Partida Rol por web

Silk & Sword

◇ Flashbacks Tokio ◇

Cargando editor
08/04/2018, 15:08
Tokio

Flashbacks Tokio

 

Flashbacks asociados a los PJs y PNJs de la zona de Tokio.

 

Cargando editor
09/04/2018, 20:46
Yasahiro Nao

岡崎  –  O k a z a k i  -  T o k i o

Verano de 1858

 

 

–Natsu-chan, ten cuidado.

Nao miró entre divertido y preocupado como la pequeña agitaba el bokken mientras andaba, marcando con él el paso, seguida de cerca por Tadashi y la pequeña de los Sato. Kiyoshi y Shokunin tenían una reunión con el daymio y su hijo Soichiro, y le habían ordenado que vigilase a los niños. El joven samurai estaba preocupado, pues había captado la indirecta de la orden: "Tenemos que hablar de asuntos que no te conciernen". Y suponía que asuntos eran aquellos. Goro Hotaka, su maestro, lo más parecido a un padre que había conocido, había muerto hacía un mes, pero aún dolía como si hubiese sido el día anterior.  Él aún era joven, no había tenido oportunidad de hacer suficientes méritos y no llevaba el apellido Hotaka. Y aunque Kiyoshi ya no le lanzaba las miradas envenenadas de cuando era niño, no estaba muy seguro de que el samurai hablase en su favor. Tampoco es que estuviese haciendo méritos enseñando a su hija a manejar la katana. Pero era evidente que no entraría al servicio de los Honda, y a la niña le hacía ilusión.

El joven llegó a un viejo sauce que lindaba un riachuelo, sumergiendo las ramas en el agua. Era un buen lugar para que los críos jugasen y el pudiese meditar. Había sacado a escondidas un par de bokkens de madera, para que Tadashi y Natsu entrenasen un poco. La pequeña Yuka, en cambio, no parecía por la labor de hacer juegos que requiriesen mucho esfuerzo físico.

–Recordad, puede que esto sea un bokken, pero aún así, tenéis que tratarlo con respeto. Así que Natsu... Nada de posturas de ukiyo-e. Tadashi... Que no te vea golpear un árbol. Venga.

Nao se sentó a verlos actuar, esperando así poder evadirse de sus preocupaciones. Su futuro pendía de un fino hilo y nada que hiciese o dejase de hacer podía influir de forma alguna. Tan solo podía esperar... O adelantarse. Quizás lo más sabio fuese irse por su propio pie, para evitar la vergüenza de ser rechazado. También sería mejor para Kiyoshi y el daimyo...

Cargando editor
10/04/2018, 23:20
Shokunin Tadashi

Tadashi avanzaba feliz tras Natsumi, contemplando los alrededores del camino con atención y una sonrisa en la cara. Le encantaba alejarse del pueblo, y solía salir a pasear con su madre con cierta frecuencia, que le enseñaba los nombres de las plantas y animales que encontraban. Las aves eran las que más lo fascinaban, y levantaba la mirada a las copas de los arboles, señalando cuando veía alguna y diciendo a Yûka y Natsumi los nombres de las que conocía. 

Cuando pararon, Tadashi se acercó al sauce y se quedó mirando hacía arriba. Tal vez si diera un golpe al tronco, los pájaros saldrían y podría verlos mejor. Mientras lo pensaba, Nao habló y el niño se giró hacía él y se inclinó respetuosamente, un poco arrepentido:

- Sí, Nao-sama. Los trataremos con respeto. 

El muchacho respetaba mucho a su maestro, que había accedido a entrenarles a Natsu y él con la espada. Ambos solían sentarse a ver a los mayores practicar, y soñaban con ser grandes samuráis, por lo que Tadashi atendía a las enseñanzas de Nao con mucha atención. Se alejó entonces unos pasos y apuntó a Natsumi desde lejos con la punta del bokken mientras sonreía:

- A ver si hoy puedes ganarme.

Cargando editor
11/04/2018, 00:53
Sato Yûka

Intentaba seguir el paso de Nao-san junto a Natsumi y Tadashi, pero lo cierto es que ella no solía dar aquellos paseos de modo que a veces se demoraba y luego intentaba alcanzarlos de nuevo. No se quejaba para no que se parasen a esperarla, pero se podía ver en su piel blanca las mejillas sonrojadas y cómo la respiración estaba algo más agitada. Mamá siempre le había indicado que no era educado quejarse ni molestar. Mamá estaba reunida con Aratani-obasan, y no quería que luego supiera que había molestado a Nao-san con quejas. De modo que los seguía con los ojos abiertos, los labios apretados y los mofletes sonrojados. Veía a Natsumi-chan ilusionada con aquél bokken en manos y escuchaba atentamente a Tadashi hablar con tanta fascinación de las aves, contagiándose de toda aquella ilusión. Pero Yûka era más discreta en su entusiasmo, y aún le daba algo de vergüenza con Nao y Tadashi presentes. 

