Partida Rol por web

Silk & Sword

◇ Año nuevo 1868 [Kioto] ◇

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16/05/2018, 17:29
Kosaka Jinnai

El momento del sake pasa, la mirada con Umi se detiene por un momento, pero pronto el resto de los actores entran en escena, robando el momento y volcando de nuevo su atencion en la mesa, no sin cierto pesar por mi aprte, que no dejo traslucir. Sin duda la nueva geisha habia atraido mi atencion, pero en mi verdadero oficio el pasar desapercibido y no dejar rastro es lo mas importante, por lo que no tardo en fijarme en lo que me rodea. Los diferentes actores de este drama "palaciego" tipico de un teatro kabuki, me resultan interesantes hasta cierto punto. Admitiendo por supuesto que el gaijin es de lejos el mas interesante para mis gustos, pues las enrevesadas tramas en las que podrian participar los mas veteranos sin duda serian mas del gusto de cierta mujer que conozco que mios... aun asi no puedo dejarlos fuera de mi mirada, sobretodo a aquel que protege con tanto cariño a su hija Akiko. Al fin y al cabo aunque el doctor posea una posicion de cierto privilegio, los chonin se suponen la fuerza motora de esta nueva Era y por lo tanto, su importancia aumentara con el tiempo, mientras que la de los medicos se mantendra mas o menos estable. Una opinion, nada mas que eso.

El tiempo fluye, las miradas y las conversacion empiezan y terminan, algunas mas rapidas, otras ma confidentes, pero incluso la mas efimera de ella viene potenciada por el color del oceano al amanecer. Es increible como esos ojos, un rasgo que mucho de los mas ancianos consideran algo malo, puedan ser vislumbrados como algo simplemente unico. El gaijin tambien los posee, y quizas por eso no son del agrado, pero el estar dispuesto a mirar mas alla de las tradiciones, o mas bien... a no buscar ningun limite ya sea dentro de la sociedad o fuera de ella, es un rasgo que sin duda me caracteriza y no solo por mi profesion.

Hikaru, la mas llamativa y mas buscada por las miradas de la Ochaya, no duda en servirme una taz de sake, cuando esta se ha vaciado. Sonrio ante sus gestos, notando las distancias, el porte y el lenguaje, porque ese es mi trabjo y no puedo mas que sonreir en mi interior, por su juego de posiciones, como si temiera algo similar a lo ocurrido con Umi. La señora en su palacio de Jade y la advenediza que pone por primera vez su pie en el mismo, un juego tipico en este tipo de lugares y que sin duda, dara mas de un quebradero de cabeza, aunque la sutileza de la misma sea reconocible si se sabe leer los momentos indicados. Como ya habia pensado, el kabuki es un buen lugar donde comenzar para aprender que hasta el mas minimo gesto puede conllevar desastrosas consecuencias. Aun asi, mi mirada sigue perdiendose una y otra vez mas alla de la señora, para recaer en la advenediza, que sin ninguna duda con su porte y sus formas, aunque quizas inexpertas, denota el esfuerzo y constancia que implica alcanzar la posicion en la que se encuentra ahora. Mas mis gestos como los de la señora, son sutiles, etereos apenas, pues no llamar la atencion es el paradigma por el que me guio.

Las palabras del doctor, aunque acertadas y sin duda llenas de los mas que obvios halagos a la nueva geisha, me resultan de lo mas directos para el lugar y el momento. Aun asi es su potestad por la posicion que posee y aun asi, segun que personas podia ser visto de una forma no tan agradable, pues asi como los ojos de Umi, no agradan, aquellos que se salen de los baremos establecidos tampoco... y por eso mismo, atrae mi atencion en ese instante, disfrutando de unas palabras que yo no puedo decir, pero si confirmaria si fuera posible. Los actores como no poseen diferentes personalidades y observar como estan van mostrandose segun pasa el tiempo, resulta de lo mas entretenido.

Asi mismo el silencio hacia el gaijin de nuevo se rompe, y es este el cual sin dudarlo y de nuevo en un japones mas que aceptable, introduce parte de su vida en el lugar. Introducindo lo exotico de tal forma que casi puede notarse la absurda diferencia entre lo que porta a sus espaldas y el camino que se le abre aqui, en el pais del sol naciente. Sus origenes no provenian de America, sino que sus padres venian de otro lugar llamado Inglaterra. Si la distancia al primero ya era mareante, solo de pensar que estaba aun mas lejos el hogar de sus padres, sin duda resultaba como poco alarmante, la distancia con sus antepasados. Medio mundo era la palabra correcta.

