Partida Rol por web

Silk & Sword

◇ Flashbacks Tokio ◇

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15/05/2018, 12:37
Yasahiro Nao

–Que tengas que entrenar con un kimono claro no implica que tengas que hacerlo con el que llevas normalmente.– Nao se sentía molesto con el padre de la niña, pero trató de no mostrarlo. Los demás niños usaban el kimono oscuro, sí, pero no usaban el mismo kimono todo el tiempo. Si Kiyoshi quería verlo como un capricho infantil, de acuerdo, pero si él entrenaba a los niños, lo haría a su modo. Lo contrario no solo era injusto con Natsumi y Tadashi, era una ofensa a su persona. En el fondo, era hacer ver que él mismo no estaba al nivel del resto, relegándolo a tareas que la mano derecha del daimyo consideraba irrelevantes. El joven suspiró y trató de hablar con voz calmada. Aún estaba en la veintena, y tenía fuego en la sangre, pero sabía que debía templarla– Natsu, no usas el mismo kimono cuando estás en casa que cuando vas al templo ¿verdad? Tampoco duermes con esa ropa. Esto es lo mismo. Yo mismo te conseguiré un kimono, uno de niña. Así no te preocuparás por ensuciarlo y seguirás obedeciendo a tu padre.

Aquella excusa era tan buena como cualquier otra para poder hablar con Saori, de hecho era muy buena. Además, seguro que Saori estaba encantada de prestarle el kimono a la niña. Al fin y al cabo, sabía que la entrenaba y alguna vez había mostrado curiosidad por ella. Una curiosidad que iba más allá del simple cotilleo de los sirvientes del daimyo. Y seguro que también podría ayudarlos con el problema que tenían ahora entre manos.  

–Pero no te preocupes, creo que podemos soluc...–en aquel momento, Yuka, decidida a "salvar" a su amiga, tiró por la borda la posibilidad de salir de aquella sin tener que dar explicaciones. Un kimono sucio era un problema que podían solucionar. Dos ya era demasiado. Nao se llevó la mano a la cara, y la bajó por la barbilla en esto de frustración. Tadashi se adelantó y por un momento el samurai pensó que también iba a imitar a las niñas y ensuciarse. Pero en lugar de eso, empezaron a idear una "conspiración" para que la niña se librase de la regañina. Aquello, aunque en cierto modo resultaba cómico, empezó a no gustarle demasiado. Eran niños, sí, pero debían aprender a asumir la responsabilidad de sus actos.

–¡Tadashi!¡Natsumi! ¿No os olvidáis de algo? Yuka, también es importante para ti..– Si bien la pequeña niña no iba a seguir el camino del guerrero, Nao creía firmemente que el mundo sería mejor si todos cumpliesen las siete virtudes. Nao se agachó junto a los niños,que habían formado un círculo y habló con voz calmada, intentando que aquello no pareciese una bronca– Makoto. Sinceridad ¿Os parece bien elaborar una mentira como esa para evitar una regañina? No debemos mentir. Tadashi, lo que ha pasado no es culpa tuya. Ni de Natsumi. Ni mía, pero si alguien tiene que asumir una responsabilidad soy yo, ya que estoy al cargo de vosotros. Si preguntan, contaremos lo que ha pasado. Sin adornos. Natsumi, Tadashi, no pasa nada por ensuciarse entrenando, ni por derribar a un compañero. No pasa nada por caerse. Es necesario para conocer nuestros límites. Yuka, lo que has hecho demuestra que tienes un corazón enorme, pero mentir no es correcto. Por eso los samurais no necesitamos hacer juramentos, porque si decimos algo, lo decimos de corazón. Lo cumplimos. 

 

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16/05/2018, 17:33
Sato Yûka

Las gotas cayéndole por la cara y la ropa le hacían cosquillas. Se apartó torpemente el pelo que tenía en la cara. Pero al hacerlo pudo ver como Tadashi le sonreía, Natsumi le dedicaba una carita de corderito emocionada y haciendo el gesto de ir a abrazarla y la cara de Nao, bueno, era un adulto, ellos ponían ésas caras aburridas.

Le devolvió el abrazo a Natsumi y al notar moflete contra moflete movió la cabeza haciendo un poco de fricción mientras soltaba una risa cantarina.
-No se lo creerán. Tadashi-san nunca me tirarían. Pero yo puedo resbalar-le explicó muy segura de sí misma. No tenía miedo a ninguna regañina. De hecho, con aquello, estaba segura que hasta felicitarían a Natsumi-chan. Ésta la cogió de la mano cuando a la misma vez cogía la de Tadashi y hablaba de hacer amistad para siempre.