Al llegar al sauce lo miró con ilusión. Se acercó y se colocó obediente al lado de Nao, mirando a Natsumi y Tadashi con una sonrisa y vio como se organizaban para sus peleas-Muchos ánimos, Tadashi-san, Natsumi-chan. No te hagas daño o Yoshida-dono luego nos reñirá- le recordó con afecto. Tadashi no se llevaba tantas regañinas como Natsu, que ella hubiese visto. Yüka, por su parte, al ver que se sentaba Nao se sentó a su lado mirándolo con curiosidad y tiró con suavidad de su tela dos veces para llamar su atención.

-¿Puedo sentarme aquí, Nao-san?-lo preguntó con ojos de cachorrito cuando de hecho ya se había sentado y tirado de su ropa-No molestaré, no molestaré-repitió cantarina mientras golpeteaba la punta de las sandalias una con otra. Luego miró al frente, aún con los mofletones rosados. Escuchó a Tadashi desafiar a su gran amiga y sonrió ampliamente -¡Ganbatte, Natsumi-chan!-exclamó levantando una mano en un arranque de entusiasmo. Luego se llevó la mano levantada a la boca y miró con cara de susto a Nao-Lo siento, no debo molestar-se reprimió a sí misma y luego volvió a apoyarse con las manos en el suelo mirando con expectación el duelo inminente. Nao-san parecía preocupado por algo. Cosas de mayores. Ella era mayor casi, estudiaba mucho y sabía hacer muchas tareas del santuario sin fastidiar nada.

Cargando editor
11/04/2018, 15:38
Yoshida Natsumi

Su padre no llevaba bien que a su edad Natsumi soñase seguir sus pasos. Creía que era solo un cuento, y así se lo hacia saber a su esposa, preocupada por el porvenir de la niña que habían encontrado oculta en una cestita cerca del río. Simplemente veía su actitud como una imitación que, para jugar dentro de casa se podía tolerar, pero para fuera era impensable. Natsu no podía recibir un entrenamiento oficial como el resto de los hijos de samuráis. Kiyoshi desconocía que Nao, el hijo adoptivo de Hotaka, estaba instruyendo a Natsu como si de un juego de niños se tratase.

Algunas veces su padre se sentía halagado por el hecho de que la pequeña demostrase ese amor puro por lo que él era en esencia. Quisiera que hubiese sido un chico para poder darle todo lo que no pudo trasmitir del bushido y sus enseñanzas al hijo que le habían arrebatado.

- Nana-chan compórtate. - pronunció con voz rígida. Esas fueron las últimas palabras que escuchó de su padre adoptivo cuando la pequeña aprendiz de samurai salió a jugar despreocupada con Yûka y Tadashi. Nao se encargaría de los tres mientras la madre de su amiga pasaba tiempo con Aratani, y el daimyo discutía algunas cuestiones privadas con Soichiro y el samurai que despuntaba como mano derecha del futuro sucesor, Kiyoshi.

***

Le gustaba sentir el peso del bokken en su mano, la textura de la madera y el valor que las palabras de Nao-san imprimían en ella. Algún día sostendría una katana, ya se la robaba a su padre cuando podía, pero algún día... tendría una propia. - はい Hai. - asintió a su hermano mayor inclinando la cabeza en señal de respeto.

Durante el camino escuchó a Tadashi hablar y de vez en cuando se giró para mirar a su amiga sonrojada, un poco rezagada tras sus pasos. Sonrió levemente. Le agradaba estar junto a ellos.

Colocados junto al sauce, Natsumi respiró hondo, y tomó con ambas manos la empuñadura del bokken. Se acercó con una sonrisa hasta el río, estrechando sus ojos, visualizando mejor el paisaje. Sonrió bondadosamente al escuchar la buena suerte que Yûka-chan le deseaba en el combate a muerte contra Tadashi-kun e hizo un par de katas, concretamente las últimas que había aprendido. Intentó llamar la atención de Nao-san, que se encontraba junto a la orilla del río con semblante meditativo.

- ¿Qué tal si nos subimos a ese tronco? Pierde quien caiga antes al agua.

Cargando editor
13/04/2018, 00:29
Yasahiro Nao

–Pero con cuidado

Como se hagan algo, verás tú... Kiyoshi me mata...Pero antes Aratani me echa a los perros y Shokunin probará conmigo sus últimas creaciones. Y me lo tendré merecido ¿Cómo me dejo liar así?

Nao suspiró mentalmente, aunque en el fondo le divertía estar con los pequeños y disfrutaba enseñándolos. Su parte rebelde aún no se había apagado del todo, y veía en aquellos dos muchachillos la posibilidad de hacerles felices aunque fuese por un rato. Los dioses sabían que ya les tocaría pasarlo mal en el futuro. El joven samurai revolvió el pelo de Yuka, de forma amistosa. La diferencia entre ella y Natsu era más que notoria, pero percibía que precisamente por eso la amistad continuaria. No habría rastro alguno de rivalidad entre ellas. Eso era bueno.

–No molestas, tranquila...¿Pero solo le deseas suerte a Natsu?– preguntó bromeando– Pobre Tadashi ¿no? Además, la suerte solo la necesitan los que no tienen habilidad y estos dos...