Habeis hecho pues un largo viaje desde el hogar de vuestros padres. Medio mundo recorrido... ¿no es asi? - Sabia que Inglaterra estaba en aquel lugar llamado Europa, pero poco mas. Ante las diferencias obvias entre nuestras culturas poco podia decirse, pues no habia lugar como Japon, de eso... no habia duda ninguna.

Mis palabras dirijidas a Umi cuando esta regreso, provocaron una sonrisa y una gradecimiento, que fueron respondidos de la forma que era necesaria, dada la situaicon, mientras no podia evitar fijarme en que su sonrisa no desaparecia, por mas que su atencion se fijaba en los demas. Detalles, siempre detalles, daba igual donde estuviera o tuviera que estar, los detalles siempre eran importantes, sobretodo cuando una mujer vestida de blanco, cuya funcion es ocuparse de que todo transcurra correctamente, sale por uno de los laterales sin que muchos de los presentes se percaten. ¿A donde ira Sai-sama?

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16/05/2018, 20:13
Kioto

Las conversaciones se volvían cada vez mas animadas, gracias al sake, todo ello era posible. Además un año se iba y las esperanzas y buenos deseos para el año siguiente ponía de buen humor a cualquiera de los allí presentes.

La comida era sabrosa, y la compañía podría decirse que exquisita. La presencia de las geishas deleitaba la élite allí presente en la Ichiriki en esta noche de primavera invernal, donde las únicas flores eran las mujeres que iban de aquí para allá, provocando bienestar a todos. En ese pequeño grupo el que disfrutaba de todo era sin duda, Shun, el chonin, que tras los halagos y las miradas de Hikaru, ya lo tenían contento para el resto del día, o quizá de la semana. Se había reído y brindado por la ocurrencia de la geisha, por atreverse a hablar en otro idioma, a él le llenó de orgullo que reaccionara de buenas, lo cual no hacía mas que incentivar su interés por ella en situaciones semejantes, así que brindó en su honor.

El chonin charlaba con el médico en algún que otro espacio de tiempo, cuando los jóvenes y las geishas no atraían su atención, pero a él no le hacían falta palabras para saber que Tetsu se sentía complacido por ver a su hijo desenvolverse, e incluso atreverse a profundizar en temas que conciernen a las geishas, de hecho Daiki las conocía mejor que nadie, si es que pudiera atreverse a afirmar algo así.

Megumi dejó de prestarle atención a Hikaru. Dedicó posar su atención en Daiki, tras disculparse ante Umi por no dirigir sus palabras directa a ella, y alternó la mirada entre su hermana pequeña y el joven médico - Oh, no se preocupe señor Nakamura, es un halago también para su hermana mayor - Alargó la sonrisa hacia Umi y luego volvió a mirar al doctor - Ojalá sus palabras surtan efecto y Umi tenga un futuro exitoso, sería un buen deseo para el año nuevo que entra.

Umi por su parte sonrió asintiendo, como siempre - Gracias doctor, es muy amable - Añadió sin mas, ya que Megumi había adornado la frase como creyó mas correcta, que la joven maiko. La cortesía de las geishas siempre es llamarles de usted, mientras que los clientes podrían tratarlas como quisieran. Sin embargo, mas les valía no ser grosero con las geishas, pues si la geisha lo deseaba, podría tomar la decisión de no asistir allá donde se encuentre aquel que fue grosero con ella. Aunque eso también era extender malos rumores hacia ellas, por lo que deseaban que la noche fluyera con eficacia y cortesía a ser posible.

Megumi sabía lo que cada uno de los asistentes necesitaba y quería. Tenía experiencia y les conocía de sobra. Miraba a Tetsu que no siempre tenía buenos gestos cuando su hijo se atrevía demasiado en decir ciertas cosas, pero peor era su cara cuando hablaba el extranjero, y era ahí cuando ella brillaba, y robaba la atención del médico y que alguna cosa pudiera perturbarle. Incluso se rió con alguna broma de la geisha. Megumi también se aseguró de que Umi no metiera la pata aunque sin duda habían situaciones que eran incontrolables. Y también imposibles de enseñar en privado pues solo en situaciones difíciles se aprende, y debía comportarse. Hikaru era para Umi un aprendizaje intenso, sin lugar a dudas.

Solo alguien con experiencia entre geishas y visitas a las ochayas, sabría que las hermanas mayores manejan los hilos de sus hermanas pequeñas. Umi al principio se había sentado junto a Jinnai, lo cual a la mujer le pareció bien pues debía corregir su grave error por encima de todo. Aunque los encantos de Umi se vertieron fácilmente por la mesa, cuando creyó que tanto Daiki como Jinnai estaban suficientemente complacidos, la obligó a marchara a otra mesa junto a ella, y al volver la hizo sentarse junto a Daiki, posiblemente porque a Megumi no le haya gustado ver a Umi ruborizarse por las atenciones de Jinnai. O quizá podría haber sido decisión de la maiko tomar ese asiento. Es todo un misterio para los ojos que observan de cerca a la recién llegada maiko.

