Partida Rol por web

Siqua sine socio, caret omni gaudio

La Taberna de Irati

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26/05/2014, 13:59
Director

Marzo de 1347

Parte Alta de Pamplona.

En las afueras de la villa hay un tugurio junto al río Arga donde se puede comer caldo de chistorra a muy buen precio y no de muy mala calidad. El problema fundamental del tugurio, no es tanto la comida ni la ubicación - está alejado y por lo tanto hay poca mierda porque la gente va a cagar al río - sino la ralea de indeseables que la frecuentan. Lo peor de Pamplona, del Reino y de todo el Norte y más allá. Criminales, delincuentes, mancebos, mancebas, sodomitas, ladrones, pilluelos, tunantes, vagos, embarazadas, brujas, putas, embaucadores, bufones, pseudo-trovadores, caballeros empobrecidos, bandidos, asaltantes... lo peor de lo peor.

Los alguaciles y los fieles del Corregidor no se atreven ni a acercarse, es más, rara es la noche que no rajan a algún desgraciado en uno de sus oscuros rincones. El dueño del establecimiento, un antiguo soldado de nombre Irati, da unas monedas a un chavalín llamado Aimar para que entierre a los sacos de mierda que mueren casi a diario. Vamos, que tienen un enterrador a sueldo.

¿El interior?

Apenas dos caballetes larguísimos flanqueados por  dos bancos a cada lado y una docena de mesitas hechas una verdadera mierda y con taburete de madera de malísima calidad medio "cojos" que se mueven en todas direcciones, lo que sumado al efecto etílico hace que todas las noches alguno se despeñe.

Hay una moza: Eva, regordeta y desdentada, anchas caderas de haber tenido hijos, gruesos pechos y una cara horrenda medio picada por los granos de alguna enfermedad contagiosa ya pasada. Eva se encarga de servir las mesas y de limpiar la sangre, vómitos y restos de vino y cerveza del suelo con cubos de agua o echando serrín, así que el suelo de la taberna es una pasta repugnante hedionda que se pega a las suelas de las botas de todos los que la frecuentan.

Itari es más bajo de lo normal, pero tiene un pecho "palomo" hacia afuera que le da un aspecto cómico y unos brazos como troncos de un árbol no tan joven. Muchos le han visto dar más hostias que el prelado de la Catedral en Misa de Gallo. Se vanagloria de haber matado en combate a una veintena y a algún que otro cliente molesto o con pocas monedas. Es locuaz y bebe más de lo que sirve, por lo que a partir de la anochedida ya está borracho y tatareando una cancioncilla que algunos dicen que es la que se canta de marcha en el ejército del Rey.

Hoy es una noche especialmente atípica, hace muchísimo calor para estar en Marzo, la puerta está abierta para que entre algo de aire pero el hacinamiento es tal, que apenas se nota y todos los presentes sudan a chorros mientras beben el meado calenturiento que pone diciendo que es cerveza y el vino que a la segunda jarra te hace ir al río a "deshechar una hipótesis" de los retortijones que da.

Notas de juego

Un post de ambientación.

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27/05/2014, 17:44
Bieito Prada

Bieito está sentado en una de las largas mesas, entre un borracho dormido y otro tipo que, al igual que él, come sin hablar con nadie. Bebe una cunca de vino, muy amargo y caliente, mientras se toma el caldo de esa especie de chourizo, pero más alargado y delgado. Eso sí sabía bien. Y era barato.

Debido al calor, tiene las ropas más gruesas a un lado, pero sobre la bancada, pues una cosa es pasar penurias, y otra embarrarse como un cerdo.

Había llegado aquí tras mucho caminar, y debería haber hecho casoa los caminantes que le indicaron que no parara aquí, pero su bolsillo no le daba para más. "Necesito encontrar trabajo pronto" pensó mientras recontaba mentalmente el poco dinero que le debía quedar.