Nao interrumpió la conversación, pues había oído un puñado de voces femeninas en las cercanías. Su corazón empezó a latir y, por un momento temió haberse puesto colorado cuando, con expresión de curiosidad miró en la dirección de las voces. ¿Estaría Saori con ellos? Saori era, a los ojos de Nao, la mujer mas hermosa que había visto. No tenía la delicadeza que tanto imperaba por allí, ni la belleza natural a las que Natsumi y Yuka apuntaban. Su pelo no era tan brillante como la de las cortesanas que paseaban por los salones de los Honda... Pero tenía una hermosa voz, una sonrisa sincera y había alabado de una forma increíblemente natural y fresca los poemas que escribía. Nao recordaba aquel detalle con claridad. Él escribiendo. Ella entrando a servirle té. Sus ojos, tan profundos que podía caerse en ellos, posados en el papel...

Las muchachas pasaron y, con una mezcla de alivio y decepción comprobó que Saori no estaba allí. Aún no se había atrevido a cruzar con ella más que fórmulas de cortesía y algún comentario sobre sus haikus y senryus, pero su corazón parecía un caballo desbocado cuando pesaba en ella. Desde luego, si tenía que irse sería una de las cosas que más echaría de menos.

–Estos dos tienen la suficiente habilidad como para no necesitar suerte–cotinuó. Aquello último era una exageración, por supuesto, pero tenía parte de razón. En los combates, la suerte poco tenía que ver con la victoria.

Cargando editor
13/04/2018, 21:11
Shokunin Tadashi

Tadashi miró hacía el tronco que flotaba sobre el agua y rio con la ocurrencia de su amiga. Nunca había visto a nadie pelear así, pero no iba a echarse atrás ante el desafío y menos con Yûka y Nao mirando, por lo que se acercó a la orilla y comenzó a quitarse la ropa y las getas que usaba como calzado ese día, quedándose sólo con el fundoshi que llevaba debajo:

- Mis padres se enfadan cuando mancho el yukata – explicó con una sonrisa a Natsumi mientras apoyaba cuidadosamente la prenda en el suelo, a un par de metros de distancia del agua. No sería la primera vez que regresaba a casa lleno de barro y su madre le reñía, por lo que Tadashi había prometido tener más cuidado. 

Cuando terminó, pasó al tronco con un pequeño saltito y dio un par de pasos por él, dejando espacio suficiente para que la niña y él pudieran levantar los bokken. Le gustaba entrenar con ella, pues se esforzaba igual que él, no lloraba cuando se hacía daño y, a pesar de su tamaño, era igual de buena con la espada.

- Cuando quieras – dijo sujetando bien la empuñadura y colocándose en posición, esperando que diera el primer paso.

Cargando editor
16/04/2018, 02:14
Sato Yûka

La pequeña Miko miraba todo con palpable ilusión en su mirada. Aunque su respiración se había calmado aún quedaba algo de rubor en sus mejillas que se resistía a irse. Por ello, cuando nao le revolvió el pello, Yûka contestó riendo con gorgoritos y cerrando los ojos en una escena más que tierna. Lejos de Toshi-chan, con aquel grupito se sentía acogida y menos melancólica por el viaje. De hecho, salir a juagr con Natsumi-chan y los regalos de obasan eran lo mejor.

Cuando Nao hizo notar el sólo había animado a Natsu y dejaba a Tadashi miró a Tadashi con ojos llorosos y mordiéndose el labio superior, tirando el mentón ligeramente hacia delante. ¿Había molestado a Tadashi-san?

-Etto...-balbuceó con gran expresión de culpabilidad y alternó la mirada entre Tadashi y Nao-Es que...Es que Natsumi-chan es... es mi amiga y yo...Tadashi es más alto que ella y...-se sentía entre la espada y la pared con tan sencilla pregunta. Tragó saliva y miró al niño-Lo siento mucho Tada-iba a disculparse con todo el sentimiento del mundo cuando vio que se estaba quitando la ropa. Automáticamente Yûka se cubrió la cara torpemente y con demasiado énfasis, produciendo un sonoro PLAS por el autobofetón. Miró con todo el apuro del mundo y ojos vidriosos a Nao, con la cara roja por su autoagresión torpe y volviendo al gesto de morder el labio superior para aguantar el dolor. Quizás Natsumi estaba acostumbrada a ver a Tadashi con menos ropa pero ella no, menos formándose como sacerdotisa.

-Nao-san...-lo llamó como un cachorro-Pero si le deseo suerte, así está protegida de más-intentó explicarse, aunque le dolía la cara.

Cargando editor
21/04/2018, 03:57
Yoshida Natsumi

Rió escuchando a Nao-san preguntándole a su amiga si solo le deseaba suerte a ella. Realmente ninguno de los dos la necesitaba.  Eran niños jugando y aunque pudiesen hacerse daño, ninguno de ellos se enfadaría con el otro. No era la primera vez que Tadashi-kun se llevaba un coscorrón del bokken de Natsu.