Sonrió de oreja a oreja y asintió muy ilusionada. No era lo mismo que tenía con Toshi, pero así no se sentiría sola cuando él no estuviera.

-¡Hai!-le respondió a su amiga y los miró a ambos con ojos grandes y brillantes. Entonces el adulto decidió hacer cosas de adultos en vez de prometer que sería su amigo. Nao-san el aguafiestas. Lo miró con un moflete hinchado mientras parloteaba. No escondió un suspiro. Era como volver a estar en el templo. Ya no era como estar de visita a los amigos. Miró al suelo, con cara visiblemente hastiada. Se pasaba el día estudiando y ayudando en el templo, y ahora se divertía. Pero aquello ya no era divertido.

-Yo nunca ofendo a los kamis. Y si lo hago, lo enmiendo con mis oraciones y mi purificación- murmuró malhumorada. Siendo ya ta pequeña, la joven ya le tocaba realizar las purificaciones bajo pequeñas cascadas de agua helada, fuera verano o invierno. De modo que, si de todos modos iba a tener que realizarla, no le importaba dedicarse un poco de más a la oración si era en pos de sus amigos. Ya le gustaría verles a ellos aguantar lo que aguantaba ella bajo el agua. Tenía el récord muy alto. 

Además, Nao-san sí estaba mintiendo. La culpa de todo aquello era suya.

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20/05/2018, 13:57
Shokunin Tadashi

Tadashi permanecía absorto y ajeno a la conversación sobre el kimono de Natsumi, pensando en lo que iba a contarle a sus padres cuando se enteraran. Pero lo cierto es que Yûka tenía razón, no iban a creerle. Le sacaba como una cabeza y podía tirarla sin dificultad, pero ese era el tipo de cosas que haría Saburo, no él. Y además no sabía mentir bien, sus padres siempre le pillaban cuando lo hacía. 

Mientras lo pensaba, notó como Natsu les tomaba la manos y la miró sorprendido. Ella era su amiga, y no le hacía falta una promesa para saber que siempre lo sería. A pesar de lo que pensaran los demás, seguiría entrenando con ella y serían los mejores guerreros del clan, seguro. Y en cuanto a Yûka... Había demostrado ser muy valiente manchándose y arriesgándose a un castigo por defender a Natsu. Y eso la hacía su amiga también. 

- Claro. Siempre - respondió tras ella con la poca solemnidad que un niño de ocho años podía tener, tomando su mano también y cerrando el círculo entre los tres. 

Tras ello, Nao habló y les reprendió por su falta de sinceridad. Y aunque Tadashi escuchaba con atención todas las enseñanzas de su maestro, esta vez no estaba de acuerdo. No entendía que había de malo en mentir si era para proteger a los demás, pero no iba a contradecir a su maestro. 

- Sí, Nao-san - le respondió, con una inclinación de disculpa. Nao les había hablado de las siete virtudes del bushido alguna vez. Y aunque Tadashi quería respetarlas, ni lo conseguía ni las recordaba siempre. No quería que él se llevara la culpa, pero no tenía más remedio. - Debemos decir la verdad. 

Dejó los bokken juntos apoyados en el árbol y fue entonces a buscar su ropa, ya que no parecía que pudieran entrenar más ese día, pero entonces miró al río y pensó que él también quería mojarse. Y ya se había quitado la yukata... Se acercó al tronco en el que habían peleado y subió, acercándose a la punta y metiendo una mano en el agua. Estaba fría, pero fuera hacía calor. 

- ¿Podemos bañarnos, Nao-san? - preguntó girándose con una sonrisa. 

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24/05/2018, 09:55
Yoshida Natsumi

¿Lo había entendido bien? ¿Nao-san hablaría con su padre para que el kimono blanco fuese relegado por uno que pudiese ensuciar y le consiguiese su maestro?

Si era así, Natsu tenía motivos para estar doblemente feliz. La niña sonrió asintiendo a las palabras del samurai. - No, en cada momento uso un kimono diferente dependiendo de donde vaya. Mi mamá me los elige y aunque algunos no me gustan mucho... - se encogió de hombros bajando la mirada, pensando en referencia a los más femeninos. - hago bondad y me los pongo. Obedezco a mis padres que siempre tienen la razón y solo quieren bien para mi. - realmente así era aunque a veces los padres no estén del todo acertados en sus juicios y acciones educando a los hijos.