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27/05/2014, 20:38
Juan Entralgo

Me limpié las botas en la puerta antes de entrar a aquel antro. Puta mierda. Venía del lodazal en el que se había convertido el Arga, de asaltar a un par de desgraciados que estaban allí defecando, supongo que por los efectos del vino del local (que era único sitio para echar un trago que había por allí cerca). Tuve la decencia de esperar a que terminaran de cagar antes de aparecer con mi hacha y pedirles la bolsa, pero a juzgar por sus caras y la reacción de sus estómagos, pareció que aún no habían terminado de hacer de vientre, porque se fueron otra vez por la pata abajo.

Cuando conseguí despegar de mis botas suficientes excrementos, entré. El hedor a perros muertos me abofeteó en la cara, y eso que yo llevaba no sabía ni cuanto si bañarme y las botas llenas de mierda, con lo cual podéis imaginar el olor a rancio que desprendía aquel tugurio. El calor sofocante que hacía tampoco ayudaba, pues estaba yo sudando como un cerdo, y no quería imaginarme a quien estuviera allí dentro, en lo que parecía un cocedero. Pero era lo que había, y yo acababa de conseguir jugosas monedas que gastar en putas y bebida.

Me senté en uno de los taburetes para darme cuenta de que estaba cojo demasiado tarde, y para darme cuenta también de lo inútil que había sido el limpiarme las botas de entrar. Casi estaban más limpias antes de pisar aquel suelo. Escrutiné a la fauna local mientras me desenredaba la barba, y no me sorprendió lo que encontré: escoria, a la que me acababa de unir yo. Antes de pedir nada de beber y que se me descompusiera el estómago, eché un vistazo a las rameras, a ver si alguna merecía la pena. La moza que servía las mesas me servía perfectamente (que no era yo sibarita en cuanto al fornicio), pero el dueño estaba por allí, y bien podía ser su marido, por lo que preferí no hacer tintinear mi bolsa, al menos por el momento.

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29/05/2014, 00:59
Mikel Ramírez

El fideputa barbudo se me había adelantado. No poco rato llevaba acechando a esos dos almas perdidas que defecaban cuales cabras montesas el aguado vino que se sirve en el cuchitril de Itari. ─¿Un hacha? no me jodas ─el barbudo era efectivo, para que negarlo. Era pura brutalidad y corpulencia, pero carecía de la sutileza y gracia necesaria en el arte del latrocinio.

Al entrar en la taberna mis botas se encontraron con una masa viscosa, entre verde y marron, y cuyo olor hacía imposible discernir si se trataba de escrementos, vómitos, o cualquier otra cosa aún peor. No me molesté si quiera en limpiarlas. Non tendría sentido alguno. Aquello me hizo entender que arte era una palabra completamente fuera de contexto y lugar...

Me dirigí a la barra ─¡Eva! ¡que sean dos jarras de vino! ─inquirí a la tabernera, no sin guiñarle un ojo, que bien sabía yo que mi presencia no solía disgustar a las mozas. Ésta me recordaba a la moza de mi pueblo con la que había perdido el virgo. Era aquella también generosa de pechamen y anchota de caderas. Suerte que al menos la cara de la mía no parecía haber sido picada por una bandada de cuervos.

Tras recoger las jarras y soltar el sonante me acerqué a la mesa desde la que el barbudo parecía inspeccionar el "ganado" que por allí se movia. Me senté sin preguntar, y trás hacer chocar una de las jarras contra la mesa frente a la cara de mi nuevo "amigo" levanté la mía esperando que él hiciera lo mismo ─¡Por las putas et los negocios! ─exclamé a modo de brindis.

Notas de juego

Diga el tabernero cuanto se debe ;)

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29/05/2014, 09:03
Juan Entralgo

Me sorprendió la invitación de aquel joven que entró a la taberna tras de mi. No era yo hombre demasiado sociable, mas mucho menos era yo hombre de rechazar vinos, por más calientes que el meado que estuvieran y más aguados que el mismo Arga. Levanté la copa junto a la suya, y respondí a su brindis.

-Por las putas et los negocios, amigo.

