven a mordiscos. Una persona cualquiera hubiera muerto en el instante por el shock y la perdida de sangre. En cambio la aberración mas allá de perder sangre negra no cambia en lo mas mínimo.

En cambio a Trevor el suelo resbaladizo por el charco de sangre del monstruo provoca que este trastabille en su ataque y por consiguiente sus puños hacen cosquillas en el rostro del monstruo que lo ataca. Ahora sus puños son tan resbaladizos como un jabón, por la saliva apestosa del monstruo.

Jane corre hasta la baranda por donde Harry acaba de caer, pero nada puede hacer por la vida de su padre. Es demasiado tarde.

En ese momento la criatura que peleaba contra Jane toma ventaja y se lanza sobre ella. No es difícil dañar a la joven, cuya atención se encuentra centrada en la posibilidad de encontrar a Harry en la oscuridad. Es tarde cuando Jane se percata porque la bestia le hiere con ambas garras y con sus fauces. Ahora el monstruo amenaza con empujar a la joven por el borde hacia el abismo sin fondo.

Las otras dos criaturas actúan con salvajismo, una errando su ataque contra Jules, la cual salta con agilidad propia del artista marcial cuyas películas son la moda. La pelirroja no tiene tanta suerte cuando sus fuerzas flaquean al momento de mantener al monstruo fuera del alcance. Sus fauces nuevamente prueban la carne de Sophie, rasgando profundamente en su hombro y cuello.

Un nuevo disparo retumba en la estancia, y en esta ocasión es la criatura que tiene a la pelirroja contra el suelo la que muere bajo el poder del revolver de James. Ahora solo restan dos monstruos. El que amenaza a Jane y el que inútilmente ataca una y otra vez a Jules.

Sophie era incapaz de moverse, no sabría decir que era lo que más la incapacitaba si el miedo, el dolor la inmensa tristeza por morir en un sitio tan repugnante como aquel. Si bien había sido capaz de resistir el primer ataque, la siguiente dentada fue demasiado para ella, que inerte e indefensa como una muñeca rota, tendida en el suelo, sentía como la vida se le escapaba por la severa herida que las fauces de aquella abominación le provocaron en el cuello y el hombro... ¿Para eso había venido al mundo? ¿Para ser alimento de monstruosidades del averno?

La joven Stark no llegó a sentir como sus compañeros mataban al ser que la había atacado, ni siquiera fue capaz de saber como estaba, sus ojos esmeralda se quedaron fijos en el color de su propia sangre que había formado un charco junto a su rostro... Era tan roja y brillante como las flores preferidas de su madre, aquellas que crecían en los jardines de su casa en primavera. Y con esa imagen en su mente, el carmesí se tornó en oscuridad, como si unas enormes alas negras se hubieran cernido sobre ella sumiéndola en la inconsciencia.

 Observando de reojo como una de esas criaturas intenta atacarla, es Jules quien esquiva con buena destreza todo avance mientras su katana ya no reluce debido al líquido acuoso que aferrado a la hoja, no para de gotear al compás de los secos movimientos de la rubia. 

- Joder... Qué duros son... -  protesta al esquivar tras agacharse y al alzar el brazo, arremete nuevamente con la intención de dar en el cuello de la criatura que molesta a Trevor, cercenar al punto de que pueda caer su cabeza al suelo o algo similar. - No podemos perder demasiado tiempo, Jane deja de lamentar y ayuda. - afirma en un tono seco, cansada. 

El mostruo que acosaba a Sophie cayó inerte tras recibir el disparo letal. James temía no haber llegado a tiempo, pero no había nada más que pudiera hacer por ella.

Mientras, a poca distancia, Jules se despachaba con otra de las criaturas sin demasiado problema. Confiando en sus aptitudes para defenderse, James consideró que era Jane la que corría un mayor peligro, entregada a una letal e inútil carrera por alcanzar a su padre. Así que sin pensarlo dos veces, salió en su ayuda disparando al monstruo que le estaba atacando a bocajarro para luego echarle la mano e intentar agarrarla antes de que siguiera su misma suerte.

Aunque debería haber sabido que aquel golpe por la espalda llegaría en cuanto me volteé hacia la barandilla dejando detrás a la criatura, lo cierto es que todo lo que había en mi mente en ese momento era la figura de Harry… de mi padre, hundiéndose en la oscuridad mientras trataba inútilmente de alcanzarlo. Por ello, cuando diversas explosiones de dolor surgieron en mi espalda a consecuencia del ataque de aquel ser, apenas si pude poner resistencia, y en apenas un instante me vi empujada contra la misma barandilla por la que mi padre se había precipitado.

Por un breve instante, un segundo puede que incluso menos, casi pensé en dejarme ir, en seguirle a aquella oscuridad, pues al fin y al cabo, lo había perdido ya todo, así que la muerte casi parecía un regalo, un lugar donde dejaría de sentir aquel dolor que me desgarraba por dentro, donde podría finalmente descansar… pero cuando estaba a punto de precipitarme a aquel abismo, algo en mi interior se negó a darse por vencido. Algo hizo que me aferrase a la barandilla y empujase hacia atrás.

No ganarán- me dije. Me lo habían quitado todo y querían quitarme aún más… pero no les dejaría, no permitiría que se saliesen con la suya, aunque eso significase seguir inmersa en aquel dolor, aunque eso me impidiese reunirme con mis padres -No lo permitiré- me repetí con toda mi terquedad plasmada en aquel pensamiento.

Trevor se sintió herido en el orgullo al resbalar y acabar dando un golpe inútil al monstruo, doblemente herido al ver que era una chica la que ahora le ayudaba.

-¡Joder que asssco!- Dijo al ver las pringosas babas en sus manos, intentó limpiárselas pero no tenía tiempo que perder, aquel bicho merecía una buena somanta. -Eh, la tía está buena pero será mejor que la dejes en paz, ¡moscón!-  Dijo decidido en ayudar a Jules. De nuevo, lanzó un puñetazo a aquel bicho, esta vez un uppercut a lo que parecía una mandíbula aunque la anatomía de aquellas bestias era de lo más absurda. -¡Venga, cachomierda!- Gritó, furioso con la criatura. - Déjala en paz- dijo perdiendo el resuello mientras boxeaba creyéndose un héroe de cómic.