Estaba contenta en parte por la reacción de sus amigos al querer defenderla, y muestra de ello era el cariño que se profesaba con Yûka, claro que no bastaba tener buena intención al mentir para cubrir a una amiga. - ¿No debemos mentir? - preguntó la pequeña a Nao, al tiempo que volvía a bajar la vista y observaba sus manos unidas a las de sus amigos. - ¿Pero y si la mentira es para proteger a la gente que queremos? - Natsu meditó en silencio. ¿Acaso el código del bushido no contemplaba esa posibilidad? ¿Se puede mentir para proteger y ser igual de honorable? Eran cuestiones que necesitaba que alguien respondiese.

Asintió a Yûka y Tadashi cuando juraron amistad eterna. Le brillaban los ojitos como dos estrellas en el cielo, aunque éstas eran oscuras pero igual de centelleantes. - Me alegro de que lo hayáis jurado porque así sé que vuestro corazón siente como el mío. Es verdad que nuestros actos hablan por nosotros. Maestro Nao un samurai no necesita juramentos, pero ninguno de nosotros lo somos. - aún... - una sonrisilla pilla asomó por sus labios. Con la muñeca fastidiada era capaz de bromear y pinchar a Nao-san.

Por otro lado estaba muy convencida de lo que su amiga había expresado. - Cuando seas una miko, cuidarás de todos nosotros orando en el templo. Los kamis te escuchan más a ti que a todo el resto. - no tenía mucho sentido lo que estaba diciendo pues la caída del tronco se la había comido ella y no Tadashi, a quien Yûka no había deseado tanta suerte como a la pequeña aprendiz, pero igualmente a Natsu le gustaba pensar que su amiga disponía de una vía de comunicación especial con los kamis. Si ellos habían resuelto que Tadashi ganase el combate era algo que debía respetar.

Aprender de los errores, fracasar, y entender que la valía, la estupidez o el ímpetu no llevarían en muchos casos a la victoria era una realidad que la niña tenía que procesar para con el tiempo ser capaz de autogestionar su fuerza física y mental.

Con ojillos curiosos siguió la figura de Tadashi y observó como dejaba ambos bokkens descansar sobre la corteza de un árbol. Madera en contacto con la naturaleza. Natsu sonrió.

- Si Nao-san, permite que se bañen en el río. - habló generosa acariciando su muñeca dolorida. Ella como mucho se mojaría los pies, ya que Nao le había vendado la muñeca y no quería disgustarle ni empeorar su situación de espera a mejorar para seguir con su entrenamiento.

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29/05/2018, 02:08
Yasahiro Nao

-No Natsumi. Si proteges a un amigo con la mentira, puede que protejas su cuerpo, pero ensuciarás su alma. Además, al mentir le estarás haciendo esclavo de TU mentira, impidiéndole decir la verdad si así lo desea para protegerte a ti. Para que nadie sepa que has mentido. Mentir por otro es robarle la libertad de decidir.- Nao sonrió a la niña. Aún le quedaba mucho camino y sabía que haría muchas cosas que desearía no haber hecho. Puede que escogiese ese camino, puede que no, pero sin duda, cometería errores. Todos lo hacían-  ¿Dejarías que alguien hiciese juramentos en tu nombre? Pues no mientas en el de otros.
»También hay quien cree que es correcto mentir para no hacer daño, pero la mentira siempre hará más daño que una verdad dicha con tacto y cariño, especialmente cuando se descubra. Y siempre se descubren.

El samurai comenzó a guardar de nuevo los utensilios que había sacado para curar a la niña, cuando está le chinchó. Pensó en responderla con una agudeza, pero lo dejo pasar. Sería la pequeña victoria del día. En ese momento, Tadashi le interrumpió con una pregunta aparentemente inocente que le hizo recordar las pequeñas trampas que había hecho de niño para burlar "la verdad" a su maestro.

-Si quieres puedes bañarte, Tadashi. Pero Yuka y Natsu ya están bastante mojadas y los kimonos tardan más en secarse que la piel. -respondió. Las niñas no llegarian a casa limpias, pero al menos esperaba que no pillasen un resfriado.

Notas de juego

Buah, el cuento me quedó cacoso. Os quedáis sin él, que sois muy mayores xD