Cuando el vino pasó por mi gaznate, entendí las cagaleras del personal de los alrededores. Intenté evitar pensar en la limpieza que podían llegar a tener aquellas jarras, viendo el estado del suelo, los taburetes y las mesas, y seguí bebiendo, pues estaba sediento.

Volviendo a dejar la jarra sobre la mesa, me llamó la atención el aspecto de mi nuevo acompañante. Era distinto a los demás, llamaba la atención dentro de la taberna. Ni una cicatriz y todos los dientes, incluso podía discernirse más piel que mugre en su rostro, muy al contrario que el resto de escoria del local. ¿De dónde había salido este tipo?

Extendí entonces mi mano a modo de saludo, esperando que me devolviera el apretón correspondiente.

-Juan Entralgo.

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29/05/2014, 09:24
Mikel Ramírez

─Mikel Ramírez ─respondí al barbudo.

─De negocios precisamente vengo a fablarvos. ¿Sabedes esos dos a los que habéis levantado la bolsa mientras fazían de vientre? ─acariciaba suavemente el borde de la jarra con el dedo índice mientras hablaba con el barbudo ─esos dos eran mios. Tiempo llevábales acechando et vos habéisme levantado tales presas.

─¿Cómo arreglaremos tal asunto? ─clavé mis ojos en el barbudo.

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29/05/2014, 09:42
Juan Entralgo

Me entró la risa y no pude si no escupir el vino que tenía en la boca sobre el asqueroso suelo. Me pasé el dorso la mano por la boca para secarme el bigote y la chorreante barba mientras recuperaba la compostura. Al fin entendí la invitación de aquel bribón, que no era con otro fin que el de sacarme los dineros.

-Mirad, carita de princesa, id a reclamar a aquellos dos desgraciados el no haberse dejado coger antes, pero no me toquéis los cojones. Aquestos dineros -hice tintinear las monedas en la pequeña bolsa en la que las portaba- agora me pertenecen, et bien que he ganádomelos metiéndome hasta la cintura en aquel lodazal de mierda que es la rivera, donde, por cierto, no vos vi acecharles. La próxima vez habréis de ser más rápido, compañero.

Choqué de nuevo mi jarra contra la suya, derramando algo de vino sobre la ya suficientemente pegajosa mesa, y volví a beber.

-Tenéis huevos de venir aquí a reclamarme lo que es mío, Mikel, y eso me gusta. La próxima corre a cuenta de nuestros dos amigos comunes, si así lo queréis -volví a menear la bolsita de los maravedíes-, mas non veréis ni un mareví más de aquestos que tintinean.

Volví la vista hacia las rameras del local, y volví a dirigirme al zagal.

-¿Tenéis alguna preferencia, o también vendréis a reclamarme a la hembra cuando la esté montando?

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29/05/2014, 10:02
Mikel Ramírez

Sonréi al escuchar las bravuconadas del barbudo. Era lo esperado.

─Non se trata de rapidez, compañero, sino de sutileza. Cosa de la que vos andáis bastante falto, ansí como de buen paladar capaz de captar el rastro del arsénico que he vertido en vuestra jarra. ─mi sonrisa se amplió aún más tornandose ahora maliciosa ─si pensáis cabalgar alguna de las mozas fazelo con prontitud, pues cuanto haga efecto el veneno vuestro hígado comenzará a inflamar, sentiréis gran dolor al orinar sangre, et tras algun que otro desmayo acabaréis muerto en el sucio suelo de aqueste estercolero.

Miré mi jarra, la cual seguía acariciando con los dedos. La alcé en dirección a mi boca, empero la detuve justo antes de acabar su contenido de un trago; ─En aquesta mi jarra está vertido el antídoto. Decidme entonces que será; ¿devolvéisme los cuartos o preferís gozar de una divertida agonía? Si se vos ocurre trato mejor soy todo oídos.

─Me caedes bien Juan Entralgo. ¿Para qué negarlo?.