Las últimas geishas en aparecer abandonaron la sala, Mitsuki y Mika debían atender otro compromiso urgente. Así la sala se quedó algo vacía sin ellas, así que era el momento de presentar el baile de Umi.

A pesar de que Umi se encontraba sentada junto a Daiki, no dejaba de prestar atención a todos ellos, e incluso al final a Jinnai con sus palabras de regreso, se tomó su momento para responder. Tras unos minutos, Megumi se disculpó un instante antes de levantarse de allí - Si nos permiten, os dejaremos solos durante unos minutos, en breve Umi debutará al fin con el baile que tanto tiempo ha estado preparando. - Asintió con la cabeza y acto seguido invitó a Umi a levantarse de la mesa, para que fuera con ella hacia la tarima, que ya estaba preparada para la actuación.

Durante aquel cambio de posiciones, casi nadie pudo percatarse de que Sai abandonaba brevemente la sala para hacerse cargo de otros asuntos. Quizá fuera normal, debido al ajetreo del evento, debía atender a todos aquellos que solicitasen su atención, además de estar pendiente de todo, incluso de lo que no se ve.

En la tarima, Umi le llevó el shamisen a Megumi y comenzó a afinarlo, mientras la joven se preparaba para bailar con los abanicos. Cuando ambas estuvieron preparadas, las luces se atenuaron suavemente, lo que invitaba a los comensales a dejar sus conversaciones y sus platos quietos. Un foco de luz iluminó la figura de Umi que se encontraba con el rostro oculto entre sus largas mangas de seda. Y en cuanto comenzaron a sonar los primeros acordes del shamisen de Megumi, la joven comenzó a moverse, dando pie así a su primer baile.

Notas de juego

Turno renovado

Próxima actualización del turno: Sábado 19 de Mayo.

 

Me vais a perdonar si no respondo con los PNJs meticulosamente, pero de primeras no habría nada que añadir relevante y la conversación ya fluye entre los PJs por lo que hago un resumen. Con Umi responderé antes del finde.

Os informo. La escena se acabará este finde. Está bien que posteeis una vez por turno, pero de aquí al sábado os dejo postear para responderos cuanto queráis en estos tres días que quedan, podéis ir respondiendo a las conversaciones, ya de forma mas extensa o menos, pero tenedlo en cuenta por si os apetece. El sábado se terminará esta escena y daremos paso a las escenas privadas. Hablaremos todo eso en la escena de Kioto :)

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19/05/2018, 22:03
Kioto

La cena parecía ir perfecta, estaba resultando una velada maravillosa. Ya fuera gracias a Sai, o gracias a las geishas, o a los propios comensales que se esforzaban por olvidarse de sus problemas, aunque para algunos no era difícil puesto que el sake ayudaba facilmente a crear un buen ambiente distendido y festivo. Casi se habían olvidado que era fin de año, y que quienes quisieran, en algún momento de la noche, podría abandonar la Ichiriki para marchar al templo a hacer sus rezos correspondientes.

Pero era difícil pensar en los templos cuando la comida iba y venía, el sake se rellenaba una y otra vez, las hermosas damas se movían por la ochaya, y además bailaban al son de la música de un shamisen.

Umi realizó un baile precioso como debut. Al menos como maiko, una pequeña danza donde demostrase lo que había aprendido, y que no era más que el principio, la punta del iceberg de lo que una joven como ella, de ojos como el océano, podía llegar a ser, ya que su futuro era convertirse en geisha.

Los nervios de la joven maiko se disiparon lentamente, y es que bailar después de conversar con todos y aliviar las tensiones del primer contacto, ayudaba sobremanera. Aunque cometió algún que otro fallo de posición de pies, y movimientos de abanico, ejecutó un baile casi perfecto, del cual estaría orgullosa para siempre, y que quizá todos los presentes recordarían durante largas temporadas.

A excepción de un acontecimiento, que los dejaría a todos perplejos.

Justo después de que Umi cerrase suavemente sus abanicos, y terminase su danza con una sonrisa, alguien apareció abriendo la puerta estrepitosamente. La puerta de papel que se encontraba detrás de la mesa principal (donde se situaban Akiko, Daiki, Leviticus y Jinnai) se abrió dando paso a una mujer, que se sujetaba a la puerta como si le fuera la vida en ello. Miró a todos con ojos horrorizados y jadeaba costosamente. Su cabello estaba despeinado, sus ornamentos removidos, y sus ropas... sus ropas se veían extrañas. El color verde oliva de su kimono estaba teñido. Se trataba de Mika, la maiko de Mitsuki, las geishas que se marcharon casi al final de la noche para atender otro evento.