- ¡Nosotros dos somos guerreros maestro Nao-san! - gritó la pequeña elevando el bokken en el aire y bajando ambos brazos rápidamente con el ímpetu que su corta edad le daba alas para tener. Falta de precaución y la promesa de una buena dosis de diversión, estaba claro que alguno se haría daño. ¿Pero quién?

- Mi madre sabe que no puedo evitar algunas manchas... - dijo con la boca pequeña, bajando la vista y encogiéndose de hombros algo preocupada. Llevaba uno de los kimonos blancos con los que solía entrenar. Natsu miró por un momento el patrón de su vestimenta decorado con pequeñas flores de color rosa y pensó en Kiyomi disgustada al ver que otra vez actuaba como un chico y no se comportaba como una pequeña damita tal y como ella le pedía.

Alejó ese pensamiento en cuanto sus pies desnudos palparon la corteza del tronco. Se posicionó sobre él, intentando mantener el equilibrio, viendo las dimensiones del mismo, y se visualizó a si misma tirando al hijo de Fudo al río como una campeona.

Cuando alzó la vista vio a su amigo sin su yukata. - ¡Ah Tadashi-kun te moverás más rápido! ¡Nao-san intenta hacer trampa! - se puso nerviosa y señaló con su dedito acusador a su amigo, esperando que su maestro dijese algo. ¿Y si ella hacía lo mismo? No creía que aquello estuviese bien porque una señorita no debía desvestirse. Su okasan le enseñaba modales en casa y siempre le decía que una niña no podía ser una samurai, pero nunca le explicaba por qué. Solo le decía que tenía que parecerse a las demás niñas, ser buena y obediente como Yûka, la ahijada de Aratani. Si Kiyoshi se enteraba de que se había desvestido en el río ignorando las palabras de su mamá, jamás volvería a ver a Nao y Tadashi, y mucho menos a entrenar con ellos.

- ¡Arigato Yûka, eres la mejor amiga del mundo! - miró de reojo a Tadashi y a punto estuvo de hacerle burla sacando la lengua, aprovechándose del buen deseo de victoria que le regaló la pequeña aprendiz de miko. Sonrió ampliamente muy confiada por sus ganas, juntando las manitas e inclinándose en señal de agradecimiento.

Al ver a Yûka sonrojada por la imagen de Tadashi en paños menores y la palmotada que se había dado contra si misma debido a su vergüenza no pudo reprimir la risa, no entendía nada, para ella los niños eran igual que las niñas. Entre el pecho de Tadashi y el suyo no había diferencia, y tampoco en las piernas ni en los brazos.

Cargando editor
21/04/2018, 13:27
Yasahiro Nao

–Era broma, pequeña– dijo sonriendo a la diminuta aprendiz de miko que se tapaba la cara para no mirar a un niño desnudo. Bendita inocencia. Mientras tanto, Natsumi y Tadashi parecían discutir, como solo los niños podían hacer sobre si era trampa o no llevar menos ropa para pelear, discusión que fue interrumpida por las risas de la niña al ver la reacción de Yuka. Nao suspiró fingiendo resignación. El que Saori no estuviese con las muchachas le había aliviado, pero también le había hecho sentir una punzada de desánimo. No eran muchas las oportunidades que tenía de verla, con su actitud relajada y la sonrisa que le caracterizaba.

Alejando aquellos pensamientos volvió a centrarse en el "combate" de los pequeñs y, de pronto, tuvo una idea. Ni corto ni perezoso, agarró una bellota, aun verde, que había sido arrastrada por el viento y se la tiró a Natsumi a la cabeza justo cuando estaba pavoneándose antes de atacar a Tadashi, despistándola y haciéndola perder el equilibrio. Nao sabia que, aunque pareciese que la niña se lo tomaba como un juego, no era así, y tenía que aprender muchas cosas que su padre no le enseñaría.

Cargando editor
22/04/2018, 14:21
Shokunin Tadashi

- ¡No es trampa! - reclamó mirando también a Nao, antes de volver a dirigirse a Natsumi. Tadashi había prometido no volver a casar manchado como siempre, y las promesas no podían incumplirse o le pasaría algo malo - ¡Quítatelo tú también si quieres!

El chico ni siquiera había oído el balbuceo de disculpa de Yûka, pero sí escuchó el manotazo que la niña se dio en la cara, y se volvió con una expresión de sorpresa mientras Natsumi se partía de risa. Miró a su compañera con cara de no entender que había pasado, y luego otra vez a Yùka:

- No pasa nada - le dijo tratando de tranquilizarla, pensando que podía haberse hecho daño. ¿Se había golpeado por vergüenza? - Natsumi es la que necesita suerte, no yo. 

Sonrío con picardía a su gran rival, y se dispuso a empezar el duelo. En realidad ninguno de los dos era superior al otro, pero ni él ni ella iban a reconocerlo. Tadashi especialmente disfrutaba de intentar hacerla rabiar, pero la niña nunca se quedaba atrás. Y mientras Natsumi agradecía a Yûka su apoyo con algo de burla hacía él, una bellota hábilmente lanzada por Nao le golpeó en la cabeza, y esta vez fue Tadashi el que no pudo contener una carcajada al ver la cara de sorpresa que ponía. 