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29/05/2014, 10:42
Juan Entralgo

He de reconocer que por un momento me asusté al escuchar las palabras del chico, pero, tras pensarlo fríamente e intentando desbaratar su treta, no me amedrenté ante aquellas amenazas. Al fin y al cabo, deduje, no era más que un buscavidas como yo, sólo que, en vez del filo, este intentaba ganarse las monedas con su labia.

-Al menos moriré como siempre quise vivir: con la panza llena, monedas en el bolsillo y mi virilidad dentro de una buena moza.

Sonreí, algo poco habitual en mí: me gustaba el juego que se traía el tal Mikel. Quizá solo por ello, y no por sus amenazas, compartiera más de una copa (o fulana, si es que su precio se ajustaba a su aspecto) pagadas de mi bolsillo con él, si es que en verdad no mentía. Y en caso contrario, ya me encargaría de arrastrarle conmigo al infierno antes de caer muerto en aquel pozo de podredumbre.

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29/05/2014, 10:56
Mikel Ramírez

¡Ja! sodes hombre de cuajo Juan Entralgo. ¡Vive dios si lo sodes!. ─bajé mi jarra con fuerza y la dejé frente al barbudo ─acabaos la mia jarra, non sea que privemos al mundo de vuestra hacha antes de tiempo. ─busqué con la mirada a la tabernera.

¡Eva! ─al parecer la pechugona no me oía con tanta algarabía y trajín ─¡Eva! ¡otras dos aquí! ─dije refiriéndome a otras dos jarras, aunque a juzgar por la cara de Entralgo hubiera preferido dos mozas.

¿Qué vos trae por aquestos lares Juan? ¿Acaso algo en concreto, o lo mismo que al resto de cerdos de aqueste chiquero? ─preguntéle mientras esperaba las ansiadas jarras.

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29/05/2014, 11:08
Director

Irati gruñó como forma primitiva de asentimiento o prueba de conformidad o ambas cosas y fue sirviendo las jarras. Un grupo de desarrapados entró en la taberna, eran tres y dos entraron y se sentaron en una de las largas mesas mientras que el otro acalorado se quedó en el umbral de la puerta. Poco después, alguien le pegó un tremendo empujón que le hizo entrar a la carrera y chocar con varios de los que estaban apoyados en la barra.

El hombre que había empujado al indeseable era un soldado, iba con una coracina de buena factura y portaba en su mano izquierda una lanza corta. Detrás de él venían otros cuatro con hachas, cuchillos en el cinto y uno de ellos con una espada. Los cinco soldados se agolparon junto a la puerta y parecieron formar un semicírculo para dejar paso al personaje que veía detrás. Todos los soldados llevaban sorbevestes con una franja amarilla y otra franja morada. Muchos de vosotros reconocísteis los colores: la casa de Garcés, el Marqués de Estella.

El personaje que iba detrás era Don Íñigo Garcés, el propio Marqués de Estella. Uno de los hombres más poderosos del Reino y según dicen, uno de los principales hombres de la Reina, uno de los pocos que gobiernan el reino en su nombre. Va vestido con una riqueza, con una telas llamativas y vistosas, con un sobreveste con su escudo de armas con los mismos colores que los soldados y posee una figura imponente y un carisma que inunda toda la sala con su mera presencia. Se hace el silencio. El hombe parece buscar con la mirada algo o a alguien. Su mirada se va posando en todos los presentes.

Notas de juego

* En estos años domina la casa de Évreux Navarra. Son reyes franceses que viven en Francia y gobiernan Navarra a distancia. Acaba de morir Felipe III y está reinando Juana II pero el gobierno en realidad, lo dispensan varios nobles que cada uno va por su lado. Íñigo es uno de ellos, de los más importantes.

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29/05/2014, 11:29
Juan Entralgo

Bebí la jarra con avidez y sonreí tras eructar sonoramente. Nunca lo reconocería, pero me quedé mucho más tranquilo después de degustar la copa de aquel pícaro... sólo por si acaso.

-Non soy más que otro cerdo más en aquesta pocilga, me temo.