Todos los allí presentes se tensaron, Sai se quedó a esperas de que dijera algo, sin pensar en que estuviera ocurriendo algo malo, quizá estuviera ebria por eso se mantuvo al margen, pero el shamisen de Megumi se había detenido, y la sonrisa de Umi desaparecía por momentos mientras sus ojos se mantenían fijos en la mujer, y sus manos temblaban suavemente. Las luces se encendieron, y entonces el cuerpo de la joven maiko cayó encima de la mesa, al lado del chonin y frente al doctor. El sake se volcó por todos, la comida saltó. Ellos pudieron ver que las manchas de su kimono no eran otra cosa si no sangre y temían porque estuviera muerta.

Tetsu, tras reponerse del susto, enseguida tomó el pulso de su cuello comprobando los latidos de su corazón. Efectivamente y por suerte, seguía con vida. Fue justo en ese momento en el que Sai corrió hacia allí para recogerla y llevársela.

Umi no recibió aplausos, solo miradas de asombro que se llevó otra maiko, que no era ella por su baile o su mirada peculiar, si no por una maiko ensangrentada, además de gritos horrorizados. Megumi se levantó y dejó el shamisen a un lado, yendo hacia su hermana menor y ayudándola a moverse ya que se había quedado petrificada. Le quitó los abanicos y le dijo que ayudase a recoger a la joven y la mesa. Tenían que imponer normalidad.

Sai lentamente se llevó el cuerpo de la joven gracias a Tetsu, y Shun que la ayudaron a levantarla. Tetsu miró un segundo a su hijo, no le pidió ayuda directamente pero sus ojos hablaban de ello. Mientras Sai casi hacia lo mismo con Hikaru. No eran órdenes directas, pero si peticiones silenciosas.

En cuanto la muchacha desapareció, el resto de geishas corrieron para dar por concluida la cena, disculpándose por lo sucedido por lo que se inclinaron rápidamente, clavando las rodillas, las manos y por poco la cabeza en el suelo. Una súplica abosluta. Megumi hizo lo mismo tras unos instantes de duda, ya que quiso a ayudar a recoger y a hablar con los comensales, pero decidió imitar a las trabajadoras. Umi acto seguido la imitó, y se inclino de igual manera. Todas sentadas en el suelo pidiendo perdón con todo su cuerpo.

En ese momento los comensales que no iban a ayudar, debían salir de la Ichiriki. La fiesta había terminado.

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22/05/2018, 09:57
Hikaru

Hikaru sentía una envidia silenciosa ante el baile de Umi. No quería mirarla, debía antender a sus invitados, se decía, pero no podía evitarlo. Quería ver como se las apañaba la niña bastarda con algo más que no fuera tontear de forma indecente con los invitados.

No lo hacía mal. Bueno, no era un baile perfecto, pero en esas imperfecciones, en ese halo de florecilla frágil, residía su encanto. Como un pajarillo exótico que estaba fuera de su ambiente. Al día siguiente podía amanecer muerto, y eso le daba más valor a cada momento... Y en ese momento se abre la puerta con gran descortesía. Le molesta que ocurra eso, aunque pudiera fastidiar el número de Umi. Pensar eso es vanidad. Ella se debe al Ichiriki. A sus invitados. ha de estar por encima de los celos.

En un primer momento cree que Mika ha volcado algo y se ha manchado. Piensa que es una necia por dejarse arrastrar por la situación en lugar de centrarse y sobreponerse, pero su expresión... Y entonces se cae. Aquello es sangre.

Se crea un gran revuelo e Hikaru se mantiene inmovil como una estatua de sal. Una rotura del protocolo tan escandalosa no sabe como abordarla. La muy desconsiderada debería de haberse dejado caer en las dependencias de la servidumbre o bien otro lugar donde no molestara a los invitados. Que desconsiderada.

Hikaru observó la mirada suplicante de Sai y eso rompió su cadena de pensamientos. Volvió en si, deshaciéndose en disculpas hacia los invitados mientras cubría con su presencia a Mika, a la vez que ayudaba de forma delicada, casi imperceptible, a trasladar a la herida. Quería evitar por más tiempo la visión de la mujer herida. Se iban a llevar todos esa imagen de aquella celebración. Aquello era un desastre.

¿Qué ha ocurrido? Era la pregunta que Hikaru se repetía una y otra vez. ¿Qué ha visto esta niña para que la hayan atacado?