Podría haber aprovechado ese momento para tirarla con facilidad, pero no lo hizo. No era esa la manera de combatir que le habían enseñado, y atacar a un rival despistado no era manera de ganar. En su lugar golpeó el bokken de Natsumi y levantó luego el suyo, dándole un segundo para defenderse antes de lanzar su primer ataque. Su sonrisa desapareció, y en su lugar apareció una mueca de sorda concentración. Toda su jovialidad se convertía en competitividad cuando alzaban las espadas. 

Cargando editor
25/04/2018, 17:12
Sato Yûka

Espiando entre los dedos podía ver la pequeña sonrisa de Nao-san. Aunque en un primer momento se había tapado la cara para no ver a Tadashi, ahora se moría de vergüenza por el ridículo que estaba haciendo.

-Nao-san se ríe de míííí....-se quejó con voz lastimosa mirando a Natsu. Ésta estaba riéndose a gusto. Yûka apartó la mano de su cara y tenía un rostro adorable como si fuera a sollozar. Se estaban riendo de ella y se estaba muriendo de vergüenza. El único que no lo hacía era Tadashi, quien además animaba a Natsumi a quitarse su kimono. Éso era una catástrofe. Estaba segura. Su mamá lo habría estado. La de Yûka, claro. Bueno, y la de Natsumi.

Se recompuso un poco agachando la cabecita y moviendo los pies a los lados, mirando hacia otro lado-Arigato, Tadashi-san...-le agradeció, aunque no quedaba claro si le daba las gracias por restarle importancia al hecho que no lo había animado a él o si por que él no se había reído de su torpeza. Suspiró. Echaba de menos a Toshi.

Al volver la mirada hacia ellos vio como Nao le lanzaba algo a Natsumi que hacía que perdiera el equilibrio. Abrió la boca de par en par y miró escandalizada al samurai-¡Nao-san! ¡Qué feo! ¡Eso es trampa!-le reprimió con poca presencia, ya que era un tapón de niña, con la cara aún roja por el manotazo y los ojos vidriosos. Pero desde luego, estaba indignada. 

Cargando editor
26/04/2018, 17:25
Yasahiro Nao

Nao hizo verdaderos esfuerzos por no reírse para no aumentar la vergüenza de la pequeña. Esfuerzos que le llevaron a un ataque de tos que oculto con la mano. Aquello era condenadamente divertido. Procurando consolar a la futura miko, pasó el brazo por su hombro. Cuando la niña, indignada, se separó para reprocharle "el bellotazo", Nao tuvo que volver a reprimir las inmensas ganas que tenía de reír. Sentía que la carcajada iba a estallar en el pecho pero, haciendo gala de un gran autocontrol, consiguió reprimirlo.

–¿Trampa? De eso nada, Yuka-chan. Es enseñar. Si Natsumi estuviese atenta, la bellota no le habría dado. O la hubiese ignorado en vez de poner el pie en esa rama.– Nao señaló la rama a la que se refería. Aunque fuerte en apariencia, estaba podrida, y si bien podía soportar sin problema el ligero peso de la muchachilla, no podía saltar sobre ella o ejercer demasiada presión.– A ver como sales de esa Natsu-chan. Tadashi-kun. Tienes que aprovechar esa ventaja.

El combate era mucho más que combates en dojos, el terreno era vital, y debían aprender a combatir en todos. Por no hablar de los ataques sorpresa y el hecho de que siempre podía haber enemigos por la espalda. Tomar la inmutable decisión de combatir con dignidad no implicaba no defenderse de aquellos ataques sin perder el honor que perdían los rivales.

Cargando editor
02/05/2018, 03:04
Yoshida Natsumi

La respuesta de Tadashi le hizo tomar conciencia de su error. Bajó la mirada y volvió a observar su kimono. Definitivamente no podía quitárselo. Apretó los labios concentrándose e ignorando su propia rabieta.

El karma, o quizás la astucia de Nao fueron necesarias en ese momento. La vanidad no era buena y los niños aunque inocentes, también debían aprender. Su maestro no perdía oportunidad para enseñarles.

Aquella bellota impactando en su cabeza provocó que la niña buscase con los ojos al samurai y frunciese el ceño confundida por unos segundos. Trastabilleó y colocó un pie sobre la rama medio podrida que sobresalia del tronco para no caer directamente al río. Su mente gritaba de nuevo no es justo, es trampa. Había quedado en una posición inferior respecto a Tadashi pero comprendía que ni su padre ni Nao reaccionarían así ante un enemigo peligroso. Se sobrepondrían. Y eso intentó hacer ella.

Yûka no se había reído como buena amiga, Natsumi la miró nerviosa y alternó la vista con Nao quien observaba lo que iba a hacer. Movió los brazos para equilibrarse y se concentró, volviendo la mirada hacia Tadashi. - No creas que me he rendido. - dijo picada.

La niña no pensó, solo sentía que sus pies no estaban seguros sobre la rama. Hizo lo que su instinto le pedía, saltó hacia delante con los brazos en alto y el bokken colocado detrás de su espalda. Lo alzó y buscó frontalmente un choque seco y directo con el de su amigo.