Mis palabras se vieron interrumpidas la pomposa entrada de gente de aquella guisa en un lugar de tal calaña. Me fijé en los soldados buscando algún rostro desagradablemente conocido, pues bien conocía yo el ejército y las gentes que en él se alistan, mas, aunque no supe identificar la heráldica de sus uniformes (llevaba yo poco tiempo por los alrededores como para conocer a los nobles locales), enseguida me di cuenta de que el hombre que parecía estar al mando debía ser alguien importante, por el escudo de armas que portaba en sus lujosos ropajes.

-¿Et aquestas bellas doncellas qué facen por aquestos lares? -no eran de mi agrado los nobles con pomposas vestiduras, manos bien cuidadas y rostro rasurado- Van a mancharse sus vestidos nuevos de mierda, me temo... -susurré al jovel con el que compartía mesa, teniendo el máximo cuidado para que ninguno de ellos me pudiera escuchar, pues seguro que el zagal sabía más que yo de quién podrían ser.

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29/05/2014, 11:44
Mikel Ramírez

¿Escucháis eso Juan? Es el tintinéo del sonante. ─El tintinéo del sonante y el hedor de la nobleza; esos privilegiados nacidos en alta cuna cuyo linaje les permitia hacer y deshacer a su antojo. Los odiaba y envidiaba a partes iguales...

Algo me dice que a aqueste viene a casa del Irati a buscar perros de presa; mercenarios prescindibles para alguna de sus lides. Non ocúrreseme otra cosa que pudiere haber perdido el marqués de Estella por aquestos lares. ─esta era una buena oportunidad para conseguir algo de dinero y, quien sabe, si salía bien la cosa para medrar a la sombra del noble ─si es tal el caso, habemos de ser nos los elegidos.

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29/05/2014, 12:06
Rafael de la Vega

Llegando a la Taberna vi entrar a unos soldados escoltando a alguien, por la sobreveste y la buena manufactura de sus armas seria un noble, tardo un par de minutos antes de que mis pasos se volviesen a mover, no queria estar muy cerca de la presencia del noble, no hay muchos de ellos que le guste toparse con la plebe y no queria llamar la atencion de la cuenta, ya que mi hacha poco me ayudaba a ellos, al momento me dispongo a entrar en la Taberna y echo una ojeada a la Taberna, con mi mirada busco una mesa libre y me dirijo hacia alli y de camino encuentra a la Tabernera que se topa en camino, le sonrio y le agarro por la cintura a la moza mientras le digo...

No hay mejor cosa en esta comarca que encontrar una bella dama sirviendo la bebida, traeme algo bueno aquella mesa esta vacia, y que nunca se te borre esa preciosa sonrisa de tu cara, ya que es lo que ilumina esta Taberna jajaja

*Tras eso le guiño un ojo y me dirijo hacia la mesa vacia que le habia indicado a la Tabernera.

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29/05/2014, 18:39
Bieito Prada

Bieito levanta la vista cuando entran los soldados... Un par de ellos no hubieran tenido cojones a entrar aquí... "Seguro que son un puñado" piensa. Efectivamente entran 5, bien armados, y detrás, un noble.

O nos queman a todos, o nos fuerzan a ir a la guerra o vienen a buscar a desesperados para un trabajo que no quieren hacer sus soldados... murmuró Bieito al tipo que estaba al lado. "Y espero que sea lo último" pensó.

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29/05/2014, 19:32
Juan Entralgo

-Non importaríame facer trabajo sucio por unas cuentas monedas -dije a Mikel, cruzando las piernas y viéndome la mierda de las botas de nuevo-. Al fin y al cabo non será más sucio que este...

Observé que no era el único que murmuraba en la taberna, y que además acababa de entrar otro hombre que no tardó en manosear a la tal Eva, como la llamaba Mikel. "No toques la comida si no te la vas a comer, fideputa", pensé furioso, pues lascivas eran mis intenciones para con la tabernera, mas me mantuve en silencio. Esperaba ver qué se traían entre manos tan importantes personalidades aquí, en lo que probablemente fuera el mayor pozo de mierda de toda Pamplona.

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30/05/2014, 13:19
Íñigo Garcés

Cuando uno de los soldados iba a decir algo, el hombre le puso la mano en el hombro casi con cariño o como un gesto fraternal y carraspeó para anunciar

- Algunos dicen que los que vienen aquí son escoria -murmullos entre los presentes -¡PERO YO SÉ QUE MIENTEN! este lugar está plagado de hombres válidos y apuesto a que ávidos de ganar unas monedas. ¿Estoy en lo cierto? - asentimientos y algunos "síes" -me hallo enfrascado de gentes diestras con las armas y cortos de lenguas. ¿Hay gente así aquí? ¡Apuesto a que sí!

Hizo un gesto a varios de sus hombres en un hueco que había en uno de los bancos y éstos se dedicaron a echar a todos los que estaban sentados en el banco para dejar sitio al noble

-yo me sentaré allí -dijo señalando el banco -y propondré una buena empresa a todos aquellos que estén dispuestos a serme fieles y a sangrar por mi causa.

Avanzó hasta el lugar con el tintineo tan característico de tanto metal como llevaba encima y simplemente cogió una de las jarras que había, que pertenecía a otro y en un gesto de confianza en su salud - podía coger de todo de aquellos tunantes - le dio un buen trago mientras esperaba.

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30/05/2014, 13:43
Mikel Ramírez

Aquellas palabras fueron como escuchar caer las primeras gotas de la lluvia sobre un seco y agrietado terreno. Golpeé el hombro de Juan con alegría ─La suerte sonríenos, empero non pequemos de incautos et non seamos los primeros que acércanse al noble. Gustan aquestos siempre de jueguecitos et artimañas ─miré en derredor, sopensando a cada uno de los allí presentes y valorando sus capacidades. Creí tener al puesto asegurado junto al de Garcés, pues aunque habían varios hombres que parecían capaces en la taberna, el resto no eran más que escoria de estercolero ─non habremos de tener problema, al menos eso credo. Lleno de inútiles anda el antro de Irati ─dije a mi compañero de mesa, quien lucía impaciente por abordar la mesa del noble.

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30/05/2014, 15:05
Juan Entralgo

-La vuestra lengua et picardía regateará los cuartos justos por el a buen seguro sucio trabajo, et el mío hacha será la que sesgue cuantos pescuezos sea menester -afirmó Juan a su compañero de mesa-. Mas sí, esperemos. Aquel tipo -referíase a un hombre que bebía de aquel repugnante caldo de chistorra-, el de los gruesos ropajes junto a él, en la bancada... Bien parece ansioso también por aceptar el trabajo. Dejemos que sea él quien se acerque.

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30/05/2014, 22:13
Rafael de la Vega

Cuanto la moza me trae la jarra de cerveza le sonrio y le guiño un ojo, entonces escuche las palabras del noble ofreciendo un trabajo...[i]Vaya un Marque buscando a hombres que sepan empuñar un arma, es mi oportunidad[/b] COjo mi jarra firmemente y me levanto del asiento y me dirigo hacia la mesa donde se encuentra el Don Iñigo y cuando llego hago una pequeña reverencia antes de sentarme y cuando veo un signo de aceptacion, me siento, marco una amplia sonrisa, y me dispongo a hablar...

Don Iñigo Garcés, Marques de Estela si no me equivoco por vuestra heraldica, es honor para mi conocerle en persona, grandes palabras ronda por estas tierras sobre su persona, MI nombre es Rafael, Rafael de la Vega, y no he podido resistir el venir, ya que la oferta que vos habeis ofrecido es muy interesante, ya no solo por la paga sino por el honor de servir a un grande de las Españas es por lo que deseo ese trabajo.*Intento en todo momento guardar ciertos reglamento de etiqueta basicos que mi padre me enseño para un dia tan grande como este, para quedar lo mejor posible ante sus ojos...