Cargando editor
03/05/2018, 16:40
Shokunin Tadashi

Tadashi apenas oyó el consejo de Nao y el nuevo desafío de la chica, totalmente concentrado en el combate. Si el muchacho parecía más bien despistado la mayor tiempo, cuando se concentraba entraba en un pasillo en el que el resto del mundo se difuminaba, y ahora sólo existían las dos espadas de madera y los pies de Natsumi. Colocar bien los pies era importante, y su rival los tenía mal colocados. Esa si era una ventaja que pensaba aprovechar.  

Y sabía perfectamente lo que intentaría Natsumi, ya habían peleado muchas veces. Se lanzaría adelante como siempre. En otras ocasiones lo había pillado por sorpresa y se había llevado más de un golpe, pero esta vez la estaba esperando. En lugar de chocar el bokken contra el golpe directo de ella, lo movió horizontalmente desviando el empuje del golpe hacía fuera, lo que hizo terminar de perder el equilibrio a la chica y caer al agua más fácil de lo que él mismo hubiera esperado. 

En cuanto cayó, el rostro de Tadashi se relajó y bajó del tronco con un pequeño saltito, tendiendo la mano a su amiga para ayudarla a levantarse:

¿Estás bien, Natsu-chan? - le preguntó, esbozando una sonrisa tranquilizadora. El maestro Nao les había enseñado a tener respeto incluso por el enemigo vencido, y tanto más cuando el enemigo era su amiga. Además, sabía que Kiyoshi le regañaría por haber manchado el kimono blanco, y en parte se sentía culpable aunque la hubiera avisado. 

Cargando editor
07/05/2018, 04:40
Yoshida Natsumi

El golpe de su bokken fue inesperado y preciso. La niña perdió el equilibrio y en esos fugaces segundos de confusión, sus ojos contemplaron caer de lado al cielo, así como las copas de los árboles que les cubrían las cabezas del fuerte sol de verano con una agradable sombra.

- Si. - dijo con voz bajita. - Creo que si... - respondió cogiendo la mano de Tadashi para incorporarse, pero lo cierto es que se había hecho daño en la muñeca sujetando el bokken como si alguien se lo quisiese quitar de las manos. Unas pequeñas lágrimas nacieron de su frustración y dolor, confundiéndose con la propia agua que bañaba su rostro y oscurecía aún más si cabe sus cabellos cortos y negros.

- Ay... - miró su muñeca y buscó a Nao y a Yûka con la mirada. Se sentía indefensa. Entonces, si, soltó la espada de madera. - Me duele... maestro Nao me duele. - pero lo peor no era eso. Era el disgusto que la niña empezó a sentir al pensar en su bondadosa madre observándola llegar a casa con aquel aspecto. Su kimono mojado y sucio por la tierra que le había manchado al caer en el rio. - Mi mamá se enfadará cuando vea lo que he hecho.

Cargando editor
07/05/2018, 20:31
Yasahiro Nao

Nao había estado atento a los golpes de los dos niños. Tadashi había sido inteligente, se había mantenido en calma en todo momento y había sabido aprovechar la ventaja. En cambio, Natsumi había actuado como hacía demasiado a menudo: dejándose llevar por el mal genio y pensando que la fuerza sería suficiente. El coscorrón le enseñaría a pensar antes de actuar.

El samurai se dijo eso durante uno... dos segundos. Cuando vio que la niña soltaba el arma y se quejaba se preocupó. La caída no había sido muy aparatosa, pero podía haberse dañado la muñeca y en tal caso le esperaría una buena bronca por parte de sus padres y a él tendría una no menos agradable conversación sobre dar alas a los niños.

–Tadashi, coge el boken de Natsumi. Yuka, trae el furoshiki.– indicó a la pequeña. Previsor había traído un par de pañuelos, más por las pequeñas rozaduras que por algo serio, además de algo de comida para los niños. Al fin y al cabo le habían pedido que los vigilase toda la tarde. –Ven aquí, Natsu... verás como no es nada. Si en algún punto te duele más que en el resto, dímelo.

El samurai comenzó a apretar la muñeca con suavidad con los dedos, buscando algún bulto que indicase una fractura o un hueso dislocado. La niña parecía profundamente disgustada, hasta el punto de que tenía surcos de lágrimas en la cara sucia de barro. Sin embargo, no parecía que el dolor fuese el único problema de la niña. Si al menos la encantadora Saori hubiese pasado con las demás muchachas... hubiese sido un momento ideal para pedirle como favor algo de ropa prestada para la niña en lo que se encargaban de lavar y secar el kimono. También habría servido para conversar con ella... Un pequeño bultito en la muñeca de la niña le trajo de vuelta a la realidad. Afotunadamente, no parecía nada grave. Tan solo era un poco de inflamación que se bajaría solo. Con suerte, en unas horas. Con mala suerte, en un par de días. Pero aún estaba el otro tema.

–Se acabó– dijo cuando vio el disgusto de la pequeña. Aunque entendía la actitud de Kiyoshi hacia su pequeña, no le gustaba verla sufrir. Kiyoshi seguía negándose a que entrenase con los demás chicos, pero aquello que hacían clandestinamente no iba a seguir así. La niña estaba empeñada en aprender, y Kiyosho en que no se le enseñase. Y Nao aún no era a los ojos del clan ni la mitad de respetable de lo que había sido su maestro. Quizás nunca lo sería, de hecho. La discusión con Kiyoshi la iba a tener independientemente de si la niña iba con el dichoso kimono blanco o no así que tomó una determinación.– Ya sé lo que dice tu padre, pero no puedes entrenar con esa ropa. Lo de hoy, veremos como lo arreglamos, pero a partir de ahora, te  conseguiré algo de ropa que puedas ensuciar. 

Cargando editor
11/05/2018, 21:42
Sato Yûka

Veía como Nao-san se reía entre los dedos de la mano con la que se tapaba la boca por una aparente tos. Se sentía relamente ultrajada, y que no la tomara en serio solo empeoraba las cosas. Ella hinchaba los carrillos, amenazando con convertirse un globo y reventar delante de él, cuando pareció calmarse y le habló.

-Trampa, era trampa-negó con la cabeza. Ella iba con su amiga a muerte, claro. Para éso era su amiga. ¿Para qué sino? A muerte era a muerte. Se giró hacia su amiguísima cuando el sensei la advirtió de una rama. Ella no se había enterado de ninguna rama porque estaba centrada en su propio flanco.

Se giró para mirarla y ella la miraba, nerviosa.
-"TÚ PUEDES NATSUMI-CHAN, AUNQUE SENSEI HAGA TRAMPAS TÚ PUEDES"-le gritó mentalmente en la cara con mirada penetrante. Entonces saltó. Yûka no, Natsumi, claro. Y Tadashi le dio horizontalmente con su bokken. Y Natsumi cayó al agua con una caída fatídica. Bueno, no tan fatídica, pero para ella lo fue. Yûka se llevó las manos a la boca con un respingo. Miró a Nao, culpándole completamente con la mirada por lo ocurrido. 

Al girarse vio como Tadashi ayudaba a Natsumi a levantarse. QUÉ MENOS. Se volvía a indignar -con toda la razón del mundo- por momentos cuando vio la mirada de Natsu. No hubo que decir nada, corrió hacia ella. Escuchó entonces a Nao-san, y volvió hacia atrás sobre sus pasos para coger la tela y de nuevo corrió hacia Natsumi. Se paró a su lado con aire angustiado. Dejó que el adulto enmendara lo que había provocado mientras ella cogía con dulzura la otra mano de su amiga en tono tranquilizador y protector. 

Se sentía impotente. No sabía qué hacer. Y no quería que riñieran a su amiga por algo que ella quería hacer. Entonces cogió la mano de Natsumi y la levantó con decisión.
-Yo lo solucionaré, Natsumi-chan-dijo decidida. Entonces soltó a su amiga y dio dos pasos hacia atrás. Respiró profundamente, se dio la vuelta y caminó hacia el medio de río mojándose la parte de abajo del kimono. Entonces se paró y se sentó en el río sin decir nada. Hizo una mueca pero no estaba tan fría. Se lanzó agua por encima de la cabeza con las manos, se levantó y se giró hacia el grupo, hablando con solemnidad... aunque era de todo menos serio.

-Me resbalé y caí al río. Natsumi-chan se metió para salvarme. Soy muy patosa y no vi por donde iba-señaló a Nao-san, el gran culpable-Nao-san estaba pendiente de Tadashi y no pudo ayudarme, pero Nana-chan sí-sonrió a su amiga-Tadashi-san es bueno, pero Nana-chan es la mejor-sentenció deseando que así animara a su amiga. Si las reñían, las reñían a las dos.

 

Cargando editor
13/05/2018, 18:34
Shokunin Tadashi

Cuando vio que Natsumi lloraba y se quejaba de verdad, Tadashi se preocupó. No era la primera vez que se daban un golpe, y nunca la había visto así. Tomó los dos bokken y se quedo junto a ella, mirando a Nao sin saber que hacer, y casi conteniendo la respiración mientras el maestro la examinaba. 

Siempre había entrenado con Natsumi con confianza, sin contenerse, pensando que ella no era como las demás niñas, que se parecían más a Yûka y no querían practicar con las espadas. Pero lo cierto es que estaba llorando, y eso hacía sentirse mal a Tadashi. Aunque su padre no se lo había prohibido, podía notar que no le gustaba que entrenase con ella. El chico no lo había esuchado y había seguido haciéndolo, pero si sus padres se enteraban de que le había hecho daño, iba a tener problemas. No sólo era una niña, sino que Tadashi era un año mayor, y debería haber sido más responsable. Su madre insistía mucho con eso.

Perdoname, Natsu-chan - le dijo arrepentido y sin mirarla demasiado - Es culpa mía, no debería haberte tirado así.

Inconscientemente, se mordía el labio por nerviosismo mientras Nao-san terminaba de comprobar que estuviera bien, y respiró aliviado al ver que no era nada. Al menos Natsu estaba bien, y lo de su madre tenía solución. Tadashi iría a ver a Kiyoshi-san y le contaría la verdad, que había sido él el culpable de que acabara en el agua. Probablemente Kiyoshi se lo contaría a su padre y este se enfadaría, pero no iba a permitir que Natsumi se llevara la culpa y le prohibieran entrenar.

Estaba apunto de decirles lo que iba a hacer, cuando Yûka dijo que ella lo solucionaría y la miró sorprendido. La vio acercarse a la orilla y pensó por un momento que tal vez habían traído otro kimono y se acercaba a recogerlo, pero lo que hizo fue meterse en el agua y mojarse también mientras Tadashi no entendía nada de lo que estaba haciendo. Ya le había parecido raro el tortazo que ella misma se había dado antes, y esto lo superaba. Ahora no sólo tenían un problema sino dos, los padres de Yûka también iban a enfadarse. Pero entonces se levantó y lo explicó, y Tadashi sólo pudo sonreír. Debía ser muy buena amiga de Natsumi para querer cargar con algo que no había hecho.

- No, ha sido culpa mía, no de Nao-san - dijo, mirando luego a su maestro. A fin de cuentas, habían sido Natsu y Tadashi los que habían insistido a Nao para que accediera a entrenarlos, no era justo que lo culparan a él. Pero lo cierto es que el plan de la chica no era malo del todo. Pasó un brazo sobre los hombros de su amiga, en un gesto tranquilizador, y volvió a mirar a Yûka sonriendo  - Diremos que yo te tiré y Natsu-chan te salvó. Así no os reñiran.

Cargando editor
15/05/2018, 03:20
Yoshida Natsumi

La caída le haría aprender una lección. No precipitarse, contener su ímpetu. Era pequeña para que su mente captase todo eso y lo pusiese en práctica la próxima vez que entrenase en desventaja frente a Tadashi u otro niño, pero con el tiempo aprendería a serenarse y buscaría la opción de ataque más equilibrada.

Se tranquilizó al ver acercarse a su maestro para comprobar su muñeca, si se había hecho daño Nao le curaría. Estaba segura de ello. Quizás no pudiese entrenar durante una semana y se apenó momentáneamente por ello, pero ella se lo había buscado al atacar así a Tadashi. Tampoco podía enfadarse con su amigo. Había hecho lo que tenía que hacer. Defenderse.

- Me duele en el centro Nao-san... - puso cara de dolor cuando el maestro palpó la zona inflamada alrededor de sus tendones.

Cuando dijo de repente, se acabó, el corazón de Natsumi dio un vuelco. La niña abrió los ojos espantada y se puso roja al pensar que Nao ya no quería entrenarla nunca más, la condenaba como su padre a no desarrollar sus capacidades. - Lo lamento... - dijo disculpándose, bajando su cabecita. - Seré mejor, lo prometo pero no le diga a mi padre que hoy he fracasado.

¿Cómo? - alzó la vista confundida cuando Nao aseguró que hablaría con su padre para conseguirle ropa de entrenamiento, una menos propensa a las manchas de barro y tierra. - Pero maestro, mi padre no querrá, me obliga a ser diferente al resto de niños, no quiere que vista kimonos de colores oscuros. - la niña empezó a agobiarse imaginando a Kiyoshi enfurecido.

Ese pensamiento y el dolor de la muñeca le hacía sentirse fuera de lugar. No obstante, Yûka apareció en el momento oportuno para apoyarla y ofrecerle el calor que una amiga solo puede dar. Natsu miró sus manos juntas y sonrió. La pequeña aprendiz de miko era la única amiga que tenía en el mundo. Las demás niñas no la querían, decían cosas a sus espaldas o simplemente no la tomaban en cuenta cuando Kiyomi se empeñaba en que saliese a jugar con ellas.

- ¡No, Yûka-chan! - alargó los brazos intentando pararla cuando la niña se metió poco a poco en el río. La observó mojarse con un nudo en el estómago. - Te has ensuciado por mi... - le miró emocionada. - Que buena eres... - no evitó abrazarle y pegar su moflete con su mejilla sin dejar de sonreír y estrujarle cómicamente con sus manitas.

Tadashi por su parte se arrepentía profundamente por haberla lanzado y se mostró también generoso con ella preocupándose por su estado. - Hiciste lo correcto para desarmarme. En un combate, mi padre y nuestro maestro habrían hecho lo mismo. Nunca dejes ventaja al enemigo. - deseaba volver a entrenar con Tadashi en cuanto su muñeca se lo permitiese, pero hasta entonces le tocaría aguantarse.

Puso atención a la idea del pequeño para inculparse de todo lo ocurrido, y sin mediar palabra tomó la mano de éste y la de Yûka formando un círculo entre los tres. - A partir de hoy seremos amigos para siempre...  - afirmó esbozando una sonrisa cálida y dulce. - Nao-san es testigo de mi promesa... - miró a su maestro y después a los niños. - ¿Vosotros también lo juráis?